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Intervención logopédica en trastornos de la voz Prof. Rosa M.

Bermúdez de Alvear

Tema 5

INTERVENCIÓN SOBRE LA EMISIÓN Y LA RESONANCIA.


APRENDIZAJE MOTOR
ÍNDICE:
1. CONCEPTO DE IMPEDANCIA REFLEJADA DEL TRACTO VOCAL
2. APRENDIZAJE MOTOR: PRINCIPIOS BÁSICOS PARA REEDUCAR LA VOZ
3. PAUTAS GENERALES PARA INICIAR EL TRABAJO DE LA EMISIÓN-RESONANCIA

Sobre la base postural y de coordinación fonorrespiratoria que se planteó al inicio de la


intervención, se continuará trabajando para mejorar la emisión del sonido laríngeo, y esto se
llevará a cabo, principalmente, a través de la mejora de la resonancia.

1. CONCEPTO DE IMPEDANCIA REFLEJADA DEL TRACTO VOCAL


La impedancia del tracto vocal es la resistencia que opone la presión de aire que hay dentro del
tracto vocal, a la transmisión del sonido glótico, desde la laringe hacia el exterior de la boca.
Existe una interacción fuente –filtro, lo cual significa que la presión aérea existente en el tracto
vocal influye retrógradamente sobre la tensión con que se cierran las ccvv, así como también
sobre el volumen de aire que atraviesa glotis durante la fonación (es decir, la presión subglótica).
A mayor presión aérea en el tracto vocal, mayor impedancia habrá en estas cavidades; y mientras
mayor sea la impedancia, menor será la tensión que se genere en el cierre glótico para conseguir
una determinada intensidad de voz (Farias, 2020).
Al reeducar una disfonía, los ejercicios se centrarán en modificar el resonador (tracto vocal) de
modo que se aumente su impedancia o resistencia al paso del sonido. Siempre se aumentará la
impedancia al aumentar la amplitud de los movimientos de vocalización, ya que aumentará la
amplitud de las cavidades del tracto vocal, pero con unas vocales la impedancia será mayor que
con otras.
La impedancia del tracto vocal varía según la posición de mandíbula, labios, lengua y velo:
A. Impedancia baja o débil: ocurre cuando el tracto vocal adopta la forma de megáfono (Fig.
A), y produce poco estrechamiento en la hendidura labial, que es la salida por donde se
proyecta el sonido hacia fuera, la cual queda semiabierta o abierta. Es la configuración
natural de la vocal abierta /a/ y de las vocales cerradas anteriores /e, i/. La disposición
espacial entre la fuente y el filtro será de este modo:
- Laringe: alta; con CCVV tensas y adelgazadas. El cierre glótico no produce un contacto
pleno entre los bordes de las ccvv, por lo que tienen tendencia a hiperadducirse
- Actividad respiratoria: débil, intensidad reducida
- Faringe: acortada. Poca apertura vertical de la boca.
- Comisuras labiales: relajadas, pueden estar incluso más o menos estiradas lateralmente y
hacia atrás
- Base de lengua: en retroceso hacia faringe
- Sensibilidad propioceptiva: proyectada hacia parte posterior de boca
- Timbre: claro
- Sonidos que facilita esta baja impedancia: tonos muy agudos (> Do-4ª, 530 Hz)
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B. Impedancia alta o fuerte: ocurre cuando el tracto vocal adopta la forma de megáfono
invertido (Fig. B), con un estrechamiento en la cavidad supraglótica (tubo epilaríngeo) y otro
a la salida de la cavidad oral (labios protruidos y abiertos). De este modo, entre ambos
estrechamientos, se producirá un notable aumento de las cavidades faríngea y bucal. Es la
configuración natural de las vocales cerradas posteriores /u, o/. Esta impedancia se utiliza en
los ejercicios de logopedia cuando se quiere disminuir la tensión glótica. La disposición
espacial entre la fuente y el filtro será de este modo:
• Laringe en posición baja; con cierre glótico pleno pero equilibrado en tensión, sin
hiperadducción.
• Actividad respiratoria: notable consumo de aire. Debido a que el cierre glótico es completo,
es posible obtener gran intensidad.
• Faringe: amplia. La apertura bucal interna es grande en plano vertical. El dorso lingual
aplanado.
• Comisuras labiales: contraídas y zona central de labios protruida hacia delante, con orificio
bucal pequeño, pero no muy cerrado.
• Sensibilidad propioceptiva: proyectada hacia delante y en horizontal, hacia el paladar 1ario
(pto. Mauran)
• Timbre algo oscuro, pues las vocales son cerradas posteriores /o,u/.
• Sonidos que facilita: la zona de los tonos del pasaje. El pasaje es el grupo de tonos que ha de
emitir el cantante para salir de su tesitura y ascender a notas más agudas. El pasaje está
formado por 1, 2 o 3 tonos de transición, en donde el cantante necesita cambiar el modo
fonatorio para hacer que la laringe ondule con una masa menos gruesa y empiece a ondular
con una masa más fina. A partir del pasaje, las sensaciones de resonancia dejan de sentirse
en la cara para ir sintiéndose cada vez más en la cabeza. Gracias a la buena ejecución de este
pasaje, se puede seguir aumentando el tono hasta el extremo superior o más agudo del rango
tonal.

