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Bibliografía:
Marchán Fitz, S. “Body art, fenomenología y cinésica” en Del arte objetual al arte de
concepto. Akal. Arte y estética. Madrid 1986.
Guía de lectura
“La ciencia manipula las cosas y renuncia a habitarlas” p. 9. Merleau Ponty comienza el
libro con una consideración sobre la incapacidad de las ciencias para hacerse cargo de la
realidad humana integral. Las ciencias son una abstracción y como tal actúan en el mundo,
pero más acá del pensamiento científico existe el ámbito del habitar humano al que la
ciencia se puede aplicar, pero que no es determinado por las ciencias. Es un ámbito
cotidiano y corporal que expresa la base sobre la que se construye la abstracción científica
y finalmente la abstracción lingüística que es insoslayable para su comprensión, y desde
luego para la comprensión de lo humano en su integridad
En esa base del habitar (o mundo de la vida), la corporalidad vivida es componente
principal. El cuerpo vivido, antes de su abstracción anatómica o fisiológica, es nuestro
primer y más estrecho contacto con el mundo y con los otros. Sobre las relaciones
corporales se construyen las ciencias y las técnicas. Esa presencia corporal viviente y
agente tiene su expresión en las diversas artes, pero especialmente en la pintura donde la
combinación de mirada y movimiento son fundantes y por ello es un campo de
elucidación adecuado para aclarar este ámbito del habitar. No se entiende que una pura
abstracción absoluta pueda mirar y ver y al propio tiempo pueda representar. No se
entiende que el dios haya hecho al hombre a su imagen, porque Dios no puede ver, no
tiene perspectiva, y por lo tanto no tiene imagen posible.
El cuerpo tiene una propiedad: es a la vez vidente y visible. “él se ve viendo, se toca
tocando, es visible y sensible para él mismo” p. 16. El cuerpo vivido es una cosa entre las
cosas y por lo tanto puede ser vista tocada y troceada como las demás cosas, pero al propio
tiempo es una realidad constituyente en el sentido que genera un espacio alrededor en el
que forman parte de y están condicionadas por él nuestras cosas habitables. De hecho si
son habitables es porque están constituidas por nuestro cuerpo. Espacio-tiempo, goces y
dolores, poderes e impotencias. Etc.. en la visión se aprecia especialmente esa presencia
corporal en lo que nos rodea. La visión nos da un horizonte preciso y unas posibilidades
e imposibilidades de realidad, al mismo tiempo que nos vemos a nosotros mismos como
el origen de la visión.
El ojo no se puede considerar como un rasgo anatómico más que recibe la luz. “El ojo ve
el mundo y lo que le falta al mundo para ser cuadro y lo que le falta al cuadro para ser él
mismo y , en la paleta el color que el cuadro espera” p. 21. La mirada es más que ver lo
que hay; la mirada ve lo que hay y lo que falta y lo que debería haber. El ojo ve el objeto
y su horizonte, por lo que es capaz de traducir en la mano lo que es el mundo y lo que le
falta al mundo. Y es capaz de ver en el cuadro lo que le falta al cuadro. Eso es la visibilidad
como característica principal del ojo y de la pintura. En la pintura no es lo principal lo
táctil, sino lo visual.
En realidad, la pintura completa al mundo y hace visible lo invisible “da existencia visible
a lo que la visión profana cree invisible” p. 22., por eso la mirada del pintor escucha a las
cosas las cosas, le dicen algo más de lo que cualquier mirada es capaza de ver, le muestran
lo que no se ve. No es el pintor el que pone su subjetividad en las cosas son las cosas las
que revelan al pintor su realidad oculta, su profundidad, y el pintor las traduce con su arte
en visibilidad. “la visión del pintor es un nacimiento continuado” p. 25.
