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Durkheim: primeras obras

Es uno de los autores que menos estuvo implicado en la política de su época.

Las influencias en la madurez intelectual de Durkheim provienen de tradiciones


intelectuales marcadamente francesas. Las interpretaciones que ofrecieron Saint-Simon
y Comte sobre la decadencia del feudalismo y la aparición de la forma moderna de
sociedad, constituyen el punto principal de los fundamentos de los escritos del autor.
Otras influencias, de generaciones más tempranas, son las de Montesquieu y Rousseau,
añadiendo las enseñanzas contemporáneas de Renouvier y en la École Normale.

Los primeros escritos del autor hicieron eco en las ideas de un grupo de autores alemanes.
Una de esas teorías es la del organicismo, representado en la última parte del siglo XIX.
La idea de que la sociedad forma una unidad integrada, comparable con la de un
organismo vivo, que puede remontar sin duda a la filosofía social clásica. Pero la teoría de
Darwin introdujo un estímulo nuevo para la elaboración de las teorías organicistas:
parten de la premisa según las cuales las leyes fijas que rigen en el funcionamiento y la
evolución de los organismos animales proporcionan un modelo sobre el cual puede
estructurarse una ciencia natural.

Entre 1885 y 1887 Durkheim publicó una crítica a Schäffle, donde el autor dice que una
de las aportaciones más importantes de este escritor consiste en el trazo de las líneas
generales de un fructuoso análisis morfológico de las principales componentes de las
estructuras de diferentes formas de sociedad. Para ello, utiliza analogías orgánicas,
comparando las partes de la sociedad con los órganos y tejidos del cuerpo. Este uso solo
representa, para él, una metáfora que puede facilitar el análisis sociológico.
Para Schäffle la sociedad no es un simple agregado de individuos, sino que es un ser que
ha existido antes de lo que hoy la integran, que recibe más influencia sobre ellos, que ella
de ellos, que tiene su propia vida, su conciencia, destino e intereses. Los ideales y
sentimientos que constituyen a una herencia cultural de los miembros de la sociedad son
“impersonales”, porque han evolucionado socialmente y no son productos ni propiedad de un
individuo correcto.
Para Durkheim esta obra, junto a la de los demás autores alemanes, representa los
importantes progresos realizados en el pensamiento social en Alemania.
Es falso suponer que la suma de las partes tiene como resultado un todo, en la medida
que estas partes están organizadas de una manera determinada, que las relaciones
tienen características particulares. Este principio debe de aplicarse a las reglas morales
según las cuales conviven los humanos en la sociedad: la moral es una propiedad colectiva
y se debe de estudiar. Schmoller, según el autor, pone en manifiesto que los fenómenos
económicos no pueden ser estudiados a la manera de la teoría de la economía clásica, como
si estuvieran separados de las creencias y las normas morales que rigen en la vida de los
individuos en sociedad. Durkheim expresa en la división del trabajo, que un contrato no se
basta a sí mismo, sino fuera por la existencia de normas sociales que proporcionan el
marco dentro del cual se hacen estos, se daría un caos incoherente reinaría en el mundo
económico.
Los pensadores alemanes tienen el mérito de haber puesto en manifiesto el hecho de que
las reglas y acciones morales se deben de estudiar científicamente, como propiedades de
las organizaciones sociales. Para ello, proponen que se debe de empezar por la realidad,
por el estudio de las formas concretas de las reglas morales comprendidas dentro de una
sociedad determinada. Los hechos morales tienen una complejidad prodigiosa: el estudio
empírico de distintas sociedades muestra que existen una gran cantidad de creencias,
costumbres y estipulaciones jurídicas que aumentan constantemente. Esta realidad no es
insuperable al análisis: pero solo el sociólogo, mediante la observación e interpretación,
puede aspirar a clasificarlas e interpretarlas.
Durkheim distingue en las aportaciones de Wundt el haber mostrado la distinción
importantemente básica de las instituciones religiosas en la sociedad. Puso en claro que
las religiones primitivas contienen dos tipos de fenómenos interrelacionados: un bloque de
especulaciones metafísicas sobre la naturaleza y el orden de las cosas, por un lado, y las
reglas de conducta y de disciplina moral por el otro. La religión en una fuerza que
contribuye a la unidad social (ningún individuo se ve carecido de un ideal, ya que este se
corresponde con la naturaleza de uno mismo). Es en las sociedades primitivas donde la
religión es una fuente de altruismo (frenan al egoísmo e inclinan al hombre al sacrificio y
desinterés).
Durkheim critica de Wundt, también, de que no sé de cuenta de que hay un efecto
regulador en las normas religiosas y morales: “todas las acciones morales tienen dos
aspectos. La atracción positiva, la atracción a un ideal o un conjunto de ideales, es uno de
ellos. Las reglas morales tienen el carácter de obligación y coacción, ya que el seguimiento
de fines morales no se basa en el atractivo de ideales”.

