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1. LA RESTAURACIÓN ABSOLUTISTA
En Francia, se instauró una monarquía constitucional donde reinó Luis XVIII, que concedió a sus
súbditos una Carta Otorgada (1814). Este sistema se aplicó también en Suecia, Países Bajos y
Suiza.
En 1820, un pronunciamiento liberal triunfó en España de la mano del militar Rafael de Riego, lo
que obligó a Fernando VII a aceptar la Constitución de 1812. Esto conllevó a la instauración de
cambios políticos y sociales en lo que se conoce como Trienio Liberal (1820-1823). Desde
España se extendió por Nápoles y el Piamonte.
Los griegos, que habían proclamado su separación del Imperio otomano en el Congreso de
Epidauro (1822), hicieron efectiva su independencia tras una larga guerra en la Paz de
Adrianópolis (septiembre de 1829).
2.2 LAS REVOLUCIONES DE 1830
En Francia, el descontento popular con Carlos X, sucesor de Luis XVIII, provocó un alzamiento en
París en el que participaron burgueses y obreros. Las jornadas de julio triunfaron y el rey fue
derrocado. Luis Felipe de Orleans se convirtió en el nuevo monarca y restableció la Carta
Otorgada de 1814, que su antecesor había suprimido. Esto supuso la implantación de un
liberalismo moderado en Francia, que fue rechazado por los sectores más radicales.
Tras el triunfo revolucionario, fue aprobada una Constitución que reconocía de nuevo la
soberanía nacional. El rey dejaba de serlo por derecho divino y pasaba a depender de la
voluntad de los ciudadanos.
Soberanía nacional: todo el poder de la nación recae en los ciudadanos, que lo ceden al Estado.
Luis Felipe de Orleans, por su parte, asumió el poder ejecutivo y legislativo, compartido con la
Cámara de los Diputados.
La tercera oleada revolucionaria comenzó en Francia con las jornadas de febrero en París.
Progresistas, republicanos y obreros socialistas se sublevaron.
Luis Felipe de Orleans, el rey burgués, abdicó y proclamó la Segunda República.
El Gobierno provisional dio amplias libertades, creó los Talleres Nacionales y convocó elecciones
a la Asamblea Constituyente, que elaboró la Constitución republicana de 1848.
Esta Asamblea ordenó reprimir la protesta obrera y las conquistas sociales se eliminaron.
Luis Napoleón Bonaparte,ganó las elecciones presidenciales de diciembre de 1848.
En Viena, los alzamientos populares provocaron la caída del canciller Metternich y se formó una
Asamblea Constituyente que acabó siendo disuelta por el Ejército. En Bohemia, Hungría y el
norte de Italia, se produjeron sendos estallidos nacionalistas.
En los Estados alemanes, la revolución se inició en Prusia, donde Federico Guillermo IV tuvo
que aceptar una Asamblea Constituyente. La oleada se extendió por Sajonia, Baviera, Hannover y
la ciudad libre de Fráncfort, cuyo Parlamento empezó a elaborar la constitución de una Alemania
unida bajo los ideales liberales y con el rey de Prusia como soberano. Este dio un golpe de
Estado con el apoyo del Ejército, suprimió la Asamblea prusiana y rechazó el ofrecimiento de los
nacionalistas de Fráncfort.
La revolución había fracasado, pero el orden del Congreso de Viena dejó de existir. La burguesía
revolucionaria se volvió conservadora. El realismo se abrió paso frente al idealismo.
En filosofía, este movimiento fue conocido como positivismo y, en política, en el ámbito
europeo, como realpolitik o «política de lo posible».