III
Merleau Ponty cita la Dióptrica de Descartes para esbozar una teoría de las imágenes. Las
imágenes en un espejo son efectos mecánicos y pertenecen a un ámbito de la mirada que
tiene que ver más con la óptica que con la apropiación. Las imágenes del espejo y las
imágenes en general no se parecen en nada a su referente. De hecho son algo
completamente distinto . Las imágenes como las palabras nos dan indicios que deben ser
interpretados como semejanza. Es un pensamiento el que descifra los signos percibidos,
la semejanza es un resultado no una causa.
Mereleau Ponty anota la poca importancia que para concepción cartesiana del espacio
tiene la pintura, lo decisivo en esta perspectiva es el dibujo, que es lo que simula el
volumen y la extensión, y la pintura sería solo ornato. Sin embargo Merleau Ponty objeta
que no es así como percibimos, puesto que en la percepción la impresión es componente
necesario y la impresión nos la da el color no el volumen. El espacio está presente en la
pintura como simulación y realmente es una trampa óptica la representación de la tercera
dimensión. La espacialidad en pintura es una ficción y se ofrece como una forma
estereotipada de percepción del espacio ya constituida. De hecho en Descartes el espacio
absoluto es homogéneo y geometrizable. Con esta idea Descartes libera el espacio y lo
hace inteligible, reduciendo matemáticamente la perspectiva lineal de la pintura
renacentista. Sin embargo, sabemos que ese tipo de perspectiva es únicamente un tipo de
perspectiva, no es la definitiva ni la mejor, ni la única posible, ni siquiera la más adecuada
a la percepción real.
También la línea debe liberarse de su función limitadora y de contorno. Romper las líneas
como contorno ha sido una de las conquistas de la pintura moderna desde el
impresionismo. La línea debe recuperar su logos, su poder constituyente. “La línea ya no
es, como en la geometría clásica la aparición de un ser en el vacío del fondo; es restricción,
segregación, modulación de una espacialidad previa, como en las geometrías modernas”
p. 57.
Así vinculando la pintura a la expresión del ser, se comprende que no hay problemas
parciales en pintura, que cada uno de ellos (color, forma, línea, movimiento) arrastra a
los otros y por lo tanto tampoco hay soluciones definitivas ni progreso en pintura. Cada
obra es un ensayo que arrastra parte de lo anterior y proclama parte del futuro que vendrá,
un ensayo de expresar lo profundamente inexpresable en un intento continuo estimulante
pero necesariamente inacabado e incompleto.
Merleau Ponty dice que esta conclusión puede llevar a una cierta decepción, pero la
decepción solo se da al que espera que su vacío se llene con cosas positivas que le llenen:
“Es el pesar de no ser todo” p. 70. No hay que esperar en arte un sentido de la historia ni
una satisfacción de verlo todo claro y completo. No hay obras definitivas en pinturas ni
se colma ninguna etapa con ellas. “Cada creación cambia, exalta, recrea o crea de
antemano todas las otras” 70. Cada obra abre un mundo y tiene un mundo por delante.
Guía de lectura
Merleau Ponty, M. Fenomenología de la percepción, Península Barcelona 1975.
En todo caso la percepción incluye la propia mirada. Las cosas no las vemos desde fuera,
mirar las cosas es un modo de habitar las cosas. … “mirar un objeto es venir a habitarlo,
y desde ahí captar todas las cosas según la cara que al mismo presenten” p. 88. Cuando
veo una cosa veo una cara de ella, pero le atribuyo otras, otras caras que son las que vería
desde otras perspectivas o las caras que desde los otros objetos podrían verse. “El objeto
consumado es traslúcido, está penetrado por todos sus lados de una infinidad actual de
miradas que se entrecortan en su profundidad” p.88.
Pero ninguna mirada es absoluta y ningún instante abarca todo el tiempo. A la mirada
potencialmente sintetizadora le es inherente una cierta incompletud o una apertura de
posibilidades e incertidumbre. Por eso siempre que percibimos lo hacemos de modo
intencional como un algo, pero ese algo nunca está completamente completo y cerrado,
siempre cabe una nueva perspectiva o un nuevo horizonte, lo que ofrece al objeto como
un objeto inacabado.
