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AUSENCIA

Estaba Pedro paseando en el campo en una cálida y ventosa noche de


octubre, donde se sentía el cantar de los pájaros, el sonido de los insectos a su
máximo esplendor, entonando melodías únicas. La noche se sentía especial,
en un sentido agradable, todo marchaba bien. Él vivía en el campo de sus
abuelos, donde salía de vez en cuando a reflexionar sobre su vida, eran esas
noches donde él se encontraba consigo mismo.
Esta noche era especial , algo había distinto, el viento iba en dirección opuesta
a lo que iba normalmente algo pasaría, podría ser factores como lo decían sus
abuelos de una próxima lluvia llamada “mata pajaritos”, ya se iba a ser
medianoche, el joven estaba caminando lentamente por los pastizales, en ese
entonces que caminaba por el campo recordó que era una fecha especial, su
madre había fallecido hace 12 años en un accidente de tránsito, no había día
donde no se acordara de ella, en las caricias, en sus actos y en su forma de
ser, no tuvo la oportunidad de despedirse de ella, tuvo que crecer
drásticamente en base a las circunstancias que se le presentaron en ese
entonces, sus abuelos trataron de alguna manera reemplazar el amor de
padres que el necesitaba, pero no era lo suficiente, no hay manera de
reemplazar ese amor fraterno. Pedro ese año cumpliría 18 años y no se podía
responder la inquietante pregunta de porque la vida había castigado de tal
manera de terminar con la vida de su madre. Mientras iba por el campo se
puso a descansar a la orilla del rio que cruzaba por la parcela de sus abuelos,
caía la niebla espesa en ese sector, no sentía frio al contrario nunca había
sentido en su cuerpo tanto abrigo desde aquella tragedia. Paso un momento
donde todo se quedo en silencio a ese entonces ya era medianoche, la luna
llena se reflejaba en el rio, la única luz que se podía ver junto a las estrellas,
ese lugar era especia para Pedro, donde recordaba toda su niñez, veranos
enteros donde se bañaba junto a su familia.
Ya luego de un rato Pedro decidió regresar a casa, estaba triste, todavía no
podía comprender su realidad, cuando en un instante, mientras se preparaba
para regresar a casa sintió un cambio en el ambiente todo empezó a
despejarse, la luna brillaba mas que nunca, a su espalda sintió una
presencia…algo cálido, algo especial, a lo lejos se oían mormullos que cada
vez se escuchaban más cerca, la voz se le hizo conocida, una voz delicada con
una vibra muy especial, giro para ver de dónde provenía, pero fue en ese
entonces donde giro y no se encontraba con nada, desilusionado volvía a casa,
cuando de repente en el suelo se encontró un pañuelo rojo con un aroma que
parecía ser de su madre estaba encima de los matorrales, lo tomo para llevarlo
a casa, fue en ese momento donde comprendió que no era un castigo de la
vida la muerte de madre, sino más una razón por la cual día a día tendría que
esforzarse y disfrutar al máximo cada momento de su vida.

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