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La crisis es tu íntimo amigo; todos los hombres de la Biblia empezaron su llamado con
una crisis. Una crisis llevó a Moisés a un propósito que Dios tenía con él.
Dice la Palabra de Dios que aunque estamos en este mundo, no somos de este mundo,
por eso cuando entendemos que hay crisis, es una crisis de idea, ahora, conforme la idea
que tengas de ti mismo y de lo que eres, así tendrás una percepción de la crisis.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado.
Así empezó Jesús, fue bautizado y luego fue lleno del Espíritu Santo, y se fue al desierto
por 40 días, y al salir de ahí, lo hizo lleno de autoridad, del poder de Dios, y en su
primer mensaje dijo “Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado a
vosotros”, Él no habló de religión, Él no dijo:”Arrepentíos, ha llegado a vosotros la
religión; Él dijo: “Ha llegado a vosotros el reino de los cielos”. Debemos entenderlo, si
Él habla de un reino, es porque hay un rey, si hay un rey es porque hay un territorio, y si
lo hay, hay súbditos al cual el rey gobierna, y esos somos nosotros, su pueblo.
Nosotros pertenecemos al reino de Dios, ésta va a ser la base de la percepción de cómo
vamos a tomar la crisis. Cuando Él dice arrepentíos, y esto es importante porque si no te
arrepientes no entenderás la dimensión de que somos de su reino, es por revelación, no
todos lo entienden; una cosa es ser hijos de Dios y otra cosa es ser ciudadanos del reino,
el reino es poder, autoridad, paz, gozo, benignidad, mansedumbre, son los frutos del
Espíritu Santo, nosotros podemos ser hijos de Dios y no manifestar el reino, no sé si han
visto hijos que tienen su padre, y no manifiestan ser hijo de ese hombre, y sin embargo,
son hijos.
Cuando le entregamos nuestra vida a Jesús, lo primero que cambia es nuestro corazón,
empezamos a hacer obras, manifestamos una sensibilidad por el necesitado, queremos
ayudar, regalamos y eso no está mal; cuando nos convertimos comenzamos a venir los
domingos a la iglesia, se convierte en un rito, pero Él quiere que seamos ciudadanos del
reino, con manifestaciones. Ahora, ¿qué pasa con la palabra arrepentíos? “Metanoia”,
en el alma está el asiento de la mente, de las emociones y de la voluntad. Es lo más
difícil, ahí es donde está el problema, convertir esas áreas al dominio y señorío de
Cristo. Amamos a los hermanos pero continuamos con la misma conducta, esto nos
lleva a mirar la crisis como la mira el mundo, por eso nosotros como hijos de Dios
tenemos que empezar a doblegar esas áreas, tenemos que doblegar la voluntad, los
pensamientos, los sentimientos, las emociones, porque cuando estamos bajo el reinado
de un rey ya no tenemos voluntad, ya le servimos a ese rey.
Cuando tomamos el control de esas áreas y de la crisis empiezan a venir las ideas
creativas, los negocios, ahora, ¿por qué no vienen esas bendiciones? Porque la crisis nos
arropa y somos vulnerables a lo que dice en los periódicos, a lo que dicen de nosotros.
No, hermano, usted tiene otro nivel, un sistema financiero del cielo, hay una seguridad
social del cielo.
Cuando venga la crisis, empieza a pensar ¿quién es mi rey, a quién tengo a mi lado las
24 horas? La crisis saca lo mejor de nosotros. La crisis saca el león que tenemos
dormidos, te saca del conformismo, te pone a pensar mejor, te incomoda, hay un
movimiento, te lleva a inventar algo. Hay quienes necesitan crisis para moverse, cuando
Dios te quiere bendecir va a permitir que venga una crisis.
A Dios le encanta las crisis, un Sadrac un Abed-nego, lo pusieron en el horno, un Daniel
en el foso de los leones, porque Dios quería presentarse como el Dios de toda autoridad,
de poder, de ese sistema para que viera que su pueblo en medio de la crisis podía dormir
con los leones porque el pueblo de Dios no le tiene miedo a la crisis. A Daniel lo tiraron
en el foso de los leones para romper el sistema político y financiero que existía para que
supieran y él le demostró que los hijos de Dios no le tienen miedo a la crisis. El pueblo
de Dios resplandece, tu trabajo es más fuerte que la crisis, las promesas de Dios son más
fuertes que las crisis. Y dijo: “Todo lo que pidamos en mi nombre os será dado”. Dios
no sacó 3 jóvenes del fuego, sino que Él estaba en medio de ellos. Por eso tenemos que
arrepentirnos, todo tiene su tiempo. Lo dice en Eclesiastés 3, me está diciendo que todo
es temporero, la Biblia me dice que la crisis de ahora es temporera.
