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Fuentes Avila: Rol del Psicólogo en al Ámbito Comunitario

Antecedentes.
El establecimiento en Cuba de programas de desarrollo comunitario comienza con el triunfo revolucionario en 1959,
cuando ante el propósito de justicia social se jerarquizó como política de Estado la desaparición de los numerosos
barrios marginales existentes entonces, labor que centralizó el recién creado Ministerio de Bienestar Social.
Sin un preciso basamento metodológico, pero urgidos por las exigencias del momento, sobre la marcha se formaron
equipos de trabajo operativo que lograron en poco tiempo, eliminar de nuestro entorno las villas miserias, junto a la
drogadicción, el abandono de menores, la mendicidad y el desempleo que convertían a su pobladores en verdaderos
marginados sociales.
En la década de los años sesenta y principios de los setenta el desarrollo de comunidades se orienta a otra dirección:
la transformación integral de territorios agrícolas y el asentamiento estable de la población rural. A esta labor se
integran como una fuerza socializadora activa estudiantes de la Universidad de la Habana, entre ellos los de la
entonces Escuela de Psicología. Durante los años 1975-1985, el trabajo comunitario y otras formas de solución de
problemas sociales, fue insuficiente y en ocasiones casi nulo; lo que se derivo de las tendencias negativas
predominantes en un modelo de desarrollo fundamentalmente economicista que no se correspondía ni con nuestras
condiciones reales ni con nuestro proyecto social.
A partir de la toma de conciencia de estos errores, comienza de nuevo la revitalización de estos programas de
desarrollo, en los que la Psicología como disciplina tiene un espacio a llenar. En este esfuerzo se introduce la
asignatura Psicología Comunitaria en el plan de estudio de la Licenciatura en Psicología, se abren temas de
investigación y se incorporan estudiantes a las labores de investigación en este ámbito.

¿Qué entender por Comunidad?


El ámbito comunitario se establece según los siguientes parámetros:
a) Es una unidad social, constituida por grupos que se sitúan en lo que podríamos llamar la base de la organización
social.
b) Las razones de su agrupación se vinculan a los problemas de la vida cotidiana (sus miembros tienen intereses y
necesidades comunes).
c) Ocupa un determinado territorio, cuya pluralidad de personas interactúan más entre sí que en otro contexto del
mismo carácter.
d) De lo anterior se derivan tareas y acciones comunes, que van acompañadas de una conciencia de pertenencia.
e) Sus miembros comparten un cierto sistema de orientaciones valorativas que tiende a homogeneizar o regular de
manera semejante su conducta.
f) Forma arte de una organización social mayor, y está atravesada por múltiples determinaciones institucionales y
de la sociedad en general.

Principios teóricos y metodológicos del trabajo de la Psicología Comunitaria.


