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Clase Unidad 2: De la teoría de la neutralización a la elección racional

(las dos primeras hojas son apuntes de clase)


Teorías del control social
Permean las miradas del sentido común.
Mediados de los 50. Obra más importante “Causas de la delincuencia” (1969), Hirschi.
Parten de una visión pesimista de la condición humana: ante circunstancias propicias
cualquiera puede cometer un acto delictivo (sobre todo contra la propiedad); ¿por qué
estas tendencias son obstaculizadas por la sociedad?
Una persona delinque porque se han debilitado los lazos sociales formados por la
familia, la escuela, el grupo profesional, etc. (se ve en las políticas que impulsan una
defensa de estos grupos). Si estas redes sociales no funcionan lo único que evita que se
delinca es un cálculo racional.

M. Tatcher: “La sociedad no existe” se puede entender como  idea neoliberal: no hay
sociedad sino individuos
 Comunidad previa a la
sociedad, existencia natural (idea conservadora). Críticas en los años 80, 90: vuelta a la
comunidad a partir del desentendimiento del Estado.

Punto de inflexión: pasaje del control externo (escuelas, familias, etc.) al control interno

1990 - Hirschi y Gottfredson “La teoría general de la delincuencia”: características de


quienes cometen delitos contra la propiedad: presentismo, diferir las gratificaciones,
dificultad para comprometerse a largo plazo, idea de bajo autocontrol.
Es una mirada “antipática” de la delincuencia (distinto a Chicago).
Creciente punitivismo en EE.UU. e Inglaterra en los años 80  “pedagogía punitiva”:
inculcar pautas de autocontrol en los jóvenes.
EE.UU. con Reagan  protodelitos, penalización de pequeños delitos.
No lo relacionan con cuestiones biológicas pero sí con los primeros años de vida.
Debate más fuerte: peso de la familia en la creación o no de hijos delincuentes. Idea de
“familia intacta” distinto del hogar monoparental. La hipótesis es que, en estos últimos,
al haber menor presencia de adultos hay menos control.
Críticas:
- no se corrobora, pocos cometen delitos.
- el sistema judicial tiende a la selectividad – medidas tutelares
- ¿cuánto tiempo de familia no intacta? ¿Qué pasa si la familia se restituye? No hay
seguimiento temporal
- el problema no es si es intacta o no, sino la dinámica interna.
- un padre abusador tiene peor efecto que la familia no intacta.
- el efecto negativo ya estaba presente antes de que la familia se desarme.
- en delitos mayores ya no se ve la relación con los distintos tipos de dinámicas
familiares.

Estas teorías tienen mucho peso en el sentido común y en la reconfiguración de las


políticas educativas y punitivas, sobre todo en EE.UU. y países anglosajones.

Giro al control interno  manera en que el control parental se ha internalizado, más que
la presencia física. “Qué harían mis padres si me vieran…”
Teorías subculturales o del conflicto cultural (años 60 y 70 - EE.UU. e Inglaterra)

Intentan comprender, no solo el delito, sino la desviación y la adhesión a patrones


culturales particulares.
Se puede entender el delito a partir de la mirada de la persona que lo comete.
Relación con la Escuela de Chicago y la innovación mertoniana.
Delito como solución a los dilemas que encuentran los individuos.
Idea funcionalista de la cultura  forma de resolver los problemas causados por la
estructura social se aprenden, son tradicionales. Híperfuncionalista
Estas teorías se utilizan también para tratar el consumo de drogas y nuevos movimientos
emergentes (hippies, por ejemplo).

