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UNIVERSIDAD DE LA SALLE ESCUELA DE CIENCIAS BÁSICAS

Y APLICADAS
PROGRAMA DE BIOLOGÍA
EVOLUCIÓN

TALLER ABOUT SEX.


Luis Camilo Díaz Duarte1 - David Mateo Navarrete2

1. La población de algunas especies de peces, insectos y crustáceos consiste en


individuos que se reproducen tanto sexual como asexualmente. ¿Esperarías que
tales poblaciones se vuelvan completamente asexuales o sexuales? ¿Qué factores
podrían mantener ambos modos reproductivos? ¿Cómo podrían los estudios de
estas especies arrojar luz sobre los factores que mantienen la reproducción
sexual?
R/ Lo logico es que las poblaciones eventualmente se vuelvan completamente sexuales y
aunque el sexo tiene un doble costo que favorece que las poblaciones sean asexuales, las
mutaciones deletéreas pueden eliminarse a través de la diversidad genética en los organismos
sexuales que en comparación la evolución de los organismos asexuales, estas no tendrían
ningún otro medio para alterar su genoma de la mutación, lo que aumentaría la probabilidad de
extinción (Picard et al., 2021).
Se considera que el costo de la reproducción sexual es el doble que el de la reproducción asexual, porque
las hembras sexuales producen ≈ 50 % de descendencia masculina, y los machos suelen contribuir solo con
sus genes a la reproducción (Maynard Smith, 1978; Ginson et al., 2017). Siguiendo esta lógica, la
reproducción asexual debería dominar a menos que haya más de una doble ventaja en la reproducción
sexual. Con respecto a los factores que podrían mantener un determinado modo de reproducción se podría
incluir el acceso o la disponibilidad de parejas, enfermedades o parásitos que respaldado con la hipótesis
de la Reina Roja tendría un efecto importante en la población y sería la reproducción la que se favorece
(Barbuti et al., 2012). Por otra parte, se cree que la selección sexual es una forma de mantener la
reproducción sexual, porque solo los machos aptos pueden aparearse. En un entorno libre de enemigos, se
favorecería la reproducción asexual, pero es poco probable que persista a lo largo del tiempo evolutivo,
porque cuando el entorno cambia, tendrán mucha menos capacidad de adaptación (debido a la falta de
variación genética novedosa que proporcionaría la segregación) y recombinación en una población sexual)
(Neiman et al., 2014).

2. Se sabe que muchas especies partenogenéticas de plantas y animales son


genéticamente muy variables. ¿Qué procesos podrían explicar esta variación?
R/ Actualmente se sabe que todas las especies partenogenéticas (excepto los rotíferos Bdelloid)
evolucionaron relativamente hace poco a partir de ancestros que se reproducían sexualmente.
La mayor parte de su variación genética actual puede explicarse por la herencia de esos
antepasados que se reproducen sexualmente. Por tanto, es muy posible que los altos niveles
preexistentes de diversidad genética sean lo que permitió que esos linajes cambiaran con éxito
a la partenogénesis, mientras que una población fundadora menos diversa podría haberse
extinguido por problemas de endogamia (Dent & Kazura, 2020).

Los Bdelloids parecen ser todos hembras y se reproducen exclusivamente por partenogénesis.
Todavía no se sabe cómo lograron cambiar a la reproducción asexual y mantenerla durante más
de 25 millones de años, pero hay evidencia de que se involucran en una transferencia de genes
mucho más lateral que el promedio de los animales . Esto debido a que con los años que tiene
se han diversificado en unas 450 especies, divididas en cuatro familias y tres órdenes

1 20201029
2 20192022
(Castagnone, 2006).

3. Las especies partenogenéticas se encuentran típicamente en las puntas del árbol


de la vida: sus parientes más cercanos se reproducen sexualmente. Explique este
patrón.
R/ Lo que implica este patrón es que la mayoría de las especies partenogenéticas rara vez
logran establecer linajes duraderos de especies descendientes que mantengan el rasgo
partenogenético (con la excepción de los rotíferos Bdelloid) lo que hace que se extingan con
relativa rapidez o vuelvan a la reproducción sexual (Suomalainen et al., 1976).
Lo que sugiere que las especies partenogénicas obligadas, evolucionan más lentamente dado
que si surge una mutación beneficiosa en un individuo determinado, no existe ningún
mecanismo para cruzarla con otras líneas genéticas; en consecuencia se extenderá a través de
la población solo cuando todas las demás líneas se extinguieron y dejaron espacio para los
descendientes de ese individuo. Esto ocasiona que las líneas partenogénicas tarden mucho en
acumular suficientes mutaciones para constituir obviamente una nueva especie y esto significa
que es menos probable que los cambios en el medio ambiente resulten en una adaptación
rápida y más probable que resulten en una extinción simple (Jaron et al., 2021).
Lo anterior se apoya con la hipótesis de la Reina Roja dado que las especies partenogenéticas
pueden obtener un salto temporal en la competencia al reproducirse más rápido, pero
eventualmente surgirá algo a lo que no podrán adaptarse a tiempo y se extinguirán (Hoffmann et
al., 2008)

