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La argentina colonial - Fradkin y Garavaglia

Capítulo 2 - Del alto Perú al Paraguay

Proceso de constitución de un abanico de regiones productivas que conforman uno de los


sectores relevantes del “espacio peruano”, inmenso territorio que la minería alto peruana fu
creando a su alrededor como polo de atracción y ordenamiento regional. En los siglos XVI y
XVII, este abarcaba el territorio que se extendía desde Quito hasta Paraguay. Cada una de las
regiones fue especializándose en una o dos mercancías que tenían un precio competitivo en
los mercados mineros. La plata hacía el viaje de vuelta hacia la s regiones productivas, donde
se atesoraba y en parte se volvía a la circulación, para dar así continuidad a la trama de
intercambios entre las diversas regiones.

El Tucumán y el corredor Potosí-Atlántico

Las relaciones interétnicas:

En 1611 el visitador Francisco de Alfaro, oidor de la Audiencia de Charcas, prohíbe el servicio


personal y los yanaconas (servidumbre) y dicta una serie de disposiciones para regularizar la
situación de las encomiendas tucumanas. Desde 1611 en adelante, los encomenderos al igual
que algunos gobernadores del periodo, presentan a la Coronas una serie de documentos de
fuertes protesta contra la actuación del visitador. Situación de indígenas en Tucumán: envíos
de indios como cargadores a Potosí, trabajos en chacras y en estancias agrognaderas, escasa
presencia de curacas (cacique local), persistencia de las relaciones de comensalidad con
algarrobales y chañares, debilitamiento de la estructura de los pueblos de indios e importancia
del servicio personal de los yanaconas en las casas y unidades de producción de los españoles.
En algunos pueblos de Salta y Jujuy el tributo era parcialmente percibido en “monedas de la
tierra”. Estas ordenanzas de Alfaro de 1611 se convirtieron en letra muerta apenas unos pocos
años después de la visita.

La resistencia indígena: los valles calchaquíes

La resistencia indígena fue muy importante en toda el área y ellos obligo a los españoles a
conformarse con situar sus primeros poblados en las llanuras bajas, ante la imposibilidad de
establecer asentamientos durables en los valles. Los españoles no hacían más que calcar la
conducta que habían tenido un siglo antes los Incas, que solo habían conseguido dominar
parcialmente a los grupos étnicos y los valles serranos.

Los valles calchaquíes se orientan de norte a sur y están recorridos por dos ríos: el Calchaquí y
el Santa María, ambos se unen en Cafayate. Los valles pueden ser divididos en tres aéreas: el
valle de los pulares en el norte, el valle Calchaquí propiamente dicho en el centro y el valle de
Yocavil en el sur. Los tres estaban ocupados por diversos grupos étnicos.

Las poblaciones de los valles presentan también una gran variedad en su relación con los
invasores europeos, desde la habilidad de los pulares hasta la resistencia y lucha abierta de los
Quilmes o tolombones. Los españoles enfrentaron grandes dificultades para sostener a estos
grupos aguerridos, de liderazgo disperso. Algunos tenían fuertes enfrentamientos entre si,
otros mantenían vínculos amistosos, sellados generalmente por intercambios de mujeres entre
los líderes étnicos.

Los linajes curacales tenían una fuerte tendencia a enlazarse entre si y un hondo sentimiento
de superioridad social frente a los indios del común. Un liderazgo disperso no impedía que se
formasen confederaciones circunstanciales entre varios grupos, como ocurrió durante los
levantamientos. Trajo como resultados para los españoles diversas oleadas de guerra abierta
en un marco general de indudable resistencia: entre 1560 y 1563 tuvo lugar el primer y gran
levantamiento, a este le sigue un periodo que llega hasta 1585, en el cual la presencia
española en los valles es mínima. Esta situación de los valles puede asimilarse a otros
fenómenos semejantes que ocurrían en algunas aéreas marginales del vasto imperio
americano, donde hubo persistentes focos de resistencia a la dominación de los europeos.

En 1630 estallo la gran rebelión que se extendió hasta 1643. Hacia el fin de los levantamientos,
algunos de los grupos del valle fueron desnaturalizados y repartidos entre los vencedores
como yanaconas. Una vez finalizada la campaña represiva los españoles se retiraron de los
valles. Entre 1656 y 1664 se dio la última experiencia guerrera de los calchaquíes. Una vez
derrotados fueron repartidos entre los encomenderos de todo el Tucumán y Santa Fe. Por
primera vez se convertirían en encomendados sometidos a servicio personal, bastante más de
un siglo después de la promulgación de las Leyes Nuevas, que prohibían tanto la esclavización
de los indios como el servicio personal.

Los Quilmes, fueron obligados a rehacer su poblado a 1200 kilómetros del original, a unas
pocas leguas al sur de la ciudad de Bs. As., en plena pampa. Los sobrevivientes fueron forzados
a formas una reducción que contaría no más de 800 individuos. La resistencia había sido
vencida. Aunque a más de 130 años del inicio de la conquista y al precio de despoblar casi
completamente los valles. La mayor parte de los pobladores autóctonos fueron reducidos a
pueblos, sometidos así al dominio de sus encomenderos, quienes contribuyeron a ubicarlos en
las proximidades de sus estancias y haciendas.