Una parte del libro va dirigida contra el individualismo de los economistas políticos y
filosos ingleses.
Durkheim considera que el valor que tiene la perpetuación del orden social en un consenso
moral es firmemente determinado, esto es necesario para el análisis de los tipos
tradicionales de sociedad. Pero la primera afirmación que otorga, es que la sociedad
moderna no tiende inevitablemente a la desintegración, a pesar de que se pone como
minoritaria a las creencias morales tradicionales. La diferencia del trabajo es la condición
normal para la estabilidad organica. No está representado por la suma de contratos
individuales, ya que el contrato presupone normas que no son resultado de los vínculos
contractuales, sino que constituyen a compromisos morales, que sin ellos no podría
proceder de una manera adecuada.
Este libro es: “ante todo un esfuerzo para tratar los hechos de la vida moral según el
método de las ciencias positivas”. Propone hacer la ciencia de lo moral, no extraer lo moral
de la ciencia, porque las reglas morales se desarrollan dentro de las sociedades y están
vinculadas a las condiciones de vida sociales que se corresponden a una época y lugar
determinado. La ciencia de los fenómenos morales se propone observar, describir y
clasificar las normas morales y analizar como las formas cambiantes de la sociedad
producen transformaciones en el carácter de tales normas.
El principal problema que le preocupa a Durkheim es la ambigüedad moral en la relación
individuo/sociedad. El desarrollo de la sociedad moderna viene acompañado de la expansión
del individualismo, que está asociado al crecimiento de la división del trabajo, la cual
produce la especialización de la función profesional y fomenta el desarrollo de talentos,
capacidades y actitudes específicas, de las que no participa todo el mundo en la sociedad,
sino que las poseen solo un grupo particular,
Solo si se realiza un análisis histórico y sociológico de las causas y efectos de la expansión
de la división del trabajo pueden llegar a comprenderse las fuentes de las ideas morales
aparentemente contradictorios. Durkheim indica que la división del trabajo no es algo que
solo se desarrolló en las sociedades modernas, sino que en las tradicionales se daba, pero
de una forma más rudimentaria y con una acentuación en la diferencia sexual. Un alto
grado de especialización del trabajo es producto de la producción industrial moderna. Es
engañoso lo que los economistas dicen, de que la división del trabajo solo se halla en un
ámbito económico, sino que el mismo proceso puede observarse en todos los sectores de las
sociedades contemporáneas; se da en todas las áreas de la vida social, la especialización
es cada vez más evidente.
El aumento de la diferenciación social, que es característico del pasaje de una sociedad
tradicional a una sociedad moderna, se puede comparar con ciertos principios biológicos.
Los primeros organismos de la escala evolutiva tienen una estructura sencilla: pero estos
dan lugar a organismo que muestran un grado más elevado de organización funcional
interna. Esto comprende el análisis de Durkheim sobre la división del trabajo, se tiene que
comparar y contrastar los principios por los cuales se organizan las sociedades menos
desarrolladas con las que rigen la organización de las sociedades avanzadas.
Esto lleva a medir los cambios en la naturaleza de la solidaridad social: según el autor, la
solidaridad social no puede medirse directamente, se sigue que para ser representada
gráficamente las variaciones de la forma de la solidaridad social, es necesario sustituir el
hecho interno que se nos escapa, por el hecho exterior que lo simboliza. “Donde sea que
exista una forma estable de vida social, las normas morales llegarán algún día a
codificarse en forma de leyes”.
Un precepto legal puede definirse como una regla de conducta sancionada. Las sanciones
pueden dividirse en dos grupos; las sanciones represivas, que son propias del derecho
penal, que consiste en la imposición al individuo de cierto tipo de sufrimiento como castigo
de su transgresión (característico de un crimen o delito: consenso por parte de los
miembros de la sociedad, que pone en evidencia la indefinida base moral del derecho penal);
y las sanciones restitutivas, que implican reparación o restablecimiento de las relaciones
tal como estaban antes de la violación de una ley (obligación y reparación).
El predominio de un derecho penal dentro del sistema jurídico de una sociedad determinada
presupone la existencia de una conciencia colectiva, que está bien definida, de creencias y
sentimientos compartidos por todos los miembros de una sociedad.
La función primaria del castigo consiste en proteger y reafirmar la conciencia colectiva
frente a los actos que cuestionan su santidad. En las sociedades primitivas hay un
sistema religioso unitarios que es la personificación original de las creencias y
sentimientos comunes de la conciencia colectiva.
Las sociedades más sencillas tienen como vínculo principal de cohesión la solidaridad
mecánica, que tiene una estructura agregada/segmentaria: compuesta por grupos
político-familiares yuxtapuestos (grupos de clan) que son muy semejantes entre ellos por
su organización interna. El conjunto de una tribu forma una sociedad porque es una unidad
cultural (todos los miembros de un clan se unen a un conjunto de ideas/creencias en
común). Cualquier parte de la sociedad puede desmoronarse sin que se tenga que dar una
pérdida de los demás (igual a un organismo biológico). En este caso, la propiedad es
comunitaria, fenómeno que constituye solo un aspecto de su bajo nivel de individualismo.

