Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Una consideración
fundamental es que como miembro de un grupo el individuo piensa, siente y se comporta de una
manera muy distinta a la que se pudiera suponer si se le conoce como individuo. Así, los
sociólogos opinan que el comportamiento humano en grupo no es predecible a partir del
conocimiento de las características individuales, sino a través del conocimiento de los procesos
que se efectúan cuando la gente se influye recíprocamente en un ambiente de grupo
¿cómo llegamos a saber lo que conocemos? ¿cómo logra la gente enterarse de las cosas? Las
cuatro principales fuentes no científicas del conocimiento son: el hábito, la intuición, el sentido
común y la autoridad. Cada una de estas fuentes de conocimiento tiene sus limitaciones cuando se
trata de entender, explicar y predecir la conducta humana. Muchas de nuestras ideas acerca de la
vida social se fundan en el hábito, o sea, en creer que hacemos las cosas porque es tradicional
hacerlas así. Es convencional creer que las mujeres, por su propia naturaleza, son menos aptas que
los varones para desempeñar trabajos que requieren agresividad y mucha decisión. Sin embargo,
las últimas investigaciones han logrado sacudir los prejuicios sobre esas supuestas diferencias
entre los sexos. Otra fuente de conocimiento es la intuición o la perspicacia rápida y lista que no se
basa en pensamiento racional alguno. Intuir es darse cuenta de que uno ha entendido de
inmediato algo, gracias a un origen interior desconocido. La resolución de no comprar una casa
determinada, porque "no acaba de convencerme" es una decisión basada en la intuición. Aunque
es cierto que hay ideas brillantes debidas a destellos de perspicacia, también es necesario
confirmar la verdad de tales intuiciones mediante otras observaciones independientes. Las
conclusiones por intuición no se pueden aceptar abiertamente desde el momento en que
aparecen. Son los exámenes posteriores los que deben aclarar si las intuiciones fueron o no
acertadas.
El sentido común es la tercera avenida principal para obtener conocimientos. Entendemos por
sentido común aquellas opiniones que suele tener la gente porque parecen acertadas a primera
vista. El sentido común nos dice, por ejemplo, que el valor de los bienes raíces, disminuye cuando
personas de raza negra llegan a residir en un vecindario de la clase media. No hay duda que el
sentido común y el hábito son fuentes de conocimientos correlacionadas. El inconveniente de las
ideas fundadas en el sentido común es que suelen ser erróneas. La investigación demuestra que el
valor de los bienes raíces no disminuye cuando se han mudado negros a ese vecindario, es difícil
que lo acepte mucha gente porque va en contra del 'sentido común". La cuarta fuente de
conocimiento es la autoridad o sea, alguna organización o persona que, se supone, posee
conocimientos especiales sobre ciertos asuntos. A veces está bien confiar en la autoridad. Es más
razonable aceptar el diagnóstico de un médico sobre alguna enfermedad grave que escuchar a un
vecino cuyo amigo tuvo la enfermedad (aunque el diagnóstico de un solo doctor no se debe
aceptar abiertamente. En otras instancias, la autoridad puede obscurecer la verdad. Los astrólogos
que aconsejan a la gente guiar su vida por medio de las estrellas, o los representantes de alguna
compañía tabaquera que objetan la relación científicamente establecida entre el fumar y el
cáncer, podrían ser ejemplos de autoridades desorientadoras. Uno de los problemas principales
que tienen estas cuatro fuentes de conocimiento es que suelen dar informaciones que no son
válidas ni confiables. Además, como por lo general esas fuentes de conocimiento se aceptan sin
dudar, raras veces se investiga la información que proporcionan. Por lo tanto, durante largo
tiempo la verdad puede quedar oculta
Si los sociólogos,se basan en métodos científicos es porque las fuentes no científicas del
conocimiento son insuficientes para entender, explicar y predecir la conducta humana en grupos.