4. En muchos reptiles, incluidos los cocodrilos y muchas tortugas, el sexo está


determinado por la temperatura durante el desarrollo temprano. Muchos científicos
esperan que a medida que el clima de la Tierra se calienta, las proporciones de
sexos en estas especies pueden volverse muy sesgadas, poniendo en peligro aún
más a estos animales. Realice una investigación externa y concluya si esta
preocupación está justificada y qué podría sucederle a esta población como
resultado.

R/ El rango de transición de temperaturas, es generalmente menos de 2 °C, y puede ser inferior


a 1 °C; por lo tanto, este grado de sensibilidad termica en las especies, indica que un pequeño
cambio en la temperatura ambiental puede alterar drásticamente la proporción de sexos de la
descendencia, y potencialmente dar como resultado poblaciones predominantemente de un solo
sexo (Refsnider & Janzen, 2012).

Siguiendo esa misma idea, el cambio climático crece a ritmo acelerado, y se prevé que las
temperaturas globales puedan aumentar hasta 6,4 °C para el año 2100; las especies que se
podrían ver más afectadas por esto son las especies longevas, estas podrían ser vulnerables
porque se puede desarrollar un retraso entre las condiciones ambientales y los valores óptimos
de sus características; aunque tal retraso podría conducir a una respuesta evolutiva rápida
debido a una selección intensa, también es posible que la variabilidad genética disponible para
la selección disminuya rápidamente. Por su parte, las especies de vida más corta con más
generaciones por período de tiempo tienen menos probabilidades de desarrollar un retraso entre
las condiciones ambientales y los valores óptimos de sus características y, por lo tanto, deberían
poder adaptarse al cambio climático más rápidamente (Hoffmann & Sgró, 2011; Refsnider &
Janzen, 2012).
Por consiguiente, la rápida tasa actual de cambio climático global puede impedir que los
organismos longevos sigan el ritmo a través de cambios genéticos adaptativos entre
generaciones, y así conducirlos a su extinción. Sin embargo, se ha encontrado que en lugar de
una rápida adaptación genética al cambio climático, pueden ser necesarios mecanismos como
la plasticidad fenotípica. En un estudio trabajado sobre tortugas, las hembras ajustaron su
elección de cobertura de sombra del nido en respuesta a las condiciones ambientales, lo que
sugiere que la plasticidad fenotípica del comportamiento, en la elección de las hembras de la
sombra sobre el sitio del nido puede comprender un mecanismo inmediato por el cual los
reptiles longevos pueden evitar sesgos en la proporción de los sexos (Refsnider & Janzen,
2012).

En conclusión, el cambio climático ya ha tenido un impacto y seguirá amenazando la viabilidad de


muchas especies, y si bien la plasticidad fenotípica en los reptiles podría brindar una respuesta
entre generaciones a la selección, la herencia permite una solución evolutiva permanente; por
tanto, las especies longevas van a estar en peligro de extinción siempre y cuando la temperatura
siga aumentando (Mitchell & Janzen, 2010; Refsnider & Janzen, 2012).

5. ¿Qué aspectos del comportamiento, la fisiología y la morfología humana podrían


explicarse mediante la selección sexual? ¿Cuáles son las hipótesis alternativas y
cómo podemos determinar cuál es (o son) correcta?

R/ Las mujeres invierten más en la descendencia que los hombres, esto a través de la gestación
y la lactancia durante varios años y brindando más cuidado que los padres. Por su parte, la
evidencia sugiere que los hombres ciertamente han experimentado una selección sexual más
fuerte; los hombres son más grandes, más fuertes, más rápidos y más agresivos físicamente
que las mujeres, y el grado de dimorfismo sexual en estos rasgos rivaliza con el de las especies
con intensas competencias masculinas. Ciertamente, el tamaño, la fuerza, la velocidad y la
agresión en los hombres se correlacionan con la capacidad competitiva física, y las
manipulaciones que aumentan estas variables conducen a una mayor destreza física. La masa
muscular y la fuerza relativamente mayores en la parte superior del cuerpo masculino (en
comparación con la parte inferior del cuerpo), en particular, sugieren una historia evolutiva de
lucha (Puts, 2010).

De igual manera, los hombres poseen varios rasgos que parecen funcionar principalmente para
amenazar a los rivales. Por ejemplo, la barba y el vello de las cejas crecen en la pubertad en los
hombres y pueden indicar dominancia a través de la asociación con los niveles de testosterona y
el aumento del tamaño aparente de la mandíbula y la frente, además, las voces profundas
puede que señalen el dominio en los hombres en parte porque se correlacionan con niveles
altos de testosterona. En los animales, las vocalizaciones de tono bajo generalmente indican
dominación y las vocalizaciones de tono alto indican sumisión (Puts, 2010).

