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CAPÍTULO IX

FANJEAUX

Durante todo el año 1208 y primera parte del siguien­


te, la atmósfera del Mediodía de Francia se iba cargan­
do en una interminable preparación de tormenta1. El 10
de marzo partieron de Roma cartas de acento patético.
Anunciaban simultáneamente al rey, a los grandes pre­
lados, a los barones principales y a las poblaciones del
Norte y del Mediodía de Francia el asesinato de Pedro
de Castelnau y las sospechas vehementes que pesaban
sobre Raimundo de Tolosa. El crimen había tenido lu­
gar en la madrugada del día siguiente a una escena vio­
lenta en que el conde, acorralado, había proferido con­
tra el legado amenazas de muerte; cuando el cisterciense
se disponía a atravesar el Ródano, un feudatario, acer­
cándose por detrás, le atravesó con su lanza. Ahora bien,
lejos de desaprobar al asesino, el conde lo había recibi­
do en su amistad. Por otra parte, él mismo no había

1
Fuentes de la historia de la cruzada de los Albigenses en
CERNAI, TUDELE y PUYLAURENS; los dos primeros han sido
objeto de importantes ediciones. La historia, en VAISSETE, VI,
261-518 (fundamental); BELPERRON (La croisade contre les Albi­
geois et l'union du Languedoc a la France, París 1942, reacciona
contra errores propagados por cierta literatura de divulgación);
MAISONNEUVE (que ante todo se ocupa de las instituciones y
del Derecho canónicos); GRIFFE, Languedoc cathare, II, 272-298 y
ID, 6-148; ROQUEBERT, L'épopée cathare,I y 11, Tolosa 1970, 1977
(crítica detallada de los acontecimientos). Contexto y conjunto
en Paix de Dieu et guerre sainte en languedoc au XIIIe siecle, CF IV,
Tolosa-Fanjeaux 1969. Las páginas que siguen, basadas directa­
mente en las fuentes citadas, recuerdan hechos comúnmente ad­
mitidos; no se indicará justificación crítica más que para los da­
tos menos conocidos o discutidos.
358 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 359

cumplido todavía ninguna de sus promesas en materia pajes, acompañaban también a los peregrinos los per-
de fe y de paz. En consecuencia el papa pronunciaba trechos de guerra'. Cuando el grito de «¡Al arma!» sue-
contra él una nueva excomunión, desligaba a sus ne, bastarán unos pocos minutos para transformar esta
vasallos del juramento de fidelidad y «exponía sus tie- enorme masa en u n ejército fanatizado. Los legados
rras a presa». Con palabras apasionadas llamaba el papa pontificios se unieron a él a primeros de julio. El 12,
a todos los católicos para que prestasen a la Iglesia su atravesaron todos Montelimar y el 22 acamparon de-
colaboración decidida y les concedía la indulgencia clá- lante de Beziers donde por vez primera encontraron re-
sica de las cruzadas. U n solo derecho quedaba reserva- sistencia. Abandonada a sí misma por el joven vizcon-
do: el del rey Felipe-Augusto, el señor principal. El papa de, que se retiraba a su fortaleza de Carcasona, la altiva
dirigía a éste una vez más la invitación apremiante de ciudad desafiaba a la Iglesia y se negaba a romper con
ponerse al frente de las operaciones punitivas para re- sus doscientos herejes, declarados o sospechosos. Ape-
ducir a su vasallo tolosano a la obediencia cristiana. nas si se habían levantado las tiendas, cuando, sin sa-
El rey, paralizado por las amenazas simultáneas de berlo los caballeros, la soldadesca dio el asalto a la ciu-
Inglaterra y del Imperio, tenía u n buen pretexto para no dad, que fue tomada al p r i m e r e n v i t e l Entonces
ponerse al frente de la cruzada; pero tampoco podía comenzaron a robar y a matar a todo el m u n d o al azar.
oponerse al entusiasmo de sus barones. Desbordado por Cuando los caballeros intervinieron para poner regla
éstos, no le quedó otro remedio que consentir que sus en el pillaje, prendieron fuego a la ciudad. Fue una he-
súbditos respondieran individualmente a la llamada de catombe espantosa. La relación oficial habla de veinte
la Iglesia. La empresa tuvo u n éxito inmenso. Dos nue- m i l muertos; siete m i l , solamente en la iglesia de la
vas series de cartas pontificias, de octubre de 1208 y Magdalena donde se había refugiado una parte de la
febrero de 1209, dieron los últimos toques a la organi- población. La bóveda de la catedral se cuarteó y se vino
zación. Navarro de Couserans y Fulco de Tolosa se ha- a tierra en llamas. El país se aterrorizó. U n centenar de
bían trasladado a Roma, en nombre de los prelados del burgos y de castillos quedaron vacíos de sus defensores:
Mediodía para aconsejar al p a p a l A m a l d o del Císter y en seguida fueron ocupados. El 1 de agosto, los cruza-
Guy de Carcasona actuaban en Francia, en la corte de dos llegaban delante de Carcasona, donde el vizconde
Felipe-Augusto y entre sus barones'. se había encerrado. La inexpugnable fortaleza capitu-
La tempestad se desencadenó en j u n i o de 1209. A ló dos semanas después. La condición para que sus mo-
partir del 25, los diversos elementos de la cruzada iban radores salvaran la vida era abandonar todos sus bie-
concentrándose en Lión. ¡Extraño ejército, en verdad, nes y huir desnudos al campo. El joven Trencavel, que
cuyos componentes se desplazaban con el bordón en
la mano, como peregrinos que van a ganar una i n d u l -
gencia!^ En medio de ellos, su propio clero les animaba ' Por vía fluvial, a lo largo del R ó d a n o , por las calas o lagu-
nas costeras del Mediterráneo o quizás por el bajo A u d e , T U -
con sus ceremonias y sus prédicas, después de reunir-
DÉLE, 39 y n. 4.
los al grito de «¡Al perdón!»' Pero junto con los equi-
' C E R N A I , nn. 89-90, T U D É L E , 55-62 y la relación oficial de
los legados del papa, P L 216,139 C , están de acuerdo al explicar
así la toma y la destrucción de la ciudad. ( U n caso semejante se
2 C E R N A I , n. 67. produciría en el asedio de San Antonino, C E R N A I , n. 315). Pero
•> C E R N A I , n n . 72, 103, 128. los barones, clérigos y seglares, estaban completamente decidi-
' C E R N A I , n. 313, y VAISSÉTE, V I , 285 dos a dar u n escarmiento, no concediendo cuartel a las ciuda-
5 T U D É L E , 77 y 83. des que se les resistieran, T U D É L E , 57.
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cayó en manos de los cruzados, no tardó en morir en la brían ahorcado a los bandoleros". Por lo menos se h u -
torre donde se le tenía prisionero. A l acabar el mes, la bieran evitado la evicción de las dinastías locales y el
cruzada era dueña de todo el vizcondado de Beziers- desposeimiento de una parte de los feudales del país,
Carcasona. fuente de traiciones siempre renacientes y de u n per-
Si el rey de Francia se hubiera puesto al frente de la manente estado de revuelta continua de la población
expedición, ésta hubiera revestido, sin duda, el carác- meridional, y fermento del odio contra el norte, que
ter de u n paseo militar, como la «peregrinación» albi- durante treinta años multiplicará todavía en esa pobre
gense de su hijo, el futuro Luis V I I I , en 12151 La sobe- tierra la anarquía y los dramas de la época anterior.
ranía del rey en la Francia meridional le aseguraba u n Si los barones del Mediodía hubieran logrado enten-
derecho de intervención menos contestable, por parte derse, quizás hubieran podido resistir a la invasión de
de los barones del país, que aquel derecho de guerra los cruzados. Pero la profundidad de sus disensiones no
santa elaborado por la Iglesia a lo largo del siglo XII. Por se lo permitían". Raimundo había tomado su partido
más que la operación tampoco se hubiera desarrollado desde 1208. Incapaz de establecer la unidad en torno a
sin crueldad. El rey, fuerte con la sumisión de Raimundo su persona, a diferencia del joven vizconde de Beziers,
de Tolosa, de Raimundo Roger de Carcasona y de sus había optado por ceder ante la tempestad. A l comien-
correspondientes vasallos, hubiera exigido evidente- zo de junio, se había entrevistado con Milón, el nuevo
mente medidas eficaces contra los salteadores de cami-
legado enviado por el papa a petición suya. El 18 de
nos y contra los herejes. Mientras las prescripciones pon-
junio en Saint-Gilles y delante de la espléndida basílica
tificias no pedían contra éstos más que la expulsión y la
románica levantada por sus antepasados, una humillan-
confiscación de sus bienes', las costumbres del norte de
te penitencia le devolvía al seno de la Iglesia, a cambio
Francia y del Imperio exigían desde hacía mucho tiem-
de graves promesas: se plegaría a la voluntad de la Igle-
po quemarlos en la hoguera'". Los cruzados no hubie-
sia, especialmente por lo que tocaba a los herejes; resta-
ran dejado de quemar «con gran alegría» a centenares
blecería la libertad y restituiría los bienes eclesiásticos;
de «perfectos» cátaros en ciudades y burgos, como lo
suprimiría los impuestos indebidos, y por último, pres-
hicieron en Minerva, en Lavaur, en Los Cases". Y ha-
taría y haría que las autoridades y las gentes de sus tie-
rras prestasen, desde los catorce años, el solerrme jura-
mento de p a z " . El 22 de junio, con u n gesto calculado,
» S e había hecho cruzado en febrero de 1213 y debía partir el que incordiaba especialmente a los jefes eclesiásticos,
21 de abril de aquel mismo año. Impedido, no p u d o llegar hasta había tomado la cruz y participado, desde entonces, en
abril de 1215, para volverse en junio, d e s p u é s de haber atrave-
los consejos y en las crueles operaciones de la guerra
sado pacíficamente el país, C E R N A I , n n . 417, 421, 550, 563-565.
contra el vizconde de Beziers-Carcasona. Se llegaba,
' Desde el comienzo de s u reinado, Inocencio III había i m -
puesto tal norma a las autoridades temporales del Mediodía: pues, a esta paradoja: que el principal responsable de
«ut... bona hereticorum confiscent et de térra sua proscribant». los desórdenes del Mediodía y contra el cual se había
C a r t a del 21 de abril de 1198, a los prelados del M e d i o d í a , convocado explícitamente la cruzada, no solamente se
P O T T H A S T , n. 95; P L 214, 82 D .
"' L o s cruzados juzgaban y quemaban s e g ú n una costumbre
del norte (Brayna = ¿Braine o Brienne?), T U D É L E , 97 y n. 5. " C o m o lo hicieron en Moissac, «avidissime», C E R N A I , n.
" Primeras hogueras en Castres, C E R N A I , n . 113; 140 «per- 353, donde fueron degollados 300, T U D É L E , 277.
fectos» quemados en M i n e r v a , n. 156; 300 ( P U Y L A U R E N S , c. " T U D É L E , 27
X V I I ) en L a v a u r , n. 227; 60 en L o s C a s e s , n. 233, etc. " C E R N A I , n n . 77-78. Actas en P L 216, 89-98.
IX.Fanjcaux 363
362 VÍCAIRE: Historia de Santo Domingo

s u s t r a í a a sus consecuencias, s i n o q u e c o l a b o r a b a c o n
ella. A l h a c e r l o , R a i m u n d o V I r e s t a b l e c í a s u a u t o r i d a d
c o m p r o m e t i d a y p r e s e r v a b a a s u t e r r i t o r i o d e la i n v a -
sión d e los c r u z a d o s .
N a d i e era m á s consciente d e esta p a r a d o j a q u e el jefe
d e l a c r u z a d a , A r n a l d o d e l C í s t e r . N o era éste u n h o m -
b r e q u e se dejara e n g a ñ a r p o r vanas promesas. R a i m u n -
d o V I debía poner p o r obra el p r o g r a m a que había j u -
rado en Saint-Gilles y en particular comprometerse
r e a l m e n t e c o n t r a l a h e r e j í a ; d e l o c o n t r a r i o , se le exco-
m u l g a r í a d e n u e v o y sus t i e r r a s , castigadas c o n e l e n -
t r e d i c h o , serían abandonadas a la conquista de los
c r u z a d o s . Es e v i d e n t e q u e A r n a l d o le t e n í a a s e d i a d o .
C o n o c í a b i e n a l c o n d e desde h a c í a m u c h o t i e m p o y n o
c o n f i a b a e n él. L o s a s u n t o s d e l a p a z y d e l a fe n o esta-
rían resueltos e n P r o v e n z a m i e n t r a s n o se le deshere-
dase. Para r e e m p l a z a r l e , t u v o e l l e g a d o p r o n t o s u h o m -
b r e : S i m ó n d e M o n t f o r t , c o n d e d e Leicester^'.
E r a S i m ó n u n s e ñ o r d e l a Isla d e F r a n c i a , d e m u y
m o d e s t a d o t e . P o r causa d e l r e y d e I n g l a t e r r a , n o h a b í a
p o d i d o e n t r a r e n p o s e s i ó n d e l c o n d a d o d e Leicester,
heredado de su m a d r e . Formaba, pues, parte de aque-
l l a caballería m e d i a , m u y p o c o v i n c u l a d a a s u tierra, q u e
p e r m a n e c í a d i s p o n i b l e p a r a las g r a n d e s a v e n t u r a s f e u -
dales. C a t ó l i c o c o n v e n c i d o , d e c o s t u m b r e s c o n y u g a l e s
puras, poseía el sentido del servicio de Dios p o r m e d i o
d e las a r m a s y d e l a f i d e l i d a d a l a Iglesia. C o m p r o m e t i -
d o e n 1204 e n l a I V c r u z a d a , se h a b í a s e p a r a d o d e ella
ante l o s m u r o s d e Z a r a , a l c o m p r o b a r q u e se l a d e s v i a -
b a d e s u o b j e t i v o d e c r i s t i a n d a d . V a r i o s d e sus c o m p a -
ñ e r o s le h a b í a n s e g u i d o entonces e n sus p r o e z a s e n Pa-
l e s t i n a . L e s e n c o n t r a b a a h o r a d e n u e v o e n esta o t r a
c r u z a d a a l a q u e le h a b í a a r r a s t r a d o s u a m i g o y v e c i n o
C u y de V a u x - d e - C e m a i . A l m o m e n t o sobresalió entre
sus i g u a l e s . S o l d a d o d e p a s m o s a a c t i v i d a d , s i e m p r e a

