Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Este artículo debe ser tomado con reservas ya que no ha sido validado por un
especialista. Si tienes conocimientos sobre el tema, usa fuentes y referencias confiables
para confirmar su calidad. Una vez mejorado el artículo, retira esta plantilla.
Cistitis. Es una infección del sistema urinario la cual es más frecuente en
las mujeres que en los hombres.
Sumario
1 ¿Qué es la cistitis?
2 Etiología y patogenia
3 Causas
4 Síntomas
5 ¿Cómo prevenir la cistitis?
6 Tratamiento
o 6.1 Buenos hábitos
7 Remedios caseros
8 Recomendaciones
9 Véase también
10 Enlaces externos
11 Fuente
¿Qué es la cistitis?
Aunque también se puede producir cistitis por medicamentos, por falta de hormonas o por
radioterapia en estos casos el término sólo establece la presencia de inflamación vesical sin la
presencia de bacterias en la orina. Dado que la vejiga se continúa a través de la uretra hacia el
exterior, ésta también se puede presentar inflamada (uretritis) y participar en la sintomatología de la
enfermedad. Con cierta regularidad se puede presentar cistitis como consecuencia de una infección
urinaria alta (pielonefritis) asintomático.
Etiología y patogenia
Puede tener distintas causas. La causa más frecuente de cistitis es la infección por bacterias gram
negativas, destacando entre todas la Escherichia coli. Para que un germen produzca cistitis primero
debe colonizar la orina de la vejiga (bacteriuria) y posteriormente producir una respuesta inflamatoria
en la mucosa vesical. A esta forma de cistitis se le denomina cistitis bacteriana aguda. Afecta a
personas de todas las edades, aunque sobre todo a mujeres en edad fértil o a ancianos de ambos
sexos. Otras formas de cistitis son la cistitis tuberculosa (producida en el contexto de una infección
tuberculosa del aparato urinario), la cistitis química (causada por efectos tóxicos directos de algunas
sustancias sobre la mucosa vesical, por ejemplo la ciclofosfamida), la cistitis rádica (secuela crónica
de tratamientos con radioterapia sobre la pelvis), la cistitis glandular (una metaplasia epitelial con
potencialidad premaligna) o la cistitis intersticial (una enfermedad funcional crónica que cursa con
dolor pélvico, urgencia y frecuencia miccional). La cistitis puede tener distintos síntomas como fiebre,
vómitos, dolor de lumbago, dolor en el aparato reproductor, dolor al orinar, generalmente es muy
dolorosa y requiere de medicamento pues se reconoce por ser la peor causante de sufrimiento entre
todas las enfermedades terminadas en titis (gastritis, amigdalitis, meningitis.)[cita requerida] ... En
niños pequeños si al realizar las pruebas y el cultivo, éstas resultan que hay infección se realiza
análisis de sangre y se ingresa al paciente.
Causas
El mecanismo habitual de producción de la cistitis es el ascenso hasta la vejiga de bacterias
procedentes del intestino, principalmente la Escherichia coli, que es la causante de la cistitis en el
80 % de los casos, aunque otras bacterias, como la Staphylococcus epidermis, que vive en la piel,
puede producir también esta enfermedad si llega hasta la vejiga.
La cistitis es más frecuente en las mujeres debido a que tienen la uretra mas corta y se encuentra
más cerca del ano. Esto hace que resulte más fácil a las bacterias llegar a la apertura de la vagina y
de ahí hasta la uretra y la vejiga. En cambio, el varón tiene una uretra más larga y, junto con la
presencia de una sal de zinc de efecto bactericida, que secreta la próstata normal, evita el ascenso
espontáneo de gérmenes.
Una vez que los gérmenes han alcanzado la vejiga, el hecho de que colonicen u originen infección
depende de su virulencia y de la eficacia de los mecanismos de defensa. La virulencia está
relacionada con la capacidad del germen para adherirse a la pared de la vejiga y con su número. A
mayor adherencia, la infección puede producirse con cantidades menores de gérmenes.