El engarce con el espacio peruano

Desde el siglo XVI, los encomenderos y gobernadores del Tucumán llevan a


cabo un fructífero comercio con textiles de algodón, que tiene una de sus
vías de salida fundamentales en los mercados de Potosí y Chile. El textil
cordobés de algodón habría entrado en crisis en los años treinta del siglo
XVII. Entre las causas probables de la caída, estaría la competencia peruana
en el mercado. El algodón de los pueblos de indios e algunas aéreas, como
Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero, siguió teniendo una presencia
relevante en los mercados regionales, aun cuando es probable que su
difusión no pasara ya de la Quebrada de Humahuaca.

Los productos principales que los colonos europeos envían al Alto Perú son vacas y mulas. Un
documento de 1677 evalúa el tráfico de vacas y mulas- además de yerba paraguaya y azúcar-
que pasan por Santiago del Estero en viaje hacia Potosí cada año. Para este tráfico se
organizaban compañías entre encomenderos, mercaderes e intermediarios que, gracias a la
fuerza de trabajo de los indios encomendados y de una creciente población mestiza más o
menos libremente enganchada, envían sus hatos hacia el Perú. Algunas de las ciudades del
camino de Potosí, Salta y Jujuy, funcionaron como etapas primordiales de invernada en este
largo viaje que había comenzado en las campañas del litoral.

Si bien en los primeros tiempos en los envíos de animales al Perú participaron casi
exclusivamente empresarios tucumanos, ya desde mediados del siglo la presencia de hombres
llegados desde Santa Fe y Bs. As., asociados con mercaderes tucumanos o alto peruanos,
comenzó a hacerse sentir. A veces estos empresarios incluyeron en el contrato a sus indios
encomendados, para que fueran peones en los arreos. El trabajo relacionado con el transporte
fue uno de los principales para indios y mestizos en todo este periodo.

¿Cómo se realizaban estos viajes? En 1693, los indios de una encomienda salteña cuentan que
hicieron un viaje a la ciudad de Buenos Aires a hacer vacas con el dicho encomendero y las
trajeron, tardaron en dicho viaje un año y medio y no les pagaron lo que acordaron. Ese mismo
año, unos indios de una encomienda catamarqueña hicieron cinco viajes entre la estanca del
encomendero y Córdoba. Otros indígenas de Santiago del Estero centraban sus quejas en los
alquileres que sus encomenderos realizaban a terceras personas para destinarlos a arreos de
vacas o mulas desde Buenos Aires a Salta. También ocurría en algunos pueblos de Jujuy, que
los indios mismos se desempeñaban como pequeños empresarios en la arrienda y el trasporte,
continuando así una vieja tradición prehispánica e incluso utilizando camélidos andinos, al
menos hasta las primeras décadas del XVII.

Desde la época de Mercado y Villacorta, hacia 1662, los indígenas del chaco chocaron con los
blancos en Estero, desde ese momento, las tierras adyacentes a las ciudades de Jujuy, Salta,
Estero, San Miguel y Santiago del Estero estuvieron expuestas a los ataques chaqueños. Este
hecho tendría consecuencias contradictorias en la vida social y económica del Tucumán:
inseguridad en los caminos y el tráfico mercantil, necesidad de armar entradas militares de
defensa, así como la imposibilidad de repartir piezas indígenas entre los aventureros y
soldados que formaban parte en esas entradas. Desde ese momento, hasta mediados del siglo
XVIII, fue una extensa frontera caliente y la práctica de los repartos de familias indígenas entre
soldados y colonizadores se volvió corriente durante casi todo el periodo.

A lo largo del siglo XVIII, los pueblos de indios (con excepción de los de Salta, Jujuy y Santiago
del Estero y algunos de San Miguel de Tucumán) se volvieron cada vez menos importantes
demográficamente. Este proceso de muerte lenta se extendió en el tiempo, todavía a
mediados del siglo XIX, los pueblos indígenas riojanos tenían una presencia visible en los
conflictos políticos locales. Paralelamente, se produjo un crecimiento de la población
campesinas mestizas, que continuaría incrementándose tanto con contingentes de migrantes
llegados desde el Alto Perú, como de las piezas que los encomenderos recibirían después las
grandes rebeliones y más tarde de las entradas regulares hacia el Chaco. Todas estas familias
indígenas, que vivirían en las chacras, estancias y haciendas de sus patronos se mestizarían
muy rápidamente. Muchos de los varones serían utilizados también como carreteros o en las
tropas de mulas y vacas al Perú. Será durante el siglo siguiente cuando esta población
campesina irrumpa con fuerza en la historia de la región.

Por otro lado, también el mestizaje y la presencia de población africana fue en lo sucesivo un
elemento claramente perceptible en la vida social urbana. Otro hecho destacable es la
progresiva pérdida de preeminencia de la “madre de ciudades”, Santiago del Estero, y su
reemplazo por Córdoba: el traslado de la cabeza del obispado a esta última desde mediados
del siglo es un claro testimonio de ellos. Córdoba se convirtió entonces en el núcleo urbano
más poblado de toda el área del camino de Potosí, siendo Salta el que le seguía en
importancia. Ambas ciudades asumirían un papel cardinal en la cría, la invernada y el tráfico de
mulas y vacas hacia el Perú. Los diezmos nos muestran que, a fines del siglo XVII, Córdoba es el
área agrícola más importante de todo ese espacio, seguida de lejos por el valle de Catamarca y
La Rioja, Santiago es casi la última jurisdicción en cuanto a su monto decimal.

