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EXAMEN PARCIAL

ALUMNA:

Rosa Vanessa Orbegoso Alvarado

CURSO:
Género y Filosofía

DOCENTE:
Aranxa Pizarro

Lima, Perú
2023
NOTA: 14

PREGUNTAS

1. Describa detalladamente el argumento de Linda Alcoff frente al problema de hablar


con otros considerando las críticas que destaca, las soluciones que propone y la
relevancia teórica, política y activista que tiene su propuesta. Ponga ejemplos concretos
para desarrollar su respuesta. Los ejemplos pueden ser sustentados en su experiencia
personal o laboral. Cite a lxs autores que use para desarrollar su respuesta. (10 puntos)

Nota: 07.5

Buena respuesta y buen ejemplo. Interesante y bastante pertinente.

El argumento de Linda Alcoff en su ensayo "El problema de hablar por otros" es que hablar
por otros puede ser problemático y potencialmente dañino, especialmente cuando se trata de
personas que han sido históricamente marginadas y oprimidas. Alcoff argumenta que hablar
por otrxs puede ser una forma de apropiación cultural y puede perpetuar la opresión al negar
a las personas marginadas la oportunidad de contar sus propias historias y tener voz en su
propia liberación o en las acciones que se tomarán para subvertir las desventajas estructurales
y la marginación con la que han lidiado históricamente. Tal como la autora sostiene en el
siguiente párrafo:

El reconocimiento de que existe un problema al hablar por otros ha surgido de dos


fuentes. En primer lugar, hay un reconocimiento cada vez mayor de que el lugar desde
el que una persona habla afecta el significado y la verdad de lo que dice y, por lo
tanto, no se puede asumir la capacidad de trascender la propia ubicación. En otras
palabras, la ubicación de quien habla (que aquí considero que se refiere a su ubicación
social o identidad social) tiene un impacto epistémicamente significativo en las
afirmaciones de ese hablante y puede servir para autorizar o desautorizar su discurso.
(Alcoff, 2023, p. 2)
En esta misma línea podemos citar los argumentos de Spivak (1988), desarrollados en su
ensayo “¿Puede hablar el subalterno?”, donde menciona que un error común al tratar de
"hablar por el subalterno" desde una posición de poder es que se corre el riesgo de perpetuar
la opresión y la marginación de los grupos subalternos. Según Spivak, los intelectuales y
académicos deben trabajar para desafiar las estructuras de poder que perpetúan la opresión de
los grupos subalternos, en lugar de hablar en su nombre. En lugar de hablar por el subalterno,
estos “portavoces” de los grupos histórica y sistemáticamente excluidos deben trabajar para
crear espacios en los que el subalterno pueda hablar por sí mismo y ser escuchado.

Por otro lado, Alcoff también critica la idea de que hablar por otros es siempre malo,
argumentando que hay momentos en los que esto puede ser necesario, especialmente cuando
se trata de personas que no tienen acceso a los medios para hacerse oír, o este proceso se
enfrenta a muchas dificultades. Por ello, al final Alcoff sostiene que lo más adecuado es tener
cuidado al hablar por otrxs y asegurarnos de que estamos haciendo más bien que mal,
partiendo del análisis de cada escenario y situación particular.

Para abordar el problema de hablar por otros, Alcoff propone una serie de soluciones,
las cuales podemos sintetizar en cinco:

1) Escuchar y dar voz a las personas marginadas: Esta idea sugiere que debemos
escuchar y dar voz a las personas marginadas en lugar de hablar por ellas.
2) Ser conscientes de nuestras propias posiciones de poder y privilegio: Es decir,
para desmantelar las estructuras opresivas que perpetúan la marginación y la
opresión debemos ser conscientes de nuestras propias posiciones de poder y
privilegio en primer lugar.
3) Trabajar en colaboración con las personas marginadas: Alcoff sugiere que
debemos trabajar en colaboración con las personas marginadas en lugar de hablar
por ellas. Esto significa que debemos trabajar juntos para identificar las
necesidades y diseñar soluciones que sean culturalmente apropiadas y relevantes
para su contexto.
4) Promover el diálogo y la práctica de hablar con y a, en lugar de hablar por
otros: Lo cual significa crear las condiciones para el diálogo y la práctica de
hablar con y a, en lugar de hablar por otros.
5) Dar voz a las personas marginadas: Esto significa que debemos trabajar para
crear espacios donde las personas marginadas puedan contar sus propias historias
y tener voz en su propia liberación.

