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INSTRUCCIONES PARA REALIZAR LA RELAJACIÓN

MEDIANTE
LA TÉCNICA DE INDUCCIÓN HIPNÓTICA
Prepárate a dedicar un tiempo para ti, para calmar tu cuerpo y para calmar tu
mente. Se trata de un tiempo tuyo, solo tuyo, en el que podrás entrar en el ritmo
de la calma, del sosiego, de la tranquilidad, de la relajación profunda y de un
estado que, en algunos momentos, puede parecerse al sueño, aunque es diferente
al sueño. Puedes disponerte a disfrutar de ese estado que aprendes a provocar en
ti mismo. Deja simplemente que las cosas ocurran. Comienza por encontrar una
posición cómoda. Te resultará de utilidad sentarte en una silla o en una butaca
que te permita tener apoyados los pies en el suelo completamente y las manos
descansando plácidamente sobre las piernas.
Es conveniente que la espalda se encuentre recta, la espalda recta y la cabeza
quieta. Encuentra tu posición cómoda, aquella que permite que los músculos se
aflojen, blandos y relajados, flojos, blandos y relajados. Cuando hayas
conseguido encontrar tu posición cómoda, podrás cerrar los ojos lentamente.
Muy bien. Cierras los ojos. Ahora, con los ojos cerrados, inspiras aire
profundamente, incorporando tanto aire como te sea posible. Retienes el
aireBienestar? dentro de ti, lo retienes y lo vas dejando salir poco a poco,
lentamente, mientras te vas hundiendo en el asiento cada vez más y notas cómo
tus músculos se aflojan y van quedando blandos y relajados. Sigues respirando
así, profundamente: incorporas el aire al inspirar, lo retienes y vas sacándolo de ti
lentamente, al mismo tiempo que experimentas la sensación agradable de
hundirte en el asiento. Se aflojan los músculos y van quedando cada vez más
profundamente relajados, flojos, blandos y relajados, los músculos cada vez más
profundamente relajados. Cada vez que expulsas el aire al respirar, la relajación
de tus músculos se va haciendo más profunda, profunda y agradable, profunda y
agradable. A partir de ahora puedes dejar que la respiración se regule sola, sin
tener que hacer nada para que sea más rápida o más lenta, menos profunda o más
profunda y regular. A partir de ahora tu cuerpo decide por sí mismo cómo habrá
de ser el ritmo y la profundidad de la respiración. Tu cuerpo respirará solo, a su
ritmo. Mientras respiras cómoda y relajadamente puedes darte cuenta de la
sensación de abandono y flojedad agradable de tu cuerpo. Y mientras
experimentas el abandono y flojedad agradable sigues escuchando mi voz. Y
cada vez te resulta más sencillo escuchar mi voz sin necesidad de tener que
prestarle atención. Y puedes comprender todo lo que te digo sin necesidad de
hacer ningún esfuerzo, dejándote llevar por la inercia de tu cuerpo relajado,
agradable, relajado profundamente, cada vez más profundamente. Y, mientras
tanto, todo lo que puedes oír a tu alrededor, todos los ruidos y sonidos que
puedan existir a tu alrededor, va formando parte ya de tu experiencia de bienestar
y relajación. Nada te molesta, nada te distrae. Puedes notar tu respiración, puedes
prestarle atención unos momentos y observar cómo es fácil abandonarte a las
sensaciones agradables de la relajación, del abandono, del dejarte llevar, del
sosiego que tú mismo te produces, simplemente dejando, permitiendo, que tu
cuerpo y tu mente fluyan. Ahora solo existe la sensación de bienestar. Te vas
permitiendo concentrarte plácidamente en el ritmo de la respiración. La observas,
te das cuenta de cómo es el fluir del aire. Resulta interesante continuar notando tu
respiración. La entrada y la salida del aire, la inspiración y la espiración. Tomas
consciencia, te das cuenta de la respiración. Y notas, cada vez que expulsas el
aire, cada vez que espiras, cómo tu sensación de bienestar se va haciendo más
profunda. Cada vez que espiras, la experiencia de bienestar va siendo más
profunda, más profunda y agradable.
Si te das cuenta, si te fijas atentamente, puede que hayas comenzado a
experimentar algunas sensaciones interesantes en alguna de las manos o en las
dos manos. Es una sensación agradable, como un calor agradable. Esa sensación
agradable va extendiéndose desde la punta de los dedos hasta el resto de la mano
y la muñeca. Es una sensación como un hormigueo, una agradable sensación de
hormigueo que se va extendiendo por toda la mano agradablemente. Esa
sensación de hormigueo agradable quizá la puedes sentir también en la boca y en
los labios. Es posible también que esa misma sensación la experimentes en la
planta de los pies. Muy bien. La sensación de hormigueo agradable y de bienestar