Cuyo y La Rioja en el espacio regional


Junto al sistema de mitayos, existió en Mendoza el yanaconazgo. Los indígenas así
encomendados vivían en las casas de la ciudad, las chacras y las estancias de los
encomendados cuyanos. Los inicios de la producción agrícola regional (vinos, aguardiente y
fruta seca) no podrían comprenderse sin el trabajo de los yanaconas en las chacras irrigadas.
La producción agrícola cuyana tendría en las chacras irrigadas su núcleo central. Hacia la
segunda mitad del siglo XVII se extiende un nuevo mecanismo de acceso a la fuerza de trabajo
indígena para los no encomenderos: en alquiler por determinados periodos de tiempo, un
antecedente de formas laborales más laxas.

Un contrato de trabajo

“en la ciudad de Mendoza en doce días del mes de enero de mil setecientos años parecieron
presentes el capitán Jorge Gómez de Araujo, vecino morador de esta ciudad, y Úrsula, india natural
de Santiago del Estero de la provincia del Tucumán, y dijeron que estaban convenidos y
concertados en que la dicha Úrsula le ha de servir por tiempo de un año con su servicio personal y
el dicho capitán Jorge Gómez de Araujo le ha de dar por su trabajo y servicio personas por el
discurso y fin del año treinta y dos pesos de a ocho reales cada un peso en plata, ropa o en otros
géneros para el adorno y vestuario de su persona y sacarle bula de cruzada {…} y hacerle todo buen
tratamiento curarle en sus enfermedades y por lo que la dicha Úrsula toca se obligo a asistirle y
servirle según esta obligada y por lo que a cada uno toca obligaron su persona y bienes habidos y
por haber, sometiéndose a las justicias y jueces de Su Majestad {…} y lo firman con testigos. En la
dicha ciudad y por falta de escribano público ni Real y por no haber protector y no saber firmar la
dicha Úrsula, rogo a un testigo a n testigo firmase por ella- A ruego y por testigo de la otorgante
testigo Francisco de Videla, Mateo de Arteaga, Jorge Gómez de Araujo {firmas}, y por mi ante mí,
Juan Godoy del Castillo {firmas}” (Archivo
Desde comienzos del XVII, los vinos y aguardientes de Cuyo y La Rioja se hicieron presentes en
los mercados mediterráneos y litorales: Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Ambas aéreas
productoras seguirían estando presentes en todos los mercados litorales durante este siglo.
También el tráfico desde y hacia Chile, cruzando la cordillera de los Andes contribuyo a dar
vida a esta economía cuyana. De este modo, un constante flujo de oro chileno paso a Buenos
Aires vía la región cuyana a cambio de yerba, sebo, lienzos de algodón, al igual que esclavos y
mercaderías europeas entradas desde Buenos Aires.

El Paraguay

En las encomiendas paraguayas de la primera época, el trabajo de los indios “de servicio” no
tenía ninguna limitación temporal. Esto cambio en las reglamentaciones que se sucedieron
desde 1597 en adelante. En esta fecha se establecieron tres tipos diversos de mitas,
dependiendo de la distancia que separa a los pueblos del lugar de cumplimiento. Unos pocos
años más tarde, en 1603 se dictaron nuevas ordenanzas, se reiteraron las disposiciones
diferenciales con relación a la distancia, se acordaron los tiempos de los turnos y se
establecieron que solo la tercera parte de los tributarios debía integrar eso turnos. La eficacia
de estas nuevas reglamentaciones resulta sumamente difusa, pero son indicadores de la
situación de la fuerza de trabajo indígena.

En 1611 se produjo la visita de Francisco de Alfaro quien venía con un objetivo claro: suprimir
el servicio personal para adecuar la realidad indígena local a la legislación de Indias. Dispuso la
supresión del servicio personal, en el caso de que algunos indígenas quisieren seguir sirviendo,
estableció una disminución muy sensible de la renta en trabajo. La cuasi sublevación de los
colonos que siguió a la visita dio como resultado que la mayor parte de las disposiciones se
convirtieran en letra muerta.

Los repartimientos de trabajo

La asignación de trabajadores por parte de las autoridades a empresarios o encomenderos fue


moneda corriente desde muy temprano y duro hasta fines del periodo colonial. Los indios de
los pueblos paraguayos estaban obligados a cumplir dos tipos de servicios dentro de este
marco: los mandamientos y el beneficio yerbatero.

El mandamiento se mantuvo hasta finales del periodo colonial. Mediante un orden del
gobernador se asignaba a un empresario hispano un grupo de indígenas para una tarea
determinada o por un periodo en especial. Durante gran parte del periodo colonial, todo el
sistema de transporte terrestre y, sobre todo, fluvial se basó en el mecanismo de
mandamientos gubernamentales.
Los beneficios yerbateros
Los beneficios yerbateros estaban más pautados temporal mente y se hallaban destinados a la
El servicio yde
recolección los indios tenía
preparación de laseis meses
yerba matededurante
duración:
unacuatro
épocade trabajo en los
determinada del yerbatales
año.
silvestres y dos de acarreo de la yerba hasta los puertos fluviales.

