Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
5
Ginés, R.*
* Producción Animal. Facultad de Veterinaria. Trasmontaña, s/n. 35416 Arucas (Las Palmas).
rgines@dpat.ulpgc.es
1. Introducción
145
2. Variación debida al sexo
146
3. Variación debida a la edad
154
4. Variación debida al medio
161
Bibliografía
165
VARIACIÓN MORFOLÓGICA
1. Introducción
Se puede considerar a la mutación como la fuente última de toda variación mor-
fológica que apreciamos en los individuos ya que, al alterarse la secuencia
genética, van necesariamente a aparecer diversas modificaciones, y aunque
muchas de las cuales serán eliminadas, algunas otras podrán llegar a tener
éxito e incorporarse así a todos los efectivos de la población. A partir de aquí, el
intercambio de genes entre las distintas poblaciones llegará a configurar las
características de la especie. La manifestación fenotípica de esta modificación,
y la posible supremacía de la misma trasmitida a la descendencia, hará que
perdure a lo largo de su historia filogenética gracias a la ventaja que otorgue.
DIMORFISMO SEXUAL
a) Equinos
neo como en cara, si que para el caso del índice craneal se obtienen mayores
valores en el caso de los machos (HEVIA y QUILES, 1993).
b) Bovinos
Se pueden apreciar igualmente diferencias a nivel del cuello, más corto y mus-
culoso en los machos, más fino y alargado en las hembras, con el borde supe-
rior que puede llegar a estar manifiestamente convexo según el grado de desa-
rrollo del morrillo. A nivel de tronco, los machos muestran un pecho más ancho
y profundo y un vientre más recogido. Y en cuanto a la extremidad posterior, el
mayor desarrollo muscular del macho provoca que tanto muslos como nalgas
aparezcan más convexos (Figura 1).
Otra característica que distingue ambos sexos viene determinada por la dife-
rente distribución de pelos negros en las razas que presentan capas castañas.
De esta forma, mientras que para las hembras la pigmentación oscura se suele
circunscribir a pezuñas, mucosas, pitones y borlón de la cola, en los machos es
casi constante un mayor oscurecimiento del tercio anterior, con presencia de
pelos negros no sólo en la cabeza, sino que se extienden en mayor o menor
grado por cuello, agujas y extremidades anteriores. Es también frecuente que
tanto el plano ventral del tronco como las extremidades posteriores aparezcan
igualmente más oscuras.
c) Ovinos y caprinos
Las encornaduras son más potentes en los machos de ambas especies dentro
de aquellas razas que las presenten. Cuando así sucede, en los caprinos éstas
aparecen indistintamente en los dos sexos, mientras que en las razas ovinas, si
bien todos los machos suelen poseerlas, en el caso de las hembras pueden no
estar presentes, que sean rudimentarias o incluso, sin ser constantes en todos
los efectivos, alcanzar porcentajes más o menos variables.
Tanto en carneros como en machos cabríos, al igual que sucede en toros, los
testículos se localizan inguinalmente y orientan con la extremidad cefálica en
posición dorsal dentro del escroto, alcanzando un tamaño relativamente grande
si se comparan con equinos o bovinos. Por su parte el prepucio es igualmente
comparable al de los toros pero más corto. Ovejas y cabras tienen una mama
doble, de posición inguinal, con un surco medio de desarrollo variable según
razas así como más o menos voluminosa según grado de producción lechera y
protocolo de ordeño.
d) Porcinos
e) Aves
Dentro de las aves domésticas, son quizá las del género Gallus las que mues-
tran un mayor dimorfismo sexual. Así, además de un mayor tamaño corporal
alcanzado por los machos, éstos presentan una cresta y barbillas más grandes:
la cresta aparece hinchada y erecta en el macho, mientras que en la hembra
se dobla ligeramente hacia un lado. Igualmente el espolón está más desarro-
llado en el macho. En referencia a las plumas, sobre todo a nivel del cuello, el
macho las tiene más largas y puntiagudas, luciendo además unas grandes y
características plumas de cobertura en la cola, las grandes y pequeñas hoces.
