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ACTIVIDADES PELIGROSAS
La demanda fue promovida por los familiares del conductor de la motocicleta, quien
falleció a raíz del accidente de tránsito, en contra del conductor arrendatario del camión y
de la sociedad afiliadora. La discusión probatoria en el proceso se centró en determinar cuál
de los vehículos invadió el carril contrario.
Luego de valorar las pruebas, el Tribunal concluyó que el accidente se produjo por el hecho
exclusivo de la víctima, en la medida en que esta, debido al exceso de velocidad, perdió el
control e invadió el carril por el que transitaba el camión.
En la sentencia SC2111-2021 del 2 de junio de 2021, con ponencia del doctor Luis
Armando Tolosa Villabona, la Sala Civil de la Corte decidió no casar la sentencia de
segunda instancia. Aunque la legalidad de la sentencia de segunda instancia se afirmó
pacíficamente, las consideraciones del magistrado sustanciador acerca de la naturaleza de la
responsabilidad por actividades peligrosas produjeron un hondo debate entre los
magistrados de la Sala.
2.2. Las dispares aclaraciones de voto. Los demás magistrados de la Sala accedieron al
proyecto de la sentencia en su parte resolutiva, pero, con argumentos distantes, cuatro de
ellos aclararon el voto.
El doctor Álvaro Fernando García Restrepo sostuvo que en la parte motiva de la sentencia
se confunden los conceptos de culpa y de responsabilidad, así que en nuestro país la
responsabilidad extracontractual es con culpa, aun cuando en ciertas ocasiones se presuma,
como en el caso de las actividades peligrosas. Negó de manera enérgica, además, que la
Sala Civil ya haya acogido la responsabilidad objetiva en materia de actividades peligrosas
y afirmó que, para ello, es necesario el concierto claro de los magistrados de la Sala.
En el mismo sentido, el doctor Augusto Tejeiro Duque dijo que la interpretación del
magistrado sustanciador se aparta del texto del artículo 2356 del Código Civil y cuestionó
que en las actividades peligrosas fuere predicable una «presunción de responsabilidad»,
comoquiera que las actividades riesgosas no son en sí mismas responsabilidad. Es más, el
doctor Luis Alonso Rico Puerta, apegándose firmemente a la literalidad del artículo 2356 y
dejando de lado las consecuencias prácticas de su interpretación, concluyó que en nuestra
ley civil sobre la responsabilidad extracontractual por actividades peligrosas existe una
presunción de culpa que debería admitir prueba en contrario.
Por su parte, el doctor Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo aclaró su voto para respaldar al
magistrado sustanciador: a raíz del proyecto de la sentencia, se convenció de conferirle a la
responsabilidad civil extracontractual por actividades peligrosas el calificativo de
responsabilidad objetiva.
De otro lado, pese a reconocer que la guarda de una actividad peligrosa puede tener varias
fuentes, la sentencia parece inclinarse por le teoría del riesgo-provecho, al decir de paso que
«quien se aprovecha de una actividad peligrosa con riesgos para otros sujetos de derecho,
éstos, al no estar obligados a soportarlos, deben ser resarcidos de los menoscabos
recibidos»[7].