Hasta las rebeliones comuneras paraguayas de los años 1720-1735, los beneficios yerba
teros, estructurados de esta manera, fueron el mecanismo más importante para reclutar
fuerza de trabajo indígena en función de esta producción.

Las reducciones de los jesuitas

La experiencia de los jesuitas debe englobarse en el marco de la política general de


reducciones y reorganización de los territorios indígenas que es común a todo el mundo
colonial hispano. Hay varias razones que se hallan detrás de esta política general de
reducciones. El primer elemento es la reafirmación del control colonial: control político, pero,
sobre todo, control ideológico, la religión cristiana tendrá un rol determinante como elemento
de occidentalización. El control sobre la fuerza de trabajo es otro de los motivos que explican
las reducciones.

La compañía de Jesús inicia sus reducciones en el Guayrá, al norte de Villa Rica, con dos
pueblos, San Ignacio de Ypaimbucú y Loreto del Pirapó, en ambos, los encomenderos
mantenían su derecho al tributo de sus encomendados. Estas reducciones desaparecieron con
los ataques bandeirantes de la década de 1630. Más tarde, los jesuitas ocuparían dos aéreas
fundamentales, la región que va del rio Tevikuary al Uruguay y la extensa área que va desde el
rio Uruguay hasta la Serra do Mar.

Reducciones de los jesuitas

Los jesuitas comprendieron que solo autonomizando sus reducciones de las exigencias de los colonos
la experiencia podía tener un futuro. Las reducciones cumplirán un rol defensivo fundamental en esta
área fronteriza entre los dos imperios ibéricos, como también en algunos conflictos internos entre la
corona y los colonos. Los jesuitas recuperaron y transformaron las tradicionales pulsiones guerreas de
los guaraníes en beneficio de la corona. También habían conseguido modificar progresivamente la vida
cotidiana de los indígenas. Introdujeron nuevas formas de ordenamiento de trabajo al separar las
actividades a favor del sostenimiento de la Orden de aquellas cuyo producto volvería a los pueblos. De
este modo la exitosa economía de las reducciones fue tal que permitió a los jesuitas una solvencia
financiera notable en un área de evidente pobreza.
La evolución de la población

La cantidad de guaraníes existente en el momento de los primeros contactos con los


conquistadores se habrían reducido a una tercera o cuarta parte en los primeros 50 años. Son
varias las causas de esta caída demográfica: epidemias aportadas por los invasores,
hambrunas, perdida del acceso a una multiplicidad de recursos, acciones bélicas y represivas,
incremento del ritmo de trabajo en función de las nuevas actividades económicas, etc. Otro
aspecto vuelve más difícil la vida de las aldeas guaraníes: la entrega de gran cantidad de
mujeres y los efectos desastrosos de este hecho en relación con la demografía indígena.
Además, los efectos de la reorganización del territorio original y la política de reducciones no
hicieron más que empeorar la situación. A esto hay que sumarle las reiteradas expediciones de
los bandeirantes en búsqueda de indios para esclavizar.

Los productos paraguayos

La vida económica del Paraguay giraba casi exclusivamente alrededor de la yerba mate. El vino
no pudo hacer frente a la competencia cuyana y riojana y casi había desaparecido a mediados
de siglo. Solo acompañarían la evolución de la yerba, el azúcar, el tabaco y los lienzos de
algodón de las reducciones jesuitas. Los ganados entraron en crisis desde los años 1610-1620,
cuando los indios chaqueños redoblan sus incursiones y lentamente arrinconan a los colonos
del otro lado del rio Paraguay.

La ciudad de Asunción perdió preeminencia desde la década de 1620 y paso a un segundo


plano, manteniendo solo el comercio de la yerba mate como vinculo mayor con el espacio
peruano. Su aislamiento la obligo a dejar una parte relevante de los beneficios del tráfico
yerbatero en manos de los mercaderes santafesinos durante todo este periodo. Santa Fe era
un nexo inevitable y funcionaba como llave del paso del comercio desde y hacia Asunción.

Las producciones regionales en el marco del espacio peruano

Cada una de las regiones se fue especializando en determinadas producciones que, gracias a
ventajas comparativas, le permitían expandir su radio de comercialización más allá del
mercado local. Estas ventajas se refieren al tipo de producto y a las condiciones de producción,
comercialización y transporte. Yerba, tabaco, lienzos de algodón mulas, vacas, sebo, vinos,
aguardiente, etc., irían tejiendo la trama de intercambios del mercado interno colonial en este
espacio. Esos intercambios permitían a los mercaderes hacerse de las codiciadas piñas de plata
o pesos fuertes potosinos. En todos los casos, la fuerza de trabajo era la de los indignas

La minera potosina sufre durante el siglo XVII una crisis que parece irreparable. Además,
reinaba una situación aguda de rarefacción monetaria. Este fenómeno debía ser relacionado
no solo con el descenso en el ritmo de producción en Potosí, sino también con los signos
indudables de un aumento del tráfico legal, del contrabando.

