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América Latina y el Caribe: panorama general: Como respuesta a la COVID-19 el Grupo Banco Mundial destinó
una cifra récord de US$29.100 millones para esa región desde el comienzo de la crisis, en abril de 2020, y a lo
largo del año fiscal 2021, que finalizó en junio de 2021.
Estos recursos se destinaron a contener el impacto sanitario, económico y social de la pandemia, además de
ayudar a la región a responder a desafíos como huracanes y flujos migratorios. Se trata de la mayor respuesta a
una crisis de este tipo en la historia del Grupo Banco Mundial.
Los compromisos y movilizaciones del Grupo Banco Mundial durante este período incluyen un total de
US$14.500 millones del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional
de Fomento (AIF), conocidos como Banco Mundial; US$10.800 millones de la Corporación Financiera
Internacional (IFC) para promover el desarrollo sostenible impulsado por el sector privado; y US$3800 millones
en garantías del Organismo Multilateral de Garantías de Inversiones (MIGA).
El financiamiento y la experiencia del Banco Mundial se enfocaron en:
protección social, emergencias de salud, testeos, vacunas, y el fortalecimiento de los sistemas de salud de cada
uno de los países, así como en una movilización sin precedentes de financiamiento de corto plazo durante los
primeros meses de la pandemia para ayudar al sector privado a mantenerse a flote.
Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, el Grupo Banco Mundial ha comprometido más de US$157.000
millones para combatir sus impactos sanitarios, económicos y sociales, lo que representa la respuesta más rápida
y de mayor envergadura en la historia de la entidad ante una crisis. El financiamiento está ayudando a más de
100 países a fortalecer la preparación ante la pandemia, proteger a las personas que viven en situación de
pobreza, resguardar los empleos, y poner en marcha sin demora una recuperación respetuosa del clima.
Algunos aspectos principales de estos programas incluyen:
Dos préstamos por un total de US$535 millones para apoyar los esfuerzos del gobierno en minimizar el
impacto de la pandemia de coronavirus (COVID-19) a través de la compra de vacunas para el 30% de la
población, así como insumos y equipos médicos.
Un financiamiento adicional de US$265 millones para el Proyecto de Desarrollo Sustentable de la Cuenca
Matanza Riachuelo, en la provincia de Buenos Aires, para avanzar en obras de saneamiento cloacal,
disminución de la contaminación industrial y control de inundaciones, con el fin de mejorar la calidad de vida
a 4,3 millones de habitantes.
Un préstamo de US$347 millones para Argentina, para mejorar el servicio y la infraestructura de la línea
Mitre del ferrocarril, en la que se trasladan anualmente más de 7 millones de pasajeros.
Luego de la devastación como consecuencia de los huracanes Eta e Iota, el Banco Mundial trabajó con
equipos técnicos del Gobierno de Honduras para preparar y aprobar, un proyecto de inversión de US$150
millones para apoyar al país en su rehabilitación y reconstrucción resiliente.
El Proyecto de Competitividad Rural (COMRURAL) ha contribuido a aumentar la productividad,
competitividad y vínculos comerciales de 7.200 pequeños productores rurales de café, lácteos, miel y otros
productos en Honduras. Cada US$1 invertido por COMRURAL como parte de una alianza productiva, ha
apalancado US$1,5 de instituciones financieras privadas (alrededor de US$12,5 millones en total),
aumentando la inclusión financiera y solvencia para el crédito de pequeños agricultores.
En Colombia, un proyecto por US$ 320 millones está ayudando a jóvenes desfavorecidos a acceder a la
educación terciaria mediante una ampliación del acceso a préstamos para estudiantes. Más de 124 000
estudiantes han podido graduarse con la ayuda del programa.
También en Colombia, suministramos US$ 1.400 millones mediante una serie de programas para mantener el
acceso a servicios de infraestructura clave durante la crisis de la COVID-19, a la vez que sentamos las bases
normativas para la recuperación mediante infraestructura sostenible y resiliente.
El FMI se ocupa de promover la cooperación monetaria internacional, garantizar la estabilidad financiera,
facilitar el comercio internacional, promover un empleo elevado y un crecimiento económico sostenible, y reducir
la pobreza en el mundo entero.
