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Las sociedades humanas, desde las más primitivas, hasta lasmás desarrolladas, se han visto
precisadas en forma deliberada oinconsciente, a contar con mecanismos de control respecto
de susintegrantes para asegurar la cohesión del propio grupo.
Control Social:
Es el conjunto de prácticas, estrategias, actitudes y valores destinados a mantener el orden
establecido en las sociedades. Aunque a veces el control social se realiza por medios
coactivos o violentos, el control social también incluye formas no específicamente
coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias.
Entre los medios de control social, que están divididos en formales e informales
encontramos a las normas sociales, las instituciones, la religión, las leyes, las jerarquías, los
medios de represión, los medios de comunicación y la propaganda, los comportamientos
generalmente aceptados, los usos y costumbres y por supuesto las leyes.
No hay organización que nos permita jerarquizar autoridades creadoras de dichas normas,
pues es realizado por cualquier persona que actúa en un momento dado contra la
delincuencia sin que el control del delito sea su actividad profesional; así pues, tenemos
como ejemplo las normas morales, la familia, la religión, la educación, las reglas de trato
social, las organizaciones de masas sociales, los centros de trabajo y los medios de
comunicación masiva, entre otros. Estas no tienen una formalización a través de normas o
leyes escritas, pero son importantes, incluso algunos autores se atreven a decir que son aún
más importantes que las formales pues transmiten hábitos, normas y valores determinados.
En éstos se observa una jerarquía de autoridades que son las encargadas de crear las
normas. En los estados de derecho los objetivos y mecanismo de control social están
recogidos en la legislación explícita.
También se puede clasificar el control social de acuerdo a la actividad coactiva del Estado
de la siguiente forma:
Introducción
El control social aparece en todas las sociedades como un medio de fortalecimiento y
supervivencia del grupo y sus normas. Las normas menores y las leyes son las que conforman
los grupos. La implantación de una moral social (por las influencias sociales que genera) y la
crítica liberal como autodefensa y como interpretación de sucesos e intereses, es el camino
hacia el cambio social. Actúa sobre la desviación social (leyes) y anomia (normas).
La cognición social o perspectiva del comportamiento desviado de forma correcta —cierta—,
tiene un esquema de estereotipos y juicios de valor en su versión no científica, y es posible y
habitual como conocimiento científico —profesional—; es de hecho imposible una sociedad
sin normas (Estado de Derecho) y la cuestión es su precisa naturaleza y los mecanismos para
el caso, sin cargar con más problemas adicionales, solamente el bien común con una
normativa funcional para el orden social. Como el control es importante, a su vez tiene que
haber control sobre los controladores con un consenso en la normativa para un equilibrio de
poderes y controles, que no sea represivo en su actitud.
El control social persuasivo para el logro de la conformidad funciona principalmente con ideas
y valores, que se traducen en actitudes respetuosas de las normas. Se tiende a una moral
libre, opcional, personalizada, menos reglas y con menos control.
Medios formales
Las medidas formales de control social son las que se implementan a través de estatutos,
leyes y regulaciones contra las conductas no deseadas. Dichas medidas son respaldadas por
el gobierno y otras instituciones por medios explícitamente coactivos, que van desde
las sanciones hasta el encarcelamiento o el confinamiento.
En los estados de derecho los objetivos y mecanismos de control social están recogidos en la
legislación explícita.
El método más antiguo para la gestión y solución de los conflictos, es y ha sido el derecho. Para
entender la relación que existe entre el Derecho y el conflicto, utilizare la definición del sociólogo
Julien Freund sobre conflicto:
“El conflicto consiste en un enfrentamiento o choque intencional entre dos seres
o grupos de la misma especie que manifiestan los unos hacia los otros una
intención hostil, generalmente acerca de un derecho, y que, para mantener,
afirmar o restablecer el derecho, tratan de romper la resistencia del otro,
usando eventualmente la violencia, la que podría llevar al aniquilamiento físico
del otro”.[1]
En esta definición identificamos dos elementos: la intencionalidad del conflicto y su relación con un
derecho. Freund hace referencia a esto dos elementos que a mi consideración son fundamentales
para el desarrollo de cualquier conflicto. En cualquier conflicto que analicemos veremos siempre
estos dos elementos: una voluntad de decide conflictuar con otra y un conjunto de argumentos o
racionalizaciones de por qué se conflictua.
Es importante resaltar que la Teoría del Conflicto, en cualquiera de sus desarrollos, tiene en su
base una antropología o visión de la conflictividad humana y que ésta tiene a su vez una psicología
o comprensión de los mecanismos psicológicos que le permiten a los seres humanos justificar sus
acciones.