La existencia de cada hombre transcurre a lo largo de un recorrido vital por diferentes grupos de pertenencia con
distintos grados de institucionalización y en contextos sociales específicos en atención a las diferentes comunidades
sociales en que estos grupos han estado inmersos (fuentes, 1990).
A nivel de la comunidad se concretiza de manera particular la relación sociedad-grupo-individuo en el sentido de que
en este ámbito cada ciudadano recibe, toda la presencia social que de forma singular le resulta su realidad
inmediata; y a la vez, en este mismo ámbito cada miembro de nuestra sociedad ofrece una presencia social en la que
inevitablemente devolverá su reflejo particular o grupal de los sistemas de influencia sociales más generales.
De todo esto se infiere que la creación de condiciones objetivas para fomentar el bienestar no presupone el
derrumbe de las barreras psicológicas que consciente o inconscientemente pueden impedir o dificultar su alcance.
En este sentido consideramos que la Psicología Comunitaria resulta ser una esfera de aplicación de nuestra ciencia
que está llamadaa intervenir en la solución de estos problemas.
Desde nuestro punto de vista, en las condiciones actuales de desarrollo de la sociedad cubana, el trabajo de la
psicología Comunitaria debe ir encaminado a promover:
a) La intensificación y enriquecimiento de la participación ciudadana en los espacios institucionalizados para ello.
b) La intensificación del efecto social a nivel comunitario de las diferentes instituciones y organizaciones.
c) El desarrollo de la calidad de vida de los miembros de la Comunidad.
El cumplimiento de estos objetivos presupone la integración del trabajo de distintas esferas de la Psicología
alrededor de un modelo teórico-metodológico en que constantemente se esté operando en tres niveles: el
macromedio o la sociedad en su conjunto el micromedio o contexto específico en que se exprese el fenómeno
estudiado y el sujeto de la acción como agente portador del fenómeno social (Fuentes, 1990).
En este modelo, del nivel social más general se derivan las características sociopsicológicas del orden de los sistemas
valorativos que reflejan las particularidades y propósitos de nuestra sociedad. El trabajo en este nivel presupone el
estudio de las instituciones sociales, educativas y culturales del país.
El trabajo en el micromedio se realiza a nivel familiar y grupal, cuya constitución y permanencia supone un carácter
no oficial y poco formalizado, como células sociales en que de manera inmediata transcurre la vida de cada persona
y poseedores de un elevado potencial de influencia sobre sus miembros y de un alto valor como instrumentos
diagnósticos.
El trabajo a nivel individual es una consecuencia del hecho de que en nuestro enfoque no desconocemos la manera
particular en que los fenómenos sociales, institucionales y grupales atraviesan lo singular de cada individualidad.
En cada comunidad concreta, se entrecruzan de manera específica estos tres niveles los cuales, a su vez, estarán
mediatizados por condiciones físicas, ambientales y urbanísticas propias del desarrollo alcanzado por cada
comunidad.
Al plantearnos este esquema de trabajo estamos queriendo subrayar fundamentalmente las siguientes
proposiciones:
a) El abordaje de los estudios comunitarios debe realizarse simultáneamente en estos tres niveles.
b) Cada nivel de análisis tiene su propio sistema conceptual y categorial de interpretación.
c) El comportamiento del hombre y los grupos humanos no pueden ser estudiados ni comprendidos en toda su
plenitud fuera de un análisis de las condiciones concretas en que se produce.
Este modelo obliga a que el trabajo del psicólogo en la comunidad presuponga un enfoque interdisciplinario, y la
creación de equipos de psicólogos y otros especialistas.

¿Cuál es el rol del psicólogo comunitario?


