Está en la página 1de 5

IMPUTACIÓN OBJETIVA

El estudio del fenómeno causal no tiene como origen la disciplina jurídica; ha sido
tradicionalmente uno de los temas principales de la filosofía, concretamente de la metafísica u
ontología. Desde los presocráticos que buscaban el origen o arjé del cosmos en los elementos de
la naturaleza hasta la metafísica de la edad moderna y la contemporánea teoría de la relatividad.

Kant se ocupó del problema del fin y la causa en la crítica de la razón práctica aludiendo a la
experiencia empírica. Esta cuestión también fue abordada por Hegel en su fenomenología del
espíritu y sirvió de fundamento a la teoría de la imputación objetiva formulada por Karl Larenz casi
doscientos años después.

La teoría de la imputación objetiva de raigambre hegeliana, se expandió al derecho civil con la


finalidad de excluir la responsabilidad por daños imprevisibles; después incursionó en el sistema
funcional del derecho penal, en donde, sintetizando, se vincula en conexión el principio de riesgo y
la imputación jurídica de un resultado. En resumen, la imputación es el acto mediante el cual se
pretende atribuir a alguien el resultado de un hecho o una omisión en sus consecuencias jurídicas,
pero la imputación puede ser objetiva o subjetiva, en la objetiva no interesa la causalidad, sino la
producción del daño y por lo tanto, del perjuicio.

DOCTRINA DEL RIESGO CREADO

Para la imputación objetiva, un resultado habrá de atribuirse al sujeto actuante

si se comprueba que con su conducta (activa u omisiva) se aumentó el grado de riesgo permitido,
siendo materializado el riesgo (peligro).

Para llegar a la responsabilidad extrapatrimonial del Estado, es suficiente la producción del riesgo -
grave y anormal- creado por la administración para que el daño pueda imputarse objetivamente a
ésta.

Se conoce como el daño ocasionado por la “imprevisibilidad de lo previsible", puesto que lo


sucedido pudo haber sido más fruto de la falta de previsión (imprevisión) que de otra cosa.

Escenarios:

• Cuando el Estado tiene una posición de garante, al haber creado el riesgo para los
derechos, bienes e intereses legítimos.

• Cuando el Estado tiene una posición de garante, en cumplimiento de los deberes


institucionales aunque el garante no haya creado el peligro para los bienes jurídicos. Su
fundamento es la solidaridad que surge por pertenecer a ciertas instituciones básicas para
la sociedad. Se trata de deberes positivos derivados del ESD.

• Cuando el Estado, teniendo el deber jurídico y la capacidad para evitar el resultado pero se
abstiene de hacerlo.

• “Desde esa perspectiva, la posición de garante se erige como uno de los ejes basilares
sobre los cuales se edifica el concepto de imputación fáctica, puesto que a partir del
conjunto de principios establecidos en el artículo 1 º de la Constitución Política, se hace
responsable, desde diversas perspectivas jurídicas (penal, disciplinaria, patrimonial, etc.) a
la persona que con su omisión ha facilitado la producción del daño, lo que desvirtúa en el
plano jurídico el principio causal según el cual a partir de la omisión no se deriva nada. En
ese contexto, la posibilidad de atribuir resultados o daños, con base en un criterio
normativo-jurídico, no es otra cosa distinta que la reivindicación de la multiplicidad de
valores y principios jurídicos sobre los que se basamenta el Estado Colombiano, es decir,
como un Estado Social de Derecho, en el cual los asociados no solo se benefician de una
gama de derechos y garantías, sino que, de igual manera, se encuentran conminados al
cumplimiento de una serie de deberes (v.gr. principio de solidaridad, de dignidad humana,
de tolerancia, etc.) sin los cuales la sociedad no podría funcionar. . , .

• "Y, si los particulares se encuentran vinculados por esos imperativos categóricos -en
términos Kantianos-, con mayor razón los órganos y funcionarios estatales se
hallan ,sometidos al cumplimiento y salvaguarda de esos principios y valores
constitucionales. En consecuencia, tal y como lo ha sostenido el máximo tribunal
constitucional, la fuerza pública se encuentra en posición de garante frente a la
protección de los bienes y derechos de los ciudadanos, sin que ello suponga someter al
Estado a lo imposible -puesto que existe el principio de falla relativa del servicio-, pero sí
obliga a que se analice en cada caso concreto las posibilidades reales con las que contaban
los agentes estatales para impedir el resultado". (Consejo de Estado, Sección Tercera,
sentencia de octubre 4 de 2007; expediente 15567).

TÍTULOS DE IMPUTACIÓN-RÉGIMEN DE LA RESPONSABILIDAD

La institucionalización del daño antijurídico, en sus consecuencias, compromete la responsabilidad


de la administración por los hechos, vías de hecho, omisiones, operaciones administrativas u otras
actividades materiales que realice, como títulos jurídicos de imputación. De éstos, se derivan los
regímenes:

a) Subjetivo (falla del servicio)

b) Objetivo: 1) Daño especial – Derivado del principio de igualdad ante las cargas públicas

2) Riesgo Excepcional – Derivado del ejercicio de actividades peligrosas

RESPONSABILIDAD SUBJETIVA

Se basa en la falla del servicio público (no funcionó, funcionó mal o funcionó tardíamente) es decir,
se trata de fallas de la Administración por acción o por omisión, irregularidad, ineficacia o ausencia
del mismo Estado. Es el título de imputación más frecuente.

