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TRASTORNOS DE LA HIPÓFISIS
Profesora: Estudiantes:
Lic. Evelin Gutiérrez. Vivian Silva C.I:3110270
Luisandro Palma C.I: 2581133
Trastornos
El problema más frecuente a nivel de la hipófisis o pituitaria es el
desarrollo de un tumor. Aunque la mayoría son benignos, pueden
producir cantidades muy elevadas de una determinada hormona,
limitando la producción de otras y comprimiendo los tejidos circundantes.
Alrededor de la hipófisis existen estructuras muy importantes como vasos
sanguíneos y el nervio óptico. Un aumento de la presión a este nivel
puede causar dolores de cabeza, alteraciones visuales, pérdida de
visión, cansancio, debilidad y convulsiones, así como una serie de signos
y síntomas asociados al aumento o disminución de la producción
hormonal.
¿Cuáles son las causas de la hipófisis?
La causa más común de un problema en la hipófisis o el hipotálamo es el
crecimiento de un tumor benigno, conocido como adenoma.
Un tumor benigno no es cancerígeno, pero cuando crece comienza a
presionar sobre el hipotálamo o la hipófisis (glándula pituitaria) y puede
causar problemas en la producción de hormonas.
Raras veces los problemas en la hipófisis y el hipotálamo están causados
por:
● Una afección presente desde el nacimiento.
● La pérdida de sangre.
● Complicaciones de la cirugía cerebral.
Tener ciertas afecciones genéticas aumenta el riesgo de presentar un
tumor de hipófisis.
Cualquier cosa que aumenta la probabilidad de que una persona tenga
una enfermedad se llama factor de riesgo. No todas las personas con
uno o más de estos factores de riesgo tendrán tumores pituitarios, y
algunas personas sin factores de riesgo conocidos presentarán la
enfermedad. Consulte con su médico si piensa que está en riesgo. Los
síndromes hereditarios que aumentan el riesgo de que una persona
tenga tumores de hipófisis son los siguientes:
● Síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (NEM-1).
● Complejo de Carney.
● Acromegalia familiar aislada.
Síntomas:
A veces, un tumor de hipófisis presiona o daña partes de la hipófisis,
haciendo que deje de elaborar una o más hormonas. Cuando la cantidad
de cierta hormona es muy baja, se afecta el funcionamiento de la
glándula o el órgano que la hormona controla. Es posible que se
presenten los siguientes signos y síntomas:
● Dolor de cabeza.
● Alteración de la visión.
● Pérdida del vello corporal.
● En las mujeres, períodos menstruales menos frecuentes, ausencia
de menstruación, o falta de leche en las mamas.
● En los hombres, pérdida de vello facial, crecimiento del tejido de la
mama e impotencia.
● En las mujeres y hombres, disminución del impulso sexual.
● En los niños, retraso del crecimiento y desarrollo sexual.
Diagnóstico
Si el médico sospecha que puedes tener un trastorno de las hormonas
hipofisarias, puede pedir varias pruebas para verificar los niveles
hormonales de tu cuerpo y buscar una causa.
El médico puede solicitar las siguientes pruebas:
Análisis de sangre: Estas pruebas miden tus niveles hormonales. Por
ejemplo, los análisis de sangre pueden identificar niveles bajos de
hormonas tiroideas, suprarrenales o sexuales. Las pruebas pueden
edeterminar si estos niveles bajos están asociados con la producción de
la hormona hipofisaria.
Pruebas dinámicas o de estimulación: Estas pruebas también miden tus
niveles hormonales. El médico puede sugerir que concurras a una clínica
especializada en trastornos endocrinos para realizarte estas pruebas.
Estas pruebas verifican los niveles hormonales del cuerpo después de
que hayas tomado ciertos medicamentos para estimular la producción de
hormonas.
Diagnóstico por imágenes del cerebro: Las imágenes por resonancia
magnética (IRM) o la tomografía computarizada (TC) de alta resolución
del cerebro pueden detectar un tumor hipofisario u otros problemas de la
hipófisis.
Pruebas de la visión: Estas pruebas pueden determinar si el crecimiento
de un tumor hipofisario ha afectado tu vista o tu campo visual.
Tratamiento.
El primer paso en el tratamiento de la insuficiencia hipofisaria a
menudo es la medicación para ayudar a que los niveles hormonales
regresen a la normalidad. Esto generalmente se llama reemplazo
hormonal, porque las dosis se fijan para que coincidan con las
cantidades que produciría tu cuerpo si no tuviera un problema
hipofisario. Es posible que tengas que tomar el medicamento por el
resto de tu vida.
En algunos casos, el tratamiento de la afección que causa la
insuficiencia hipofisaria puede llevar a una recuperación completa o
parcial de la capacidad de tu cuerpo de producir hormonas
hipofisarias.
El tratamiento médico consta, por un lado, del tratamiento de los
déficits hormonales que puedan aparecer por la presencia del tumor o
una vez este se ha extirpado y, por otro lado, del tratamiento médico
que algunos tumores necesitan para controlar la secreción hormonal
excesiva y su crecimiento.
Tratamiento médico de los déficits hormonales.
El tratamiento de los déficits hormonales es específico en función de la
hormona deficitaria:
● Tiroxina, para estimular la hormona del tiroides.
● Hidrocortisona, para tratar la falta de cortisol.
● Desmopresina, para la hormona antidiurética.
● Testosterona, para estimular esta hormona.
● En función de la edad de la mujer, se tratará la falta de
estrógenos.
● En el caso de la hormona de crecimiento, se valorará de forma
individualizada la necesidad de tratamiento.
● El resto de déficits, como el de la prolactina, no se tratan.
Conclusión
El hipopituitarismo entonces es una entidad tratable. Es posible que un paciente en este
estado pueda llevar una vida normal mientras la terapia hormonal de sustitución sea
apropiada y cuando concurran enfermedades intercurrentes donde habitualmente no es
necesario ajustar las dosis salvo para los glucocorticoides. De todas maneras, el
seguimiento de estos pacientes deberá llevarse a cabo a largo plazo o durante toda la vida.
Además es importante una monitorización cuidadosa en todos los casos y sobre todo tras la
cirugía de la hipófisis, de la cirugía de la región supraselar y tras un traumatismo
craneoencefálico severo por la alta incidencia de trastornos endocrinológicos que afectan a
la hipófisis anterior y/o a la neurohipófisis y que pueden llevar a situaciones agudas y a
veces emergentes que son identificables por la disponibilidad actual de medios y que no
admiten demora en nuestra actuación como intensivistas.