Por su parte, las mujeres son únicas entre los primates por tener abundantes depósitos de
grasa, para la ovulación, probablemente para proporcionar los recursos necesarios para un
embarazo y una lactancia prolongados (Singh, 1993).

Hipotesis alternativas:

- Hipótesis de que los rasgos de los hombres evolucionaron al servicio de la caza:


La hipótesis alternativa de que estos rasgos evolucionaron al servicio de la caza no es
satisfactoria en parte porque no es parsimoniosa; en todo el reino animal, donde uno encuentra
machos grandes, fuertes y agresivos, casi siempre es porque los machos emplean estos rasgos
en las peleas por las hembras. Esta hipótesis también tiene dificultades para explicar rasgos
tales como barbas, voces profundas, cráneos robustos que son fácilmente explicables por la
competencia masculina.

- Hipótesis de que los rasgos de los hombres evolucionaron para ser ornamentales:
Incluso si los rasgos de los hombres surgieron inicialmente a través del combate masculino, es
posible que la elección femenina se haya convertido en una presión de selección más fuerte, y
los rasgos de los hombres evolucionaron posteriormente para asumir un papel más ornamental
(Puts, 2010).

Para determinar qué hipótesis es la correcta, se deben de identificar los rasgos que pueden ser
explicados mediante la selección sexual e investigar si los rasgos seleccionados están mejor
diseñados para contiendas, atracción de pareja u otra función. Esto a su vez, seleccionando
variables a medir como éxito reproductivo, variables relacionadas con la dominancia y atractivo,
con el fin de que arrojen información sobre el mecanismo para el cual están diseñados (Puts,
2010).

Referencias:

Barbuti, R., Mautner, S., Carnevale, G., Milazzo, P., Rama, A., & Sturmbauer, C. (2012).
Population dynamics with a mixed type of sexual and asexual reproduction in a
fluctuating environment. BMC Evolutionary Biology, 12(1), 1-13.

Castagnone-Sereno, P. (2006). Genetic variability and adaptive evolution in parthenogenetic


root-knot nematodes. Heredity, 96(4), 282-289.

Dent, A. E., & Kazura, J. W. (2020). Strongyloidiasis (Strongyloides stercoralis).

Gibson, A. K., Delph, L. F., & Lively, C. M. (2017). The two ‐fold cost of sex: experimental
evidence from a natural system. Evolution Letters, 1(1), 6-15.

Hoffmann, A. A., Tracy Reynolds, K., Nash, M. A., & Weeks, A. R. (2008). A high incidence of
parthenogenesis in agricultural pests. Proceedings of the Royal Society B: Biological
Sciences, 275(1650), 2473-2481.

Hoffmann, A. A., & Sgró, C. M. (2011). Climate change and evolutionary adaptation. Nature,
470(7335), 479–485. https://doi.org/10.1038/nature09670

Jaron, K. S., Bast, J., Nowell, R. W., Ranallo-Benavidez, T. R., Robinson-Rechavi, M., &
Schwander, T. (2021). Genomic features of parthenogenetic animals. Journal of
Heredity, 112(1), 19-33.

Mitchell, N. J., & Janzen, F. J. (2010). Temperature-Dependent sex determination and


contemporary climate change. Sexual Development, 4(1–2), 129–140.
https://doi.org/10.1159/000282494

Neiman, M., Sharbel, T. F., & Schwander, T. (2014). Genetic causes of transitions from
sexual reproduction to asexuality in plants and animals. Journal of evolutionary biology,
27(7), 1346-1359.

Picard, M. A. L., Vicoso, B., Bertrand, S., & Escriva, H. (2021). Diversity of Modes of
Reproduction and Sex Determination Systems in Invertebrates, and the Putative
Contribution of Genetic Conflict. Genes, 12(8), 1136.

Puts, D. A. (2010). Beauty and the beast: Mechanisms of sexual selection in humans.
Evolution and Human Behavior, 31(3), 157–175.
https://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2010.02.005

Refsnider, J. M., & Janzen, F. J. (2012). Behavioural plasticity may compensate for climate
change in a long-lived reptile with temperature-dependent sex determination. Biological
Conservation, 152, 90–95. https://doi.org/10.1016/j.biocon.2012.03.019

Singh, D. (1993). Body shape and women’s attractiveness - The critical role of waist-to-hip
ratio. Human Nature, 4(3), 297–321. https://doi.org/10.1007/BF02692203

Suomalainen, E., Saura, A., & Lokki, J. (1976). Evolution of parthenogenetic insects. In
Evolutionary biology (pp. 209-257). Springer, Boston, MA.

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