Esta falla en la prestación del servicio público puede o no ser obra exclusiva de la acción u omisión
de un agente determinado, porque también puede obedecer a fallas estructurales: deficiente
organización en la prestación del servicio, carencia o falta de control y vigilancia, etc., que
inequívocamente, también pueden encerrar acciones u omisiones. En la responsabilidad objetiva,
el Estado puede no ser declarado responsable si prueba que actuó de forma prudente y diligente.
Hechos u omisiones de las
fuerzas militares o de
policía, por falla en el
transporte aéreo; por
almacenaje en bodegas
oficiales; por retención de
mercancías; por
defectuoso
funcionamiento de la
administración

Retardo: Cuando la Administración actúa tardíamente en prestar el servicio

Irregularidad: Cuando se presta el servicio en forma diferente a como debe hacerse normalmente,
contrariando las normas o lo hace en forma defectuosa

Ineficiencia: Cuando se presta el servicio pero no con diligencia y eficacia

Omisión o ausencia del Estado: Cuando la Administración, teniendo el deber legal de prestar el
servicio, no actúa, no lo presta, y queda desamparada la ciudadanía

La falla del servicio se puede estructurar bajo las siguientes categorías:

1) Falla presunta: En este escenario, se presume que el Estado actuó cometiendo la falla que causó
el daño, es decir, que se parte de la presunción de culpa que implicaba que el administrado no
estaba en la obligación de demostrar el daño sino la relación de causalidad y la entidad , por su
parte, tenía la carga probatoria de demostrar que sí había obrado con diligencia y cuidado.
Actualmente ya no existe, fue descartada por el propio Consejo de Estado y solo se aplicó de
forma excepcional frente a algunas actividades peligrosas como daños causados por dotación de
armas, que actualmente se tramitan bajo la teoría del riesgo especial o excepcional; también con
relación a los daños causados por prestación de servicios médicos.

2) Falla anónima: cuando el Estado ha causado un daño pero no es necesario identificar el agente
que lo causó, ya que el carácter anónimo es un elemento natural de la falla del servicio, dado que
para estructurarla no se requiere identificar a las personas cuya conducta es constitutiva de la
misma. La víctima puede imputar responsabilidad a la Administración sin tener que designar al
funcionario que ha desarrollado la conducta, pues, la falta del servicio público puede resultar de
las actuaciones de agentes determinados pero no identificados.

3) Falla probada. El demandante deberá probar el acaecimiento de la falta o falla. La


jurisprudencia señala que bajo este título es posible configurar la responsabilidad del Estado por la
actividad médica hospitalaria (prestación del servicio de salud) y, por consiguiente, se exige
acreditar la falla propiamente dicha, el daño antijurídico y el nexo de causalidad entre aquélla y
éste.
RESPONSABILIDAD OBJETIVA

Resulta del ordenamiento jurídico ( constitucional o legal) que lo prevea.

Como ya se esbozó, la responsabilidad objetiva implica asumir la responsabilidad sin que medie si
hubo culpa, nacida de la circunstancia de haber realizado un acto dañoso, cuyos efectos deben
neutralizarse del modo más completo posible mediante el mecanismo de la indemnización o
reparación del perjuicio. En esta categoría encontramos la responsabilidad por el error judicial por
privación injusta de la libertad; expropiación de bienes; ocupación temporal de inmuebles para
trabajos públicos. De aquí se desprenden las teorías del daño especial y del riesgo excepcional.

Daño Especial

El Consejo de Estado lo ha definido como: Aquel que se inflige al administrado en desarrollo de


una actuación legítima del Estado ajustada en un todo a la legalidad pero que debe ser
indemnizado por razones de equidad y de justicia distributiva, en la medida en que la
administración se ha beneficiado de un daño anormal, desmesurado o superior a aquel que deben
sufrir los administrados en razón a la naturaleza particular del poder público, el cual entraña de
esta suerte un rompimiento de igualdad ante las cargas del poder público.

Se requiere por lo tanto:

1. Que se desarrolle una actividad legítima del Estado

2. Que el menoscabo o el daño sea producto de esa actividad

3. Que ese daño sea de tal magnitud que rompe el principio de igualdad ante las cargas
públicas

4. Dicho rompimiento debe causar un daño grave y especial sobre alguno de los
administrados

5. Debe existir nexo causal entre el daño y la actividad

Construcciones de obras públicas, atentados


terroristas contra funcionarios, los daños causados
a las propiedades cuando se persiguen
delincuentes, etc
Por riesgo excepcional

Casos en los cuales el daño se causa por el empleo de cosas/elementos/medios o en desarrollo o


ejecución de una actividad que por sí mismas, son peligrosas y originan un riesgo para el
conglomerado social (personas y patrimonios), y que debe cumplir el Estado a sabiendas del
peligro que envuelve o implica en repercusión y consecuencias.

La jurisprudencia aplica la noción de "actividad peligrosa“ al uso de armas de dotación oficial,


conducción de vehículos automotores de propiedad estatal (accidentes de tránsito), construcción
de vías y obras públicas, redes de conducción de energía eléctrica de alto voltaje o de gas natural,
daños ocasionados con sustancias químicas (como el glifosato), entre otros.

Se deben cumplir los siguientes elementos de configuración:

(i) que se haya creado un riesgo de naturaleza excepcional,

(ii) que el riesgo excepcional creado finalmente se realice

(iii) que el riesgo de naturaleza excepcional que se ha creado y posteriormente realizado haya
sido impuesto de modo perfectamente legal

También podría gustarte