La Psicología Comunitaria es una ciencia reciente; en plena formación cognitivo-metodológica, que se define más
desde su práctica que desde sus aspectos teóricos.
Esta esencia operante de la disciplina, determina a su vez que el rol del psicólogo comunitario se distinga por lo que
se proponga, por su quehacer y consecuentemente proceder. Es en el ejercicio de la profesión donde esta se define,
se realiza y, por supuesto, encuentra no pocos pintos polémicos.
Uno de ellos emerge de dos condicionantes de este trabajo: el elevado compromiso social y la urgencia temporal de
las necesidades de la acción en la comunidad.
Con independencia del enfoque que guíe esta praxis, la conciencia de su utilidad sustenta en ocasiones la decisión
del psicólogo de introducirse en la comunidad sin ser por ésta demandado; el fin lo justifica.
Estas premisas de trabajo comunitario un espacio para la reflexión no sólo ética, sino también técnica; lo que se
traduce en la elaboración de determinadas propuestas metodológicas como alternativas de solución.
A este planteamiento se unen otros elementos definitorios de la identidad del psicólogo comunitario.
Aunque es reconocido que los que desde esta disciplina se dedican a la labor comunitaria encuentran indefiniciones
en sus funciones, en su abarque, en la delimitación entre investigación y acción social o entre su campo y el de otras
afines. (Martín – Baró, 1989)
De lo que no cabe duda es de que el psicólogo de la comunidad constituye un profesional cuyo objeto de estudio son
los grupos y comunidades con los cuales debe establecer en forma participativa un marco de referencia común.
Pensamos que el rol psicocomunitario se define en su diversidad y complejidad dado el carácter de las estructuras
sociales que abarca en su investigación y acción. Esta última, eminentemente interventiva, se caracteriza por partir
de una relación comunicativa y pedagógica. El psicólogo comunitario no es un experto "neutralmente objetivo" sino
un especialista que analiza la realidad desde un compromiso social y arriba a verdades y conclusiones con
objetividad científica. No sirve soluciones, pero sí las facilita y dinamiza en su ejercicio profesional; no es un miembro
más de la comunidad, pero sí las facilita y en su ejercicio profesional; no es un miembro más de la comunidad, pero
pone sus conocimientos al servicio de la misma y trabaja sobre sus potencialidades de cambio y transformación.
Diferentes esferas del trabajo comunitario
El trabajo de diagnóstico comunitario no debe constituir un fin en sí mismo; conocemos para transformar. En este
sentido, la tarea de intervención psicosocial en la comunidad debe tender al logro de dos grandes objetivos que se
vincular entre sí.
a) El desarrollo de la salud de la población (desde la eliminación de hábitos de adicción, hasta el trabajo con polos
tales como: creatividad versus estereotipia, participación versus formalismo, rigidez versus flexibilidad, activismo
versus pasivismo, inercia versus transformación).
b) El desarrollo de una cultura de la vida cotidiana (cultura de la familia, del trabajo, del tiempo libre, de la actividad
socio-política).
El desarrollo de las esferas familiar, laboral, del tiempo libre y socio - política, implica cambios de orden objetivo -
material y de orden subjetivo.
En este sentido, el psicólogo debe concentrarse en los aspectos de orden subjetivo, que constituyen su objetivo de
trabajo; y constituir un facilitador de los cambios objetivos que constituyen la tarea de otras instancias (de la
comunidad o extracomunitarias). En su tarea de cambio psicosocial, el psicólogo generará aprendizaje y salud.
El logro de estos dos objetivos generales que proponemos se concretará en objetivos más específicos, de acuerdo
con las particularidades de cada comunidad.
Se trata es de desarrollar en cada uno de nuestros especialistas una proyección y concepción comunitaria de su
quehacer.
En este proceso, los psicólogos pueden trabajar desde la misma comunidad, o desde fuera de la misma. Sobre todo
en este segundo caso, es importante subrayar las posibilidades multiplicadoras del trabajo comunitario.
Proponemos que se consideren los siguientes ámbitos posibles de trabajo en la comunidad:

A) Instituciones de salud
En las instituciones de salud de la comunidad, el psicólogo debe promover (directamente con su trabajo, y
asesorando a otros especialistas como parte de un trabajo interdisciplinario) empleando métodos activos y
participativos:
1. Desarrollo de campañas de educación para la salud.
2. Desarrollo de campañas de educación para la familia.
3. Entrenamiento psicológico a otros trabajadores de la salud.
B) Instituciones escolares
La Psicología debe luchar por el establecimiento de plazas de psicólogos escolares, que trabajen de manera fija en las
escuelas. Mientras tanto, los psicólogos de la esfera educacional deben vincularse lo más estrechamente posible a
las instituciones escolares de base, y realizar experiencias modelos que puedan luego multiplicarse en aplicaciones
más masivas. Las funciones fundamentales en este ámbito serían:
1. Asesorar al personal de las escuelas en la solución de los problemas específicos que se enfrentan.
2. Trabajar de modo individual o grupal con los alumnos, en función de las necesidades específicas.
3. Desarrollar diversas tareas que conduzcan a una mayor y mejor integración entre familia y escuela.

C) Instituciones culturales
La cultura artística constituye un movilizador muy potente del desarrollo humano en la medida que genera afecto y
conocimiento, desarrolla necesidades y creatividad, es un medio expresivo y lúdico, transmite ideología. La
psicología puede apoyarse en, y apoyar a las instituciones culturales de la comunidad para:
1. Emplear la actividad artística como apoyo en el trabajo terapéutico educativo ideológico.
2. Desarrollar experiencias de promoción cultural en la comunidad.
3. Entrenar el personal de estas instituciones en métodos activos y participativos.

D) Organizaciones políticas y de masas.


El psicólogo puede asesorar el trabajo en la comunidad de estas organizaciones a través de estos elementos.
1. Realización de diagnósticos de modo rápido y operativo y ofrecer recomendaciones.
2. Entrenamiento, dirigido a los responsables de estas instituciones, sobre técnicas grupales y
participativas, así como sobre métodos de dirección.
3. Asesoría, desde una perspectiva psicosocial, en la realización de un trabajo de desarrollo ideológico y
político con los miembros de la comunidad.