Documentos diplomáticos en MOLINIER y RHEIN; retra-


tos en CERNAI, nn. 101-107,180, 253,258,357, etc.; TUDÉLE, 86
y n. 1 a 88. Retrato hecho por Y. DOSSAT, C E IV, 281-302.
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caballo y siempre en la brecha, intrépido y fiel a sus com- impotencia de Raimundo V I para cumplir su compro-
pañeros; brutal e incluso c r u e l " para con enemigos; i n - miso de Saint-Gilíes dio a los legados ocasión para arro-
quebrantable ante los fracasos y ante las traiciones, jarlo definitivamente de la Iglesia. Excomulgado, «fai-
Simón de Montfort poseía las cualidades, tanto de u n dit», perdía su territorio. Simón de Montfort, ayudado
táctico como de u n estratega. Tenía preferencia especial por Arnaldo del Císter y por todos los prelados del país,
por la ofensiva y las operaciones fulminantes, y poseía se ocupó de recoger también la herencia tolosana. La
el genio del ataque al punto clave del enemigo y el arte operación, comenzada en 1211, alcanzó su punto cul-
de colocar las gatas" y las catapultas. Así, pues, cuan- minante con la victoria de Muret, el 12 de septiembre
do Raimundo Roger de Beziers, por causa de su resis- de 1213, donde la muerte de Pedro I I de Aragón, que se
tencia a la Iglesia, fue declarado «faidit»", y sus tierras, había vuelto contra los cruzados, significó el derrum-
vacantes, por común acuerdo de los cruzados fue Simón bamiento definitivo de la resistencia en el Mediodía. Dos
el designado para sucederle. Desde la Asunción de 1209, años más tarde, y sucediendo simultáneamente a los
Carcasona era suya con todo su botín. En pocos días Saint-Gilles y a los Trencavel, Simón de Montfort logra-
ocupó gran número de plazas del llano país. A medida ba reunir, al este y al oeste del Ródano, u n territorio que
que avanzaba, iba estableciendo a sus fieles compañe- valía u n reino.
ros de Francia en las tierras de los otros «faidits». El 12 Este apetito desmesurado de feudos era el lado malo
de noviembre, el papa sancionó la transferencia del feu- y la flaqueza de Simón de Montfort. Otros, consideran-
do y, a más tardar a comienzos de 1211, Simón recibió do una deshonra el recibir u n territorio patrimonial aje-
la confirmación feudal que más le importaba: el rey Pe- no, aunque fuera por derecho de cruzada, habían sabi-
d r o de Aragón, soberano de la mayor parte del territo- do rehusar". Pedro I I de Aragón, comprendiendo que
rio, le admitió al homenaje. A partir de entonces, y con Simón quería para sí el Mediodía todo entero, decidió
el consentimiento del primero de los príncipes meridio- cambiar de bando, a pesar de los vínculos que le unían
nales, Simón de Montfort estaba en posesión del Bitte- a la Iglesia Romana. Inocencio I I I , que había confirma-
rois, del Carcasses, del Lauragais, del Razés y del A l b i - do a Montfort la posesión de Carcasona, quedó espan-
geois. Fue entonces cuando la mala v o l u n t a d o la tado al comprender que aspiraba también a Tolosa. En
1210 pudo frenarle, al pedir que se admitiera a Raimun-
do V I a justificarse de las acusaciones de asesinato y de
" H i z o quemar herejes, arrastrar a la cola de u n caballo y herejía; en 1213 trató sin más de detener a Montfort y a
ahorcar a los traidores, i n c l u s o una v e z mutilar prisioneros los legados, con lo cual dio u n viraje a su política; en
( C E R N A I , n n . 135, 142, 227, 337), pero se trataba de penas en- 1214, suspendió las operaciones y se reservó la decisión
tonces habituales o de atroces represalias (nn. 125-127). Estas final; en 1215, y a pesar de la presión casi unánime de
brutalidades militares correspondían a las crueldades de sus ad-
los prelados, se abstuvo durante largo tiempo de con-
versarios, R a i m u n d o Roger de Foix, R a i m u n d o de Termes, Ber-
nardo de C a z e n a c y su mujer Elisa de T u r e n a , por no hablar de
firmar y, finalmente, no aceptó el reconocer sin restric-
los otros, n n . 173, 361, 530, 582, 606. P U Y L A U R E N S , c. X I X . ciones la sustitución de los Saint-Gilles por los Montfort
" L a s gatas eran «máquinas de la artillería neurobalística, que en el condado de Tolosa^". Pero tanto los legados como
se empleaban en los trabajos de sitio y aproche, lo m i s m o que la
vínea, testudo, plúteo, manta, etc. Algunos autores suponen que
la gata era el aparato cubridor del ariete». Encicl. Univ. ESPASA, " E l conde de Nevers, el duque de Borgoña, el conde de San
t. X X V , voz Gata. ( N . del T.) Pablo.... C E R N A I . n. 101; T U D É L E , 85.
Cf. sobre este vocablo, sitpra, 272 n. 35. 2" A comienzos de 1213, intentó detener la conquista. E n 1214,
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los prelados del Mediodía estabair convencidos de que tan temido Veni Creator, mientras los caballeros daban
no había otro medio mejor para realizar la obra de Dios el asalto a Lavaur, a San A n t o n i n o , a Moissac, a
en el país. Y procuraron arreglárselas siempre para CasseneuiP; n i tampoco las plegarias ardientes grita-
impedir que Raimundo se librase de la excomunión, que das, hasta parecer casi u n alarido, por los legados, por
amenazaba con privarle de sus dominios, y que lavara los obispos y por los monjes en la basílica de San Satur-
los crímenes de que se le acusaba, mediante u n juramen- nino de Muret, mientras se libraba la batalla decisiva'^.
to liberador. Este juramento, por venir de él, les parecía Les parecía que Dios mismo intervenía continuamente
absolutamente indigno de fe. De acuerdo con los pro- en la batalla con verdaderos milagros". De ambas par-
motores de la reforma gregoriana, consideraban que el tes el compromiso era hasta la muerte, y tan barata se
príncipe solamente era u n funcionario del pueblo cris- vendía la propia vida como la de los demás.
tiano, que perdía sus derechos sobre la tierra desde el Simón tenía a su favor su valor militar, duplicado por
momento en que dejaba de cumplir su misión respecto la energía y la fidelidad de una familia heroica - l a con-
de la Iglesia. A Simón le costaba mucho menos persua- desa, su hermano, su cuñado, sus primos y sus hijos^-
dirse de ello. Pero la población del Mediodía razonaba y de unos compañeros verdaderamente dignos de él; la
de m u y distinta manera. Cuando se dieron cuenta de fuerza interior que nacía de su convicción religiosa, de
que los barones franceses iban a arraigar en su tierra, la la pureza de sus costumbres y de una actitud simplista
lucha se hizo inexpiable. y coherente, y también la colaboración del papa, de los
La inspiración religiosa de la guerra santa, que, en obispos y de los predicadores de Francia y de Alema-
la intención de Inocencio, debía facilitar el restableci- nia, que le proporcionaban ejércitos a veces considera-
miento del orden y de la paz, sobreexcitaba por el con- bles. En contra suya tenía la precariedad, la irregulari-
trario las pasiones en la lucha y la hacían más dramáti- dad y la indisciplina de estos contingentes que con
ca. ¿Acaso no dependía del resultado de las batallas la mucha frecuencia desaparecían antes de terminar la ba-
salvación eterna de una muchedumbre de gente y la talla, porque los cruzados habían terminado los cuaren-
comunidad de los espíritus y de los corazones? Así pen- ta días de servicio exigidos para ganar la indulgencia,
saban los combatientes del norte. Si los «perfectos» cá- a pesar de que su reclutamiento se agotaba casi ente-
taros - y a que no sus amigos, los señores feudales- es- ramente al llegar el invierno. Pero sobre todo tenía con-
taban absolutamente convencidos de su fe,los cruzados tra él el odio de todos los que de alguna manera esta-
n o lo estaban menos. N o eran precisamente ritos fríos ban ligados a los cátaros o a otros herejes, a los señores
las confesiones y los perdones intercambiados la maña- «faidits», a las burguesías arruinadas y a las dinastías
na de los combates, de que nos hablan los textos^'; n i la de los Saint-Gilles y de los Trencavel. N o todos los me-
ofrenda «del cuerpo y del alma» a Dios, pronunciada
por Simón en el ofertorio de la Misa previa a la bata-
22 C E R N A I , n n . 226, 351, 526 y T U D É L E , 254, n. 1.
l l a " ; n i el canto, por los clérigos revestidos de alba, del " C E R N A I , n. 462.
" Textos recopilados en C E R N A I , t. III, p. X X X I I I y n. 1 y 2;
T U D É L E , 115,129,141,163, etc.
r e s e r v ó al concilio la atribución de la tierra conquistada. E n 1215, 2 ' A l i c i a de Montmorency (elogio, C E R N A I , n . 107), G u y de
r e s e r v ó para los descendientes de R a i m u n d o V I una parte de la Montfort, Mateo II de Montmorency, Bucardo de M a r l y , y los
herencia, C f . L U C H A I R E , 193-260. jóvenes A m a u r y de Montfort y G u y de Bigorra, los dos mayores
21 Por ej. C E R N A I , n n . 253, 270, 450, 462, etc. de una numerosa familia, a la que pertenece el celebre Simón de
22 C E R N A I , n . 458. Leicester, nacido al comienzo mismo de la cruzada.
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ridionales detestaban la cruzada. Los católicos conven- der el eco discreto de los hechos del castellano? Sin
cidos esperaban mucho de ella, y pueden contarse por embargo, Jordán de Sajonia nos garantiza la continui-
millares los miembros de la «cofradía blanca» de Tolosa dad de su presencia y de su acción en el país. Tras la
que colaboraron en sus operaciones, mientras que, en desaparición del obispo de Osma y la marcha de los
Carcasona, será una verdadera orden religiosa, del tipo misioneros cistercienses -nos refiere-, «fray Domingo
de los templarios, la que se constituirá, con la misma continuó en su puesto y prosiguió solo, sin desfalleci-
finalidad, algunos años más tarde, bajo los nombres de miento, su predicación»"'. Son varios los documentos
«Milicia de la fe de Jesucristo», o también «Orden de la que confirman y aclaran este testimonio general.
fe y de la paz»". Los prelados del Languedoc querían a El primero, u n documento vivo: la permanencia y el
Simón de Montfort, y numerosos clérigos le saludaron desarrollo del convento de PruUa. La fundación, reciente
con agradecimiento. Algunos señores, como el propio y m a l arraigada, no habría p o d i d o sobrevivir, en u n
hermano de Raimundo de Tolosa, el conde Balduino, le momento en que la población huía ante las tropas y las
fueron sinceramente fieles, y varios franceses, como Guy fuerzas enemigas pasaban y repasaban por todo el país,
de Levís, echaron raíces en el p a í s " . Sin embargo, la sin la presencia y el esfuerzo de los dos hombres a quie-
mentalidad general fue francamente hostil a los cruza- nes Diego la confió al partir: Guillermo Claret y Domin-
dos, incluso en las ciudades católicas de Narbona y g o " . El 19 de marzo de 1209, el primero fue puesto «cor-
Montpellier, que ningún daño habían s u f r i d o " . porahnente» en posesión de los bienes de la iglesia de
Todos estos factores de fuerza y de debilidad entre- L i m o u x ' l que dos años antes el arzobispo de Narbona
verados explican las vicisitudes de los sentimientos y había donado a PruUa, mediante la simple redacción de
de los acontecimientos que, después del asesinato de u n documento". Sin duda, Berenguer había aprovecha-
Pedro de Castelnau, determinaron la vida de la Nar- do la dispersión y las separaciones de 1208 para dejar en
bonense, donde Domingo proseguía su obra de salva- suspenso la ejecución de sus promesas. Pero, en marzo
ción. de 1209, el anuncio del próximo regreso de A m a l d o del
Císter y de la aparición de u n nuevo legado p o n t i f i c i o "
De agosto de 1207 a mayo de 1211 no nos queda la despertaron de nuevo probablemente el celo del arzo-
menor noticia cronológica n i documento alguno que nos
haya conservado el recuerdo preciso de la actividad del
santo. La preparación y el estallido de la cruzada, de 2 " J O R D Á N , n n . 31 y 34; C E R N A I , n . 51; P U Y L A U R E N S , c. X.
exactamente estos años, trastornó por completo el Lau- 2 ' J O R D Á N , n . 29.
ragais. La guerra n o se correría hacia el condado de 22 K O U D E L K A , n . 9. ¿ P e r m a n e c i ó en L i m o u x para adminis-
trar los bienes y hacer de p á r r o c o ( S C H E E B E N , 98)? E s cierto que
Tolosa hasta 1212, cuando se abandonaron los dominios
s u nombre aparece en los documentos de L i m o u x , K O U D E L K A ,
de los Trencavel. ¿Cómo, pues, extrañarse de que, en
n n . 5, 9, 82, 93. Pero ninguna de las propiedades administradas
medio del fragor de las cabalgadas, de los asedios, de por Claret c a u s ó las molestias que la de L i m o u x . Por otra parte,
las matanzas y de los concilios, cueste trabajo sorpren- los documentos n n . 12 y 66 demuestran que se encontraba en
Pamiers y en PruUa en 1211 y 1216.
22 K O U D E L K A , n . 5.
22 Cf. infra, p. 377, n . 101. 2" Habiendo pedido R a i m u n d o V I al papa u n n u e v o legado,
2" E n Mirepoix. L o s Montfort mismos se mantuvieron en C a s - Inocencio le concedió, para reconciliarse, al maestro Milón, su
notario, a quien dio instrucciones, el 1 de m a r z o de 1209,
tres.
P O T T H A S T , n. 3683; C E R N A I , n. 69.
2" C E R N A I , n n . 125, 264, 305, 488 y n. 1, 544.
370 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 371

bispo. Domingo y Guillermo se dieron prisa en aprove- importante nudo de caminos". Sustituyó al Aragonés,
charse de las circunstancias. Después vino la cruzada. a quien recompensó con tierras recientemente conquis-
La penúltima semana de julio llegó al monasterio la tadas^". Ello debió de causar en Prulla cierto alivio, pues
noticia aterradora de la matanza de Beziers. Desde ese no era m u y tranquilizador que digamos, para u n con-
momento, los caballeros y la señora de Fanjeaux" aban- vento, la proximidad de los aventureros. Mientras Car-
donaron la ciudad con toda la población, para refugiarse casona iba a constituir en adelante, gracias a su poten-
en los fortines de la periferia de los vizcondados de los cia militar y a la renovación de su población, el centro y
Trencavel o del condado de Foix. A l huir, demolieron el reducto del poderío de Montfort, Fanjeaux sería su
parte de sus fortificaciones". De allí a pocos días, u n puerto de atraque, si es posible hablar de puerto para
capitán de mesnaderos, que se había unido a Simón, Pe- u n guerrero que estaba siempre en plena actividad.
dro el Aragonés, atravesó Prulla para ocupar Fanjeaux, Reservó para sí el señorío directo de esta ciudad^' y
cuyas defensas reparó". Es casi seguro que, al pasar, dio ocupó su castillo, al lado de la iglesia actual y j u n t o al
garantías sobre la seguridad del monasterio. En todo mirador que da sobre la llanura del Lauragais y que se
caso le manifestó claro favor. A poco de aquella fecha, llamó Seignadou. Allí fue donde le plugo alojarse entre
le hizo donación de algunos bienes en A l z o n a " . dos campañas, como en su observatorio, presto para a
Desde los primeros días de septiembre, el propio salir a l punto, bien en dirección a Carcasona, o bien
M o n t f o r t en persona vino a asegurarse Fanjeaux y su hacia el Razés, hacia el condado de Foix, hacia Tolosa o
hacia Albí. Y allí pasaría largas temporadas de invier-
no, cuando el hundimiento de sus efectivos le hiciera
2 ' C E R N A I , n. 110 y T U D É L E , 85 afirman que Fanjeaux h a - cesar en sus operaciones y ponerse a la defensiva. Todo
bía quedado s i n caballeros y s i n habitantes: «ni grandes ni pe-
esto comenzó en septiembre de 1209, con una serie de
queños habían q u e d a d o » . E l burgo pertenecía a la v e z al conde
incursiones en estrella^' que le permitieron instalar a sus
de Foix y a Doña C a v a e r s . E l primero n o p u d o n u n c a recuperar
Fanjeaux, a pesar de sus tentativas, cf. infra, n . 44. Doña C a v a e r s ,
leales en las tierras del contorno*'.
c u y o nombre n o aparece en los documentos posteriores de F a n -
jeaux, debió de refugiarse en el condado de Foix, sin d u d a entre
sus parientes de Castelverdún. S u hija, C a v a e r s la joven, no apa- " C E R N A I , n. 110. F u e el duque de B o r g o ñ a quien aconsejó
reció en Fanjeaux hasta febrero de 1224, inmediatamente después a Montfort que fuese a ocupar este burgo sin tardanza, para no
de l a partida definitiva de los franceses. Por aquel entonces se dejarlo en manos del A r a g o n é s . Fanjeaux n o debe confundirse
encontraba m u y ligada a los cátaros, G U I R A U D , Cartulaire, I I , (como lo hace G I R O U , después de otros) con el castillo de Fanjau,
47; B A L M E , 1,139-141, n. 2. en Largentiere (Ardeche), dado por R a i m u n d o en garantía a la
2 ' Q u e d a r o n deterioradas, puesto que hubo que ponerlas de Iglesia de Valence en junio, C E R N A I , n . 75; T U D É L E , 32, n . 2:
n u e v o en condiciones de defensa, cf. n. siguiente. Sin embargo, M A N S I , X X I I , 770 C .
no hubo incendio en Fanjeaux, diga lo que quiera u n a declara- *' E n A l z o n a (cf. la d o n a c i ó n de P r u l l a ) , o c u p a d a por
ción de 1246, B A L M E , 1,173 y 183, n. 2. Montfort la víspera, C E R N A I , n. 110.
22 C E R N A I , n. 110 y T U D É L E , 85. Este «mesnadero» estaba Numerosas actas nos d a n a conocer los cruzados a quie-
todavía con Montfort el 30 de julio de 1210; por aquellos días fir- nes Simón de Montfort dio en feudo los burgos y los castillos ve-
m a u n a de sus donaciones en Beziers. VAISSÉTE, V I I I , 601; fe- cinos, cosa que no hace con Eanjeaux. Evidentemente se lo h a -
cha corregida por R H E I N , n. 90. bía reservado para él.
2« E l acta se h a perdido, pero la donación está confirmada por " H a c i a Castres, Cabaret, Mirepoix y Pamiers, L o m b e r s y
el p a p a en la bula del 8 de octubre de 1215, K O U D E L K A , n. 65. Albí, L i m o u x , C E R N A I , n n . 112,114-119.
Estaba hecha simultáneamente en nombre de Pedro y de s u her- 2 C o n s e r v a Castres, llave del Albigeois, que confiará a su
mano. hermano C u y ; instalará a Lamberto de T h u r y al lado de Limoux;
372 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 373

Pero el día 29 del mismo mes, en tanto que él cabal- sario. De lo alto del Seignadou podían seguirse las vici-
gaba lejos, Raimundo Roger de Foix intentó escalar la situdes de los encuentros. La traición penetraba hasta
cindadela de Fanjeaux**. Algunos soldados lograron en la misma ciudad; Guillermo Cat, natural de ella, a
coronar los muros con ayuda de escaleras, y se lanza- quien M o n t f o r t había hecho caballero, padrino de su
ron corriendo por las calles. Sorprendidos y rechazados, hijita y guardia de su hijo Amaury, vino a Fanjeaux para
tuvieron que saltar de las murallas, dejando detrás más urdir su propia defección y la captura, a traición, de Guy
de u n muerto. Pero la reacción del Mediodía se iba acen- de Levís, mariscal del cruzado". Una columna de soco-
tuando. Montreal y unas cuarenta plazas más se rebe- rro fue atacada a poca distancia de las murallas. El obis-
laron*'. A l final del año, fuera de Carcasona y de Fan- po de Cahors y los clérigos de la escolta buscaron refu-
jeaux, Montfort no conservaba más que Saissac, Limoux gio en la cindadela, mientras se libraba el combate
(muy amenazado), Pamiers, Servián y Albí*'. ¡Puede decisivo". A l g o más tarde, dos caballeros cayeron en
imaginarse cuál seria el ambiente que por entonces se una emboscada a las puertas de la ciudad; uno de ellos
respiraba en las cercanías de Prulla, hasta que Montfort fue muerto, y en memoria suya se estableció en Prulla
dio a Fanjeaux u n poco de alivio al final del invierno u n aniversario". A partir de 1212, la paz se adueñó al
apoderándose de Bram*^ y de Bellegarde*' a unos kiló- fin de la región de Prulla; pero en cada estación, el paso
metros del convento! En septiembre de 1211, volvió a por allí de cruzados ponía de manifiesto la presencia y
adueñarse de todo el mismo clima de drama. Después la agitación de la guerra. Entre mayo y junio de 1213,
de las brillantes campañas del verano, que habían re- Montfort vivió alternativamente en Carcasona y en Fan-
ducido a Raimundo V I a Tolosa y a Montauban, Simón jeaux'*. Y de allí partió una mañana de septiembre a toda
de M o n t f o r t se encontraba de nuevo solo. Tolosa y sus prisa para liberar Muret, sitiada por Pedro de Aragón".
aliados de Foix y de Comminges reanudaban la ofensi- La victoria conseguida aseguró para en adelante la paz
va y ponían sitio a Castelnaudary, entrada del Laura- en todo el Lauragais y en el resto del vizcondado, hasta
gais, a donde Montfort acudió para sostener el valor de su muerte. ,t . n , .;<i,;i ,j i . .
su puñado de leales*'. Entre tanto, la condesa, su m u -
jer, se hallaba aislada en Lavaur. Su última hija, toda-
" C E R N A I , nn. 266, 269-270; T U D É L E , 127; P U Y L A U R E N S ,
vía de pecho, estaba criándose en Montreal. Su hijo ma- c. X V I I I .
yor, A m a u r y , se encontraba enfermo en Fanjeaux'". La " E n S a i n t - M a r t i n - l a - L a n d e , entre B r a m y C a s t e l n a u d a r y ,
llanura estaba controlada por las incursiones del adver- C E R N A I , n n . 264-276; T U D É L E , 217-227.
" C E R N A I , n. 284. Se trata de S i m ó n y de G o d o f r e d o de
Neauphle. A l segundo lo mataron, y Simón de Montfort creó una
d o n a r á Mirepoix a G u y de Levís; m á s tarde, Saissac a Bucardo fundación en P r u l l a por su a l m a , el 1 de diciembre de 1212,
de M a r l y , s u primo; L a u r a c y Castelnaudary a H u g o de Lascy; K O U D E L K A , n. 38.
Montreal y Bram a A l a n o de Roucy. Y vuelve a instalar al abad '* C E R N A I , n. 423, n. 1; R H E I N , n n . 113-114; K O U D E L K A ,
de San Antonino en Pamiers. nn. 47 y 49.
" C E R N A I , n. 134. " C E R N A I , n. 449. Ningún documento nos da pie para pen-
« C E R N A I , nn. 135-136. sar que Domingo se encontrase entonces en Muret o a c o m p a ñ a -
*' C E R N A I , n. 136. se a Montfort, pues no se puede llamar documento a un texto de
^2 A 8 kms. al noreste, C E R N A I , n. 142. emardo G u i , que no es m á s que un texto de C e m a i donde el
« A 8 k m s . al sur de Eanjeaux, C E R N A I , n. 148-150. nombre de Domingo ha sido interpolado. Cf. M E E R S S E M A N ,
C E R N A I , n. 252; T U D E L E , 209-215. Les milices de Jésus-Christ, A E P , 33 (1953) 306, n. 57, y V I C A I R E ,
C E R N A I , n. 258. X V I , 248-250.
374 VICAIRE: Historia de Santo Domingo _ _ IX.Fanjeaux 375

