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TEMA 3- RESTAURACIÓN Y NACIONALISMO

1. LA RESTAURACIÓN ABSOLUTISTA

Derrotado Napoleón, se inició en Europa una etapa antirrevolucionaria, la Restauración, que se


prolongó hasta el triunfo de nuevas oleadas revolucionarias.
Sus bases se sentaron en el Congreso de Viena (1814-1815), donde representantes de las
potencias europeas se reunieron para consagrar el modelo de monarquía absoluta —salvo en
el Reino Unido, que mantuvo el sistema parlamentario y reestructurar el mapa europeo.

Para lograrlo, aplicaron los principios de:


● Legitimidad: se restituían las monarquías de origen divino.
● Patrimonial: se fijaban las fronteras de cada territorio de acuerdo con los derechos
históricos de sus gobernantes, sin atender a los pueblos ni a criterios étnicos, lingüísticos o
culturales.
● Equilibrio: para evitar que alguna potencia tuviera supremacía sobre las demás, se
reordenó el mapa de Europa.
● Intervencionismo: se justificaba la injerencia en cualquier país para mantener el orden
vigente. Se creó la Santa Alianza, integrada por Rusia, Prusia y Austria, más tarde se unió
Francia. Su objetivo fue el mantenimiento del orden y la preservación de sus tronos y su
método, la intervención militar.

En Francia, se instauró una monarquía constitucional donde reinó Luis XVIII, que concedió a sus
súbditos una Carta Otorgada (1814). Este sistema se aplicó también en Suecia, Países Bajos y
Suiza.

2.1 LAS REVOLUCIONES DE 1820

En 1820, un pronunciamiento liberal triunfó en España de la mano del militar Rafael de Riego, lo
que obligó a Fernando VII a aceptar la Constitución de 1812. Esto conllevó a la instauración de
cambios políticos y sociales en lo que se conoce como Trienio Liberal (1820-1823). Desde
España se extendió por Nápoles y el Piamonte.

Las grandes potencias europeas de la Cuádruple Alianza se reunieron en el Congreso de


Laibach (enero-mayo de 1821) y, por el principio de intervención, autorizaron la presencia de
tropas austríacas en Italia.

En el Congreso de Verona (noviembre-diciembre de 1822), se decidió la entrada de soldados


franceses en España, los denominados «Cien Mil Hijos de San Luis», para restablecer el
absolutismo.

En diciembre de 1825, en Rusia se produjo el movimiento liberal de los decembristas, promovido


por oficiales del Ejército ruso, que pretendieron, sin éxito, instaurar un régimen liberal.

Los griegos, que habían proclamado su separación del Imperio otomano en el Congreso de
Epidauro (1822), hicieron efectiva su independencia tras una larga guerra en la Paz de
Adrianópolis (septiembre de 1829).
2.2 LAS REVOLUCIONES DE 1830
En Francia, el descontento popular con Carlos X, sucesor de Luis XVIII, provocó un alzamiento en
París en el que participaron burgueses y obreros. Las jornadas de julio triunfaron y el rey fue
derrocado. Luis Felipe de Orleans se convirtió en el nuevo monarca y restableció la Carta
Otorgada de 1814, que su antecesor había suprimido. Esto supuso la implantación de un
liberalismo moderado en Francia, que fue rechazado por los sectores más radicales.

Tras el triunfo revolucionario, fue aprobada una Constitución que reconocía de nuevo la
soberanía nacional. El rey dejaba de serlo por derecho divino y pasaba a depender de la
voluntad de los ciudadanos.

Soberanía nacional: todo el poder de la nación recae en los ciudadanos, que lo ceden al Estado.
Luis Felipe de Orleans, por su parte, asumió el poder ejecutivo y legislativo, compartido con la
Cámara de los Diputados.

Fuera de Francia se produjeron los siguientes acontecimientos:


● Bélgica estableció un régimen liberal tras independizarse de los Países Bajos en 1830.
● En Suiza, la burguesía ocupó el poder en varios cantones.
● En España, fracasó el pronunciamiento liberal de José María de Torrijos.
● Las protestas nacionalistas de los Estados alemanes fueron reprimidas por el Ejército de
Prusia.
● En Italia fracasó el alzamiento nacionalista.
● La revuelta nacionalista de Polonia fue sofocada por el Ejército del Imperio ruso.