Figura A. S= glotis, salida del sonido glótico Figura B. S= glotis, salida del sonido glótico

2. APRENDIZAJE MOTOR: PRINCIPIOS BÁSICOS PARA REEDUCAR LA VOZ


[Para comprender bien el aprendizaje motor se debe consultar la bibliografía al final del tema]
Fases del aprendizaje motor.
A grandes rasgos, el aprendizaje de una habilidad motora pasa por tres etapas: 1) Adquisición: el
paciente ejecuta bien los movimientos por imitación de un modelo. 2) Retención: sin necesidad de
que se le dé el modelo, el paciente ejecuta bien el movimiento. 3) Automatización, generalización
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y transferencia: el paciente ejecuta el movimiento en otros contextos que no se le han enseñado,


por ejemplo, con otras palabras y frases; asimismo, puede usar la nueva habilidad motora fuera del
contexto clínico, espontáneamente.
Cada fase es favorecida por un tipo de entrenamiento, el cual depende de varios factores, como el
tipo movimiento que se le pida al paciente, la forma de repetirlo, y el refuerzo que se le dé al
paciente mientras lo realiza o al acabarlo. Para favorecer el aprendizaje, en cada sesión el clínico
deberá seleccionar y organizar los estímulos con los que va a trabajar, así como también el tipo de
repetición, los descansos y el tipo de refuerzo que vaya a darle al paciente. En función de estos
factores, el clínico favorecerá, o no, el aprendizaje en cada fase evolutiva en que se encuentre el
paciente. Las sesiones de reeducación vocal y el aprendizaje motor son como las tejas de un
tejado: el aprendizaje que se fomente en la sesión actual se apoyará sobre el aprendizaje de la
anterior y así sucesivamente
El trabajo reeducativo debe empezar siempre utilizando un material verbal, unos tonos y una
intensidad que no produzcan esfuerzo y sí produzcan sensaciones de resonancia.
o Para conseguir la adquisición de un objetivo del aprendizaje (por ejemplo, la resonancia de
una vocal), el paciente debe saber imitar correctamente dicho movimiento y sonido. Una vez
que el paciente imita bien el movimiento-diana (el objetivo de la tarea) y consigue la
resonancia esperada, el paciente debe ejecutar secuencias de la misma tarea repitiéndola en
bloque. La repetición en bloque significa que repite el mismo modelo que se le ha dado, sin
intercalar descansos y sin hacer cambios de objetivos durante las repeticiones. Por ejemplo,
repitiendo series de sílabas o de bisílabos idénticos, que tengan la misma estructura c-v, en un
solo tono e intensidad cómodos (el único objetivo es adquirir resonancia al emitir esa sílaba).
La longitud del material verbal, que en este caso será el número de sílabas o de palabras, será
breve al principio; luego se irá incrementando a medida que el paciente pueda cumplir su
objetivo con facilidad (resonancia de la vocal).
o Para fomentar la retención de ese aprendizaje, el paciente repetirá el objetivo de forma
diferida (sin presentarle el modelo a imitar). La repetición diferida es cuando se le pide que
ejecute una secuencia que fue trabajada en sesiones anteriores, pero ahora la repite sin darle el
modelo. Por ejemplo, el paciente repetirá la misma consonante-vocal con el mismo tono-
intensidad del día anterior. Si lo hace bien, podrá repetir secuencias con la misma vocal y
diferentes consonantes (series de sílabas o bisílabos). Es decir, para que retenga la resonancia
de esa vocal, se mantiene el mismo objetivo (esto es, la resonancia de la vocal en un tono-
intensidad), pero se le induce a realizarlo sin que el logopeda le explique cómo hacer la vocal
e introduciéndoles variaciones (como nuevas consonantes o nuevos tonos).
o Para empezar la automatización del objetivo, se repetirán secuencias verbales combinando
múltiples objetivos. Es decir, se repetirán secuencias donde se encuentre el objetivo que se
quiera automatizar junto con objetivos ya trabajados, como por ejemplo, otras posturas u otras
vocales ya automatizadas. Por ej., se le pedirá una tarea en la que tenga que repetir la vocal
cuya resonancia ya ha retenido y se quiere automatizar, pero dentro de frases distintas, y así se
repetirán secuencias de 2-3 frases. Las variaciones pueden hacerse de forma múltiple, según la
capacidad de cada paciente: se puede variar el contexto consonántico donde vaya la vocal; se
pueden añadir vocales ya automatizadas; se pueden repetir las frases variando las posturas;
variando el tono de cada sílaba de las frases… Por ejemplo, además del tono cómodo que ya
se practicó, se le pedirá que emita la frase en 2, 3 o 4 tonos nuevos (o más, según el paciente).
De este modo, el paciente irá aprendiendo a automatizar la vocalización y resonancia de todas
las vocales, pues irá sabiendo emitirla en diferentes tonos, en diferentes contextos
consonántico, y dentro de secuencias verbales cada vez más largas. A medida que se vayan
combinado un número mayor de objetivos, se favorecerá una mayor la automatización. En

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otras palabras, para automatizar, las tareas se planifican para practicar con variación y
combinación de múltiples objetivos.
De ahí la importancia de que, para automatizar lo básico del esquema corporal de la voz,
como son la postura y la coordinación fonorrespiratoria, en cada tarea nueva al paciente se le
refuerce siempre todo el esquema corporal que previamente se trabajó en sesiones anteriores.
Es decir, con cada nuevo objetivo y en cada tarea, al paciente se le refuerza la verticalidad,
apertura, apoyo y vocalización (recordándole las maniobras y sensaciones que mejor le
sirvieron). Así irá automatizando cada vez más los objetivos antiguos, mientras que los
objetivos nuevos, al trabajarlos simultáneamente a los antiguos, también los empezará a
automatizar.

Pautas para planificar los objetivos terapéuticos en cada etapa.