Así fue cómo el superior de Prulla se halló desde el Carcasona una ceremonia mucho más solemne. Amaury
primer momento en contacto con aquel que la cruzada de Montfort se casaba con Beatriz, hija del Delfín. Para
había elegido como jefe. ¡Los católicos ardorosos y en- bendecir este enlace, que iba a acrecentar el poder de
tusiastas no eran tan numerosos en Fanjeaux como para los Montfort en la Provenza oriental, ciertamente no le
que el conde se desinteresara del monasterio! Realmen- faltaban clérigos al conde, que, llegado a la cumbre de
te, en toda la región no había u n sacerdote y u n religio- su gloria, se encontraba rodeado por los más altos pre-
so más importante que Domingo, fuese cual fuese su lados de la Iglesia. El hecho de que para tal efecto pre-
h u m i l d a d . Entre ambos hombres se establecieron estre- firiera entre todos a Domingo, entonces vicario del obis-
chos vínculos. Jordán de Sajonia habla de la «devoción po del lugar, es bastante elocuente respecto de sus
especial y cálida» con que el c o n d e " rodeó a Domingo. sentimientos"". El mismo año, el conde ayudaba a Do-
Una crónica, m u y bien informada sobre este punto, se- mingo a restablecer en Fanjeaux una «Predicación». A
ñala la familiar amistad que unió a santo Domingo con partir de 1215, la institución de los Predicadores en
el conde y con su familia, especialmente con su hija Tolosa aumentó, naturalmente, a los ojos del conde la
mayor, Amicia de Joigny, y con la más joven, Petronila, importancia de su fundador. Se comprende su conmo-
monja de San A n t o n i o " . De hecho, a partir de 1211 los ción cuando en 1217 llegó a sus oídos que Domingo i n -
documentos de archivo ponen de manifiesto la genero- tentaba dispersar sus primeros frailes, y también los
sidad de Simón, de su hermano Guy y de su hijo mayor esfuerzos que hizo para disuadirle de este propósito".
A m a u r y para con la casa de Prulla y su superior: pro- Por su parte, D o m i n g o seguía con gran inquietud los
piedades o tierras en Sauzenc, en Fanjeaux, en Villar- vaivenes de la suerte de Simón". U n año antes de la
zens, en Montbajou, en Casseneuil; rentas, exenciones, muerte del conde, «se le mostró en visión u n árbol de
confirmaciones, salvoconductos". Por otra parte, exis- grandes proporciones y agradable aspecto, en cuyas
ramas se cobijaban muchas aves. El árbol se vino aba-
ten algunos hechos significativos, de que se ha conser-
vado memoria, que aclaran sus recíprocas relaciones.
Habiéndole nacido a la condesa, en febrero de 1211, y
probablemente en Montreal, una hijita, D o m i n g o la G u i l l e r m o C a t , caballero de Montreal, C E R N A I , n . 266. Esto, y
bautizó". A l comienzo de junio de 1214 se celebraba en el hecho de haber sido encomendada, tres meses m á s tarde, a
una nodriza e n Montreal, parece indicar que había sido bauti-
zada allí.

" J O R D Á N , n . 37. E l «nostre car frayre D o m e n g e » del docu- «' Chronica II, M O P H , I, 322; C E R N A I , n. 511, n. 1. También
mento K O U D E L K A , n . 82 seguramente no es m á s que u n a fór- estaba allí Fulco, R H E I N , n. 122. Notemos, sin embargo, que por
este tiempo D o m i n g o representaba al obispo de C a r c a s o n a ,
m u l a estilística.
C O N S T A N T I N O , n. 55. S i n d u d a en esta ocasión fue cuando los
" Chronica II, M O P H I, 322. C f . B O U B B O N , n. 288. Sobre
cruzados H u g o de Lascy, sire de L a u r a c y Castelnaudary y A l a -
Petronila, infra, n . 58. Otras relaciones con Montfort indicadas
no de Roucy, sire de Montreal y Bram, hicieron donaciones i m -
en B A L M E , I, 444-447 y I I , 42-43; S A L A G N A C , I, n. 9.
portantes a Prulla, K O U D E L K A , nn. 59 y 60. .,, ; ., :
K O U D E L K A , n n . 10, 31, 38,50, 52, 72, 84,154. Sobre la do-
" Proces. Bon., n. 26.
nación de C a s s e n e u i l , de que nos habla J O R D Á N , n. 37, cf. infra,
" Durante la cuaresma de 1213, Domingo mantiene una con-
n. 248.
, Versación en el palacio episcopal de Carcasona con fray Esteban
Chronica II, M O P H , 1, 322. Se trata de Petronila la joven,
|de Metz y u n converso cisterciense, comentando l a situación ex-
m á s tarde religiosa y priora del monasterio de las cistercienses
(tremadamente critica de Montfort. Domingo levanta el á n i m o
de San Antonio, en París, la cual había nacido en febrero de 1211,
IJe s u s interlocutores, C O N S T A N T I N O , n. 55.
B A L M E , I, 239-240, y C E R N A I , p. 257, n. 4. T u v o por padrino a
376 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 377

jo, y los pájaros que en él anidaban escaparon»". Esta Domingo era de su tiempo, y no siempre podía es-
visión le habría determinado a realizar gestos graví- coger sus horizontes. En torno a él, el pillaje y las bruta-
simos". lidades no habían comenzado con la cruzada. Por lo
La historia, y sobre todo la literatura, han formado demás es probable que él juzgase a ésta legitima. Ya
sobre Simón de Montfort juicios apasionados y contra- hemos recordado cual era el pensamiento casi general
dictorios. Se comprende que le hayan detestado. Pero de los hombres de Europa sobre el papel de la espada
también se comprende que muchos no le hayan rega- temporal en la defensa del reino de Dios. El servicio de
teado n i la admiración n i la devoción. Simón no tenía la ortodoxia, de la paz y de la libertad del pueblo cris-
solamente las cualidades militares de que hemos habla- tiano, no solamente era el deber, sino también el f u n -
do. Poseía también las dotes de u n buen organizador, y damento de la autoridad temporal. Domingo había v i -
sus «Instituciones de Pamiers» suprimen en sus dispo- vido este pensamiento desde su infancia en la Castilla
siciones muchas de las causas de la anarquía del Me- de Alfonso V I I I , en pleno fervor de reconquista. En 1216,
diodía francés". Sabía ganarse y conservar a los amigos. después de ocho años de cruzada, parece conservarlo
U n adversario como Raimundo V I I ha sabido recono- todavía en su mente, si hemos de dar fe a dos anécdo-
cer sus virtudes caballerescas". Y, como ya hemos d i - tas, no m u y seguras, en v e r d a d " . La primera le relacio-
cho, era sencillo y puro en sus costumbres, y quería sin- na con una de la acciones represivas de Simón de
ceramente servir a Dios y a la Iglesia. Sin embargo, aun Montfort contra los herejes". Todavía no era la Inquisi-
tomando en su justa medida las acusaciones de ambi-
ción desmesurada" y de brutalidad, de que se le ha
«< C O N S T A N T I N O , n . 51 y S A L A G N A C , I I , 3. L a p r i m e r a
hecho objeto, queda firme que fue antes que nada u n pertenece a un grupo de relatos que el autor recibió de Tolosa
guerrero, cuya figura resalta para nosotros sobre u n antes de 1247, muchos de los cuales vienen a adornar ostensi-
fondo de campos de batalla demasiado ribeteado con blemente las diversas declaraciones del proceso de Tolosa. E n -
gran número de horcas, de hogueras y de matanzas. contramos en ello, sin embargo u n fondo histórico: la conversión,
Nosotros preferiríamos que D o m i n g o nunca hubiera en 1236, d e s p u é s de 22 años, del «perfecto» R a i m u n d o de Gros.
E s curioso que G U I L L E R M O P E L I S S O N , que la cuenta detalla-
aparecido sobre ese fondo al lado del conde y de sus
damente en s u Chronicon (ed. C . M O L I N I E R , De fratre Gillermo
amigos. Pellisso, L e P u y 1880, 42-43) ignora algunos detalles de C o n s -
tantino. A L T A N E R , 67, piensa que se trata de adornos. S C H E E -
B E N , 95-96, es aún m á s severo. Sobre esta anécdota se apoya-
ban todos hasta E C H A R D (I, 88), para hacer de D o m i n g o el
" J O R D Á N , n " 46. primero de los inquisidores. Sobre este argumento, a propósito
" Ibid. de la disputa entre Manrique y los Predicadores, A S S , Aug., I,
' ' Por ejemplo, suprimiendo el igualitarismo sucesorio, que 414-418. Cf. el estudio crítico de la anécdota en Saint Dominique
arruinaba al poder feudal. Gracias a él, la paz jurada de Provenza et les inquisiteurs, V I C A I R E , Précheurs. 36-74, retomado de A M
fue mantenida ininterrumpidamente desde 1209 a 1215, C E R - 79 (1967) 173-194.
N A I , n n . 27 y 487, y n. 4. Sobre la acción de la legislación de *' Se trata de una acción sumaria contra los herejes tal como
Monsfort, cf. P. T I M B E E , Un conflict d'annexion au moyen age. los cruzados acostumbraban a hacerlo cuando se establecían en
L'application de la coutume de Paris au pays dAlbigeois, París 1949 tina ciudad conquistada. L o prueba el hecho de que Domingo
P U Y L A U R E N S , c. X X V I I I . había podido salvar a un condenado no arrepentido; cosa i m -
" C f . supra, p. 354 ss. Sin embargo, P U Y L A U R E N S , cuyo jui- posible en u n proceso regular. A l g u n o s seglares no hubieran
cio es equilibrado, no extiende a Montfort el reproche de avari- querido perdonar n i siquiera a sus convertidos in extremis
cia que hace a los franceses, c. X X V y X X V I I I . ( C E R N A I , n n . 113 y 154). Por derecho, todo culpable, incluso
378 VICAIRE: Historia de Santo Domingo- IX.Fanjeaux 379

ción, cuya hora no había llegado aún'". Domingo habría M i r a d que llamaremos contra vosotros a caudillos y
sido llamado para juzgar cuáles eran las creencias de los prelados que - ¡ a y i - reunirán contra este país el pode-
sospechosos detenidos por los oficiales de Simón de río de las naciones y harán morir a muchas gentes por
M o n t f o r t , y para intentar convertirlos in extremis'^, y la espada, destruirán las torres, derrumbarán y arrasa-
habría librado de la hoguera a uno de los condenados, rán los muros, y a todos -¡oh d o l o r ! - los reducirán a
por más que el desgraciado hubiera sido convencido, servidumbre. De esta manera, allí donde la suavidad y
pero en manera alguna arrepentido; el motivo habría la bendición no pudieron hacer nada, prevalecerá el
sido que Domingo supo por revelación que veinte años bagol, es decir, la fuerza del palo»". Ya hemos citado las
más tarde el cátaro se convertiría y llegaría a ser u n cris- palabra, tan parecidas, de Berenguer de Carcasona".
tiano lleno de santidad". N o mucho antes, y en presen- Diego de Osma había sido más expresivo todavía. «Se-
cia de una muchedumbre de gente reunida junto al mo- ñor -había exclamado, a la manera de san Bernardo"
nasterio el día de la Asunción, para rendir culto a ante los nobles endurecidos-, extiende t u mano y castí-
Nuestra Señora de Prulla, habría pronunciado estas sig- galos»". Indudablemente la invectiva sagrada formaba
nificativas palabras: «Desde hace muchos años os he parte de la exhortación, última etapa de la predicación
cantado dulces palabras predicando, implorando y llo- contra los herejes". Pero estas amenazas eran solamen-
rando. Pero, como dice la gente de m i tierra, " d o no vale
bendición, valdrá bastón" {on no val senhagols, val bagols).
" S A L A G N A C , II, 3. C f . E O N C A U D E , 755 C : « N e c vece pre-
dicationis, nec báculo disciplinae, seu severitatis». E l proverbio
arrepentido, debía padecer s u pena. L a liberación del arrepenti- castellano (por lo d e m á s , expresado en lengua occitana) da au-
do es una gracia (cf. C E R N A I , n. 156). D o m i n g o juega aquí el tenticidad al discurso (cf. A L T A N E R , 246), cuya fecha, por el con-
m i s m o p a p e l de G u y de V a u x - C e r n a i d e s p u é s de la toma de trario, es a n a c r ó n i c a . Salagnac, en efecto, lo sitúa en el 15 de
M i n e r v a o de Roberto de C o u r s o n en la de Morlhón, C E R N A I , agosto de 1217. E s en 1209, no en 1217, cuando podía hablarse
n n . 155-156 y 513. en futuro de la venida de los cruzados. Por eso, S C H E E B E N , 439,
Existe gran distancia entre estas acciones y la futura Inqui- n. 236, rechaza vivamente la anécdota. E s posible, en efecto, que
sición. N o se encuentra en ella n i la búsqueda sistemática de los Salagnac, que escribía después de 1278, h a y a atribuido a D o m i n -
herejes, cosa que constituye propiamente la inquisitio, n i l a con- go el d i s c u r s o de Berenguer de C a r c a s o n a en 1206 o 1207; cf.
tinuidad. P U Y L A U R E N S , c. X X V y X X V I I I , reprocha a los fran- supra, c. V I , p. 259, y n. 109. N o es el único error de este texto, el
ceses el haberse desentendido demasiado pronto de la represión. cual da como muerto a Simón de Montfort, y a L u i s de Francia
Por último y por a ñ a d i d u r a , a D o m i n g o le falta la jurisdicción. como cruzado: falsos ambos casos.
N o teniendo ni queriendo tener poder espiritual propio, como " Supra, c. V I p. 259 y n. 109.
se verá, no podía ser juez de la fe m á s que por delegación de un Supra, c. V I p . 2 6 1 y n . 118.
legado o de u n obispo, cf. infra, 397, 400 y n. 206 y 217. " J O R D Á N , n. 33. Diego acababa de convencer de error ma-
" L a s dos etapas, convicción y exhortación a la conversión, nifiesto a s u s adversarios cátaros. Entonces los nobles se pusie-
formaban parte del procedimiento contra liaereticos (cf. supra, c. ron a defenderles cada uno a su manera. S C H E E B E N , 439, n. 236,
V I p p . 236 y ss. n . 38 a 41). D o m i n g o lo practicó en 1206-1207. coloca este s e r m ó n en Tolosa, pero por una falsa interpretación
E n aquel tiempo faltaba la sanción del brazo secular. de B A R T O L O M É , n . 5.
" Se habría hecho Predicador. Q u i z á s se trata de una inter- " Supra, c. V I , p. 236 y n. 38-41. Entre los m á s bellos apóstro-
pretación errónea, por parte de C O N S T A N T I N O , del hecho de fes de este género, cf. la carta de Inocencio III a R a i m u n d o V I ,
que R a i m u n d o fuera recibido en el convento después de su con- del 29 de m a y o de 1207: «Tu carne no es de bronce y no tienes
versión: cf. P E L L I S O N , loe. cit., 43, que no hubiera dejado de se- una naturaleza distinta de la de aquellos que bruscamente son
ñalar, creemos, la entrada en la O r d e n . Sobre la actividad herética invadidos por la fiebre, heridos por la lepra, inmovilizados por
de este personaje, cf. B A L M E , I , 492-496. ia parálisis, derribados por los demonios o flagelados por enfer-
380 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 381