E) Instituciones que se vinculan al desarrollo urbanístico


En este ámbito, el psicólogo puede asesorar sobre aspectos psicosociales que se deben considerar en el trabajo
urbanístico y paisajístico, para contribuir a la creación de condiciones de vida más sanas y más cultas.

Este objetivo debe ser cumplimentado por un equipo de Psicología, externo a la organización, con el enfoque de la
Psicología Institucional.
Cualquiera de las organizaciones de la comunidad, puede ser objeto de un estudio institucional. El resultado del
mismo será un diagnóstico institucional y un trabajo operativo de transformación institucional, en el cual el
psicólogo participa directamente. El cambio que se opere en instituciones claves de la comunidad repercutirá de
modo positivo en el desarrollo comunitario general.
Por último, quisiéramos hacer énfasis en que, desde nuestra comprensión del trabajo del psicólogo en la comunidad,
éste sólo puede ser abordado en una perspectiva interdisciplinaria concebida en dos niveles.
a) La necesaria relación entre las diferentes especialidades de la Psicología a través de la cual se integrará
una reflexión de la problemática comunitaria en sus especificaciones psicológicas.
b) La necesaria relación del psicólogo con otros especialistas en grupos de trabajo que, desde una análisis y
una comprensión integradora de la comunidad, puedan proponer políticas de desarrollo que sólo podrán
instrumentase con el apoyo del aparato de gobierno asociado al desarrollo de los territorios, apoyo que
en gran medida, debemos ganar con nuestro trabajo.
Los psicólogos no podemos resolver todos los problemas asociados al hombre; es evidente que otras partes de la
sociedad deberán concurrir con su presencia y esfuerzo en este empeño. Pero lo que no podemos dejar de hacer los
psicólogos es ver todos los problemas asociados con el hombre y tratar de encontrar la traducción que en el plano
de nuestra ciencia se hace posible. La Psicología Comunitaria y sus desarrollos actuales es una apuesta en esa
dirección.

El Objeto de la Psicología Comunitaria desde el paradigma constructivista


Lic. Margarita M. Ussher Colegio de Psicólogos de Buenos Aires (Argentina)
1. Introducción:
En la segunda mitad del Siglo XX, la Psicología Comunitaria se va delineando como rama de la Psicología Social. Se
nutre de las prácticas de los psicólogos que tratan de responder a los requerimientos de las nuevas realidades
sociales, sobre todo las referidas a la exclusión social, pobreza y violencia. La Psicología Comunitaria se encuentra
aún en estado emergente. Su objetivo es la resolución de problemas de la más diversa naturaleza (educacionales,
culturales, salubristas, económicos, alimentarios, etc.) a través de variables psicosociales y desde una postura
protectiva, promocional y preventiva, teniendo como objetivo final el desarrollo humano y comunitario integral.
La Psicología Comunitaria surge en América Latina de “la insatisfacción de psicólogos preocupados por la orientación
de la psicología clínica hacia la salud mental, la injusticia social y las limitaciones del paradigma psicológico vigente
para enfrentar esta problemática”. (Wiesenfield ,1994. p 47).
La pobreza, la exclusión, la pérdida de derechos que nos interrogan en el ejercicio profesional ¿no deben también
marcar un horizonte en los desarrollos de las teorías científicas?
Hoy América Latina vuelve a ser vivida como una totalidad signada por una historia y un destino común. Si miramos
el mundo desde la perspectiva de la complejidad, no podremos, dar definiciones cerradas, con fronteras rígidas. Las
teorías, las metodologías tienen transversalidades enriquecedoras que nos llevan a recorrer fértiles territorios de
frontera. Es por esto que buscaré en los desarrollos de la perspectiva constructivista elementos que permitan
analizar sus contribuciones a la construcción del paradigma emergente de la Psicología Social Comunitaria.

