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Título

Norbert Elias frente a la teoría sociológica clásica y contemporánea. En, Norbert Elias y el problema
del desarrollo humano.

Autor

Zabludovsky Gina

Fecha

2011.

Palabras claves

Dualismos, individualización, habitus, acción, estructura

Descripción

Capítulo de Libro, Ediciones Aurora. Bogotá,

Contenido

Elias y la sociología clásica, en el capítulo se realiza una crítica a la tendencia de resaltar las
personalidades únicas independientes de los contextos y las corrientes de pensamiento; “los actos
heroicos… solo pueden explicarse teniendo en cuenta las oportunidades a las que pudieron acceder
en virtud de la posición social que ocuparon”. (Zabludovsky, 2011: 20)

En este sentido plantea la articulación entre atributos individuales y oportunidades de poder que
permiten responder a condiciones sociales. Así, la socióloga indica; “Elias rechaza las corrientes de
la historiografía política que estudian a los hombres pertenecientes a grupos sociales de elite, sin
investigar los problemas sociológicos de las configuraciones y redes de interdependencia que han
configurado a esas elites y también las sojuzgan en su acción”. (Z. Gina, 2011: 20)

Para no caer en lo apologético-deductivo de la historia tradicionalista y ‘oficial’ no hay que perder


de vista las estructuras sociales que otorgan oportunidades y ‘establecen los campos de acción’. De
acuerdo con lo formulado; “El énfasis que se ha puesto en individuos independientes ha dado lugar
a que, en la investigación que se designa como histórica, no se examine con suficiente concentración
la división del tiempo determinada por la duración y ritmo de las transformaciones de la vida social,
consideraciones que deben ser tenidas en cuenta en el marco de procesos sociales de largo plazo.
‘El individuo humano se cree con facilidad la medida de todas las cosas, como si esto fuera algo
evidente’”. (Z. Gina, 2011: 20)

Frente a los dualismos o dicotomías como individuo/sociedad, sostiene que Elias propone el
concepto de interdependencia y configuración, los cuales permiten el entendimiento de las
relaciones en el marco de dependencia recíproca. “Por configuración se entiende ‘la constelación
de hombres recíprocamente entrelazados’ (Elias, 1982a: 51-52) en redes de interdependencia
caracterizadas por un balance asimétrico”. (Z. Gina, 2011: 20).

La inviabilidad de separar lo micro y macro en las investigaciones (Los marginados y establecidos)


sugiere alcanzar una dimensión más general. Los análisis de las comunidades y sus relaciones deben
dar cuenta de las configuraciones a nivel micro. De hecho, este estudio es fundamental para
demostrar la centralidad de la categoría de exclusión como germen de la inequidad social. (Z. Gina,
2011: 21)

Las críticas a la sociología de la acción de M. Weber se expresan a partir de la cuestión: “¿Por qué
situar la acción en el centro de una teoría de la sociedad en vez de a las personas que actúan?
Norbert Elias se hace esta pregunta desde un punto de vista crítico frente a la organización que ha
tenido la sociología como disciplina académica. Elias rechaza la concepción de la acción social y
considera que esta responde a una noción fallida y poco acertada de la sociología, sostenida en una
dicotomía igualmente falsa y equivocada que se expresa en una serie de antinomias ficticias:
individuo/sociedad, agente/estructura, acto/sistema, microsociología/macrosociología [...] Así,
para Elias, la teoría de la acción social de Weber representa una ambivalencia no resuelta, porque
por un lado enfatiza el concepto de individuo autónomo mientras que, por otro, lo desaparece en
la totalidad social (Elias, 1987ª:31)”. (Z. Gina, 2011: 22)

Gina continua -citando a Elias- y su ejemplo del uso cultural del paraguas como acción no social para
Weber: “[…] no se detiene a pensar que sólo en determinadas sociedades hay paraguas, que éstos
no se producen y se usan en todas las sociedades. De manera análoga considera como no social un
choque entre dos ciclistas, y sólo como sociales los insultos y los golpes que eventualmente seguirán
al choque […] El pensamiento de Max Weber está en gran medida determinado por la sensibilidad
ante la necesidad de que en algún lugar haya una frontera, un muro de separación entre lo que ha
de ser considerado como individual y lo que merece ser considerado como social. (Elias, 1982b: 145)”.
(Z. Gina, 2011: 23)

