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INTRODUCCIÓN 3
1. PROCESO CAUTELAR 4
3. MEDIDA INNECESARIA 8
4. SUSTITUCIÓN DE LA MEDIDA 9
6. CANCELACIÓN DE LA MEDIDA 16
8. VEEDOR ESPECIAL 23
10. CONCLUSIONES 27
BIBLIOGRAFÍA 29
INTRODUCCIÓN
1
Podemos definir el procedimiento cautelar como la forma material y concreta
con que el proceso mismo se realiza en cada caso específico. Dicho proceso
–como refiere Berizonce- tiene a conjurar el daño proveniente de la
prolongación infructuosa del estado de insatisfacción del derecho reclamado.
Los autores que abordan el tema específico del procedimiento cautelar
coinciden al señalar que nuestro ordenamiento procesal civil, prevé un
procedimiento cautelar común, que regula tanto las medidas cautelares
específicas como las genéricas, que puedan ser solicitadas antes de iniciado
un proceso o dentro de éste, destinadas a asegurar el cumplimiento de la
decisión definitiva.
Señala el citado autor que la medida cautelar como proceso (proceso cautelar)
es aceptada por un gran sector de la doctrina, pese a que se ha negado en
alguna oportunidad la calidad de tal, en razón de que en principio podría
confundirse el hecho de que las medidas cautelares se decretan inauditas
partes (ausencia de bilateralidad) lo que llevaría a pensar que no se trata
1
(Peláez Bardalez, 2007, págs. 59-60)
propiamente de un proceso. La controversia que se genera en doctrina es la
autonomía del proceso cautelar;
Gonzaíni nos indica que en doctrina existen tres posiciones que pretenden dar
respuesta a esta disputa dieléctrica, las que son las siguientes:
El citado autor refiere que, sobre este extremo, Carnelutti se atreve a definir
como proceso cautelar a “aquel que, en vez de ser independiente, sirve para
garantizar el buen fin de otro proceso, estableciendo previamente una cautela.
La función mediata del proceso cautelar implica, por tanto, la existencia de dos
procesos con respecto a la misma Litis o el mismo negocio. El proceso cautelar
a diferencia del proceso definitivo no puede ser independiente; el proceso
definitivo no supone el proceso cautelar; pero el proceso cautelar supone el
proceso definitivo”.
2
La falta de influencia que tiene este proceso en el proceso principal genera, sin
lugar a dudas la autonomía del proceso cautelar. Citando a Ottelengui, el
referido autor, sostiene que la autonomía o independencia del proceso cautelar,
debe ser apreciada bajo dos puntos de vista diversos. Uno con relación al
proceso que le ha dado origen y al que se encuentra vinculado. Otro en sus
manifestaciones exteriores frente a terceros. En el primer caso, la autonomía
es evidente; nada tiene que hacer el proceso cautelar con el principal, pues sus
actuaciones no producen ningún efecto ni anticipan ningún resultado para la
cosa juzgada que habrá de venir con la sentencia, que surja del principal.
2
(Peláez Bardalez, 2007, págs. 60-61)
Precisa además el citado autor que “Desde nuestra particular óptica no
concebimos al proceso cautelar como autónomo –salvo que se quiera
identificar dicha autonomía con el aspecto procedimental- porque su actuación
y vigencia está ligada directamente con un proceso principal. Refiere
igualmente que el mismo Gozaíni concluye que será posible encontrar un
proceso cautelar sólo por sus presupuestos y condiciones de ejercicio.
También será proceso, pero instrumental y accesorio de otro al que sirve,
destacando el fenómeno de su evolución y eficacia, casi sin parangón con otras
técnicas del proceso”.
3
Como conocedor del tema y de la práctica misma, de manera didáctica y
simple, Fernández Vargas define al proceso cautelar como aquel que faculta a
otro proceso principal la eficacia de sus defectos, es decir que la medida
cautelar tiende a asegurar el resultado práctico de la sentencia y por ello su
carácter instrumental.