La ciencia es una fuente de conocimiento más confiable y exacta que el hábito, la intuición, el
sentido común y la autoridad, porque es autocorrectiva. Los científicos deben ser objetivos en su
investigación y someter su trabajo a la comprobación de otros científicos. Es decir, el conocimiento
científico está expuesto continuamente al examen crítico tanto del propio científico que realiza
determinada investigación, como de otros científicos que leen la publicación de sus informes. Esos
dos aspectos de la naturaleza autocorrectiva de la ciencia se denominan objetividad y
verificabilidad. Se supone que todo científico deberá ser objetivo durante el curso de la
investigación. La objetividad, característica primordial de la ciencia, se logra cuando se hace un
esfuerzo para prevenir que los sesgos o prejuicios tanto personales como del grupo tergiversen el
proceso de investigación. En otras palabras, los científicos tratan de desechar aquellos prejuicios
que puedan invalidar la información. Es de suponer que el biólogo que estudia el nivel de
inteligencia de varones y mujeres, por ejemplo, debe evitar todo sesgo que pudiera conducir a
conclusiones falsas acerca de que un sexo es más inteligente que el otro. Todo científico tiene
ideas personales sobre la realidad, pero de acuerdo con el principio de la objetividad, no debe
permitir que esos prejuicios influyan en su labor como científico. La venficabilidad significa que
cualquier investigación científica se debe poder repetir de la misma manera por otros científicos.
Esto se debe a que los científicos informan acerca de la manera en que efectuaron su
investigación. La objetividad se refiere a la comprobación de las teorías y resultados científicos. Si
la investigación científica se llevara a cabo subjetivamente, los resultados estarían muy
influenciados por las experiencias personales y privadas de cada individuo, y por lo tanto no se
podrían comprobar, a menos que los demás sostuvieran las mismas desviaciones. Si después de
aplicar métodos similares dos o más investigadores científicos informan los mismos resultados,
entonces se acrecienta nuestra confianza en su verdad. Lo que importa aquí, pues, es que la labor
de los científicos esté sometida constantemente a un examen crítico, comprobaciones y
correcciones, de parte de otros científicos. Es claro que estas desviaciones o servicios no
provienen sólo de interpretaciones personales y privadas; por lo contrario, pueden compartirlo
todos o casi todos los participantes en determinado campo de estudio. Al igual que todos los
humanos, los científicos poseen también "puntos ciegos". Las ideas de Copérnico y de Galileo
fueron rechazadas durante largo tiempo por hombres de ciencia, y sólo en fechas recientes se ha
empezado a aceptar entre los sociólogos la "teoría del conflicto" (asunto que se tratará
posteriormente). En la actualidad hay cierto desacuerdo entre los sociólogos acerca de la
importancia del principio de objetividad en sus campos. La mayor parte de los sociólogos estarán
de acuerdo en que es virtualmente imposible que los científicos logren que sus prejuicios no
influyan en los problemas que están estudiando, en las teorías que aplican y en el modo de
interpretar los datos. Sin embargo, hay sociólogos que van más allá en asuntos de objetividad.
Algunos sostienen que los valores personales han de entrar en el cuadro sólo para seleccionar los
temas de investigación. Según ellos, los sociólogos deberían escoger deliberadamente para la
investigación aquellas condiciones sociales que se pueden considerar como indeseables. Abogan
por una investigación que se oponga al modo como son las cosas y conduzca a mejoras; por
ejemplo, dirían que los sociólogos deberían revelar las desigualdades que sufren los pobres, las
mujeres y las minorías raciales y étnicas, pues de esa manera se podrían efectuar cambios. Más
extremosos aún son aquellos que creen que los sesgos y valores personales deben influir
conscientemente en todas las fases de la investigación, desde la selección de los problemas hasta
la interpretación de los datos. Probablemente muchos sociólogos no estarán de acuerdo a cada
uno de esos modos de partir del principio de la objetividad. La mayoría sostendrá la preservación
del principio de la objetividad, con el fin de reducir al mínimo la subjetividad en toda investigación
social. Aunque reconozcan la imposibilidad de conseguir una objetividad completa en sociología, la
mayor parte sostendrá que relajar de manera significativa las normas que previenen contra la
subjetividad sólo conduciría a mayores distorsiones que las ya existentes en la investigación social.