3. NACIONALISMO Y ESTADO
En origen, el nacionalismo fue revolucionario, puesto que discutía las fronteras impuestas por el
Congreso de Viena y mantuvo alianzas con los liberales. Hubo dos modelos:
A mediados del siglo XIX, Italia había desarrollado un sentimiento de identidad cultural, pero su
territorio estaba dividido en zonas con políticas diferentes. Fracasadas las revoluciones
nacionalistas italianas de 1830 y 1848, el reino del Piamonte, con un régimen liberal y una
avanzada industrialización, dirigió el proceso unificador de la mano de Víctor Manuel II y de su
primer ministro, Camilo Benso, conde de Cavour, que buscó el apoyo de la gran burguesía con
una política librecambista, disminuyó el poder de la Iglesia con la desamortización de sus bienes,
fortaleció el Ejército y mejoró las relaciones diplomáticas con el Reino Unido y Francia.
● Guerra austro-prusiana.
Por discrepancias en la administración de los ducados, Bismarck declaró la guerra a
Austria en 1866. Los soldados prusianos derrotaron a los austriacos en la batalla de
Sadowa. Prusia constituyó entonces la Confederación Alemana del Norte, lo que supuso
el fin de la Confederación Germánica, y Austria quedó excluida de la unificación alemana.
● Guerra franco-prusiana.
Después del veto de Napoleón III a la candidatura de un príncipe alemán a ocupar el trono
español, en 1868, Prusia declaró la guerra a Francia. Tras la batalla de Sedán, en enero de
1871 se produjo la caída de París, lo que supuso la desaparición del Segundo Imperio
francés y el inicio del Segundo Reich alemán.
4. LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA
4.1 EL CONTEXTO Y LAS CAUSAS
Las reformas económicas de la segunda mitad del siglo xviii habían revitalizado el pacto colonial,
haciendo de América un mercado muy atractivo para los comerciantes europeos. En lo político,
los virreyes gobernaban las colonias españolas en nombre del rey siguiendo las políticas
mercantilistas monopolistas desde la metrópoli, sin participación de los elementos locales.
La sociedad colonial era muy desigual y compleja. De una parte existía un grupo privilegiado,
integrado por españoles peninsulares y criollos —americanos con origen español—. De otro,
mestizos, mulatos y negros esclavos o libertos, y los indios, sometidos a duras condiciones de
trabajo.
En 1821, Bolívar marchó sobre Quito y, al año siguiente, se reunió con San Martín en la
Conferencia de Guayaquil. Tras el encuentro, San Martín dejó todo el protagonismo a Bolívar,
que fue nombrado presidente vitalicio de Perú. Este territorio y Bolivia quedaron unidos a la
Gran Colombia, aunque poco después se separarían de ella. Los soldados realistas fueron
vencidos en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824 y, en 1826, desapareció el último
ejército español de América del Sur.
En Nueva España, la lucha por la independencia comenzó en Querétaro, con el llamado Grito de
Dolores (1810) del cura Miguel Hidalgo. Desde entonces, se propagó una revolución
protagonizada por los indígenas y con contenido social. Derrotado y ejecutado, la causa fue
retomada por el cura José María Morelos en Michoacán (1813-1815), quien corrió la misma
suerte.
En el virreinato portugués del Brasil, el rey de Portugal, Juan VI, ante la invasión napoleónica de
la península, trasladó su corte a Río de Janeiro. Tras regresar a Portugal, su hijo Pedro
permaneció en Brasil. Posteriormente y con el apoyo de los criollos, Pedro I se proclamó
emperador constitucional de Brasil y la antigua metrópoli reconoció su independencia en 1825.
TEMA 4- SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y LUCHA DE CLASES
El bienestar económico posibilitó el desarrollo del liberalismo político, con una monarquía
constitucional, un Parlamento elegido por sufragio censitario, la alternancia de partidos entre
tories (conservadores) y whigs (liberales) y la aplicación pacífica y ordenada de las reformas.
El problema de Irlanda
Invadida por los ingleses en el siglo XVII, Irlanda quedó incorporada como un nuevo reino a Gran
Bretaña, que pasó a llamarse Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en 1801.La crisis agraria
de 1847 provocó la muerte por hambre de miles de irlandeses y la emigración de muchos a
Estados Unidos.