Cuando se desarrolla una sociedad, hay un progresivo desalojo del derecho represivo por el
derecho restitutivo: cuanto más elevado sea el nivel de desarrollo social, tanto mayor
será la proporción de leyes restitutivas dentro de la estructura jurídica.
La misma existencia del derecho restitutivo presupone el predominio de la diferencia del
trabajo, ya que protege a los derechos de los individuos por sobre la propiedad privada, o
por sobre otros individuos que ocupan un puesto distinto dentro de la sociedad.
El segundo tipo de cohesión social es la solidaridad orgánica. La solidaridad arranca por la
interdependencia funcional en la división del trabajo, y no presupone una identidad entre
las creencias y las acciones de los distintos individuos. El progreso de la solidaridad
orgánica depende del decrecer de la importancia de la conciencia colectiva, aunque una
sociedad que persiga solamente su propio interés, se desintegraría en poco tiempo.
Durkheim dice que las relaciones contractuales generalmente se multiplican con el
crecimiento de la división del trabajo. Pero la expansión de las relaciones contractuales
presupone el desarrollo de normas que rijan al contrato. Por más compleja que sea la
división del trabajo, la sociedad no queda reducida a un caos de alianzas contractuales a
corto plazo.
El desarrollo de la división del trabajo trae aparejado la desintegración del tipo
segmentario de estructura social, para que esto suceda, deben haberse constituido
relaciones que antes no existían, relaciones que pongan en contacto a grupos separados.
Los diferentes modos de creencias y de vida de estas sociedades, una vez puestos en
contacto, destruyen la homogeneidad aislada de cada grupo y estimulan el intercambio
económico y cultural. Durkheim denomina a la frecuencia del contacto moral como densidad
dinámica. El crecimiento de la densidad dinámica depende del aumento de la densidad
material de la población.
La densidad material es importante solo si la densidad moral o dinámica se transforma, y
la explicación a ello es la frecuencia de los contactos sociales.
El conflicto es visto por Durkheim como una suposición que se sirve de una explicación
biológica cuasidarwiniano, ya que se ha podido demostrar según las teorías de los biólogos,
que la lucha por la existencia es más violenta entre individuos del mismo tipo.

Se puede asegurar que el ascenso de la división del trabajo produce inevitablemente un


descenso de la conciencia colectiva. El crecimiento del individualismo está acompañado
indudablemente de la expansión de la división del trabajo: y el individualismo solo puede
progresar a expensas de la intensidad de las creencias y sentimientos en común. Es así
que la conciencia colectiva, consiste en las maneras de pensar y de sentir muy generales y
muy indeterminadas, que dejan lugar libre a una creciente multitud de disidencias
individuales.
La solidaridad mecánica como un tipo de cohesión social va siendo reemplazada en las
sociedades contemporáneas por un nuevo tipo de cohesión social denominada solidaridad
organica. Pero, esta sigue siendo un orden moral, y no como algo que puede ser
interpretado por una teoría utilitarista.
El culto al individualismo es el reflejo del crecimiento de la división del trabajo, pero su
contenido es distinto de las formas tradicionales de comunidad moral, y por si solo puede
constituir la única base de solidaridad de las sociedades contemporáneas.
La división del trabajo no produce cohesión en todas las partes porque se halla en una
situación anónima. En lugar de la reglamentación moral requerida, la formación de
relaciones contractuales tiende a estar determinadas por la imposición del poder
coercitivo, es decir, la división forzada del trabajo. Aunque el funcionamiento de la
solidaridad orgánica implica la existencia de reglas normativas que regularizan las
relaciones entre las distintas profesiones, esto no puede realizarse si una clase impone
reglas a la otra. Se pueden prevenir conflictos si la división del trabajo se coordina con la
distribución de los talentos y capacidades, y si una clase privilegiada no monopoliza los
puestos más elevados.
La disminución progresiva de la desigualdad de oportunidades es una tendencia histórica
concreta que acompaña al crecimiento de la división del trabajo.

Las nociones que Durkheim trato en la división del trabajo constituyen a los fundamentos de su
sociología.