te de palabra. El discurso atribuido a santo Domingo - N o hay u n solo documento que nos permita creer
si verdaderamente es de él y no de Berenguer- aun sien- que Domingo colaborase de alguna de estas maneras a
do menos violento que el de Diego, tendría u n alcance la cruzada. Por el contrario, son muchos los que afirman
bastante más grave: significaría que su autor se solida- claramente que, si bien él se sentía solidario de los cru-
rizaba con los obispos y con el papa, que habían llama- zados, no quería en manera alguna colaborar con ellos,
do a los cruzados. por lo que se mantuvo aparte. «Durante el tiempo en
Sin embargo, he aquí lo esencial. U n clérigo tenía que los cruzados estuvieron allí -escribe Jordán de
muchas maneras de solidarizarse con la cruzada. Uno Sajonia, contemporáneo de estos acontecimientos-, fray
podía decidirla y suscitarla, como había hecho el papa Domingo permaneció en su misión de solícito predica-
Inocencio I I I . Podía dirigirla, como el legado Arnaldo, dor de la palabra divina...; transcurrieron casi diez años
verdadero responsable, juntamente con su consejo de durante los cuales permaneció allí casi solo*"». Entre las
prelados meridionales, de la orientación militar y poli- múltiples tareas que conllevaba el asunto de fe y de p a z "
tica de la empresa. Y se podía colaborar directamente en que se hallaba comprometida la Iglesia en tierras
en ella de la manera que lo hicieron bastantes arzobis- albigenses, Domingo había escogido su parte, esto es,
pos y obispos de Francia y de Alemania, que uno tras aquella que había vislumbrado en Montpellier junto a
otro fueron poniendo a disposición de Simón de Diego u n día de mayo de 1206 y que ya en adelante no
Montfort sus tropas y sus dineros, y persuadieron a los le había dejado nunca: predicar, con misión de la Iglesia y
grandes barones de su vecindad a que hicieran otro tan- según la fórmula apostólica, en la humildad, no en la autori-
to. Algunos de los clérigos cruzados - p o r ejemplo, el dad.
arcediano Guillermo de París, pintado con tan vivos Este cometido no era menos urgente que en otros
colores por Pedro de V a u x - C e r n a P - lo tomaron tan a momentos n i menos exigido por la Iglesia. En la mis-
pecho que llegaron al extremo límite que separa al no ma bula con que ponía en marcha la cruzada, Inocencio
combatiente del combatiente y que no Ies estaba permi- había impuesto de nuevo a todos los responsables de
tido traspasar; reunían hombres y dinero, allegaban los la Iglesia del Mediodía, en v i r t u d de santa obediencia
materiales para el asedio, y en la hora suprema del asal- y del Espíritu Santo, que siguieran desarrollando toda-
to se dedicaban a excitar a los armadores, a los siervos
y a los soldados. Otros, en fin, más espirituales, ponían
su predicación al servicio de la guerra santa, bien pre- Teutonia. Sobre s u misión de predicar y el m o d o como l a reci-
dicando a los cruzados en descampado y hasta en los ben, C E R N A I , nn. 285 y 439. También se predica m u c h o al ejér-
mismos campos de batalla, bien esforzándose en pro- cito mismo: ejemplo, C E R N A I , n n . 298, 324, 342; T U D É L E , 201,
etc. A propósito de este último ejemplo, el editor, ffcíd, n. 2, piensa
curar a la cruzada nuevos contingentes, en amplios re-
que Domingo era de aquellos predicadores que reanimaron en-
corridos por el norte de Francia". tre los cruzados la detestación de la herejía, cuando el primer
asedio de Tolosa; de hecho él se encontraba allí, K O U D E L K A ,
n. 19; es todo lo que se puede decir.
medades incurables, por no tiablar de otros infortunios que aba- *' J O R D Á N , n n . 34 y 37. E C H A R D , I 56 B y S C H E E B E N , 96-
ten inopinadamente a la gente, e t c . . » P L 215,1166 C . 98, han subrayado, con razón, esta postura, retomada con m á s
Noticia en C E R N A I , n. 175 y n. 3. detalle en Les clercs de la croisade. L'absence de Dominique, en V I -
" E l arcediano G u i l l e r m o de París, G u y de V a u x - d e - C e r n a i , C A I R E , Précheurs, 21-35, retomado de C F I V , 260-280.
F u l c o de Tolosa, Santiago de Vitry y el c a n ó n i g o G u y de Pre- *' Cuatro testigos de allí subrayan esta adhesión infatigable
m o n t r é predican la c r u z a d a alternativamente en Francia y en «1 negocium fidei et pacis, Proces. Thol., n n . 3, 7 , 1 3 , 1 8 .
382 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 383

vía la predicación comenzada y «que se dieran sin des- ieaux", Castelnaudary, Treville, Villeneuve-la-ComtaP*,
canso, con todas sus fuerzas y con todo empeño, a re- Lavaur", Verfeil", Tolosa", a lo largo del eje principal
chazar toda desviación herética y a confirmar la fe apos- del país, es decir, del valle del A u d e y de la llanura del
tólica, a extirpar los vicios y a plantar las virtudes». Lauragais; hacia el suroeste: Pamiers", Bulbona"y el
Desde el comienzo de la cruzada, el concilio de Aviñón valle del Ariege subiendo hacia Tolosa""; más al oeste,
había reasumido en su primer canon esta orden de Ino- la región de Couserans"; hacia el noreste, Saisac"; y por
cencio, había desarrollado en términos precisos el pro- último, hacia el norte. Castres", en el Albigeois propia-
grama positivo y negativo, doctrinal y m o r a l de la pre- mente dicho. Estos datos, pese a lo fragmentarios que
dicación, y había impuesto a los obispos la obligación son, trazan con bastante nitidez el mapa de los territo-
de hacerse ayudar por predicadores «llenos de discer- rios infectados por la herejía en las diócesis de Tolosa y
nimiento y de valor moral»", dignos de tan delicado de Carcasona, o más bien en los dominios de los Saint-
ministerio. Gilles, de los Trencavel y de sus aliados de Foix y de
Este era precisamente el deber, silencioso y fecun- Comminges.
do, que Domingo cumplía alimentando y dilatando el Evoquemos de pasada la fisonomía de algunos de los
foco de vida espiritual de los frailes y de las monjas de reconciliados por santo Domingo, que emergen de las
Prulla. Acabamos de ver cómo resumía, predicando en sombras con la rapidez de u n relámpago en algunos
Prulla, su acción: u n ministerio «de dulzura», «predi- documentos, para caer de nuevo en ellas casi en segui-
cando, implorando y llorando». Ahora bien, él no ha- da. Es una galería de jóvenes, incluso de niños: G u i -
bía reservado este ministerio solamente para Prulla y llermina Martina, que llevaba cañéis (ovillos de trama)
Fanjeaux. Con frecuencia tomaba el camino, como en los a los tejedores herejes, quienes le regalaban nueces y
tiempos de la predicación de la Narbonense, y se mar- pan; P. de Martel, que después de su conversión vivió
chaba a hacer amplias giras. N i n g u n a relación, ningu- siempre cerca del santo; varias jovencitas entregadas por
na crónica nos ha transmitido día tras día, como para la
cruzada, el desarrollo de estas campañas apostólicas.
" Cf. supra, c. V I , p. 241-243; V I I , p. 258-272; V I I I , p. 290-301.
Nos vemos forzados a ir espigando, con mucha dificul-
Para estos tres lugares, B A L M E , 1,173 y 187.
tad, algunos ecos que por azar resuenan en alguna anéc- " S u p r f l , c . V I , n . 114; K O U D E L K A , n n . 10-11. • ' : '
dota edificante, en el relato de u n milagro, en algunas " S u p r a , c. V I , n. 118-119.
declaraciones del proceso de canonización o en tardías " C f . Apéndice IV.
confesiones ante la Inquisición. Pero, cuando se ha pues- " Supra, c. V I I I , 332-338. K O U D E L K A , n. 13 y las declaracio-
nes de S. Antonino de Pamiers, Proces. Thol, n n . 6-8.
to en orden éstos datos dispersos, uno queda maravi-
*' Cf. Proces. Thol., nn. 3-5. L a abadía de Bulbona estaba en-
llado de la extensión geográfica que comprenden. De
tonces en s u lugar primitivo, a 3 k m . al s u r de Mazeres (cantón
este a oeste: Servián, Beziers, Carcasona, Montreal, Fan- de Saverdún, Ariege), C E R N A I , n. 284, n. 2.
* F R A C H E T , I I , 4.
" Proces. Thol., n . 17.
»' Bulas del 10 y 28 de marzo de 1208, P O T T H A S T , n n . 3323 " B A L M E , 1,173.
y 3648; C E R N A I , n. 61; P L 215, 1356 B; T E U L E T , Layettes, I, n. " S A L A G N A C , 1,9; C O N S T A N T , 86-312 se ha esforzado por
843. Esta última carta a los legados les pedía que confiasen el recoger hasta en sus menores detalles las tradiciones locales del
officium predicationis e incluso vices suas a colaboradores escogi- Mediodía de Francia, relativas a la presencia y al ministerio de
dos. Para Aviñón, M A N S I , X X I I , 785 B C . Comentario de estos Domingo. L a historia poco tiene que aprovechar de este barati-
textos en C F 1,133-158.
384 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaiix 385

sus parientes próximos a comunidades cátaras, donde to hacia la mitad de 1209". Durante el año 1210, hay que
ellas pidieron el hábito de «perfectas» y moraron algu- colocar u n largo ministerio realizado en Tolosa y sus
nos años: Na Segura, entregada a los diez años, Saura a alrededores, señalado por varios documentos". La ciu-
los siete; P. Covinens, ofrecida por su hermano a los dad se había visto libre del entredicho el 28 de m a r z o " .
doce; la pequeña Arnalda de Fremiac, ofrecida por Isar- Fulco había ya regresado a la ciudad y ocupado su for-
no Bola de Fanjeaux, su tutor... Y también adultos: las taleza, el castillo Narbonense". Aprovechando el acuer-
«perfectas» Raimunda -mujer de Case- y Ermengarda, do entre Raimundo V I y los cruzados, que respetaba sus
mujer de Boer; los «perfectos» P. Jaule de Saissac, Rai- territorios, Fulco se consagraba activamente a la refor-
m u n d o de Autier de Villepinte, y Ponce-Roger de Tre- ma de sus ovejas. Fiel al programa de evangelización
ville, de quien poseemos aún la carta de reconciliación. recordado por el papa", en sus predicaciones cotidia-
Algunos de estos penitentes venían de m u y lejos. El nas no se contentaba con atacar a la herejía; se metía a
«perfecto» Arnaldo Baudriga de Las-Bordes estaba re- fondo con los vicios, especialmente con la usura, eviden-
fugiado en la fortaleza de Montsegur; la madre de temente m u y desarrollada en este pueblo de mercade-
Marquise, esposa de Bertrand de Prulla, había h u i d o res™. Fulco se apoyaba para su acción en una cofradía
para ocultar su vida de «perfecta» en el centro cátaro católica, la «cofradía blanca», fundada por él con este
de Lavelanet -también junto a Montsegur-, de donde f i n y sólidamente implantada en la ciudad; pero estaba
la había sacado su hija. Ambos esposos fueron al f i n ya a punto de nacer en los suburbios otra cofradía, la
reconciliados por Domingo en Fanjeaux o en Prulla'''.
Junto a estos perfiles, con nombres y todo, pero sin
que nos d i g a n más, debemos colocar todavía los de " Reconciliaciones en el Lauragais, señaladas ante la Inqui-
aquellas que fueron las primeras religiosas de Prulla; los sición cuarenta años mas tarde, B A L M E , I, 170-173; Acta de re-
de aquellas damas que después de su conversión vie- conciliación en Treville, al norte de Castelnaudary, Ibid., 186-189.
ron aparecer al diablo; los de aquellas maravilladas hos- Parece que Domingo prosiguió en 1208 y principios de 1209 su
teleras convertidas por las austeridades de santo Do- apostolado de 1207 por los contomos de Prulla. E n efecto, hay
que colocar antes de la c r u z a d a la frase citada por
m i n g o durante una cuaresma; los de muchos de los
C O N S T A N T I N O , n. 62: D o m i n g o se detiene m á s en la diócesis
testigos del proceso de canonización de Tolosa, y, na- y ciudad de Carcasona que en la diócesis y ciudad de Tolosa, por-
turalmente, sin olvidar al gerente del hostal de Tolosa, que «en la diócesis de Tolosa encuentra m u c h a gente que le ve-
de 1203... ¿Pero qué pueden decimos estas figuras i n - nera, mientras que en C a r c a s o n a todo el m u n d o le hostiga.»
decisas sobre cuál fue en realidad la acción de D o m i n - Después del 15 de agosto de 1209, la población de C a r c a s o n a
go para convertir las almas, durante diez años de ince- habia sido radicalmente renovada y, evidentemente, los herejes
no hablan vuelto en masa.
santes giras?
" Cf. Apéndice I V . Prédication de saint Dominique á Toulouse
Podemos establecer algunos puntos de referencia en 1210-1211. ¡,,..,:' .: :: , ... ,
cronológicos. Muchos de los datos que poseemos ponen " C E R N A l , n . 162. , , -'
de manifiesto u n ministerio realizado en el Lauragais y ' » T U D É L E , 109, desde marzo. ' • ,
en la zona de Carcasona antes de la cruzada, por lo tan- " C f . supra, n. 81.
T U D É L E , 111 y n. 3. E l abad de Cister colaboraba en esta
evangelización; llegó hasta Agenais. Sobre el vinculo entre la l u -
B A L M E , I, 171-173; 186-188, 271-272, 468-471. V a r i o s no cha contra la herejía y la usura, J. H . M U N D Y , La croisade contre
perseveraron; con demasiada frecuencia, no conocemos m á s que les Albigeois, et l'interdiction de ¡'usure a Toulouse, en Archeologia,
a quienes de nuevo tuvieron cuentas con la Inquisición. 19 (1969) 29-33.
386 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 387

«cofradía negra», para contrarrestar su acción'"'. En este marzo, a Fulco, que quería celebrar las ordenaciones en
trabajo apostólico, muchos documentos unen el n o m - su catedral, tuvo la ingenuidad de pedirle a Raimundo
bre de Domingo al del obispo. Fulco imponía peniten- que saliera fuera de la ciudad a pasear durante algunas
cias canónicas a personas que previamente habían sido horas, las suficientes para poder él realizar la ceremo-
reconciliadas por D o m i n g o ' " . Beceda, monja de Santa n i a ' " . La cólera del conde por esta causa no tuvo l i m i -
Cruz, depondrá más tarde, en el proceso de Tolosa, que te. En realidad, Raimundo V I se preparaba ya para rom-
ella les proporcionaba a los dos, cilicios bien reforzados per con los cruzados y atacarlos. A fines de mayo, cayó
con cerdas de cola de buey'". Sin d u d a se habían comu- el entredicho sobre la ciudad, por haberle seguido en la
nicado mutuamente la preciosa dirección de la buena rebelión. Todos los clérigos y religiosos, revestidos con
religiosa. Por lo demás, otras dos mujeres se ocupaban las ropas litúrgicas, y descalzos, abandonaron Tolosa
de abastecer a Domingo de vestidos de penitencia teji- llevando consigo el Santísimo'".
dos con pelo de cabra'". Esta unión entre D o m i n g o y el Domingo, que habia vuelto a Tolosa después de rá-
obispo de Tolosa no tenia nada de fortuita. El predica- pida pasada por el Lauragais, en febrero de 1211 aban-
dor necesitaba una posición canónica expresa. Desde donó la ciudad, con todo el clero.. El 15 de mayo lo en-
1206, Domingo tenia su misión recibida de los legados, contramos junto a su obispo y el conde de M o n t f o r t ' "
y predicaba bajo la autoridad del obispo de Osma, y delante de Lavaur, y luego, el 20 de junio, en el sitio de
luego del cisterciense Guy, abad de Cernai, obispo de Tolosa'". ¿Esperaba quizás la rápida caída de la ciudad,
Carcasona más tarde. Para predicar en Tolosa, necesi- para reanudar en ella su apostolado? ¿O lo estaba ejer-
taba la misión del obispo, y Fulco, tomándole como cola- ciendo ya por los contornos de la ciudad sitiada?
borador, cumplía la voluntad f o r m a l del papa y del U n día en que oraba en la capilla de San Antonio, en
concilio de Aviñón. las proximidades de las murallas y del Carona, oyó
Pero en Tolosa la situación iba empeorando. De nue- muchos gritos"". Unos cuarenta ingleses, que se dirigían
vo habia sido fulminada la excomunión contra Raimun- en peregrinación a Santiago de Compostela, habiéndo-
do V I , el 6 de febrero de 1211'". En las témporas de se enterado del entredicho que pesaba sobre la ciudad,
para no entrar en ella, habían decidido atravesar el rio.
Pero la barca, demasiado cargada, zozobró. D o m i n g o
" " P U Y L A U R E N S , c. X V y X V I I y T U D É L E , 112, n . 2 y 113.
M E E R S S E M A N , Le milices de ]esu-Christ, A F P , 23 (1953) 289-293.
Esta cofradía no tiene relación alguna con la «Milicia de la fe de ' " C E R N A I , n. 221 y n. 3. .. , . ,
J e s u c r i s t o » , l l a m a d a igualmente « o r d e n de l a fe y de la p a z » , ' " C E R N A I , n. 234. -, , ,,
orden militar del tipo de los templarios, erigida en 1221 en las Cf. supra, n. 58.
provincias de Narbona y A u c h , unida en 1231 a la orden de San- '"* K O U D E L K A , n n . 10-12. L o s documentos 8 y 9 no indican
tiago de la E s p a d a , y finalmente acogida por la abadía cistercien- expresamente la presencia de D o m i n g o en L a v a u r . Pero, l a ma-
se de Feuillant, ibid. 285-289. C f . C F XIII, 310 y 312. N i n g ú n do- nera como se presentan estas donaciones en Prulla no deja l u -
cumento pone estas milicias o cofradías en relación con santo gar a d u d a sobre el hecho.
Domingo. " " F R A C H E T , 11,3. E l episodio podría sin duda situarse cuan-
B A L M E , 1,171-172. Posiblemente transcurrió cierto tiem- do el 2" asedio de Tolosa, en octubre de 1217. Pero D o m i n g o
po entre los dos actos, en los dos textos citados. estaba p r e p a r á n d o s e para abandonar el país y seguramente To-
Proces. ThoL, n. 17. losa. E n cambio, sabemos que asiste al primer asedio en junio
^'"^ Proces. ThoL, n n . 1 5 y l 6 . de 1211. L a capilla de San Antonio se encontraba extramuros, por
' " 5 T U D É L E , 144, n . 3. el lado del castillo Narbonense, B A L M E , I, 255, n. 1.
388 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 389

