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Comúnmente se piensa que la resistencia

indígena al español se limitó al proceso


de conquista que culminó en la segunda
mitad del siglo XVI. Inolvidables son las
descripciones de cronistas e historiadores
que narran episodios tan memorables
como la caída de la ciudad de
Tenochtitlán -capital del imperio azteca-
o el desbande de Cajamarca, donde
Francisco Pizarro logró apresar al Sapa
Inca Atahualpa.

Sin embargo, la resistencia al europeo fue


una constante del largo período colonial.
A medida que las huestes hispanas
avanzaban e intentaban dominar los
extensos territorios americanos, se
enfrentaron a muchos pueblos que les
opusieron una tenaz lucha.

El rechazo se manifestó de diversas


maneras, abarcando desde la simple
resistencia pasiva incorporada al quehacer
diario, hasta la rebelión armada y
generalizada. En muchas zonas
conquistadas por el español, los nativos
continuaron con sus viejos ritos y
creencias, desafiando a la autoridad que
intentaba imponer su religión. Estallidos
locales y motines de variada intensidad
conmovían de tanto en tanto a todas las
provincias de la América colonial. Por
último, en importantes regiones alejadas
de los grandes núcleos urbanos, la guerra
permanente caracterizó las relaciones
hispano-indígenas.
Las sublevaciones del siglo XVI se deben
comprender en el contexto del proceso de
conquista. En la mayoría de ellas predominó
la violencia con todos sus excesos,
practicados por ambos bandos. Por citar un
ejemplo, en la guerra de Arauco en el reino
de Chile, las crueldades eran pan de cada
día. Fueron numerosos los empalamientos
que afectaron a los mapuches, siendo quizás
el más conocido el realizado
al toqui Caupolicán. Por el otro lado, los
soldados españoles se estremecían con el
sonido de las flautas, fabricadas por los
mapuches con los huesos de las canillas de
hispanos capturados en combate.

Ya a partir de la segunda mitad del siglo


XVI, la excesiva intransigencia de los
misioneros católicos respecto a las
costumbres y creencias nativas, desencadenó
diversos movimientos locales que
combinaban la violencia con rasgos
milenaristas. Generalmente estas rebeliones
fueron estimuladas por hechiceros que
anunciaban la llegada de nuevos tiempos. Se
predicaba el abandono del cristianismo y la
vuelta a las tradiciones precolombinas a
través del restablecimiento del orden
interrumpido por la conquista.
Un ejemplo de esta situación es la llamada
guerra del Mixton en el norte de México
(Nueva Galicia), entre 1541 y 1542. Allí las
tribus cascanes se levantaron en la región de
Tlatenango y Suchipila, quemando iglesias y
cruces, matando misioneros y castigando
severamente a los indígenas que persistían en
la fe católica.

Pero la evangelización no siempre fue


resistida violentamente. En muchos lugares
el milenarismo actuó silenciosamente a
espaldas del español, originando
movimientos que cuestionaban la
dominación hispana en un plano ideológico y
cultural. Quizás el caso más conocido fue el
del Taqui Ongo en el Perú de las últimas
décadas del siglo XVI. Este movimiento
preconizó el enfrentamiento de los dioses
indígenas con el dios cristiano, donde el
triunfo pertenecería a los primeros. De esa
manera, los europeos serían expulsados del
mundo andino, iniciándose un nuevo ciclo
cósmico.

A la rebelión violenta y al milenarismo hay


que agregar la incorporación parcial de
algunos elementos de la doctrina católica,
con el propósito de esconder la vigencia del
culto a los dioses antiguos. El sincretismo
religioso de nuestros días deriva
precisamente de esta reacción, que permitió
al indígena mantener parte de sus creencias
bajo las formas del culto cristiano.
Si bien a lo largo del siglo XVII la religión
católica fue paulatinamente asimilada en las
zonas urbanas dominadas por los españoles,
en las fronteras del imperio colonial la
resistencia indígena fue un fenómeno
permanente.

Cuando empleamos el término "frontera",


nos referimos a lo que Céspedes del Castillo
definió como "un espacio geográfico en el
que un pueblo en movimiento entra en
contacto con otro u otros de cultura muy
diferente a la de aquél. Frontera es, al mismo
tiempo, el proceso de interacción entre esos
pueblos y sus respectivas culturas, que en
mayor o menor medida quedan influidas
unas por otras. ... La frontera que se acaba o
cierra en un lugar se abre en otro si el pueblo
que la inició con su movimiento continúa
desplazándose, hasta el instante en que ese
dinamismo cese".
A lo largo de todo el período colonial
existieron fronteras desde el desierto del
norte de México o la selva amazónica, hasta
el extremo sur de la gobernación de Chile.
En estas extensas regiones habitaban pueblos
nómades o seminómades que retrasaron o
imposibilitaron la conquista española de
dichos territorios.