El litoral del siglo XVII

En la segunda década del siglo XVII el villorrio que era Buenos Aires se independiza del
Paraguay, y pasa a encabezar una nueva gobernación, que incluye las villas litorales de Santa
Fe y Corrientes. A mediados de siglo XVII Asunción perdería su papel de villa más populosa en
beneficio de Buenos Aires, que se convertiría en el núcleo urbano más relévate de todo el
espacio platense.
El rol de Buenos Aires en el vínculo semiilegal entre Potosí y la economía mundo siguió girando
alrededor de un tipo específico de nexos mercantiles y, en especial, del intercambio de
esclavos y mercancías europeas por plata. Además, las campañas de Santa Fe y Buenos Aires
se fueron agregando en forma progresiva a la corriente de vacas y mulas que atravesaba todo
el interior para dirigirse al Alto Perú.

Yerba y vacas son los productos clave del comercio santafesino y, pese a la caída de los precios
las expediciones de vaquerías siguieron siendo uno de los puntales de la economía local. Estas
vacas se pagaban generalmente en ropa, permitiendo así a los mercaderes: ropa adquirida en
sus lejanos lugares de producción por vacas y yerba en Santa Fe, mercancías que eran enviadas
nuevamente hacia el Alto Perú para ser cambiadas por las piñas de plata. La idea era comprar
donde fuera barato y vender donde fuera caro.

Aunque las cosas no eran tan simples, el tiempo de rotación de capital en estas empresas
mercantiles era muy largo y lo innumerables azares a los que se veían sometidas en los cientos
de leguas de ese extenso itinerario, hacía que las tasas de ganancia cuando resultaban exitosas
fueran muy altas, pero que los fracasos y las quiebras fuesen también harto frecuentes.

El siglo XVII puede ser dividido en dos periodos en los que hace a las relaciones entre Buenos
Aires y el Atlántico. Hasta la revolución de Portugal de 1640 y la captura holandesa de Luanda
en 1641 acompañada por la presencia holandesa en Recife desde 1630, las actividades del
pueblo bonaerense fueron muy grandes. En los años que llegan hasta mediados de ese siglo,
estriarían por Buenos Aires más de 25000 esclavos (algunos autores proponen una cifra que
sobrepasa los 40000 individuos) este periodo esta denominado por los portugueses, Buenos
aires resultan así ligada a Lisboa y África. Durante el periodo siguiente, en el marco de la
guerra entre España y las Provincias Unidas holandesas y que culmina a fines del siglo XVII, el
actor principal en este tráfico es Holanda, cuyas naves entran en el rio de la Plata en concepto
de arribadas más o menos clandestinas. Se inicia un momento llamado “comercio directo”
entre las principales potencias europeas y el mercado colonial. En este tráfico los esclavos
ocupan un lugar preponderante. Los retornos eran realizados sobre todo en metales preciosos,
aunque algunos productos como el cuero vacuno y la lana de vicuña formaban también parte
de los envíos desde Buenos Aires. Cualquiera fuera le estructura legal en que operase cada
navío, un flujo consistente de metálico y en menor medida de productos agropecuarios
tomaba anualmente el camino del Atlántico a través del puerto de Buenos Aires.

En 1680 los portugueses fundaron un puerto en la otra orilla del Rio de la Plata, Colonia de
Sacramento. El trafico semiilegal entre ambas orillas y la explotación de los ingentes rodeos de
ganado fueron las dos actividades principales a las que se dedicaron los portugueses de
Colonia. Hasta que en 1777 Pedro de Cevallos ocupo este enclave, la presencia portuguesa
siguió siendo un dato fehaciente de la vida mercantil de la ciudad del Plata y con ella, el
contrabando era la realidad cotidiana para los mercaderes de ambas orillas. El contrabando
resultaba funcional al imperio. Gracias al tráfico mercantil, la Corona puedo financiar una parte
importante de su estructura administrativa y militar. Ella estaba basada justamente en las
actividades económicas de la elite local, que tenían en el contrabando uno de sus pilares. La
elite mercantil y burocrática continuaría cumpliendo una serie de funciones estatales que
resultaban más baratas para la Corona. Existía en Buenos Ares una elite mercantil y burocrática
propietaria de tierras de pan llevar y con frecuencia de estancias ganaderas, que regía los
destinos de la ciudad.

Tanto la intermediación en el eje Potosí-Atlántico como su papel agro ganadero y su función


de plaza militar fueron consolidando el crecimiento económico y demográfico de Buenos Aires,
que era el núcleo urbano demográficamente más destacado de todo el extenso territorio que
se extendía hasta Potosí.

Capítulo 3 - El rio de la Plata durante el largo siglo XVIII

Al estudiar los siglos XVI-XVIII el mapa futuro de la argentina aún no estaba en los planes ni en
la imaginación de nadie, cuando hablamos del Rio de La Plata, nos referimos a un área mucho
más extensa que la abarcada por la gobernación encabezada por Buenos Aires. El área
rioplatense englobaba lo que sería a partir de 1776 el Virreinato del Rio de La Plata. Toda el
área norte giraba en torno a la minería potosina.