El mecanismo de defensa más eficaz de la vejiga es la dilución de los gérmenes por el flujo de orina
y su eliminación durante la micción. Después de cada micción, la vejiga se vacía y elimina los
microorganismos que hay en su interior. Por el contrario, si queda algún residuo de orina, la infección
se perpetúa. Por tanto, un intervalo de tiempo prolongado entre dos micciones y la retención de orina
después de la micción, permiten que el número de bacterias en la orina aumente hasta alcanzar el
nivel por encima del cual se produce la infección de la vejiga.
Síntomas
Sensación quemante o dolor durante la micción.
Orina siempre después del acto sexual con penetración para eliminar las posibles bacterias que
hayan penetrado durante el coito.
Al orinar, la vejiga debería vaciarse por completo. Es un mal hábito sentarse inclinando el cuerpo
hacia delante y leyendo al orinar. Es preferible inclinarse hacia atrás, apoyándose en la pared. Esta
postura ayuda a vaciar mejor la vejiga.
Intenta orinar al menos cada tres horas. Las personas que no orinan durante largos periodos de
tiempo padecen más infecciones del aparato urinario.
Tratamiento
El tratamiento de la cistitis, recordemos: inflamación de la vejiga, dependerá del origen de esta
inflamación, que deberá ser determinado por el diagnóstico médico. Frecuentemente la cistitis esta
provocada por una infección en el sistema urinario, y esta infección puede ser de tipo bacteriano o
vírico.
Si la infección es de tipo bacteriano se suele tratar con antibióticos, y dependiendo del tipo de
bacteria puede prescribirse el antibiótico más efectivo para el tratamiento. Los antibióticos más
habituales son: trimetoprim, amoxicilina, ampicilina.
Si por el contrario, tiene como origen una infección viral el tratamiento de la cistitis se realizará con
antivirales, como por ejemplo, el aciclovir.
Buenos hábitos
Entre los hábitos que previenen y pueden ayudar a curar la cistitis se encuentra:
Remedios caseros
Remedio # 1: Preparar un caldo con 3 ó 4 cebollas en 1 litro de agua y beberlo a lo largo del día.
Remedio # 3: Ingerir un vaso de agua con una cucharadita de bicarbonato de sodio dos veces al día
Remedio # 4: Tomar una infusión hecha con barbas de maíz. Para ello, se debe hervir tres cucharas
de barbas de maíz en una taza de agua por 10 minutos.
Remedio # 5: Tomar una infusión de perejil. Para su elaboración, se debe tomar dos cucharadas de
perejil y hervirlo en una taza de agua por 10 minutos.
Remedio # 6: Hervir 2 cucharadas de manzanilla y 3 dientes de ajo crudo en un litro de agua durante
10 minutos. Retirar del fuego, dejar refrescar y colar. Realizar un lavado vaginal con esta preparación
preferiblemente en la noche antes de dormir.
Recomendaciones
Tomar muchos líquidos. Es necesario, ante la primera señal de infección, tomar, por lo menos, un
vaso de agua de ocho onzas cada hora. Con lo cual se limpia la vejiga y se expulsa las bacterias que
podrían estar ocasionando la cistitis.
Véase también
Hernia discal
Infecciones de Transmisión Sexual
Infecciones Respiratorias Agudas
Litiásis urinaria
Insuficiencia renal
Riñones
Infección urinaria y embarazo
Pielonifritis
Pielonefritis Crónica
Revista Cubana de Medicina
versión impresa ISSN 0034-7523versión On-line ISSN 1561-
302X
Rev cubana med v.34 n.2 Ciudad de la Habana Mayo-ago. 1995
Temas Actualizados
RESUMEN
Las infecciones agudas de las vías urinarias constituyen una causa importante de morbilidad en el
adulto y son particularmente frecuentes en el sexo femenino donde tienen una elevada tendencia a
recidivar y a convertirse en resistentes al uso de antimicrobianos, por lo que se propone, en este
trabajo, diferentes estrategias en el tratamiento de determinados grupos con infección urinaria para
optimizar los beneficios terapéuticos al reducir los costos y la incidencia de reacciones adversas. Se
hace énfasis en la utilización de las fluoroquinolonas como la terapéutica de elección en la infección
urinaria complicada y se destaca que ha decrecido el interés en realizar evaluaciones urológicas en
mujeres con pielonefritis aguda e infecciones recurrentes por ser engorrosas y porque en la mayoría
de los casos resultan negativas.
