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Carne de tu carne: entre la mitología latinoamericana y la violencia colombiana.

Por Ángela María Castro Quiroz.

Carne de tu carne es una película caleña estrenada en el año 1983 y dirigida por Carlos Mayolo,

quien hacía parte del grupo de Cali. La película forma parte de la propuesta estética que se

denominó “gótico tropical”, la cual trata temas sociales a través de elementos fantásticos y

surreales. En este caso se puede apreciar cómo a través de los cuentos folklóricos de Colombia se

refleja la violencia que vivía el país en esa época y la dinámica entre clases sociales.

La película comienza con la muerte de la matriarca de los Velasco, familia caleña acomodada, en

una habitación barrocamente decorada y de la mano con su nieto Andrés Alfonso, a quien le

susurra “carne de mi carne, sangre de mi sangre”. Acto seguido entran algunos familiares a la

habitación y rezan por su descanso eterno. Esta escena se enlaza con una en la que los cuidadores

de las fincas de los Velasco encuentran una guaca en el lugar donde se apilan unos cadáveres

masculinos, seguida de la escena más violenta y gráfica de la obra en que el personaje de Carlos

Mayolo, Ever, le dispara a un pavo directo a la cabeza. Estas escenas nos enseñan la muerte

desde diferentes perspectivas que se asocian a lo largo de la película: la muerte de la María

Josefa inicia el conflicto en la familia, los cadáveres y el pavo representan la Violencia, período

entre 1946 y 1957 en Colombia, y la apertura y saqueo de la guaca, visto desde un ángulo

fantástico, podría significar la liberación de lo maligno en la zona que desencadenará en el

clímax de la película. Esto es sólo una interpretación.

Las siguientes escenas transcurren el 6 de agosto de 1956. Se nos presentan a los personajes:

Luis y Andrés Alfonso, van al aeropuerto por la madre y hermana del joven, Ana y Margreth

respectivamente, que llegan de Estados Unidos después de varios años. Inmediatamente hay una
camaradería entre los hermanos, y en la escena siguiente deviene en un inocente coqueteo por

parte de la niña hacia su hermano a lo que ésta lo invita a bailar. Es interesante y devela el

misticismo de las figuras femeninas de la película que siempre es Margareth la que guía la

relación con su hermano, como veremos en otros ejemplos más adelante. En paralelo a esta

situación se lee el testamento de María Josefa: a los padres divorciados de Andrés Alfonso les

deja la finca La Emma esperando se reconcilien, mostrando lo sagrado que es el matrimonio para

esta familia. A los jóvenes les deja sus acciones en el ingenio azucarero, y al tío Enrique,

hermano de la fallecida y que vive en el ostracismo familiar “por actitudes reprobables de todos

conocidas, que ponen en entredicho nuestro buen nombre”, le deja la finca San Antonio. Luego

nos introducen, en una escena en que ven una película, a la finca la Emma y a algunos familiares,

presuntamente fallecidos, que más adelante harán parte del surrealismo con que se trata el

incesto en la película. También vemos a Enrique, y el joven protagonista revela que tuvo

problemas con la familia por ser comunista.

Lo siguiente que vemos es la explosión de la madrugada del 7 de agosto en 1956 en la ciudad de

Cali. Esta escena es abrumante, desde el color rojo que cubre al ambiente representando el fuego,

hasta la casa cayéndose y el herido que transita la calle cubierto de sangre. El sonido es de gritos

y sirenas, que altera más el estado de reacción del espectador. Posee también un elemento

mágico en el momento en que Asunción, al salir de la casa, ve el espectro de la recién fallecida.

Este evento, históricamente, significó el comienzo de una era beligerante entre el General Rojas

Pinilla y su oposición, lo cual intensificó la tensión entre el ejército nacional y el país en general,

además de aumentar la violencia que debía presenciar y sufrir el pueblo colombiano.

La situación llevó a que la casa Velasco sufriera daños, haciendo que los personajes se desplacen

a la finca en Cañasgordas. Sin embargo los dos jóvenes son enviados a la Emma por una
encomienda. Aquí los vemos jugando en el columpio como los niños que son, con una música de

ensueño que nos transporta a un cuento de hadas en que todos terminan felices y contentos.

Luego deciden ir a visitar a su tío Enrique a San Antonio. En el camino juegan asustándose con

unas hojas y hablan de la Madremonte, “una señora que mató a los hijos porque se estaba

volviendo como loca, y se los llevó para el monte y se los comió”, que según Andrés Alfonso

asusta en esa zona.

Al llegar donde Enrique le revelan que su hermana le dejó la finca en la que vive. El hombre

reacciona melancólicamente y recita nuevamente el título de la película: “carne de mi carne y

sangre de mi sangre”, a lo que el protagonista insinúa a Margareth que su abuela y su tío fueron

novios; la chica responde un “¿Y qué?” despreocupado. Al volver donde Enrique éste les revela

que muchos lo querían matar por estar del lado de los campesinos desplazados, y que María

Josefa fue quien lo escondió en San Antonio. Afirma que en un baúl que está detrás de él están

guardados todos los secretos de la familia. Inmediatamente los niños revisan los papeles y

encuentran una carta de su abuela dirigida a su tío en la que revela que fueron algo más que

hermanos, revelando la naturaleza incestuosa de las relaciones de sus antepasados. Acto seguido

los jóvenes se besan, una vez más bajo iniciativa de Margareth.