El cuerpo no es percibido como una cosa entre las cosas. El cuerpo se percibe como
unidad, desde dentro y sus percepciones no son un acúmulo de datos sino una percepción
en síntesis directa de la realidad y de mi realidad corporal. Lo visto, lo oído y lo táctil
no se complementan ni se construyen como partes, sino que son un todo, que sintetiza la
percepción con la autopercepción, y que es anterior a toda interpretación. “Yo no estoy
delante de mi cuerpo, estoy en mi cuerpo o mejor, soy mi cuerpo (…) noes con el objeto
físico con el que puede compararse el cuerpo, sino más bien con la obra de arte” p 167.
Ni la obra de arte ni el cuerpo se pueden entender sin su expresión sensible, o sin su base
material, pero no es una manera adecuada de hacerse con una obra de arte limitarse a
su soporte material. La obra de arte necesita una percepción comprensiva que a su vez es
una autopercepción y una autocomprensión y eso va más allá de cualquier análisis o
interpretación. “Una novela, un poema, un cuadro, una pieza musical son individuos,
esto es seres en los que puede distinguirse la expresión de lo expresado, cuyo sentido sólo
es accesible por un contacto directo y que irradian su significación sin abandonar su lugar
temporal y espacial. Es en este sentido que nuestro cuerpo es comparable a una obra de
arte. Es un nudo de significaciones vivientes y no una ley de cierto número de
significaciones covariantes” p 168.
Guia de lectura
El intelecto es el medio del que se sirve el artista para plasmar lo divino en la materia. Es
el intelecto el que se aproxima a intuir lo divino, la perfección y la belleza, que después
se plasma en lo concreto. Aquí, arte y belleza están claramente unidas.
Sin embargo, la belleza para realizarse necesita de la mano. La mano y el cuerpo del
artista están involucrados en el proceso de creación de la materia corporal frente a la
materia pétrea o pictural, y espíritu del artista frente al ideal escondido en la materia. La
mano material del artista debe ser guiada por el concepto ideal del intelecto.
Guía de lectura
En realidad desde su surgimiento con Baumgarten, la estética tiene que ver con la
percepción sensible, con la percepción de los sentidos, por lo tanto es algo vinculado a la
corporalidad. El conjunto de la vida sensitiva no es, desde entonces, algo sin valor,
engañoso y superable en nuestra vida mental y en nuestro conocimiento. Hay algo en
nuestros sentidos corporales que es primario, valioso y expresivo. Eaegleton considera
ese despertar estético como una rebelión del cuerpo, una rebelión protomaterialista que
descubre unas potencialidades despreciadas y desatendidas por la filosofía neocartesiana.
El olvido del cuerpo, de las sensaciones, de las aversiones y de sus necesidades, placeres
e impedimentos, hacía que la filosofía racionalista, mentalista e idealista quedará como
una caricatura que dejaba aparte una parte importante de la vida. Las emociones, los
sentimientos, las sensibilidades y las capacidades e incapacidades corporales pasaban
desapercibidos a la racionalidad, pero eran activas y presentes en la realidad concreta de
los sujetos y constituían una buena parte de la realidad social, política y cultural. El
sentimiento de placer por un perfume o la belleza de un paisaje o una sinfonía, así como
las necesidades corporales sexuales, comer o defecar eran ignoradas como bajas,
materiales o secundarias por una razón unidimensional.