2.3 LAS REVOLUCIONES DE 1848

La tercera oleada revolucionaria comenzó en Francia con las jornadas de febrero en París.
Progresistas, republicanos y obreros socialistas se sublevaron.
Luis Felipe de Orleans, el rey burgués, abdicó y proclamó la Segunda República.
El Gobierno provisional dio amplias libertades, creó los Talleres Nacionales y convocó elecciones
a la Asamblea Constituyente, que elaboró la Constitución republicana de 1848.
Esta Asamblea ordenó reprimir la protesta obrera y las conquistas sociales se eliminaron.
Luis Napoleón Bonaparte,ganó las elecciones presidenciales de diciembre de 1848.

En Viena, los alzamientos populares provocaron la caída del canciller Metternich y se formó una
Asamblea Constituyente que acabó siendo disuelta por el Ejército. En Bohemia, Hungría y el
norte de Italia, se produjeron sendos estallidos nacionalistas.

En los Estados alemanes, la revolución se inició en Prusia, donde Federico Guillermo IV tuvo
que aceptar una Asamblea Constituyente. La oleada se extendió por Sajonia, Baviera, Hannover y
la ciudad libre de Fráncfort, cuyo Parlamento empezó a elaborar la constitución de una Alemania
unida bajo los ideales liberales y con el rey de Prusia como soberano. Este dio un golpe de
Estado con el apoyo del Ejército, suprimió la Asamblea prusiana y rechazó el ofrecimiento de los
nacionalistas de Fráncfort.

La revolución había fracasado, pero el orden del Congreso de Viena dejó de existir. La burguesía
revolucionaria se volvió conservadora. El realismo se abrió paso frente al idealismo.
En filosofía, este movimiento fue conocido como positivismo y, en política, en el ámbito
europeo, como realpolitik o «política de lo posible».
3. NACIONALISMO Y ESTADO

En origen, el nacionalismo fue revolucionario, puesto que discutía las fronteras impuestas por el
Congreso de Viena y mantuvo alianzas con los liberales. Hubo dos modelos:

● Nacionalismo unitario: pretendía la construcción de un único Estado,como reunión de una


nacionalidad dispersa.
● Nacionalismo disgregador o separatista: buscaba la creación de Estados
independientes con su respectiva nacionalidad. Fue el caso de Hungría, inserta en el
Imperio austríaco, o de los pueblos balcánicos, dependientes de los Imperios otomano y
austríaco.

3.1 LA UNIFICACIÓN DE ITALIA

A mediados del siglo XIX, Italia había desarrollado un sentimiento de identidad cultural, pero su
territorio estaba dividido en zonas con políticas diferentes. Fracasadas las revoluciones
nacionalistas italianas de 1830 y 1848, el reino del Piamonte, con un régimen liberal y una
avanzada industrialización, dirigió el proceso unificador de la mano de Víctor Manuel II y de su
primer ministro, Camilo Benso, conde de Cavour, que buscó el apoyo de la gran burguesía con
una política librecambista, disminuyó el poder de la Iglesia con la desamortización de sus bienes,
fortaleció el Ejército y mejoró las relaciones diplomáticas con el Reino Unido y Francia.

La unificación italiana se dividió en tres fases:

● La guerra contra Austria.


En 1858, Cavour firmó el Acuerdo de Plombières con Napoleón III, por el que le cedía
Niza y Saboya a cambio de apoyo militar, y entonces, declaró la guerra a Austria.
En junio de 1859, las tropas francopiamontesas vencieron en las batallas de Magenta y
Solferino.
Aunque Napoleón III, sin contar con su aliado, firmó con Austria el Acuerdo de Villafranca,
el reino del Piamonte acabaría recibiendo la Lombardía en la Paz de Zúrich.

● La formación del reino de Italia.