Cohen (1955)
La cultura interviene para dar soluciones. Estudia el caso de jóvenes de zonas
marginales sin acceso a recursos. Años 50 y 60 “muchos convocados y pocos elegidos”
(situación que se da en la escolaridad). Asociación diferencial: muchos jóvenes que se
encuentran en esta misma situación resuelven colectivamente el conflicto entre
objetivos y recursos. Aparecen las “gang” como formas de acceder a recursos y respeto.
Caracterización de la subcultura delincuente de Cohen (’50): no utilitarista.
Hay inversión de valores, subcultura o contra-cultura. Hedonismo a corto plazo, lealtad
como valor central hacia el grupo, versatilidad (pasaje de un delito a otro, no hay
especialización).
* Está mirando bandas criminales, hay violencia.
Permea en América Latina la cuestión de la expectativa escolar.

Cloward – Olhin (’60)


¿Qué pasa cuando hay estructuras criminales que tratan de aprovechar estas
innovaciones? Para las teorías subculturales cuando hay conflicto cultural no
necesariamente hay delito, es una opción, no un camino directo.

Críticas:
- Inglaterra (ejerce más influencia la cuestión de clase): si pasa en todos lados, ¿por qué
hay más delito en EE.UU. que en Inglaterra? La consciencia de clase, una cultura obrera
fuerte impone una situación diferente. No aparece en EE.UU. la idea de clase como otro
proyecto colectivo.
- “For fun”: aburrimiento, delinquir produce excitación. Costado expresivo (hippies
expresan inconformismo, el punk de los sectores obreros ingleses).
- Años 60-70, fragmentación de las clases obreras, disminución de las protecciones,
clases obreras más jóvenes sufren más estos efectos, inmigración. Conflicto entre la
nueva y la vieja clase obrera. Oposición entre nueva clase obrera y migrantes de las ex
colonias (racismo).
- Matza (’50): crítica a la idea de subcultura. No hay una subcultura opuesta a los
valores dominantes, si la hay, la fuerza no radica en la oposición sino en la
glorificación. Rompe con la idea clásica de valores que se internalizan en actitudes y
luego acciones, no hay una linealidad.
Técnicas de neutralización: una teoría de la delincuencia (Sykes y Matza)

En la actualidad se cree que el comportamiento delictivo, como todo comportamiento