Baumgarten escribe su estética en 1750, y piensa que la razón debe entrar en ese mundo
intratable de la sensibilidad y las emociones, rescatándolas del mero subjetivismo y
relativismo. La estética debe también ser abordada desde la racionalidad, es racional, pero
de un modo confuso, es decir de un modo mezclado entre percepción y razón. El poema
es el ejemplo perfecto, debe tener su parte racional y formal bien establecida, pero
acompañarse de una expresión sensitiva y perceptiva que le da su gracia y su
especificidad. La estética es una especie de racionalidad débil, y sus objetos son aquellos
en los que participan co-fundiéndose el ámbito de la razón y la forma y el ámbito de la
sensación material informe, pero pregnante.
Kant realiza un intento de mediar en esta situación. La crítica del discernimiento es ese
intento de establecer un marco razonable a esa región ingobernable de la sensibilidad.
Este mundo no podía dejarse sin más en manos de un subjetivismo relativista. El intento
kantiano afronta decididamente la tarea de encontrar un medio de comprensión de nuestro
mundo perceptivo, de nuestra materialidad corporal omnipresente y de nuestro juicio
ordinario. Todo ello, hasta entonces inabordable y que escapa al rigor del conocimiento
científico y a la generalidad universalizadora del conocimiento moral, se debería abordar
sin perder en el intento la importancia e incluso la preponderancia de la razón
Los objetos y obras de arte, en cuanto son bellos parecen traslucir una perfección formal,
pero no son ideas platónicas flotando en el cielo, son objetos materiales expresivos, y en
su expresión no solo cuentan idealizaciones, sino también pasiones, deseos agrados y
odios, angustias y muertes. El Laocoonte serí aun ejemplo, o cualquier tragedia sería una
estupenda plasmación. Obras de arte perfectas que expresan la confusión de lo sensible,
material, angustioso, y deseante del cuerpo.
Guía de lectura
Capítulo I
La presencia
Pero a pesar de esto las sensaciones y las percepciones reivindican su propia fuerza y
significación. Con mucha frecuencia no elaboramos nuestros conocimientos y las
impresiones determinan nuestro comportamiento y nuestras convicciones. Lo primario y
lo inmediato me conmueve a veces de tal modo que no es comparable ni parangonable
con lo reflexionado y secundario. Con mucha frecuencia capto inmediatamente un sentido
en una impresión, más allá de todo juicio. Por otra parte, de dónde salen esos instrumentos
intelectuales sofisticados de las ciencias y los análisis, si no es del sentido existencial
primario ¿Puede haber una ciencia de las impresiones? ¿Lo que me aparece, el fenómeno,
la vivencia, tiene su propia fuerza y significatividad, sin necesidad de ser reducido a otro
plano?
“el objeto es significante por sí mismo, lleva consigo su sentido, antes de que sea
desplegada y explicitada la relación constitutiva de su significación. Una teoría de la
significación debe describir primero un plano existencial de la percepción.” p. 12
Guía de lectura
Marchán Fitz, S. “Body art, fenomenología y cinésica” en Del arte objetual al arte de
concepto. Akal. Arte y estética. Madrid 1986.
En el arte de acción, la experiencia corporal ha tenido cada vez más importancia. El body
art surge de esa evolución. En el body art se atiende a la intervención corporal, pero
también a las sensaciones, la expresividad, etc. La documenta de Kassel de 1972 ya dedica
una sección monográfica a la expresión a través de la corporalidad. Las conexiones se
dan con el minimalismo, al land art y el happening.
Sin embargo, el arte de acción, referido a la corporalidad expresa, exhibe y actúa desde
el propio cuerpo del artista produciéndose el mismo o provocando que se le produzcan
acciones en su propio cuerpo como expresión de la sensibilidad, el dolor, la limitación, la
explotación etc. La vinculación expresionista con la antropología (en el sentido de
tatuajes, heridas, aditamentos, protesis, disfraces, etc es muy frecuente) Gina Pane sube
unas escaleras con pinchos o se hiere el cuerpo con cuchillas (porque el cuerpo propio
comunica empáticamente con el cuerpo de lo otros) Yoko ONo invita a los espectadores
a que corten sus vestidos con unas tijeras hasta dejarla desnuda, permaneciendo ella
impasible (cut piece), para denunciar la manipulación del cuerpo de las mujeres.
