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TEORIA DE LA PENA
¿Qué es la pena?
- Es la privación o disminución de determinados bienes jurídicos, prevista en la ley, que se
impone por los órganos jurisdiccionales competentes a quien ha cometido culpablemente un
ilícito de aquellos que la ley amenaza expresamente con ella.
- El profesor Enrique Cury señala que “es un mal consistente en la disminución o privación de
ciertos bienes jurídicos que ha de imponerse a quien ha cometido culpablemente un injusto de
aquellos que la ley amenaza expresamente con ella para evitar hasta donde sea posible su
proliferación y asegurar así las condiciones elementales de convivencia”. - Es un castigo como
consecuencia del injusto reprochable.
- Edmund Mezger la definía como la irrogación de un mal que se adecúa a la gravedad del
hecho cometido en contra del ordenamiento jurídico.
- Para Hans Welzel se trata de un mal que se impone al sujeto culpable.
La pena se establece como el castigo tradicional del Derecho penal. Se trata de un mal necesario con
el que amenaza el Estado para el caso de que se realice un comportamiento estimado como delito
(Balmaceda, 2015, T. I, p. 310).
La pena es la principal forma de reacción o respuesta que procede por la comisión de un delito.
Se recalca en el concepto la circunstancia que ella debe estar prevista en la ley y ser aplicada por el
órgano jurisdiccional competente, pues ello constituye una garantía inherente a todo Estado de
Derecho.
La reacción del Estado frente al delito, en el ámbito del derecho penal, está constituida por: la pena y
la medida de seguridad. La pena es la reacción jurídica por excelencia ante la perpetración de un
delito, y los parámetros que se han de considerar para su aplicación son su merecimiento y su
necesidad. La palabra pena provendría de la latina “ponsus”, que corresponde a la idea de medida y
proporción. El merecimiento "expresa un juicio de desvalor sobre el hecho, en la forma de una
desaprobación especialmente intensa", que hace concluir en que es merecedor de una sanción; en
tanto que la necesidad de pena
"significa que un hecho en sí merecedor de pena además necesita ser penado".
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Este merecimiento y esta necesidad, si bien se califican en el plano jurídico - no en el emotivo o ético
- están determinados por la política criminal. Los criterios de política criminal "no operan solamente
como criterios valorativos para la crítica del derecho vigente, sino que pueden y deben utilizarse
también como criterios de interpretación y sistematización en la elaboración dogmática del derecho
penal vigente, más aún en la aplicación misma de la ley positiva, de modo que, el merecimiento y la
necesidad de la pena son elementos fundamentales que deben tomarse en cuenta en el instante de
imponer la sanción y regular su cuantía o decretar su sustitución por penas sustitutivas.
En definitiva, la pena se impone exclusivamente a aquellos hechos que son típicos y que, además,
merecen pena y necesitan ser penados. La pena no es el resultado del delito; tal concepción
corresponde a visiones fenoménicas del hecho delictivo, de orden naturalista, ajenas al derecho, que
es una ciencia normativa. La pena es, en esta perspectiva, la "consecuencia jurídica del delito, esto
es, la sanción previamente establecida para la violación de un precepto penal". Tampoco es un
componente o elemento del delito, sino su consecuencia predeterminada.
En el pasado la reacción del Estado tenía un carácter eliminatorio; de allí la frecuencia de la pena de
muerte, que encontraba su fundamento en una posición vindicativa. Recurrían también a otras
sanciones que se afincaban en objetivos preventivos especiales, de una cruel efectividad, como las
mutilaciones: privar de la vista al delincuente, amputar la mano o el brazo al ladrón, marcar el rostro
del condenado para que la comunidad se cuidara de él. Estas reacciones en contra del delito resultan
claramente inhumanas e infamantes. En aquella época la sanción privativa de libertad era algo
excepcional; en el derecho romano se establecía indirectamente, al condenarse a galeras o a trabajos
forzados, lo que se hacía con fines utilitarios, pues era una manera de obtener mano de obra para
trabajos pesados. La denominada Ley del Talión resulta así un ostensible progreso, al poner límite a la
reacción vindicativa, que no puede sobrepasar la gravedad del mal causado a la víctima: ojo por ojo,
diente por diente, la pena es proporcionada al mal del delito.
Donde se produce una verdadera reacción en contra de la crueldad de las penas y se propone la
humanización de las sanciones es durante los siglos XVIII y XIX, época en que las legislaciones,
sobre todo los códigos penales inspirados en ideas liberales principian en consagrar sistemas más
benignos: la pena infamante se reduce y adquieren vigencia mayoritaria la privativa de libertad y la
pecuniaria, particularmente la de multa. Pero en ese mismo período Beccaria planteó sus críticas al
sistema penitenciario encargado de aplicar las sanciones privativas de libertad. En el siglo XX se alza,
entre otras voces, la de Dorado Montero quien decía: "Hay pues aquí un grave problema, que consiste
en saber si el sistema penal corriente, reconocidamente malo, puede ser sustituido por otro más
conveniente y más justo que él; y en caso afirmativo, cuál sea este nuevo sistema".
En la actualidad, se expresan cada vez con más frecuencia, opiniones en el sentido de que: al mal se
debe responder con el bien. Al delito ha de seguir comprensión generosa hasta el límite máximo. La
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misericordia produce consecuencias más beneficiosas que el sacrificio. Y ello aun teniendo en
consideración que: “si bien la represión con fines expiatorios es una anacronía..., el sueño de un
mundo sin sanciones es una utopía", sueño que todavía se mantiene en el pensamiento de muchos.
Las medidas de seguridad son el otro medio de reacción del Estado. Éstas tienen un carácter
preventivo especial, pues persiguen que el sujeto que ha cometido un delito no vuelva a cometer otro
o que aquel que tiene tendencias a la delincuencia no incurra en comportamientos típicos. De modo
que estas medidas no son penas, constituyen otro recurso - diverso a la pena - que el Estado tiene para
enfrentar su lucha contra la delincuencia. Y su objetivo es socializar a un individuo peligroso o
asegurar que no volverá a incurrir en comportamientos delictivos. En esta clase de medidas no tiene
intervención o rol la prevención general, pues no encuentran en ella su fundamento.
LEGITIMIDAD DE LA PENA
Al ser la pena una sanción, que afecta uno o más derechos o bienes jurídicos, esto es, por tratarse de
un mal, debe estar legitimada o justificada, desde distintos ámbitos:
- Desde el punto de vista sustantivo: Necesidad de la pena, proporcionalidad de ella y
merecimiento de la pena.
- Desde el punto de vista procedimental o adjetivo: La pena sólo puede imponerse luego de
una investigación y procedimiento racional y justo.
- Desde el punto de vista de la ejecución: La pena no puede constituir un trato cruel,
inhumano o degradante.
FINES DE LA PENA
Es difícil que una pena “repare” el mal causado por un delito, pues llega tarde: el mal ya se produjo.
La pena si es un mal y como tal puede entenderse que “retribuye” otro mal. La gravedad de la
conducta por el mal que supone deja fuera las reparaciones, propias del ámbito civil. La pena es la
consecuencia de la conducta delictiva que aparece como castigo, un sufrimiento buscado por el delito
3
cometido y justamente por esa naturaleza debe establecerse por ley antes y limitarse a las garantías y
principios que rigen en el ámbito penal (Vargas, 2014, p.57).
En esta materia se han elaborado diversas teorías que intentan proporcionar una respuesta para la
interrogante de ¿por qué se castiga? Al respecto se han formulado 3 grandes teorías:
Reciben el nombre de absolutas porque para ellas lo básico no es el fin, sino el sentido de la pena, la
cual solo persigue el logro de valores universales, tales como “la realización de la justicia” o “el
imperio del derecho” (Velásquez).
En la teoría de la retribución se encuentra el conocido precepto del Talión: ojo por ojo, diente por
diente, precepto que nos permite deducir que para las teorías absolutas la justificación del castigo se
funda en que éste no es sino la evidente retribución con que el Estado reacciona frente a la violación
del Derecho y por lo tanto la pena no tiene otro fundamento que castigar al delincuente, justificándose
por sí sola (Ortiz/Arévalo).
Ahora bien, tal y como lo señalan los autores citados, la retribución tiene diversos sentidos, según la
noción de Justicia que se profese: A partir de un enfoque religioso se ha dado lugar a los cimientos
tradicionales de las Teorías absolutas de la pena, asignándoles una función retributiva. De acuerdo
con este enfoque, concurre una semejanza entre la interpelación religiosa de Justicia divina y la
noción de pecado con la pena. En tal sentido, la pena retributiva cumple una verdadera función de
expiación por el delito (pecado) cometido.
1
Para la retribución, el sentido de la pena estriba en que "la culpabilidad del autor sea compensada mediante la imposición de un mal penal... la
pena, pues, no sirve para nada, sino que lleva su fin en sí misma. Tiene que ser, porque tiene que imperar la justicia.
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Las teorías absolutas rechazan la búsqueda de fines fuera de la propia pena; la pena se agota en sí
misma en cuanto mal que se impone por la comisión de un hecho delictivo. Es decir, la pena es
retribución del delito cometido.
Las teorías absolutas de la retribución consideran a la pena como un mal que se impone al autor de un
hecho injusto que puede serle reprochado por haberlo ejecutado culpablemente, es decir, la pena es la
consecuencia de su conducta culpable. La retribución implica que la pena debe ser proporcionada
al injusto culpable.
De acuerdo con este postulado, la pena se justifica por sí misma. Se reconoce al Estado el papel de
guardián de la justicia2 y se sostiene que la pena se debe imponer por el solo hecho de haberse
cometido un delito.