Por lo que podemos concluir que dicho proceso tiene como razón de ser y
finalidad esencial, garantizar plenamente el resultado práctico y eficaz del
proceso principal.
3
(Peláez Bardalez, 2007, pág. 61)
Artículo 626°. - Responsabilidad del Juez y del Secretario. - Cuando el Juez
designa el órgano de auxilio judicial, es civilmente responsable por el deterioro
o pérdida del bien sujeto a medida cautelar causado por éste cuando su
designación hubiese sido ostensiblemente inidónea. En ese caso, será
sometido al procedimiento especial establecido en este Código.
4
Cuando el Juez designa al órgano de auxilio judicial (depositario, custodio,
interventor por el deterioro o pérdida del bien sujeto a medida cautelar causado
por éste cuando su designación hubiese sido ostensiblemente inidónea. Así le
establece el primer párrafo del artículo 626 del Código Procesal Civil, el cual
en su parte final dispone que en dicho caso será sometido el Juez a
procedimiento especial, que no es otro sino aquel al que se refieren los
artículos 509 al 518 del Sub-Capítulo 3 (“Responsabilidad civil de los Jueces”)
del Capítulo II(Disposiciones especiales”) del Título II(“Proceso abreviado”) de
la Sección Quinta(“Procesos contenciosos”) del citado ordenamiento procesal.
La responsabilidad del Juez derivada del deterioro o pérdida del bien afecto a
medida cautelar causado por el órgano de auxilio judicial elegido por aquél,
pese a resultar manifiesto que no se encontraba dicho órgano calificado para
ejercer la tarea encomendada, no es la única apta para ameritar un proceso de
responsabilidad sustentado en irregularidades por parte del Juez cometida es
en la tramitación cautelar (como cuando se declara la caducidad de una
medida fuera de proceso que trae como consecuencia la disposición de los
bienes del obligado, no obstante no haber transcurrido el plazo que contempla
4
(División de Estudios Jurídicos, 2014, págs. 256-257)
el art. 636 del C.P.C. para interponer la respectiva demanda). Esto se justifica
por el primer párrafo del artículo 509 del Código Procesal Civil, en el sentido
que el Juez es civilmente responsable cuando en ejercicio de su función
jurisdiccional causa daño a las partes o a terceros, al actuar con dolo o culpa
inexcusable.
3. MEDIDA INNECESARIA
5
Conforme ya se ha señalado reiteradamente, el objetivo o finalidad central de
las medidas cautelares es asegurar el resultado práctico de la sentencia y
además impedir que el derecho, cuyo reconocimiento se pretende obtener
mediante el proceso, pierda precisamente su eficacia, durante el tiempo que
trascurre desde la etapa postulatoria hasta el momento en que se obtiene la
sentencia definitiva.
5
(Peláez Bardalez, 2007, pág. 88)
causa similar, como el caso de pérdida o deterioro del bien afectado o bienes
afectados, materia de la garantía, puede concederse una medida cautelar,
grabando o afectando otros bienes del ejecutado.
4. SUSTITUCIÓN DE LA MEDIDA
6
PELÁEZ BARDALES, Mariano. Proceso Cautelar, p. 69, Estudio Doctrinario
7
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. TOMO III. PRIMERA EDICION,
2008.
Por ejemplo, se dicta una medida cautelar en forma de secuestro por el monto
de $ 5,000 sobre el vehículo de Rockys, el intermediario del depósito del dinero
en el momento de la sustitución es el secretario del Juzgado si dicha
sustitución se realice al inicio de la ejecución cautelar que se deja constancia
en el acta respectiva.
Este medio de pago es una garantía que sustituye la forma de la cautela por
dinero en efectivo y este dinero es depositado en el Banco de la Nación.
Sustitución de la medida puede ser requerida solo por el deudor y por el tercero
legitimado, siempre que garantice suficientemente el derecho del acreedor.