Las economías regionales de área tucumana y los renovados nexos con el Alto Perú:

A partir de la década de 1740, la actividad minera potosina volvió a atravesar un momento de


crecimiento en el siglo XVIII la minería novohispana ocuparía el lugar central como primera
productora mundial de plata. Este renovado periodo condujo a una nueva etapa de las
relaciones mercantiles y en los flujos económicos en dirección a la región minera. La estructura
de la población confirmaba a Jujuy como la jurisdicción que presentaba el mayor porcentaje de
indígenas de toda el área del Rio de La Plata.

El traslado de la aduana de Córdoba a esta ciudad a fines del siglo XVII había consolidado la
presencia de los mercaderes y de un fuerte sector peninsular en la población local. A fines de
este siglo, el sector social y económicamente más fuerte dentro de la elite se componía de
familias emparentadas. Se trataba de situaciones en las cuales la extensa red familiar había
conseguido colocarse en el centro de gravedad de la elite local. Ese centro no sólo presuponía
el poder económico, tenía asimismo un rol predominante en las relaciones de poder local.

Las mercancías que pasaban por Jujuy y Salta hacia las provincias de arriba eran: las mulas y
vacas venían en parte del Litoral. El mercado para el aguardiente de La Rioja y Catamarca
abarcaba las ciudades del Tucumán. Las partidas de yerba venían del Paraguay; en este
periodo, Santa Fe todavía ocupaba un lugar en este tráfico. Pero la mayor parte de la yerba
venía desde Buenos Aires, la coca, la yerba y al aguardiente eran las mercancías de mayor peso
en el mercado potosino de aquellos años.

También entraban desde las provincias arribeñas a Jujuy y Salta una serie de mercancías, las
principales eran la ropa de la tierra peruana, el azúcar enviado desde Arequipa, la coca era
destinada al consumo indígena, la lana de la vicuña y otras mercancías de menor relevancia, la
más importante de estas era la plata. La producción agrícola jujeña estaba centrada en maíz,
trigo, quinua y papas. Poseía además algunas minas de oro y plata. A las relaciones entre esta
zona y el sur alto peruano debemos agregar el intercambio de productos como coca, ají y
textiles del Perú por vacas, lanares, sal, charqui, entre otros.

La ciudad de Salta era la segunda en importancia de todo el Tucumán, era también asiento de
un fuerte grupo mercantil que asociaba el comercio de los llamados “efectos de castilla” al
tráfico de mulas. Su hinterland rural estaba dominado por casta e indígenas casi en igual
proporción. En el valle Calchaquí, viñas, agricultura triguera y cría de ganado fueron las
actividades fundamentales.

En San Miguel de Tucumán la madera fue uno de los pilares de la riqueza local, ya que
permitía la exportación de carretas y de materias primas para la industria minera alto peruana.
Otra característica de Tucumán es su temprana inclinación a funcionar como área receptora de
migrantes internos, llegados sobre todo de Catamarca y Santiago del Estero.
Como en todo el camino tucumano del Perú, la exportación ocupaba un lugar importante en la
economía. El resto de las entradas por exportaciones consiste en cueros, suelas curtidas y
pellones enviados al puerto de Buenos Aires. Uno de los aspectos relevantes de las ciudades
de San Miguel hacia abajo es esta doble orientación de los flujos mercantiles.

En el siglo XVIII Santiago del Estero conservaba una estructura de pueblos indios bastante
consolidada. Santiago vivió un crecimiento demográfico con una economía agrícola siempre al
borde de la catástrofe, esto explica los rasgos centrales que caracterizarían a los santiagueños,
es también la migración en especial cuando llega el momento de la cosecha de trigo o de las
grandes tareas pecuarias.

Durante el siglo XVIII, Córdoba era la región del interior rioplatense más densamente poblada y
más rica en cuanto a su producción agropecuaria. Ella seria sede de obispado, cabecera de
Intendencia desde 1783.

Poseía además un sector mercantil urbano consolidado que controlaba el tráfico comercial
hacia Buenos Aires y hacia el Alto Perú y también hacia Cuyo.

El área del poncho y la circulación de sus piezas textiles:

Todos los pueblos indígenas hacían artesanías textiles, podemos distinguir 2 áreas: la primera
es el territorio de las misiones jesuitas, los pueblos tucumanos y en menor medida de Cuyo,
donde se alternan el algodón y la lana.

Desde mediados del siglo XVIII, además de los ponchos pampa, surgen otros 2 tipos de
ponchos en la región tucumana y rioplatense. Los ponchillos y frezadas del área que se
extiende desde las sierras de San Luis hasta el sur cordobés, en el Valle de Calamuchita y Rio
Cuarto, realizados por las mujeres campesinas. La segunda región textil es Santiago del Estero.

Son 2 las áreas en las que este campesinado es demográficamente más denso a fines de siglo:
Córdoba y Tucumán. En el caso de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca se trata de
textiles y en Tucumán de artesanías que giran alrededor de las suelas y los cueros curtidos.

Estos campos mestizos del Tucumán surgieron de familias indígenas, en segundo lugar, nos
encontramos con los blancos empobrecidos, en tercer lugar, que constituye el campesinado
son mulatos y pardos libres ósea los ex esclavos africanos. Entre los diferentes grupos se
tejieron estrechas relaciones que dieron como resultado las mezclas más variadas y las
fusiones culturales más diversas. El textil tenía una importancia central en la vida social y
económica de los diversos grupos indígenas ligados con la tradición cultural andina.

