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Esterilización forzosa en Perú: "Me abrieron la

barriga cuando aún no estaba dormida"


 Pablo Uchoa
 BBC World Service

1 marzo 2021

Fuente de la imagen, AMPAEF


Pie de foto: La mayoría de las víctimas eran mujeres de bajos ingresos e indígenas, según grupos de
derechos humanos.

Serafina Ylla Quispe despertó en la morgue de un hospital de Cuzco, en el sur de Perú, después de que
la declararon muerta durante una operación de ligadura de trompas.

Tenía entonces 34 años. Ella dice que nunca consintió que se le practicara esa cirugía en 1997.

Ese mismo año y en ese mismo hospital, Victoria Huamán fue supuestamente anestesiada y despertó varias
horas después sin darse cuenta que la habían sometido a un procedimiento de esterilización, cuando tenía
apenas 29 años.

Rudecinda Quilla tenía 24 cuando los doctores le dijeron que no le iban a entregar el certificado de
nacimiento de su cuarto hijo a menos que se hiciera la operación de ligaduras de trompas.

Ella se rehusó y la pusieron por la fuerza en la cama de un hospital: sus manos y pies atados mientras le
inyectaban un anestésico, de acuerdo con su testimonio, que ahora está siendo utilizado como evidencia
legal.

Quilla se despertó horas más tarde y el personal de salud que la atendía le dijo que ya no "iba a seguir
pariendo como un animal". Era 1996.

Estas mujeres son solo algunas de las miles de peruanas que denuncian que fueron esterilizadas a la fuerza
en los años 90, bajo un programa estatal de control de natalidad durante el gobierno del entonces presidente
Alberto Fujimori.
Ahora, una corte en Perú escuchará sus historias por primera vez, para considerar si pueden proceder en sus
reclamos de justicia y compensación después de una batalla legal que lleva más de 25 años en marcha.

¿Cuál es el caso?

Fuente de la imagen, Getty Images


Pie de foto: Esperanza Huayama es la líder de una de las asociaciones de víctimas que luchan por la justicia.

Más de 270.000 mujeres y 22.000 hombres, la mayoría de ellos provenientes de comunidades indígenas
quechua y de familias con pocos recursos económicos, fueron esterilizados entre 1996 y 2001, de acuerdo
con la información entregada por el Ministerio de Salud de Perú.

El programa de control de la natalidad, conocido como Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, fue


implementado como una medida para combatir la pobreza, según el gobierno a cargo, con el fin de reducir
las tasas de natalidad en sectores de escasos recursos.

El gobierno peruano señaló que los procedimientos quirúrgicos fueron realizados con el consentimiento de
los pacientes.

Pero más de 2.000 mujeres han dicho lo contrario: que fueron forzadas, chantajeadas, engañadas o acosadas
para dejarse practicar la operación.

Los fiscales peruanos han señalado al expresidente Fujimori y a miembros de su gabinete por su supuesta
responsabilidad en la implementación de este programa masivo de planificación familiar.

Por su parte, sus defensores señalan que la esterilización fue ofrecida tanto a mujeres como a hombres como
un método optativo de control de la natalidad.

Una investigación del Congreso peruano en 2002 encontró que había suficiente evidencia que demostraba
que los funcionarios de salud habían sido presionados para alcanzar cuotas o metas de esterilizaciones y que
muchos procedimientos médicos se habían llevado a cabo de manera rutinaria sin el consentimiento de las
mujeres.

El reporte indicaba que las mujeres indígenas, muchas de las cuales solo hablaban quechua, fueron
desproporcionadamente afectadas por el programa.

Además, continuaba el informe, la mayoría no recibió atención postoperatoria adecuada y algunas murieron
debido a complicaciones de salud relacionadas con las cirugías.
Distintas organizaciones que representan a las víctimas creen que esta política de Estado estuvo "basada en
discriminación y racismo", y condujo a la muerte de por lo menos 40 mujeres como resultado de las
operaciones de ligadura de trompas.

Fuente de la imagen, AMPAEF


Pie de foto: Víctimas de esterilizaciones forzadas protestan frente a la Fiscalía de Perú.