INTRODUCCION
Las infecciones agudas de las vías urinarias pueden dividirse en 2 grandes categorías anatómicas: la
infección de las vías bajas (uretritis, cistitis y prostatitis) y la infección de las vías altas (pielonefritis
aguda). La sepsis en estos diversos puntos puede producirse de forma conjunta o separada y ser
asintomática u ofrecer los síndromes clínicos que se ofrecerán a continuación.
MICROBIOLOGICAMENTE
Existe infección de las vías urinarias cuando en la orina, uretra, riñón o próstata se descubren
microorganismos patógenos. En la mayoría de los casos el crecimiento de más de 105
microorganismos por mL en una muestra de orina correctamente recogida "en limpio", a mitad de la
micción, indica la existencia de infección aunque en algunas circunstancias de infección urinaria
auténtica puede faltar la bacteriuria significativa y aparecer un menor número de bacterias (102 a
104 por mL en orina recogida al chorro). En las muestras de orina obtenidas por punción-aspiración
suprapúbica o en el cateterismo de "entrar y salir", o en las procedentes de enfermos con
cateterismo permanente, un recuento de colonias de 102 a 104 por mL indica, generalmente, la
existencia de infección.
Las infecciones que recidivan después del tratamiento con antibióticos pueden deberse a la misma
cepa infectante inicial, según lo que se aprecie al identificar la especie, el serotipo y el antibiograma
o a la reinfección por una cepa nueva.
Las recidivas de una infección por la misma cepa que aparecen en las 2 semanas siguientes a la
interrupción del tratamiento pueden proceder de una infección renal o prostática no resuelta o de una
colonización vaginal persistente.
EPIDEMIOLOGICAMENTE
Las infecciones de las vías urinarias se dividen en hospitalarias relacionadas con el cateterismo
vesical y las ajenas al mismo (ambulatorias).
Las infecciones agudas en enfermos sin catéter son frecuentes sobre todo en mujeres y dan cuenta
de más de 7 millones de consultas y de aproximadamente 1 millón de ingresos anuales en Estados
Unidos.1,2
La inmensa mayoría de las infecciones sintomáticas agudas se dan en mujeres jóvenes y son raras
en los varones de menos de 50 años. La bacteriuria asintomática es más frecuente en los ancianos,
sean hombres o mujeres.
Enfatizaremos en los recientes avances en el tratamiento de los pacientes con ITU en cada una de
estas categorías y esbozaremos algunas estrategias costo-beneficio que pueden resultar
importantes en nuestros días.
Existe una gama amplia de agentes causales con una susceptibilidad antimicrobiana variada,
capaces de provocar un cuadro de CANC:3 Escherichia coli (80 %), Staphylococcus saprohyticus (5
al 15 %), Klebsiella, Proteus mirabilis y otras.
Estas pacientes pueden diferenciarse sobre la base de los síntomas y signos de presentación y en
los hallazgos del examen de orina y de su cultivo (tabla 1). En la cistitis aguda se demuestran 100 o
más colonias por mililitro de uropatógenas como indicación de infección8,9 y piuria, en la mayoría de
los casos demostrados mediante el test de leucocito-esterasa, ampliamente utilizado en las
consultas médicas y que presenta una sensibilidad del 75 al 96 % en detectar piuria asociada con
infección.9 Como los gérmenes causales y la susceptibilidad antimicrobiana pueden ser predecibles
en la mujer joven con cistitis aguda; se prefiere en la actualidad instituir tratamiento empírico, de
curso corto, en estos casos dado lo seguro, eficaz y de bajo costo que resulta este enfoque
terapéutico y se obvian largos y engorrosos procederes diagnósticos.10,11 No es necesario cultivo
de orina previo ni postratamiento y las consultas posteriores de seguimiento sólo se indicarán si
persisten síntomas o recurrencia.