Además de la forma y tamaño, el plumaje del macho va a poseer una mayor
variedad de colores que la hembra.
f) Perros
La diversidad racial en la especie canina hace que las variaciones entre sexos
sigan dinámicas algo diferentes según la raza considerada. Además, incluso
dentro de una misma raza, la variabilidad para algunos parámetros hace que, a
pesar de presentar la hembras alzadas y diámetros con valores más bajos que
los machos, las diferencias no sean estadísticamente significativas. De manera
general se puede concluir que la alzada a la cruz, diámetro longitudinal y perí-
metro torácico son mayores en el macho, mientras que la relación entre ellos,
es decir, el índice corporal y el índice de proporcionalidad, no suelen ser dife-
rentes, respetándose las proporciones propias de la raza. Variables relacionadas
con la forma de la cabeza tales como anchura y longitud de la misma, o
anchura y longitud del hocico, alcanzan mayores valores igualmente para los
machos, aunque de nuevo el índice cefálico no va a mostrar diferencias. Des-
tacar por último la superior robustez de los machos en relación a la estructura
ósea, hecho que se traduce en un mayor perímetro de la caña.
CASTRACIÓN
a) General
Como no podría ser de otra forma, tanto los órganos como los tejidos que cons-
tituyen el individuo van completando su desarrollo y funcionalidad a lo largo de
la vida, implicando con ello cambios que culminarán en la edad adulta. Estos
cambios pueden manifestarse tanto en la modificación de ciertas regiones cor-
porales como en sus proporcionalidades con respecto al resto del cuerpo, amén
de los propios incrementos en alzadas, diámetros y perímetros. Aunque dicho
proceso presenta sus peculiaridades en función de la especie que se considere,
hay puntos coincidentes regulados en cada una según la edad cronológica a la
que se alcance la talla adulta. TOPEL (1980) expone lo que él define como eta-
pas de crecimiento, asignando a cada una de ellas, según la evolución de la
morfología corporal, unas más o menos claras pautas para evaluarla.
1. Equinos
2. Bovinos
Al igual que sucede con los equinos, hasta los seis meses el animal presenta un
cráneo abombado, apreciándose el cuerpo recogido y los diámetros longitudi-
nales inferiores a las alzadas (Figura 6). Cuando alcanza los 12 meses el abom-
bamiento prácticamente ha desaparecido, acercándose la cabeza al perfil defi-
nitivo de la raza a que corresponda. Además de la proporcionalidad adecuada
entre cráneo y cara, la frente va progresivamente ensanchándose y acercán-
dose por ello la cabeza a su futura apariencia triangular. Con dos años se mues-
tra el perfil característico, con el cuello robusto y papada ostensible, mientras
que a nivel zoométrico el diámetro longitudinal y alzada se equilibran, supe-
rando el perímetro torácico a aquélla. A partir de los tres y hasta los cinco años
la cabeza adquiere su definitivo porte triangular, con papada manifiesta y tronco
potente y voluminoso, con un diámetro longitudinal que debe ser superior a la
alzada en una cuarta parte, y en los animales bien conformados debe estar
comprendida en el perímetro torácico una vez y media (APARICIO, 1956).
3. Ovinos y caprinos
4. Porcinos
a) General
1. Equinos
En el caso de los equinos, son las crines las que van modificándose con la edad,
estando la cola revestida tras el nacimiento de pelos más o menos ondulados
que hasta los dos años no presentan sus características propias, momento en
el cual alcanzan los tarsos, para sobrepasarlos ya claramente a partir de los tres
años. En cuanto a la crinera, a los dos años el cuello está revestido de crines
hirsutas o completamente verticales, pasando a ser ya largas y caídas a un lado
a partir de los tres años.