Se organizaron levantamientos revolucionarios en los ducados de Parma, Módena y
Toscana, así como en el territorio pontificio de la Romaña, que se unieron voluntariamente
al Piamonte.
En 1860, se reunió en Turín el primer Parlamento del nuevo reino.
En Nápoles, el avance de Giuseppe Garibaldi acabó con el gobierno Borbón de Nápoles,
que fue entregado a Víctor Manuel II.
A su vez, el rey piamontés,recibió la adhesión del resto de los Estados Pontificios, excepto
Roma.Víctor Manuel II fue proclamado rey de Italia en Turín el 17 de mayo de 1861.

● La incorporación del Véneto y de Roma.


El reino de Italia, aliado con Prusia, venció en una corta guerra a Austria (1866) y recibió el
Véneto en la Paz de Viena.
En 1870, las tropas italianas entraron en Roma y el papa Pío IX fue despojado de los
Estados Pontificios.
3.2 LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA

El Congreso de Viena estableció una Confederación Germánica con 39 Estados independientes.


Pese a la desunión política, Prusia impulsó el Zollverein (1834), la Unión Aduanera de los Estados
alemanes. Sin embargo, los anhelos nacionalistas se vieron obstaculizados por la rivalidad entre
Austria y Prusia y el fracaso de la Revolución de 1848. Guillermo I de Prusia confió a su canciller,
Otto von Bismarck, la dirección del proceso de unificación. Bismarck logró el apoyo de la
burguesía, reorganizó el Ejército, controló la Administración y buscó colaboración diplomática para
aislar a Austria.

La unificación alemana tuvo las siguientes fases:

● Guerra de los Ducados.


En 1864, Dinamarca decidió anexionar definitivamente a Schleswig y Holstein, ducados
autónomos con numerosa población alemana. Prusia y Austria le declararon la guerra y se
los arrebataron. Schleswig, al norte, quedó bajo administración prusiana, y Holstein, en
manos de Austria, aunque con derechos de paso para los prusianos.

● Guerra austro-prusiana.
Por discrepancias en la administración de los ducados, Bismarck declaró la guerra a
Austria en 1866. Los soldados prusianos derrotaron a los austriacos en la batalla de
Sadowa. Prusia constituyó entonces la Confederación Alemana del Norte, lo que supuso
el fin de la Confederación Germánica, y Austria quedó excluida de la unificación alemana.

● Guerra franco-prusiana.
Después del veto de Napoleón III a la candidatura de un príncipe alemán a ocupar el trono
español, en 1868, Prusia declaró la guerra a Francia. Tras la batalla de Sedán, en enero de
1871 se produjo la caída de París, lo que supuso la desaparición del Segundo Imperio
francés y el inicio del Segundo Reich alemán.

4. LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA
4.1 EL CONTEXTO Y LAS CAUSAS

Las reformas económicas de la segunda mitad del siglo xviii habían revitalizado el pacto colonial,
haciendo de América un mercado muy atractivo para los comerciantes europeos. En lo político,
los virreyes gobernaban las colonias españolas en nombre del rey siguiendo las políticas
mercantilistas monopolistas desde la metrópoli, sin participación de los elementos locales.

La sociedad colonial era muy desigual y compleja. De una parte existía un grupo privilegiado,
integrado por españoles peninsulares y criollos —americanos con origen español—. De otro,
mestizos, mulatos y negros esclavos o libertos, y los indios, sometidos a duras condiciones de
trabajo.

La difusión de las ideas ilustradas y la posterior independencia de Estados Unidos y la Revolución


francesa, junto al apoyo británico y estadounidense a las élites coloniales, fueron los principales
factores externos. Finalmente, todos estos factores se reactivaron con la pérdida del dominio
español de los mares tras la derrota de Trafalgar (1805), las abdicaciones de Bayona y el inicio
de la guerra de la Independencia española (1808).
4.2 EL PROCESO EMANCIPADOR

1) La primera fase (1810-1814)


Comenzó cuando, a falta de un rey, se formaron Juntas en ciudades como Caracas,
Buenos Aires o Santiago.
Dirigidas por criollos como Francisco de Miranda, estas expresaron el derecho a
gobernarse por sí mismas: la Junta de Caracas, que había declarado la independencia, fue
sometida, en tanto que la de Buenos Aires se mantuvo al margen de las autoridades
españolas.
En 1813, el militar y político Simón Bolívar prosiguió la tarea emancipadora con su entrada
en Caracas, cuyo Ayuntamiento le otorgó el título de «Libertador».