La pena debe ser del mismo tipo La pena debe ser del mismo valor
La pena es un deber moral, un imperativo La pena es un deber jurídico
categórico
Tiene una dimensión subjetiva Tiene una dimensión objetiva
La pena reduce el Derecho penal a la ley La pena se impone por el quebrantamiento de
del talión y se impone por la lesión a la la vigencia de la norma
víctima
Las teorías absolutas, en cuanto tales, carecen de vigencia en la actualidad y, con razón, se estima
que aportan exclusivamente una explicación al por qué se castiga, al fundamento de la pena, pero no
aclaran el contenido de los fines.
2
El imponer una pena al que ha cometido un delito debe ser entendido como una exigencia de justicia.
3
Desde un punto de vista ético, la fundamentación más característica se debe a Kant. Según el
autor el hombre es un “fin en sí mismo”, no siendo lícito instrumentalizarlo a favor de la
comunidad. Por ello no sería ético instituir el castigo en fundamentos de utilidad social. Entonces,
únicamente es tolerable fundar la pena en el acontecimiento de que el sujeto la consigue en virtud
de los requerimientos de la Justicia: la Ley penal se exhibe como un “imperativo categórico”, o
sea, como una pretensión sin condición alguna de la Justicia, independiente de toda reflexión
utilitaria, como lo es la protección de la comunidad; en otras palabras, la pena es la justa
retribución a la culpabilidad manifestada con la infracción de la ley penal, y debe imponerse
siempre y en todo caso al infractor, aun cuando con ello no se
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Un sector de la doctrina – Roxin - ha señalado razones para rechazar la consideración de la
retribución como fundamento de la pena o como rasgo esencial de ella. En primer lugar hay que
abordar si la retribución se acomoda a
persiga ni se logre otro fin que la consolidación social del imperativo categórico (Ortiz/Arévalo). En
conclusión, Kant intentó en La metafísica de las costumbres (1798) cimentar las ideas de retribución
y justicia como leyes inviolablemente válidas y hacerlas preponderar con claridad contra todas las
definiciones utilitaristas. Para este autor tiene que sobrevenir la pena inclusive no obstante el Estado y
la sociedad dejen de existir.
nuestro actual modelo de Estado y, estrechamente unido a ello, si es compatible afirmar que la
justificación de la pena está en posibilitar la existencia de la comunidad y mantener que el
fundamento de la pena es la retribución y, a través de ella, la realización de la Justicia.
El actual modelo de Estado parte de situar en el pueblo el origen de todo poder y, sí éste es el origen,
difícilmente puede asignarse a la pena otro fundamento y otra finalidad que la de hacer posible la
convivencia a través de la lucha contra el delito, con lo que, como afirma Mir Puig: “en todo caso
queda descartada, en el modelo de Estado que acoge la Constitución, una concepción de la pena que
funde su ejercicio en la exigencia ético - jurídica de retribución por el mal cometido”.
Mediante la formulación de las teorías relativas se busca lograr fines que estén fuera de la propia
pena; en concreto, evitar la comisión de nuevos hechos delictivos. Apuntan a la necesidad. A veces
la pena puede ser merecida pero no necesaria.
Se pretende imponer la pena para que se abstengan de delinquir, bien los miembros de una
determinada comunidad (prevención general), bien aquel que cometió el hecho delictivo (prevención
especial). En ambos casos la pena está orientada hacia el futuro4, pretende prevenir determinadas
conductas y, de este modo, mantener la convivencia social, que a diferencia del carácter absoluto de
la justicia, es algo históricamente determinado y, por tanto, relativo.
Las teorías relativas postulan que: la pena se debe emplear como medio para luchar contra el
delito y evitar su proliferación.
Según estas teorías, las penas cumplen un fin de utilidad social, toda vez que, satisfacen necesidades
de la sociedad.
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Estas posiciones atienden solo a la idea de fin relativo de la pena, el cual no es la retribución de
la culpabilidad pasada, sino la prevención de futuros delitos, así, mientras que la retribución se
proyecta al pasado, la prevención se dirige al futuro.
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- Las teorías de la prevención conceden a la pena la tarea de prevenir delitos como medio de
protección de los bienes jurídicos, aludiendo a una función utilitaria, que no se instituye en
principios religiosos, morales, o idealistas, sino en que la pena es ineludible para el
mantenimiento de los bienes jurídicos. De esta forma, luego de rechazar la culpabilidad como
fundamento de la pena, buscan otros conceptos como: los de necesidad, peligrosidad,
proporcionalidad, imputación individual, idea de fin, dirigibilidad normativa, entre otros
(Velásquez).
- Prevención general.
- Prevención especial.
A.- Prevención general: El fin de la pena es prevenir la comisión de delitos en la sociedad. Así, el
Estado se propone a través de la amenaza de una pena y de la condena del sujeto, que la comunidad
respete el ordenamiento jurídico, a fin de no ser sancionado.5
Según esta finalidad, la pena se dirige a los miembros de una colectividad para que en el futuro,
ante la amenaza de la pena, se abstengan de delinquir.
En su concepción primera fue entendida como la coacción que a través de la ejecución de la pena se
realizaba sobre los miembros de una comunidad, lo que de hecho llevó a cometer excesos en la
ejecución.
En época más reciente debe resaltarse la importancia de las aportaciones que, autores como,
Gimbernat, Muñoz Conde, Mir Puig o Luzón, han hecho en el desarrollo de esta concepción y que en
especial sirven para poder explicar, desde la intimidación, las conexiones de la prevención general
con el sistema social.
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Según esta concepción el fin de la pena es intimidar a la generalidad de los ciudadanos, y en la
medida que lo logre se legitima el uso del ius puniendi. El delincuente, para esta posición, es un
hombre que atenta contra el sistema adoptado por la generalidad, y dicho acto dañino
socialmente merece ser reprimido con tal que sirva de lección a los miembros de la sociedad,
amenazándolos con la imposición de penas similares si copian la conducta del castigado.
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Actualmente la doctrina distingue dentro de la teoría de la prevención general 2 corrientes:
A.2 Prevención general positiva: Según estas teorías, las penas cumplen una finalidad de
reforzar los valores de la sociedad, es decir, cumplen una función integradora. Esta corriente
busca estabilizar la confianza de la comunidad en el derecho, pues la amenaza de la
imposición de la pena y la condena del culpable busca recalcar la importancia de los valores
en juego, motivando e induciendo al grupo social para que los incorpore a su código de
conducta, respetando la prohibición de lesionarlos o ponerlos en peligro. Esta última
variante es seguida por la literatura nacional.
B.- Prevención especial: Para esta teoría el fin de la pena es resocializar al delincuente con el
propósito que se adapte a las reglas de una convivencia organizada y si ello no es posible,
neutralizándolo, a fin de proteger a la sociedad. Así, la pena no es un castigo, sino que es un
tratamiento y por ello se le reemplaza por una reeducación.
La prevención especial pretende evitar que aquel que ha delinquido vuelva a delinquir, es decir, frente
a la prevención general que pretende incidir sobre los restantes miembros de la comunidad, la
prevención especial busca hacerlo sobre aquel que ha cometido un hecho delictivo.
El origen moderno de esta finalidad está en la aportación del positivismo criminológico. El estudio
de las causas de la criminalidad llevó a centrar los efectos de la reacción penal sobre el delincuente y,
en concreto, sobre la peligrosidad por él manifestada. Tomando como punto de partida las
aportaciones del positivismo, la elaboración definitiva de esta finalidad aparece vinculada a la obra de
Von Liszt. En su conocido Programa de Marburgo distinguía con claridad entre: la corrección del
delincuente no ocasional pero corregible y la inocuización del delincuente habitual
incorregible.6
El movimiento de reforma que se desarrolló en Europa en los primeros años siglo XX giró en torno a
la prevención especial y, dentro de ella, muy especialmente propugnó consecuencias legislativas del
6
La prevención especial "no quiere retribuir el hecho pasado, sino que ve la justificación de la
pena en que debe prevenir nuevos delitos del autor. Ello puede ocurrir de tres maneras:
corrigiendo al corregible...; intimidando al que por lo menos todavía es intimidable...; y
haciendo inofensivo mediante la pena de privación de libertad a los que no son corregibles ni
intimidables.
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pensamiento resocializador, en particular, a través de instituciones que restringieran la utilización de
las penas cortas privativas de libertad. Con posterioridad, la elaboración de propuestas de reforma fue
protagonizada por el Movimiento de Defensa Social, vinculando a figuras como Marc Ancel.
La propia naturaleza de este modelo de Estado impone una serie de limitaciones a la prevención
especial. Mientras en la prevención general podía establecerse una relación entre la intensidad de la
respuesta penal y, por tanto, de la gravedad y extensión de la pena y el delito cometido,
correspondiendo a los delitos contra bienes jurídicos más importantes las penas más graves, en la
prevención especial, dependería únicamente del sujeto, de la permanencia o no de su peligrosidad.
Esto llevaría, si no se acogen las limitaciones derivadas del Estado de Derecho, a posibilitar la
aplicación de penas de muy larga duración al delincuente que, de modo casi profesional, realizó
delitos contra la propiedad de escasa gravedad, en tanto se entienda que si bien los delitos no son
graves, sí existe peligrosidad en el sujeto. Sin garantías, pues, la prevención especial podría
convertirse en un instrumento peligroso en manos del Estado. Además, la historia del Derecho penal
pone de relieve la utilización de la finalidad preventiva especial por parte de los regímenes
dictatoriales frente al disidente político.
La prevención especial es una finalidad adecuada para la función a desarrollar por la pena en
un Estado social y democrático de Derecho, pero ha de estar limitada por las exigencias y
garantías del propio modelo de Estado y por la finalidad última de protección de bienes
jurídicos que debe desempeñar el Derecho penal.