La finalidad primordial del FMI es garantizar la estabilidad del sistema monetario internacional, es decir el
sistema de pagos internacionales y tipos de cambio que permite a los países y a sus ciudadanos efectuar
transacciones entre sí. Cumple dicha finalidad realizando el seguimiento de la economía mundial y las economías
de los países miembros, concediendo préstamos a los países que enfrentan problemas de balanza de pagos, y
prestando ayuda práctica a los miembros.
¿De dónde sale el dinero del FMI?: Recursos: Las cuotas de los países miembros son la principal fuente de
recursos financieros del FMI. La cuota de cada país miembro refleja en términos generales su posición económica
relativa en la economía mundial. A Estados Unidos de América, la economía más grande del mundo le
corresponde el mayor aporte al FMI, el 17,5% del total de las cuotas. Palau, la economía más pequeña del
mundo, contribuye el 0,001%.
El FMI realiza regularmente revisiones generales de cuotas. La Decimocuarta Revisión, que concluyó en 2010 y
se hizo efectiva en 2016, resultó en una duplicación de los recursos provenientes de las cuotas hasta DEG 477.000
millones (aproximadamente USD 687.000 millones). La Decimoquinta Revisión concluyó en 2020 sin un aumento
de las cuotas.
Instrumentos de crédito del FMI y evolución: El FMI presta divisas a los países que atraviesan dificultades de
balanza de pagos. Un préstamo del FMI hace más llevadero el ajuste que tiene que realizar el país para que el
nivel de gasto sea más acorde con el ingreso y pueda así corregir el problema de balanza de pagos que enfrenta.
El crédito del FMI también sirve el propósito de respaldar las medidas de política, comprendida la reforma
estructural, que mejoren en forma perdurable la situación de los pagos de un país y las perspectivas de
crecimiento.
Todos los países miembros pueden recurrir al FMI para solicitar financiamiento si existe la necesidad por
motivos de balanza de pagos, es decir, si necesitan un crédito oficial para poder efectuar pagos y mantener un
nivel apropiado de reservas sin tomar “medidas perniciosas para la prosperidad nacional o internacional”. El
FMI no es un organismo de ayuda ni un banco de desarrollo
Concede crédito para contribuir a que los países miembros superen problemas de la balanza de pagos y
restablezcan el crecimiento económico sostenible. Las divisas que entrega, en cantidades que están determinadas
por la cuota del país en el FMI, se depositan en el banco central del país para complementar las reservas
internacionales de éste y, de esta manera, conseguir respaldo general para la balanza de pagos.
A diferencia de los préstamos que conceden los organismos de desarrollo, los fondos que facilita el FMI no se
asignan al financiamiento de actividades o proyectos específicos. El FMI ha ayudado a los países de la antigua
Unión Soviética a pasar de economías de planificación central a economías de mercado
En la actualidad, los prestatarios del FMI son todos países en desarrollo, países en transición desde economías
centralizadas a sistemas basados en el mercado o países con economías de mercado emergentes que se recuperan
tras una crisis financiera. Muchos de estos países disfrutan de acceso limitado a los mercados internacionales de
capital, en parte debido a dificultades económicas propias. Desde finales de los años setenta, todos los países
industriales han podido satisfacer sus necesidades de financiamiento en los mercados de capital, pero en los
primeros 20 años de la existencia del FMI, más de la mitad del financiamiento concedido por el FMI se dirigió a
los países industriales.
¿Quién decide en el FMI? El FMI rinde cuentas a sus países miembros y esta responsabilidad es esencial para la
eficacia de la institución.
La labor cotidiana de gestión en el FMI corresponde al directorio ejecutivo, en representación de los 190 países
miembros del FMI. Las facultades del directorio ejecutivo para la gestión del FMI han sido delegadas por la
Junta de Gobernadores, en quien descansa la supervisión final.
La Junta de Gobernadores, en la que están representados todos los países miembros, es la autoridad máxima de
la institución. Suele reunirse una vez al año con ocasión de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial.
Los países miembros nombran a un gobernador para que les represente —distinción que suele recaer en el
ministro de Hacienda o el gobernador del banco central del país— y a un gobernador suplente.