Si hay ausencia de piuria o existen elementos clínicos de infección complicada, el cultivo de orina
debe realizarse antes de instaurar la terapéutica.
Una gama de estudios en los últimos años ha conducido a definir el tratamiento óptimo de la CANC
en la mujer.10,12,13 En la mayoría de los agentes, los regímenes de 3 días parecen ser los mejores
con eficacia comparable a los de 7 días y la ventaja de pocos efectos secundarios y bajo costo (tabla
2).
Los regímenes de 7 días, aunque pueden aportar beneficio terapéutico adicional, probablemente
causen efectos adversos como rash y vaginitis y su costo es superior, por lo cual suelen reservarse
para pacientes de riesgos, tales como el embarazo (tabla 2).
Alrededor de un tercio de las bacterias causales de CANC han demostrado in vitro resistencia a la
amoxicillina y a las sulfamidas y del 15 al 20 % son resistentes a la nitrofurantoína,12,15,16 mientras
que la resistencia al trimetropim (T) y trimetropim-sulfamethoxalole (TS) es del 5 % y a la
fluoroquinolonas es menor.8,12,18 Las concentraciones de trimethoprim y fluoroquinolonas en la
secreción vaginal se consideran óptimas para erradicar la E. coli con pocos efectos sobre la flora
normal,10 mientras que la nitrofurantoína y los agentes beta-lactámicos resultan ineficaces en
erradicarla.
En la actualidad, se considera que acorde con los nuevos patrones de resistencia entre los
uropatógenos, la duración en la excreción urinaria de las drogas, los efectos antimicrobianos sobre la
flora vaginal, así como la seguridad y bajo costo, el T-S y el T constituyen la elección en el régimen
empírico de 3 días de tratamiento de la cistitis aguda no complicada seguidas por las
fluoroquinolonas que resultan muy efectivas y bien toleradas, pero más caras que las anteriores por
lo cual su uso como terapia inicial se prefiere si existe infección recurrente, fallas en el tratamiento,
alergia o resistencia demostradas a otras drogas. Solamente en áreas donde está comprobada la
resistencia al trimethoprim es que el uso de las fluoroquinolonas de forma empírica está aconsejado.
INFECCION URINARIA RECURRENTE EN LA MUJER
Alrededor del 20 % de las mujeres jóvenes que presentan un episodio inicial de cistitis hacen otros
posteriores de infección recurrente que, en ocasiones, se deben a persistencia de focos infecciosos,
pero en el 90 % de los casos obedecen a mecanismos de reinfección exógena19,20 y sólo
raramente tienen anomalías anatomofuncionales del tracto urinario por lo cual no deben ser
utilizados rutinariamente procederes diagnósticos, tales como: urograma, cistografía o cistoscopia.21
El uso de espermicidas y diafragmas se ha asociado con la recurrencia, en algunos casos, debido a
que los primeros inducen la colonización de E.coli en la vagina.22 En la actualidad, se plantea que
existe una susceptibilidad a la infección determinada genéticamente pues el número y tipo de
receptores de las células uroepiteliales a que se adhieren las bacterias está condicionado, en parte,
por factores genéticos.
