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La inflación está descontrolada hace rato, el costo de vida sigue subiendo y la preocupación nos
puede malograr el día.
Falta de trabajo, llegar a fin de mes se hace complejo, y la ansiedad de un mundo cada vez más
inestable nos puede llevar a la desesperación.
Joh 17:14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Joh 17:15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
Joh 17:16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Aunque vivimos en el mundo, no podemos estar ajenos a los problemas de este mundo, porque
nos influyen.
Cómo enfrentamos una realidad tan adversa, una vida dura, situaciones difíciles?
Quiero que podamos descubrir algunas joyas para poder enfrentar el año como hijos de Dios.
Es interesante notar que Jesús hace una diferencia entre nosotros y el resto:
Joh 17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste;
porque tuyos son,
Joh 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios;
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O sea que como primer punto, hay una diferencia en nosotros, los hijos de Dios.
Hay una diferencia fundamental que sucede en el momento en el que Creemos, hemos sido
hechos nuevos, un nuevo nacimiento, un nuevo padre, una nueva familia, una nueva identidad.
Rom 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios.
Rom 8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,
si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.
Rom 8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Rom 8:19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de
los hijos de Dios.
Entonces somos hijos, somos parte de un reino, de un país, de una nacionalidad que es la de
Dios.
Col 3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios.
Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Col 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Quienes somos, nuestra identidad, determina como reaccionamos frente a lo que pasa.
Es responsabilidad nuestra trabajar, ser excelentes en lo que hacemos, ser honestos, ser
esforzados, buscar superarnos, estudiar, crecer y desarrollar nuestras capacidades laborales y
profesionales.
Soy el primero que creo eso, tengo 4 trabajos, y me esfuerzo por sostener a mi familia.
Asique no estoy hablando de espiritualizar para escapar de una realidad que existe.
Estamos en el mundo, por lo tanto somos influenciados por lo que pasa, y lo mejor, somos
influencia sobre lo que pasa. Es por eso que deberíamos trabajar y esforzarnos por mejorar,
porque eso hace de un país mejor, de una sociedad mejor.
Las sociedades más justas, más equitativas, más prosperas, más pacíficas, menos violentas han
sido las influenciadas por el Cristianismo. Contra la evidencia de sociedades alejadas de Dios
son aquellas más desiguales económicamente, más violentas, con menos libertades.
Entonces quiero que entendamos que no estoy justificando, no estoy eximiendo de nuestra
responsabilidad como ciudadanos, como personas que formamos partes de una sociedad.
Pero quiero que también entendamos que no podemos ser de bendición, de transformación,
parte de la luz que ilumina el mundo, a menos que tengamos una actitud diferente.
Jesús pensó en nosotros, pensó en nuestra vida, y como un padre sabio no nos evita el dolor,
sino que nos guía a través del dolor.
Joh 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Dios no nos evita el sufrimiento, sino no habría personas que han muerto y mueren por la fe.
Hay algo superior, hay algo que vence ese dolor, ese sufrimiento.
1Jn 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe.
1Jn 5:5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
Porque cuando nos quejamos, cuando nos frustramos, cuando entramos en la conversación
que entra todo el mundo, cuando entramos en el derrotismo, estamos mirando con nuestros
ojos.
Desde la carne.
Cuando bajamos los brazos demostramos que no le creemos a Dios, que nuestra identidad no
está escondida en él, sino que estamos creyendo en lo que queremos creer nosotros, en lo que
ven nuestros ojos, y eso no es fe.
1Sa 17:24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían
gran temor.
1Sa 17:25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se
adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes
riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.
1Sa 17:26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre
que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este
filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?
Rev 2:17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a
comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre
nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.
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Esta es la bendición para aquellos que buscamos nuestra identidad en él. Que creemos lo que él
dice de nosotros, que nos sostenemos como mirando al invisible.
La bendición de una casa, de victoria, de redención.