2) En una segunda fase (1814-1818)


Fernando VII, tras su regreso a España, exigió la sumisión de sus súbditos americanos.
El Congreso de Tucumán proclamó la independencia de Argentina en 1816. A finales de
ese año, el general José de San Martín atravesó los Andes con su ejército y, ayudado por
las tropas de criollos chilenos de Bernardo O’Higgins, consiguió la independencia de Chile,
tras derrotar a las tropas españolas en las batallas de Chacabuco y Maipú (1818).

3) En la tercera fase (1819-1826)


Las tropas españolas quedaron solas frente a las independentistas, tras la negativa de la
Cuádruple Alianza a intervenir debido a los intereses comerciales británicos.

En el norte, durante el Congreso de Angostura (1819-1820), se constituyó la Gran Colombia,


formada por las circunscripciones de Caracas, Quito y Bogotá. Simón Bolívar fue proclamado su
presidente.

En 1821, Bolívar marchó sobre Quito y, al año siguiente, se reunió con San Martín en la
Conferencia de Guayaquil. Tras el encuentro, San Martín dejó todo el protagonismo a Bolívar,
que fue nombrado presidente vitalicio de Perú. Este territorio y Bolivia quedaron unidos a la
Gran Colombia, aunque poco después se separarían de ella. Los soldados realistas fueron
vencidos en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824 y, en 1826, desapareció el último
ejército español de América del Sur.

En Nueva España, la lucha por la independencia comenzó en Querétaro, con el llamado Grito de
Dolores (1810) del cura Miguel Hidalgo. Desde entonces, se propagó una revolución
protagonizada por los indígenas y con contenido social. Derrotado y ejecutado, la causa fue
retomada por el cura José María Morelos en Michoacán (1813-1815), quien corrió la misma
suerte.

En 1820, los criollos y el Ejército se incorporaron a la rebelión. Mediante el Plan de Iguala,


México accedió a la independencia y el general Agustín Iturbide se convirtió en emperador
constitucional. En 1834, el Estado mexicano derivó hacia un modelo conservador al asumir el
poder el general Antonio López de Santa Anna.

En el virreinato portugués del Brasil, el rey de Portugal, Juan VI, ante la invasión napoleónica de
la península, trasladó su corte a Río de Janeiro. Tras regresar a Portugal, su hijo Pedro
permaneció en Brasil. Posteriormente y con el apoyo de los criollos, Pedro I se proclamó
emperador constitucional de Brasil y la antigua metrópoli reconoció su independencia en 1825.
TEMA 4- SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LUCHA DE CLASES

4. LA EVOLUCIÓN DE LOS REGÍMENES LIBERALES Y ABSOLUTISTAS


4.1 LA INGLATERRA VICTORIANA

La prosperidad material fue la base económica de la Inglaterra victoriana:


● La producción de manufacturas aumentó con rapidez.
● El librecambismo fortaleció el papel del Reino Unido como primera potencia económica.
● La densa red ferroviaria y su poderosa marina mercante facilitaron el auge comercial.

El bienestar económico posibilitó el desarrollo del liberalismo político, con una monarquía
constitucional, un Parlamento elegido por sufragio censitario, la alternancia de partidos entre
tories (conservadores) y whigs (liberales) y la aplicación pacífica y ordenada de las reformas.

El Partido Conservador y el Partido Liberal se turnaban en el poder en función de que uno u


otro alcanzase la mayoría en las elecciones generales a la Cámara de los Comunes. Esta, a su
vez, otorgaba la confianza al primer ministro o premier, que era finalmente nombrado por la
reina.La aparición del Partido Laborista.