2. El paradigma constructivista.
El término objeto de una ciencia define a “aquello que se estudia, sobre lo cual se desea conocer o saber algo”
(Sabino, 1986, p. 13).
Desde el paradigma de una ciencia se establece su objeto y su método, los problemas que entran en los límites de la
indagación científica y cuales quedan fuera de ella. Guba y Lincoln definen paradigma como un sistema básico de
creencias que aparece como una cosmovisión que “determina, para quien lo sostiene, la naturaleza del mundo, el
lugar del individuo en ella y la posible relación frente a ese mundo y sus componentes”.
Estos autores señalan que las creencias sustentadas por un paradigma responden a tres cuestiones básicas
interrelacionadas:
• la cuestión ontológica: ¿cuál es la forma y naturaleza de la realidad?
• la cuestión epistemológica: ¿cuál es la naturaleza de la relación entre el que conoce y lo que puede ser
conocido?
• la cuestión metodológica: ¿cómo puede el investigador encontrar aquello que cree debe ser conocido?
Maritza Montero afirma que el paradigma es un “modelo constituido por un conjunto sistemático de ideas que
presenta relaciones e interpretaciones acerca de la actividad humana, de sus productores, de su génesis, de sus
efectos sobre los seres humanos y sobre la sociedad, señalando modos preferentes de hacer para conocerlos”. Los
paradigmas son construcciones históricas que responden a diferentes modelos del hombre que le dan significado.
La perspectiva de la complejidad generó un nuevo espacio cognitivo que modificó el mapa de la modernidad y abre
la necesidad de superar los paradigmas rígidos, cerrados para intentar construir “nuevas figuras del pensar” y del
intervenir científicamente.
El paradigma constructivista es un esfuerzo por superar el objetivismo del empirismo y el relativismo de la psicología
discursiva, que llevó a distintas formas de dualismo: interioridad-exterioridad, organismo-sociedad, sujeto-objeto de
conocimiento, teoría/práctica. El énfasis está puesto en el significado. ¿Cómo responde el paradigma constructivista
a las tres preguntas centrales planteadas por Guba y Lincoln?