acudió y vio que se ahogaban. Entonces, con su oración, go, de institución reciente, significaba que sustituiría
obtuvo que los náufragos sobrenadasen lo bastante para temporalmente al obispo, aunque sin sus poderes j u d i -
que se pudiera traerlos a todos sanos y salvos a la ori- ciales y administrativos. Domingo lo concibió, ante todo,
lla, con la ayuda de lanzas y pértigas. como la misión de predicar sin interrupción. Por lo tan-
El asedio, empero, fracasó. D o m i n g o acababa de to, predicó a menudo, especialmente durante la cuares-
obtener del conde y del obispo dos buenas donaciones ma, en la incomparable nave de la catedral de San Na-
para Prulla, cuyo estado económico debió de resentirse zarío, al píe de las pesadas columnas de capiteles
durante su ausencia'". Allí se dirigió Domingo. Duran- románicos. Se alojaba entonces en el obispado, con los
te casi dos años, Prulla volvió a ser su centro. Desde
canónigos, al noroeste de la catedral.
entonces, se ocupó activamente en construir para el
A l año siguiente estaba de nuevo en Fanjeaux. El 25
mismo u n buen patrimonio. Las donaciones se fueron
de mayo, u n documento de su obispo le daba el titulo
acumulando. En adelante, son muchos los documentos
de capellamis, esto es, párroco de la ciudad"". En efecto,
que prueban la presencia habitual, si no continua, de
Jordán nos informa de que Fulco le habia concedido esta
Domingo en el monasterio''^
iglesia con sus cargas y con sus rentas''^ En realidad le
Sin embargo, durante la cuaresma de 1213 habitó en asignaba dicho lugar, no tanto para que pudiera prose-
Carcasona"^ El obispo, Guy de Vaux-de-Cernai, que guir su ministerio entre las gentes de la región, como
había partido para Francia en busca de refuerzos"*, le para proporcionarle una posición dentro de la diócesis.
había nombrado su vicario in spiritualibus^^^. Este car- Aprovechándose de la paz, Domingo intensificó su pre-
dicación. «A ella se dio con todas sus fuerzas». En esta
' " S i n d u d a lo habia advertido cuando el bautizo de Petronila actividad salvadora le ayudaba u n número siempre cre-
de Montfort. ciente de colaboradores. De este modo iba apareciendo
" 2 Documentos 17-58 de K O U D E L K A , de finales de 1211 al u n grupo en camino de organizarse.
25 de m a y o de 1214. L o s documentos 28, 29, 34, 46, 58 indican
Una tradición anterior al siglo X V I " " señala todavía
con toda certeza su presencia en Prulla o en Fanjeaux. L o s de-
hoy la casa que por entonces habitó Domingo con sus
m á s , una presencia casi cierta, especialmente durante todo el año
1212, los meses de abril y mayo de 1213, y el primer semestre de compañeros, en Fanjeaux, detrás de la iglesia, no lejos
1214. Pero es sólo probable su presencia en Pamiers (diciembre del Seignadou. A este rincón se le llamaba el bourgnet
de 1211), en Agenais (17 de julio, o 5 de diciembre de 1212), en Sant-Domenge. La tradición es m u y plausible. Se trata
Pamiers (1 de diciembre de 1212), en Carcasona (primer semes-
tre de 1213, cf. infra) y finalmente en Tolosa, d e s p u é s del 25 de
m a r z o de 1215. E . F O U R N I E R , Les origines du vicaire général, París 1922. C o m o
C f . K O U D E L K A , nn. 50 52, y C O N S T A N T I N O , n. 55. L a G u y no llegó hasta 1214, no hay razón alguna para suponer que
cuaresma de que se habla en este último texto, posterior al de relevase a santo Domingo de s u función antes de esta fecha. E l
1212 (en que G u y todavía no era obispo) y anterior al 12 de sep- texto concreta la insistencia en predicar, la cuaresma y el aloja-
tiembre de 1213 (fecha de la muerte de Pedro II), no puede ser miento en el palacio episcopal. Respecto al emplazamiento del
otra que la de 1213. palacio, C E R N A I , n " 563, n. 3, e infra, I I , 587, n. 63.
E n febrero de 1213, C E R N A I , n. 418. Está en Paris el 3 de K O U D E L K A , n. 58. Cf. D U C A N C E , s u b . h. v.; Proces. ThoL,
marzo. n " 19; K O U D E L K A , n. 153.
«Vices episcopi... in spiritualibus exercebat», C O N S T A N - ' " «Habebat... ecclesiam Fani Jovis». J O R D Á N , n. 37.
T I N O , n . 55. E n esta poca, en que la institución de vicario gene- " » P E R C I N , 4, n. 18; K I R S C H , 117-118; C O N S T A N T , 143-145;
ral es todavía enteramente nueva, se trata de un sustituto tem- B O N H O M M E , Montréal, Fanjeaux, Prouille, guide du pélerin, To-
poral del obispo, con facultades limitadas y sin poder judicial. losa 1934, 31-32; V I C A I R E , Lauragais, 24-29.'
390 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 391

de una dependencia del antiguo castillo desaparecido. nes de los testigos que referían sus recuerdos aparece
Es plenamente natural que se alojase a Domingo bajo la expresión «fray Domingo», que es la que ellos habían
esa protección, en una ciudad donde el catolicismo con- empleado antaño'". Otro tanto hicieron las curias de
taba todavía con tantos enemigos. Narbona y de Tolosa'". Y él mismo, al permitir que su
La casa no es antigua en su totalidad; pero hay u n nombre figurase como testigo al pie de u n documento
muro m u y grueso y dos gruesas vigas con sus entibos, en 1211, hizo poner estas simples palabras: «fray Domin-
que tienen visos de autenticidad. Sobre todo, la desnu- go, predicador»'^*. Esto quería decir en primer lugar que
da sencillez de esta casita, que ha sido preservada con su misión canónica de predicar, conferida por u n lega-
respetuosa devoción (solamente se ha erigido u n altar) do del papa, predominaba jurídicamente sobre su afi-
evoca irresistiblemente la presencia austera y orante del liación al cabildo de Osma, del que, por tanto, podía
pobre predicador que, por aquellos días de espera de estar alejado. Pero significaba también su evangelismo.
1214, se ocupaba en reunir predicadores para evange- ¿Fue por simple intención de h u m i l d a d por lo que
lizar la región de Tolosa y -aunque él aun no lo sabía- sistemáticamente rechazó en esa época el obispado que
el m u n d o entero mediante sus frailes. A l año siguiente, se le proponía? El hecho está averiguado, y se dio por
Domingo se instalaba en la capital del condado para lo menos una vez, si no dos, como es probable'". En
permanecer en ella hasta finales de 1217. 1215, Garsie de L'Orte acababa de ser trasladado del
Éste fue el cuadro extemo de los diez años de apos- obispado de Comminges al arzobispado de A u c h ' " .
tolado de santo Domingo en el Mediodía: los aconteci- Como legado pontificio, conocía m u y bien a Domingo.
mientos militares y políticos, la cronología de su activi- Bien respaldado por la elección unánime de los canóni-
dad, sus desplazamientos, su actitud ante la sociedad y gos, le propuso el obispado de Couserans, su sufragá-
sus relaciones. Conviene que abordemos ahora la fuen- nea. Otra elección parecida habría tenido lugar en
te de todo: la forma y la inspiración de su apostolado.
Nada podía probamos mejor hasta qué punto se man- ' " B A L M E , 1,172,173, 271, 272, 468: testimonios de conver-
tenía aparte de la cruzada para mantenerse fiel a su ideal tidos, ante la Inquisición.
•" K O U D E L K A , n n . 5, 9,12, y 58, 63, 64.
y a aquella intuición que tuvo en Montpellier en 1206:
"* K O U D E L K A , n. 12. D e ahí el título completo que se le da
ser u n predicador de vida apostólica.
en la carta de penitencia de Pons Roger: frater Dominicas, oxo-
A su llegada a la Narbonense, Domingo era «el se- mensis canónicas, predicatorum minimus. K O U D E L K A , n. 8. Sobre
ñor Domingo, suprior de la Iglesia de O s m a » " ' . Pero el origen evangélico de frater, (Mt 23, 8-9) y la desaparición del
Jordán nos revela que, «desde este momento, no quiso título de suprior, cf. supra, 258, n. 78.
ya que le llamaran suprior, sino simplemente fray Do- '" Proces. Bon., n. 28; Proces. ThoL, n n . 3 y 18; C O N S T A N -
T I N O , n. 62. Tres testigos, de los cuales uno era por entonces ar-
mingo»"". El hecho está debidamente confirmado. Si los
cediano de Tolosa, hablan con precisión y detalle de la elección
documentos redactados por los notarios hacen uso fre- en el obispado de Couserans. Juan de España habla de dos o tres
cuente del título oficial de «señor Domingo, canónigo elecciones, y concreta: en Beziers y C o m m i n g e s . Pero, en cuanto
de O s m a » " ' -<ontinuaba siéndolo-, en las declaracio- al segundo nombre, es probable que confunda Convenarum con
Conseranum, cf. también la nota siguiente.
' " K O U D E L K A , n. 2. '" Proces. ThoL, n. 3. A s i , pues, quien ofrece Couserans es el
J O R D Á N , n. 21; S C H E E B E N , 93, ha leído mal este texto. antiguo obispo de Comminges (sede ahora vacante). Se compren-
Si no, no lo hubiera refutado. de la confusión de Juan de Navarra. N o se conoce exactamente
la fecha de la muerte o de la dimisión de Navarro de Couserans,
K O U D E L K A , nn. 6,13,28,29, etc. Otros omiten el Dominus,
obispo y legado, a quien se trataba de reemplazar.
n n . 27, 33, etc.
392 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 393

Beziers, después de julio de 1212, o quizás en 1215'". disponibilidad. ¿No había escuchado con sus propios
Domingo rehusó una y otra. En este punto, el abad de oídos a los legados, cuando el coloquio de Montpellier,
San Pablo de Narbona, Guillermo Peyre, subraya el después de tres años de experiencia, declarar que, «si
menosprecio extremo del religioso por los honores del habían de continuar de aquel modo, corrigiendo a los
m u n d o y la gloria terrena'". Muchos de los testigos que clérigos, se verían precisados a cesar en su predicación»?
relatan el hecho insisten en lo mismo. Santo Domingo ¡Corregir a los clérigos, u n obstáculo! Y sin embargo, ¿no
había puesto ante las autoridades como motivo de su es éste u n deber esencial del obispo? ¿Qué decir enton-
negativa el cuidado que necesitaba dispensar a la recien- ces de sus tareas judiciales - t a n desarrolladas por aque-
te fundación de los Predicadores y a la de Prulla'". Pero lla época- de la administración temporal de su diócesis
a las gentes sencillas les había dicho una frase que le y de sus fundos episcopales, de sus obligaciones feuda-
salía más directamente del corazón y a nosotros nos les, de su prestación de mesnada y de todo lo que esto
enseña mucho más: «Estaba decidido a escapar por la llevaba consigo? En verdad, así era. En aquel tiempo,
noche con su bastón, antes que aceptar el episcopado o m i l obligaciones impedían al obispo predicar; en ese
cualquier otra dignidad eclesiástica»''". N o se trataba ya mismo año de 1215, lo hacía constar oficialmente u n
de Prulla n i de sus frailes; había algo que le importaba canon del concilio general'". Los hechos estaban parti-
mucho más: la libertad de ser solamente predicador. cularmente patentes para Domingo. Guy de Vaux-de-
Más aún: la libertad de no apoyar su predicación sobre Cemai, su compañero en la predicación de la Narbo-
ninguna autoridad social, la de no ser más que u n pre- nense, no había hecho otra cosa, desde 1208, que trabajar
dicador mendicante. Es lo que u n día hará que expre- por la guerra santa, con su presencia en el ejército, cuan-
sen incluso las bulas del papa: «predicador... en la ab- do no andaba por Francia reclutando tropas; ¿cómo
yección de la pobreza voluntaria»"' hubiera p o d i d o predicar, primero en su abadía pari-
En efecto, si podemos hablar de u n punto que él haya siense y luego en la diócesis de Carcasona, de la que se
plasmado en su conducta, en sus decisiones y hasta en hizo cargo"'? Fulco de Tolosa, en guerra contra sus dio-
los textos de su legislación, es éste: la necesidad de se- cesanos, como lo estaba contra el conde, y atrapado
parar radicalmente la actividad de la predicación de entre las hostilidades de las cofradías blancas y negras,
toda responsabilidad de gobierno o de administración, suscitadas por él mismo antes de ser desterrado por la
tanto espiritual como temporal. Primero, por razones de revuelta de sus ovejas, no estaba menos paralizado en

' " Después de la muerte de los obispos Pedro de Aigrefeuille


(6 de juio de 1212), Bertrán de Saint-Gervais (13 de enero de 1215), " ' P r ó l o g o del canon X sobre la institución de los predicado-
o R a i m u n d o Niger (20 de abril de 1215). Durante el primer pe- res diocesanos: « C u m saepe contingat quod episcopi propter
riodo en que la sede habia estado vacante (¡seis meses!) habia sido occupationes multiplices, vel invaletudines corporales, aut hos-
elegido G u i l l e r m o , arcediano de Paris: pero también él habia re- tiles incursus, seu occasiones alias (ne dicamus defectum scien-
h u s a d o obstinadamente, C E R N A I , n. 366 y n. 3. tiae, quod in eis est reprobandum omnino, nec de cetero tole-
•» Proces. ThoL n. 18. randum), per se ipsos non sufficiunt ministrare populo v e r b u m
' " N . 3. Dei, m á x i m e per ampias dioceses et diffusas...» R E P E L E - L E -
"» N . 25; C O N S T A N T I N O , n. 62. C L E C Q , V , 1340.
" ' Bula del 8 de diciembre de 1219 y ss., K O U D E L K A , nn. «Erant autem tune temporis in exercitu Uticensis et Tolo-
109,111,112,121,122,140. Ver L'abjection de lapauvretévolontaire s a n u s episcopi et etiam episcopus Carcassone, G u i d o , qui
ou la condition d'liumilité mendiante selon saint Dominique, V I C A I - n u n q u a m ab exercitu recedebat». C E R N A I , n. 317. E r a en cierto
R E , Précheurs, 246-265. modo el caso de los obispos de O s m a predecesores de Diego.
394 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 395

su apostolado. Arnaldo del Císter, absorbido totalmente pues, no puede ser apartado de su cargo por ninguna
desde 1204 por las más altas negociaciones políticas y responsabilidad o administración, n i temporal n i j u d i -
militares, no había tampoco vuelto a predicar cuando, cial n i siquiera eclesiástica, como sería el episcopado o
nombrado arzobispo de Narbona y hecho jefe religioso u n cargo prelaticio.
de la región, se había enfrascado en u n escandaloso plei- Pero Domingo veía más lejos todavía y, al reivindi-
to, por causa del ducado de Narbona, que él reivindi- car la predicación en la h u m i l d a d , tocaba la naturaleza
caba para su sede, nada menos que con el mismísimo misma de la predicación. Para él, la verdad espiritual
jefe político, el conde de Montfort, tanto que éste llegó debe ser predicada por u n espiritual y con medios es-
a penetrar u n día por la fuerza en la ciudad arzobispal pirituales, los mismos que se empleaban en los tiempos
e hizo celebrar la misa a pesar del prelado, que en vano evangélicos, entre los herejes y entre los fieles. Esta era
le excomulgaba"*. Todos estos ejemplos y muchos otros la idea de Domingo, la novedad que venía a introducir
no podían hacer más que robustecer la voluntad de sin r u i d o en el sistema de la evangelización medieval.
Domingo, bien decidida ya, de «entregarse a la predi- Hasta entonces, el predicador era u n obispo, u n prela-
cación con más ardor que nunca, dejando cualquier otro do o u n párroco, que tenían autoridad y poder coerciti-
cuidado», según el consejo formulado por Diego años vo espiritual y - a l menos indirectamente- temporal. Y
antes"' y según las urgentes necesidades de las almas. este poder y esta autoridad temporal pesaban cada día
«No quería que los frailes se mezclasen en los ne- más en el complejo edificio de la cristiandad de occiden-
gocios temporales -nos informa u n testigo de los años te. Ahora el predicador sería u n hombre espiritual, sin
que siguieron a estas fechas"'-, fuera de los encargados otra autoridad que la que le viniera de su misión eclesial,
de ellos. En cuanto a los demás, los quería incansable- de su ciencia del Evangelio y de la práctica manifiesta
mente aplicados al estudio, a la oración o a la predica- de la imitación de los Apóstoles. Podemos creer que esta
ción. Y si se enteraba de que tal o cual fraile predicaba revolución silenciosa se ha mostrado, a la larga, mucho
con éxito, prohibía que se le confiase cualquier otro ofi- más eficaz, para espiritualizar la difusión del mensaje
cio». Es lo que pronto podría leerse, efectivamente, en de la Iglesia, que una protesta, estéril y, además, psico-
sus constituciones. El texto precisaría los motivos: «para lógicamente impensable al comienzo del siglo XIII, con-
que, al ser más libres, estén en mejores condiciones de tra el sistema contemporáneo de guerra santa y de coer-
c u m p l i r el ministerio espiritual que se les ha confia- ción civil en materia de creencias.
d o » ' " . Y añadiría: «No tomarán parte en pleitos y pro- Antes de fomentar esta revolución en todo el occi-
cesos, si no es por cuestiones de fe»"*. El predicador. dente por medio de decenas de millares de religiosos
mendicantes -pese a la orientación de u n grupito hacia
"* VAISSÉTE, V I , 458-459 y 477-481; L U C H A I R E , 259-260.
los cargos de obispo y de inquisidor- Domingo la reali-
" ' S u p r a , c. V I , 243 n. 61. zó primeramente en su propia persona. Todos los espec-
" ' F r a y Rodolfo, procurador del convento de Bolonia, Proces. tadores de su ministerio de las almas, en particular los
Bon. n. 32. numerosos testigos que describen su infatigable activi-
'" / Const., I I , 31, 3. dad contra los herejes, señalan los mismos medios de
"* Este p á r r a f o de las instituciones de 1220 es atribuido ex- acción, que son éstos exclusivamente: controversia, pre-
plícitamente al santo. E s posible que las últimas palabras hayan
dicación y testimonio de la vida personal"'. En cuanto
s i d o a ñ a d i d a s en el texto, hacia 1233, para permitir la actividad
judicial de los inquisidores, que ya se esbozaba por aquella época;
esto, sin embargo, no contrariaba al pensamiento de Domingo. E s notable que todos los que señalan el ardor de D o m i n -
396 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 397