Muñoz Conde afirma que: “el optimismo en la idea de resocialización, de ello no cabe duda ha sido,
quizá, excesivo y hasta tal punto acrítico que nadie se ha ocupado todavía de rellenar esta hermosa
palabra con un contenido concreto y definitivo”. Por ello, en ningún caso es aceptable plantearse la
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resocialización (socialización) sin antes haberse planteado críticamente el análisis del modelo social
en el cual se quiere registrar al reo y sin haber efectuado el estudio de las causas que han llevado a ese
reo a delinquir. El problema de la marginalidad social en nuestra sociedad, su relación con la
criminalidad y la propia actuación del Derecho Penal y las instituciones penales como factor de
marginalización, inciden directamente sobre las mismas bases de la idea de resocializar.
A pesar de esta primera objeción básica de falta de idoneidad del medio elegido para obtener el fin, se
han intentado y se intentan introducir en el régimen penitenciario modificaciones que afectan
esencialmente a su contenido y que posibiliten a través de la prisión aproximarse a tal finalidad.
La consideración de los inconvenientes que presenta la admisión de la retribución como fin único de
la sanción penal hace que se intente, fundamentalmente a partir de Merkel, la elaboración de las que
se han llamado teorías unitarias: en el sentido de que pretenden la unión de los fines de
retribución y prevención.
Estas teorías pretenden la unión de los fines de retribución y prevención en una relación equilibrada.
Entienden los defensores de esta postura que: la esencia de la pena está constituida por la
retribución y que, sobre la base de ésta, la pena pretende la consecución de fines preventivos.
Con este punto de partida las combinaciones son múltiples en función del fin concreto que se asigne a
la pena: prevención general o prevención especial.7
La prevención en sus dos vertientes, general y especial, es la finalidad que debe afrontar la pena en el
marco del Estado social y democrático de Derecho, pues ambas finalidades aparecen como adecuadas
a la meta última de posibilitar la vida en sociedad mediante la tutela de las condiciones básicas que
permiten la subsistencia y evolución de un sistema social.
7
Estas teorías mixta o unificadoras, resultan en un eclecticismo "que, queriendo contentar a todos,
no satisface totalmente a nadie" (Muñoz Conde).
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La asignación de una doble finalidad plantea el problema de las relaciones entre ambos fines y, en
concreto, de los eventuales conflictos entre las exigencias de uno y otro signo. Para afrontar este
problema parece adecuada la diferenciación propuesta por Schmidhauser y Roxin, aceptada entre
otros, por Mir Puig, Muñoz Conde y Luzón, respecto de tres distintos momentos en la pena:
amenaza, aplicación, cumplimiento y constatando en cada uno de ellos distintas exigencias para
cada uno de los fines de la pena. Surge así la denominada teoría unificadora preventiva dialéctica8:
que sostiene que los efectos preventivos tanto generales y especiales se aplican a la función de la
pena, pero en cada etapa adquieren diferente preponderancia. Veamos cómo opera en cada una de
ellas:
1. Amenaza
- En esta fase, que es la del momento legislativo, el fin que persigue la pena es de prevención
general, pues a través de la amenaza de imposición de una pena concreta se trata de intimidar
a los sujetos destinatarios de la norma para que se abstengan de cometer el hecho delictivo.
- Las exigencias preventivo-generales se satisfacen a través del establecimiento de un marco
penal concreto para cada tipo delictivo, fijando un máximo y un mínimo, a partir de los cuales
se concretará la pena a aplicar en fases posteriores.
- Esta etapa Roxin la denomina “conminación legal”, toda vez que, al ser la ley penal anterior al
delito, no podría ser medio de retribución del mismo
ni de resocialización del autor del delito. En el momento legislativo el fin de la pena es la
protección de bienes jurídicos, la cual sólo podrá buscarse a través de la prevención general.
2. Aplicación
- Esta fase tiene lugar en el proceso penal y concluye con la sentencia. En ella, el juez
concreta la pena en función de las características del caso concreto.
- En la pena establecida por el juez, las exigencias de prevención general se concretan en la
necesidad de determinación de la misma dentro de los límites señalados por la ley. La
prevención general cumplirá su efecto con la aplicación del precepto penal que corresponda.
En cierto sentido el nivel de eficacia preventiva general de un precepto depende directamente
de su aplicación; la intimidación desaparecerá si, por el contrario, al sujeto culpable de la
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Teoría unificadora preventiva dialéctica de Roxin: dentro del marco de las teorías
integradoras, propone por los años 60, la “teoría dialéctica de la unión”. Esta propuesta
pluridimensional consiste en la combinación o integración de los momentos de la vida de la
pena en tres fases: legislativa (prevención general), judicial (prevención general y prevención
especial) y de ejecución (prevención especial). Como se puede apreciar Roxin apuesta por una
teoría con predominancia preventiva excluyendo, en principio, la idea de retribución.
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comisión de un delito no se le aplica ningún precepto penal sin explicación alguna. Pero, por
otra parte, la fase de aplicación de la pena desarrolla ya por sí misma una función de
prevención general. El hecho de verse mezclado en un proceso penal lleva implícito un
efecto intimidante derivado de sus negativas aplicaciones sociales.
- Pero el que la aplicación de la pena produzca efectos preventivos generales no quiere decir
que éstos deban ser buscados por el juez. Como recuerda García Aran, esta opción supondría
desnaturalizar la función del juez, ya que mientras la prevención general es una finalidad
consustancial a la actuación del legislador, por el contrario, la concreción que debe realizar el
juzgador tiene que estar guiada por exigencias preventivas especiales.
- Al decretarse la pena en la sentencia hay que estimar las necesidades preventivas
generales y especiales.
- La imposición de la pena por el juez es la confirmación de la seriedad de la amenaza abstracta
contenida en la ley. De esta forma, sirve de complemento al fin de prevención general propio
de la conminación legal. Sin embargo, en la determinación de la pena el juez tiene un límite:
que la pena no sobrepase la culpabilidad del autor. De no respetar esta limitación la
persona sería utilizada como medio para los demás. Éste es el único aspecto de la retribución
aceptado por Roxin, quien rechaza abiertamente la exigencia retribucionista de que la pena no
pueda ser inferior a lo que imponga la culpabilidad. Además Roxin reconoce la importancia de
la prevención especial en el momento de la determinación judicial de la pena.
3. Ejecución
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Culpabilidad es reproche del acto a su autor. Así podemos decir que “es el reproche personal que se
dirige al autor por la realización de un hecho típicamente antijurídico".
En el hecho, la culpabilidad está constituida por un conjunto de circunstancias que permiten castigar a
un sujeto por la realización de un comportamiento típico.
No siempre es punible la ejecución de una actividad típica y antijurídica; la tipicidad y la
antijuridicidad son características que debe cumplir el hecho para ser delito.
Para imponer sanción penal al sujeto que la ejecuta se requiere, además, que ese sujeto cumpla con
algunas condiciones que son las que lo hacen a él – individualmente - merecedor de la pena. De
modo que no se castiga al autor por la simple ejecución de un hecho, sino cuando lo realiza en
determinadas circunstancias.
El Estado encuentra limitado el ejercicio de su facultad de castigar en este principio: “no se puede
imponer sanción si no hay culpa y esa sanción debe ser la adecuada a esa culpabilidad”.
Se parte del principio de que la responsabilidad penal es individual del sujeto que responde del acto
típico e injusto personalmente, y sólo en cuanto es culpable y únicamente hasta el extremo de esa
culpabilidad. Lo que significa que es especialmente graduable. La culpabilidad es entonces
fundamento de la pena.
Conforme al criterio clásico, el Estado castiga a sus súbditos porque son personalmente responsables
de un acto realizado de propia decisión, lo que presupone: que son racionalmente normales, que
han alcanzado madurez para ejercitar su libertad y determinarse conforme a ella.
Lo anterior permite eximir de culpabilidad a los que carecen de capacidad - como el loco o demente -
y a los que no han logrado el desarrollo adecuado de su personalidad - los menores de edad - y en
general, a todos los que han obrado sin libertad.
La pena se impone al que es culpable - al que actúa en libertad -; al que no puede ejercer su libertad -
el inculpable - no puede castigársele. Para estos últimos el Estado cuenta con las medidas de
seguridad (el sistema de duplo binario o de doble vía: pena y medida de seguridad).
Como la pena se impone al sujeto porque no hizo un uso adecuado de su libertad, se constituye en una
retribución, en un castigo que la sociedad le impone por el mal causado. A mayor mal, mayor
13
culpabilidad y, por lo tanto, mayor castigo. En la comisión de un homicidio hay mayor culpabilidad
que en la de un simple hurto, por ello tiene también una sanción más grave.
El concepto de culpabilidad señalado ha sido materia de críticas, por cuanto parte de un presupuesto
no comprobado y que no es posible demostrar: el libre albedrío del ser humano. Nadie puede
garantizar que el hombre se autodetermina o, al contrario, que es determinado. Se estima peligroso
construir un derecho penal fundado en una premisa de tal naturaleza.
Las críticas han llevado a algunos autores a sostener que la culpabilidad está en crisis, y se hacen
esfuerzos dirigidos a fundamentarla de otra manera. Así ha ido adquiriendo relevancia la tesis de la
culpabilidad vinculada a la motivación (que algunos autores denominan culpabilidad preventiva).
Otros han llegado a desconocerle validez como elemento del delito y sustento de la pena,
transformando su rol al de una simple circunstancia reguladora de la sanción.
A.- Poca aplicación de las penas alternativas a la prisión - multas o privaciones de derechos - que
generalmente se aplican sólo como penas adicionales o accesorias a las privativas de libertad,
impuestas como principales para la mayor parte de los delitos de la parte especial.