Las mujeres que no secretan antígenos de grupos sanguíneos (no secretores) presentan una mayor
frecuencia de recurrencia y sus células uroepiteliales poseen glicolípidos de unión específicas para
E. coli que están ausentes en mujeres secretoras.23,24
La cistitis recurrente debe ser documentada con cultivos de orina, al menos una vez, y entonces ser
atendi das por una de las estrategias siguientes: profilaxis continua, profilaxis poscoital o terapia
iniciada por el paciente (figura 1).25,26
En algunas mujeres, regímenes profilácticos usados por años han sido exitosos sin presentarse el
fenómeno de resistencia a los antibióticos.27,28
El espectro clínico de la PANC casi siempre está limitado a manifestaciones de cistitis con dolor de
ligero a moderado en los flancos y el 80 % de casos es producido, por subgrupos únicos de E. coli
llamados cepas uropatógenas, que poseen determinantes específicos de virulencia que les permiten
infectar el tracto urinario superior de personas saludables inclusive30 y que pertenecen a un
pequeño número de serogrupos O, K y H productores de hemolisina y aerobactina y que contienen
pelos específicos (fimbrias o pelo P o Gal-Gal) que favorecen su unión a la porción digalactósido de
los glucoesfingolípidos de las células uroepiteliales (figura 2). El diagnóstico se realiza por examen
de orina donde se observa piuria y bacterias gramnegativas. El cultivo de orina puede en el 20 % de
los casos arrojar cifras menores de 105 colonias/mL.31 El 30 % de los microorganismos que causan
la PANC son resistentes a la amoxicillina y a primera generación de cefalosporinas, por ello dicha
combinación no se prefiere como tratamiento empírico (tabla 2).32 En pacientes con poca toma del
estado general, sin vómitos, puede administrarse tratamiento oral de forma ambulatoria (ta-bla 2).33
Las embarazadas y casos con signos de enfermedad moderada, náuseas y vómitos requieren
hospitalización para tratamiento parenteral con uno de los regímenes que se muestran en la tabla 2,
con el cual mejoran, casi siempre en un plazo de 72 horas, después se mantiene la medicación oral.
En casos seleccionados, el ceftriazone puede ser utilizado parenteralmente de forma ambulatoria. Si
se sospechan especies de enterococos al revelar la orina la presencia de cocos grampositivos, se
pueden indicar el ampicillin y la gentamicina. Regímenes de tratamiento superiores a 2 semanas no
reportan beneficios adicionales aún en pacientes con cultivos positivos, es preferible en ocasiones,
los de 7 días.
Si la fiebre y el dolor en los flancos persiste después de 72 horas de tratamiento, deben repetirse los
cultivos de orina y realizar ultrasonido y considerar realizar tomografía axial computadorizada para
descartar abceso perinefrítico o intrarrenal, anomalías urológicas no reconocidas u obstrucción.
Las ITUC son las que ocurren en un paciente que tiene anomalías funcionales metabólicas o
anatómicas del tracto urinario o las causadas por patógenos resistentes a los antibióticos,35 tales
factores complicativos pueden ser difíciles de descubrir a priori y el espectro clínico puede variar
desde una ligera cistitis a una urosepsis de curso tórpido y pueden tener períodos prolongados de
bacteriuria asintomática.
Existe una gama variada de gérmenes que pueden causar la ITUC muchos de las cuales son
resistentes a múltiples agentes antimicrobianos por lo que debe tomarse cultivo de orina para
identificar el patógeno infectivo y su sensibilidad.
Las ITUHJ, menores de 50 años, se consideran raras por lo que generalmente se valora en ellas la
posibilidad de una anormalidad subyacente y de infecciones complicadas,36 sin embargo, estudios
recientes sugieren que las cepas uropatogénicas de E. coli causantes de pielonefritis en mujeres
jóvenes pueden causar infección no complicada (cistitis) en hombres jóvenes,37,38 con síntomas de
cistitis, pero en ocasiones predominan los elementos de uretritis con secreción uretral.
Los factores de riesgo para estos pacientes incluyen la homosexualidad por exposición a la E. coli en
la relación sexual por vía rectal, ausencia de circuncisión con colonización secundaria del glande y
prepucio, la tenencia de pareja sexual con colonización vaginal por uropatógenos,37-39 así como la
infección por el virus de la inmunodeficiencia humana cuyas cifras de linfocitos CD4 estén por debajo
de 200 por mm3 por la inmunodepresión que ocasiona.40 El hombre joven con estado de salud
aparente con cuadro de cistitis y sin evidencia de factores complicantes puede ser tratado con
regímenes de 7 días de T-S, T o fluoroquinolonas, se deben evitar los ciclos de tratamiento corto.