Volviendo al tema del derecho como mecanismo de solución de controversias, encontramos que
éste, pretende a través de un sistema de normas disuadir a las personas para evitar conductas
que son consideradas como prohibidas y ayudar con esto a los miembros de una comunidad a
conducirse de cierto modo, que es a su vez considerado como deseable. Ciertamente no todos los
conflictos están regulados por la normativa de las comunidades, dado que se entiende que hay
regiones de la vida humana que deben quedar fuera de éstas y que quedan en manos de sus
miembros. Cuando algún conflicto o tipo de conflictos se extiende hasta el punto que la comunidad
reclama su regulación, se busca una nueva regla a través de los mecanismos establecidos para
ello. Remo Entelman define esta situación, clasificando las conductas posibles entre conductas
prohibidas y conductas permitidas. Esta idea, nos lleva a considerar que en un conflicto cualquiera,
los contendientes tienden a buscar cuál de los dos tiene la razón y si no hay acuerdo posible, dejan
que el sistema de normas lo defina. El problema es que el derecho define quién tiene la razón a
partir de la creación de un binomio cerrado: alguien tiene la razón y por lo tanto es titular de
derecho y el otro no tiene la razón y por lo tanto está obligado.
Las posibilidades que los contendientes tienen, se reducen a:
1. Alguien tiene la razón y el otro está obligado.
2. Nadie tiene la razón y por lo tanto son libres. Para ambos es igualmente permitido o legítimo
estar en conflicto con el otro.
“La consecuencia más grave de esta situación de un conflicto permitido es que,
cuando alguien nos enfrenta con sus pretensiones que sabemos no obligatorias
para nosotros, nuestra inmediata reacción es pensar que no estamos obligados
(jurídicamente). Frente a esa constatación, concluimos en primer lugar que “no
estamos en conflicto con él”, desde que no tiene “derecho” a lo que nos pide. Y
en segundo lugar, que no es, por ende, nuestro interlocutor”. [2]
Ilustración 1. Universo de las conductas posibles en una sociedad con derecho.
Siendo esto así, nos percatamos que hay una multitud de conflictos que están fuera del rango de lo
normado y que por ello, los seres humanos son libres para conflictuar entre sí.
Si la norma no prevé medios para resolver estos conflictos, ¿qué medios tenemos a disposición
para resolverlos? Más aún, ¿qué pasa si a pesar de estar normado un conflicto, dicha normativa no
tiene la suficiente legitimidad para ser respaldada por los actos de los ciudadanos? Una respuesta
parcial, pero atinente, es que debemos buscar métodos alternativos que nos permitan regular estos
conflictos, algo de lo que nos ocuparemos más adelante. En síntesis, muchos conflictos surgen de
la pretensión de actores que creen tener derecho, frente a otros que creen no estar obligados,
pretensiones que son incompatibles, pero permitidas, dado que no son sancionadas por las normas
vigentes. En este ámbito, el derecho como método de resolución de conflictos es insuficiente o
poco efectivo. Según Entelman, la Teoría del Conflicto requiere de una definición lo
suficientemente general para tener una región ontológica que permita dar cuenta de todos los
conflictos en todos sus niveles, definición que resulta útil para nuestros propósitos:
“El conflicto, es una especie o clase de relación social en que hay objetivos de
distintos miembros de la relación que son incompatibles entre sí”[3].
Se hace un énfasis particular en el conflicto como dado dentro de una relación social en donde
social, puede ser dos, diez, mil o millones de personas involucradas, lo que agregaría a cada
escalón un cambio en sus estructuras, dinámicas y modos de abordaje. Aquí se señalan sólo los
posibles conflictos entre pares, individuo-individuo o institución-institución, pero como se puede ver,
pueden darse otras combinaciones y en cada una de ellas [4] podemos analizar su estructura, los
procesos, los recursos y el tipo de abordaje. Pero también podemos anticipar que cuanto más se
eleva el número de participantes, más se eleva también el nivel de complejidad del conflicto, los
factores intervinientes y especialmente la dinámica de los mismos.
Teniendo en cuenta que el Derecho no puede operar en muchos de los anteriores escenarios y que
corresponde a la sociedad integrar dentro de sus posibilidades los mecanismos alternos de
solución de controversias tales como: la negociación, la mediación, la conciliación y el arbitraje
entre otros. Es toda una tarea que desde la academia debemos promover estas discusiones
necesarias para la sociedad en aras de construir comunidades pacíficas, con alta tolerancia y
respeto por el otro; sociedades donde la cultura de paz sea algo que se integre en los valores
familiares y comunitarios.
[1] Freund, Julien. (1983). Sociología del conflicto, Madrid: Ediciones del Ejercito, pág. 58.
[2] Entelman, Remo. (2009). Teoría de conflictos. Hacia un nuevo paradigma, Barcelona: Gedisa,
pág. 56. Aparece aquí la diferencia entre legalidad y eticidad.
[3] Entelman, R. (2009), pág. 49. El autor parte de que la región más amplia dentro de la cual se
inserta el conflicto es la región de las relaciones sociales y que de ahí se pueden derivar un largo
listado de posibilidades, en cuyos extremos se encuentran las conductas cooperativas y las
incompatibles, sean éstas reales o percibidas.
[4] Bastaría con agregar al gráfico dos entradas, un rol intercambiable entre ellos, por ejemplo,
demandado (arriba) – demandante (a la izquierda), o al revés. Así tendríamos una cantidad
considerable de situaciones conflictivas. Pero el cruce podría no ser entre roles, sino entre recursos
o poder relativo.