social, es una conducta que se aprende en el proceso de interacción social. El planteo
clásico es el de la teoría de la asociación diferencial de Sutherland: el comportamiento
criminal implica el aprendizaje de técnicas para cometer delitos y motivos, impulsos,
racionalizaciones y actitudes a favor del incumplimiento de la ley.
La idea de una subcultura delictiva se basa en un sistema de valores que representa la
inversión de los valores de una sociedad respetable que se somete a la ley. Cohen
considera que el proceso de desarrollo de una subcultura delictiva es el resultado de la
construcción, el mantenimiento y el reforzamiento de pautas de conducta que existen
por oposición a los valores dominantes y que están en total contradicción con éstos, en
particular con los de la clase media. Asimismo, no acepta la subcultura como algo dado,
sino que analiza la función de los valores delictivos como una solución posible a los
problemas de los jóvenes menores de clase baja en relación con su posición social.
Este artículo trata, precisamente, de por qué no se puede considerar que exista una
subcultura delictiva juvenil.
- Si de hecho el delincuente considerara su comportamiento ilegal como moralmente
correcto, no manifestaría sentimientos de culpa o vergüenza (como se corrobora en
numeroso casos), sino más bien su reacción sería de indignación o sentimiento de
martirio al ser detenidos.
- Se advirtió que los delincuentes juveniles suelen profesar admiración y respeto por las
personas que cumplen con la ley (los “realmente honestos”). También manifiestan
resentimiento si se tribuye una conducta ilegal a alguna de estas personas importantes
dentro de su entorno social inmediato o a héroes del mundo del deporte o el
entretenimiento.
- Por lo general, el delincuente juvenil traza una línea tajante entre quienes pueden ser
victimizados y quienes no, en función de relaciones de parentesco, amistad, grupo
étnico, clase social, entre otros. (Ej. “no robarse entre amigos”).
- Existen dudas respecto de que muchos de los delincuentes juveniles sean totalmente
inmunes a las demandas de conformidad del orden social dominante. Es muy probable
que su familia esté de acuerdo con la sociedad en que la delincuencia es algo malo, aun
cuando probablemente esté inmersa en varias actividades delictivas. La postura de que
los padres conducen a la delincuencia no puede ser un impulso absoluto. Hay una
probabilidad mayor o igual de que el chico internalice las demandas de conformidad
con la ley (de la escuela, sus padres, los organismos del sistema legal, etc.).
Estos hechos muestran como no hay un grupo totalmente ajeno a las normas dominantes
de la sociedad y con valores opuestos a ella, sino que los valores dominantes también
están internalizados, por eso se hace necesario construir técnicas de neutralización.
Es necesario intentar comprender este aspecto paradójico: por qué surge la delincuencia
a pesar del acuerdo con las normas dominantes.
Las reglas o normas sociales que exigen un comportamiento conforme a valores casi
siempre, sino siempre, se formulan en términos categóricos e imperativos. Es más, se
presentan como guías para la acción contextualizadas y de aplicabilidad limitada en
función del tiempo, de espacio, de otros individuos y de las circunstancias sociales. El
sistema normativo de una sociedad se caracteriza por su flexibilidad; no consiste en un
conjunto de reglas que se consideren de aplicabilidad obligatoria en todas las
circunstancias (Ej. El principio que niega el acto de matar no rige para tiempos de
guerra). Así, existen “atenuantes de culpabilidad”.
La hipótesis es que gran parte de los delitos se basan en lo que constituye
esencialmente una prolongación de los atenuantes de culpabilidad que se
manifiestan como justificaciones de la desviación que son válidas para los
delincuentes pero no para el sistema legal ni para la sociedad en su conjunto.
Comúnmente se describe a estas justificaciones como racionalizaciones y se considera
que surgen posteriormente al acto delictivo, como modo de protección ante el propio
sentimiento de culpa. No obstante existen razones para creer que en realidad preceden al
comportamiento desviado y lo hacen posible (mediante la neutralización el individuo
puede entrar en la delincuencia sin que se deteriore la imagen que tiene de sí mismo). Es
a través del aprendizaje de estas técnicas de neutralización que un joven se convierte en
delincuente juvenil y no a través del aprendizaje de imperativos morales, valores o
actitudes en total contradicción con los de la sociedad dominante.
Analíticamente se dividió a estas técnicas en cinco grandes grupos:
- Negación de la responsabilidad. Mientras el delincuente no se defina a sí mismo como
responsable de sus acciones desviadas, la desaprobación de uno mismo o de otros pierde
efectividad como influencia represiva. (Alegar que el acto fue un accidente, que se debe
a fuerzas ajenas, fuera de su control, etc.)
- Negación del daño. El delincuente evalúa y distingue la “maldad” de su
comportamiento; frecuentemente, y de un modo confuso, siente que su comportamiento
en realidad no ocasiona daños importantes a pesar de que contradice la ley.
- Negación de la víctima. Incluso cuando se acepten la responsabilidad y el daño, se
puede alegar que éste no constituye realmente un daño, sino una forma justa de
retribución o castigo. Transformar a la víctima en una persona que merece sufrir un
daño es una forma extrema de este fenómeno. Pero también puede suceder de acuerdo
con las circunstancias del acto delictivo, cuando la víctima no está físicamente presente,
es desconocida o de una vaga abstracción. (Sucede generalmente con los delitos hacia la
propiedad).
- Condena a quien condena. El delincuente traslada el foco de atención desde sus
propios actos desviados a los motivos y al comportamiento de quienes desaprueban su
violación de la ley. Puede alegar que quienes lo van a condenar son hipócritas,
desviados encubiertos, o que actúan por rencor personal.
- Apelación a lealtades superiores. Las demandas de las mayorías de la sociedad se
sacrifican en pos de las demandas de grupos sociales más pequeños a los que pertenece
el delincuente, por ejemplo sus hermanos, su pandilla o su círculo de amigos. No
necesariamente se repudian los mandatos del sistema normativo dominante, por el
contrario, el delincuente puede verse inmerso en un dilema o un conflicto de roles.