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B.- Subsisten las penas cortas de privación de libertad, consideradas ya desde los tiempos de Von
Liszt como criminógenas e inútiles en general, "de suerte que la prevención general resulta
insatisfecha, porque la pena corta carece de un real mérito desincentivador del delito para los demás
componentes de la sociedad, y tampoco permite la prevención especial del delincuente, dado que un
tratamiento de tan corta duración resulta inefectivo para resocializarlo"(Garrido Montt). 9
C.- Por otra parte, no sólo se mantienen penas excesivamente prolongadas del texto original de 1874
- las penas mayores en su grado máximo y las penas perpetuas - sino que la situación se ha agravado,
con la introducción del denominado presidio perpetuo calificado. De esta clase de penas se ha dicho
que son absolutamente inútiles a los fines de prevención especial y un castigo podría llegar a
considerarse, atendidas las reales condiciones carcelarias, "tanto o más cruel que morir" (Cury).
1. Crímenes.
2. Simples delitos.
3. Faltas.
Son penas de crímenes: Todas las perpetuas (simples y calificado), las privativas y restrictivas de
libertad mayores (oscilan entre los 5 años y un día y los 20 años de cárcel) y las inhabilitaciones en
general.
Son penas de simples delitos: Las privativas y restrictivas de libertad menores (van de 61 días hasta
5 años de privación de libertad), el destierro y suspensión para conducir vehículos a tracción
mecánica o animal.
9
De todos modos, se debe tener presente que, aunque en las condiciones actuales del sistema
carcelario chileno la "lucha contra la pena corta privativa de libertad" tiene todavía pleno
sentido. No debe dejarse de lado la constatación de que aún en los países más abiertos a las
exigencias de política criminal "se observa un regreso a la pena corta privativa de libertad, sobre
todo en la lucha contra la criminalidad pequeña y mediana" (Jescheck), pero transformada en
formas de prisión atenuada, con fórmulas de cumplimiento en semi - libertad o por arrestos de
fines de semana, tal como se establece en el nuevo CP español de 1995.
15
Penas Tiempo que Tiempo en su Tiempo en su Tiempo en
comprende toda grado mínimo grado medio su grado
la pena máximo
16
privación de libertad. Nuestra jurisprudencia, refiriéndose a este punto, ha entendido que
esta exigencia se cumple si dentro de una pena variable y en abstracto el máximo de la misma
supera el año, aun cuando el mínimo esté por debajo de esa duración.
- Por último, hay que tener presente que esta clasificación es aplicable también a los delitos
imprudentes, por mandato expreso del artículo 4º del CP: “La división de los delitos es
aplicable a los cuasidelitos que se califican y penan en los casos especiales que determina
este Código”.
Esta clasificación se fundamenta en la naturaleza del bien jurídico que se afecta al condenado. Desde
este punto de vista se distinguen las siguientes penas:
1.- Penas corporales: Como su nombre lo indica, las penas corporales, en sentido estricto, son
aquellas que afectan al cuerpo del condenado, a su estructura física, es decir, recaen sobre la vida, la
integridad corporal o la salud del condenado.
El proceso de humanización del derecho penal, comenzado en la ilustración, fue eliminando las penas
corporales de los diversos ordenamientos jurídicos al atentar gravemente en contra de la dignidad
propia de toda persona, pues no se debe olvidar la calidad de tal del delincuente; así por ejemplo la
pena de azotes se encontró vigente en Chile hasta el 21 de julio de 1949, fecha en que la ley
9.347 la prescribió de nuestro ordenamiento jurídico.
La única pena corporal vigente es la pena de muerte, pero solo en algunos delitos contemplados en
el Código de Justicia Militar y en leyes especiales.
A veces el legislador utiliza la expresión corporal en un sentido amplio, para contraponerlo al de pena
pecuniaria, comprendiendo en la primera nomenclatura todas las sanciones, con excepción de todas
aquellas que afecten al patrimonio del condenado.
La pena de muerte consiste en poner término a la vida del condenado, en privarlo de ella. Tiene una
larga data, ya que, desde los albores de la humanidad, se dieron normas que imponían la muerte como
castigo.
17
Con el desarrollo del derecho y del constitucionalismo, el tema ha sido muy criticado debido al valor
de la vida como un bien indispensable y contrarrestado con la disposición que puede hacer de ella la
sociedad en ciertos casos.
La supresión de la pena de muerte en Chile10 de la Escala General del artículo 21 del Código Penal fue
introducida por el numeral 1° del art. l de la Ley N° 19.734 de fecha 05 de junio del año 2001, cuyo
origen fue una moción del Senador Juan Hamilton (Boletín N° 2367-07), mediante la cual se
pretendía derogar completamente la pena de muerte de nuestro ordenamiento jurídico, sustituyéndola
por la de presidio perpetuo en "todas las leyes penales" (art. 5°). Sin embargo, este meritorio
propósito sólo se cumplió en parte, pues a pesar de las buenas razones esgrimidas por parlamentarios
de todas las bancadas en orden a la derogación de la pena de muerte, después de la intervención del
Subsecretario de Marina ante la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del
Senado, pidiendo mantener la legislación vigente para tiempos de guerra, por considerarla en tales
casos "de alguna manera útil y necesaria" y dispuesta por "consideraciones de práctica bélica", este
consenso sólo alcanzó a los delitos cometidos "en tiempo de paz", dejando subsistente la pena de
muerte en el Código de Justicia Militar (art. 240 y 241 CJM) y en una serie de leyes especiales, para
los delitos que pudiesen cometerse "en tiempo de guerra". Sin embargo, no se hizo siquiera una
distinción entre una guerra exterior y una guerra interna, a pesar de que nuestra reciente y penosa
experiencia histórica habría justificado limitar tal excepción a la primera.
En todo caso se dejó constancia en todos los informes, enviándose los oficios respectivos "de la
necesidad de efectuar en un breve plazo la adecuación del Código de Justicia Militar", que
comprenda una revisión no sólo de los delitos contemplados en él, sino también de los procedimientos
que allí se establecen.
En tanto dicha revisión no se materialice, siguen vigentes en el Código de Justicia Militar las
siguientes disposiciones que establecen la pena de muerte: la traición a la patria cometida por
militares (art. 244), el saqueo cometido por militares faltando a la obediencia debida a sus jefes (art.
262), la sublevación o rebelión en presencia del enemigo (art. 270), la sedición o motín militar frente
al enemigo o que cause la muerte de alguna persona (art. 272), promover o colaborar en y con una
insubordinación militar (art. 274), el desbande y la desobediencia frente al enemigo (art. 287), la
rendición injustificada ante el enemigo (art. 288), el abandono del Comando frente al enemigo (art.
10
La pena de muerte como castigo máximo se aplicó en Chile desde tiempos coloniales. En Chile
58 personas fueron condenadas por los tribunales a la pena capital, desde que ésta fuera incluida
en el ordenamiento jurídico en el año1875. El primer ejecutado fue acusado de robo con
homicidio y enfrentó el pelotón de fusilamiento el 3 de febrero de 1890. La última vez que se
aplicó la pena de muerte fue el 29 de enero de 1985, terminando con la vida de los Carabineros
Carlos Alberto Topp Collins y Jorge Sagredo Pizarro, responsables de una docena de homicidios
en serie perpetrados en Viña del Mar.
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303), el abandono de destino frente al enemigo (art. 304 N° 1), la usurpación del mando en tiempo de
guerra (art. 327), el incumplimiento de una orden de servicio ante el enemigo con perjuicio para las
tropas nacionales o aliadas (art. 336 N° 1), la negativa abierta a cumplir una orden de servicio ante el
enemigo con perjuicio para las tropas nacionales o aliadas (art. 337 W 1), el maltrato de obra a un
superior causándole la muerte o lesiones graves (art. 339 N° 1), la falta de suministros a las tropas en
tiempo de guerra con perjuicio del Ejército (art. 347), la destrucción por medio de bombas u otros
medios de instalaciones militares con resultado de muerte (art. 351), el robo de material de guerra
(art. 354), el comercio con el "enemigo" (art. 372), la pérdida de un buque afectando una operación
naval en tiempo de guerra causada por un práctico que intencionalmente dé una dirección equivocada
(art. 379), la pérdida maliciosa y en tiempo de guerra de un buque de la Armada cometida por un
oficial de ésta (art. 383 N°1), la pérdida maliciosa y en tiempo de guerra de un buque de la Armada
cometida por cualquier persona (art. 384), el daño o avería maliciosa de un buque en combate o en
cualquier situación peligrosa para su seguridad (art. 385), la separación del mando de la Armada ante
el enemigo (art. 391), el abandono de la escolta de un convoy que resulta atacado por las fuerzas
enemigas (art. 392).
El Pacto de San José de Costa Rica, que obliga a nuestro país, como norma de rango constitucional,
por aplicación del artículo 5° de la CPR, desde la dictación del Decreto N° 873, de fecha 5 de enero
del año 1991, establece un sistema de desaparición progresiva de la pena de muerte. En efecto, en su
artículo 4° dispone:
19
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la
conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede
aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad
competente.
1.- Se trataría de una sanción inhumana y cruel: No debe responderse al delito, por grave que sea,
con una reacción que importa a su vez la comisión de otro hecho injusto, como es eliminar a un ser
viviente, aunque se emplee para ello el procedimiento más piadoso. Hace siglos, San Agustín sostuvo
que: "es una soberbia absolutamente intolerable que el hombre constituido en autoridad disponga de
la vida de sus semejantes".
2.- Se sostiene también para justificar la pena capital que sería un medio eficaz de prevención
general, por su poder intimidatorio en la sociedad, que se presenta como un importante
20
disuasivo de los comportamientos típicos. Pero nadie ha podido acreditar este efecto de la sanción.