En términos de la relevancia teórica, política y activista de su propuesta, la propuesta


de Alcoff es relevante porque cuestiona la neutralidad del teórico y la idea de que podemos
hablar por otros sin perpetuar la opresión. Por ello sostiene que, como activistas que buscan
lograr un cambio real en la sociedad, primero debemos ser conscientes de nuestras propias
posiciones de poder y privilegio, para luego de ello identificar y abordar las barreras
estructurales que impiden el acceso a los recursos y servicios, así como promover políticas y
prácticas que fomenten la equidad y la justicia social, relación a las personas tomadoras de
decisión. De igual forma, la propuesta de la autora también es relevante porque sugiere que la
lucha contra la opresión debe ser liderada por las personas marginadas y que los teóricos y
activistas deben trabajar en colaboración con ellas en lugar de hablar por ellas, ya que esto es
esencial para la lucha contra la opresión y la construcción de una sociedad justa, donde no
existan barreras estructurales que perpetúen la discriminación y limiten el ejercicio de los
derechos humanos fundamentales.

Finalmente, un ejemplo concreto que podría materializar los argumentos de la autora


del texto, parte de mi propia experiencia de trabajo dentro de una ONG que atiende a familias
y niños en situación de vulnerabilidad, contexto en el cual sería importante trabajar en
colaboración con las personas y comunidades que atendemos en lugar de hablar por ellos.
Esto significa que, en lugar de imponer soluciones o ideas desde fuera, debemos escuchar y
dar voz a lo que las familias de estas comunidades tienen que decirnos, pues quien mejor que
ellxs sabe las dificultades a las que se enfrentan día a día y las posibles soluciones a ello.
Lamentablemente, algo con que lidiamos día a día es que las soluciones a implementar
vienen desde los altos mandos de dirección de la organización, perpetuando la idea de que
“nosotrxs, lxs académicxs sabemos qué es lo mejor para lxs miembros de la comunidad”,
cuando esto en realidad podría estar silenciando las voces reales de quienes van a recibir estas
atenciones, e incluso perpetuando la desigualdad, la opresión y revictimizando a quienes han
sufrido de alguna forma de violencia estructural a lo largo de su vida. Ahora, entre las
posibles soluciones que encuentro a esta situación sería apostar por la creación de grupos de
discusión, la realización de encuestas o la organización de reuniones comunitarias para
escuchar las voces de las personas y comprender sus perspectivas y necesidades.
2. De acuerdo con el argumento de Kate Manne, explique detalladamente cómo se
entiende el orden patriarcal, cómo se vincula con el sistema de género y qué mecanismos
lo reproducen. Asimismo, explique sus consecuencias en las interacciones entre
hombres, mujeres y personas no binaries considerando, además, la propuesta de Manon
García. Ponga ejemplos concretos y cite a lxs autores en los que se basan. Los ejemplos
pueden ser sustentados en su experiencia personal o laboral. (10 puntos)

Nota: 06.5

Hay algunas distinciones teóricas que no están del todo claras y faltó profundizar un
poco más en algunos puntos. Vas por buen camino.

Según Kate Manne, el orden patriarcal es un sistema social y cultural que otorga poder y
privilegios a los hombres en detrimento de las mujeres y otras personas no binarias. Este
sistema se basa en la idea de que los hombres son superiores a las mujeres y, por lo tanto,
merecen un trato preferencial en todos los ámbitos de la vida. Es decir, “el sexismo a menudo
funciona al naturalizar las diferencias de género, con el fin de justificar los arreglos sociales
patriarcales, haciéndolos parecer inevitables o retratando a las personas que intentan
resistirlos como si estuvieran librando una batalla perdida” (Manne, 2017, p. 79). Por ello, el
sistema de género es una parte integral del orden patriarcal, ya que se utiliza para clasificar a
las personas en función de su sexo biológico y asignarles roles y expectativas de género
específicos. Estos roles y expectativas se utilizan para justificar la discriminación y la
opresión de las mujeres y otras personas no binarias. En línea con esto, menciona que los
mecanismos que reproducen el orden patriarcal son variados y complejos. Uno de los más
importantes es la misoginia, que se define como el odio o el desprecio hacia las mujeres. Esta
se utiliza para justificar la discriminación y la opresión de las mujeres y otras personas no
binarias, y se manifiesta en actitudes y comportamientos que van desde la violencia sexual y
física hasta la discriminación en el lugar de trabajo y la política. Otro mecanismo importante
es la masculinidad tóxica, que se refiere a las expectativas culturales y sociales que se
imponen a los hombres para que se comporten de ciertas maneras. Estas expectativas
incluyen la agresividad, la competitividad y la falta de emociones, las cuales se utilizan
socialmente como un mecanismo de justificación de la violencia, en detrimento de las
víctimas.