Un debate entre los sociólogos contemporáneos es el que gira en tomo a la diferencia entre la
llamada investigación pura y la aplicada. La investigación pura se propone en buscar nuevos
conocimientos para su propio bien; no se intenta la aplicación de esos nuevos conocimientos a
situaciones prácticas. En cambio, la investigación aplicada se refiere a aquellas investigaciones que
se proponen a resolver problemas prácticos. Quienes realizan investigaciones aplicadas pueden
tener interés en obtener nuevos conocimientos, pero se concentran más bien en el problema
práctico que afrontan. De la misma manera, quienes realizan una investigación pura omiten las
implicaciones prácticas de sus investigaciones, aunque esas implicaciones prácticas les sean de
interés tanto a ellos como a otros. Claro que es posible combinar la investigación pura y la aplicada
en un mismo proyecto de investigación. Un ejemplo de investigación pura sería el estudio de las
consecuencias de la enseñanza en escuelas segregadas en el aprovechamiento de los niños
pertenecientes a grupos minoritarios La investigación aplicada en este mismo campo podría poner
de relieve los efectos positivos y negativos en el aprovechamiento de los alumnos en determinado
plan de desegregación escolar, con el fin de incrementar los beneficios entre niños afectados por
otros planes de desegregación que todavía se aplican. ¿Deben los científicos sociales aportar
también una solución a los problemas? Desde su introducción en las cuestiones académicas
norteamericanas a finales del siglo XIX, la sociología ha tratado insistentemente de trascender su
participación en los problemas sociales para constituirse en ciencia social no comprometida. Un
argumento importante de este movimiento que se aparta del compromiso activo en la eliminación
de los males sociales, es que la ciencia es una actividad anaxiológica (o sea, libre de valores). Según
tal principio, la conducta de la ciencia debe estar gobernada por intentos de descubrir lo que
realmente existe, sin propiciar juicios personales acerca de lo que deberia existir Esta idea de que
los científicos no deben permitir que juicios de valor (opiniones sobre lo que es deseable o
indeseable) influyan en sus labores científicas viene dominando desde algún tiempo en el
pensamiento sociológico. Aunque la sociología como ciencia pura sigue manteniéndose como el
punto de vista principal, hay algunos que siguen insistiendo en el argumento de la participación
activa del sociólogo en la identificación y resolución de los problemas sociales. Quienes afirman
que la sociología puede contribuir a "salvar a la sociedad" opinan que los sociólogos deben
participar en la toma de decisiones en cuestiones políticas, cuando se refieren a asuntos sociales
como el racismo, el sexo y la pobreza. Otros sociólogos temen que el hecho de inmiscuir
políticamente a la sociología en asuntos sociales perjudicaría su credibilidad como campo en que
se obtienen conocimientos objetivos, válidos y confiables.
LA TEORIA SOCIOLOGICA Una meta fundamental de la ciencia es explicar por qué ocurren ciertos
acontecimientos o procesos. Para que esto se lleve a cabo, los científicos desarrollan teorías. Una
teoría es un conjunto interrelacionado de conceptos y proposiciones que tienen como objeto
explicar por qué ocurre determinado acontecimiento o proceso. En la actualidad son dos las
perspectivas teóricas que dominan en sociología: el funcionalismo y la teoría del conflicto. Una
teoría científica no es una especulación ociosa. No es un conjunto de ideas creadas de la nada por
un científico de gabinete. Una teoría se formula por medio del conocimiento que se ha ido
acumulando a lo largo de los años, como resultado de la labor de muchos científicos. La labor de
dichos Científicos, previa a la formulación de la teoría, aparece en forma de conceptos y de
proposiciones. La teoría nace cuando algún científico interrelaciona de una manera particular, esos
conceptos y proposiciones, con el objeto de explicar las causas de algún acontecimiento o proceso.