Estas definiciones de la situación, más que la creación de una ideología contraria al


sistema normativo dominante, constituyen prolongaciones de patrones de pensamiento
prevalecientes en una sociedad antes que algo creado de la nada.
Las técnicas de neutralización pueden no ser lo suficientemente fuertes como para
proteger totalmente al individuo de la fuerza de sus propios valores internalizados y de
las reacciones de quienes cumplen con la ley. Así también, algunos delincuentes pueden
estar tan aislados del mundo que cumple con la ley, que estas técnicas ni siquiera entran
en juego.
Dos líneas de investigación resultan interesantes para ser profundizadas:
- obtener más conocimiento sobre la distribución diferencial de estas técnicas por edad,
género, clase social, etc.
- obtener una mejor comprensión de la estructura interna de las técnicas de
neutralización y su relación con varias clases de comportamiento delictivo.
Teoría del etiquetamiento – Becker
Influencias de la teoría del conflicto anglosajona y del interaccionismo simbólico
(Goffman).
Interaccionismo simbólico: alumnos de la Escuela De Chicago. La sociedad es una
producción colectiva, no determinada, va resultando de la interacción y el encuentro.
Ver todo en términos de proceso e interacción (qué pasa con los otros). Los recursos de
la acción humana se elaboran en esa interacción. Negociación entre valores, normas,
etc. relación dialéctica entre reflexión y acción. Los individuos son seres abiertos y no
determinados, en el curso de su acción sus metas se van a ir negociando a partir de los
resultados de su acción. El YO está abierto a la negociación. Se opone a una teoría más
utilitarista. Papel del lenguaje, capaz de clasificar y de nombrar. En el curso de las
acciones se va aprendiendo a utilizarlo. Nombrar permite dar sentido. Cada proceso es
visto en términos de un aprendizaje interaccionista.

Capítulo 1. Outsiders

Todos los grupos sociales establecen reglas que definen las situaciones y
comportamientos considerados apropiados, diferenciando las acciones “correctas” de las
“equivocadas” y prohibidas. Es probable que el supuesto infractor sea visto como un
tipo de persona especial, como alguien incapaz de vivir según las normas acordadas y
que no merece confianza. Es considerado un outsider, un marginal. Pero la persona
considerada outsider puede tener un punto de vista diferente: puede no aceptar las reglas
por las que está siendo juzgada o rachazar la competencia y legitimidad de sus jueces.
El infractor puede sentir que sus jueces son outsiders. El grado de “marginalidad” de
cada persona, en cualquiera de los dos sentidos, depende de cada caso. (Por Ej. no se
considera de la misma manera a un infractor de tránsito que a un ladrón).