Se recomienda realizar cultivo de orina pretratamiento y obviar la evaluación urológica a menos que
exista pobre respuesta a la terapéutica.
Se estima que existe más de un millón de infecciones urinarias por catéter en EE.UU. por año41 y
que la bacteriuria asociada a la cateterización es la causa más común de bacteriemia en pacientes
hospitalizados.42 Se ha demostrado que la bacteria se adhiere a la superficie de los catéteres
urinarios e inicia el crecimiento de películas biológicas compuestas de bacterias, proteínas de Tamm-
Horsfall y sales como la apatita y estruvita,43 que impiden la acción de los antibióticos sobre las
bacterias y originan fallas o hiporrespuesta a la terapia antimicrobiana por lo cual se considera útil
reemplazar el catéter de más de 2 semanas de implantado, cuando tratamos casos con IUAC.44
La prevención se mantiene como la mejor forma de reducir la morbilidad, y la mortalidad y los costos
relacionados con la IUAC. Se consideran estrategias efectivas la inserción estéril, el cuidado del
catéter, su retiro precoz, la aplicación peri-uretral de cremas antimicrobianas y el uso de sistemas
colectores cerrados.45,46
La BA ocurre en el 40 % de los hombres y mujeres ancianos pero sólo un porcentaje bajo desarrolla
infección sintomática (pielonefritis o sepsis) por lo cual no se justifica en ellos una investigación de
rutina o el uso de antimicrobianos como prevención o tratamiento.49,50
CONCLUSIONES
En mujeres con cistitis no complicada es predecible el germen causal así como la susceptibilidad
antimicrobiana por lo que se puede obviar la búsqueda rutinaria del agente microbiano específico, es
preferible el régimen empírico de 3 días el cual resulta de alta efectividad y aceptable tolerancia.
La cistitis recurrente en la mujer puede ser tratada de forma exitosa mediante profilaxis
antimicrobiana continua, profilaxis poscoital y por autoadministración del medicamento de forma
ambulatoria. La pielonefritis no complicada en mujeres resulta de la infección con determinadas
cepas uropatogénicas de E. Coli en pacientes con tracto urinario anatómicamente normal, en estos
casos son recomendables los regímenes de 10 a 14 días de tratamiento administrado por vía oral en
pacientes con poca toma del estado general y por vía parenteral en aquellos enfermos
hospitalizados. En las infecciones complicadas es difícil recomendar una estrategia empírica de
tratamiento debido a lo variado de las condiciones clínicas subyacentes, en caso de utilizarlos, deben
ser de amplio espectro y durante 10 a 14 días.
Rápidamente bebió unos cuantos vasos de agua, y al llenar su vejiga volvió a acudir al baño, pero el
malestar continuaba. Entonces decidió consultarse con el médico de la familia, quien le explicó que
eran síntomas propios de una Cistitis.
Cistitis es el término médico para definir la inflamación de la vejiga, la que como patología constituye
el cuadro clínico más común y frecuente dentro de las infecciones del tracto urinario; según la
bibliografía médica.
Aunque popularmente se la llama infección de orina, en realidad no solo afecta a la vejiga, también
puede darse en otras partes del sistema urinario, como uréteres, uretra, riñones… y en dependencia
de su localización recibe nombres diferentes.
Generalmente, quienes padecen Cistitis presentan diferentes síntomas, entre los que destacan:
necesidad imperiosa y constante de orinar, sensación de ardor mientras satisface esta necesidad,
micción frecuente en pequeñas cantidades, orina turbia, con olor fuerte o presencia de sangre
(hematuria), molestias pélvicas, sensación de presión en la parte inferior del abdomen y fiebre baja.