La Junta de Gobernadores decide sobre todas las cuestiones importantes de política, pero, como se ha dicho,
delega la gestión cotidiana en el directorio ejecutivo.
Los aspectos clave de política relacionados con el sistema monetario internacional se analizan dos veces al año en
un comité de los gobernadores denominado Comité Monetario y Financiero Internacional o CMFI (que hasta
septiembre de 1999 fue conocido por Comité Provisional). Un comité conjunto de las Juntas de Gobernadores del
FMI y el Banco Mundial, que recibe el nombre de Comité para el Desarrollo asesora e informa a los
gobernadores sobre temas de política de desarrollo y otras cuestiones de interés para los países en desarrollo.
El directorio ejecutivo está formado por 24 directores ejecutivos y presidido por el Director Gerente del FMI. Se
reúne habitualmente tres veces por semana en sesiones que se prolongan mañana y tarde, y con más frecuencia si
hace falta, en la sede de la organización en Washington D.C. Los cinco países miembros accionistas más grandes
del FMI —Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido— más China, Rusia y Arabia Saudita tienen
escaño propio en el Directorio. Los 16 directores ejecutivos restantes son elegidos por períodos de dos años por
grupos de países, a los que se llama jurisdicciones.
A diferencia de algunos organismos internacionales cuyo sistema de votación sigue el principio de “un país, un
voto” (por ejemplo, la Asamblea General de las Naciones Unidas), en el FMI se utiliza un sistema de votación
ponderado: cuanto mayor es la cuota de un país en el FMI —determinada en términos generales por la magnitud
de la economía— más votos tiene ese país.
El Directorio Ejecutivo selecciona al Director Gerente quien, además de presidir el Directorio, es el jefe de todo el
personal del FMI y dirige las actividades del FMI orientado por el Directorio Ejecutivo. Nombrado por un
período renovable de cinco años, el Director Gerente recibe la colaboración de un Primer Subdirector Gerente y
dos Subdirectores Gerentes más.
Los empleados del FMI son funcionarios civiles internacionales cuya obligación se debe al FMI, no a las
autoridades de ningún país.
FMI y el efecto tequila (1994-1995) En este período, México atravesó una grave crisis financiera cuando un
cambio de parecer en los mercados condujo a súbitas y fuertes salidas de capital. México adoptó rápidamente un
programa vigoroso de ajuste y de reforma, que concluyó con éxito. En apoyo del programa, el FMI aprobó con
rapidez su operación de crédito más importante hasta la fecha por un total de US$17.800 millones. La situación
condujo también al FMI a establecer los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos (NAP) con objeto de
asegurar que el FMI podría disponer de fondos suficientes para reaccionar ante situaciones importantes de crisis
en el futuro.
FMI y la crisis asiática (1997-1998) Durante la crisis financiera en Asia en el período 1997–98, el FMI facilitó
préstamos muy considerables, por un total de más de US$36.000 millones, a Indonesia, Corea y Tailandia en
respaldo de medidas de estabilización y de reforma estructural. El FMI estableció en 1997 el servicio de
complementación de reservas con el propósito específico de prestar ayuda a los países para que puedan superar
necesidades importantes de financiamiento de corto plazo debidas a una pérdida repentina de confianza en los
mercados manifestada por salidas de capital.
INTEGRACIÓN COMERCIAL: La integración económica es el proceso de eliminación de trabas al comercio entre dos o
más países.
El objetivo de la integración económica es formar espacios económicos más amplios en los que se puedan aprovechar las
ventajas del comercio internacional, como la creciente especialización o el incremento de la productividad.
Resulta importante destacar que la integración económica no es lo mismo que el libre comercio, ya que solo se eliminan las
trabas entre los países que se integran, manteniendo las trabas con terceros países. A pesar de ello, las ventajas y
desventajas de la integración económicas son similares a las del libre comercio.
Fases de la integración económica: Según el grado de integración entre los distintos estados se puede hablar de distintas
modalidades o fases de integración económica:
1. Acuerdo de comercio preferencial: Consiste en una reducción arancelaria a las importaciones procedentes de los países
miembros, pero las políticas comerciales con terceros países son fijadas por cada país miembro de manera
independiente. Ejemplo: Chile con Mercosur 1996.