Definiciones de la desviación.
La investigación científica, en general, ha aceptado la premisa, derivada del sentido
común, de que existe algo inherente a la desviación (cualitativamente distinto) en el acto
de transgresión de las reglas sociales. También ha aceptado que las infracciones a la
norma responden a alguna característica de la persona que la comete que la impulsa
necesaria e inevitablemente a hacerlo.
Diferentes grupos juzgan como desviadas diferentes conductas, lo que debería
alertarnos sobre la posibilidad de que tanto la persona que juzga como el proceso por el
cual se ha hecho ese juicio y la situación juzgada estén todos íntimamente involucrados
en el fenómeno de la desviación.
Algunas definiciones de desviación vigentes:
- La visión más simplista es esencialmente estadística y define como desviado todo
aquello que se aparta demasiado del promedio.
- Un punto de vista menos simplista pero más generalizado, identifica la desviación con
algo esencialmente patológico y que revela la presencia de una “enfermedad”. El
término “patológico” es usado análogamente a la medicina para describir cierto tipo de
conducta que se consideran desviadas en oposición a lo que sería un comportamiento
“saludable”. A veces se usa esta analogía más estrictamente porque se cree que la
desviación es producto de un desorden mental. (Se sitúa la desviación en el interior del
individuo)
- Algunos sociólogos observan la sociedad, o una parte de ella, y se fijan si hay procesos
en marcha tendientes a desestabilizarla amenazando su supervivencia. Etiquetan esos
procesos como desviados o los ven como síntomas de desarreglo social. Pero en la
práctica es muy difícil ver qué es lo funcional y lo disfuncional para una sociedad; la
cuestión de cuál es el objetivo del grupo suele ser de carácter político y no hay
consenso, cada parte opera para que prevalezca su idea de función.
- Otra perspectiva sociológica es más relativista. Define como desviación el fracaso a la
hora de obedecer las normas grupales. Pero no da importancia suficiente a las
ambigüedades que surgen al decidir qué normas deben ser tomadas como patrón para
juzgar las conductas.

La desviación y la respuesta de los otros.


La desviación es creada por la sociedad. Los grupos sociales crean la desviación al
establecer las normas cuya infracción constituye una desviación y al aplicar esas normas
a personas en particular y etiquetarlas como marginales. La desviación no es una
cualidad del acto, sino una consecuencia de la aplicación de reglas y sanciones sobre el
infractor a manos de terceros. Es desviado quien ha sido exitosamente etiquetado como
tal, y el comportamiento desviado es el que la gente juzga como tal.
No se puede asumir que las personas etiquetadas como desviadas hayan realmente
quebrantado una norma, pues el proceso de etiquetado no es infalible. Algunas personas
pueden llevar esta etiqueta sin haber quebrado ninguna norma. A su vez muchos
infractores pasan inadvertidos y, por lo tanto, no son incluidos entre los “desviados”.
Esta categoría carece de homogeneidad y no incluye todos los casos que la integran. Lo
que tienen en común, entonces, quienes llevan el rótulo de desviados es, justamente, ese
rótulo y la experiencia de cargar con él.
Que un acto sea considerado desviado o no depende de la forma en que los otros
reaccionan ante él. La respuesta de los demás debe ser considerada como parte del
problema. El simple hecho de que alguien haya cometido una infracción a la regla no
implica necesariamente que los otros, aún sabiéndolo, respondan ante el hecho
consumado. (Y viceversa, el hecho de que alguien no haya infringido alguna regla no
implica que no sea tratado, en ciertas ocasiones, como si lo hubiera hecho).
El grado en que un acto será tratado como desviado depende también de quién lo
comete y quién se siente perjudicado por él. Las reglas suelen ser aplicadas con más
fuerza sobre ciertas personas que otras. (Ej. Jóvenes de barrios pobres, negros, etc.).
Sucede con el delito de “guante blanco”: los ilícitos cometidos por las corporaciones
casi siempre son juzgados como casos civiles, mientras que los cometidos por
individuos son en general tratados como casos penales. El hecho de que un acto sea
considerado desviado o no depende en parte de la naturaleza del acto en sí (si viola o no
una norma) y en parte de la respuesta de los demás. La desviación no es una cualidad
intrínseca al acto en sí, sino la interacción entre la persona que actúa y aquellos que
responden a su accionar.

¿Las reglas de quién?