Las reformas electorales


La sociedad demandaba la reforma electoral, pues el número de diputados no era proporcional
al nuevo reparto de la población y solo los grandes contribuyentes tenían derecho a voto. A fin de
siglo, podían votar tres cuartas partes de los varones adultos, pero quedaban excluidos los
trabajadores agrícolas, el servicio doméstico y las mujeres.

El problema de Irlanda

Invadida por los ingleses en el siglo XVII, Irlanda quedó incorporada como un nuevo reino a Gran
Bretaña, que pasó a llamarse Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en 1801.La crisis agraria
de 1847 provocó la muerte por hambre de miles de irlandeses y la emigración de muchos a
Estados Unidos.

La política exterior
El primer ministro, el conservador Benjamin Disraeli, se inclinó por la expansión colonial y el
dominio de los mares, en lo que se llamó el «espléndido aislacionismo». El Imperio británico se
extendió hasta convertirse en el más amplio y poblado de la historia.

La sociedad victoriana
A fines del siglo xix, Gran Bretaña se caracterizaba por sus grandes contrastes sociales. Lejos de
la oprimida clase obrera, entre las clases sociales altas primó el espíritu victoriano: fórmula
social y política basada en el orgullo nacional, la tradición, la austeridad y el culto al dinero y a los
convencionalismos.

4.2 EL SEGUNDO IMPERIO FRANCÉS

Luis Napoleón Bonaparte accedió a la presidencia de la Segunda República después de las


elecciones de diciembre de 1848.
La Constitución de 1848 no permitía reelegir al presidente tras cuatro años de mandato. Contra
esta medida, Luis Napoleón, apoyado por el Ejército y la burguesía, dio un golpe de Estado el 2
de diciembre de 1851 —aniversario de la coronación de Napoleón— y pasó a gobernar al margen
de las instituciones:

● Decretó el sufragio universal masculino.


● Dirigió la redacción de la Constitución de 1852.
● Convocó un plebiscito popular y, el 2 de diciembre de 1852, se proclamó emperador como
Napoleón III. El Segundo Imperio quedaba así inaugurado.

Napoleón III se presentó como gran defensor de la nación y «emperador socialista» por deseo del
pueblo. Estableció un régimen populista* y autoritario en el que tomaba personalmente las
decisiones sin tener en cuenta a la Asamblea Nacional.

En política interior, Napoleón III llevó a cabo una política económica intervencionista. Favoreció
las inversiones públicas, que crearon pleno empleo y desactivaron a la clase obrera, y favoreció
las inversiones privadas, con lo que se atrajo la colaboración de los burgueses. Sin embargo, al
implantar el librecambio con el Reino Unido (1860), perdió el apoyo de la burguesía industrial.

En política exterior, Napoleón III participó en la guerra de Crimea (1854) y en Italia se alió con
los patriotas piamonteses contra Austria (1859).

En 1870, estalló la guerra entre Francia y Prusia a causa de su rivalidad en la candidatura al


vacante trono español. El Ejército prusiano, con el apoyo de la Confederación Alemana del Norte
y sus equipadas tropas, derrotó al francés en la batalla de Sedán en la que Napoleón III fue hecho
prisionero. La guerra franco-prusiana (julio 1870-enero 1871) significó el fin del Segundo
Imperio.

4.3 LA TERCERA REPÚBLICA FRANCESA

La Tercera República fue el régimen político más largo de la Francia contemporánea, ya que que
se mantuvo, pese a los escándalos y polémicas, desde 1870 hasta 1940, cuando acabó a
consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.

En 1870, se inició la guerra franco-prusiana y, en 1871, en París estalló la Comuna. El Gobierno


provisional de Thiers, que había relevado a Napoleón III, prisionero de los prusianos, huyó a
Versalles y el general Mac Mahon, aliado de estos contra la revolución obrera, logró doblegar la
Comuna y ocupar París en mayo de 1871.

En 1873, se convocó una Asamblea Constituyente que proclamó formalmente la Tercera


República. Sus primeros años fueron difíciles, a pesar de la aparente solidez de sus instituciones:
● El poder ejecutivo lo ejercía un gobierno presidido por el primer ministro, con un
presidente constitucional como jefe del Estado.
● El poder legislativo recaía en una Asamblea Nacional bicameral, con diputados elegidos
por sufragio universal masculino y senadores designados por sufragio indirecto.