La región de Cuyo entre el Pacífico y el Litoral:

La región cuyana era el paso casi obligado hacia Chile y el Pacifico. El comercio entre Buenos
Aires y el Pacifico, vía Cuyo y Santiago de Chile, creció en forma evidente entre 1730 y 1780.
Yerba del Paraguay, plata potosina, sebo, esclavos, ganado y efectos europeos constituyen el
grueso de la corriente hacia Santiago de Chile.

En cuanto a la producción agraria cuyana, San Juan se especializo en el aguardiente. San Luis
que era productiva entre la región de las viñas y las frutas secas de los oasis cuyanos y la de los
valles cordobeses. San Juan dominaba en forma evidente en la recaudación decimal cuyana.
Tierras, viñas y esclavos constituyen los rubros más destacados del patrimonio productivo. El
valor de la casa, los muebles, la ropa y la plata labrada muestra el nivel social de los
propietarios y su posición social.
La atracción del litoral:

En un proceso iniciado en el siglo XVIII Buenos Aires encabeza un movimiento de reorientación


de una parte de las economías regionales hacia los mercados litorales. El papel creciente de la
ciudad, sea como mercado está iniciando ya un proceso que llevaría más de un siglo y medio,
algunas de las economías regionales hacia el litoral pletórico en tierras fértiles. Fueron tierras
en las que los migrantes se convirtieron en campesinos. Tanto individuales como familiares las
migraciones dieron nacimiento en el área pampeana litoral a una sociedad campesina que fue
consolidándose con el paso del tiempo. El siglo se abre con una crisis para la economía de este
espacio regional. Los precios de los principales productos de las economías han venido
cayendo desde los años 1660-1670, y en las primeras décadas del siglo XVIII ese movimiento
no hace más que acentuarse. Las razones ligadas en forma compleja a la crisis potosina,
acentuaban el descenso de los precios. Esto no quiere decir que, pese al estancamiento de los
precios, la producción se haya detenido, tiene lugar un proceso de crecimiento de la
producción acentuado en Córdoba, el Litoral y la Campaña de Buenos Aires. En el caso
porteño, el incremento de la producción de alimentos está relacionado con el desarrollo
urbano. Uno de los pilares del crecimiento porteño fue su creciente capacidad para captar el
flujo semiilegal del comercio con el Alto Perú, Buenos Aires se convertiría de “puerta trasera”
de Potosí en su “vía regia”. Este hecho se acentuaría desde las décadas de 1740. Las economías
regionales seguían teniendo un rol importante en la trama de intercambios internos de este
espacio volcado hacia el Litoral.

Capítulo 4 - El crecimiento del Litoral rioplatense”