Básicamente, el aprendizaje motor se fundamenta en saber pautar bien cinco elementos esenciales
de las tareas: objetivos terapéuticos; estímulos utilizados para lograr dichos objetivos; repeticiones
de la tarea; los descansos entre las tareas; y los refuerzos de la ejecución o resultados. También se
utiliza un sexto elemento, el método ensayo-error para afianzar el aprendizaje motor en las últimas
etapas.
1. Objetivos terapéuticos. Tiene importancia el número de objetivos que se trabaje en cada
tarea. En las fases iniciales, sobre todo durante a adquisición, se estimulará un único
objetivo terapéutico (objetivo-diana). A medida que aumente la retención del objetivo-
diana, se podrá combinar éste con uno o dos objetivos ya trabajados previamente. A
medida que se combinen más objetivos terapéuticos, que ya fueron adquiridos y retenidos,
se favorecerá la automatización de éstos. Por ejemplo, al principio se puede trabajar el
objetivo único de la verticalidad. A medida que la vaya adquiriendo, se irá asociando la
verticalidad con el objetivo de conseguir apertura durante la espiración, por ejemplo.
Luego, una vez automatizada la verticalidad y apertura, se puede añadir otro objetivo como
la resonancia, y así progresivamente, a medida que automatice objetivos iniciales, se irán
añadiendo objetivos nuevos, mientras se siguen reforzando los objetivos previamente
adquiridos y retenidos.
2. Estímulos terapéuticos. Todo aprendizaje motor debe empezar trabajando con estímulos
sencillos, de modo que su imitación y repetición sea fácil, cómoda y tenga el menor
número de errores posible. En voz, se debe empezar a trabajar el objetivo de la resonancia
con un material verbal simple, que el paciente pueda emitir con bastante resonancia desde
el principio. Por ejemplo, frecuentemente es la vocal /u/ o la sílaba /mu/. También se debe
cuidar que el tiempo de dure la respuesta del paciente sea la adecuada, ya que, si se le pide
que repita un estímulo durante un intervalo de tiempo demasiado largo o breve, el paciente
fallará su ejecución. A medida que aumente el aprendizaje, los estímulos que se usen serán
más complicados (material verbal más complejo).
3. Repeticiones de las tareas. En cada etapa es imprescindible la repetición como
instrumento para el aprendizaje. La repetición es la base del aprendizaje siempre y cuando
se sepa planificar. Por lo que es importante considerar el número de repeticiones que se
haga de cada objetivo aislado, así como de objetivos combinados. El tipo de repetición es
distinto según la fase del aprendizaje:
▪ Para potenciar la adquisición de un objetivo-diana: se hace una repetición en bloque.
Consiste en repetir la misma tarea muchas veces, sin combinar el objetivo diana
(movimiento que se quiere aprender) con ningún otro tipo de movimiento que no tenga
automatizado. Es decir, realizar numerosas secuencias de movimientos para que el
paciente se centre en adquirir 1 solo objetivo. No intercalar cambios de objetivos ni
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descansos, salvo las imprescindibles pausas on-off respiratorias.


