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La actitud terapéutica

I.II. LA ACTITUD TERAPÉUTICA

Ante todo el facilitador requiere haber vivido previamente una purificación que implica asentir al
mundo tal y como es, con la alegría y el dolor, con la salud y la enfermedad, con la vida y la muerte.
El asentimiento al mundo tal y como es le da serenidad al facilitador, sin esperar un resultado.

Una atención amorosa sin pretensiones de poder. Es una atención sin miedo y sin intenciones.

El trabajo en constelaciones familiares se dirige a las soluciones y eso requiere mucha empatía,
respeto y total discreción. Las soluciones se presentan por sí mismas.

Aceptar los fenómenos como son, exponiéndose y sabiendo esperar, permite que el punto de vista
se amplíe. Así, de la gran variedad se puede distinguir lo esencial.

El facilitador requiere evitar caer en la tentación de querer ayudar, dar consejos, decir qué hacer,
así como de querer hacer todo bien y de buscar una buena solución de acuerdo a sus ideales o
interpretaciones. Sólo se deben dar soluciones que se presenten espontáneamente por lo que se
evidencía por medio de los representantes de acuerdo a lo que el cliente busca en relación a su
tema.

Se trata de acompañar y seguir lo que se manifiesta. El facilitador no debe seguir un método,


requiere en cada constelación volver a descubrir las leyes y las reglas. No existen dos constelaciones
iguales, como tampoco hay dos familias iguales.

Abstenerse de querer cambiar algo de aquello que se manifiesta, molderarlo o manipularlo. Para
este se requiere una consciencia sin ego, dejar cualquier miedo sobre lo que se manifiesta. Esto
sólo se consigue cuando el facilitador ha reconocido su propio lado oscuro o destructivo, de otra
manera no podrá hacerse visible en sus clientes.

La atención debe ser amplia y estar en el total del sistema familiar, abarca el conjunto en vez de
enfocar los detalles, por lo que se puede apreciar la variedad de los fenómenos y reconocer lo
esencial. No es ver únicamente al cliente, sino a toda su familia, tener en cuenta a todas las personas
vinculadas con él. Así se puede ver qué es realmente lo importante.

Percibir en lugar de observar, al observar miramos los detalles, la actitud de observar es querer
saber y analizar. La actitud de percibir hace posible ver el total y permitirle penetrar en nuestro
interior, de manera imparcial.

Compromiso total con los clientes, continuando constantemente su desarrollo personal.

Tener confianza en que el amor se revela de diversas manera.

1
La actitud terapéutica

Purificación
Actitud Asentir al
amorosa mundo

No esperar
Confianza
resultado

Compromis
Sin miedo
o total

Percepción
Actitud Sin
intenciones

terapéutica
Atención
Empatía
amplia

Sin
Manipula- Discreción
ción

Sin método No ayudar Paciencia


ni dar
consejos

No intentes cambiar a nadie


limítate a iluminar…,
porque es tu luz la que invita
a tu prójimo a cambiar…
Que en estos tiempos extraños
en que elegiste volver,
tu tarea, compañero,
no es otra que la de “ser”.
Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso…

2
La actitud terapéutica

Contémplalo con ternura


y acéptalo tal cual es,
y déjalo que prosiga
marchando sobre sus pies.

No te olvides que él está


siguiendo su “plan de vida”:
ese que le armó su alma
al preparar su venida.

Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones,
ni con presiones abiertas
ni sutiles empujones….,

porque hay ciclos en la vida


que no se pueden forzar
¡ya su corazón un día se abrirá de par en par!

Y entenderá cabalmente
de forma clara y certera,
que esta vida es solamente
una ilusión pasajera…

Tú entra en tu propio silencio,


y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.

Tu impronta suave y serena


produce su propia acción,
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración…

Y cuando dejas que el otro


transmute su propia cruz,
no intentas cambiar a nadie…
¡pero los cambia tu luz!

-Jorge Oyhanart

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