Los antecedentes estadísticos no son demostrativos de ello y, además, normalmente el sujeto que
incurre en una conducta que amerita la pena parte del supuesto de que no será descubierto o está
impulsado por móviles poderosos donde la amenaza de sanción resulta inefectiva. Por otra parte, hay
cierto consenso - cualquiera sea la doctrina que se tenga sobre los fines de la pena - en que en cierto
grado ésta tiene un alcance preventivo especial, de resocializar al delincuente, y la de muerte carece
absolutamente de posibilidad de cumplir esa función.
2.- Penas infamantes: Son aquellas que afectan al honor del condenado. El
Código penal las ignora, pero en el Código de Justicia Militar todavía subsiste con carácter de pena
accesoria la pena de degradación contemplada en su artículo 217 cuya naturaleza y forma de
ejecución se precisan respectivamente en los artículos 228 y 241 y que ponen de manifiesto el
carácter infamante de esta pena.
3.- Penas privativas de libertad: Las penas privativas de libertad afectan a la libertad ambulatoria o
de desplazamiento del condenado, quien debe permanecer, durante el término de ellas, recluido en un
establecimiento penitenciario. Por tal razón se les denomina también penas de encierro. El derecho
penal común contempla tres: 1) presidio, 2) reclusión y 3) prisión. En el sistema vigente, ellas
constituyen la forma de reacción penal más frecuente. Estas penas tienen en común: El encierro.
La principal diferencia entre presidio, reclusión y prisión, es que la primera de ellas (presidio), sujeta
al condenando a trabajos prescritos por los reglamentos del respectivo establecimiento penal. En
cambio, las de reclusión y prisión no le imponen trabajo alguno. Así lo dispone expresamente, el
artículo 32 del CP.
Por otra parte, las penas de presidio y reclusión son penas de crímenes y simples delitos, en cambio, la
pena de prisión es pena de falta.
22
4.- Penas restrictivas de libertad: A través de estas penas el condenado no pierde totalmente su
libertad, pero la ve reducida para poder trasladarse o permanecer en cualquier lugar.
5.- Penas privativas de otros derechos: Las penas privativas de otros derechos afectan también en
cierto modo a la libertad del condenado, pero no en el aspecto ambulatorio, sino en relación con la
facultad de ejercitar ciertos derechos, desempeñar cargos, oficios o profesiones titulares o ejecutar
una determinada actividad.
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6- Penas pecuniarias: Como su nombre lo expresa, las penas pecuniarias afectan al patrimonio del
condenado. De entre las que consagra el derecho en vigor, pertenecen a esta categoría: a) la multa, b)
el comiso y c) la caución.
a. La multa: Pena que impone al condenado la obligación de pagar una suma de dinero
determinada, cuyo monto establece la propia sentencia judicial. Si el condenado carece de
bienes para pagarla, es sustituida en la forma que prescribe el artículo 49 del CP. La
pena sustitutiva por vía de conversión de la multa es: prestación de servicios en beneficio de
la comunidad.
b. Comiso: Consiste en la pérdida de los instrumentos o efectos del delito, es decir, de los
medios materiales de que el sujeto se valió para cometerlo y de todas aquellas cosas con valor
pecuniario que sean producidas por el delito o que provengan de éste. Quedan excluidas las
cosas o medios que pertenezcan a terceros no responsables del delito (Art. 31 del CP).
- Penas principales.
- Penas accesorias.
a. Penas principales: Son aquellas que la ley determina específicamente para cada delito y cuya
imposición no depende de la de otra pena.
b. Penas accesorias: Son aquellas que necesitan de una pena principal a la cual deben ir
agregadas. Son aquellas cuya irrogación se sigue a la de otra principal, sea por que la ley lo
dispone de manera general o de manera específica en un determinado delito. Estas penas y a
cuales acceden se encuentran señaladas en los Art. 27 y 28 del CP.
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- La suspensión e inhabilitación para cargos y oficios públicos, derechos políticos y profesiones
titulares.
- La caución.
- Y la sujeción a la vigilancia de la autoridad.
- Penas copulativas.
- Penas alternativas.
- Penas facultativas.
1.- Penas copulativas: Tienen lugar cuando la ley amenaza la ejecución de un delito con dos o más
penas, que el tribunal debe imponer conjuntamente. Son aquellas que se imponen conjuntamente al
condenado, no obstante ser de distinta naturaleza. Los casos más frecuentes están constituidos por la
imposición de penas accesorias conjuntamente con las principales.
Ejemplos:
Art. 353 CP. La suposición de parto y la substitución de un niño por otro, serán castigados
con las penas de presidio menor en cualquiera de sus grados y multa de veintiuna a
veinticinco unidades tributarias mensuales.
Art. 354 CP. El que usurpare el estado civil de otro, sufrirá la pena de presidio menor en sus
grados medio a máximo y multa de once a veinte unidades tributarias mensuales.
2.- Penas alternativas: Tienen lugar cuando para castigar el delito se pone a disposición del juez dos
o más, entre las cuales él debe optar por una para sancionar al sujeto delincuente. En estos casos si se
ha seleccionado una pena para un determinado participe en una situación en que sean varios, no está
obligado el juez a escoger la misma para los demás.
Son aquellas en las que, existiendo 2 o más penas aplicables a un mismo delito, la elección de
cualquiera de ellas, por parte del juez, hace improcedente la aplicación de cualquier otra. Es decir, es
el juez quien escoge la pena aplicable, entre las distintas alternativas que el legislador ofrece. Puede
escoger distintas penas para los coautores o participes, de acuerdo al artículo 61 circunstancia 3º del
CP.
Art. 61.CP:
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“La designación de las penas que corresponde aplicar en los diversos casos a que se refiere
el artículo 59, se hará con sujeción a las siguientes reglas:
3a. Si se designan para un delito penas alternativas, sea que se hallen comprendidas en la
misma escala o en dos o más distintas, no estará obligado el tribunal a imponer a todos los
responsables las de la misma naturaleza”.
Ejemplos:
3.- Penas facultativas: Son aquellas que la ley autoriza al juez para imponer o no, a su arbitrio la
pena. Es decir, la imposición queda entregada al arbitrio del juez. Se trata de penas accesorias,
respecto de las cuales el juez tiene la facultad de agregar o no a otra pena principal y de imposición
obligatoria.
Ejemplos:
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Lo establecido en el inciso anterior se entiende sin perjuicio de la pena aplicable al delito
cometido por el empleado público, la que no será inferior, en todo caso, a la de reclusión
menor en su grado medio”.
- Penas divisibles.
- Penas indivisibles.
1.- Penas divisibles: Son aquellas que admiten división o fraccionamiento en el tiempo o en su
cuantía económica. En el primer caso, el fraccionamiento se verifica en los distintos grados que
pueden aplicarse.
- Todas las penas privativas y restrictivas de libertad que la ley denomina "mayores" (5 años y
un día a 20 años) y "menores" (61 días a 5 años) son divisibles y en cada una de ellas
encontramos tres grados: máximo, medio y mínimo. También la prisión y las inhabilitaciones
temporales son divisibles en tres grados.
Ejemplo: Art. 393 CP: “El que con conocimiento de causa prestare auxilio a otro para que se
suicide, sufrirá la pena de presidio menor en sus grados medio a máximo, si se efectúa la muerte”
De 541 a 5 años.
2.- Penas indivisibles: Son aquellas que no admiten división o fraccionamiento en el tiempo ni en
cuanto a su caución económica. Son indivisibles todas las penas perpetuas.
- Penas aflictivas.
- Penas no aflictivas.
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1.- Penas aflictivas: Son todas las penas de crímenes y respecto de las de simples delitos, las de
presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación menores en sus grados máximos. Las
demás son no aflictivas.
En conclusión: pena aflictiva, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 37 del Código Penal es aquella
pena corporal igual o superior a 3 años y 1 día.
2.- Penas no aflictivas: Son todas aquellas privativas o restrictivas de libertad menores, cuya
duración no excede de 3 años.
También se indica como tal la incomunicación con personas extrañas al establecimiento penal,
pero en realidad es una agravación de la restricción en la libertad ambulatoria del sujeto.
I.- EL PRESIDIO: Consiste en el encierro del condenado en un establecimiento penal, sujeto a los
trabajos contemplados en los reglamentos de éste (Art. 32 CP).
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Su duración es por toda la vida que le resta al condenado. Puede ser presidio perpetuo simple o
calificado.
- El calificado vino en reemplazar a la pena de muerte y es más dura que el simple pues no
podrá pedir la libertad condicional sino una vez cumplidos 40 años de privación de libertad.
- En cambio, en el presidio perpetuo simple este lapso es de 20 años.
La imposición del presidio perpetuo calificado importa la privación de libertad del condenado
de por vida, bajo un régimen especial de cumplimiento que se rige por las siguientes reglas:
1.ª No se podrá conceder la libertad condicional sino una vez transcurridos cuarenta años de
privación de libertad efectiva, debiendo en todo caso darse cumplimiento a las demás normas
y requisitos que regulen su otorgamiento y revocación;
2.ª El condenado no podrá ser favorecido con ninguno de los beneficios que contemple el
reglamento de establecimientos penitenciarios, o cualquier otro cuerpo legal o reglamentario,
que importe su puesta en libertad, aun en forma transitoria. Sin perjuicio de ello, podrá
autorizarse su salida, con las medidas de seguridad que se requieran, cuando su cónyuge, su
conviviente civil, o alguno de sus padres o hijos se encontrare en inminente riesgo de muerte
o hubiere fallecido;
3.ª No se favorecerá al condenado por las leyes que concedan amnistía ni indultos generales,
salvo que se le hagan expresamente aplicables. Asimismo, sólo procederá a su respecto el
indulto particular por razones de Estado o por el padecimiento de un estado de salud grave e
irrecuperable, debidamente acreditado, que importe inminente riesgo de muerte o inutilidad
física de tal magnitud que le impida valerse por sí mismo. En todo caso el beneficio del
indulto deberá ser concedido de conformidad a las normas legales que lo regulen”.