2. Bovinos
3. Ovinos y caprinos
El desarrollo de los cuernos, en las razas que los presentan, aporta indicios más
o menos precisos para el seguimiento de la edad. Hacia los 15 días se puede
ya constatar su presencia, permaneciendo relativamente lisos hasta los dos
meses. A partir de este momento se curvan ligeramente hacia afuera y abajo,
mostrando los anillos típicos que caracterizan las astas ovinas. Cuando se
alcanzan los seis u ocho meses de vida toman una disposición divergente e ini-
cian su primera vuelta o voluta, la cual completarán entre el año y el año y
medio. Una segunda voluta se inicia en el segundo año, para a los tres años cul-
minar con una tercera y adquirir la disposición y fortaleza habitual de las cor-
namentas en esta especie (Figura 8).
A diferencia de lo que sucede con los ovinos, la diversidad racial referida al tipo
de cornamentas que presenta el ganado caprino hace que las bases de aprecia-
ción de la edad según su evolución sean menos consistentes. Quizá donde mejor
se pueda valorar es aquellas razas con cuernos en prisca, ya que presentan a
manera de escotaduras o giros, más o menos pronunciados, según el eje longi-
tudinal del cuerno, correspondiéndose cada uno de los mismos con un año.
MODOS DE EXPRESIÓN
EVOLUCIÓN DE LA DENTICIÓN
Los animales de mayor tamaño, por tener una superficie corporal relativamente
pequeña con respecto a su masa corporal, están mejor dotados para vivir en cli-
mas fríos (ANDREWS, 1973), y esto es así ya que la relación superficie/masa cor-
poral juega un papel fundamental en el intercambio de calor. Así, las razas de bovi-
nos europeas tienen un cuerpo más compacto si se compara con las cebuínas,
dotadas de una mayor superficie corporal y con una conformación más angulosa.
En otras especies, como pueda ser la ovina, si bien los animales de zonas más
frías puede que no siempre respondan a ese patrón de mayor talla, si que trans-
miten un aspecto más compacto, con cuello, orejas y rabo cortos. Pero si al frío
añadimos un entorno hostil, con pastos escasos, estacionales y de baja calidad,
necesariamente se verá condicionado el tamaño corporal, como así lo ilustra el
ecotipo Sayagués de la raza Churra (ESTEBAN, 2003). Todas estas variaciones
en la especie ovina han llegado incluso a servir como criterio de clasificación de
las razas, asignando características peculiares según el origen atendiendo a cri-
terios climatológicos: (i) ovinos de cola y/o grupa grasa, animales capaces de
almacenar reservas grasa sobre la grupa o en la cola, reservas que se acumu-
larían en épocas favorables para ser utilizadas en las desfavorables; (ii) ovinos
de cola corta, originarios de zonas con clima frío en los que los apéndices, tales
como cola o también orejas, presentan tamaños reducidos; (iii) ovinos de cola
larga, con más de trece vértebras caudales, distribuidos en zonas de clima tem-
plado, con mayores formatos en las áreas más frías; (iv) ovinos sin lana, proce-
dentes de zonas tropicales en las que el pelo posibilita un mejor desenvolvi-
miento bajo las condiciones climáticas en las que se ubican.
Otra variación morfológica, propia del ganado caprino, se aprecia en las ubres
de aquellas razas que viven en zonas agrestes, con presencia de matorrales o
vegetación que pueda provocar lesiones a dicho nivel, ya que presentan una
forma globosa y además se encuentran más recogidas, hecho que sin disminuir
sus posibilidades lecheras, posibilita el aprovechamiento de recursos mediante
pastoreo.
autóctonas que han pasado de mantener una típica triple aptitud de trabajo-
leche-carne hacia conservar únicamente la cárnica. Esto ha llevado, como ha
sido el caso de la raza Pirenaica (MENDIZÁBAL et al., 1998), a un animal de
pequeña alzada, con una prominencia del tercio anterior y una caja torácica
desarrollada más motivado por la profundidad que por la anchura del pecho,
hacia otro con un progresivo aumento de la alzada, longitud, anchura y el des-
arrollo muscular en el tercio posterior.
Bibliografía
Andrews, F.N. (1973): “Adaptación al medio ambiente”. En: Producción Animal (Cole,
H.H., coord.), Ed. Acribia, Zaragoza, 1973, pp. 506-525.