Lo que intenta Durkheim en su obra el suicidio es demostrar mediante documentos,


usando un análisis de un fenómeno concreto, la naturaleza de este en las sociedades
contemporáneas.
El autor adopta un punto de vista básico: se debe de trazar una separación analítica
estricta, entre la explicación de la distribución de los índices del suicidio y la etiología de
sus casos individuales. Los modelos índices del suicidio tienen que depender de fenómenos
de tipo geográfico, biológico o social, distribuidos de manera estable. En la obra, estudia
los dos primeros, pero los descarta, por lo tanto, toma el tercer tipo.
Los suicidios en los países de Europa Occidental muestra una relación entre los índices del
suicidio y la adscripción religiosa; en los países donde predomina el catolicismo es más bajo
el índice, que en los que se practica el protestantismo. Para él, el protestantismo es una
iglesia que posee una integración menos firme que el catolicismo.
Durkheim descubre que los individuos solteros muestran en general cuotas de suicidio más
altas que las personas que están casadas, de la misma o semejante edad. Y hay una
relación inversa entre el suicidio y las proporciones del grupo familiar: a mayor cantidad de
hijos, menos suicidios se cometen. El índice también se reduce en tiempos de crisis políticas
y de guerra, ya que estimulan un grado alto de compromiso dentro de un conjunto
determinado de acontecimientos. Por lo tanto, hay una relación entre integración social y
suicidio, que se mantiene constante, dependiendo del sector institucional de la sociedad que
se analice.
Acá se da un tipo de suicidio: el suicidio egoísta, que es un estado donde el yo individual se
afirma con exceso y a expensas del yo social; es particularmente de las sociedades
contemporáneas, pero no el único que se da en ellas.
La situación anómica de falta de normativas morales que caracteriza a las relaciones
económicas, es tratada en la división del trabajo de Durkheim; indica de ello, que la cuota
de suicidio es más alta en las personas que trabajan en la industria y comercio que las que
trabajan en la agricultura. También, es visto que el índice también es bajo en los sectores
pobre, ya que la pobreza es una fuente de cohibición moral: las profesiones con un nivel
superior son aquellas que se han liberado de una reglamentación moral permanente. La
relación de anomia y suicidio también pueden ser vista en la incidencia de una crisis
económica: entran en un estado de tensión las expectativas ordinarias de los que
experimentan un súbdito descenso o elevación de sus circunstancias económicas. A esto le
sigue una situación anómica, de falta de normativas morales.
“La anomia, al igual que el egoísmo, es un factor regular y especifico de los suicidios en
nuestras sociedades modernas”. Vincula al suicidio egoísta con el crecimiento del culto al
individualismo en las sociedades contemporáneas. El protestantismo es el precursor
religioso y la fuente primaria del individualismo moral moderno, el cual se ha secularizado
en los demás campos de la vida social. El suicidio anómico procede de la falta de
reglamentación moral, particularmente de importantes sectores de la industria moderna.
Ambos están estrechamente relacionados, especialmente a nivel de suicidio individual.
Un tipo de suicidio que se comete en las sociedades tradicionales, es el suicidio altruista
obligatorio, que está asociado al estímulo de determinados códigos de honor y prestigio.
Se da una existencia intensa de la conciencia colectiva, que domina a las acciones de los
individuos al punto de sacrificar su vida a favor un valor colectivo.

La necesidad de clarificar la naturaleza del objeto de la sociología y de delimitar su campo


de investigación es uno de los principales temas de las reglas.
El intento de Durkheim de definir la especialidad de lo social se basa en los criterios de
exterioridad y coerción. Los hechos sociales son externos al individuo en dos sentidos
conexos: en primer lugar, todo ser humano nace en una sociedad que ya tiene una
organización o estructura determinada, lo cual condiciona su personalidad. Estos hechos
sociales son externos al individuo en el sentido de que cualquier individuo en un solo
elemento dentro de la totalidad de relaciones que constituyen a una sociedad. Ninguno de
ellos las crea, sino que se componen de múltiples interacciones entre individuos.
El punto principal de Durkheim, es que en ninguna tesis/análisis que empiece con el
individuo, puede conseguir una comprensión de las propiedades específicas de los
fenómenos sociales.
El segundo criterio que aplica Durkheim para especificar los hechos sociales es un criterio
empírico: la presencia de la coerción moral. Es el caso de la paternidad, el más cercano:
esta es una relación biológica (ya que uno puede convertirse en padre mediante la
procreación) y a la vez, un fenómeno social (ya que se encuentra obligado a actuar de una
manera determinada, mediante una ley o una costumbre). Estos modos de acción son
creados por la sociedad y forman parte de un sistema de deberes morales. Y aunque una
persona pueda no querer realizar las obligaciones y no hacerse cargo de ello, al hacerlo
percibe las fuerzas de estas, y debe de luchar contra ellas. Por más de que son vencidas,
se hace notable su resistencia. Pero es más común ver que los individuos aceptan la
legitimidad de la obligación, y de ese modo no perciben conscientemente su carácter
coercitivo.
La obligación moral siempre tiene dos aspectos: uno de ellos es la aceptación de un ideal
que en la base de la obligación.

Todas las ciencias, antes de aparecer como disciplinas que poseen conceptos precisos y son
empíricamente rigurosas, son un conjunto de nociones rudimentarias y sumamente
generalizadas, fundadas en principios de la religión. La introducción del método empírico, y
no solo el debate conceptual, rompen con el estadio precientífico. Esto se ve muy
importante en las ciencias sociales, ya que el objeto de estudio pertenece a la misma
actividad humana y por lo tanto, es natural que haya una tendencia a tratar a los
fenómenos sociales como si tuvieran una realidad consistente o como si fueran
completamente conocidas.
Para ello, Durkheim propone tratar a los hechos como cosas. De modo que los asimila a los
hechos sociales al mundo de la realidad natural solo en medida, que con los objetos de la
naturaleza, sus propiedades no puedan conocerse inmediatamente por intuición directa y
la voluntad humana individual no las pueda modelar a su gusto.
Para mantener el principio de la objetividad, de tratar a los hechos como cosas, se
requiere que el investigador se desapegue de la realidad social. Debe adoptar una actitud
emocionalmente neutra con la relación que propone investigar.
Es obvio que al inicio de la investigación se dispongan de pocos conocimientos deducidos
sistemáticamente del fenómeno; de modo que se debe de proceder de una
conceptualización de los objetos tomando las propiedades que sean exteriores para ser
visibles inmediatamente. Durkheim dice que la definición de las características externas
son un tratamiento preliminar, puesto con el fin de establecer contacto con las cosas. Tal
concepto, al permitir observar los fenómenos, ofrece una entrada al campo de
investigación.
La observación de Durkheim sobre la lógica de la explicación y la demostración en sociología
están vinculadas con su análisis de las características principales de los hechos sociales.
La explicación de los fenómenos sociales puede hacerse de manera funcional y de una
manera histórica (establecer la correspondencia entre un hecho que se considera y las
necesidades un organismo social y en qué consiste esta correspondencia). La sociedad no es
un simple agregado de motivaciones individuales, sino una realidad especifica que tiene
sus propias características, por lo tanto, las motivaciones no pueden explicar hechos
sociales.
El haber descubierto la función social no explica el “por qué” de la existencia del fenómeno
social correspondiente. Las causas que producen un hecho social se pueden distinguir de la
función que éste tiene en una sociedad. “Cualquier intento de suponer una conclusión
explicativa entre función y causa, conduce a una explicación teleológica del desarrollo social
en termino de causa finales”.
Las causas que origina un determinado hecho social deben de descubrirse separadamente
de cualquier función social que puedan desempeñar. El descubrimiento de las causas de un
fenómeno puede permitir la deducción de algún discernimiento de sus posibles funciones.