Tiene una duración en el tiempo determinada por la ley. En general la pena de presidio temporal va de
61 días a 20 años. En este marco temporal el presidio se divide en menor y mayor.
El presidio menor en su grado mínimo va de 61 días a 540 días. En su grado medio va de 541 días a 3
años. Y en su grado máximo va de 3 años y 1 día a 5 años.
El presidio mayor en su grado mínimo va de 5 años y un día a 10 años. En su grado medio de 10 años
y 1 día a 15 años. Y en su grado máximo de 15 años y un día a 20 años.
Es importante tener en cuenta que las duraciones se computan desde el día en que el imputado es
aprehendido (Art. 26 CP). De manera que, se le debe abonar el tiempo que estuvo privado de libertad
durante el proceso.
Aunque el artículo 32 del CP distingue entre presidio y reclusión, según si el condenado está sujeto o
no obligatoriamente a los trabajos del establecimiento penitenciario, esta distinción actualmente
carece de todo efecto práctico, desde que el actual Reglamento de Establecimientos Penitenciarios
vigente (D.S. de Justicia N° 518 de 1998) establece un régimen penitenciario común tanto para los
condenados como para las personas detenidas y sujetas a la medida cautelar personal de prisión
preventiva (arts. 24 y siguientes), agrupándolos a todos en la categoría de internos.
presidio? El artículo 88 del CP, señala que el producto del trabajo de los condenados a presidio será
destinado:
30
“Art. 32. La pena de presidio sujeta al condenado a los trabajos prescritos por los
reglamentos del respectivo establecimiento penal. Las de reclusión y prisión no le imponen
trabajo alguno”.
En cuanto a su duración, también puede ser perpetua o temporal. Pero, aquí no existe la distinción
de perpetua calificada o simple. Solo es perpetua.
La reclusión temporal tiene la misma duración que el presidio y se divide en iguales términos, es
decir, mayor y menor y, en ambos casos, se distingue el grado mínimo, medio y máximo.
III.- LA PRISION
Estas no importan la obligación de trabajar. Esta pena se bate en retirada. Esta era la pena de las faltas
por excelencia. Hoy las faltas son penadas por regla generalísima con penas pecuniarias.
R: Según Bullemore: tiene un sentido amplio, ya que puede referirse al territorio de un país extranjero
o a una ciudad. Agrega que existen problemas prácticos innegables en relación al control del
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cumplimiento de la condena en el extranjero, ya que la vigilancia debería efectuarla el país extranjero,
lo que supone la existencia de algún tratado o acuerdo bilateral.
Excepción: extrañamiento perpetuo: Según el art. 472 inciso 2º del CP, cuando a un extranjero se le
condena por el delito de usura se le expulsa del país una vez que haya cumplido la pena.
**Tanto las penas de confinamiento como las penas de extrañamiento se encuentran reservadas, por
lo general, para los delitos de carácter políticos.
3.- RELEGACIÓN: Es la traslación del encausado a un punto habitado del territorio de la República
con prohibición de salir de él, pero permaneciendo en libertad (Art. 35 CP).
Puede ser perpetua o temporal: La temporal tiene una duración total de 61 a 20 años de privación
de libertad. Se divide en mayor y menor. Ambas en su grado mínimo, medio y máximo.
La expresión “punto” no se encuentra definida en la ley. Sin embargo, existe acuerdo en considerar
que aquella expresión se refiere al territorio comprendido dentro de los límites urbanos (habitados) de
un pueblo o ciudad.
4.- DESTIERRO: Es la expulsión del sentenciado de algún punto de la República (Art. 36 CP).
Es siempre una pena de SIMPLE DELITO. Su duración total es de 61 a 5 años de privación de
libertad y se divide en 3 grados: mínimo, medio y máximo.
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LA SUJECION A LA VIGILANCIA DE LA AUTORIDAD
1.- La de declarar antes de ser puesto en libertad, el lugar en que se propone fijar su
residencia.
2.- La de recibir una boleta de viaje en que se le determine el itinerario que debe seguir, del
cual no podrá apartarse, y la duración de su permanencia en cada lugar del tránsito.
3.- La de presentarse dentro de las veinticuatro horas siguientes a su llegada, ante el
funcionario designado en la boleta de viaje.
4.- La de no poder cambiar de residencia sin haber dado aviso de ello, con tres días de
anticipación, al mismo funcionario, quien le entregará la boleta de viaje primitiva visada para
que se traslade a su nueva residencia.
5.- La de adoptar oficio, arte, industria o profesión, si no tuviere medios propios y conocidos
de subsistencia.
Esta pena puede imponerse en calidad de accesoria o como medida preventiva, de acuerdo al artículo
23 del CP. La pena en comento es esencialmente temporal y puede durar entre 61 a 5 años (Art. 25
inciso 4° del CP). Además admite la distinción entre menor, medio y máximo.
1.- Inhabilitación para cargos y oficios públicos, derechos políticos y profesiones titulares.
2.- Suspensión de carago u oficio público o profesión titular.
3.- Inhabilitación o suspensión para conducir vehículos de tracción mecánica o animal.
- INHABILIDAD: Impide que el sujeto pueda en el futuro obtener tal cargo, empleo, oficio o
profesión (Art. 39 inciso 2° habla de
“incapacidad).
La condena a pena aflictiva lleva envuelta la inhabilitación absoluta perpetua para ejercer los
derechos políticos.
PENAS PECUNIARIAS
Concepto: Son aquellas que afectan al patrimonio del condenado. El CP contempla 3 clases:
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1. Multa.
2. Comiso.
3. Caución.
1.- LA MULTA
Las Leyes N° 19.450 y N° 19.501 establecieron un sistema de fijación de las multas basadas en la
"unidad tributaria mensual" (UTM), esto es, la cantidad de dinero cuyo monto, determinado por ley y
permanentemente actualizado, sirve como medida o punto de referencia tributaria (art. 8° DL 830,
DO 31.12.1974).
Por regla general, el máximo imponible como multa es la cantidad de 30 UTM, (crímenes) aun
cuando su cómputo haya de hacerse en relación al daño causado o a otra cantidad indeterminada,
como sucede con la pena del cohecho, equivalente a la "mitad al tanto de la dádiva o promesa
aceptada" (art. 248 del CP), sin perjuicio de lo que dispongan normas especiales, atendida la gravedad
de la infracción (Ej. la multa en los delitos de tráfico ilícito de estupefacientes de los arts. 1, 2 y 7 de
la Ley 20.000 es de 40 a 400 UTM).
El pago de una multa expresada en UTM es en pesos, en el valor que la UTM tenga en el momento
del pago. Así, una multa de 40 UTM, pagada el día 30 de mayo del 2019, equivale a multiplicar por
40 la suma de $48.595 (valor de la unidad tributaria mensual este mes), lo que da la suma de
$1.943.800.-
Gendarmería de Chile y sus delegados, y los organismos públicos y privados que en virtud de los
convenios a que se refiere el inciso anterior intervengan en la ejecución de esta sanción, deberán velar
por que no se atente contra la dignidad del penado en la ejecución de estos servicios
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R: De conformidad a lo dispuesto en el artículo 49 quinquies del CP: el delegado deberá informar al
tribunal que haya impuesto la sanción. El tribunal citará a una audiencia para resolver la mantención o
la revocación de la pena.
EFECTOS DE LA REVOCACIÓN
El producto de las multas, ya sea que se impongan por sentencia o que resulten de un decreto que
conmuta alguna pena, ingresará en una cuenta fiscal, especial, contra la cual sólo podrá girar el
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Ministerio de Justicia, para algunos de los siguientes fines, y en conformidad al Reglamento que para
tal efecto dictará el Presidente de la República:
2.- EL COMISO
Concepto: Es la perdida de los instrumentos o efectos del delito de propiedad de los responsables de
éste (Art. 31 CP).
- Los instrumentos del delito son los medios materiales utilizados por el autor para ejecutarlo.
- A su vez los efectos del delito son los objetos materiales sobre los cuales ha recaído la acción
delictiva o que sea producto de ella. Ejemplo: las cosas sustraídas.
El comiso, al igual que la multa, es una pena común a los crímenes, simple delitos y faltas.
Tratándose de los crímenes y simples delitos, el comiso es siempre pena accesoria.
En cambio, en las faltas, el tribunal tiene la facultad de decretarla a su prudente arbitrio y para el
evento de hacerlo solo puede recaer sobre los efectos o instrumentos indicados en el artículo 499 del
CP:
1. Las armas que llevare el ofensor al hacer un daño o inferir injuria, si las hubiere mostrado.
2. Las bebidas y comestibles deteriorados y nocivos.
3. Los efectos falsificados, adulterados o averiados que se expendieren como legítimos o
buenos.
4. Los comestibles en que se defraudare al público en cantidad o calidad.
5. Las medidas o pesos falsos.
6. Los enseres que sirvan para juegos o rifas.
7. Los efectos que se empleen para adivinaciones u otros engaños semejantes.
El producto del comiso tiene idéntico destino de las multas (Art. 60 CP.)
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3.- LA CAUCION
Concepto: Es una pena cuyo efecto consiste en obligar al condenado a presentar un fiador abonado
que responda, o bien de que aquel no ejecutara el mal que se trata de precaver, o de que cumplirá su
condena.
- El fiador se obliga a satisfacer, para el caso de incumplimiento por parte del penado, la
cantidad que haya fijado el tribunal (Art. 46 CP).
- La caución puede imponerse como pena accesoria o como medida preventiva. Como pena
accesoria dentro del Código Penal se contempla en el delito de amenazas del artículo 298 del
CP. Lo anterior, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 23 del CP.
En cuanto a su cuantía, se aplican las reglas establecidas para las multas, pero doblando las
cantidades (Art. 25 CP.).
