Programa de intervención neuropsicológica en afectividad

y sexualidad a personas con mayor diversidad funcional

Ainhoa Espinosa de Luzarraga
Neuropsicóloga y Psicóloga General Sanitaria de la red hospitalaria Aita Menni.
Formadora de equipos sociosanitarios en Neuropsicología y sexualidad.

Introducción:
La salud sexual es un derecho universal vinculado directamente a la calidad de vida, por lo que adquiere un valor
esencial en la intervención global. Es por ello por lo que desde la neuropsicología podemos valorar las interferencias
del funcionamiento cognitivo conductual en la salud sexual y, apoyar a la persona y a su entorno a través de
intervención especifica en afectividad y sexualidad.

Objetivo:
El objetivo general es crear un programa de atención neuropsicológica de la sexualidad en personas afectadas por
un daño cerebral adquirido (DCA) o por cualquier tipo de diversidad funcional.
Se pretende dotar de capacidad de disfrute y satisfacción personal mejorando las relaciones íntimas. Más
concretamente que cada participante adquiera los siguientes fines:
• Interiorizar un concepto de sexualidad global frente a otro centrado en la genitalidad.
• Apoyar a la persona en la aceptación de su identidad y de su manera de relacionarse.
• Fomentar reacciones de agradecimiento al afecto y rechazo al abuso.
• Dar a conocer a la persona y, a su entorno cercano, las posibles interferencias en la sexualidad de los déficits
cognitivos conductuales y tratar de compensarlas de forma individualizada.

Metodología:
Evaluamos las interferencias neuropsicológicas en la
salud sexual (cognitivas, conductuales y/o hormonales).
A nivel grupal las personas participan en un taller de
“Afectividad y sexualidad” en el que se desarrollan
actividades de tipo cognitivo-emocional orientadas al
conocimiento, aceptación y satisfacción en el ámbito de la
sexualidad. La intervención se basa en la realización de
dinámicas recopiladas en la Guía clínica “Aprendiendo a
disfrutar” entre otras.
Resultados:
Las personas mejoraron en su conocimiento e inclusión
en el disfrute además de crear un referente dentro del
equipo multidisciplinar evitando la inatención de esta
dimensión humana. Se instauraron talleres de
sexualidad en el funcionamiento cotidiano de varios
centros, así como se dieron pautas de manejo al equipo
y al entorno (familias, centros de diversidad funcional).
Este tipo de intervención se llevó a cabo en otros
recursos para personas con mayor diversidad funcional
que no habían sufrido un DCA como personas con
enfermedad mental o discapacidad intelectual.

A su vez se han formado a equipos socio sanitarios

pertenecientes a recursos de; DCA, Salud Mental y
Unidades Convivenciales/Residencias.

En la intervención individualizada se ofrece, a la persona

y a su entorno psicoeducación sobre conceptos relativos
a la sexualidad y se comparte las interferencias
neuropsicológicas observadas. A nivel terapéutico se
potencian; la reconstrucción de la nueva identidad, el
ajuste a los cambios en las relaciones, el
redescubrimiento de las alternativas de disfrute y la
comunicación y contextualización de las necesidades
afectivas para la satisfacción personal.

Conclusiones:
La intervención en afectividad y sexualidad resulta posible y eficaz, tanto por los resultados cualitativos obtenidos,
como por la generalización de éstos a la vida cotidiana.
Una intervencion neuropsicológica global que incluya esta dimnensión, apoya el derecho a la sexualidad de todas las
personas independientemente de sus caracteristicas o condiciones de salud.