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El origen del sol y la luna (mito azteca)

En un momento no existían ni el sol ni la luna y los dioses se reunieron para decidir quién
iba a iluminar el universo. Tecuciztécatl dijo que él tenía que hacerlo, los dioses aceptaron
esta propuesta y dijeron que Nanahuatzin se convertiría en la luna.

Los dioses decidieron que para convertirse en Sol, Tecuciztécatl tenía que arrojarse al
fuego, pero el dios tuvo miedo y no lo pudo hacer. En su lugar, Nanahuatzin se tiró al fuego
y, por su acto valiente, se transformó en el sol. Tecuciztécatl se avergonzó por su actitud y
decidió tirarse al fuego y, entonces, se transformó en la luna.

La zorra y la cigüeña

Cuenta la historia que una zorra invitó a una cigüeña a comer en su casa, pero cuando esta
llegó, se encontró con que la zorra había servido sopa en platos hondos. De ese modo, se
aseguraba que la cigüeña no pudiera comer.

La cigüeña se entristeció, pero no dijo nada. A la primera oportunidad, convidó a la zorra a


su casa. Esta vez, le sirvió jigote en un recipiente de cuello largo y estrecho, en el que la
zorra no podía meter su hocico. La zorra no pudo más que resignarse, mientras la cigüeña
decía:

—Amiga, me hiciste pasar hambre deliberadamente cuando me invitaste a tu casa, y hoy


has sido tratada de la misma manera en que me trataste.
Leyenda de la flor de cempasúchil

Dice la leyenda que hace mucho tiempo existieron una niña llamada Xóchitl y
un niño llamado Huitzilin.
Ambos crecieron juntos y pasaron mucho tiempo unidos durante la infancia,
incluso, iniciaron una historia de amor durante la juventud. Un día, decidieron
subir a lo alto de una colina, allí donde el sol deslumbraba con fuerza, pues
sabían que allí moraba el Dios del Sol. Su intención era pedirle a Tonatiuh que
les diera la bendición para poder seguir unidos. El Dios sol acepto y bendijo su
amor.
Pronto, la tragedia llegó a ellos cuando Huitzilin fue enviado a participar en
una batalla para defender a su pueblo y tuvo que separarse de Xóchitl.
Pasó un tiempo y Xóchitl se enteró de que su amado había fallecido en el
conflicto. La muchacha sintió tanto dolor que le pidió a Tonatiuh unirse con su
amado en la eternidad. El Dios del Sol, al ver a la joven tan apenada, decidió
convertirla en una hermosa flor. Así que lanzó un rayo dorado sobre ella,
entonces, creció en la tierra un botón que permaneció cerrado durante mucho
tiempo.
Un día, apareció un colibrí atraído por el aroma de la flor y se posó sobre sus
hojas. Fue entonces que la flor se abrió y mostró su color amarillo, como el
mismo sol. La flor había reconocido a su amado Huitzilin, el cual ahora tenía
forma de colibrí.
Cuenta la leyenda que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes,
el amor de Xóchitl y Huitzilin vivirá por siempre.

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