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5 Tips para leer mejor, por el Padre Pipe.

Dios nos habla al corazón. La palabra de Dios es presencia de Cristo. No es una simple lectura. Por eso:

Recordar: leer en la Santa Misa es un servicio, no un privilegio, por eso hay que adoptar una actitud de humildad en el
ejercicio de este encargo.

1) Hay que prepararla espiritualmente y técnicamente en casa. Espiritualmente haciendo oración con la misma (¿Qué
me quiere decir Dios con esta lectura?), haciendo oración por las personas que van a escuchar, pedir al Espíritu Santo
que me utilice, guíe e ilumine. Para la preparación técnica, se repasa y busca las palabras difíciles (ver en el siguiente
apartado más sobre esta preparación).

2) Hay que tener actitud de servicio y disponibilidad a Dios y a mis hermanos.

3) Hay que llegar con tiempo (antes de empezar la misa) y ubicarse en un lugar cerca del altar (lo más cerca posible).

4) Contar con la vestimenta adecuada y hacer la reverencia al altar.

5) Postura correcta, buen contacto visual (se mira al infinito) y buena respiración.

Preparación técnica

 Repasar el texto las veces que sea necesario


 Entender el tipo de texto y su intencionalidad (narración, poesía, lamentación, entre otros).
 Colocar énfasis en alguna palabra.
 Recordar que somos simples instrumentos de Dios.
 Respirar adecuadamente, guardando el aire suficiente y realizar la respiración (exhalar) en los signos de
puntuación.
 En cuanto al tono, hay que colocarlo en el nivel adecuado según el texto que se leerá.
 El texto no se debe proclamar ni muy rápido, ni muy lento, como si fuese una conversación.
 Hay que tener una buena dicción, pronunciando de manera clara y limpia, pronunciando cada sílaba como debe
ser.

Errores típicos

 Leer las rúbricas, ejemplo: “primera lectura” o “salmo responsorial”.


 Decir: “al salmo respondemos”, “es palabra de Dios”.
 Proclamar con una actitud de vanidad, ejemplo: desfilar al salir a leer, mover el cabello, colocarse en el “mejor
perfil”, etc.
 Correr para subir a proclamar o hacerlo demasiado lento.
 Inapropiada presentación personal y una mala postura.
 Al proclamar, hacerlo con un tono muy bajo o muy alto.
 Equivocarse al leer y decir “perdón” o disculparse. Hay que seguir, si la palabra que se dijo mal es importante, se
puede repetir.

NOTA: El ser proclamador de la Palabra de Dios me debe llevar a mi a tener una relación más de cerca con Dios, no es
que yo le aporte a este servicio, por el contrario, es Dios quién va a hacer su obra en mi por medio de esta misión que Él
me ha encomendado.

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