▪ Para potenciar la retención de un objetivo-diana: repetición diferida del mismo
objetivo. Esto es, se repiten series de sonidos iguales (cuyo movimiento ya ha sido
adquirido) pero sin darle el modelo de dicho movimiento. Una vez adquirido el
objetivo, se puede hacer un descanso para trabajar otros objetivos, y al cabo de dicho
descanso se le puede pedir que repita la misma tarea anterior. Si lo logra, es que ha
retenido el objetivo de dicha tarea. Una vez retenido, el paciente sabrá hacer el
movimiento sin imitar al terapeuta, basándose en su propio modelo interno. En ese
momento se podrá empezar a combinar el objetivo-diana (el movimiento que se quiere
retener) con otro objetivo antiguo que no supone una dificultad, pues ya fue
automatizado.
▪ Para potenciar la automatización de un objetivo-diana: repetición combinada de
múltiples objetivos, variando dichas combinaciones y añadiendo cada vez más
descansos entre las tareas. Esto es, para automatizar un objetivo, cada vez se combina
éste con un número mayor de objetivos (previamente trabajados). La combinación se
varía de forma imprevista. Un ejemplo para inducir la automatización de la
vocalización sería inducirle la repetición de frases cada vez más largas, con diferentes
vocales y entonaciones, hasta llegar al habla espontánea. Esto es, en esta fase de
transferencia o automatización, al paciente se le induce a ejecutar tareas en las que se
combinen varios objetivos distintos (timbre, tono, intensidad…), variando la forma de
combinarlos. Por ej.: secuencias de frases en las que, al mismo tiempo que se varíen las
vocales (timbre), se varíe la prosodia (tonos); o bien, se varían las vocales, los tonos y
la velocidad de ejecución; o bien, se varían las vocales, los volúmenes de voz y la
longitud o duración de las frases; o bien, todo lo anterior, pero añadiendo dificultad
articulatoria (trabalenguas); o añadiendo ruido de fondo; incluso saliendo a conseguir la
automatización fuera del ámbito clínico.
4. Saber pautar los descansos entre repetición y repetición es también muy importante para
fomentar el aprendizaje motor en cada fase. El sujeto no debe hacer descansos ni hablar de
forma espontánea durante la repetición de las series de movimientos. Sólo debe hacer
pequeñas pausas para respirar y para hacer el on-off en la actividad muscular (diferencia
entre movimiento y parada). Tampoco debe usar la voz espontánea durante los descansos
entre una serie y otra.
a. Al principio, en la fase de adquisición, los descansos serán mínimos, y cuando
descanse, se guardará silencio. Este silencio es importante para que el paciente pueda
hacer un refuerzo interno de su propia ejecución. Así se irán generando las nuevas
conexiones neuronales que le darán estabilidad a la programación motora, a las nuevas
secuencias motoras que se estén aprendiendo.
b. Sin embargo, en la automatización, los descansos pueden ser frecuentes, y podrán
tener también una mayor duración. El tiempo transcurrido entre una ejecución y otra
