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COMUNICACIÓN VERBAL Y NO
VERBAL COMUNICACIÓN
VERBAL
Las comunicaciones verbales del paciente conforman la mayor parte de su relación con el
terapeuta. Y, en la práctica debe procurarse que en el curso del tratamiento este tipo de
comunicación vaya en aumento, tanto cuantitativo como cualitativo, ya que la verbalización
de fantasías y sentimientos que previamente permanecían vagos, inconcretos, ambiguos y
apenas percibidos es un primer paso para que el paciente comience a entenderse a si mismo
y adquiera la capacidad de dialogo interno que es uno de los objetivos de la p. p. En la
comunicación verbal se expresan las ansiedades y fantasías inconscientes, pero en ellas
intervienen, también los aspectos más maduros u sanos del paciente, el yo observador y
organizador que es, a la vez, sintiente y pesante, que puede tener cierta experiencia de lo
que ocurre en el espacio mental y, dándole forma adecuada, transmitiendo al terapeuta. En
el curso del proceso esta aptitud, en los casos afortunados, va acrecentándose hasta el punto
en que el paciente es capaz de dialogar auténticamente consigo mismo sin la ayuda del
terapeuta, momento en el cual el tratamiento puede darse por terminado.
En toda comunicación verbal debemos distinguir entre tres posibles motivaciones, tanto
conscientes como inconscientes. Una de ellas es el deseo de dar a conocer al terapeuta
algún hecho del comportamiento, estado efectivo, fantasía o acontecimiento de a realidad
externa, conscientemente conocidos por el paciente. Otra es la intención, oculta para el
mismo, de transmitirle determinada fantasía inconsciente a través de un ,material
consciente. La tercera posibilidad reside en el empeño por sustraer al conocimiento del
terapeuta y de si mismo material inconsciente producto de ansiedad, de manera que las
palabras son puestas al servicio de la resistencia y no de la verdadera comuniccio0n. la
distinción entre estas tres distintas motivaciones debe hacerse más por el estilo que por el
contenido de la comunicación.
Estos acontecimientos, formalmente periféricos y ajenos a la sesión, son el vehículo a
través del cual comunica algo propio. El paciente no conoce su propio
inconsciente, de manera que, aunque quisiera, no es capas de informar de este de forma
directa y explicita, puesto que el no puede, voluntariamente, suprimir la barrera
inconsciente-preconsciente. Este material psíquico reprimido lucha por manifestarse,
favorecido por la especial situación producida por la metodología terapéutica y por el
esfuerzo del paciente pro expresar libremente y superar toda inhibición o reserva.
Inversamente podemos decir que, si en el curso de la sesión el paciente se refiere a
determinados aspectos de la realidad en la que vive y de su comportamiento en ella, se debe
fundamentalmente a la unión de estas situaciones de la realidad con fantasías inconscientes
que luchan por salir a la superficie. A través de las descripciones de actividades diarias y
acontecimientos que han tenido lugar, de la comunicación de sentimientos y fantasías, la
expresión de estados de ánimo, etc., el terapeuta ha de tratar de desvelar el estímulo
traumático que ha reactivado el conflicto psíquico inconsciente, así como el esfuerzo de
adaptación, interna y externa, ante dicho conflicto que el paciente está llevando a cabo.
En algunos momentos, la comunicación verbal del paciente se refiere directamente al
terapeuta, ya sea para expresar sus sentimientos con respecto a él, ya sea para formular
preguntas, mostrar interés o curiosidad por algunos y sus rasgos y características, supuestos
o conocidos, o para expresar fantasías conscientes de las que el terapeuta forma parte. Dada
la índole de la relación psicoterapéutica, debe transmitirse al paciente el sentimiento de la
más plena y absoluta libertad para exteriorizar todo aquello que sienta y piense del
terapeuta. Por otra parte, ha de tenerse en cuenta que, siempre respetando la libertad de
expresión que no es conveniente en la p. p. estimular la comunicación del paciente en este
sentido, ya que ello podría dar lugar a una regresión transferencial excesiva y no deseable
en este tipo de tratamiento, y, además, a una perdida de la necesaria focalización en torno a
aquellas dificultades y desajustes vinculados a la realidad externa que han conducido al
paciente a la búsqueda de ayuda y que han de ser pivote alrededor del cual gire todo el
proceso terapéutico.
Una parte importante de la comunicación verbal puede estar constituida por las fantasías
conscientes, las cuales no han de ser confundidas con las fantasías inconscientes, aun
cuando naturalmente, es de esperar que en el curso del tratamiento muchas de estas ultimas
llegaran a ser conocidas y comprendidas por el paciente.