Los especialistas concuerdan en que existen numerosos microorganismos que pueden infectar las
vías urinarias, donde el agente etiológico más frecuente es la bacteria Escherichia coli. No obstante,
otro tipo de bacterias y, de manera más inusual, virus y hongos también pueden provocar Cistitis.
De acuerdo con el doctor Camilo Fonseca Mena, ginecólogo del hospital Julio Trigo, esta infección
“Puede producirse por dos vías diferentes: por el extremo inferior de las urinarias (abertura en la
punta del pene o de la uretra, según se trate de un hombre o de una mujer), que es el caso más
reiterado; o bien a través del flujo sanguíneo, en cuyo caso la infección afecta directamente los
riñones”.
Acerca de las causas de este trastorno de salud, expertos del hospital estadounidense Mayo Clinic
plantean que con menos frecuencia, la cistitis aparece como una reacción a determinados
medicamentos, a la radioterapia o a irritantes potenciales, como los aerosoles de higiene femenina,
los geles espermicidas o el uso prolongado de un catéter. Mientras, alertan que también puede
aparecer como una complicación de otra enfermedad.
Referente al sexo más afectado, los estudios médicos apuntan que por sus características
fisiológicas, las féminas son más propensas a padecer una infección urinaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que entre el 10 y el 20 % de las mujeres sufrirán
al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida, -que serán recurrentes en el 20% de los casos-,
ya que ellas tienen la uretra corta y esta se encuentra más cerca del ano, lo que permite a las
bacterias introducirse con facilidad en la apertura de la vagina y, de ahí, hasta la uretra y la vejiga.
No obstante, los hombres también pueden padecerla. Así lo explica la doctora Esther Victoria Ibars
Bo-laños, especialista de primer grado en Ne¬frología del Instituto Nacional de Ne¬frología de La
Habana.
“En los adultos varones jóvenes y hasta los 50 años de edad sin alteraciones de la vía urinaria ni
otros factores de riesgo, son poco frecuentes los síntomas de cistitis, y cuando ocurren, pueden estar
relacionados con una infección de transmisión sexual”.
Según criterio de especialistas del portal web de salud Saber vivir , aunque en un principio la Cistitis
no suele presentar complicaciones, si no se trata a tiempo y adecuadamente, la infección se puede
propagar a los riñones, originando una enfermedad grave llamada pielonefritis.
“Esta puede provocar un daño permanente e irreversible en el riñón, e incluso desembocar en una
infección generalizada de la sangre, o sepsis, que puede llegar a ocasionar la muerte”.
Además de cumplir con disciplina el tratamiento que el especialista le indique, tenga las siguientes
precauciones:
- No consuma alcohol ni bebidas con cafeína, ya que actúan como irritantes de la vejiga.
- Al miccionar, asegúrese de vaciar bien la vejiga, pues los residuos de orina favorecen la infección.
- En el caso de las mujeres, limpie la zona genital después de ir al baño siempre de delante hacia
atrás y nunca al revés. Así se evita arrastrar los gérmenes desde el ano hacia el aparato urinario.
- No esté muchas horas sin orinar y hágalo siempre después de mantener relaciones sexuales para
desechar posibles gérmenes.
- Bebe mucha agua durante el día para diluir las bacterias y favorecer su eliminación mediante la
orina.
- Tomé yogures desnatados y cítricos, porque estos dificultan que las bacterias perjudiciales
proliferen.
Así comenzó a ilustrarnos sobre el tema el Dr. Juan Carlos Yip Felipe, especialista en Urología del
hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad y jefe del Grupo Provincial de esa
especialidad.
—¿Cuáles?
—Los sucesos infecciosos, por litiasis, tumores malignos, o un evento obstructivo funcional de la
vejiga que es más complejo porque habría que determinar qué la hace disfuncional, y puede estar
relacionada con dificultades neurológicas.
—No, qué va. En reiteradas ocasiones te dicen: “padezco de cistitis con frecuencia”, y son tan
seguidas que les afecta la calidad de vida; sin embargo, no le dan importancia en sus inicios.