puede ser cada vez más largo para fomentar la automatización. En resumen, a medida
que el paciente vaya reteniendo y automatizando una serie de objetivos, los descansos
entre las tareas pueden intercalarse de forma frecuente, y podrán ser cada vez más
largos.
5. La forma impartir y de distribuir el refuerzo o feedback, es muy importante también para
el aprendizaje motor, sobre todo en las primeras etapas. El refuerzo puede ser de varios
tipos. Los dos tipos más empleados son: el refuerzo sobre si alcanza, o no, el resultado
(bien/mal; sí/no); y el refuerzo sobre cómo es la ejecución (explicarle el modo con que ha
hecho la tarea y sus errores). Para organizarlos refuerzos hay que tener en cuenta la

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frecuencia con que se haga el refuerzo y el tipo de refuerzo que se utilice.


a. En la etapa de adquisición, el refuerzo debe ser frecuente y explícito, con detalles
sobre el resultado alcanzado (sí/no), así como sobre la ejecución realizada (cuáles de
los movimientos fueron correctos y cuáles no).
b. A medida que aumenta el aprendizaje, el refuerzo externo va perdiendo su
protagonismo, pues el paciente lo necesita cada vez menos. Por lo que el refuerzo se
irá espaciando, es decir, los refuerzos serán menos frecuentes en la fase de retención
que en la de adquisición. De igual modo, será menos explícitos, y al ir disminuyendo
los detalles de los refuerzos, se irán acortando las explicaciones que se le dan al
paciente. De este modo, el paciente irá ganado autonomía, y cada vez sabrá juzgar
mejor por sí mismo si consigue o no sus objetivos.
c. En resumen, el feedback será detallado y muy frecuente para fomentar las primeras
fases del aprendizaje. Mientras que el feedback se irá haciendo menos detallado y
menos frecuente a medida que se va reteniendo la habilidad, para fomentar así la
automatización. El tipo de refuerzo se adaptará también al modo cognitivo del
paciente.
6. Método ensayo-error. Una forma de reforzar en las últimas epatas del aprendizaje es
mediante el ensayo-error. Por ejemplo, una vez que ha retenido un objetivo, se le pide
“hacerlo bien”; y a continuación, “hacerlo mal”, o “hacerlo como lo hacía antes”. Cuando
el paciente es capaz de hacer una tarea de forma correcta y también es capaz de hacerla de
forma incorrecta, indica que ha retenido la habilidad y que incluso la está automatizando.
Para que el ensayo-error refuerce el aprendizaje, se deben analizar con el paciente las
diferencias entre ambos tipos de ejecuciones. Por ejemplo, si se le pide hacer una serie
automática bostezando; y a continuación, hacerla sin abrir cavidades de resonancia, se le
debe pedir que compare y verbalice las diferentes sensaciones (localización de la
propiocepción) y las diferentes calidades de sonido. Si no se verbalizan las diferencias,
éstas no se hacen conscientes; y por tanto, se retienen menos datos sobre la forma correcta
de ejecución.

