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Cooperativa 1050
Cooperativa 1050
Diseño participativo
Cada diseño que creamos nace del diálogo, de lo que compartimos e intercambiamos
durante los ejercicios experimentales en talleres. Son el resultado de sensibilidades
entretejidas. Valoramos los saberes colectivos que hunden sus raíces en la memoria.
Precio justo
Cuando estimamos el precio de cada pieza nos basamos en un sistema de costeo que
nos ayuda a definir el precio por hora de producción y lo necesario para llevar una vida
digna. El 40% de cada pieza que tú adquieres, se destina a nosotras, las artesanas,
mientras que el margen de ganancias va para los diferentes fondos sociales de la
cooperativa (educación cooperativista, salud y vivienda).
Alta calidad
Al diseñar, crear y producir buscamos la más alta calidad y nos da gusto mantenernos
abiertas a la mejora, a nuevos aprendizajes e intercambios de saberes. Cada pieza es
creada en contemplación y a mano; las pequeñas marcas y variaciones que encuentras
en tu vajilla, objetos nacidos del fuego, le añaden calidad y belleza. Son, cada una,
piezas únicas e irrepetibles, como cada una de nosotras.
De la tierra a la tierra
Nuestra materia prima viene de los cerros, montes y laderas del lugar donde vivimos y
en donde hemos vivido por generaciones; nuestras herramientas son básicas y simples
(utilizamos piedras, para bruñir, tornos) y, al quemar, aprendemos nuevas formas que
no solo disminuyen los costos sino consumen menos combustible. Al final, nuestros
productos, creados de la tierra, regresan a la tierra con mínimo impacto ambiental.
Entonces podemos decir, contentas, que somos circulares
Cada año se integran nuevas comunidades a nuestra cooperativa y cada vez nos
inspira aprender de ellas y compartir más allá de las aparentes diferencias. Sorteamos
los obstáculos del lenguaje, la técnica y la distancia, y nos acercarnos desde el respeto
y el amor por el barro, para construir en conjunto. Nos nutrimos de la diversidad y nos
unimos en un mismo sueño ¡el barro! En 2008, Coyotepec y Tlapazola, que fueron los
pueblos fundadores, desarrollaron los sistemas de diseño colaborativo que usamos
todavía. En 2015, se unió Tonaltepec y, en 2017, Metzontla. Más adelante, en 2019,
Amatenango y Tlaxiaco.