2.1. La cuestión ontológica: ¿cuál es la forma y naturaleza de la realidad?


La realidad es concebida como un sistema complejo que sólo puede ser conocido parcialmente, desde recortes
intencionales realizados por el observador, en función de objetivos específicos. Un sistema es la representación de
ese recorte, es una construcción conceptual producida por el investigador, con la cual representa las actividades más
significativas que pudieron ser visualizadas en el campo de trabajo.
Morin dice que un pensamiento complejo no es aquel capaz de brindar todas las respuestas sino un pensamiento
donde "siempre estará presente la dificultad”. La complejidad integra al observador en su observación, implica
búsqueda permanente de una totalidad que se sabe inalcanzable. "La complejidad es el desafío, no la respuesta".
Un sistema complejo funciona como una totalidad, compuesto por diferentes procesos o subsistemas en mutua
dependencia, que se interdefinen. Es abierto, con intercambios permanentes con el contexto. El conjunto de las
relaciones entre sus componentes constituye la estructura, “que da al sistema la forma de organización que le hace
funcionar como una totalidad”.
Podemos describir las siguientes peculiaridades de los sistemas complejos:
1. Un sistema tiene características que no pueden ser atribuidos a ninguno de sus componentes en particular ni son
el resultado de la simple adición de sus partes. Las propiedades o el comportamiento de cada parte tiene efecto
sobre el conjunto y este modifica las partes. Se describe un enlace de causalidad circular entre sus componentes.
2. Los sistemas complejos son “no descomponibles o semi-descomponibles” ya que “sus elementos sólo pueden ser
definidos en función del resto” de los componentes del sistema, no es posible aislar las partes ni modificar
independientemente unas de otras.
3. Los sistemas explicables en términos de circularidad son sistemas donde la historia cuenta. Lo que pasa en este
momento está restringido por el operar del sistema. La historia está encarnada en la estructura del sistema.
4. La evolución del sistema responde a una dinámica que difiere de las dinámicas propias de sus componentes. Cada
subsistema puede variar con procesos que tienen escalas temporales y espaciales propias.
5. El desempeño de un sistema está relacionado con:
a. Su relación con el medio. (contexto)
b. La jerarquía que se establece en la relación entre sistemas que permite distinguir sistemas jerárquicos de
organización.
Rolando García señala que un sistema representa un recorte de la realidad que se hace a partir de diversos criterios.
Los sistemas no tienen límites precisos ya que están inmersos en una variedad de contextos, que se van insertando
en dominios cada vez más amplios. El autor diferencia los datos de los observables, que implican una interpretación
o conceptualización del dato y los procesos son relaciones entre observables que se establecen en base a
inferencias.
Es inevitable fragmentar para estudiar o intervenir sobre estas totalidades.“El problema no reside en que se
fragmente la realidad, sino en la manera de hacerlo.”
2.2. La cuestión epistemológica: ¿cuál es la naturaleza de la relación entre el que conoce y lo que puede ser
conocido?
El conocimiento se construye mientras se van desarrollando los instrumentos para su construcción, en una
interacción dialéctica.
“El constructivismo es una teoría del conocimiento activo”, el conocimiento surge a partir de la construcción de
“formas organizativas” de las propias acciones, que permiten ir incorporando nuevos elementos del entorno, los
cuales irán adquiriendo nuevas significaciones.
El constructivismo ubica los problemas que tradicionalmente se consideraban en dominios separados: la
epistemología y la ontología en un mismo proceso constructivo, situado en esa relación dialéctica, creativa,
indisociable, entre Sujeto y Objeto del conocimiento.
Desde la propuesta epistemológica constructivista este proceso tiene diferentes niveles de análisis interrelacionados
e interdependientes:
A. La organización del material que proviene de las investigaciones empíricas: datos, observables y procesos. Para la
Psicología Social Comunitaria (PSC) este material es la comunidad, sus redes y organizaciones, las construcciones de
significado que en ella surgen, etc.
B. La teoría que da cuenta del material estudiado en el nivel anterior: la PSC organizada como sistema cognoscitivo,
como rama de la Psicología con objeto, teoría y método.
C. El tercer nivel de análisis corresponde al de la teoría de la ciencia o epistemología entendiendo por tal “el estudio
crítico de las ciencias, dirigido a determinar su valor, su fundamento lógico y su campo de acción”.
En este punto podemos afirmar que el observador y los sistemas observados constituyen un sistema cognoscitivo
complejo semi-descomponible; el psicólogo comunitario se define como tal a partir de su interacción con los
procesos comunitarios en los que trabaja y a partir de los que realiza, con otros, sus distinciones conceptuales.
La producción de conocimiento es siempre un proceso social e históricamente determinado. Es en la relación entre
el Sujeto (individual y social) y el Objeto donde se realiza el recorte que le permite al científico distinguir el sistema
de análisis o intervención, el foco dentro de un horizonte. Esta distinción es la que para von Foerster abre un
“puente entre el conocimiento y la ética” El conocimiento científico deja así de ser objetivo, a-histórico, a-ético,
individual, “resultado de la aplicación impersonal de reglas metodológicas descontextualizadas” para poder
considerarlo como “responsabilidad de personas en intercambio activo y comunal”.
Lo que debe marcar la naturaleza de la relación entre el que conoce y lo que puede ser conocido es la ética, que
surge de la necesidad de reflexionar sobre las “consecuencias de las acciones de algunos seres humanos sobre otros
seres humanos”.