"No entiendo por qué me hicieron esto a mí"


"Yo no entendí qué me habían hecho [en el hospital de Cuzco]", le dijo Huamán a la Asociación de Mujeres
Peruanas Afectadas por las Esterilizaciones Forzadas (AMPAEF), cuyos testimonios están siendo utilizados
por los fiscales como evidencia legal.

Huamán señala que solo se enteró de lo que había pasado después de sentirse un poco mareada e ir a su
clínica local, en el distrito de Zurite.

"Ahí fue donde me enteré junto a mi marido de lo que había pasado, que me habían ligado las trompas",
dijo.

Huamán cuenta que su esposo la acusó de haberse operado en secreto y tiempo después la abandonó, a ella y
a sus tres hijos.

"Yo soy padre y madre de mis hijos. Me siento enferma constantemente, siempre tengo dolor y una
sensación de que algo me quema en el lugar donde me hicieron la cirugía", relató.

"Me siento desesperada. No puedo hacer casi nada y mis hijos sufren cuando me ven enferma".

"Estaba despierta cuando me cortaron"


Después de dar a luz a su cuarto hijo, Rudecinda Quilla relata que los doctores en la provincia de Anta,
también en la región de Cuzco, le dijeron a su marido y a ella que parían "como chanchos".

Dice que la chantajearon para que se realizara la operación, según consta en su relato a la AMPAEF.
"Ellos me dijeron que no me iban a dar el certificado de nacimiento de mi hijo si no me hacía la operación
(de ligadura de trompas)".

"A mi esposo lo trajo la policía desde la granja donde trabaja. Ellos trataron de obligarlo a firmar [el
consentimiento]. Pero él se rehusó, entonces lo amenazaron con que lo iban a arrestar".

Quilla señaló que ella estaba asustada y trató de huir de la clínica, pero la alcanzaron, la amarraron a una
cama y le inyectaron un sedante.

"Todavía estaba despierta cuando comenzaron a abrirme la barriga. Sentí un dolor muy fuerte y grité. Ahí
me dieron otra inyección", dijo en su testimonio.

"Desperté en la tarde. Después de unos días, la herida en el estómago comenzó a infectarse y fui con mi
esposo al hospital. Las enfermeras no querían tratarme".

"Ellos insultaron a mi esposo y le dijeron que era un animal. Costó bastante que la herida se curara, porque
yo tenía miedo de volver al hospital".

¿Por qué tomó tanto tiempo este caso?

Fuente de la imagen, Reuters


Pie de foto: El expresidente Alberto Fujimori ha sido absuelto en investigaciones anteriores.

Aunque las historias de estas mujeres y las esterilizaciones forzadas se han conocido por más de dos
décadas, es la primera vez que llegan a una corte peruana.

El Estado peruano ha reconocido su responsabilidad en la muerte de María Mamérita Mestanza Chávez,


después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), pidiera una investigación.

Mestanza era una mujer indígena de 33 años que murió después de una operación en 1998, debido a la falta
de cuidado postoperatorio.
Activistas dicen que la víctima fue coaccionada para someterse a la cirugía. Al principio el caso fue
desestimado por los fiscales locales pero, en 2010, la CIDH pidió que se investigara y se castigara a los
responsables.

Durante estos años, tres investigaciones penales en contra del expresidente Fujimori y su exministro de
Salud han sido abiertas y posteriormente cerradas debido a la falta de pruebas.

El exmandatario siempre ha señalado que no estuvo directamente involucrado en el programa de control de


la natalidad, aunque en 2002 una comisión parlamentaria encontró evidencia de que había presionado a
funcionarios para que alcanzaran los objetivos del programa.

Fujimori se encuentra bajo prisión por cargos de corrupción y violación de los derechos humanos, pero fue
exonerados de varios cargos en 2014 relacionados con el programa de esterilización.

Luego, en 2018, los fiscales lo acusaron - a él y a algunos de sus exministros- basándose en los testimonios
de 2.074 víctimas, incluidas cinco que habían fallecido.

Pero las audiencias judiciales no pudieron llevarse a cabo como estaban planeadas en enero de este año,
según trascendió porque no había traductores de quechua disponibles para asistir a las mujeres que no hablan
fluidamente el español.

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