8
Son aquellas que no están reguladas por el código procesal civil ni en otros
dispositivos legales que tienen por finalidad asegurar la forma más adecuada el
cumplimiento de la decisión definitiva. (Rodríguez Domínguez, 2005)
Medida cautelar genérica o innominada es la que puede ser dictada por el juez
y concedida atendiendo a las necesidades del caso, si no existiera un modo
específico que satisfaga la necesidad de aseguramiento.
9
Su aplicación se encuentra reservada a aquellos supuestos que no se hallen
comprendidos en las normas que regulan las medidas cautelares específicas.
(Peláez Bardales, 2010)
8
RODRIGUEZ DOMINGUEZ, Elvito A. Manual de Derecho Procesal Civil, Medida Cautelar Genérica,
UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS p. 415.
9
MARIANO PELÁEZ BARDALES, Proceso Cautelar, p. 69, Estudio doctrinario
10
Para Rivas, esta medida debe constituir una suerte de parte general de la
materia, sin embargo, ocurre que se busca relegar lo genérico a un papel
subsidiario. La medida genérica no debe ser utilizada en reemplazo de las
específicamente reguladas, cuando esas son suficientes para asegurar el
derecho de quien la requiere. Si las tipificadas no cubren todas las necesidades
del pretendiente, no hay ningún inconveniente en recurrir a las genéricas con la
misma amplitud con la que deben usarse aquellas. Al final, señala el autor,
pueden ser variantes de alguna medida tipificada que mantiene así su
presencia esencial; resultar de la combinación de más de una medida tipificada
y constituir una figura totalmente diversa a las previstas.
Fernández Vargas, el artículo 629 del código no trata de usar una norma que
comprenda a todos los supuestos necesitados de tutela cautelar, sino que su
finalidad es simplemente cerrar este sistema entre una siempre posible
insuficiencia de regulación típica. Concluye que es correcto acudir a la cautela
genérica cuando a pesar de la concurrencia de las condiciones exigidas por el
régimen de la cautela especifica se considere a la primera como la más idónea
a los fines cautelares pretendidos y más adecuada a la especial naturaleza de
la pretensión material del proceso principal.
La medida cautelar genérica debe ser utilizada cuando falta alguno o algunos
de los presupuestos necesarios para acudir a una medida cautelar específica,
vale decir cuando se trate de lograr una consecuencia jurídica no prevista en el
universo de medidas cautelares específicas.
10
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano, UNIVERSIDAD ANTENOR ORREGO,
Rhodas. Lima, 2000, p. 196.
la aplicación de dicha norma se deriven menos perjuicios al sujeto pasivo y en
caso de colisión debe optarse a favor de la medida especifica.
11
Este caso aparece recogido en el Expediente Ne 17202-97 del Tercer Juzgado Civil de Lima, sec:
Amaya, en los seguidos por Banco de Crédito del Perú con Banu S.A. y otro sobre pago de dinero.
la protección patrimonial y de la suspensión de pagos previstos en los artículos
17 y 18 de la Ley Concursal N°27809.
Por otro lado, ambas medidas tienen puntos de coincidencia como la urgencia,
buscan su ejecutabilidad inmediata, son mutables o flexibles (pueden ser
sustituidas por otra medida más adecuada) y son otorgadas inaudita pars.
12
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo III. Lima, 2008, primera
edición, p. 125.
satisfacer la pretensión en ese momento o no podrá satisfacerse más, pues la
lesión al derecho se habrá consumado irremediablemente.
6. CANCELACIÓN DE LA MEDIDA
13
MONROY PALACIOS, Juan José. Bases para la formación de una teoría cautelar. Lima, 2002, p. 309.
14
RIVAS, Adolfo. Las medidas cautelares en el proceso civil peruano. Lima, 2000, p. 51.
15
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Lima, 2008, p. 128.
Respecto a lo establecido en la primera oración, mencionaremos los
comentarios de algunos autores; así tenemos a:
Angeles Jove quien señala que “(…) dictada una sentencia desfavorable al
actor, la garantía debería ser alzada de oficio por el órgano jurisdiccional, ya
que desaparece la razón de su existencia: el proceso principal. La relación
instrumental se ha roto”. Concluye la citada jurista diciendo que “(…) la
extinción se produce ipso iure por el mismo acto de dictar sentencia
absolutoria, puesto que la medida carece de objeto al no existir ya derecho
afirmado que deba ser cautelado”.