2.3. La cuestión metodológica: ¿cómo puede el investigador encontrar aquello que cree debe ser conocido?
Entendemos por método al camino que permite acceder al conocimiento científico, se construye conjuntamente con
la teoría. Se denomina metodología al terreno específicamente instrumental (técnicas, procedimientos,
herramientas).
Guba y Lincoln afirman que la hermenéutica y la dialéctica son los componentes básicos de una metodología
constructivista.
La hermenéutica posibilita el análisis y comprensión de los procesos intersubjetivos de producción de significados.
Estas metodologías permiten generar los dispositivos adecuados que den “cuenta de los diversos momentos
estructurales de la intersubjetividad” con variables en diferentes niveles jerárquicos dentro de sistemas complejos.
La dialéctica se incorpora desde una fuerte influencia de la filosofía marxista, permite trabajar con las nociones de
cambio y conflicto.
Para este paradigma las diferentes herramientas metodológicas permiten organizar los datos empíricos sobre los
cuales realizamos el recorte en totalidades que constituyen el sistema cognoscitivo. Los datos empíricos son siempre
“interpretaciones de los datos sensoriales” (García, 2002, p. 44) e involucran ya un primer nivel de construcción
hermenéutica.
El proceso metodológico requiere de diferentes momentos o niveles interpretativos, que tienen entre sí bucles y
retroalimentaciones y que generan una verdadera interacción dialéctica entre teoría y experiencia.
Los procedimientos metodológicos a utilizar ponen en juego mecanismos de abstracción, generalización,
diferenciación e integración, construcción de observables, coordinaciones, tematizaciones, etcétera.
Los sistemas complejos requieren de metodologías interdisciplinarias para su estudio. Todo estudio interdisciplinario
parte de la construcción de un marco epistémico común, sin él es muy difícil la acción coordinada. No hay
interdisciplina si no se logra construir un equipo de trabajo, que permita convergencia, complementación y
articulación de diferentes dominios disciplinares.
El trabajo interdisciplinario más que un logro es un esfuerzo de cooperación constante.
En PSC la metodología buscará la posibilidad de generar “contextos dialógicos” que posibiliten la exploración -
deconstrucción -recreación de las construcciones sociales en juego.
Se privilegian las metodologías participativas y las basadas en la investigación-acción que como su nombre lo sugiere
“condensan los métodos de investigación que reconocen expresamente un doble objetivo en el proceso de
producción de conocimiento: el de investigar y el de actuar/modificar algo de lo investigado” (Fuks, 2000, p.2). Éste
es -con frecuencia- el tipo de investigación que se desarrolla en los programas comunitarios en los que se intentan
incrementar los recursos de un sector de la población para la transformación de sus condiciones de existencia y de
esta intencionalidad es que ha surgido el énfasis en la dimensión participativa.
El encuentro dialógico entre las distintas perspectivas que emergen en el horizonte comunitario posibilita “la
producción colectiva de conocimientos, recrea al productor como co-productor”.
“En primer lugar la coproducción en sí representa un espacio discursivo, por lo tanto exige a los participantes poner
en juego sus representaciones y apropiaciones mutuas, se instaura entonces una ética discursiva que requiere un
reconocimiento de los fundamentos de la práctica y la posibilidad de los intercambios. En segundo lugar, las técnicas
se subordinan al marco epistémico, ya que lo usual en los enfoques disciplinarios, es que quedan determinados por
la utilización de los instrumentos técnicos. En tercer lugar, el descubrimiento de los niveles de intervención (macro-
meso- micro), supone la posibilidad de reflexionar sobre las instituciones como parte de un proceso social de
trabajo”. La ética es en este punto un ejercicio reflexivo constante, crítico, legitimador de la metodología.
3. El objeto de la Psicología Social Comunitaria desde el horizonte de América Latina.
La historia está encarnada en la estructura del sistema. La comunidad es analizada como un sistema complejo,
compuesta por múltiples subsistemas. Un sistema es la representación del recorte que el científico hace de la
realidad para su estudio. Es una construcción conceptual producida por el investigador, con la cual representa las
actividades más significativas que pudieron ser visualizadas en el campo de trabajo. “El conflicto es parte de la acción
humana, por lo tanto su estudio debe estar incluido en el objeto de la psicología comunitaria”. Conflicto y cambio
son parte de los sistemas complejos. La cuestión epistemológica. La realidad social es una construcción cotidiana, de
carácter simbólico, que debe ser orientadora de los estudios psicológicos. El trabajo científico no puede silenciar los
conflictos de poder que se ponen juego en su desarrollo. Los valores forman parte de la complejidad de los sistemas
humanos.
Podemos decir que la PSC Latinoamericana está fundada en lo que Alipio Sánchez Vidal describe como Modelo del
Cambio Social; su objetivo es la modificación de “los sistemas normativos, relacionales y teleológicos (fijación de
metas) que lo gobiernan y que afectan a la vida y relaciones (horizontales y verticales) de sus miembros.
Martín-Baró define la liberación como horizonte de la Psicología, el deseo de cambio está motivado en él, por la
conciencia del padecimiento de las mayorías populares latinoamericanas y la causalidad sistémica de esta situación.
Subraya el carácter político de la ciencia. “La PSC en América Latina supone siempre un fondo político, no en el
sentido estrecho del partidismo, sino en el sentido de la ciudadanía”.
Para Maritza Montero el objeto de la PSC es el “estudio de los factores psicosociales que permiten desarrollar,
fomentar, mantener el control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social, para
solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social”.