La política exterior
El primer ministro, el conservador Benjamin Disraeli, se inclinó por la expansión colonial y el
dominio de los mares, en lo que se llamó el «espléndido aislacionismo». El Imperio británico se
extendió hasta convertirse en el más amplio y poblado de la historia.
La sociedad victoriana
A fines del siglo xix, Gran Bretaña se caracterizaba por sus grandes contrastes sociales. Lejos de
la oprimida clase obrera, entre las clases sociales altas primó el espíritu victoriano: fórmula
social y política basada en el orgullo nacional, la tradición, la austeridad y el culto al dinero y a los
convencionalismos.
Napoleón III se presentó como gran defensor de la nación y «emperador socialista» por deseo del
pueblo. Estableció un régimen populista* y autoritario en el que tomaba personalmente las
decisiones sin tener en cuenta a la Asamblea Nacional.
En política interior, Napoleón III llevó a cabo una política económica intervencionista. Favoreció
las inversiones públicas, que crearon pleno empleo y desactivaron a la clase obrera, y favoreció
las inversiones privadas, con lo que se atrajo la colaboración de los burgueses. Sin embargo, al
implantar el librecambio con el Reino Unido (1860), perdió el apoyo de la burguesía industrial.
En política exterior, Napoleón III participó en la guerra de Crimea (1854) y en Italia se alió con
los patriotas piamonteses contra Austria (1859).
La Tercera República fue el régimen político más largo de la Francia contemporánea, ya que que
se mantuvo, pese a los escándalos y polémicas, desde 1870 hasta 1940, cuando acabó a
consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
Las relaciones entre Iglesia y Estado fueron muy polémicas a raíz de la aprobación de una serie
de leyes secularizadoras.
La Tercera República, pese a las conquistas económicas y sociales, se vio ensombrecida por
grandes escándalos, como la construcción del canal de Panamá, suspendida en 1881.
Otro escándalo fue el caso Dreyfus, en el que el capitán Alfred Dreyfus fue acusado de espiar a
favor de Alemania, en 1894.
El boulangerismo fue un movimiento ultraconservador que tomó el nombre del general Georges
Boulanger. Este, que pretendía el desquite francés ante Alemania, puso al país al borde de la
guerra. Tras su derrota electoral, se exilió y el movimiento desapareció.
Conocida como la guerra de Secesión (1861-1865), concluyó con el triunfo de los partidarios de
la Unión —también llamados yanquis o federales— sobre los confederados. La esclavitud quedó
abolida, pero la igualdad de derechos civiles no se logró hasta mediados del siglo XX.
El Imperio del Sol Naciente era, a principios del siglo XIX, una monarquía feudal, con un
emperador simbólico o mikado* que vivía aislado en su palacio de Kyoto. El poder efectivo lo
ejercía el mayordomo imperial o shogun, cargo desempeñado por miembros de la familia
Tokugawa desde hacía dos siglos.
En el siglo xvii, los Tokugawa habían conseguido someter a los daimios, vasallos propietarios de
extensas tierras, y a los samuráis o «señores de la guerra». Luego impusieron una dictadura y el
aislamiento del país, aunque, por la presión extranjera, acabaron aceptando un tratado (1858) por
el que algunos puertos japoneses se abrieron al comercio exterior.
En 1868, dos familias rivales de los Tokugawa restablecieron la autoridad imperial. El joven
emperador Mutshu-Hito reinó en Japón desde 1867 hasta su muerte en 1912. El período en el
que gobernó se denominó era Meiji. Trasladó la corte a Tokio y, siguiendo modelos occidentales,
emprendió una serie de reformas conocidas como la Revolución Meiji (1868), que pusieron fin a
dos siglos de feudalismo del shogunato Tokugawa:
● Igualdad de toda la ciudadanía japonesa ante la ley.
● Aprobación de la Constitución de 1889.
● Abolición de la servidumbre.
Se produjo entonces un enorme desarrollo económico, sobre todo industrial, que, unido al fuerte
crecimiento demográfico, obligó al Imperio japonés a una política expansionista para obtener
materias primas, mercados y territorios en los que ubicar los excedentes de población.