2. Área de libre comercio o tratados de libre comercio (TLC): Los países miembros eliminan totalmente los aranceles.
Asimismo, la independencia en la fijación de la política comercial con terceros países se mantiene. Ejemplo : NAFTA
(Tratado de Libre Comercio de América del Norte en español) que reúne desde 1994 a Canadá, Estados Unidos y
México.
Objetivos de un área de libre comercio: La creación de un área de libre comercio tiene como principal objetivo estimular el
comercio y el intercambio de factores de producción entre los firmantes. Tal y como señalan las bases del comercio
internacional, este hecho sirve para aprovechar normalmente ventajas comparativas de cada región y llegar a situaciones
de mercado más eficientes.
Como los países que conforman el área de libre comercio no establecen un arancel externo común se puede generar un
fenómeno denominado desviación de comercio que va a provocar pérdida de recaudación arancelaria. La desviación del
comercio es un término económico relacionado con la economía internacional en el que el comercio se desvía de un
exportador más eficiente hacia uno menos eficiente mediante la formación de un tratado de libre comercio o una unión
aduanera.
Ejemplo hipotético: Supongamos que en el Nafta México cobra 5% de arancel a Chile mientras que Estados Unidos cobra
un 10% de arancel a Chile.
Si Chile desea exportar directamente arándanos a Estados Unidos tendría que pagar un 10% de arancel. Sin embargo,
podría en su lugar venderle su producción a México cancelando un arancel de 5% y de allí derivar la producción a Estados
Unidos entrando a ese país sin pagar arancel, ya que el producto vendría de México con quién hay un acuerdo de libre
comercio.
Chile entonces se ahorra un 5% del arancel mientras que Estados Unidos pierde un 10% de recaudación de arancel México
recauda un 5% de arancel actuando sólo como intermediario. Luego, el comercio se desvía hacia el país del área de libre
comercio que cobra el arancel más bajo.
¿Cómo se soluciona esto?
Unión aduanera: Se trata de un área de libre comercio en la que la política comercial exterior es común. Al igual que las
demás fases de la integración económica, la unión aduanera tiene como objetivo aprovechar la eficiencia derivada de la
división internacional del trabajo. De este modo, los consumidores de los países miembro ven aumentado el abanico de
productos disponibles sin necesidad de pagar aranceles.
Asimismo, en el lado de la oferta, los productores ven cómo el mercado al que dirigen su producción se vuelve más amplio.
Adicionalmente, la unión aduanera también implica unificar la política comercial hacia el exterior. Con esta medida, se
busca que los productos de fuera de la unión no entren a un país pagando un arancel y luego se exporten a otra nación del
bloque, donde el arancel es más alto, sin pagar impuestos.
Ejemplos: Guatemala y Honduras 2017, Mercosur 1994 (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
Cabe señalar que, en ausencia de una unión aduanera, cada país debe establecer controles fronterizos para evitar que
entren productos de países con los que no tienen acuerdos comerciales.
El establecimiento de la unión aduanera hace estos controles innecesarios. Así, no deben gastarse recursos en este tipo de
medidas entre los países miembros, ya que todos contarán con la misma política comercial exterior.
Otro asunto para destacar es que la unión aduanera solo implica el libre tránsito de mercancías entre los miembros. Si a
esta libertad de movimiento se incorporan los factores de producción, como el trabajo y el capital, estaríamos hablando de
un mercado común.
3. Mercado común: A las características de la unión aduanera se unen el libre tránsito de capitales y mano de obra. En un
mercado común, los países miembros acuerdan eliminar entre sí las barreras arancelarias, las restricciones a la
circulación de las personas, inversiones o transferencias y las trabas al establecimiento de empresas. Al mismo tiempo,
se acuerdan políticas económicas comunes de modo de potenciar el crecimiento conjunto. Ejemplo: La Comunidad
Económica Europea (CEE) creada por el Tratado de Roma de 1957.
Características de un mercado común
Unión aduanera: Los países miembros acuerdan la eliminación de barreras arancelarias a las importaciones y
exportaciones entre ellos. Además, fijan de común acuerdo, los aranceles y otras restricciones que se impondrán a otros
países fuera de la unión.
