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Al inicio del texto de “Los retos de la modernidad líquida, Bauman cita a Caroline
Mayer en donde describe a los norteamericanos en donde identifican progreso con la
toma de atajos. Comprar lo que antes había que hacer, las tareas diarias se han
tornado una pérdida de tiempo y comidas rápidas en donde no haya necesidad de
elaboración es esencial en la vida de los norteamericanos. La satisfacción debe ser
instantánea. Bauman titula este primer apartado como “El síndrome de la impaciencia”
la espera se vuelve una circunstancia intolerable. En nuestros días, toda demora,
dilatación o espera se ha transformado en un estigma de inferioridad. El emblema de
privilegio, y uno de los emblemas de estratificación social, es el acceso a los atajos, a
los medios que permiten gratificación instantánea. Hay que hacer desaparecer el
tiempo que separa el deseo de su satisfacción, se debe obtener lo que uno quiere
ahora, sin demora.
En cuanto al conocimiento Bauman dice que este conocimiento tenía valor, ya que se
consideraba que durara, así como la educación tenia valor en la medida que ofreciera
conocimientos de valor duradero. La educación era como un producto que como
todas las demás posiciones se podía conservar y atesorar para siempre.
En la modernidad liquida, las posesiones duraderas, los productos que uno compraba
y no reemplazaba nunca más, han perdido su encanto y hoy tienden a verse como
pasivos. ¿Por qué? Porque el mundo vital de la juventud contemporánea ha cambiado.
En el mundo líquido de Bauman aparecen nuevos términos que organizan la vida con
un mensaje de volatilidad, fluidez, flexibilidad y de corta vida. La percepción que se
ajusta al mundo que nos rodea es un mundo múltiple, perplejo, en veloz movimiento y
por lo tanto ambiguo, enmarañado y plástico, incierto paradójico y hasta caótico. En
semejante mundo liquido toda sabiduría y conocimiento puede envejecer rápidamente.
Las personas se miden por el éxito y es tan bueno como su último proyecto alcanzado.
En el mundo volátil como el de la modernidad liquida, en la cual casi ninguna
estructura conserva su forma el tiempo suficiente como para garantizar alguna
confianza y responsabilidad a largo plazo, andar es mejor que estar sentado, correr es
mejor que andar y hacer surf es mejor que correr.
Por último, Bauman maneja el trae el concepto de memoria, en donde expone que el
aprendizaje y la educación fueron creados para la medida de un mundo duradero. En
semejante mundo la memoria era un valor positivo y tanto más rico cuanto más se
conservara en el tiempo. Hoy esa memoria parece inhabilitante, engañosa e inútil.
Datos de la reseña:
• Título del libro: Los retos de la modernidad liquida.