se va extendiendo por todo tu cuerpo. Mi voz forma parte ahora de tu bienestar.
Escuchas mi voz sin esfuerzo y mi voz forma parte de tu bienestar.
A partir de ahora puedes escucharme atentamente o solo mantenerte en esa
situación, como de flotación cómoda, esa situación de abandono agradable que
experimentas. En todo caso, tanto si me escuchas con atención como si decides
abandonarte, una parte de tu mente siempre escucha mi voz sin esfuerzo, aunque
dejes de prestarle atención. De la misma manera que tus ojos te permiten ver
aquello que se encuentra fuera de ti, puedes imaginar que dispones de un ojo que
es capaz de mirar dentro de tu mente. El ojo de la mente que mira los
pensamientos, las imágenes, las sensaciones de tu interior. Se trata del ojo de la
mente. Es el ojo que utilizas para darte cuenta de qué piensas, cuáles son las
emociones que experimentas, qué sensaciones tienes, qué preocupaciones. Es el
ojo que utilizas para darte cuenta de que tu mente está activa. Es el ojo que te
permite darte cuenta de que estás pensando cuando estás pensando. El ojo de la
mente, a medida que te vas relajando, es capaz de permitir que veas imágenes,
que sueñes, que observes tus pensamientos. Igual que tus ojos físicos, tu ojo de la
mente también puede cerrarse, también puede sentirse cansado y con ganas de
cerrarse plácidamente, de relajarse y descansar. Ahora comienza a cerrarse,
suavemente, poco a poco, despacio, va cerrándose y tú vas experimentando cómo
tu mente se cierra a todos los pensamientos que podrían distraerla, a todas las
imágenes que van y vienen. El ojo de la mente se cierra, poco a poco, lentamente,
y, al mismo tiempo, la mente va quedando completamente clara, desocupada de
pensamientos o de imágenes extrañas. El ojo de la mente se va cerrando cada vez
más, cada vez más. Al mismo tiempo, tu mente se va sintiendo tranquila y en
paz. Tranquila, tranquila y en paz. Puedes experimentar la paz, la tranquilidad y
el sosiego. Ahora se cierra complemente el ojo de la mente, completamente
cerrado, suavemente, suavemente. Y puedes experimentar una profunda
tranquilidad, profunda, profunda tranquilidad que te permite un abandono suave
y dulce. Ahora van quedando fuera todos los pensamientos y todas las imágenes
que puedan distraer o interferir la relajación y la tranquilidad que vas obteniendo.
La tranquilidad, la relajación, el suave abandono que tienes, el suave abandono.
A partir de ahora puedes dejar que tu mente genere las imágenes que prefiera,
aquellas que te ayudarán a estar cada vez mejor, tanto física como mentalmente.
Puedes permitir que tu mente inconsciente genere imágenes. Tú dejas que
aparezcan sin intentar dirigir las imágenes y los contenidos que genera tu mente
inconsciente. Dejas que las imágenes, los pensamientos, las ideas, puede que los
recuerdos, aparezcan y desaparezcan en tu mente. Y después, quizá lo recuerdes,
o puede que lo olvides. Es lo mismo. No importa. Recuerdo u olvido. Dejas que
tu mente genere imágenes, pensamientos, ideas, recuerdos que aparecen de forma
espontánea, permitiendo que fluyan, que fluyan, simplemente dejando que
fluyan. Al mismo tiempo que las imágenes y los pensamientos fluyen, de tu
cuerpo va surgiendo una especie de vapor que, a través de tus pies y de tu ropa,
se escapa de tu cuerpo y arrastra con él las tensiones innecesarias, las ideas
obsesivas que pueden estar en ti de manera insistente, las preocupaciones
exageradas y desagradables, los pensamientos que te pueden hacer sentir
excesivamente responsable de las cosas o que te dicen que no eres suficiente, y
los nervios, las prisas, la ansiedad, el miedo, los miedos. Todo, todo eso es
arrastrado por el vapor que sale de tu cuerpo a través de la piel y de la ropa. Todo
sale y se disuelve, se disuelve, se disuelve. Sin necesidad de hacer nada
especial, solo dejando que ocurra. Y ahora puedes mantenerte un tiempo en este
estado agradable, dejándote llevar por tu mente inconsciente, experimentando el
bienestar, dejándote llevar sin esfuerzo

Y dejas que tu mente genere imágenes, pensamientos, ideas que aparecen de


forma espontánea, simplemente dejando que fluyan, que fluyan, simplemente
dejando que fluyan.

Cuando decidas terminar la sesión, puedes contar mentalmente desde uno hasta
cinco. Al llegar a cinco, abres los ojos, recuperas el tono de tus músculos y
experimentas la tranquilidad, el sosiego y la seguridad en ti. Cuando lo desees,
puedes incorporarte a tus actividades sintiéndote en actitud de alerta tranquila y
con energía.

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