Igual, la explicación de lo social no debe basarse en el individuo como punto de partida de la vida
social. Nos dice Gina retomando a Elias; Weber reduce al individuo, aísla la acción social en cuanto
asume que “a partir de ésta se puede estudiar y comprender el comportamiento de los hombres en
comunidad y en sociedad”. Como si la serie de acciones fueran mosaicos aislados de acciones. “Elias
reitera así la imposibilidad de concebir la acción de una persona suponiendo que, primero, caminó
sola en el mundo y que sólo después ajustó su conducta a la de los demás”. (Z. Gina, 2011: 23).

La crítica a los enfoques individualistas de la sociología los resume de la siguiente manera: “Elias
considera, como puede verse, que los micro-procesos biográficos deben vincularse a los
macroprocesos históricos: cada persona es parte de un proceso social y a la vez su vida misma es un
proceso a menor escala (Elias, 1991). Uno de los ejemplos que da al respecto es el de la pérdida de
un ser querido: cuando éste muere, también muere parte de uno mismo. Cuando las sociedades en
las que viven las personas son conquistadas o destruidas, devastadas o humilladas, el individuo
pierde tanto como cuando muere un ser querido. Una de las fallas más importantes de las diferentes
teorías sociológicas es no tomar en cuenta las constantes interrelaciones entre el yo y el nosotros
(Elias, 1978: 133-135)”. (Z. Gina, 2011: 24)

Es necesario tener en cuenta el plano de observación social, las regularidades. “En otros textos
también pone en duda los conceptos que se yerguen sobre divisiones tajantes entre los planos de
la integración física, social e individual y considera que la noción del tiempo muestra cómo se trata
de procesos entrelazados (Elias, 1992)”. (Z. Gina, 2011: 24)
La sociología procesual ‘contrasta’ con la teoría de las acciones sociales y enfoques similares. “Elias
rechaza toda propuesta de investigación social que parta del individuo como unidad de análisis o,
peor aún, que parta de elementos todavía más reducidos, como en el caso de las acciones sociales
que se conciben únicamente como una parte de esos individuos. Las acciones individuales no
pueden considerarse como antecedentes de las unidades sociales compuestas de las que forman
parte”. (Z. Gina, 2011: 25)

“Así, Elias señala que el énfasis en el papel del individuo o de la sociedad no tiene ninguna relación
con la realidad empírica. No hay nada en el mundo observable que corresponda a la
conceptualización diferenciada entre individuo y sociedad o que muestre la posibilidad de la
existencia de uno sin la otra (Elias y Scotson, 1965: 169-170). Esta controversia, que ha caracterizado
el desarrollo de la sociología y las ciencias sociales, pretendiendo estar apoyada en una discusión
sobre la realidad fáctica, esconde en realidad conceptos que descansan en cuestiones de valor y en
las propias creencias políticas”. (Z. Gina, 2011: 26)

La categoría para profundizar y utilizar en la explicación de las configuraciones y la acción del sujeto
es la de Habitus “Frente a las teorías de la acción y de la estructura, Elias propone los conceptos de
figuración y habitus. Los procesos de civilización y la consecuente autocontención contribuyen a la
formulación de un habitus social, que es una parte integral de la personalidad de cada individuo
(Elias, 1992: 11). Al respecto, algunos autores como Jonathan Fletcher, han explicado la manera en
que la noción de desarrollo de la civilización en Elias está relacionada con el concepto de habitus,
un significado que se puede perder para aquellos que no consultan la obra original en alemán”. (Z.
Gina, 2011:27)