Las relaciones entre Iglesia y Estado fueron muy polémicas a raíz de la aprobación de una serie
de leyes secularizadoras.
La Tercera República, pese a las conquistas económicas y sociales, se vio ensombrecida por
grandes escándalos, como la construcción del canal de Panamá, suspendida en 1881.

Otro escándalo fue el caso Dreyfus, en el que el capitán Alfred Dreyfus fue acusado de espiar a
favor de Alemania, en 1894.

El boulangerismo fue un movimiento ultraconservador que tomó el nombre del general Georges
Boulanger. Este, que pretendía el desquite francés ante Alemania, puso al país al borde de la
guerra. Tras su derrota electoral, se exilió y el movimiento desapareció.

4.7 LA POTENCIA EMERGENTE DE ESTADOS UNIDOS

A lo largo del siglo XIX, Estados Unidos conoció:


● La expansión de sus territorios hacia el oeste, hasta alcanzar la costa del Pacífico.
● La masiva llegada de inmigrantes desde el continente europeo en busca de mejores
condiciones de vida.
● Un gran desarrollo económico, propiciado por sus recursos naturales y sus
emprendedores habitantes. La industria se localizó en el noreste, la agricultura de
plantaciones, en el sur, y la ganadería y agricultura extensiva, en el medio oeste.
● La consolidación del sistema democrático, con la adopción en 1830 del sufragio
universal masculino.

La abolición de la esclavitud (1860) por el presidente Abraham Lincoln provocó el intento


secesionista de los estados del sur, dado que la mano de obra esclava era esencial en sus
plantaciones. Los sudistas se constituyeron en los Estados Confederados de América y, dirigidos
por Jefferson Davis, declararon su independencia, lo que desembocó en una guerra civil.

Conocida como la guerra de Secesión (1861-1865), concluyó con el triunfo de los partidarios de
la Unión —también llamados yanquis o federales— sobre los confederados. La esclavitud quedó
abolida, pero la igualdad de derechos civiles no se logró hasta mediados del siglo XX.

4.8 EL IMPERIO DE JAPÓN

El Imperio del Sol Naciente era, a principios del siglo XIX, una monarquía feudal, con un
emperador simbólico o mikado* que vivía aislado en su palacio de Kyoto. El poder efectivo lo
ejercía el mayordomo imperial o shogun, cargo desempeñado por miembros de la familia
Tokugawa desde hacía dos siglos.

En el siglo xvii, los Tokugawa habían conseguido someter a los daimios, vasallos propietarios de
extensas tierras, y a los samuráis o «señores de la guerra». Luego impusieron una dictadura y el
aislamiento del país, aunque, por la presión extranjera, acabaron aceptando un tratado (1858) por
el que algunos puertos japoneses se abrieron al comercio exterior.

En 1868, dos familias rivales de los Tokugawa restablecieron la autoridad imperial. El joven
emperador Mutshu-Hito reinó en Japón desde 1867 hasta su muerte en 1912. El período en el
que gobernó se denominó era Meiji. Trasladó la corte a Tokio y, siguiendo modelos occidentales,
emprendió una serie de reformas conocidas como la Revolución Meiji (1868), que pusieron fin a
dos siglos de feudalismo del shogunato Tokugawa:
● Igualdad de toda la ciudadanía japonesa ante la ley.
● Aprobación de la Constitución de 1889.
● Abolición de la servidumbre.

Se produjo entonces un enorme desarrollo económico, sobre todo industrial, que, unido al fuerte
crecimiento demográfico, obligó al Imperio japonés a una política expansionista para obtener
materias primas, mercados y territorios en los que ubicar los excedentes de población.

La guerra ruso-japonesa (1904-1905) demostró, como lo había hecho antes la contienda


hispano-estadounidense, la fortaleza de las potencias emergentes y la decadencia de las viejas
naciones europeas.

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