Algunos de nosotros ahora estamos en la noche pero Él prometió que venía en el día, tu
fe no solamente es para una fe de día, tu fe debe ser para una fe de noche también. Lo
que Dios te dijo en el día es efectivo en la noche, por eso debes tener una fe del reino, la
fe del reino es la fe que es de día y es de noche, no importa que estés en la noche es
igual.
Ezequiel 34:25
Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el
desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.
Esta palabra es tremenda, es una palabra de promesa que nosotros lo que estamos
viviendo en su reino estamos en otra dimensión, las bendiciones vienen por temporada;
cada cambio de temporada garantiza un cambio en tu vida, si estás teniendo una crisis,
ten por seguro que esa crisis te va a mover a otra temporada mejor. Cuando entiendes
por revelación que eres hijo de Dios, que eres hijo de un rey y que estás en el reino de
Dios no te puedes rendir porque eso no va a durar mucho. La llave de la crisis es
soportar la temporada; cuando tenemos pensamientos del cielo vienen ideas creativas.
El principio de toda crisis es un principio de ideas que no están siendo organizadas, uno
sale con una idea actúa con esa idea y crea una crisis porque no organizo esa idea.
Ahora bien, tu percepción de ver las cosas te dará éxito, te lo voy a poner fácil: un
hombre, un madero, un martillo, unos clavos, sangre, dolor, crisis y Dios dice
“salvación”, el problema de la crisis no es más que la percepción con la cual mires esa
crisis.
Ahora bien, los ciudadanos del reino no debemos reaccionar como reaccionan los del
mundo, ¿y cómo reaccionan ellos? Dejan de ser bondadosos, dejan de ayudar y servir al
prójimo, porque su confianza está en la crisis o en el hombre, pero nosotros ciudadanos
del reino: Hay crisis, más ayudamos, más cosas grandes hacemos, ¿sabes por qué?
Porque nosotros no dependemos de la crisis ni del hombre, sino que dependemos de
Dios.
Los del mundo, comprometen sus valores, cuando hay crisis se convierten en corruptos
para poder sobrevivir, por eso en medio de la crisis se reconocen los verdaderos valores
de los hombres, se reconocen los verdaderos líderes, se sabe quién tiene valores.
Cuando no hay verdadero liderazgo con ideas claras, en medio de la crisis los líderes se
desgastan, y antes de desgastarse y caer se convierten en permisibles de la corrupción
para mantener el puesto de mando, el problema no es la crisis, es un problema de
liderazgo efectivo y real.
En otras palabras, quiero decirte que las crisis son buenas, porque hacen dos cosas
importantes: o te promueven o te corrompen. Tenemos un José que a los 17 años Dios
lo levanta con un sueño, expresa su sueño, dice su sueño, y comienza una crisis en la
vida de José, tenía una vestidura especial pero la crisis hizo que tuviera que perder la
vestidura para poder entrar a Egipto, eso fue crisis pero la percepción de José no era
crisis, era Palacio.
José cae en una cisterna, no mira la crisis, mira Palacio, sale de la cisterna lo hacen
esclavo no mira crisis, mira Palacio. Sale esclavo, va a la casa de Potifar la esposa de
éste lo persigue, lo entran a la cárcel no mira crisis, mira Palacio; tenía otra percepción
de las cosas, él miraba el destino, propósito, Palacio, en todo el proceso de José desde
sus 17 años hasta los 34 para todo el mundo era crisis, para José era Palacio, y en medio
de la crisis no se corrompió, mantuvo sus valores y su fe en medio de la crisis.
La crisis revelará en dónde y a quién le tienes fe. Cuando estás en crisis se te revelará
hacia dónde está dirigida tu fe. ¿Tu fe está en el hombre, en el mundo, o en Dios?
José no comprometió sus valores ni su fe, él dijo: “yo tuve un sueño, tengo un
propósito, tengo una meta, tengo un destino”.
Cuando cambias tu percepción verás tres generaciones, dice la Palabra que José vivió
durante mucho tiempo y disfruto de tres generaciones vio a sus hijos, nietos y biznietos.