a esto último, Domingo llegó a atreverse, para ganar vaja'**; en l o s pliegues que forma la túnica por encima
algunas personas a las que no podía convencer de otro de la cintura, Domingo ha delizado el Evangelio de san
modo, a dejar con toda sencillez que aparecieran y fue- Mateo y las Cartas de san Pablo'*'. N o tiene más que una
ran vistas sus mortificaciones, su pobreza y su despren- túnica, basta y apedazada'*', y una miserable capa'*'.
dimiento de apóstol, pues pensaba que había llegado la Nada de dinero, de bolsa o de alforja. N o lleva n i el
hora de poner en práctica el precepto de Cristo; «Alum- denario para pagar su pasaje al cruzar u n río'**. Cuan-
bre así vuestra l u z ante los hombres, para que vean do atraviesa los pueblos, conserva la vista recogida'*'.
vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre,
que está en los cielos»'*". Por dicha nuestra, no necesi- Camina descalzo"". También esto forma parte de la
tamos gran trabajo para imaginárnoslo en este aposto- imitación de los Apóstoles, como todo el m u n d o sabe"'.
lado perseverante en la Narbonense. Los documentos
que nos quedan de estos diez años de su vida, consis-
ten precisamente en u n manojo de anécdotas vivas, F R A C H E T , II, 25, precisa que no tenia valor (vilis); u n ms.
corrige: « Q u e m raro portavit». Pero el santo mismo hablaba de
transmitidas por testigos directos.
«su» navaja, H U M B E R T O , Reg. I I , 46. L o s carmelitas descalzos
De madrugada, ya está en camino, con su compañe- de la V i a Palazzuolo de Florencia muestran a los peregrinos una
ro, que frecuentemente era u n cisterciense'*': ir de dos navaja de santo Domingo, con el mango de boj amarillo y la hoja
en dos forma parte de la imitación de los Apóstoles y es despuntada. E l P. Nicolás V a n Rijn, O . P . , del convento de Venlo
una tradición de la Iglesia'*'. En su mano lleva el bas- (Paises Bajos) habia reunido hacia 1960-1970 una vasta documen-
tación sobre diversas reliquias y recuerdos de santo Domingo,
tón que autoriza Marcos; la empuñadura está formada
de la que pensaba sacar u n libro. ¿ Q u é h a sido de ella?
por una pequeña traviesa'*'. En su cinto lleva una na-
'*' Según Juan de E s p a ñ a , Proce. Bon., n. 29, cf. F R A C H E T ,
I V , 1. F R A C H E T , I I , 4. Recuérdese que los predicadores cátaros
llevaban consigo el Evangelio en u n a bolsa, supra, p. 167. E l úl-
timo relato indica bien claramente que Domingo no tenia ni bol-
go en perseguir a los herejes le atribuyen como armas expresa y sa, ni estuche para sus libros. L o s cátaros preferían a Mateo, C .
solamente la predicación y la controversia o disputa, Proces. Bon., T H O U Z E L I E R , L'emploi de ¡a Bible par les cathares, en W. L O U R -
n. 27; Tlwl, n n . 7,13,18, por limitarnos a los testigos de su apos- D A N E y D . V E R H E L S T , The bible and Medieval Culture, L o v a i n a
tolado en el Mediodía francés. 1979, 144-145.
Mt 5,16: F E R R A N D O , n n . 22-23. '« Proces. ThoL, n. 18; cf. n. 4. M t 10, 10 y paralelos.
"" Proces. ThoL, n. 4; F R A C H E T , I I , 13. Recuérdese también '" Proces. Thol, n. 18.
s u apostolado con G u y de V a u x - d e - C e r n a i , F u l c o , el abad de Proces. ThoL, n. 14; C O N S T A N T I N O , n. 32, que adorna los
V i l l e l o n g u e , A i m e r i o de G r a n d s e l v e , cistercienses los cuatro. detalles.
H a s t a finales de 1207, fue el socius de Diego, C E R N A I , n. 21. Proces. Bon., n. 28.
' « L c l O , 1. " " P U Y L A U R E N S , c. V I I I ; F R A C H E T , I I , 2.
Proces. ThoL, n. 25, sello de 1215, B A L M E , I I , 115; F R A - ' " A causa de Mt 10,10; Le 10, 4; E x 3, 5; sin embargo, se to-
C H E T , 34, 36, 120-121. E l b ast ó n conservado en Bolonia como m a r á en sentido contrario H c h 12, 8; Me 6, 9, a partir de media-
reliquia del Santo, tiene la m i s m a forma, B A L M E , I I I , 455-456. dos de siglo, en una larga controversia que o p o n d r á a los D o -
Se ve uno de este tipo en u n a miniatura del opúsculo Quomodo minicos, calzados, y a los Franciscanos, descalzos, a pr opós ito
S. Patriarcha Dominicus orabat, C o d . Rossianus, 3, F. 13 r., A S O P , del contenido real de la vita apostólica. C f . , entre otros el o p ú s c u -
X V (1922), 95*. Me 6, 8 autoriza el bastón que Mt 10,10 prohibe. lo de T o m á s de Sutton en A F P , 3 (1933), pp. 74-80, Contra aemuhs
L a G l o s a sobre Me 6 declara que el bastón significa «potestatem fratrum O.P., con la conclusión: «ambulare sine calceamentis est
accipiendi necessaria a subditis.» S. T O M Á S , Contra impugnantes, bona penitentia, sed non est de necessitate perfectionis evan-
e d . M A N D O N N E T , París 1927, I V , 32. gelice sive apostolice.» , , 1 . ' :•.), : ,) ->,• . I •
398 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 399

Sin embargo, a partir de 1215, y para dar gusto al con- mingo desafía a las aguas tumultuosas cantando el Ave
cilio de Montpellier y distinguirse de los herejes, que en maris stella; traza una gran señal de la cruz y penetra
su literalismo llegaban hasta ligar el derecho de predi- decidido"*. U n día, atravesando el Ariege, tiene que
cación a esta descalcez apostólica"', tiene cuidado, al levantare la ropa hasta más arriba de la cintura. Los l i -
entrar en u n lugar, de ponerse los zapatos, que traía bros se le resbalan y desaparecen"'. ¡Menuda pérdida!
colgados a la espalda"'. De este modo guarda la auste- También los lobos, que atacan a las personas en los bos-
ridad de marchar descalzo, sólo para los pésimos cami- ques, sobre todo cuando alguien se aventura por ellos
nos del campo. Sí se hiere contra una piedra aguda, dice solo™. Y la canícula, que abrasa y reseca"'. Domingo
alegre: «¡Una penitencia!»"*. Y se entristece cuando la procura beber en alguna fuente antes de entrar en las
lluvia torna el camino tan resbaladizo que se ve obliga- poblaciones, para no molestar a sus huéspedes'*'; junto
d o a calzarse"'. Sus enemigos le reservan alguna mor- a Montreal se conserva u n pequeño monumento sobre
tificación de añadidura. U n día se dirige a una disputa la fuente de la que él se servía'*'. Finalmente, el d i l u v i o
general acompañado del obispo del lugar. Por consejo de las tormentas meridionales, que convierten los arro-
suyo, el obispo ha prescindido de sus caballos. Cami- yuelos en ríos y los caminos en cárcavas, y hacen que
nan descalzos. La ruta es larga y difícil. M u y amable, pesen terriblemente los vestidos de gruesa lana. A l g u -
u n guía les ofrece sus servicio; pero, hereje oculto, con nos días, D o m i n g o termina su viaje transido de frío.
tan mala intención los conduce a través de malezas y Mientras sus compañeros se estrechan alrededor del
de espinos, que pronto sus piernas y pies están baña- fuego, después de haber improvisado complicados ten-
dos en sangre. D o m i n g o soporta todo con paciencia. dederos para secar sus capas y túnicas, él se va a la igle-
Incluso canta y grita gozoso: «Podemos esperar la vic- sia a orar'**.
toria, pues nuestros pecados están ya lavados con san- Y llega la noche. La hotelera ha preparado una cama.
gre». De hecho convirtieron a mucha gente, comenzan- Pero él no la usa «A la mañana -referirá ella- la en-
do por el propio guía"*. contraba tal como la había dejado cuando la hice. Tam-
¡Cuántas otras ocasiones de penitencia se le presen- bién lo hallaba con frecuencia d u r m i e n d o en el suelo,
taban por el camino! Los ríos, tan fríos cuando hay que destapado, y como le cubriese, al volver, lo encontraba
vadearlos; tan peligrosos en otoño cuando se transfor- orando, de pie o en postración. ¡Porque yo tenía gran
man en furiosos torrentes. Fray Noel, segundo prior de
Prulla, se ahoga en 1218, en el Blau desbordado"'. Do-
las del H e r s , B A L M E , II, 33, n . a; sobre las del C a r o n a , C E R N A I ,
n. 356 y n . 4; n. 605 y n. 2.
" ' C f . supra, c. V I , 215 y n . 85. Concilio de Montpellier, M A N - "«Proces., Bon., n. 21. V a d o sobre el Hers, T U D É L E , 189. V a d o
SI, X X I I 945 B. sobre el C a r o n a , P U Y L A U R E N S , c. X V I I a.
Proces. Bon., n. 27; y n n . 21 y 42. Estos textos son posterio- "^ F R A C H E T , I I , 4, p. 69.
Proces. ThoL, n. 10.
res a 1215. E l P. Nicolás V a n Rijn, O . P . descubrió un zapato de
" ' L o s tres veranos de 1209, 1210 y 1212 fueron verdadera-
santo Domingo, proveniente del antiguo convento de los Predi-
mente tórridos, C E R N A I , n. 153, 322; T U D É L E , 77 y 259.
cadores y conservado en la familia Ricome de Montpellier.
" ' F R A C H E T , I I , 24.
"* Ibid., n . 27.
"' Ibid., n. 21 (el hecho acaece u n poco m á s tarde). Sobre la ruta de Carcasona, poco d e s p u é s de la salida de
F R A C H E T , I I , 2. Montreal, a la derecha, B A L M E , 1,408, K I R S C H , 108-109; C O N S -
" ' 157. P E R C I N , 22, n. 54; B A L M E , I I , 248. Sobre las i n u n d a - T A N T I N O , n. 184.
ciones del A u d e en aquella poca, C E R N A I , n. 122 y n. 1; sobre C O N S T A N T I N O , n. 42. , , , . r .
400 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 401

cuidado de él!»"'. «Con mucha frecuencia le acome- batalla'".¡Está solo contra muchos miles! Pero, en este
tían grandísimos dolores; sus compañeros le ponían en- caso, la emulación no hace más que estimular una deci-
tonces en u n lecho; pero yo le he visto levantarse rápi- sión más profunda. ¿No puede caso el amor de la cruz
do y echarse en tierra, porque no estaba acostumbrado de Cristo inspirar una austeridad más decidida que el
a descansar en cama»"*. Pero su austeridad encuentra odio de los «perfectos» cátaros hacia la materia diabó-
muchas otras maneras de realizarse. El cilicio, esto es, lica? Domingo sabe que la cruz es el arma de la victo-
la camisa tejida de crines crudas que lleva a raíz de la ria. Mientras Simón de Montfort pasa a cuchillo a los
p i e l " ' . La cadena de hierro que ha ceñido a su cintura adversarios de la cruz, arriesgando su propia vida con
y remachado después, y que no se podrá soltar hasta loca temeridad, ¿no puede el predicador, sin matar,
después de su muerte"*. La disciplina, manojo de ca- ofrecer su vida mediante la penitencia, con u n heroís-
denitas de hierro, con la que se azota por la noche en mo equivalente? La sangre que ha derramado por el
medio de su oración"'. En f i n , las privaciones de ali- camino yendo a predicar es la prenda de su éxito'".
mento; contará la misma testigo: «Nunca le v i tomar en Por eso no rehuye las burlas, las humillaciones, las
la misma comida una cuarta parte de u n pescado o más contradicciones, las violencias. N o le faltan en este país,
de dos yemas de huevo, n i beber más de u n vaso de que ha visto acrecer su hostilidad contra los clérigos
vino, aguado en tres cuartas partes; n i le v i comer más católicos desde que la guerra se desencadenó. U n ad-
que una rebanada de pan»"". La cuaresma"', la pasa versario le escupe. Otros le tiran barro"*. «Recibía las
toda entera a pan y agua; duerme sobre una tabla des- injurias como si fueran dádiva y gran recompensa»'".
nuda; aumenta todavía sus vigilias y, por último, llega Por eso le gusta detenerse en Carcasona y su diócesis,
a tal grado en la mortificación, que parece sobrepasar más que en la diócesis y ciudad de Tolosa, «porque -
las fuerzas humanas. Los que le ven piensan que sólo dice- en Tolosa encuentro a mucha gente que me hon-
una asistencia sobrenatural puede permitirle mantener- ra, mientras que, por el contrario, en Carcasona todo el
se en pie. mundo me hostiga»"*. N o siempre se trataba de simples
¿Por qué estas violencias para con su cuerpo tan insultos o de hierbas secas colgadas, por burla, de sus
puro? ¿Acaso por rivalizar con los «perfectos» cátaros? espaldas. Los señores feudales no tienen escrúpulo al-
¿O quizá para combatir el prestigio de éstos ante las guno en molestar a u n clérigo. U n día le amenazan de
gentes sencillas, excediéndoles en sus proezas de aus- m u e r t e ' " . Responde: «Yo no soy digno de la gloria del
teridad? Podemos encontrar huellas de todas estas i n - martirio; aun no he merecido ese fin»"*. Otra vez, le tien-
tenciones en este combatiente empeñado en desigual den una emboscada para apoderarse de él. ¿Fue a la

' " E s la idea que J O R D Á N , n. 20, hace expresar a Diego en el


coloquio de Montpellier: clavum clavo retundite, F E R R Á N D O , n.
"' Proces. ThoL, n. 17. 22, la hace poner en práctica por Domingo; así convierte a los
"* Ibid., n. 15. creyentes cátaros: edificándolos.
"' Ibid., n n . 15-17- F E R R A N D O , n . 22. F R A C H E T , I I , 2.
'^Proces Bon.,n. 31. F E R R A N D O , n. 20. ' . • '
"^ Ibid., n. 25, C O N S T A N T I N O , n. 61. Proces. Tliol., n. 18. \'.Fiyr
Proces. ThoL, n n . 15 y 17. "* C O N S T A N T I N O , n. 62. Cf. supra, n. 95.
>" F E R R A N D O , n. 22; C O N S T A N T I N O , n. 56. Se trata de dos F E R R A N D O , n. 20. '
cuaresmas diferentes, lo que revela s u costumbre. '™ J O R D Á N , n. 34.
402 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 403