3. PAUTAS GENERALES PARA INICIAR EL TRABAJO DE EMISIÓN-RESONANCIA


El objetivo principal de una buena emisión es ganar impedancia, es decir, resonancia plena, en
todas las vocales. Pero esta resonancia ha de trabajarse progresivamente, con una sistemática
jerarquizada según las fases del aprendizaje motor.
Como ya se ha dicho, la resonancia y la emisión siempre se trabajarán sobre la base postural y
fonorrespiratoria, ya adquiridas y retenidas en sesiones anteriores. Aunque el esquema corporal y
fonorrespiratorio no esté automatizado del todo al empezar a trabajar la resonancia, dicho esquema
corporal se irá automatizando a lo largo de todas las sesiones donde se trabaje la resonancia. De
este modo, dado que todo el trabajo resonancial se va edificando sobre el esquema postural y
fonorrespiratorio, en cada tarea se irá haciendo consciente y automatizando una mejor postura y
CFR.
El material verbal que inicialmente se emplea en las sesiones previas e iniciales, para trabajar el
esquema corporal (postura y CFR), es el lenguaje automático (series de palabras o de números, frases
automáticas). Se usa este material porque el paciente lo puede emitir sin tener que pensar en lo que
dice. Es decir, el lenguaje automático se emplea en las fases iniciales porque no interfiere con la
adquisición y retención de los objetivos posturales y fonorrespiratorios.
Para seguir avanzando en el control de la voz, se trabajará específicamente sobre otro objetivo: la
resonancia. De modo que sobre la base del esquema postural y fonorrespiratorio, se empezará a
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trabajar específicamente los moldes vocálicos y la resonancia de cada vocal.


¿Cómo se aplican las fases del aprendizaje motor a la reeducación de la resonancia de las
vocales?
Para empezar la reeducación de la resonancia se empieza con emisiones breves y sencillas, por
ejemplo, con vocales de gran impedancia y con consonantes facilitadoras. Las vocales pueden
formar sílabas o emitirse aisladamente, pero la emisión será en un tono e intensidad cómodos.
La regla para saber qué estímulo elegir al principio (qué consonante, qué vocal y qué tono-
intensidad) en la hiperfunción vocal, es elegir el sonido que sea más sencillo de emitir, el más
cómodo, el que mejor resonancia le produzca al paciente. Durante la tarea, se usarán maniobras
que aumenten las sensaciones propioceptivas de resonancia y se hará consciente al paciente de la
ejecución que haya logrado. Se deberá controlar el tiempo de emisión para no producir esfuerzo
(no alargar el tiempo).
Durante la reeducación vocal, siempre se priorizará el objetivo de mejorar la resonancia frente a
los demás objetivos, como aumentar el tono, la intensidad o la duración de la emisión. Es decir, es
más prioritario ganar resonancia que aumentar otros aspectos de la emisión vocal, como la
longitud de la frase o el rango de tonos que sea capaz de emitir el paciente, ya que lograr
resonancia indica que se ha disminuido la hipertensión glótica (y, por ende, que se ha logrado la
postura y la CFR suficientes para disminuirla). Una vez aumentada la resonancia, se podrá trabajar
el resto de los objetivos que también son importantes para la voz (la variedad tonal, duración,
intensidad, resistencia…)
Para planificar el aprendizaje motor de la resonancia, el terapeuta debe saber cuándo puede pasar de
una fase de aprendizaje a otra, con cada vocal. Asimismo, según las respuestas del paciente durante la
sesión, el logopeda también debe saber decidir si trabajará sólo un objetivo o si puede combinar
varios. No se debe aumentar la dificultad de una tarea, ni se añadirán objetivos nuevos, mientras
no se consiga retener y automatizar, mínimamente, el objetivo anterior.
Sucesivamente, se irán trabajando todas las vocales con una sistemática basada en el aprendizaje
motor. Y así, con cada vocal retenida, se irán haciendo tareas para variar los tonos, la longitud de
la emisión, la complejidad verbal, etc. Pero siempre consiguiendo máxima resonancia en cada
emisión.
Durante la repetición del sonido al paciente se le deben proporcionar refuerzos. Éstos pueden ser
sobre su propia ejecución, por ejemplo, indicarle que reconozca el gesto o movimiento que hace, o
que oiga el sonido que produce, o que se visualice mentalmente (o frente al espejo). Con el
refuerzo, las posibilidades de aprendizaje aumentan considerablemente, pues el paciente recibe
mucha más información y la integrará en un todo, tanto la propiocepción de la resonancia que
siente, como la audición de su voz mientras la produce, o su imagen en el espejo y la imagen
mental que le haga sentir lo que está ocurriendo dentro de su sistema fonatorio. La imagen mental
tiene la capacidad de reunir y evocar simultáneamente todas las sensaciones que produce la buena
voz.
De este modo, la reeducación vocal seguirá (más o menos y según el paciente), una metodología
similar con cada vocal, Y en cada etapa del aprendizaje motor se utilizarán todos los refuerzos que el
terapeuta considere idóneos. Por ejemplo, un esquema simplificado para trabajar la resonancia sería
así:
- Iniciar la adquisición de resonancia con una vocal. Primero se hace consciente el molde
vocálico de dicha vocal. Para ganar resonancia con esa vocal, es mejor emitirla anteponiéndole
una consonante facilitadora, que sea sonora, vibrante, relajante: por ej., /m, rr, b, d/. Así se
podría empezar trabajando la vocalización, por ej., de la vocal /u/, repitiendo secuencias de
sílabas, en un tono e intensidad cómodas, y de breve duración. Mientras se repite la vocal, se
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reforzará la postura y CFR, ya que sin estos componentes no se logrará resonancia.


