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Actividad # 04 OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS

Todos sabemos que para tener una amistad o tener una relación con alguien lo más importante es la
comunicación, para que podamos conocernos, si yo tengo un amigo. Yo tengo que conocerle a través de la
comunicación. Y lo mismo pasa con nuestro Creador, con Nuestro Señor, con nuestro Padre nuestro amigo
que es Dios. Entonces para que nosotros podamos conocerle y podamos vivir una vida Feliz, llena de
bendiciones debemos de hablar con Dios es sumamente importante, para poder mejorar nuestra
comunicación con Dios.
HÁBLAME SEÑOR
"Señor Jesús fuimos creado para darte honra, gloria y honor Y aquí delante de tu presencia háblanos señor"
Ante tu presencia, buscándote señor Anhelo ver tu rostro, y escuchar tu dulce voz Pon tu mano en mi señor,
en mi cansado corazón Y en tus ríos de agua viva, refréscame señor. Háblame señor, háblame Déjame
escuchar tu voz, déjame sentir tu amor Y háblame señor, háblame Arrodillado ante tus pies, escucha
humilde el corazón Ante tu presencia, buscándote señor Anhelo ver tu rostro, y escuchar tu dulce voz Pon tu
mano en mi señor, en mi cansado corazón Y en tus ríos de agua viva, refréscame señor. Y háblame señor,
háblame Déjame escuchar tu voz, déjame sentir tu amor Y háblame señor,…
Planteamos las siguientes interrogantes, toma nota y responde en tu cuaderno:
1. ¿Qué nos muestra el Señor a través de su palabra?
2. ¿Por qué crees que la Biblia nos ayuda a conocer más a Dios?
3. ¿Estás realizando lo que Dios te pide como estudiante?
4. ¿De qué manera demuestras tu amor hacia el Señor, tu Dios?
5. En tu familia, ¿están siguiendo el camino que Dios quiere que sigan?
La lectura orante de la Palabra de Dios es un alimento indispensable para la vida cristiana y es, además, un
modo especialmente contemplativo de orar y de acercarse a la Palabra de Dios.
Leamos con atención la lectura, 1° carta al Tesalonicense 2, 13.
1.- ¿Qué mensaje Ud. rescata de esta lectura?
2.- ¿Qué Promesa nos da Él Señor, con respecto a su Palabra?
La Biblia nos enseña que Dios tiene un buen plan para todos aquellos que ponen su fe en Jesucristo. Su plan
es perfecto, y llevará a todo el que lo siga a una vida en abundancia. Pero hay muchos cristianos que no han
disfrutado el cumplimiento del plan perfecto para su vida porque no escuchan y obedecen la dirección de
Dios. Lo que hacen es escoger, ya sea a sabiendas o por ignorancia, seguir su propio rumbo. Más personas
podrían caminar en la perfecta voluntad de Dios si aprendieran a escuchar su voz. Escuchar a Dios es vital
para disfrutar de su plan eterno, pero escucharlo es nuestra decisión– nadie la puede tomar por nosotros.
Dios no impone su voluntad en nosotros. Sin embargo, Él hará todo lo que pueda para animarnos a decirle sí
a su dirección. Dios nos habla de muchas maneras, incluyendo a través de su Palabra, naturaleza, gente,
circunstancias, paz, sabiduría, intervención sobrenatural, sueños, visiones, y el “testigo interno”. Este testigo
interno se describe mejor como conocer muy en los adentros la sutil voz del Padre. Dios también habla con
voz perceptible en ocasiones. Con tantas opciones, uno se creería que escuchar a Dios es fácil.
Respondemos en el cuaderno
1. ¿Cómo es que Dios me habla a través de la escritura?
2. ¿Si Dios me habla por la escritura, cómo debo hacer esa lectura de la escritura para escuchar a Dios?
Actividad # 05 LECTIO DIVINA
Sabemos que la lectura de la Palabra es esa agua de Dios que hace germinar nuestra vida con eficacia. La
Palabra de Dios actúa en el hombre y, por medio de ella, Dios realiza su voluntad en nosotros. Por eso, la
Lectio no es simplemente un ejercicio intelectual, sino algo que cambia nuestra vida. Cuando hablamos de
Lectio divina nos referimos a un método concreto de orar con la Palabra que tiene sus raíces en el Pueblo de
Israel, en los padres de la Iglesia y en la experiencia multisecular de los contemplativos. Un método de
oración que recomienda el mismo Concilio Vaticano II: De igual forma el Santo Concilio exhorta con
vehemencia adapta un lenguaje o busca sinónimos acorde a estudiantes del VI ciclo a todos los cristianos en
particular a los religiosos, a que aprendan «el sublime conocimiento de Jesucristo», con la lectura frecuente
de las divinas Escrituras. «Porque el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo».
Lléguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada Liturgia, llena del lenguaje de
Dios, ya por la lectura espiritual… pero no olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada
Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre; porque «a él hablamos cuando oramos, y a él
oímos cuando leemos las palabras divinas»
El método de la lectura de Dios consta de cuatro pasos que son tradicionales: lectura, meditación, oración y
contemplación. Pero hay una introducción que es importante:
INVOCACIÓN INICIAL AL ESPÍRITU SANTO Antes de empezar a leer la Escritura hay que comenzar invocando
el don del Espíritu Santo, porque sólo con su ayuda se puede captar el sentido profundo de la Escritura. El
Espíritu es el que ha inspirado las Escrituras, el que conoce a la vez las profundidades de Dios y de nuestro
corazón. Sólo con su ayuda podemos entrar en el corazón de Dios por medio de la lectura de su Palabra, sólo
con su intervención la Palabra de Dios penetra en lo más hondo de nuestra alma. La Palabra se hace fecunda
si el Espíritu de Dios anima a quien la lee. En el primer paso tenemos:
1. LEER: nos planteamos la pregunta: ¿Qué dice el texto bíblico de la palabra? Tenemos que comprender la
Palabra para descubrir lo que Dios enseña mediante el autor inspirado. Leer el texto no basta en la lectura,
se trata de escuchar la Palabra de manera vital, porque es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo quienes hablan.
Por eso debes hacer la lectura con todo el ser: con el cuerpo, porque se pronuncian las palabras con los
labios; y con la memoria que las fija en la inteligencia y comprende su sentido. El fruto de esta lectura es la
experiencia con Dios. Tu actitud en este sentido debe sintetizarse en esta frase: “Habla, Señor, que tu siervo
escucha…” Esta experiencia de Dios a veces es tan profunda que te puede llevar al llanto, como le pasaba al
pueblo de Israel, que, a la lectura de la Palabra hecha por Esdras, lloraba (cf. Ne 8,9).
2. MEDITAR: ¿Qué dice el texto bíblico como palabra de Dios? La Lectio Divina compromete al hombre
entero: murmullo de la Palabra, esfuerzo de atención del pensamiento, del sentimiento, de la memoria, con
el fin de que las palabras se impriman en el corazón. Meditar se parece al rumiar de algunos herbívoros. La
Palabra se asimila volviéndola a traer otra vez a los labios y al corazón por medio de la repetición. Rumiar la
Palabra es comer espiritualmente la Escritura, y así la Escritura se transforma en alimento y bebida en ese
modo de reflexión que nos lleva a gustar la Palabra contemplativamente: gustándola después de haberla
meditado.
3. ORACIÓN: ¿Qué me hace decir al Señor el texto bíblico como camino de oración? Ciertamente que, desde
el principio de la Lectio, estamos orando. Pero en esta etapa de la lectura de Dios, la que llamamos oración,
lo que predomina es nuestra respuesta a la Palabra. Se trata de la segunda parte del diálogo con el Señor, en
la que somos nosotros los que hablamos a Dios. Es la misma Palabra la que provoca en nosotros esa
respuesta. A veces será la súplica o el agradecimiento, la petición de perdón o la acción de gracias. Aquí la
oración de la Lectio puede tomar diversos caminos.
4. ACTUAR: ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? Testimoniar la Palabra… para actuar de
acuerdo a la voluntad del Señor. De las últimas fases de la oración se pasa fácilmente a la contemplación: del
diálogo personal e íntimo con el Señor se pasa al silencio amoroso en el que se gusta a Dios directamente; se
pasa de la Palabra de Dios al mismo Dios. Así lo manifiesta uno de los maestros antiguos de la Lectio: Cuanto
más te conozco, más profundamente deseo conocerte; no en la corteza de la letra, sino en el conocimiento A
este paso, no podemos llegar a él por medio de nuestras propias fuerzas. Es el fruto maduro de la Lectio. Se
trata de llamar a las puertas de la contemplación por medio de la Lectio, de modo que Dios las abra cuando
desee
Ahora que ya sabes lo qué es la Lectio divina, te planteamos:
1.- ¿Qué compromiso asumes frente a la Lectio divina?
2.- Lea Lucas 15, 1-7 y responda
2.1 ¿Qué personajes aparecen en la lectura?
2.2. ¿Qué hace el Pastor con la oveja perdida?
2.3. ¿A quién representa el Pastor y a quién representa la oveja?
2.4. A partir de la lectura bíblica y de las respuestas ¿Qué mensaje importante me gustaría concluir?
3.- Podrías realizar la Lectio divina, tomando la cita bíblica de Lucas 15, 1-7

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