Aparicio, G. (1956): Exterior de los Animales Domésticos. Morfología Externa. Ed. Imp.
Moderna, Córdoba, 1956, 324 pp.
Barba, C.; Herrera, M.; Delgado, J.V. y Gutiérrez, M.J. (1996): “Diferencias morfofun-
cionales en el Perro de Agua Español”. Archivos de Zootecnia, 45: 37-43.
Barba, C.; Velázquez, F.; Pérez, F. y Delgado, J.V. (1998b): “Contribución al estudio
racial del cerdo Criollo Cubano”. Archivos de Zootecnia, 47: 51-59.
Batista, L.F.; Queiroz, F.; lmeida 3; Quirino, C.R.; Cabral, G.C.; Nehme, P.C. y Santos,
E.M. (2005): “Análise Multivariada das Medidas Morfométricas de Potros da Raça
Mangalarga Marchador: Análise Discriminante”. Revista Brasileira de Zootecnia, 34(2):
600-612.
Butterfield, R.M. (1988): New Concepts of Sheep Growth. Ed. Griffin Press Limited,
Netley, Australia, 1988, 168 pp.
Esteban, C. (2003): Razas Ganaderas Españolas Ovinas. Ed. MAPA, Madrid, 2003, 470 pp.
Ford, J.J. y Klindt, J. (1989): “Sexual differentiation and the growth process”. En: Ani-
mal Growth Regulation (Campion, D.R.; Hausman, G.J. y Martin, R.J., eds.), Ed. Ple-
num Press, New York, 1989, pp. 317-336.
Fuller, M.F. (1972): “Clima y crecimiento”. En: Desarrollo y Nutrición Animal (Hafez,
E.S.E. y Dyer, I.A., coord.), Ed. Acribia, Zaragoza, 1972, pp. 105-132.
Hevia, M.L. y Quiles, A. (1993): “Determinación del dimorfismo sexual en el Pura San-
gre Inglés mediante medidas corporales”. Archivos de Zootecnia, 42: 451-456.
Martínez, R.D.; Fernández, E.N.; Rumiano, F.J. y Pereyra, A.M. (1998): “Medidas zoo-
métricas de conformación corporal en bovinos criollos argentinos”. Zootecnia Tropical,
16(2): 241-252
Mata, C.; Pardo, J.; Barba, C.; Rodero, A.; Delgado, J.V.; Molina, A.; Diéguez, E. y
Cañuelo, P. (1998): “Estudio morfométrico en las variedades negras del cerdo Ibérico”.
Archivos de Zootecnia, 47: 547-551.
McDowell, R.E. (1980): “El medio ambiente frente al hombre y sus animales”. En: Curso
de Zootecnia. Biología de los Animales Domésticos y su Empleo por el Hombre (Cole,
H.H. y Ronning, M., coord.), Ed. Acribia, Zaragoza, 1980, pp. 485-500.
Mendizábal, J.A.; Purroy, A.; Aranguren, F.J.; Eguinoa, P. y Arana, A. (1998): “Evolución
de la morfología en la raza vacuna Pirenaica”. Archivos de Zootecnia, 47: 387-395.
Pardo, J.; Mata, C.; Barba, C.; Rodero, A.; Delgado, J.V.; Molina, A.; Diéguez, E. y
Cañuelo, P. (1998): “Estudio morfométrico en las variedades rojas del cerdo Ibérico y
Manchado de Jabugo”. Archivos de Zootecnia, 47: 287-290.
Rodríguez, P.L.; Tovar, J.J.; Rota, A.M.; Rojas, A. y Martín, L. (1990): “El exterior de la
cabra Verata”. Archivos de Zootecnia, 39: 43-57.
Topel, D.G. (1980): “Crecimiento y composición corporal”. En: Curso de Zootecnia. Bio-
logía de los Animales Domésticos y su Empleo por el Hombre (Cole, H.H. y Ronning,
M., coord.), Ed. Acribia, Zaragoza, 1980, pp. 450-464.