- Retención de dicha vocal /u/. Se trabajará la repetición de la vocal o la sílaba sin darle el
modelo.
- Inicio de la automatización de dicha vocal. Se harán secuencias de la vocal/sílaba
combinándola con otros estímulos, como diferentes consonantes, y se buscarán otros objetivos
como la variedad tonal, el aumento de la duración, etc.
- Luego se puede pasar a la adquisición de otra vocal /o/. Y luego, a la retención de ésta.
Posteriormente, se empezará a trabajar su automatización.
- Cuando ambas vocales se hayan retenido y el paciente sea capaz de emitir cada una de ellas
con diferentes consonantes y tonos (inicio de la automatización), se puede empezar la
automatización de ambas vocales /u,o/ combinadas. Una vez trabajadas así las vocales más
fáciles /u,o/, se seguirá trabajando de forma similar el resto de las vocales, jerarquizadamente
según su dificultad.
- De este modo, una vez alcanzado un mínimo grado de automatización con esas vocales
iniciales, por ejemplo /u,o/, se empezará a adquirir otra vocal (por ej., /a/). Y a continuación, se
empezará a retener la resonancia de esa nueva vocal /a/. Luego se pasará a automatizar la /a/,
combinándola con las vocales anteriormente trabajadas /u,o,a/… Las vocales se podrán trabajar
aisladas o en sílabas (lo último suele ser más fácil). El tipo de consonante que se seleccione será
el más facilitador, y se proseguirá con las demás vocales según la misma sistemática ya
explicada, de modo que el esquema sería, a grandes rasgos, así:
o adquisición de vocal /a/; retención de vocal /a/
o automatización de grupos de vocales /u,a/, /o,a/, /u,o,a/
o adquisición de vocal /e/; retención de dicha vocal /e/
o automatización de grupos de vocales /u,e/, /o,e/, /a,e/, /u,o,e/
o adquisición de una vocal /i/; retención de dicha vocal /i/
o automatización de grupos de vocales /u,i/, /o,i/, /a,i/, /a,i/… /u,o,a,e,i/