A partir de aquí la relación de los jóvenes va in crescendo, teniendo rápidamente relaciones

sexuales. Estas escenas tienen una gran carga surrealista, pues en sus actos son observados por

los fantasmas de sus familiares con señal de aprobación y que después son reemplazados por

animales de granja. Según María Inés Martínez (2009) la entrada de los jóvenes a San Antonio es

la entrada al subconsciente de la familia, donde descubren la tradición incestuosa de sus

antepasados. Del mismo modo es representada, a partir de fragmentos oníricos propios de una

estética mágica latinoamericana: aparecen los familiares de los Velasco observando a los
jóvenes, esta vez animalizados entre el monte. Acto seguido vemos a una Margareth animalizada

también, teniendo un delirio con un bebé de juguete.

A partir de aquí comienzan a pasar cosas raras en la zona donde se encuentran los chicos. A los

cuidadores de la Emma los asustan en la madrugada, apareciendo una muñeca negra en su

habitación. Luego, a un guaquero y su mujer les es desaparecido el hijo, apareciendo en el baño

con la misma muñeca negra y manchado de sangre en la espalda. Aparecen augurios, como un

gato negro, los caballos escapando y la sábila secándose, y un personaje menciona que las

gallinas aletearon toda la noche, aparecieron cuatro muertas y al vecino se le murieron unos

perros. Hablan así del duende, de la brujería en torno a todo lo que está pasando, a lo que

Rodemiro responde que se trata de la chusma, una guerrilla de campesinos liberales.

Es en este fragmento de película que se muestra que la superstición es una forma de asimilar y

representar la violencia. Dice Carlos Martín (1986) que “la necesidad surrealista de hallar

alimento y orientación en lo mítico y lo maravilloso [...] halla justificada búsqueda y satisfacción

en mitos y fábulas aún vírgenes en razas y cosmogonías indígenas y en lo maravilloso cotidiano,

al alcance de la mano, en la realidad mágica de la América Latina.” (p.29) El surrealismo se

nutre de las mitologías indígenas y creencias populares para representar el mundo y reflejar las

estructuras sociales de su tiempo, por lo que “la creación o proyección de un mito nuevo

presupone la estructuración, por refracción, de la imagen de una sociedad nueva, de una

concepción del mundo adaptada o conformada a ese nuevo mito” (p. 29)

El clímax de la obra consiste en la consolidación de Andrés Alfonso y Margareth como vampiros

del campo, dando origen a un nuevo mito que refleja el incesto de la familia Velasco en el

contexto de la Violencia. En este punto los personajes ya no hablan sino que gimen y rugen. Su

primera víctima es Ever, al cual después de matarlo le succionan la sangre de la herida, siempre
por iniciativa de la joven. Luego salen de la casa de San Antonio para acechar a los cuidadores

de la Emma y robar a su recién nacida, mostrando el deseo subconsciente de formar una familia

con su amante. En la siguiente escena vemos a Rodemiro enterrando a Margareth.

Mientras tanto los familiares Velasco han llegado al pueblo y usan su poder militar para intimidar

a los habitantes sobre la ubicación de los niños, mostrando la posición que realmente toma la

familia frente a las clases sociales más bajas: “haga todo lo posible para encontrarlos, aunque sea

necesario meter a la cárcel a todo el mundo.” Aquí vemos al familiar militar reflejado en una

imagen del Sagrado Corazón de Jesús, patrono al cual históricamente se ha encomendado

Colombia, nuevamente simbolizando la violencia a través de la religión católica.

En la escena final vemos a los jóvenes levantarse de sus tumbas, cubiertos de monte, y caminar

observando el horizonte, condenados a una eternidad incestuosa en las ropas de su abuela y tío

Enrique y preparados para seguir asustando.

El gótico Tropical encuentra su epítome en este filme, que es también viva expresión y

articulación de aquello que el Movimiento de Caliwood logró reunir, representar y acrecentar: la

oposición a los valores establecidos. El hippismo contrariaba a los viejos conservadores y

marxistas, en la película lo vemos representado en ese acto antinatural que afecta a los más

“nobles” de nuestra sociedad. El incesto es el mecanismo del que se sirven los personajes para

expresar su rechazo hacía esas fuerzas de opresión social representadas en la familia acaudalada

que parece condenarlos a una vida cómoda pero relegada al ostracismo emocional.

Los mitos y leyendas populares de América Latina funcionan como los cuentos tradicionales de

las culturas europeas: a través de relatos fantásticos pretendían enseñar valores y

comportamientos a seguir a partir del terror. La diferencia radica en que en nuestro continente la

Ilustración no cortó con estas creencias, sino que aún viven entre nosotros. Estos cuentos han
evolucionado con el pasar de los tiempos, y cada vez que se narra uno nuevo se representa en él

la sociedad de la que surge. Así, la fundación del mito metaficcional de Margareth y Andrés

Alfonso ilustra una sociedad en decadencia, en la que la violencia se ha vuelto pan de cada día en

las zonas rurales de Cali, y Colombia en general, mientras que los oligarcas se esfuerzan en

ocultar su naturaleza animal intergeneracional.

Bibliografía

Martínez, M. I. (2009). Incesto, vampiros y animales: La Violencia colombiana en Carne de tu

carne de Carlos Mayolo. Revista de Estudios Colombianos, 33.

Martín, C. (1986). Hispanoamérica: mito y surrealismo. Bogotá: Procultura.

Filmografía

Mayolo, C. (Director) (1983) Carne de tu carne. [Cinta cinematográfica] Colombia:

Producciones visuales ltda.

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