“Muchos teóricos sostienen que hay un abismo absoluto entre las proposiciones científicas
(juicios de hecho) y los juicios de valor”. Según esto, los datos científicos pueden servir
como medios técnicos que facilitan la consecución de determinados objetivos, pero estos
mismos objetivos no pueden recibir su valor por medio del uso de procedimientos
científicos. Durkheim, entonces, rechaza el dualismo kantiano.
Retoma de ello la dicotomía de medios y fines, aplicando principios semejantes: lo normal y
lo patológico. Reconoce que caracterizar la patología en el campo sociológico presenta
problemas particularmente difíciles: por ello, pretende aplicar el mismo principio
metodológico que ya empleó; lo normal es aquello que puede identificarse por la
característica externa y perceptible de la universalidad. Cuando un fenómeno social se
encuentra en todas las sociedades de un mismo tipo, se lo puede considerar como “normal”,
exceptuando los casos en que una investigación más minuciosa muestra que se aplicó mal
el criterio de universalidad.
El cálculo de criterio de normalidad en relación con los tipos específicos de sociedad permite
abrir el paso, en el campo de la teoría ética, entre los que conciben la historia como una
serie de acontecimientos únicos e irrepetibles, y lo que pretenden formular los principios
éticos transhistóricos.
El estudio científico de la moralidad permite discernir aquellos ideales que están en curso
de constitución, pero que siguen todavía escondidos en gran parte de la conciencia pública.
Poniendo de manifiesto que estos ideales no son aberraciones, y analizando las condiciones
sociales cambiantes que las sustentan y que sirven para fomentar su crecimiento, se
podrán mostrar las tendencias que se pueden alentar y cuales se deben de rechazar por
obsoletas.

Individualismo, socialismo y grupos profesionales:

La actitud de Durkheim frente al socialismo se basa en que las teorías socialistas deben
estudiarse en relación con el contexto social en el que proceden. Él traza una distinción
entre ambas ideas para el análisis; el comunismo ha existido durante muchos períodos de
la historia, mientras que el socialismo en un producto del pasado reciente.
El socialismo en producto de los cambios sociales que transformaron a las sociedades
europeas en el siglo XVIII Y XIX, mientras que el comunismo se basa en la idea de que la
esfera de la política y la economía deben de estar separadas, en la esencia del socialismo,
ambos deben de asimilarse.
El objetivo del socialismo, es entonces, la reglamentación y el control de la producción en
provecho de todos los miembros de la sociedad. “No hay ninguna doctrina socialista que
considere que el consumo deba reglamentarse en forma centralizada, más bien los
socialistas sostiene que cada individuo debe de ser libre en el uso de los frutos de su
producción para su propia realización individual”.
La conexión que tiene la obra de la división del trabajo con este análisis, es que el
comunismo es una doctrina apropiada para sociedades donde la división del trabajo se
desarrolló poco. La teoría comunista conserva la concepción de cada individuo, cada familia,
como productor universal, ya que todos trabajan en parcelas semejantes y que sus
formas de trabajo son semejantes, no hay ningún tipo de dependencia cooperativa entre
todos en la producción.
El socialismo, en cambio, es una teoría que solo se puede haber desarrollado en sociedades
donde la división del trabajo se desarrolló notablemente. Durkheim recalca que la teoría
socialista no propone la idea de que la economía deba subordinarse al Estado, sino que
ambos deben de absorberse mutuamente, eliminando la característica específica de
política del Estado.
La lucha de clases, según el autor, no es propio de las doctrinas fundamentales del
socialismo: reconoce que el objetivo de los socialistas está vinculado a la suerte de la clase
trabajadora, pero la defensa de los intereses de las clases obreras frente a las de la
burguesía, es algo secundario respecto a la principal preocupación del socialismo: la de
llevar a la práctica la reglamentación centralizada de la producción.
El comunismo y el socialismo, por lo tanto, se interesan por poner remedio a la situación en
la que los intereses de los individuos particulares predominan sobre los de la colectividad.
Para el parecer de Durkheim, el socialismo es un movimiento de importancia primordial en
el mundo moderno, porque los socialistas no solo se dieron cuenta que las sociedades
contemporáneas tienen características distintas de las tradicionales de orden social, sino
que se han formulado programas globales para llevar a cabo la reorganización social
necesaria para superar las crisis por la transición de lo antiguo a lo nuevo.

