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Control social y conformidad

El control social consiste en la totalidad de los medios y mecanismos a través de los cuales un
grupo o una sociedad busca asegurar la conformidad de sus miembros con el objetivo de
garantizar la existencia de un determinado orden social para poder funcionar. Intenta controlar y
predecir el comportamiento de la mayoría de sus miembros en el marco de la mayor parte de las
situaciones. Por lo tanto, este concepto se refiere a los esfuerzos de un grupo o de una sociedad
por regularse, para tornarse ordenada y predecible. La forma más poderosa de control social es
la interiorización de las normas por los propios integrantes de la sociedad, es decir cuando los
individuos cumplen las normas porque ya tienen plenamente incorporado la necesidad y lo
correcto de cumplirlas. Podemos señalar que existen dos modos de control social: control social
difuso y control social institucionalizado.

Ahora bien, frente al incumplimiento por parte de un individuo o grupo de los comportamientos
esperables aparece la sanción. «Cada sociedad ha desarrollado un sistema de recompensas y
castigos (sanciones) con el fin de estimular a sus miembros a actuar de conformidad con las
normas existentes. Sanciones positivas se denominan aquellas recompensas que nos son dadas
cuando actuamos conforme a las normas, y sanciones negativas son los castigos que se nos
aplican cuando dejamos de actuar de conformidad con ellas. Debido a la existencia de esas
sanciones es posible mantener el control social.»
El control social y las sanciones que este origina van desde lo
microsocial (el comportamiento en el grupo pequeño) hasta lo
macrosocial (la sociedad tomada como conjunto). Desde el castigo
materno buscando la interiorización de las normas más elementales
como por ejemplo comportamiento en la mesa familiar, hasta la
cárcel, que se le impone a un individuo por ejemplo cuando comete
un robo a mano armada violentando la ley penal.
Cuanto más efectivos sean los mecanismos de control social, sobre
todo el difuso, más conformidad de los integrantes de una sociedad logrará y menos se
necesitará del uso de la fuerza (coerción) para imponer las conductas consideradas socialmente
aceptables. Una sociedad con un relativamente eficaz sistema de control social, requerirá de
elementos de coerción más limitados y de un sistema de normas legítimas altamente
desarrollado.
En las sociedades modernas, el reconocimiento de los denominados derechos humanos, es decir
los derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar
de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición,
actúan como una defesa de las personas ante los abusos de poder del ejercicio desmedido del
control social, sobre todo frente a la aplicación injustificada de sanciones que impliquen
mecanismos de coerción física sobre las personas.
A su vez, es importante destacar que los mecanismos de control social entran en crisis en
momentos que se producen procesos profundos de transformación y cambios sociales.
Momentos en los cuales el orden social vigente está cuestionado en aspectos esenciales y se
vislumbra la llegada de un nuevo orden social. Pensemos la sociedad colonial del Virreinato del
Rio de la Plata y sus mecanismos de control social (desde la iglesia hasta el cabildo, pasando por
los diarios de la época), atravesando el momento en que se desencadenó la Revolución de Mayo
que pugnaba por imponer un nuevo orden de cosas. Es decir, no debemos considerar la
existencia de un orden social vigente y estable, necesariamente como un rasgo positivo en sí
mismo. La valoración que de ese orden social vigente se realice, estará atravesado justamente
por las distintas miradas ideológicas, políticas, culturales, etc., de quien o quienes efectúen esa
valoración. En contrapartida, no siempre la existencia de conflicto social debe ser considerada
como un dato negativo de la realidad, muchas veces el conflicto pone en crisis lo establecido y
visibiliza, se transforma en la expresión de tensiones genuinas que existen en nuestras
sociedades.
Control social y desviación
En contraposición del control social, la desviación social refiere al quiebre de una norma y a la
reacción social que dicha acción envuelve, en un tiempo y espacio determinados. Es decir, a la
vulneración, al menos parcial, de pautas sociales que posee un grupo o la sociedad en su
totalidad. La desviación más extrema podría ser ejemplificada con aquella conducta que es
identificada por el orden vigente como delito, por ejemplo, un robo, un homicidio.
Ahora bien, las normas sociales no son neutrales, por el contrario, tienen mucho que ver con las
diferencias de poder y de clase que existen entre sectores de la sociedad. Por ejemplo, si
analizamos uno de los mecanismos más «duros» de control social, en este caso el derecho penal
y todas sus instituciones (policía, tribunales, cárcel, etc.), veremos que es altamente selectivo en
sus intervenciones. Sin dudas, es más probable que en algún momento de su vida tenga contacto
con el derecho penal una persona que integre un grupo o clase social más vulnerable que
aquellos que forman parte de los sectores más privilegiados. También en sociedad, se deben
afrontar situaciones donde diferentes grupos de personas interactúan con percepciones muy
diferentes sobre lo que resulta aceptable o no. Es decir que, en una misma sociedad conviven
individuos y grupos que evalúan de manera muy diferente una misma situación. Por ejemplo,
para algunos el corte de una calle en virtud de una manifestación popular será evaluado como
una conducta inaceptable que debe ser reprimida o al menos acotada por la fuerza coactiva del
Estado y, para otros, esa misma conducta implicará el ejercicio legítimo del derecho a la protesta
que debe ser protegido. A su vez, aquello que es considerado inaceptable mayoritariamente en
una época, puede ser considerado razonable y legal en otra. Tomemos por ejemplo el
matrimonio igualitario. Lo que era considerado mayoritariamente como una desviación social en
otro momento, hoy es reconocido como un derecho de las personas. Incluso, en las sociedades
modernas, esto varía entre diferentes Estados. En la actualidad, muchas legislaciones consideran
al aborto un delito, lo que sin embargo en otros países es regulado legalmente.
«Una sociedad que es tolerante con la conducta desviada no tiene por qué sufrir el desorden
social. Sin embargo, este logro probablemente sólo se alcanza allí donde las libertades
individuales se dan junto a la justicia social, es decir, donde existe un orden social en el que las
desigualdades no son muy grandes y en el que toda la población tiene la oportunidad de llevar
una vida plena y satisfactoria. Si no hay un equilibrio entre libertad e igualdad, y muchas
personas no se sienten realizadas es muy probable que la conducta desviada se oriente hacia
fines socialmente destructivos.» Giddens, A., Sociología, Madrid, Alianza Editorial, 2006.

ACTIVIDAD:
Luego de leer el texto responde las consignas:
1- Intenta responder en qué consiste el control social.
2- ¿Cuál es la forma de control social más poderosa?
3- Pensar y escribir un ejemplo de control social difuso.
4- Pensar y escribir un ejemplo de control social institucionalizado.
5- ¿Qué función cumple las sanciones en la sociedad?
6- ¿Cuándo una sanción es positiva y cuando es negativa?
7- ¿Qué función tiene el castigo materno cuando somos niños?
8- ¿Qué función tiene la cárcel cuando somos mayores?
9- ¿Cuándo entra en crisis el control social?
10- En las sociedades modernas ¿Cómo actúa el reconocimiento de los derechos humanos?
11- ¿Qué es la desviación social?
12- ¿Cuál es la desviación más extrema?

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