mitad del camino que le llevaba de Prulla a Fanjeaux, porcionan cada día el espectáculo de torturas atroces y
detrás del mamelón donde se alza la cruz tradicional"'? largamente meditadas, sobre la persona de peregrinos
Domingo lo sospecha. Pero avanza con gozoso continen- cruzados, inermes, que han apresado en el camino, so-
te y canta. Probablemente el Ave maris stella o el Veni bre todo si son sacerdotes, para los que reservaban tor-
Creator, que son sus preferidos en los momentos peli- turas especiales que afectaban a sus órganos viriles'*'.
grosos d el viaje. Esa calma gozosa"", esa intrepidez Pero Domingo había hecho el sacrificio de su vida, como
desarma a los soldados. Le dejan pasar, y se lo confie- hacía algún tiempo Pedro de Castelnau'**, Fulco de To-
san a los herejes que les mandaron, acaso caballeros de losa'*' y tantos otros. Sin embargo, el sacrificio del pre-
Fanjeaux. Estos, por cinismo, o más bien por uno de esos dicador es más puro que el de los demás, por no esgri-
cambios psicológicos bruscos, frecuentes entre los seño- m i r contra los adversarios otras armas que la palabra.
res feudales, lo comentaban con Domingo. ¿No teme, Padecer de este mo do persecución por el nombre de
pues, a la muerte? ¿Qué hubiera hecho de caer en ma- Jesús, ¿no es también imitar a los Apóstoles?'**.
nos de sus enemigos? «Yo os rogaría -respondió- que Con la oración, dobla su ofrenda. Orar en Osma no
no me matáseis de prisa, con rápidos golpes, sino que era u n problema. N i tampoco en Prulla. Pero, ¿y aquí,
prolongáseis m i martirio, cortando sucesivamente los en esta vida de continua predicación y de viajes ago-
miembros, y, después de poner a m i vista los pedazos tadores? Desde m u y de mañana, guarda silencio en el
cortados, me arrancáseis los ojos, y abandonáseis así m i camino y «piensa en su Salvador»'*'. Lleva los ojos ba-
tronco bañado en sangre o acabáseis con él del todo, jos; apenas los levanta del suelo'**. El silencio de los
para que el martirio, prolongado, me alcanzase mayor bosques le ayuda; se queda rezagado; cuando sus com-
corona"'.» pañeros vuelven en su busca, lo encuentran de rodillas,
Ponderemos éstas palabras teniendo en cuenta la sin preocuparse de los lobos hambrientos'*'. Si llega a
experiencia cotidiana de Domingo. Compañero habitual una abadía en plena oración litúrgica de las horas, en
de los cistercienses y protegido de los cruzados, arries-
ga todo. Guillermo de Roquefort acaba de asesinar sal-
Foix había encargado al abad de u n a misión. G u i l l e r m o de
vajemente al abad de Eaunes y a uno de sus monjes, con
Roquefort era hermano del obispo de Carcasona. Pero los feu-
los que topó casualmente en el camino, nada más que
dales meridionales odiaban a los cistercienses, C E R N Á I , nn. 277,
por ser del Císter"'. El conde de Foix y su hijo se pro- 295 y n. 6.
'«* C E R N Á I , n. 361. ' '
184 «Negotium Jhesu C h r i s t i i n partibus istis (decía) n u n q u a m
' " L a cruz actual sustituye a una cruz del s. X I I , la cual, a su prosperum sortietur effectum, doñee aliquis de nobis predica-
vez, sustituyó a otra, antiquísima, P E R C I N , 6, n. 29; B A L M E , I, toribus pro defensione fidei moriatur. Et utinam ego prior perse-
j 199, en el lugar llamado Sicari (languedociano; en castellano, cutoris exciperem gladium!», C E R N Á I , n. 360.
1 sicarios, asesinos a sueldo). N o se trataba de asesinar a D o m i n - " " C u a n d o , desafiando al conde de Tolosa que le había dado
go. J O R D Á N , n. 34, dice solamente que debían apoderarse de él la orden de abandonar inmediatamente la ciudad, si quería con-
para entregarlo a sus jefes, que evidentemente le hubieran re- servar la v i d a , él permanece esperando la muerte día tras día,
I , servado u n trato nada bueno. C E R N Á I , n. 221.
¡- '*" Proces. r/jo/., n. 3. 188 «Nec apostolorum fraudatus est gloria». F E R R Á N D O , n.
J O R D Á N , n. 34; Proces. Bon., n. 29. E l destroncamiento de 20, el cual cita aquí H c h 5, 41 - .. t, i , .
los miembros era uno de los suplicios preferidos por los seño- '"'Proces. Bon., n n . 3 y 41. ' ii .' ' •>
, res meridionales, C E R N Á I , n. 582, cf. supra, p. 178, n. 90. '"" Proces. Bon., n. 28.
C E R N Á I , n. 130. S i n embargo, en estas fechas, el conde de '""Proces. T/io/., n. 10.
404 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 405

seguida se une en el rezo a los monjes " " o bien recita el Seguro por la confianza adquirida en la oración y
oficio en el camino, guardando las horas canónicas. Tie- libre de todo cuidado y temor a causa de su pobreza,
ne gusto especial en visitar las iglesias donde se guar- de su mortificación y del sacrificio gozoso de su vida,
dan las reliquias de los santos. En Castres, donde se Domingo puede abordar a los hombres. Discreto en el
veneran las reliquias de san Vicente, mártir, tan caras a trato con los que viven con él, hasta el punto de que una
su corazón de español, solía quedarse largo tiempo en señora, que le sentó a su mesa más de doscientas veces,
oración después de la misa. U n día conoce allí una es- afirmará que nunca oyó de su boca una palabra vana"',
pecie de éxtasis, tan impresionante, que fue motivo pe- siempre está dispuesto para «predicar la palabra de
rentorio para que el prior del cabildo se hiciera más tar- Dios de día y de noche, en las iglesias y en las casas, en
de hijo suyo'". Pero son las noches, sobre todo, las que los campos, por los caminos y en todas partes»"*. Ora
él consagra a la oración. Apenas llega, sin reposar u n se dirige a u n compañero de viaje, ora a católicos reuni-
poco siquiera n i secarse, va a orar'". Si por u n momen- dos en la iglesia; o también, y sobre todo, a los herejes,
to el sueño le rinde, se levanta de nuevo en seguida y «a los que contrariaba con su predicación, con sus dis-
prolonga con sus oraciones las vigilias litúrgicas'". Ora putas y con todos los medios a su alcance»"'. Lo que
para encontrarse con Dios. Intercede también por los hizo en Beziers, en Carcasona o en Montreal, lo repite
pecadores. «El pensamiento de los pecados ajenos le incansablemente por todo el país.
crucificaba tan dolorosamente -diría el abad de Bul- Es u n orador admirable. «Cuando predica -declara
b o n a - que se le podía aplicar la palabra del Apóstol: u n oyente-, encuentra acentos tan conmovedores, que
¿Quién enferma que yo no enferme?^^^». El abad de San con muchísima frecuencia se conmueve él mismo hasta
Antonino de Pamiers le oye «gemir profundamente en derramar lágrimas y hace llorar a los que le escuchan.
medio de sus oraciones'". Y el abad de San Pablo de Jamás oí a nadie cuya palabra excitase con tanta efica-
Narbona le oyó gritar «tan fuerte, que podía oírsele de cia al llanto del arrepentimiento»™. Dos son, efectiva-
lejos». Gritaba lo que ya hemos dejado escrito: «¡Señor, mente, los sentimientos que, nacidos de su genio pro-
ten compasión de t u pueblo!¿Qué va a ser de los pobres pio y exaltados por su oración, dominan su apostolado:
pecadores?» Y así pasaba las noches enteras, llorando «la sed de salvar almas y la misericordia»"". D o m i n g o
y gimiendo por los pecados de los demás"*. posee el arte de encontrar las palabras que consuelan,
alivian y elevan a los tentados™. Su dulzura y su com-
prensión le hacen amable a todos, «ricos y pobres, j u -
iw Proces. Bon., n n . 3, 41,42. C f . la prescripción de las futuras
constituciones, / Const., I I , X X X I V .
díos e infieles». Su caridad sabe igualmente encontrar
' " S A L A G N A C , I, 9; cf. C O N S T A N T I N O , n. 25; F R A C H E T , las razones y el acento necesarios para excitar al arre-
74 y 84. pentimiento y a la conversión a los cristianos apóstatas,
'" Proces. Bon., n. 3, 42. C O N S T A N T I N O , n. 42. que primero le detestan, porque los persigue y les con-
' " F E R R A N D O , n " 22. Sobre el levantarse de noche cuando
iba de viaje, E C H A R D , I, 412: A S O P , I, 325, n. 3. Entre las mon-
jas dominicas de Monte Mario, en Roma, existe u n breviario, que
' " N . 17.
se dice de santo Domingo, de comienzos del siglo XIII, langue-
N . 18.
dociano y con el calendario «casi cisterciense»; actualmente lo
N . 18.
está estudiando el P. Gleeson. C f . C F X V I I , 211-223.
2(Hi Proces. Bon., n. 37.
•" Proces. ThoL, n. 3.
N . 26.
'»* N . 6.
Proces ThoL, n. 18.
""• N . 18.
406 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 407

vence™. ¿Pero cómo resistir a u n apóstol que, además ficío, o sus delegados™. Por una carta de reconciliación
de tener razones convincentes y ofrecer su amistad, está se informa de ello al párroco, que en adelante se encar-
dispuesto también a ofrecer su propia vida para arran- gará de vigilar al penitente, el cual no deberá abando-
car de sus cadenas al prójimo? Porque Domingo no ofre- nar el territorio de la parroquia™. El rito comprende en
ce solamente su vida menospreciando los peligros coti- primer lugar una ceremonia declaratoria, durante la
dianos. Cierto día, enterado de que es la sola miseria la cual el converso, descalzo y con la espalda desnuda, es
que mantiene a u n creyente vinculado a los cátaros, azotado con varas a lo largo del trayecto que va de su
porque le dan de comer, una vez más, como ya lo había casa a la iglesia, y siempre en domingo o en día de fies-
hecho en otros tiempos, él, que no posee nada, se pro- ta™; luego venía una temporada de ayunos y de absti-
pone venderse como esclavo para rescatar la libertad de nencias alimenticias; y por último estaban las oraciones
aquel hombre. Afortunadamente la Providencia prove- y el llevar una vestimenta especial que le señalaba como
yó por otro camino™. Jordán tiene mucha razón para penitente.
escribir: «Se consagraba con todas sus fuerzas y ardiente Sin duda, como observa u n contemporáneo, no se
celo a conquistar para Cristo el mayor número de almas, trata de imponer - a gentes cuya salud no era ya tan re-
todas las que podía, y en su corazón tenía una ambición sistente como la de las gentes de otro t i e m p o " " - los doce
sorprendente, casi increíble, de la salvación de todos los años de penitencia prescritos por el papa Julio, que las
hombres»™. colecciones canónicas seguían recordando"'. El año a
Con este su impetuoso celo, Domingo realiza conver- pan y agua y las tres «carenas» o cuarentenas, que pre-
siones y conduce a muchos a la Iglesia. Los ritos y las cedían a Navidad, a Pascua y a la fiesta estival de san
penas requeridos para la absolución están ya determi-
nados. La reconciliación de los herejes o más bien de los A L A N O D E L I L L E , Liber penitentialis, P L 210, 295 D . Este
apóstatas, pues de este modo se les consideraba en aquel directorio del confesor, redactado por u n teólogo que se hizo cis-
tiempo, forma parte de las causas mayores o públicas; terciense y compuso u n grueso tratado contra los Albigenses a
quedan, pues, sometidos a la penitencia pública, resu- finales del s. XII, resulta aquí m u y interesante. Cf. también Y V Ó N
citada no hacía mucho por la Iglesia carolingia™. Pue- D E C H A R T R E S , Decreto, P. X V , c. 76, P L 161, 880, y c. 80, c. 881.
208 Y V Ó N D E C H A R T R E S , Decreto, c. 185, P L 161, 897.
den administrarla solamente el obispo, el legado ponti-
™ E s lo que se impuso a E n r i q u e II y, en el Mediodía, a R a i -
m u n d o V I , C E R N A I n. 77.
" " A L A N O D E L I L L E , Liber penitentialis, P L 210, 293 D .
" ' Esta decretal conshtuye poco menos que el único texto que
™ Proces, Bon, n. 27 ofrece la vasta literatura de los penitenciales, sobre la peniten-
™ Proces. Bon., n. 27. E n cuanto a la primera tentativa, en E s - cia de los herejes, señal evidente de que las herejías eran en oc-
paña, cf. supra, 112 y n . 73. Esta vez se trataría m á s bien de u n cidente prácticamente inexistentes desde el s. V I I I hasta princi-
«homenaje servil», el gesto que convierte en siervo a un hombre pios del s. X I . R E G I N Ó N D E P R U M no dice ni u n a palabra. L a
libre, mediando ciertas ventajas de dinero o de seguridad. So- decretal se encuentra en el penitencial Corrector, 1. X I X del De-
bre estos homenajes, ver supra 322, n. 103. Sobre la frecuencia creto de B U R C A R D O , c. 105, P L 140,1004-1005; en el Decreto, de
de tales homenajes en la región de Fanjeaux, a comienzos del s. Y V Ó N D E C H A R T R E S , L . X V , c. 117, P L 161, 886-887. E s toda-
X I I I , cf. O U R L I A C , C F V I , 385-387. VAISSÉTE, V I I , 231-232: u n vía el único texto de este tipo en el Decreto de G R A C I A N O , c.
ejemplo típico. 41, C . X X I V , q. 1. L a s listas de penitencia elaboradas por los con-
Proces. Bon., n. 34. cilios meridionales del s. XIII, especialmente por el de Narbona
E . A M A N N , L'époque carolingienne, en Histoire de l'Église (1235), están precisamente destinadas a paliar la carencia de co-
( F L I C H E et M A R T I N ) , t. V I , París 1937, 346-350 lecciones canónicas.
408 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 409

Juan, deben entenderse en el sentido restringido indi- los elementos clásicos: las varas, la abstinencia total, las
cado por los mismos penitenciales"'. El reconciliador tres cuarentenas, el ayuno de tres días por semana, la
debe procurar que la pena esté proporcionada a la cul- estabilidad en el territorio de la parroquia bajo la v i g i -
pa y a las posibilidades del penitente"'. Es lo que hace lancia del párroco, el hábito religioso. Pero hay algunos
Domingo en la carta de reconciliación que da a Ponce que son especiales o nuevos. Así, el llevar dos crucecítas
Roger, el «perfecto» convertido"*. En ella se mencionan a cada lado del pecho aparece por primera vez en la
historia en este texto"'. Llegará a ser lo clásico en el
' " E l penitencial pseudorromano, I., V I de H A L I T G A I R E : , P L
Albigeois. Particularmente penoso, por recordarle pú-
105, 726-727; B U R C A R D O , P L 140, 980-981; Y V Ó N D E C H A R -
T R E S , P L . 161,897-898. Reasumido y transformado por A L A N O
blicamente su antigua apostasía"*, resultó m u y eficaz
D E L I L L E , P L 210, 297, donde podemos encontrar precisiones para manifestar la realidad de la conversión y la perse-
importantes sobre la práctica de la Carena (= cuarentena), iden- verancia del penitente, pues u n cátaro, incluso oculto,
tificada con la penitencia pública de los laicos, 295-296. no se avendría a llevar sobre sí el signo aborrecido de
' " A L A N O D E L I L L E , P L 210, 298 A . la c r u z " ' . Por otra parte, D o m i n g o no fija la duración
" * K O U D E L K A , N . 8. L a carta no está fechada. Manifiesta
de la penitencia. La deja al arbitrio del abad del Císter,
una larga ausencia de A r n a l d o del Císter, cuyos poderes tiene
de quien ha recibido su oficio de reconciliador"*, con lo
D o m i n g o . E s , por tanto, de 1208, o de antes. A r n a l d o está de
vuelta después de junio de 1209. Más tarde, Domingo pediría sus
que manifiesta su posición jerárquica y su subordina-
poderes a Fulco o a otros Legados, m á s bien. Por eso, este docu- ción. Por último, añade a lo dicho la abstinencia de todo
mento se data c o m ú n m e n t e en torno a 1208. L a fraterna amabi- lo que proviene de simiente animal, la continencia y la
l i d a d del Padre V . J. K O U D E L K A , del Instituto Histórico D o m i - oración siete veces durante el día, y otras siete durante
nicano, nos permitió presentar en la edición española el texto la noche. Aunque el texto habla de mitigación sobre al-
original de esta carta, en su forma crítica definitiva. «Universis gunas de estas disposiciones"', el conjunto es fuerte.
C h r i s t i fidelibus a d quos presentes littere pervenerint, frater
¿Qué se han hecho la suavidad y la caridad con las que
D o m i n i c u s , O x o men si s canonicus, predicatorum m i n i m u s , sa-
lutem i n Christo. Auctoritate domini abbatis Cisterciensis, A p o s -
llegaba al corazón de los extraviados y los convertía?
tolice Sedis legati, qui hoc nobis iniunxit officium, reconciliamus
presentium latorem, P o n c i u m Rogerium, ab hereticorum secta,
D e o largiente conversum, mandantes ei in virtute prestiti sacra- apud T r i e r i u m v i l l a m . C a r t a m istam capellano suo per singulos
menti ut tribus dominicis aut festis diebus ducatur a sacerdote mensas ostendat. C a p e l l a n o etiam p r e c i p i m u s ut de vita eius
n u d u s i n femoralibus ab ingressu ville usque a d ecclesiam ver- curam diligentem adhibeat. Haec omnia diligenter observet, do-
berando. I n i u n x i m u s etiam illi ut a camibus, ovis et caséis seu ñee alius super hiis suam nobis exprimat voluntatem. Q u o d si
ó m n i b u s que s e m e n t i n a m trahunt carnis originem abstineat observare contempserit, tanquam p e r i u r u m , hereticum et ex-
o m n i tempore, excepto die Pasee, die Penthecostes et die Natalis c o m m u n i c a t u m habere precipimus et a fidelium consortio se-
D o m i n i , in quibus ad abnegationem erroris pristini precipimus questrari».
ei ut eis vescatur. Tres quadragesimas faciat in anno a piscibus " ' Sobre las cruces de penitencia, B A L M E , 176, n. 2; L . T A -
abstinens. Tribus diebus in ebdomada semper a piscibus, oleo N O N , Histoire des tribunaux de ¡Tnquisition en France, París 1893,
et v i n o abstineat et ieiunet, nisi corporalis infirmitas vel labores 490-498.
estatis exegerint dispensationem. Religiosis vestibus induatur E l concilio de Beziers promulga u n canon pidiendo que
t u m in f o r m a , tum etiam in colore, quibus in directo utriusque no se convierta en objeto de burla a los que los llevan. C . V I ,
papille singule cruces parvule sint assute. Cothidie, si oportu- M A N S I X X I I I , 693.
n u m fuerit, missam audiat et diebus festis ad vesperas in ecclesia " ' C f. supra, c. I V , p. 163, 166 y n. 37, 38 y 47.
pergat. Alias horas tam nocturnas quam etiam diurnas, ubicum- «Qui hoc nobis iniunxit officium», B A L M E , I, 187.
que fuerit, Deo reddat, scilicet septies in die decies Pater noster ™ Dispensa del ayuno en caso de enfermedad y durante los
dicat, media nocte vigies. Castitatem penitus observet, et maneat trabajos del verano.
410 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 411