¿Cómo estas culturas pudieron hacer frente al


europeo durante tantos años? Sin duda, se
pueden enumerar muchos factores para
comprender esta situación. Dejando de lado
peculiaridades de índole netamente local, se
aprecian características más o menos
similares que son propias de la resistencia
fronteriza.

En primer lugar habría que señalar la difícil


geografía de estas áreas en disputa, cuyo
perfecto conocimiento por parte de los
indígenas causó más de un dolor de cabeza a
los españoles. Por ejemplo, los chichimecas
del norte de Nueva España subsistían en
zonas muy áridas gracias a un óptimo
aprovechamiento de la flora y fauna del
desierto, mientras los hispanos debían
desplazarse con enormes bultos que les
restaban movilidad.
La estructura socio-cultural de estos
pueblos, basada en múltiples jefaturas
locales, imposibilitaba al invasor concertar
acuerdos de paz duraderos, pues cualquier
cacique podía transgredirlos. No sólo los
españoles experimentaron este problema,
sino también lo vivieron los aztecas e incas
en sus respectivas guerras expansivas.

Por otra parte, la apropiación y asimilación


de elementos materiales desconocidos para
los indígenas, les permitió enfrentar con
mayor eficacia al invasor. Uno de los
ejemplos más ilustrativos fue el uso que los
nativos dieron al caballo, que les otorgó una
mayor movilidad, rapidez y sorpresa en la
guerra y también fue incorporado al mundo
ritual y a su dieta alimenticia.
Las tácticas militares empleadas por los
naturales se fueron modificando,
adaptándose a una guerra de emboscadas o
"guerrillas", que evitaba la batalla a campo
abierto contra las huestes hispanas.

Estas características sin duda nos ayudan a


entender mejor la larga duración de la
resistencia que
opusieron mapuches, chichimecas,
chiriguanos, guaraníes, mayas, apaches y
navajos, entre muchos otros.

Además de las guerras fronterizas, en los


siglos XVII y XVIII se registraron
numerosas rebeliones indígenas al interior de
las unidades administrativas coloniales. Estos
conflictos fueron mucho más importantes de
lo que la historiografía tradicional ha querido
admitir. Por ello, los estudios monográficos
sobre este tema son muy escasos. Si
omitimos el caso del célebre levantamiento
de Túpac Amaru en 1780 -conflicto que
cuenta con una vastísima bibliografía- la
mayoría de los otros movimientos ha
permanecido casi en las tinieblas.
Muy poco se han difundido los alzamientos
de Enriquillo en La Española, de
los mayas del Yucatán, de los acaxées en el
actual estado de Durango, de los indios
pueblo del norte de México, de los nativos de
la selva amazónica liderados por Juan Santos
Atau Huallpa, de los calchaquíes del noroeste
argentino o de Túpac Catari en la Audiencia
de Charcas.

Las rebeliones indígenas del período colonial


se producen por diversas motivaciones que se
pueden englobar en la imposición de un
sistema económico y social que había
quebrado las antiguas estructuras nativas. La
resistencia germina cuando el aborigen
decide rechazar dichas imposiciones por la
fuerza de las armas.
El pesado servicio personal, la mita, la
encomienda, instituciones laborales donde
el indígena recibía escasos beneficios tras
grandes esfuerzos, provocaron
insatisfacciones. Si a ellas le sumamos el
trauma de la conquista y la aparición de
líderes que ensalzaban el milenarismo,
podemos entender el estallido de numerosos
motines de carácter local y de grandes
rebeliones de mayor alcance.

Sobre todo en el siglo XVIII, el clamor del


indígena se dirigió contra la figura
del corregidor. Estos funcionarios, mal
pagados por la corona, acostumbraban
realizar los "repartos de mercancías".
Mediante este sistema se obligaba al indio a
adquirir artículos que no eran de primera
necesidad (medias de seda, libros de teología,
porcelana china, etc.) e incluso se lo forzaba
a endeudarse. Además, muchos corregidores
actuaban despóticamente en su jurisdicción,
tolerando abusos y disponiendo de la mano
de obra indígena.
La rebelión encabezada por José Gabriel
Condorcanqui (Túpac Amaru) simboliza la
respuesta indígena más radical frente a la
situación descrita. No fue casual el temprano
ajusticiamiento del corregidor de Tinta,
hecho que se constituyó en la señal para el
alzamiento de miles de indígenas del
virreinato del Perú en noviembre de 1780.