La duración de la caución no puede exceder del tiempo de la pena u obligación cuyo cumplimiento
asegura o de 5 años en los demás casos Art. 25 CP.
DETERMINACIÓN DE LA PENA
Siendo en la sentencia en donde cobran vida todos los principios e instituciones de Derecho Penal y
Procesal Penal y que determinan al juez a absolver o a condenar al acusado, el tema de la
determinación judicial de la pena reviste sin duda alguna la mayor de las importancias, sin perjuicio
de lo cual, dada la naturaleza de la normativa legal existente a su respecto, se han planteado ciertas
interrogantes en cuanto a algunas de sus normas, tanto por la doctrina, como por la jurisprudencia,
generándose diversas respuestas que han dado lugar a una controversia discutida y discutible.
Reconociendo los aspectos polémicos por parte de la normativa legal, hemos tomado una opción
que nos ha parecido razonable y compatible con ciertos principios jurídicos sustantivos o
procesales y con la política criminal que inspira nuestro actual sistema penal. En todo caso, no
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creemos que la discusión gestada esté concluida, y menos aún, que se haya dicho sobre aquella la
última palabra.
Es preciso asimismo advertir, que esta separata es de carácter general y, por lo mismo, no pretende
explicar y solucionar toda la compleja y variada casuística que, en un momento dado, puede
derivarse en un determinado proceso penal.
El propósito del legislador de la época ha sido reducir el arbitrio judicial, para lo cual, ha tratado de
precisar al máximo los factores y su grado de importancia en la determinación de la pena aplicable
en cada caso. No obstante, el sistema legal para la determinación judicial de la pena admite un
cierto grado de discrecionalidad en la individualización de la sanción penal.
R: Determinar tiene un sentido de fijación o decisión final que respecto de la consecuencia penal
obedece al proceso de selección de la pena concreta en la sentencia condenatoria y la decisión
acerca de si corresponde suspenderla o sustituirla, con atención a criterios de merecimiento y
necesidad de pena, junto con circunstancias fácticas del injusto penal y condiciones personales de
su autor (Vargas Tatiana, 2014, p.105).
En suma, determinar la pena, implica fijar en cada caso, la sanción que se le impondrá a quien ha
intervenido en la comisión de un delito, ya sea, en calidad de autor, cómplice o encubridor.
¿Por qué se habla de proceso de determinación?
1.- La pena está en primer lugar establecida por ley para la conducta delictiva en términos
generales y abstractos: El legislador fija un marco de pena, un mínimo y un máximo, pues ya no
hay penas únicas indivisibles. Se trata de una primera fase de determinación legal. Esta primera
“aparición” de la pena es la base que toma el juez para seguir con la elección del quantum con
atención a la conducta injusta (nivel de injusto) y el grado de reproche del agente.
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2.- Cuando el juzgador comienza a seleccionar penas estamos en una fase de determinación
judicial. Dentro de ella se puede distinguir la definición de grado de la concreta determinación por
la precisión de la cuantía exacta dentro del grado, que suele conocerse como “individualización”.
3.- Puede darse una última clase de determinación que se da en la fase de ejecución, cuando se está
cumpliendo la pena, donde interviene la administración: La determinación administrativa.
Factores a considerar:
En nuestro sistema punitivo por regla general la responsabilidad penal solo surge cuando el sujeto ha
obrado con dolo. Sin embargo, de manera excepcional, es posible que el castigo penal surja porque el
sujeto ha obrado de manera descuidada, negligente o imprudentemente.
Esta impunidad de los cuasidelitos se ve reforzada por lo dispuesto en los artículos 4º y 493 del
Código Penal.
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Art. 10. Están exentos de responsabilidad ART. 490. El que por imprudencia
criminal: temeraria ejecutare un hecho que, si
13. El que cometiere un cuasidelito, salvo en mediara malicia, constituiría un crimen o un
los casos expresamente penados por la ley. simple delito contra las personas, será
penado:
1.º Con reclusión o relegación menores en
sus grados mínimos a medios, cuando el
hecho importare crimen.
2.° Con reclusión o relegación menores en
sus grados mínimos o multa de once a
veinte unidades tributarias mensuales,
cuando importare simple delito.
Este es el 2° elemento a considerar y se refiere a la pena que la ley consagra en abstracto para el
respectivo delito.
No obstante, a menos que se trate de una pena indivisible, la sanción legal importa una cierta
extensión, en tiempo o cuantía, dentro de cuyo marco el tribunal deberá precisar la magnitud
definitiva y exacta de aquélla.
Ejemplo:
Art. 391. El que mate a otro y no esté comprendido en el artículo anterior, será penado:
2º Con presidio mayor en su grado medio en cualquier otro caso.
ART. 50 inc. 1° CP: “A los autores de delito se impondrá la pena que para éste se hallare
señalada por la ley…”.
42
Por regla general, el proceso ejecutivo o desarrollo de ejecución del delito admite tres etapas: la
tentativa, el delito frustrado y el delito consumado.
Excepcionalmente, se sanciona la conspiración y la proposición.
Regla general: La pena señalada por la ley al delito debe entenderse referida para el autor de un
delito consumado:
ART. 50 inc. 2° CP: “…Siempre que la ley designe la pena de un delito, se entiende que la
impone al delito consumado”.
En suma, las reglas dadas para el castigo penal en el ámbito del iter criminis son:
1. Al crimen o simple delito consumado se impondrá la pena que para éste se hallare
señalada por la ley.
2. Al crimen o simple delito frustrado, se impondrá la pena inmediatamente inferior en 1
grado a la señalada por la ley para el crimen o simple delito consumado.
R: En Chile son punibles sólo la tentativa y la frustración de un crimen o de un simple delito, no así
de una falta. El artículo 9 del CP señala que las faltas se castigan cuando han sido consumadas.
Así se explica por qué el artículo 7, cuando se refiere a esas etapas de ejecución imperfectas,
precisa que debe tratarse de crímenes o simples delitos, excluyendo a las faltas.
Excepción: Art. 494 bis del CP: que tipifica el hurto falta, el cual admite su punibilidad como
frustrado.11
11
El artículo 494 bis fue introducido al Código Penal mediante la Ley 20.140 el año 2006. Se
trata de una FALTA ESPECIAL. El importe del valor de la cosa sustraída debe ser INFERIOR
A 1/2 UTM. Admite frustración. Cabe la posibilidad de conmutar la multa por trabajos
comunitarios.
43
4.- Grado de autoría y participación criminal
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Además hay que tener presente que las disposiciones generales antes señaladas no resultan
aplicables en los casos en que el delito frustrado, la tentativa, la complicidad o el
encubrimiento se hallan especialmente penados por la ley.
Ejemplo:
“En los casos de los cinco artículos precedentes el delito frustrado se castiga como si fuera
consumado, la tentativa con la pena inferior en un grado a la señalada para el delito, la
conspiración con la inferior en dos grados y la proposición con la de presidio menor en
cualquiera de sus grados”.
Cuadro de resumen
Delito consumado Delito frustrado Tentativa de delito
Autor Pena legal original 1 grado menos 2 grados menos
Cómplice 1 grado menos 2 grados menos 3 grados menos
Encubridor 2 grados menos 3 grados menos 4 grados menos
Recordar que las circunstancias modificatorias de responsabilidad penal están dadas por el conjunto
de situaciones descritas por la ley, a las cuales ésta atribuye la virtualidad de concurrir a determinar
la magnitud (quantum) de la pena correspondiente al delito en el caso concreto, ya sea atenuándola
o agravándola a partir de ciertos límites preestablecidos en forma abstracta para cada tipo.
Art. 62 CP.
1.- De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 63 del Código Penal: no producen el efecto de aumentar
la pena:
45
a. Las circunstancias agravantes que por sí mismas constituyen un delito especialmente
penado por la ley. Esta hipótesis ha sido considerada por la doctrina mayoritaria como un
caso de error legislativo. Lo anterior, dado a que en estricto rigor, ninguna de las
circunstancias del artículo 12 constituye delito.12
b. Las que hayan sido comprendidas en la descripción del delito al describirlo y penarlo.
Ejemplo: Art. 391 N° 1 del CP (Alevosía).
Las alternativas b) y c) constituyen un elemento del tipo penal, esto es, de la descripción legal.
Este artículo se fundamenta en la aplicación estricta del principio non bis in ídem, por lo que, no
puede dársele doble valoración a una misma situación, como elemento del tipo penal y como
circunstancia de agravación del delito.
1. Circunstancias materiales: Son aquellas que consistan en la ejecución material del hecho o
en los medios empleados para realizarlo. Por ser objetivas y referirse a la ejecución del
hecho, afectan a todos aquellos que participaron y tenían conocimiento de las mismas. Son
comunicables.
12
Sin embargo, algunos autores señalan como ejemplos: el artículo 12 N° 3 del CP, en relación
al delito de incendio del artículo 474 o estrago (Art. 484 del CP). Si eso sucede, no se aplica la
agravante sino que los delitos que resultaren.
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2. Circunstancias personales: Se refieren a las atenuantes o agravantes que consistan en la
disposición moral del delincuente, en sus relaciones particulares con el ofendido o en otra
causa personal. Son subjetivas, afectan exclusivamente a aquellos intervinientes en los cuales
concurren, no así a los demás, que también pueden haber tenido intervención en el delito. No
se comunican.
REGLAS DE VALORACIÓN
Se distinguen:
a. Penas divisibles: Las penas privativas de libertad – mayor, menor y prisión – se dividen en
grados: mínimo, medio y máximo (Art. 56 -58).
b. Gravedad de penas: Las penas se agrupan según su gravedad en 5 escalas graduales (Art.