Se adivinan bien claramente las razones de esta d u - mortificarse; también los católicos más humildes le ro-
reza. Una, la misma que inspira a la disciplina peniten- dean con su afecto y le tienen por u n santo. «De todo lo
cial de la época. Haciendo que la penitencia exterior sea ya dicho -declarará la monja Beceda- existe ptiblica y
proporcionada a la gravedad de la falta, la Iglesia for- célebre fama por todo el obispado de Tolosa y de Cou-
ma la conciencia, totalmente objetiva e inhábil para la serans, y por dondequiera que pasó e hizo alguna pa-
reflexión moral, de los hombres de aquella época: no hay rada, entre los religiosos, clérigos y seglares, hombres
pecado más peligroso que la apostasía. Sin embargo, a y mujeres, que le conocieron»'". Y los habitantes de
D o m i n g o le impulsa además otra preocupación. Los Fanjeaux llamados a declarar en el proceso de canoni-
ayunos, la abstinencia de los alimentos, la continencia zación «proclamarán unánimes que nunca vieron u n
y las oraciones añadidas por él, son precisamente las hombre de carne y hueso, tan santo y tan cabal»'".
mismas que el «perfecto» practicaba en la secta™. N o Los milagros, por su parte, parecen venir a sancio-
conviene dejar que el austero cátaro tenga la impresión nar desde arriba esta aprobación popular. Berenguela
de venir a menos al regresar al cristianismo. El antiguo le ha visto desenmascarar y arrojar al demonio de nue-
«perfecto» vivirá como u n verdadero religioso y no ve desgraciadas convertidas"*. El párroco de Villar v i o
dará por perdidos sus fervorosos propósitos de otro a una posesa curada por la oración del santo'". U n clé-
tiempo. La misericordia que convierte y la exigencia que rigo de Fanjeaux y u n canónigo de Pamiers fueron cu-
eleva: D o m i n g o está todo entero en estos dos rasgos rados de la fiebre, por la imposición de sus manos"*. U n
complementarios, que son fruto del único sentimiento premonstratense le v i o poner las manos sobre los ojos
que domina su actividad: el amor apasionado a la sal- de u n ciego, que recobró instantáneamente la vista'".
vación del prójimo. A m o r que alcanza su fin, a pesar de Una joven recobró la salud por su intercesión"*. El prior
todas las dificultades que la tarea entraña. Es que Do- y uno de los canónigos de Castres le encontraron, con
mingo junta a la fuerza persuasiva de la elocuencia y gran estupefacción suya, en éxtasis y levantado u n buen
del saber, el poder comunicativo del heroísmo perso- palmo sobre el pavimento de la iglesia'". La lluvia que
nal. cae a cántaros se detiene en t o m o a él y su compañero,
La austeridad, el d o n de sí, la oración continua, la y el vacío formado se desplaza con ellos según van cami-
caridad: todas jimtas forman u n verdadero halo sobre- nando"". Sus libros, perdidos en la travesía del Ariege,
natural en torno al santo. Si unos se mofan de él o le
detestan, otros le aman y admiran en la misma propor- ' " Proces. TTzo/., n . 17. - ; , , ,
ción'". N o solamente le honran y se aficionan a él los '"N.19. • .,:
jefes cruzados, los prelados, los religiosos o las buenas "*N.23. '.V , .o
' " N . 19. •
hosteleras que se sienten conmovidas viéndole orar y
"*Nn. 19y8. •-y-L •:.::'[::> y :
"'N.9. - , y 2 i : ^ X';'7,,,,.. :,í ,
B O R S T , 180-185, sobre la continencia, las tres cuaresmas "»N.24.
y la abstinencia de lo que proviene de simiente animal; 190-191, " * S A L A G N A C . I. 9.
sobre las oraciones siete veces al día. Domingo prescribe inte- " " J O R D A N , n. 101; según B A R T O L O M É , n. 11, habría suce-
r r u m p i r tres veces al año las abstinencias cátaras, con el fin de dido durante u n viaje a Roma. Sin embargo, una tradición loca-
poner de manifiesto la ruptura de estas observancias con las de liza el prodigio en el camino de Carcasona a Montreal; aquí, a la
los dualistas. derecha del camino, a unos dos k m . del burgo, se erigió prime-
J O R D Á N , n. 36; Proces Thol, 17,19, 26; C O N S T A N T I N O , ramente una capilla, d e s p u é s un monumento. B A L M E , I, 431-
n. 62. 433, n, 1; K I R S C H , 108; C O N S T A N T , 182-184, Cf. F R A C H E T , 162.
412 VICAIRE: Historia de Santo Domingo
IX.Fanjeaux 413

se clavan misteriosamente en el anzuelo de un pesca- dicciones, que no le faltan. Las más dolorosas, las que
dor, que los saca absolutamente intactos"'. Se encuen- tiene en su ministerio: la floja calidad de las conversio-
tra por casualidad a sus pies u n denario, en el momen- nes, provocadas algunas por el miedo. Pero su alegría
to preciso en que los bateleros reclaman brutalmente el no la producen la facilidad de la tarea n i el éxito. La suya
precio de su pasaje"'. Por dos veces se encuentra con es la alegría de u n corazón sobrenatural que sabe ver
su compañero a la otra parte de una puerta bien atran-
inmediatamente en la cruz la purificación, la promesa
cada"'. Y todo el m u n d o sabe que a veces predice el
de la gracia venidera y la señal de la actual presencia
porvenir, pues Dios le revela muchas cosas en la i n t i -
de Jesús. Es la alegría del combatiente en primera línea
m i d a d de la oración"*.
de fuego, que no tiene tiempo para pensar en sí mismo
Los compañeros de Domingo perciben en su rostro y está persuadido de que, cuando Dios quiera, la situa-
otro halo, esta vez completamente humano, pero tam-
ción cambiará.
bién m u y conmovedor: el que deja transparentar la su-
¡Cuántos y qué ardientes los años pasados así! L i -
cesión continua de sus sentimientos. Su rostro, habitual-
bre de toda responsabilidad, fuera de la dirección de
mente tranquilo y sereno, se contrae de repente a la vista
su puñado de hijas, pues Guillermo Claret administra
de la miseria del prójimo"'. Se conmueve hasta las lá-
lo temporal. Libre también para ir a todas partes don-
grimas en la misa y al rezar el Padrenuestro y los sal-
de le reclaman el Espíritu y las necesidades de las al-
mos"*. Luego, el recogimiento de la oración mental le
mas. Pobre, y liberado por su misma pobreza de toda
trae la paz. Domingo es abierto y franco cuando se d i r i -
dependencia y del afán doloroso del pan cotidiano,
ge a los hombres"'. De repente, una ráfaga de alegría
pues la misma perspectiva de carecer de lo indispen-
pasa por sus ojos; llega con el rostro radiante. Sus com-
sable suscita en su corazón una alegría de esperanza
pañeros saben lo que esto significa: u n sufrimiento, una
para la salvación de los hombres. Consagrado a una
humillación, alguna amenaza o adversidad que ha te-
tarea urgente de apostolado espiritual, que nadie le
n i d o " * . Su alma exulta en las pruebas y en las contra-
disputa. Sin miedo, en medio de adversarios brutales
F R A C H E T , I I , 4.
y traidores, que quizás le reserven el martirio desea-
" ' C O N S T A N T I N O , n. 32. Sobre la avaricia de porteadores do. Olvidado de sí mismo en las privaciones y en los
y guías en las estribaciones de los Pirineos, cf. J. V I E L L I A R D , Le sufrimientos corporales producidos por el frío, el
guide du pélerin de Saint-jacques de C, París 1950, 20: « C u m enim hambre, los caminos y las vigilias. En posesión, como
I l u m i n a illa a d m o d u m stricta sint, tamen de unoquoque homine de una añadidura de alegría, de la certeza de que,
tam de paupere quam de divite quem ultra navigant, u n u m n u m -
viviendo de esta manera, con sus pies descalzos, su
m u m more accipiunt... v i etiam indigne capiunt». U n a tradición
sitúa el incidente sobre el T a r n , B A L M E , I, 211, n. 1.
vestido único y su cinturón siempre vacío de oro, de
" ' F R A C H E T , I I , 13. Más tarde se contará, en Roma, un pro- plata y de dinero, imita en su vida cotidiana a los
digio semejante, C E C I L I A , n. 6. Apóstoles cuando predicaban el reino de Dios en
J O R D Á N , n. 46; C O N S T A N T I N O , n. 55. las riberas de Genesaret o atravesaban la Samarla
" ' J O R D Á N , n. 103. hostil camino de Jerusalén. V i v i r así el Evangelio, po-
" * J O R D Á N , n. 105; Proces. Bon., n n . 3, 21, 38.
ner los propios pasos en los pasos del Salvador, no ha-
" ' J O R D Á N , n. 107; Proces. Bon., n. 27.
blar a nadie en el camino más que a él, para no hablar
" * E s notable que cada vez que los testigos hablan de la ale-
gría de Domingo durante este periodo, se refieren a su alegría más que de él y con sus mismas palabras; en suma, ser
en las pruebas, «alegría desbordante», Proces ThoL, n. 18; Proces. un hombre de Evangelio: ¿puede darse una manera
Bon., n n . 7, 21, 22, 39, 41, 48: F R A C H E T , I I , 2: C E C I L I A , n. 3. más delicada de amar a Jesucristo y de ser su porta-
414 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 415

dor™? ¿Mejor manera de llevarlo a los demás? ¡Salvar siae. Tal es su programa. Y la pobreza del apóstol, que
almas identificándose con el divino Predicador! le libera de tantos obstáculos, le convierte en elexpeditus,
¡Y hacerlo en la Iglesia!'*" La remota preparación de el soldado ligero de la Iglesia, dispuesto siempre a per-
Caleruega y de Falencia, las meditaciones apostólicas sonarse allí donde las almas se pierden, a deslizarse por
en el claustro de Osma, el rudo ejercicio de los viajes al cada puerta que se entreabre.
Norte y el ministerio del Mediodía francés han ido adap- ¡Sí, verdaderamente, estos son sus años fecundos, los
tando a Domingo poco a poco a esta vida evangélica. más bellos de su juventud, a pesar de la hora dramáti-
Ahora es dueño de su propio ideal, mediante una aus- ca! Domingo está en la plenitud de sus fuerzas. Sus mor-
teridad, u n d o n de sí y u n heroísmo que deja estupe- tificaciones, sus fatigas apostólicas y sus vigilias inter-
factos a clérigos y seglares, y que, en u n plano superior, minables de oración todavía no le han gastado. Sale de
responde al heroísmo feudal que se manifestaba en el las austeridades de la cuaresma con más energía que
ejército de los cruzados. Pero las proezas de santidad cuando entró'*'. Todavía es independiente. Pero se acer-
de Domingo, menos todavía que las proezas del «comte ca el tiempo en que no estará más solo. Cuenta ya con
Fort»'*', no tienen como f i n la belleza del gesto. La ale- algunos colaboradores que le acompañan regularmen-
gría que de ellas saca no proviene solamente del hecho te. N o son solamente conversos o abades cistercienses
de imitar así a su Maestro. Domingo exulta pensando n i Guillermo Claret, su compañero de Prulla desde el
que trabaja con los medios de Cristo en la obra de Cris- primer momento. Es -quizás también desde los prime-
to mismo, la que se realiza por medio de su Iglesia. Ne- ros tiempos- u n tal fray Domingo, oriundo de España'*'.
gotium fidei et pacis. La frase encierra para él una verdad Es el futuro fray Esteban de Metz, que en 1213 vive con
distinta que para los cruzados. A las órdenes del papa él en el palacio episcopal de Carcasona'**. Es fray Noel,
que pronto será su sucesor en Prulla'*'. Es u n tal fray
y de los obispos, relacionado continuamente con los
legados de quienes recibe los poderes y solicita la con-
firmación, Domingo es la Iglesia que propone, que ex-
plica, que corrige y que reconcilia. Lo que otros intentan
C O N S T A N T I N O , n. 56. - ' i. i
llevar a cabo con la espada de las sanciones espirituales ' * ' J O R D Á N , n. 31. .
o con la espada temporal, él lo realiza verbo et exemplo. '** C O N S T A N T I N O , nn. 55-56. Sin d u d a había llegado a C a r -
Lo que los cátaros y valdenses emprenden mediante una casona en octubre de 1212, con los cruzados germánicos, C E R -
predicación que Dios no puede iluminar, por realizar- N A I , n. 354; una tradición local lo considera uno de los funda-
se sin ser enviados, él lo hace en la Iglesia. In medio Eccle- dores del convento de Metz, M A M A C H I , 371; pero B A L M E , I I ,
335, n. 1, s e g ú n u n texto de P E L I S S O N , que no hay forma de en-
contrar, señala que Esteban se hallaba en el Mediodía, en Tolosa,
E n este párrafo, simplemente se ha parafraseado el retra- en 1223. E n este caso, parecería n o r m a l admitir que había per-
to del predicador que Domingo hizo insertar, en 1220, en las ins- manecido allí desde 1212, que había seguido a Domingo desde
tituciones de los Predicadores. Volveremos sobre ello m á s ade- 1214, que había participado en la elección de la regla de san
lante. Agustín en 1216 ( S A L A G N A C - G U I , 155-156) y que quizás h a -
In medio Ecclesiae; son las primeras palabras del infroifo de bía sidosocius de Domingo en s u viaje a Roma en 1217. E C H A R D
la misa de Santo Domingo. 1,16 n. K . D e no ser así, nada excluye que se hiciera Predicador
'*' Juego de palabras que hallamos bajo la p l u m a de Inocencio después de su regreso a Metz, A L T A N E R , 68.
I I I , de Pedro d e - V a u x - C e r n a i y de G u i l l e r m o de Tudéle, eviden- K O U D E L K A , nn. 71,85, 89,95. Según Bernardo G u i , esta-
ría en Prulla desde 1214; cf. B A L M E I I , 248, n. 3; M O P H , XV,76,
temente después de haberse hecho célebre durante la cruzada.
n. 1.
C E R N A I n. 105 y n. 2; T U D É L E , n. 118 y n. 1, 139, 161.
416 VICAIRE: Historia de Santo Domingo IX.Fanjeaux 417

Vidal, sacerdote nombrado por los documentos duran- de predicadores. Hablan ya incluso de convertirse en
te estos años"*. comunidad permanente'**. Van perfilándose ciertos ras-
En 1214, viven todos con Domingo de los diezmos gos de pobreza acentuada; distribuyen sus recursos
de Fanjeaux"'. En septiembre, Simón de Montfort les entre gente más pobre que ellos, quedándose únicamen-
asigna, a ellos y a todos los que tuvieren parte en su te con lo indispensable"". En la raya de las diócesis de
ministerio de salvación, las rentas de la última conquis- Carcasona y de Tolosa, en aquel centro que eran Prulla
ta, el burgo fortificado de Casseneuil, cuyas murallas y Fanjeaux, donde Domingo tiene ahora algo más que
acaba de arrasar"*. Se va reuniendo u n nuevo equipo su base de operaciones, es claro que la «Predicación de
Jesucristo» está a punto de renacer bajo una forma com-
" * K O U D E L K A , n. 71. B A L M E , I I , 8. pletamente original.
" ' J O R D Á N n. 37. E l documento M O P H X V , n. 58 (1214), que Pero luego todo cambia. Domingo se traslada a To-
concede a Prulla los diezmos sin imponer las cargas de la igle-
losa. Y es aquí donde se hará la nueva institución.
sia, no es auténtico, en modo alguno; cf. L O E N E R T Z , 37-47. E l
otorgamiento de la iglesia con sus diezmos y sus cargas a Prulla
es de 1221, K O U D E L K A , n. 153. Pero hubo concesión de ciertos
diezmos de Fanjeaux, por parte de Fulco, antes de 1215, pues se
menciona en la bula del 8 de octubre de 1215. K O U D E L K A , n.
65. E n 1214, Domingo los poseía a título de p á r r o c o de Fanjeaux.
" 8 « C o m e s etiam Montisfortis qui speciali i p s u m devotione
fovebat, c u m assensu suorum castrum insigne, quod dicitur C a s -
s a n u e l , dedit ei et suis sequacibus, q u i c u m q u e ei in officio
inchoate salutis assisterent» J O R D Á N n. 37. L a fecha está fijada
en 1214, por la presencia de Domingo en P r u l l a y l a p o s e s i ó n de
la iglesia de Fanjeaux, ambas señaladas por J O R D Á N , ibid. N o
hay d u d a de que se trata aquí del célebre burgo de Casseneuil
(Cassanolium) conquistado en agosto de 1214 ( C E R N A I , nn. 519-
527) por Montfort, quien lo recibió inmediatamente en posesión
por acta del legado Roberto de C o u r s o n ( C E R N A I , n. 523 n. 1 y
D I C K I N S O N , 101) antes de recibirla del papa en custodia el 2
de abril de 1215 ( C E R N A I , n. 55). Este burgo no aparece entre
los bienes de las monjas de Prulla confirmados en 1215 ( K O U -
D E L K A , n . 65), sino entre los de los Predicadores, confirmados
en 1216 (n. 77: villa de Cassennolio, que fonéticamente no puede de Prulla, que lo cambiaron - d i c e n - por otros derechos, P E R C I N
ser C a u s s a n e l , como quieren K O U D E L K A , M O P H , X V , 85, n. 2 14 n. 18: por nuestra parte, m á s bien creemos que las monjas lo
y C O N S T A N T , 104-107; la palabra uiZ/fl, que significa en esta épo- perdieron m u y pronto, después de la muerte de Montfort (1218),
ca localidad sin muros ( D U C A N G E ) corresponde exactamente a cuando los tolosanos lo reconquistaron. J O R D Á N , n. 40, da a esta
la situación de C a s s e n e u i l en aquel momento). Domingo había donación el nombre de rentas. Se trataba de rentas condales de
pedido expresamente al papa la confirmación de esta donación la localidad, posada, laudemio, subsidios y derechos comercia-
de Montfort (JORDÁN, n. 40). Varios testigos de esos años se- les, exceptuando ciertamente los derechos de justicia.
ñalan la presencia de castra entre los bienes dominicanos del Me- '** «De ordinis institutione fuerat tractatum», JORDÁN, n. 37.
diodía {Proces. Bon., n. 2; Thol., n. 18). E l 13 de octubre de 1217, «Que vero de iisdem redditibus sibi possent substrahere,
D o m i n g o obtiene de Montfort una salvaguardia para sus bienes impartiebantur sororibus monasterii de Prulano», J O R D Á N , n.
de Agenais, que no pueden referirse m á s que a Casseneuil ( K O U - 37. Esta frase forma parte de las adiciones de la segunda edición
D E L K A , n. 84). Este burgo fue donado en seguida a las monjas del Libellus, que gozan de especial autoridad.

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