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, el crecimiento de Buenos Aires – Montevideo como
mercado rioplatense se consolida. La economía pecuaria con el Atlántico se acentúa. Hasta
mediados de la segunda década del siglo XIX las relaciones con Potosí seguirán ocupando un
lugar central en cuando a lo económico y financiero.
-Los nexos económicos con el eje Potosí-interior: A finales del siglo XVIII la ciudad de Buenos
Aires se convirtió en una de las capitales importantes, si bien, lejos estaba de México o Lima. A
finales del siglo XVIII, solo un 25 % van hacia Potosí, y el 75% restante es captado por los
comerciantes porteños.
Así, la ciudad porteña funciona como una especie de bomba aspirante de los metales
preciosos.
Los comerciantes de Buenos Aires consiguen captar una parte del metálico producido en
Potosí, dos partes de la plata producida será atesorado en las economías regionales.
Desde mediados del siglo XVIII, el papel del Potosí como sostén de los gastos fiscales de la
ciudad porteña iría progresivamente en aumento. Es decir, el situado porteño es el primer
destino en el conjunto total de los ingresos fiscales potosinos.
Solo en la segunda década del siglo XIX, Buenos Aires comenzaría a vivir de sus ingresos
aduaneros, reemplazando así al situado potosino. En el curso de este siglo también pudo
colocarse en el centro nodal de las corrientes mercantiles y apropiarse de una parte sustancial
del flujo de plata proveniente del alto Perú y Chile.
-Buenos Aires y la economía atlántica: En los primeros cuarenta años del siglo XVIII, Buenos
Aires y Montevideo reciben menos naves españolas que a finales del siglo anterior. En cambio,
la presencia francesa, la inglesa y la portuguesa desde Colonia han crecido a ojos vista. El
tráfico desde Colonia es ilegal. En la segunda mitad de siglo la presencia de naves peninsulares
se incrementa.
De este modo, a finales del siglo XVIII, el Rio de la Plata ocuparía el cuarto lugar en las
exportaciones a Europa.
El Libre Comercio afecto fuertemente a dos áreas de las economías regionales. Cuya sacudida
por la competencia de la España Mediterránea y los enclaves de producción textil de algodón.
Por el contrario, las áreas laneras, resistieron mucho. De este modo, si bien el Libre Comercio
beneficio a la economía ganadera del litoral rioplatense, complico las cosas para algunas de las
economías regionales. En cualquier caso, las diversas guerras europeas del ciclo napoleónico
atemperaron la penetración de las mercancías importadas de la península.
-Mercaderes y burócratas en Buenos Aires: En esta sociedad, el núcleo urbano más destacado,
la presencia de los mercaderes era uno de los aspectos sobresalientes. La ciudad porteña
estaba dominada por los comerciantes, que ocupaban los lugares más destacados, y
controlaban los diversos espacios del poder local.
Por otra parte, la burguesía porteña era casi exclusivamente mercantil, y mantenía relaciones
directas con el mundo de la producción. Además, crecía en la medida en que se apropiaba de
una parte sustancial de los beneficios del tráfico entre Potosí y el Atlántico, y de los resultantes
de la explotación de productos pecuarios. Esa orientación múltiple de los negocios, le brindaba
un abanico de posibilidades muy abierto, lo que explica que el Rio de la Plata haya sido la única
región americana en la que el movimiento independentista triunfo sin ser nunca derrotado.
-La economía rural rioplatense: Desde los inicios del siglo XVIII los diezmos del obispado de
Buenos Aires crecerán en forma notable. Estos expresan el avance de la producción agraria.
Este crecimiento acompaña un incremento demográfico de por si ya bastante notable. Hacia
las últimas décadas de este siglo, también se percibe un crecimiento de la producción
pecuaria. Es un incremento positivo. Esto posibilito un estado nutricional de la población
relativamente alto.
-La campaña de Buenos Aires: La oferta abierta del usufructo de tierras fértiles, entrado el siglo
XIX permitió que las corrientes migratorias del Tucumán, Cuyo y el Alto Litoral abundasen en
individuos que se fueron asentando como campesinos, o como arrendatarios o de forma
independiente. Así, el crecimiento de la producción agropecuaria permitió multiplicar sus
efectos en beneficio de una población rural, que pudo acompañar ese incremento con un
movimiento positivo.
Los migrantes campesinos que se establecen en las fértiles tierras forman familiares nucleares.
Estas se ubican de manera tal que conforman redes de parientes y aliados, anudando lazos de
sociabilidad y ayuda recíproca. Una vez establecidos, se convierten en labradores o en
pastores. Las mejores tierras son ocupadas primero y las sucesivas oleadas se ubican cada vez
más lejos próximas a la frontera indígena.
Existía allí una lucha sin piedad entre estas dos sociedades por el control de territorio fértil.
Durante la primera mitad del siglo XIX, los avances indígenas son evidentes. Desde los años
1776-80, se establece una paz que duraría casi cuarenta años, con la que llegaron a
establecerse contactos repetidos. Esta paz posibilitaría una expansión sin precedentes de la
economía campesina.
-La yerba del Paraguay durante el siglo XVIII: En la década de 1720 la ciudad se hallaba en esos
momentos conmocionada por un movimiento político conocido como rebeliones comuneras,
que fueron una serie de movimientos típicos del siglo que expresaban una presencia social
nueva en la vida política colonial. Esta presencia señalaba la importancia que el mestizaje había
ido adquiriendo.
Esos años tuvieron serias consecuencias en la economía local. La economía paraguaya sufrió
un duro impacto. Los diezmos del obispado paraguayo señalan una muesca negativa. Las
reducciones de los jesuitas sufrieron los ataques y embates de los comuneros. Estas grandes
conmociones tuvieron como resultado un proceso de migración y debilito la posición de los
jesuitas.
Desde mediados del siglo XVIII, a medida que la ciudad y la campaña de Buenos Aires,
reclamen cantidades crecientes de yerba, al igual que el Alto Perú y el Pacifico, la producción
paraguaya ira en progresivo aumento.
Durante las últimas cuatro décadas del siglo, la estabilización de la frontera con los indios del
Chaco y el crecimiento demográfico permitirían un desarrollo sostenido de la producción
agropecuaria.
El elemento determinante de la relación entre esta región y el Litoral rioplatense fuera su
aislamiento espacial. Ello explica la rapidez con que el Paraguay se independizaría de la tutela
porteña.
-Santa Fe y el litoral mesopotámico: Hasta finales del siglo XVII, Santa Fe había vivido casi al
amparo de ataques indígenas. Su papel de llave del comercio desde y con el Paraguay le había
dado una posición de relativa abundancia, pero, los ataques indígenas en las fronteras
santafesinas comenzaron a hacerse sentir con fuerza, lo que llevo a despoblar gran parte de la
frontera.
Una parte sustancial de la actividad ganadera se trasladara a la otra banda del Paraná que
después sufre ataques de los indígenas chaqueños. Recién a mediados de este siglo XVIII la
situación fronteriza se estabiliza.
-Economía rural rioplatense a finales del siglo XVIII: La economía rural rioplatense a finales del
siglo XVIII. El diezmo rural se aplicaba sobre todas las producciones vegetales y animales. En el
caso rioplatense, se cobraba sobre los vacunos, los equinos, los mulares y los ovinos. El diezmo
de granos se pagaba sobre los principales productos vegetales como trigo, maíz, cebada.
-La jurisdicción de Buenos Aires: esta abarcaba desde Magdalena en el sur hasta San Nicolás de
los Arroyos al norte. Este perfil productivo donde el peso de la producción agrícola es
mayoritario y la producción de granos domina, se asemeja mucho al de la banda oriental.
-La Banda Oriental:

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