Guía de lectura
El concepto de performativo fue acuñado por John L. Austin en su obra “Cómo hacer
cosas con palabras” dictada como conferencia en Harvard en 1955. El lenguaje no tiene
únicamente una función designativa o constatativa. La lingüística ha desatendido su
pragmática, y sin embargo es una parte fundamental de la misma. Muchas veces desde el
lenguaje se crean realidades nuevas. La emisión de una sentencia o la declaración de un
matrimonio o la creación de un nuevo término, determina aspectos concretos de la
realidad, que antes de ser pronunciadas esas palabras no existían como tales. Por lo tanto,
estos actos son autorreferenciales.
Es cierto que el lenguaje no crea realidades de forma mágica. Para que una creación de
realidad surja a partir del lenguaje debe hacerse de un modo institucional o social
concreto, no es lo mismo quién pronuncie las palabras y dónde las pronuncia. La
performatividad es un hecho lingüístico, pero al mismo tiempo es un hecho social y
cultural. De hecho, el lenguaje performativo puede tener o no éxito y en ese sentido ser o
no un auténtico lenguaje performativo. Aunque Austin emplea el término exclusivamente
pra los actos de habla, en realidad se puede ampliar a todo tipo de lenguaje o actividad
artística o visual.
Los actos performativos no intentan reproducir una realidad previa, ni una imagen mental
previamente concebida que se representa en la obra. No tienen realidad previa, ni parten
de ideas previas, la configuran y generan en el propio acto performativo.
Muchas interpretaciones son posibles: la crítica social al autocastigo de los cuerpos que
esta sociedad nos aboca, la crítica al estado socialista yogoslavo, la crítica religiosa, etc.
Pero esas interpretaciones son posteriores al acto mismo de la performance que es lo que
es y crea lo que crea. Lo decisivo es el acontecimiento. La performance no se interpretó,
sino que se vivió directamente en primera persona, tanto por la artista, como por los
espectadores. “No se trataba de comprender la performance, sino de experimentarla y de
enfrentarse a experiencias que, in situ, escapaban a la capacidad de reflexión” p. 34. La
empatía corporal primaria es anterior a toda interpretación del signo. Ninguno de los
espectadores sufría por la crítica al estado socialista yugoslavo, sino que sufrieron por el
cuerpo sufriente de la artista. Es anterior a toda interpretación.
Como una expresión del arte conceptual, el arte de acción o el body art, la performance
se presenta en el arte a partir de los años 60, con artistas como Joseh Beuys, Wolf Vorstell,
el fluxus, etc.
En lugar de crear obras que quedan fijadas en un soporte, los performers crean
acontecimientos en los que están implicados ellos y los espectadores, que así se
convierten en actores del acontecimiento artístico. El efecto inmediato de los objetos y
las acciones no depende del significado que se les atribuya y por lo tanto no depende de
su aspecto sígnico, sino que tiene lugar en el propio acontecimiento autorreferente,
autocreador. Un acontecimiento que en propio hecho de producirse modifica la realidad
en la que se produce.
Corporalidad
En el arte de acción, el teatro y la performance la presencia del cuerpo es cada vez más
importante. el cuerpo de los actores se expone en la presentación como cuerpo a la vista,
y en ese sentido es un cuerpo objetivo, pero muchas de las actividades corporales que se
realizan en la escena llevan al propio artista y al público asistente a sentir en sus propios
cuerpos las diversas acciones, bien sea de manera directa o empática. Por lo tanto, aquí
también se da la dualidad de tener un cuerpo como instrumento expresivo y ser un cuerpo
como realidad sentiente en primera persona. En realidad, es esa conjunción de realidad
objetiva observable y realidad vivida directa o empáticamente la que produce la
representación teatral.