Procedamos de esta breve introducción a un examen más completo de los conceptos,
proposiciones y teorías de la ciencia. Los conceptos son los cimientos fundamentales de la teoría
científica. Un concepto es una palabra o frase que se emplea para representar la naturaleza de
algún acontecimiento o proceso. Los conceptos nos permiten formar una idea del mundo que nos
rodea y generalizar de una situación a otra. Por ejemplo, calor es un concepto que, una vez
aprendido, nos permite tomar precauciones y utilizarlo de manera que no nos perjudique. Al
entender el concepto de calor, podemos emplear el calor en algunas maneras (en los hornos
caseros) y evitar su aplicación en otros casos (para no provocar un incendio). Por lo tanto no es
preciso que examinemos todo fuego abierto para descubrir si puede quemar, ni investigamos
todos los hornos de las casas a las que entramos. El concepto de calor, al igual que todos los
conceptos, nos permite ver las cosas que nos rodean de manera predecible y generalizar de una
situación a otra.
Las moléculas, átomos y la evolución son conceptos de las ciencias físicas o biológicas. Los
conceptos sociol6gicos que se definirán e ilustrarán en el capítulo siguiente son cultura, norma y
subcultura. Sin los conceptos no habría ni proposiciones ni teorías científicas. Una proposición
científica, la que también se denomina como hipótesis, es una afirmación sobre las relaciones
existentes entre dos o más factores. Considérese esta proposición o hipótesis: "El índice de
divorcios es menor entre parejas que ya se han casado entre sí por segunda vez o que se casan en
segundas nupcias con otra persona, que en las parejas que se casan por primera vez. ' Suponiendo
que se puedan definir y evaluar los conceptos relativos al índice de divorcios y de parejas, es
posible comprobar la validez de esa hipótesis. (La definición y la evaluación no siempre son fáciles
y obvias; por ejemplo, ¿se ha incluido en esa definición los matrimonios de los homosexuales y los
concubinatos? En tal caso, ¿se pueden evaluar?) Como se indicó antes, al tratar acerca de la
verificabilidad, los científicos comprueban continuamente las hipótesis. Aquellas hipótesis que
muchos científicos han podido comprobar a lo largo de mucho tiempo, se tienen por
universalmente verdaderas y se las denomina leyes científicas. Ya se ha señalado que los
conceptos son los cimientos de la ciencia y que cuando se trata de conceptos científicos se
correlacionan en proposiciones. Esto nos lleva a la definición de teoría científica. Una teoría es un
conjunto interrelacionado de conceptos y proposiciones que explican por qué ocurre algún
acontecimiento o proceso. Hablando de una manera ideal, las proposiciones de las teorías
científicas deben estar interrelacionadas formando un sistema deductivo, en el que haya unas
proposiciones específicas que provengan lógicamente de proposiciones más generales. A
continuación aparece un ejemplo de cómo debería ser una teoría científica. Esas proposiciones,
lógicamente interrelacionadas, conjuntan religión e índice de suicidios, y se han extraído y
simplificado de una obra más compleja del sociólogo francés Emile Durkheim. l. Los índices de
suicidios provienen de ansiedades y tensiones. 2. La cohesión social proporciona un apoyo
emocional a aquellos miembros del grupo que sufren tensiones agudas y ansiedades. 3. Los
católicos tienen una cohesión social más fuerte que los protestantes. 4. Por lo tanto, entre los
católicos habrá un índice de suicidios inferior que entre los protestantes. Esto es un sistema
deductivo, donde la última propos1oon se deriva lógicamente de proposiciones que son cada una
más específica que la anterior. En esta época, la sociología no tiene muchas teorías deductivas.
Debido a esa limitación en el conocimiento, los sociólogos deben