Aunque Durkheim rechaza la necesidad de reorganizar la sociedad contemporánea sobre


la base de la revolución de clases, prevé una marcada desaparición de la división de clases.
La mantención de la transmisión hereditaria de las riquezas permite la concentración del
capital en mano de unos pocos. También reconoce la necesidad de que las condiciones de que
se extiendan los programas de ayuda y otras medidas que alivien las condiciones de vida
material de los pobres. Esto solo se hace posible sobre la base de la reglamentación de la
economía.
En la concepción de Durkheim, el Estado desempeña una función moral tanto como
económica; y el alivio de la malasia del mundo moderno debe buscarse en medidas más
morales que económicas. El problema característico al que se enfrentan las sociedades
modernas consiste en la reconciliación de las libertades individuales que han surgido de la
disolución de las sociedades tradicionales, con el mantenimiento del control moral del que
depende la misma existencia de la sociedad.
La noción de lo político presupone una división entre el gobierno y los gobernadores, de
manera que es característica ante todo de las sociedades más desarrolladas. Pero
rechaza la idea de que la ocupación permanente de un área territorial fija es una
característica necesaria para la existencia de un Estado.
Durkheim sugiere que el término ESTADO no se haga coextensivo a la sociedad política
como un todo, sino que se reserve para designar la organización de funcionarios, que es el
instrumento que se concentra en la autoridad gubernativa.
Los tres componentes del análisis de Durkheim son; la existencia de una autoridad
constituida, que se ejerce dentro de una sociedad que tiene por lo menos algún grado de
diferenciación estructural y que es aplicada por un grupo específico de funcionarios. Con
esto intenta de demostrar la distinción de su punto de vista del estado y la sociedad, con
las corrientes del idealismo hegeliano, el utilitarismo y el socialismo.
Según Durkheim, el Estado ejerce y deberá de ejercer funciones morales, pero esto no
entraña la subordinación del individuo al Estado, como afirma Hegel.

Durkheim dice que la importancia del Estado tiende a aumentar con la diferenciación de la
división del trabajo: el crecimiento del Estado es una característica normal del desarrollo
de la sociedad.
En las sociedades modernas el Estado es la institución primordial responsable de los
derechos individuales. Así es que la expansión del Estado se vincula directamente con el
progreso del individualismo moral y con el crecimiento de la división del trabajo.
Aunque el Estado puede convertirse en un órgano represivo, aislado de los intereses de la
masa de los individuos de la sociedad civil. Esto puede ocurrir si no están firmemente
desarrollados los grupos secundarios que se interponen entre el individuo y el Estado: solo
si estos grupos son bastante vigorosos como para contrapesar al Estado pueden
protegerse los derechos del individuo.
Durkheim rechaza la idea tradicional de democracia, en medida que implica el que la masa
de la población participe directamente en el gobierno.
Una sociedad es más o menos democrática según el grado en el que se da un doble proceso
de comunicación entre el estado y los demás niveles de la sociedad. Muchos aspectos de la
vida social que antes se regían por el hábito o la costumbre irreflexiva se convierte en
objeto de la intervención por parte del Estado.
Durkheim llama al Estado el ego social (consciencia) mientras que la conciencia colectiva
es la mente social en su conjunto. Por lo tanto, el estado es a menudo el origen de nuevas
ideas y guía a la sociedad tanto como es guiado por ella.
Durkheim llegó a la conclusión de que las asociaciones profesionales deben representar un
papel más amplio que el que desempeñan actualmente. Hay anomia en el sistema
profesional en la medida en que hace falta integración moral en los puntos principales de
la división del trabajo: es decir, los puntos de articulación e intercambio entre los distintos
estratos profesionales.
Una de las principales funciones de las asociaciones profesionales es fortalecer la
reglamentación moral en estos puntos, y fomentar así la solidaridad orgánica.
Es necesario reinstaurar las asociaciones profesionales como grupos jurídicamente
constituidos que desempeñan una función social en lugar de expresar diversas
combinaciones de intereses particulares.
Es decir, el desarrollo de los grupos profesionales es un principio que surge de la compleja
división del trabajo.

En los primeros escritos de Durkheim se encuentran comentarios sobre la religión en la


sociedad, en la que se la reconoce a esta cómo la fuente original de todas las ideas
morales, filosóficas, científicas y jurídicas que se han desarrollado posteriormente. En la
división del trabajo bosqueja que cualquier creencia forma parte de una conciencia
colectiva que tiende a adquirir un carácter religioso. Pero está pierde importancia en las
sociedades contemporáneas cómo consecuencia del deterioro de la solidaridad mecánica.
Durkheim afirma que la sociedad es a la vez una fuente y la reserva de los ideales
humanos.

Declara Durkheim que es falso el suponer que la existencia de divinidades sobrenaturales


sea necesario para que exista la religión.
El rango distintivo de las creencias religiosas es que suponen una clasificación de las cosas,
reales o ideales, que se representan en los hombres, en dos clases, en dos géneros
opuestos: lo sagrado y lo profano.
El carácter específico de lo sagrado aparece en el hecho de que está rodeado de
prescripciones y prohibiciones rituales que imponen una separación radical de lo profano.
Una religión nunca se reduce a un conjunto de creencias: siempre entraña un conjunto de
prácticas rituales prescriptas y en una determinada forma institucional (iglesia).
El concepto de iglesia engloba, según Durkheim, la existencia de una organización
ceremonial regularizada, perteneciente a un grupo determinado de fieles.
Retomar ejemplo del totemismo.
Durkheim propone que en la religión se expresa la auto creación, el desarrollo autónomo de
la sociedad humana. Está no es una teoría idealista, sino que se ajusta al principio
metodológico según el cual los hechos sociales se deben de explicar a partir de otros
hechos sociales.