59). Cada una de ellas contempla una serie de penas en orden decreciente (de mayor a
menor), según la naturaleza de
la pena impuesta. Ayudan a aumentar o disminuir penas, dentro de cada escala (Art. 77). La
multa es pena mínima común (Art. 61,5°).
c. Facultad del juez: Algunos artículos conceden amplias facultades a los jueces,
particularmente cuando concurren agravantes y atenuantes (Art.
67 inciso 1°, artículo 68 inciso 1° del CP).
a.- Non bis in idem: Este principio impide valorar una misma circunstancia 2 veces para un mismo
efecto. Tiene especial reconocimiento respecto de las gravantes. Tal como se vio precedentemente,
la ley reconoce 3 manifestaciones de este principio:
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- Las circunstancias agravantes que por sí mismas constituyen un delito especialmente penado
por la ley (Art. 474 del CP).
- Las que hayan sido comprendidas en la descripción del delito al describirlo y penarlo (alevosía
o premeditación en el homicidio calificado).
- Tampoco producen el efecto de aumentar la pena aquellas circunstancias que sean inherentes
al delito, esto es, que sin la concurrencia de ellas no puede cometerse (Art. 470 N° 1 del CP).
R: Se hace sumando el total de la pena que luego se divide en 2. La primera mitad es el mínimo y la
segunda, desde la mitad más uno, es el máximo.
Ejemplos:
1° caso: Presidio o reclusión menor en su grado mínimo (61 a 540 días de privación de libertad).
48
2° caso: Presidio o reclusión mayor en su grado medio (10 años y 1 día a 15 años de privación de
libertad.
- Se suma el mínimo y el máximo: (365 x 10 + 1) + (365 x 15) = 3651 + 5475 = 9126 días.
- Esa cifra se divide por la mitad: 4563 días. Equivale a 12 años y 6 meses.
- Las atenuantes tienen efectos más intensos que las agravantes, ya que pueden llegar a rebajar
una pena en 3 grados, mientras que las agravantes solo aumentan 1 grado (Art. 68 inciso 3°
del CP).
- En caso de que la pena sea 1 solo grado el efecto es menos intenso: 2 o más atenuantes pueden
rebajar 1 o 2 grados (Art. 67 inciso 4°) y 2 o más agravantes mantienen el aumento en 1 grado
(Art. 67 inciso 5° del CP).
d.- Comunicabilidad: También fue analizada precedentemente. Este elemento a considerar se puede
sintetizar de la siguiente forma:
- Las circunstancias que consistan en la ejecución material del hecho o en los medios empleados
para realizarlo SE COMUNICAN a los partícipes, siempre que tuvieren conocimiento de
ellas antes o en el momento de la acción o de su cooperación para el delito.
Cuando concurren tanto atenuantes como agravantes simultáneamente, el juez debe compensarlas
racionalmente, graduando el valor de unas y otras. La compensación es racional y no
matemática.
49
El juez debe fundamentar la compensación en su sentencia. Debe considerarse la magnitud del injusto
penal y el reproche personal del sujeto activo.
Regla general: Esta dada por el hecho de que la concurrencia de una sola circunstancia atenuante no
autoriza al tribunal para rebajar la pena en grado.
Efecto: Autoriza al tribunal para imponer la pena inferior el 1 grado al mínimo de la señalada al
delito.
Ejemplo: Se alega por la defensa del imputado una eximente incompleta (legítima
defensa), respecto de la cual concurre el mayor número de requisitos para eximir (Art. 11
N° 1 y 73 del CP). En este caso el juez queda facultado para rebajar en 1 grado la pena
mínima señalada por ley al delito.
Comentarios:
Por su parte, el artículo 69 del CP, primera parte, le señala, una vez determinado el grado – para
precisar la cuantía exacta dentro de él – debe tomar en consideración el NÚMERO y ENTIDAD
de las circunstancias atenuantes y agravantes que concurren.
50
El legislador ha ordenado esta materia atendiendo a la naturaleza de la pena asignada por ley al
respectivo delito, en el sentido si ella es o no divisible y así se distinguen diversas hipótesis:
- Cuando la ley señala una sola pena indivisible, la aplicará el tribunal sin consideración a las
circunstancias agravantes que concurran en el hecho.
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SEPARATA DERECHO PENAL – VERSIÓN AÑO 2019
-
Pero si hay dos o más circunstancias atenuantes y no concurre ninguna agravante,
podrá aplicar la pena inmediatamente inferior en uno o dos grados.
Segunda regla: (Art. 66 CP): Si la ley señala una pena compuesta de dos indivisibles:
Ejemplo: violación con homicidio (Art. 372 bis inciso 2° CP). PENA: Presidio perpetuo
a presidio perpetuo calificado.
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-
- Concurren solamente agravantes: Sea una o varias: El juez debe imponer la pena
en su grado máximo (perpetuo calificado).
Tercera regla: La pena señalada al delito es 1 grado de una divisible (Art. 67 CP):
Ejemplo: Art. 342 N° 1 CP (aborto). PENA: Presidio mayor en su grado mínimo (5 años y
1 día a 10 años).
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-
- Concurren 2 o más agravantes: Puede aplicar la pena superior en un grado
Presidio mayor en su grado medio (De 10 años y 1 día a 15 años).
Cuarta regla: Art. 68 CP: La pena asignada al delito consta de 2 o más grados:
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6. La mayor o menor extensión del mal causado como consecuencia del delito y
facultades económicas del condenado.
La aplicación de las reglas anteriores, en el caso de una pena divisible, nos ha conducido a
un grado o fracción de grado, o bien, de ciertas extensión o cuantía. Sin embargo, ahora es
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necesario determinar dentro de ese marco de tiempo o económico, cuál será la pena que en
definitiva le corresponderá al condenado.
Para determinar la mayor o menor del mal causado por el delito se tomarán en
consideración aspectos tales como:
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Lo buscado por este nuevo sistema puede resumirse en los siguientes ejes centrales:
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- Secuestro.
- Sustracción de menores.
- Violación propia.
- Violación impropia.
- Parricidio y femicidio.
- Homicidio calificado.
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- A los autores del delito consumado previsto en el artículo 436, inciso primero, del
Código Penal (robo con violencia o intimidación), que hubiesen sido condenados
anteriormente por alguno de los delitos contemplados en los artículos 433 (robo
con violencia o intimidación calificado), 436 (robo con violencia o intimidación
simple y robo por sorpresa) y 440 (robo con fuerza en las cosas en lugar habitado,
destinado a la habitación o en las dependencias de alguno de aquellos) del mismo
Código.
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- Remisión condicional.
- Reclusión parcial.
- Libertad vigilada.
4.- Protección a las víctimas: El artículo 17 ter de la Ley 18.216 establece que, en caso de
imponerse la libertad vigilada intensiva deberán decretarse, además, una o más de las
siguientes condiciones:
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del Código Procesal Penal, para debatir sobre la procedencia de aplicar cualquiera
de las penas sustitutivas contenidas en esta ley.
5.- Control del cumplimiento de las penas sustitutivas: La normativa establece diversos
sistemas de control de las penas sustitutivas. Entre ellos se encuentra: el monitoreo
telemático. Según el artículo 23 bis de la Ley 18.216, se entenderá por monitoreo
telemático: toda supervisión por medios tecnológicos de las penas establecidas por esta
ley. Dicho control podrá ser utilizado para la supervisión de las penas de reclusión parcial
y de libertad vigilada intensiva.
Ejemplos:
61
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Lo mismo les será aplicable a los delegados de libertad vigilada intensiva, quienes
informarán al respectivo tribunal al menos trimestralmente.
En todo caso, el tribunal citará a lo menos anualmente a una audiencia de
revisión de la libertad vigilada y, a lo menos, semestralmente, en el caso de la
libertad vigilada intensiva.
A estas audiencias deberán comparecer el condenado y su defensor”.
“El tribunal, dentro de las 48 horas siguientes desde que se encuentre firme y
ejecutoriada la sentencia, deberá informar a Gendarmería de Chile respecto de la
imposición de alguna de las penas sustitutivas establecidas en esta ley.
El condenado a una pena sustitutiva deberá presentarse a Gendarmería de Chile
dentro del plazo de cinco días, contado desde que estuviere firme y ejecutoriada la
sentencia. Si transcurrido el referido plazo el condenado no se presentare a
cumplirla, dicho organismo informará al tribunal de tal situación. Con el mérito
de esta comunicación, el juez podrá despachar inmediatamente una orden de
detención”.
7.- Evitar la reincidencia delictual: Lo que se pretende con esta normativa es que los
imputados no vuelvan a delinquir. Se pretende lograr la resocialización.
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¿A qué tipo de penas resultan aplicables las penas sustitutivas contempladas en la Ley
18.216?
R: Las penas sustitutivas solo podrán aplicarse tratándose de casos en que el tribunal con
competencia en lo criminal pronuncie una sentencia condenatoria e imponga una pena
privativa o restrictiva de libertad. No pueden reemplazar a penas de otra naturaleza
(privativas de derecho, inhabilitaciones, suspensiones, multas etc.).
1.- Confinamiento.
2.- Extrañamiento. Penas restrictivas de la libertad
3.- Relegación.
4.- Destierro.
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A continuación se analizará cada una de las penas sustitutivas que contempla la Ley
18.216 y se abordarán los efectos propios de cada una de ellas.
1. Remisión condicional.
2. Reclusión parcial.
3. Libertad vigilada.
4. Libertad vigilada intensiva.
5. Expulsión del extranjero condenado a una pena igual o superior a 5 años de
privación de libertad.
6. Prestación de servicios en beneficio de la comunidad.
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Al aplicar esta sanción, el tribunal establecerá un plazo de observación que no será inferior
al de la duración de la pena, con un mínimo de 1 año y un máximo de 3, e impondrá al
condenado las siguientes condiciones:
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