16
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Lima, 2008, p. 128.
este último caso, si ella es materia de impugnación no justifica se levante la
medida en atención al artículo 630 del CPC.
17 18
Al cancelarse la medida cautelar, según Azula Camacho y Carreras ,
entendemos que se dejan sin efectos, pues, en relación con los bienes afectos
a ellas, quedan liberados y sus titulares recobran sus facultades y pueden
disponer de él sin limitaciones.
En relación a la segunda oración del artículo 630 del CPC, se debe tener en
cuenta que la permanencia de la medida cautelar para que prospere, a pesar
de existir una sentencia infundada y apelada, se podrá orientar a que se mejore
la contracautela, pues con ello estaríamos asegurando futuros daños y
perjuicios que pudieren generar la permanencia de la medida
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Azula Camacho: “… al alzarse el embargo (u otra medida cautelar) los bienes sobre que pesaba
quedan liberados, y sus titulares pueden disponer de él sin limitaciones jurídicas ni económicas, a la vez
que cesa la legitimación del Ejecutor para llevar a cabo sobre ellos actos de disposición”
18
Carreras: “… levantar las medidas cautelares (…) es dejarlas sin efectos, lo cual entraña, en relación
con los bienes afectos a ellas, que el titular del derecho de dominio recobre la facultad de disposición, es
decir, dejen de ser objeto ilícito para cualquier acto jurídico”
En relación a este punto, Marianella Ledesma señala que “(…) la norma no
acoge de manera expresa el supuesto que la cautela hubiere ya estado
asegurada con una contracautela real y que se hubiere obtenido una sentencia
adversa, la misma que es impugnada. A pesar de que la redacción del artículo
no lo precise, la parte demandante podría asumir la mejora o la ampliación de
la contracautela real ya otorgada, a fin de evitar levantar la medida cautelar,
ante el fallo adverso. Apréciese que la mejora de la medida se orienta hacia los
bienes entregados en contracautela y la ampliación al monto de la
contracautela entregada. Esta mejora a la contracautela real se justifica en
atención a que han variado las condiciones que motivaron dictar la resolución
cautelar y por tanto el riesgo que asume el beneficiado con ella se incrementa
notoriamente, ante una sentencia adversa precisamente a este, cuyos efectos
se encuentran suspendidos por la impugnación”. (Ledesma Narváez, 2008)
En principio, cabe señalar que son auxiliares de la jurisdicción civil, entre otros,
19
los órganos de auxilio judicial . Cumplen una función de apoyo y colaboración
a la administración de justicia en determinadas labores de utilidad para el
desarrollo del itinerario procesal.
El artículo 55 del Código Procesal Civil preceptúa que son órganos de auxilio
judicial: el perito, el depositario, el interventor, el martillero público, el curador
procesal, la policía y los otros órganos que determine la ley. También pueden
ser considerados órganos de auxilio judicial, además de los indicados, el
19
Art. 54: Auxiliares de la jurisdicción civil
Son auxiliares de la jurisdicción civil: los Secretarios de Sala, los Relatores, los Secretarios de Juzgado, los
Oficiales Auxiliares de Justicia y los Órganos de Auxilio Judicial.
cuerpo médico forense, la Policía Judicial y el cuerpo de traducción e
intérpretes. (División de Estudios Jurídicos, 2014)
Los órganos de auxilio judicial son mecanismos de apoyo para hacer realidad
los fines del proceso cautelar, así, el artículo 610 del Código Procesal Civil
establece los requisitos de la solicitud de medida cautelar, entre ellos está la
designación del órgano de auxilio judicial, si fuera el caso.
● El custodio de bienes
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HINOSTROZA MINGUEZ, Alberto. Derecho Procesal Civil X: Proceso Cautelar. Lima, 2010, p. 27.