En concordancia con lo desarrollado en el párrafo anterior, considero relevante


mencionar que el análisis de Manne también se conecta con la obra "Autonomy and Male
Dominance" de Friedman (2004), que aborda cómo el privilegio masculino se traduce en la
falta de autonomía de las mujeres en muchas situaciones. Ella argumenta que las normas de
género y las expectativas sociales restringen la autonomía de las mujeres al imponerles roles
y deberes específicos. En consecuencia, las mujeres a menudo tienen limitaciones en su
capacidad para tomar decisiones significativas sobre sus vidas, incluyendo decisiones
relacionadas con su cuerpo, carrera y relaciones. Ambos argumentos se conectan de manera
significativa, ya que la falta de autonomía de las mujeres es una manifestación clara de la
forma en que el privilegio masculino opera en la sociedad. La falta de autonomía dificulta
que las mujeres tomen decisiones informadas y ejerzan el control sobre sus vidas de la
manera que deseen. Esto, a su vez, refuerza el patriarcado al mantener a las mujeres en una
posición subordinada. Entonces, en conclusión, deducimos que la comprensión de estas
dinámicas de falta de autonomía y privilegio masculino es esencial para cuestionar y resistir
el patriarcado. Se convierte en una herramienta crítica para desafiar y desmantelar las normas
de género y las estructuras de poder que perpetúan la opresión de género.

Por otro lado, el texto García (2021) aborda las consecuencias del orden patriarcal y
los mecanismos que lo reproducen en las interacciones entre hombres, mujeres y personas no
binarias. Según sus postulados, el orden patriarcal tiene consecuencias negativas para todas
las personas, no solo para las mujeres y otras personas no binarias que son oprimidas por el
sistema. Una de las consecuencias más importantes del orden patriarcal es la violencia de
género, que se manifiesta en formas como la violencia sexual, la violencia doméstica, el
acoso sexual y otras, ya sean directas o indirectas. Estas formas de violencia son utilizadas
para mantener a las mujeres y otras personas no binarias en una posición de subordinación y
para reforzar el poder de los hombres cis y heteronormativos. Otra consecuencia importante
del orden patriarcal es la discriminación en el lugar de trabajo y la política. Las mujeres y
otras personas no binarias a menudo son excluidas de los puestos de liderazgo y se les paga
menos que a los hombres por el mismo trabajo (brecha salarial y techo de cristal). Esto se
debe en parte a la masculinidad tóxica, que se utiliza para justificar la idea de que los
hombres son más adecuados para los puestos de liderazgo y que las mujeres son demasiado
emocionales o débiles para desempeñar estos roles. Pensamiento claramente machista y
segregador en base a un estereotipo de género.

Finalmente, si hablamos de ejemplos concretos donde se materialicen los postulados


desarrollados en los párrafos anteriores, sobre el privilegio masculino y la configuración de la
violencia de género como un mecanismo de opresión por parte del patriarcado, es importante
mencionar lo normalizada que está la cultura de la violación. Según el informe “Estimaciones
de la prevalencia de violencia contra las mujeres, 2018” (OMS, 2021, p. 16) se calcula que,
en todo el mundo, 736 millones de mujeres, es decir casi una de cada tres, han sido víctimas
de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de
ambas, al menos una vez en su vida. En porcentajes esto simboliza el 30% de las mujeres de
15 años a más. Estas cifras son alarmantes, más aún si consideramos que estos datos no
incluyen el acoso sexual. En el caso específico de Perú, la cultura machista a menudo
justifica la violencia sexual como algo que las mujeres "piden" o "merecen" debido a su
comportamiento o vestimenta. En línea con esto, Otro factor que contribuye a la cultura de la
violación es la falta de acceso a la justicia para las víctimas. Muchas víctimas de violencia
sexual no denuncian el delito debido al miedo a la estigmatización y la falta de confianza en
el sistema de justicia. Además, los casos de violencia sexual a menudo son tratados con
impunidad, lo que envía el mensaje de que la violencia sexual no es un delito grave.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alcoff, L. M. (2023). El problema de hablar por otros. Ensayos sobre epistemología política.

Paidós.

Friedman, M. (2004). Autonomy and male dominance. Social Theory and Practice, 30(3),

411-436.

García, M. (2021). We Are Not Born Submissive: How Patriarchy Shapes Women’s Lives.

Verso.

Manne, K. (2017). Down Girl: The Logic of Misogyny. Oxford University Press.

Manne, K. (2020). Entitled: How Male Privilege Hurts Women. Crown.

Organización Mundial de la Salud. (2021). Violence against women prevalence estimates,

2018. Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789240022256

Spivak, G. C. (1988). Can the Subaltern Speak? En Cary Nelson y Lawrence Grossberg

(Eds.), Marxism and the Interpretation of Culture (pp. 271-313). University of Illinois

Press.

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