4.- Dimensión ético-política.


Pensar la subjetividad en su contexto social es una tarea “al mismo tiempo cognitiva, ética y política”:
A. Dimensión ética: que requiere de la explicitación de los valores desde los que se trabaja. La perspectiva ética se
basa en el respeto de la dignidad y derechos de todos los hombres, considera al Otro como actor social, promueve
autonomía y protagonismo en grupos y movimientos comunitarios, valora los recursos propios de cada comunidad.
B. Dimensión política: La política se refiere al ámbito de lo público, a la circulación del poder, al ejercicio de la
ciudadanía. Isaac Prilleltensky, desarrolla el concepto de validez psico-política de las intervenciones comunitarias.
Esta noción lleva a indagar sobre el poder, que es ubicuo y se pone en juego en toda relación social. Establece la
validez de transformación, es decir la capacidad potencial de la intervención para “promover bienestar personal,
relacional y colectivo, reduciendo las desigualdades del poder”, incrementando la participación y el compromiso.
Esta perspectiva, que interroga acerca de la dimensión ético-política de nuestras prácticas psicológicas, subraya
algunas características a este paradigma emergente:

1.- Carácter histórico de la psicología: El objeto de estudio y las estrategias de intervención psicológicas deben ser
reconocidos en su matriz socio-histórica.
Resaltamos el concepto de memoria histórica, que permite recuperar el pasado y además analizar la forma en que
este pasado resignifica y construye el presente.
La teoría y las prácticas profesionales también se elaboran desde construcciones históricas, que incorporan
memorias y olvidos, en función de los intereses que tiene mas poder.

2.- Incorporación del conflicto: El conflicto forma parte constitutiva de la vida del hombre. Es percibido como
tensión, cuando individuos o colectivos sociales son sometidos a fuerzas que se oponen o excluyen mutuamente.
Tiene componentes subjetivos y vinculares.
Los conflictos se construyen en el interjuego de diferentes estructuras (sistemas valorativos, representaciones
sociales, sistemas de poder, etc.) y se expresan a través del lenguaje, en la interacción, en un contexto determinado.
Son un llamado a realizar cambios, son expresión de situaciones de crisis que provocan la necesidad de redefinir
relaciones. Son inevitables y suelen expresarse en tensión, sufrimiento, confrontación, competencia, violencia. Los
conflictos humanos se desarrollan en la comunicación y son relatados por cada una de las partes, a partir de su
propia experiencia, utilizando los canales y significados disponibles.
La valoración que se hace del conflicto no depende sólo de sus componentes concretos sino también del significado
que las personas le asignan a través de la construcción social del mismo. Vemos entonces que el problema no radica
en la existencia del conflicto sino en la forma de percibirlo, transitarlo e intentar resolverlo. La psicología comunitaria
incorpora el conflicto, la afronta y lo transita con estrategias diferentes.

3.- Necesidad de incluir la perspectiva de los oprimidos: Maritza Montero afirma que no podemos hacer solamente
psicología desde la perspectiva del hombre promedio, generalmente de nivel socio-económico medio o alto, no
podemos adoptar en el estudio de los fenómenos psicosociales únicamente el punto de vista de quienes tienen
poder y trabajar solo en función de sus intereses. Si no nos interrogamos acerca de la dimensión ético-política de
nuestras prácticas, solo actuaremos en función de los intereses de los que tienen más poder.
Se reconfigura así el rol del psicólogo comunitario como agente y facilitador del cambio social, lo cual supone una
toma de conciencia de nuestra inserción social y de los intereses históricos a los que servimos. La ética es aquello
que nos devuelve nuestra dignidad de seres humanos...

Conclusiones:
Los distintos autores latinoamericanos citados tienen diferentes matices en el recorte que realizan del objeto de
estudio de la Psicología Social Comunitaria; lo que los une es la noción de complejidad sistémica, la dimensión ética e
histórica de la tarea científica, el análisis de la construcción colectiva de significados, el énfasis en el análisis de
procesos, el uso de metodologías que superan la dicotomía entre teoría y práctica, el compromiso por la
construcción de una comunidad más justa.

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