Emile Durkheim y la sociología moral:

La mayoría de las preguntas que se hacen los diversos intelectuales entorno a los
fenómenos que sean analizar, nunca se encuentran alejados del contexto social en el que se
producen.
La pregunta por el orden social y moral es la columna vertebral de toda obra
durkhemiana. Esto es porque Europa estaba trascendiendo una crisis, producto de las
transformaciones estructurales del traspaso de una sociedad de orden feudal a la
consolidación del modo de producción capitalista. Además de los movimientos agitados que
atravesó Francia luego de la revolución de 1789, y la formación de la tercera república.
Ahora la sociedad capitalista no podría ser comprendida por un dogma, ahora estas
nuevas problemáticas debían de ser respondidas científicamente. De aquí proviene la
preocupación de Durkheim para darle a la sociología un estatus científico, y con ello,
constituir a la sociedad como objeto de estudio legítimo.

Emile Durkheim nació en 1858 en Francia, criado en una familia que estaba
profundamente vinculada con la religión, pero que se alejó de esta para declararse ateo.
Fue licenciado en filosofía y vivió un tiempo en Alemania, donde se dedicó al estudio
pedagógico. Murió en 1917 a causa de un derrame cerebral por la profunda perdida de uno
de sus hijos frente a la batalla en la primera guerra mundial.
Desde la revolución francesa de 1789 hasta mediados del siglo XIX, Francia atravesó por
sucesivos y abruptos cambios en el sistema político. La lucha entre al antiguo régimen y
la republica estuvo presenta en la arena de la política francesa de forma intermitente
durante todo el siglo XIX, y como consecuencia, una constante amenaza a una nueva
revolución. En términos socioeconómicos, Durkheim realizó sus teorías en una Francia que
ya estaba industrializada, no solo ello, sino también se dio el nacimiento de una nueva
clase trabajadora doblemente desfavorecida, y cambios culturales como la promoción de la
alfabetización, ya que con la instauración de un sistema educativo, se puede utilizarla
como instrumento para civilizar a las masas y proteger el mantenimiento del poder.
Giddens afirma que de los tres autores, Durkheim es el menos comprometido con la
política. Pero contribuyó, mediante el desarrollo del conocimiento sociológico, a la
consolidación de las bases morales de la Tercera república.
Pregunta fundamental: ¿Cómo asegurar el orden social en esta nueva sociedad industrial,
si los lazos tradicionales que unían a los individuos con la comunidad estaban rotos?

En la obra de la división del trabajo tenía como objetivo el análisis complejo del proceso de
cambio en las sociedades a partir de la profundización de la división del trabajo. El
principal problema que preocupó a Durkheim fue la ambigüedad moral en la relación
individuo/sociedad en el mundo contemporáneo: el autor observó que la sociedad moderna
no tiende a la desintegración, a pesar de que disminuyeron las creencias morales
tradicionales.
Una de las principales observaciones que realizó fue que las sociedades modernas se
caracterizan por un creciente individualismo, y por lo tanto, un descenso de la conciencia
colectiva (el conjunto de creencias y sentimientos en común). A mayor individualización,
mayor expansión y profundización de la división del trabajo.
Afirma que la división del trabajo va más allá de la economía, como aclaran los
economistas utilitaristas, ya que consiste en el establecimiento de un orden social y moral.
Quiere decir que las relaciones económicas no se regulan con naturaleza, sino que existen
ciertas normas sociales que le proporcionan un marco a los contratos.
Definición de sociedad: un conjunto de ideas, sentimientos, creencias y valores colectivos,
como un organismo siu generis, éticamente superior, que antecede a los individuos. Esta
tiene dos funciones principales: integración y regulación. Ambas se expresan a través de
las normas sociales que para él tienen cierto carácter sagrado. Cuando alguna de esas
funciones no se desarrolla como debe, se da la anomia (ausencia de ley). Este problema fue
considerado por el autor como una enfermedad social, entendiéndola como la falta de
reglas que medien las relaciones entre las diferentes partes de la sociedad.
Para Durkheim los individuos se asocian a través de la solidaridad (comprendido como la
forma de reglamentar las relaciones que ocurren dentro de la sociedad, es el cimiento que
los mantiene cohesionados).
Caracterizó a dos tipos de sociedades: la sociedad tradicional es un tipo de sociedad más o
menos homogénea, con una escasa división del trabajo, con una existencia muy amplia de la
conciencia colectiva, asociada a la religión como elemento cohesionador. En lo que respecta
a las características del derecho, las sanciones serían represivas, consistiendo en la
imposición de un cierto tipo de sufrimiento como castigo al individuo por una transgresión,
y la función de ello es para reafirmar y proteger la conciencia colectiva frente a los actos
que cuestionan su sacralidad. Este tipo de sociedad tiene una solidaridad mecánica, ya que
los individuos adhieren y comparten un conjunto de ideas y sentimientos comunes.
La sociedad moderna, en cambio, se caracteriza por ser una sociedad con una amplia
expansión de la división del trabajo, lo que produce una reducción de la conciencia colectiva y
un aumento al culto del individuo. El derecho en este caso, es una sanción restitutiva, ya
que presupone la protección de los derechos individuales por sobre la propiedad privadas.
Aquí se desarrolla un tipo de solidaridad organica, donde se da una interdependencia
funcional producto de la división del trabajo.
A partir de este análisis concluye, que, aunque la diferencia que produce la división del
trabajo genera un descenso de la conciencia colectiva, la sociedad moderna supo construir
un tipo de solidaridad basada, no en la igualdad, sino en la diferencia. Así la división del
trabajo genera una mayor responsabilidad mutua, entre los individuos y con la sociedad
como un todo.
Para él, el problema de la sociedad moderna es moral antes que económico, precisando la
creación de normas sociales más adecuadas. Señala la importancia de formar
representaciones colectivas que funcionen como elementos cohesionadores y brinden bases
para el orden social, para ello estarían las asociaciones profesionales. Esta organización
cumpliría el rol de mediadores en la relación individuo/Estado, fortaleciendo el reglamento
moral y permitiendo una mejoría en el desenvolvimiento de la solidaridad orgánica.