Importancia del origen de la disfonía a la hora de seleccionar la vocal y el tono con el que se
empiece a trabajar
Los objetivos y las tareas iniciales variarán dependiendo de que la disfonía sea por hiperfunción
(abuso y mal uso de voz, con o sin lesiones laríngeas) o por hipofunción (hipotonía o parálisis
laríngea).
En la hiperfunción el objetivo inicial será aumentar la resonancia para disminuir el exceso de tono
muscular en el cierre glótico. Mientras que en los casos de hipofunción lo que se persigue en
primer lugar es aumentar el tono muscular en laringe para conseguir un cierre glótico
suficientemente completo y duradero; y, en segundo lugar, una vez logrado un mejor cierre, se irá
aumentando progresivamente la resonancia.
La vocal idónea depende de la patología laríngea y del modo de vocalización que tenga cada paciente.
En líneas generales, en la hiperfunción vocal, suele empezarse con vocales cerradas posteriores /u,o/,
porque suelen ser las más fáciles para adquirir resonancia, ya que descienden laringe y relajan la
ondulación glótica. También suelen asociarse estas vocales a consonantes que aumenten la resonancia
/m, n, b, d, g, l, y, rr…).
Pero si hay hipotonía laríngea, las vocales más fáciles suelen ser las cerradas anteriores /e,i/,
precedidas de consonantes oclusivas sordas /p, t, k/, porque producen una mayor tensión glótica.
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¿Cómo se varía el material verbal empleado para trabajar la resonancia?


Como ya se ha dicho, el paciente debe lograr resonancia, primero, en contextos verbales sencillos y
breves: sílabas; secuencias de sílabas; bisílabos; secuencias de bisílabos; frases cortas (por ej.).
Luego, se trabajarán las vocales progresivamente dentro de contextos verbales cada vez más largos:
frases más largas; secuencias de frases o estrofas; textos…
Contemplando todo el proceso de reeducación de la emisión y resonancia, se podría decir que se
puede seguir este esquema: 1º el paciente debe tomar consciencia del molde vocálico para crear la
cavidad de resonancia; 2º conseguir la resonancia de esa vocal en secuencias breves y sencillas, por
ej., series de sílabas. Luego se puede trabajar con secuencias de bisílabos… Luego, se podrá
conseguir resonancia de todas las vocales de una frase.
Es importante saber que la resonancia de una vocal no se logrará automatizar del todo hasta que no
se consiga que todas las demás vocales de la frase tengan también resonancia. Por eso, en cuanto
sea posible, será conveniente trabajar con frases, para trabajar la resonancia simultáneamente de
todas las vocales.
Dicho de otro modo, la fase de automatización de la resonancia vocal no se puede trabajar con una, o
dos, o tres vocales aisladamente. El paciente no logrará automatizar la resonancia hasta que no
consiga emitir con suficiente resonancia todas las vocales dentro de frases.
Sucesivamente se irá trabajando la resonancia de las vocales leyendo y repitiendo grupos de frases o
estrofas. Luego se pasará a usar segmentos breves de habla (más o menos automática). Y por último,
el relato y el habla espontánea. No se debe olvidar que mientras se desarrolla todo el trabajo
resonancial, simultáneamente se va reforzando y automatizando el esquema corporal vocal.
Es importante tener en cuenta que no se debe trabajar con un material tan variado como el habla
fluida (frases, estrofas) hasta que no se haya logrado un mínimo grado de retención y de
automatización de la resonancia de todas las vocales. Una vez logrado esto, se podrá trabajar la
resonancia del habla espontánea.
De este modo vemos que los requisitos del aprendizaje motor se aplican a la rehabilitación vocal
(RHBV). Y la automatización se logra trabajando todos los objetivos de forma simultánea: la postura
y la CFR, mientras se va variando vocales, tonos y duraciones de las emisiones de voz. La intensidad
de voz es lo último que se trabaja, pues requiere que se haya alcanzado suficiente automatización de
todo el esquema corporal vocal (postura, CFR, vocalización y gama tonal).

Bibliografía
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