“El habitus se expresa en los códigos de conducta y de sentimientos individuales, cuyos patrones se
transforman con el cambio de las generaciones, y que denotan las disposiciones compartidas por la
mayoría de los miembros de una sociedad. Los habitus individuales se refieren a las disposiciones
emocionales y de conducta específicos de una persona (Fletcher, 1997: 11)”. (Z. Gina, 28: 28)

Sobre modernidad e individualización: “Elias considera que la individualización, característica de la


sociedad moderna, debe entenderse a la luz del proceso de civilización, que es una constante en su
obra. En sus análisis de la cuestión, Elias parte de las perspectivas teórico-metodológicas que
caracterizan su trabajo y que confluyen en la defensa del carácter interpretativo de la sociología
como una disciplina que debe superar su frecuente presentismo y desarrollarse en una estrecha
relación con la historia (Elias, 1982ª: 1; Elias, 1987ª: 492; Elias, 1987b)”. (Z. Gina, 2011: 33)

“La individualización es un proceso que se da a lo largo de siglos. Lejos de responder al orden


biológico y a la naturaleza humana, se trata de una transformación social ajena al control de las
personas y es resultado de sus relaciones mutuas; este proceso se da a la par de la creciente
diferenciación de las funciones sociales y el dominio cada vez mayor sobre las fuerzas naturales
(Elias, 1990a: 158) […] La movilidad aumenta conforme disminuye el encapsulamiento dentro de las
familias, grupos ligados al parentesco y comunidades locales. El individuo deja de pertenecer a las
pequeñas unidades sociales para integrarse paulatinamente a las grandes organizaciones. Las tareas
de protección y control quedan ejercidas por uniones vitalicias e indisolubles y por grupos
endógenos reducidos (como clanes, comunidades rurales o gremios), se transfieren a las
agrupaciones estatales altamente centralizadas y cada vez más urbanas”. (Z. Gina, 2011: 34)
Igual, en el proceso hacia la edad adulta se depende cada vez menos de las pequeñas colectividades
para la protección (salud, alimentación, herencias, propiedades, consejos). “La cohesión y armonía
comunitaria se relajan y la actuación desde la perspectiva del nosotros se ve sustituida por una
conciencia de la importancia de tomar decisiones de forma individual dentro de una sociedad
crecientemente diferenciada (Elias, 1990ª: 151-152)”. (Z. Gina, 2011: 34)

Según Gina, una elevada individualización ‘abre’ formas de satisfacción, realización y bienestar -
entre otras-, que se relacionan con formas de sentimientos de autosatisfacción, y con recompensas
de poder, posesión y aprecio. Igualmente, al contrario, se pueden generar otros tipos de estados
personales (dolor, frustración, insatisfacción). Las posibilidades de elegir y buscar anhelos conllevan
riesgos, las personas deben estar en capacidad de relegar sus ‘impulsos inmediatos’ y ceder a los
objetivos de largo plazo que ‘prometen satisfacción duradera’. Pero las personas se pueden
equivocar. (Elias, 1990a: 153)

En relación con la individualización y el control de la naturaleza: “En las sociedades actuales los
fenómenos naturales ya no desempeñan el mismo papel que tenían en los siglos XVII y XVIII. La
contraposición entre individuo y naturaleza, entre sujeto buscador de conocimiento y objeto por
conocer, pierde importancia lentamente a medida que se incrementa la capacidad de los seres
humanos para controlar algunos procesos naturales, desviarlos o utilizarlos para sus propios fines”.
(Z. Gina, 2011: 38)

“Los seres humanos aprenden a intervenir y transformar la naturaleza generando sus propias
fuentes de energía (el vapor, la electricidad y la energía nuclear). Paralelamente, aumentan las capas
sociales liberadas del trabajo manual con ocupaciones en las que las condiciones, los conocimientos
y la educación desempeñan el papel más importante. El progresivo dominio sobre el entorno físico
requiere de una estructura social ordenada y estable, con un creciente control individual forman
una especie de cadena circular y ninguno de ellos se puede desarrollar sin los demás”. (Z. Gina, 2011:
38) En este sentido, para su análisis Elias aplica la triada de controles básicos subyacentes al proceso
de civilización.

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