Otro de los objetivos que tuvo fue brindarle a la sociología francesa el carácter científico.
El autor tuvo que orientar a la definición de la especifidad de esa ciencia, o sea, de que se
habla cuando se habla de lo social.
Para Durkheim la sociología es una ciencia dedicada al estudio de los hechos sociales.
Estos son externos al individuo porque el ser humano nace en una sociedad que ya se
encuentra en funcionamiento, que ya tiene una organización y ese individuo no es más que
un elemento dentro de una totalidad. Por otro lado, los hechos sociales deben de ser
tratados como cosas, refiriéndose a ello para que puedan ser estudiados de manera
empírica, con una necesaria y estricta separación entre el investigador y su objeto de
estudio.
Toma como ejemplo de hecho social al suicidio: hace una aclaración que dice que, aunque
este sea un fenómeno que a simple vista parezca una cuestión individual, sus causas son
sociales. A partir de la explicación de estudios estadísticos, el autor mostró que los índices
de suicidio pueden variar en relación a ciertos factores sociales. Establece como tesis
central que el suicidio varía en razón inversa al grado de integración de los grupos
sociales de que forma parte el individuo.
Construye, así, tres tipologías de suicidios: el suicidio anómico (ausencia de normas
morales, generalmente en sociedades contemporáneas), el suicidio altruista (una cierta
conciencia colectiva que demanda que el individuo sacrifique su vida en su nombre) y el
suicidio egoísta (va a la par del anómico, generalmente en caso donde la persona se
centraliza en su yo personal y deja de lado su yo social).

En 1912, Durkheim publicó su obra las formar elementales de la vida religiosa, cuyo
objetivo central fue realizar una teoría general sobre el origen de la religión. Es, esta
última, la precursora de todo tipo de ciencia. No trató de mostrar si las religiones son
verdaderas o falsas, sino que el objetivo estuvo orientado a tratar de dilucidar a qué tipo
de necesidad humana respondían, y con ello, que función social cumplían.
Definición de religión: todas las religiones conocidas presentan una característica en
común; presuponen una clasificación de todas las cosas, reales o ideales, en dos clases, lo
profano y lo sagrado.
Planteó, entonces, la distinción entre dos esferas de la vida social: lo sagrado y lo profano.
Así llegó a la definición de esta: “un cuerpo de prácticas y creencias relativas a las cosas
sagradas, es decir, todo aquello que se identifica con las cosas dejadas de lado y
prohibidas. Para él, la religión debe de ser estudiada como un fenómeno colectivo que
tiende a brindarnos una cosmovisión, es decir, una representación del mundo en su
totalidad, a diferencia de la magia que es una empresa individual.
En su análisis teórico busca que se entienda que el totemismo es un tipo de religión. Este
reconoce tres categorías sagradas: el emblema totémico, planta o animal que representa
al emblema y los miembros del clan. El tótem es un símbolo, es decir, una representación
de algo más, que encarna una doble dimensión: es un símbolo del principio totémico (de
dios), pero también representa al clan, representa tanto a dios como al grupo social. Con
esto, nos explica que la religión es algo inminentemente social y que todas las concepciones
de divinidad poseen un origen social. ¿Cuál es la función de ello? Es un sistema de nociones
por medio de las cuales los individuos representan a la sociedad de la que son miembros, y
las relaciones, oscuras y más íntimas, que mantienen con ella. Para él, los rituales no solo
sirven para reforzar los lazos entre dios y los creyentes, sino también se reafirma la
relación entre individuo y la sociedad. Es aquí donde se refuerza la conciencia colectiva y la
solidaridad grupal.
Para Durkheim la manera de que se mantenga la unión en las sociedades modernas,
aparte de la división del trabajo, el Estado debería de ser el garante de los derechos y
libertades individuales, pero para que no se desate en tiranías debe de ser controlado por
grupos intermediarios que medien la relación con los ciudadanos y fortalezcan las
reglamentaciones morales.

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