También hubo convulsiones producto de la


ubicación del nativo en la pirámide social.
La sociedad estamental colonial relegaba al
aborigen a uno de los estamentos más bajos,
existiendo escasas posibilidades de
integración en la sociedad liderada por el
estrato hispanocriollo. Los motines urbanos,
con participación de mestizos y castas,
estallaban precisamente por
estas desigualdades.

Veremos a continuación la localización de


las principales rebeliones indígenas del
período colonial en los siguientes mapas:

AMERICA DEL SUR MEXICO Y CENTROAMERICA

1. rebelión de Manco Inca en 1. rebelión del Bahoruco encabezada


1536, continuada por Sairi por el cacique Enriquillo en La
Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Española entre 1519 y 1533
Túpac Amaru hasta 1572 2. alzamiento en Puerto Rico en 1511
2. movimiento milenarista del 3. guerra de Mixton en el norte de
Taqui Ongo en la década de México (región de Tlatenango y
1560 Suchipila), donde se levantan las
3. guerras calchaquíes en el tribus cascanes al mando de
noroeste argentino desde 1562 Tenamaxtli en 1541
y rebelión calchaquí en 1659 4. guerras chichimecas que enfrentan a
acaudillada por el español los zacatecos, guachichiles, pames,
Pedro Bohórquez cascanes y guamares con los
4. insurrección de los indios españoles, entre 1550 y 1590 y
quimbayas en 1577 en el valle alzamiento general de los
del río Cauca guachichiles en Nueva León, en
5. alzamientos de los taironas 1624
entre 1571 y 1575 5. sublevación de los acaxées de la
6. guerras protagonizadas por los sierra de San Andrés abanderados
chimilas, tupés y guajiros en por el "Obispo", en 1604
la Audiencia de Bogotá 6. levantamientos de los tepehuanes en
7. rebelión de corte milenarista Nueva Vizcaya, en 1616 y 1617
de tribus guaraníes, 7. rebelión de los indios guazaparis en
encabezada por Oberá 1632 en Sinaloa
alrededor de 1579 y guerras 8. rebelión de las siete naciones desde
guaraníticas entre 1754 y 1643 en el norte de Nueva Vizcaya
1756 (Chihuahua), que aglutina a
8. levantamientos generales tobosos, cabezas, salineros,
mapuches encabezados por mamites, julimes, conchos y
Lautaro y Pelantaru en 1553 y colorados
1598 respectivamente y 9. alzamientos tarahumaras en 1646,
rebeliones mapuches de 1655- 1650-1652 y 1684-1690
1656, 1723 y 1766 10. sublevación de los indios pueblo
9. guerras contra los chiriguanos liderados por el hechicero Popé, en
en la Audiencia de Charcas 1680 en torno a la ciudad de Santa
durante el siglo XVI; Fe
levantamiento de los 11. levantamiento de los indios de la
chiriguanos acaudillados por Baja California (pericúes y coras)
Aruma en 1727 y alzamientos contra las misiones jesuitas,
chiriguanos en 1778 y 1799 instigados por los jefes Botón y
10. guerra fronteriza contra Chicori en 1734 y 1735
distintos pueblos del Chaco 12. alzamiento de yaquis, pimas y
(especialmente los mayos de Sonora en 1740 y rebelión
guaycurúes), donde sobresale de los pimas entre 1768 y 1770
el levantamiento general de 13. enfrentamientos con grupos apaches
1632 en el que participaron de Tejas, en 1758
los olongastas, capayanes y 14. movimiento milenarista encabezado
los cacanos o diaguitas por Jacinto Caneq en Yucatán, en
11. a mediados del siglo XVII se 1761
levanta el cacique Andrés
Zampati en el bajo Urubamba
y posteriormente se rebelan
los mismos indígenas,
liderados por Mangoré y
Siquirincho
12. levantamiento de los nativos
de la isla de Chiloé en el sur
de Chile en 1712
13. insurrección popular en
Oropesa (Cochabamba)
dirigida por el mestizo Alejo
Calatayud en 1730
14. rebelión de Juan Santos Atau
Huallpa en la selva amazónica
en tierras del Gran Pajonal,
desde 1742
15. rebelión de José Gabriel
Condorcanqui, Túpac Amaru
II, desde 1780
16. correrías de los hermanos
Tomás, Dámaso y Nicolás
Catari en 1780 y 1781 y
rebelión de Túpac Catari en la
Audiencia de Charcas en 1781
17. levantamiento en la ciudad de
Oruro en 1781
18. participación indígena
encabezada por Ambrosio
Pizco en el movimiento de los
comuneros del Socorro en
Nueva Granada, en 1781

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