Desde el punto de vista de quienes son etiquetados como desviados, los “marginales”
pueden ser los que dictan las reglas que se les acusa romper.
Las reglas sociales son la creación de grupos específicos. Las sociedades modernas son
organizaciones complejas y altamente diferenciadas en grupos étnicos, culturales, de
clase, etc. que no necesariamente comparten las mismas reglas. Las reglas formales,
cuya aplicación está a cargo de un grupo específico para eso, pueden diferir de lo que la
mayoría de la gente piensa que es correcto. El punto de vista de la persona involucrada
puede ser muy distinto de la opinión de la gente que la condena. Puede sentir que la
están juzgando de acuerdo a reglas en cuya creación no participó y con las que no
acuerda: reglas que le son impuestas desde afuera por marginales.
Solo quienes efectivamente forman parte de un grupo tienen interés en hacer imponer
ciertas reglas y éstos mismos juzgan importante que los miembros de otros grupos
obedezcan ciertas normas.
Se plantea también otro problema: ¿quién puede obligar a otros a aceptar sus reglas y
cuáles serían las razones de su éxito? Esta es una cuestión de poder político y
económico. En los hechos, la gente está todo el tiempo imponiendo sus reglas sobre los
otros, aplicándolas sin mayor consentimiento y en contra de la voluntad de la otra parte.
(Las reglas de los jóvenes son hechas por los mayores, las de los negros por los blancos,
los hombres hacen las reglas para las mujeres, etc.) La diferencia en la capacidad de
establecer reglas y de imponerlas a otros reside esencialmente en diferencias de poder.
Las diferencias de edad, sexo, etnia, clase, están relacionadas con estas diferencias y
explican el grado en que los grupos son capaces de imponer sus reglas a otros.
Igualmente no se debe perder de vista que las reglas son objeto de conflictos y
desacuerdos: son parte del proceso político de la sociedad.

(los cap que faltan los hace Vicky pero pongo las críticas que tengo anotadas por las
dudas, pero son en general a los 3 cap)

Críticas:
- Demasiado relativista
- Desde izquierda: no entiende la desviación desde las contradicciones estructurales.
- Desde derecha: simpatías por la desviación.
- No hizo una teoría.
- Desviación 1ria y 2ria o criminalización (reordenamiento simbólico y aislamiento).
Tomado por la criminología. El etiquetamiento tiene consecuencias reales, profecía
autocumplida.
- Crítica más fuerte: la idea de carrera delictiva presupondría un efecto incrementado a
lo largo del tiempo. En la constatación empírica se cuestiona la idea de un delito juvenil
como predicar de una carrera. Sucede en una ínfima parte. Se ve justamente lo
contrario, pero las políticas en general tienen por debajo esa idea de carrera y tienden a
prevenirla.
- La desviación es más fuerte ahí donde más fuerte es el emprendedor moral  se ve lo
contrario.

(estos son apuntes de lo que sigue)

Guerra contra la pobreza  mayor movimiento de políticas sociales con eje sobre todo
en los barrios afroamericanos y en las grandes ciudades (Chicago, Nueva York…)
Nunca se invirtió tanto en políticas sociales, sin embargo, el delito aumentó. A partir de
esto, se da una crítica muy fuerte a todas las políticas de reintegración social y
rehabilitación.
Mediados de los ’70, revolución neorconservadora (Reagan – Bush hijo, Tatcher)
Debe tenerse en cuenta al delincuente como un actor racional  intento de extender el
punto de vista económico a todas las dimensiones de la vida social.
Gary Becker: analiza las decisiones familiares económicamente y también el crimen:
“Crimen y castigo: un abordaje económico” Sienta las bases de la idea de delincuente
como actor racional. El crimen es una actividad económica como cualquier otra por eso
el delincuente también pondera costos y beneficios.
Costo  posibilidad de ser aprehendido X duración de penas
(Esto es la base de las políticas actuales de las teorías de la disuasión  aumentando el
costo se va a disuadir a los posibles delincuentes)
Discusión sobre el aumento de penas.

Críticas:
- Presupone un actor racional a tiempo completo, especie de homo económicus que
cuenta con toda la información.
- Endurecimiento policial en realidad generó una espiral.
- Hay otros condicionamientos (en relación a la primera)
- Discursos sobre “mano dura”.
- Debate entre los economistas: aumenta la severidad de las penas, aumentan los riesgos
para evitar esas penas.
- El problemas principal es la imagen que se tiene del actor.

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