—En la mujer se presenta con mayor frecuencia, mientras en el hombre aparece en edades más
tardías.
— Aunque la cistitis es menos común entre los hombres, puede ocurrir debido a: la hiperplasia
prostática o cáncer de próstata y las litiasis de vejiga.
—Se hace crónica cuando no se encuentra la causa para ser eliminada. Ahí es donde nosotros
entramos a desempeñar nuestro papel e identificarla, porque si tratas la cistitis y a los 15 o 20 días
vuelve a lo mismo el problema ya es más embarazoso. Puede seguir de manera crónica, al menos
ante un principio no identificado.
“Si fuera por litiasis o tumoración, se conoce y se elimina el problema, igual erradicas la cistitis, pero
si ocurre debido a un origen obstructivo funcional de la vejiga es más complejo porque habría que
determinar qué la hace disfuncional, y puede estar relacionada hasta con dificultades neurológicas”.
—En todos. Siempre debe iniciarse en el primario, con el médico de la familia donde se determinan
los pasos a seguir en correspondencia con los estudios realizados y se llegue al consenso para ser
valorado por el urólogo.
—Me doy cuenta de que siempre encontrarán el camino para ser atendidos, pero en el nivel de
atención primaria hay especialistas en urología?
—Nuestra provincia tiene cubierta casi todas las áreas de salud con urólogos que atienden a los
pacientes una o dos veces al mes, y tenemos la policlínica José Martí (Centro), de referencia para
las demás áreas; allí se ofrecen de lunes a viernes con nuestros propios especialistas, los de este
hospital, solo quedan Minas y Senado, y sus habitantes van a los sitios más cercanos.
—¿Un consejo?
—Si tenemos en cuenta que la mejor medicina es la que prevé, no la que cura, en este sentido la
prevención es vital a través de la ingesta de líquido.
“La medicina natural y tradicional es fundamental también, ayuda como ciencia constituida. Hay
plantas con propiedades antiinflamatorias, y hay que tomar líquido, ya sea agua, infusiones, siempre
prescritas por un profesional.
“Es lo más importante, ingerir líquido, hasta tres litros de agua al día, y la sugerencia es que tome la
conciencia debida y ante cualquier anomalía asista a su médico, porque detrás de esto pueden
instalarse enfermedades serias. La conducta a seguir debe ser rápida, perspicaz y bien
fundamentada.
“Siempre es aconsejable seguir una dieta equilibrada y llevar un estilo de vida saludable, ambas
cosas pueden ayudar a prevenir una infección urinaria; también es recomendable no retener la orina
y como dije, beber agua de manera habitual”.
—¿Tiene una idea de la cultura de nuestra población ante la ingesta de líquido?
—Fíjese si es deficiente, que está identificada como un problema de salud. En nuestro país se suda
mucho, tenemos un clima caluroso y húmedo, por lo tanto la pérdida de líquido del cuerpo es grande.
No tomar líquido no hace bien al organismo, mucho más si tenemos en cuenta que el riñón es el filtro
de la sangre, lo que mantiene un equilibrio metabólico interno, o sea, depura todo lo que en la sangre
está de más, y se vincula con todos los desechos del metabolismo del hígado, del páncreas, del
cerebro, de los pulmones, y eso que filtra el riñón lo elimina en forma de orina, entonces si lo hace en
pocas cantidades, esa orina se hace más densa, con un mayor peso molecular y provoca que
siempre quede algo dañino dentro del organismo, traducido en cistitis.
“Y si esa densidad de la orina llega a la vejiga hace que crezcan y se multipliquen las bacterias,
llegan los divertículos, se forman cálculos, todo esto lleva a consecuencias más complicadas. Quiere
decir que si evitamos la deshidratación también podemos eludir las raíces de las cistitis y esta como
tal, sin dudas, la causa más influyente y para mal, es la falta de ingestión de líquidos”.