Zona de libre comercio: Se establece una zona de libre comercio entre los países miembros, esto es, se reducen o
eliminan las barreras al comercio como, por ejemplo: impuestos, aranceles, barreras burocráticas, cuotas de
importación, etc.
Libertad de establecimiento y de prestación de servicios : Las personas físicas y jurídicas de un país miembro pueden
ofrecer sus servicios por cuenta propia en o para otro país que pertenezca al mercado común. La prestación del servicio
puede o no requerir que la persona se traslade o resida al país destinatario del servicio.
Libre circulación de personas: Los ciudadanos del mercado común pueden transitar libremente por las fronteras de los
países miembros.
Libre circulación de capital: Se permite y fomenta la libre circulación del capital, especialmente inversiones,
transferencias o préstamos.
Requisitos para lograr un mercado común: Para lograr un acuerdo de mercado común sustentable, los países miembros
deben negociar y acordar varios aspectos de su relación, tales como:
Condiciones laborales: se debe tener una legislación laboral coherente que permita la libre circulación y oferta de
trabajo entre los países miembros.
Normas sanitarias y controles básicos: Se deben acordar normas básicas para la aceptación o rechazo de los productos y
servicios transados.
Regulación del mercado financiero: Se deben acordar regulaciones armonizadas en particular sobre las transacciones
transfronterizas.
Política comercial con terceros países : El mercado común debería actuar como un bloque ofreciendo las mismas
condiciones a terceros países.
Normas comunes para la protección de los consumidores y empresas : Los derechos de los ciudadanos y empresas de los
países miembros deben ser reconocidos y protegidos en todos los países por igual.
Ventajas y desventajas de un mercado común
Mayor competencia: Lo que implica una mayor variedad de productos y un precio más reducido para los
consumidores.
Mercado ampliado: Las empresas del mercado común tienen la posibilidad de incrementar sus ventas y así potenciar su
crecimiento.
Intercambio cultural: La libre circulación de personas permite el intercambio cultural, el aprendizaje de nuevos
idiomas y el reconocimiento de las particularidades de cada país miembro.
Intercambio de tecnología e innovación : La libre circulación de personas y capital permite el desarrollo de nuevas
tecnologías y productos innovadores.
Mercado del trabajo más amplio: Los trabajadores pueden acceder a más opciones de trabajo y las empresas tienen un
mercado más amplio en donde encontrar a los trabajadores idóneos.
Entre las desventajas del mercado común se encuentran:
Los países miembros sacrifican su libertad individual para llegar a acuerdos con otros países.
El proceso de negociación de los acuerdos necesarios para sustentar el mercado común puede ser largo y complejo.
Algunos países miembros pueden incumplir algunos de los acuerdos lo que requerirá de un esfuerzo de control y
sanción para mantener la estabilidad del sistema.
4. Unión económica: Son mercados comunes en los que las políticas macroeconómicas y sectoriales se armonizan. En
términos de integración, una unión económica equivaldría a la forma o modalidad más avanzada, ya que se traduce en
la creación de mercados comunes entre dos o más países y eliminando gran número de barreras. Ejemplo: Unión
europea 2009 y EE. UU.
Dicho proceso de armonización económica facilita a las empresas o familias de los países integrantes la libre circulación en
cuanto a factores de producción como el capital o el trabajo y, por lo tanto, estimulando la importación y exportación.
Dentro de las múltiples herramientas con las que se cuenta a la hora de establecer una firme unión económica, hablaríamos
de la unificación o integración de políticas fiscales y monetarias. Los países integrantes ceden parte de sus competencias en
estas materias a cambio de poder entrar en esta asociación y se comprometen a cumplir las directrices de la unión en
campos como el económico o el político.
Además de la convergencia creada entre las naciones que afrontan una unión, cabe señalar otra importante característica
de este tipo de agrupaciones. Y es que no solamente se eliminan barreras comerciales entre dichos países, sino que al mismo
tiempo se establecen barreras (como aranceles, por ejemplo) frente a terceros países con el fin de estimular el comercio
interno dentro de la zona.
5. Unión monetaria: Es una unión económica con una moneda común, por lo que también se armoniza la política
monetaria. Ejemplo: EE. UU. y Zona Euro.