● El interventor recaudador o informador
● El administrador
A lo explicado, Alberto Hinostroza Minguez nos dice que el artículo 631 del
Código adjetivo se dirige a proteger no sólo los intereses del afectado con la
medida cautelar sino también los del sujeto procesal que la solicitó, al permitir
que haya mayor atención, cuidado y control del bien cautelado, lo que hace
más difícil cualquier posibilidad de pérdida, sustracción, destrucción o
improductividad. (Hinostroza Minguez, 2010, pág. 28)
El artículo 632 del Código Procesal Civil nos señala que la labor que
desempeñan los órganos de auxilio judicial es susceptible de retribución, la
misma que es fijada por el juez.
21
LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Lima, 2008, p. 133.
22
Art. 410 CPC: Costas
Las costas están constituidas por las tasas judiciales, los honorarios de los órganos de auxilio judicial y
los demás gastos judiciales realizados en el proceso.
del CPC, siempre y cuando la peticionante de la medida cautelar haya sido
posteriormente beneficiada con la sentencia final. Solo en ese supuesto de la
condena operaría el reembolso del honorario pagado, en atención al principio
que regula los gastos: la parte vencida paga.
8. VEEDOR ESPECIAL
Por otro lado, a pesar de que se faculta a que cualquiera de las partes pueda
pedir la designación del veedor, esa designación también podría operar de
oficio porque cuando el juez designa el órgano de auxilio judicial, es civilmente
responsable por el deterioro del bien sujeto a medida cautelar, siempre que
haya sido causado por este cuando su designación hubiese sido
ostensiblemente inidónea.
La regla que recoge el artículo 632 del CPC es que los órganos de auxilio
judicial perciban una retribución que a su solicitud les fije el juez. A pesar de
que la función del veedor se orienta a fiscalizar la labor del órgano de auxilio
judicial, para los efectos de su retribución la norma los asimila a aquellos.
En igual sentido, el artículo 409 del CPC también reproduce los órganos de
auxilio ya citados. Por otro lado, la norma hace referencia a la responsabilidad
civil y penal que puede recaer sobre el veedor si este incumple con sus
obligaciones; sin embargo, la redacción del artículo 633 del CPC, al hacer
referencia a los deberes del veedor, no precisa la sanción en caso de
incumplimiento. Si bien el artículo 56 del CPC señala que "los órganos de
auxilio judicial se rigen por las leyes y demás disposiciones pertinentes" bien
podría ser de aplicación, ante el incumplimiento, el inciso 1 del artículo 53 del
CPC
Por otro lado y según se infiere del último párrafo del artículo 634 del CPC, el
incumplimiento de las obligaciones por parte del veedor especial (precisadas
en la resolución judicial que lo designa: art 633 –primer párrafo- del CPC)
traerá como consecuencia la correspondiente responsabilidad por los daños y
perjuicios que se produzcan, sin perjuicio de la responsabilidad a que se
refieren los artículos 371 y 409 del Código Penal (numerales que tratan sobre
delitos de omisión de declaración e informes y de declaración).
10. CONCLUSIONES
Castellano Brunello, F. (2013). Algunos apuntes en torno al artículo 630 del Código Procesal
Civil. Revista IUS ET VERITAS, 220-226.
División de Estudios Jurídicos. (2014). El Código Procesal Civil explicado en su Doctrina y
Jurisprudencia. Tomo III. Lima: Gaceta Jurídica S.A.
Hinostroza Minguez, A. (2010). Derecho Procesal Civil X: Proceso Cautelar. Lima: Jurista
Editores E.I.R.L.
Ledesma Narváez, M. (2008). Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo III. Lima: Gaceta
Jurídica S.A.
Peláez Bardales, M. (2010). El Proceso Cautelar. Lima: Editora Jurídica Grijley E.I.R.L.
Rodríguez Domínguez, E. A. (2005). Manual de Derecho Procesal Civil. Lima: Editora Jurídica
Grijley E.I.R.L.