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Terapia racional emotivo-conductual
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Terapia racional emotivo-conductual
CONTENIDO
Página
o Competencias ......................................................................................................................................... 05
1. QUÍMICA, RELACIONES Y COMUNICACIÓN ..................................................................... 07
1.1. El “abc” de los trastornos ....................................................................................................... 07
1.2. La comunicación con uno mismo ........................................................................................... 08
1.3. Profundizar la relación............................................................................................................ 08
1.4. Estilos de comunicación ......................................................................................................... 10
1.5. Los tres tipos de creencias irracionales................................................................................... 10
1.6. La trec y la comunicación con los demás ............................................................................... 11
2. EL RETO DE ACEPTAR LA REALIDAD ................................................................................. 11
2.1. “Yo amaba a Mickey”: El relato de Ted y el nacimiento de las 7 directrices ........................ 11
2.2. Diferenciar entre “querer” y “necesitar” ................................................................................. 12
2.3. La carta de Frank .................................................................................................................... 13
2.4. No hace falta ser perfecto ....................................................................................................... 14
2.5. Dos en la carretera .................................................................................................................. 14
3. CUESTIÓNESE SUS “DEBERÍAS” Y SUS “TENDRÍAS” ....................................................... 15
3.1. La victoria de Thelma y Sol.................................................................................................... 16
3.2. Los “deberías” y los “tendrías” de Frank y de Frances .......................................................... 16
3.3. La buena comunicación comienza con la aceptación ............................................................. 19
3.4. Los enloquecedores “deberías” y “tendrías” .......................................................................... 19
3.5. “¡No soy yo el que está equivocado, sino tú!” ........................................................................ 20
3.6. La comunicación..................................................................................................................... 20
3.7. Problemas prácticos y problemas emocionales ...................................................................... 21
4. LAS SIETE DIRECTRICES PARA UNA BUENA RELACIÓN .............................................. 21
4.1. Los tres papeles de la relación ................................................................................................ 23
4.2. La carta de Michelle a Ted ..................................................................................................... 23
4.3. Los problemas de Clarice con Harry ...................................................................................... 26
5. EL COMPROMISO EN LA CONSECUCIÓN DE SUS OBJETIVOS ..................................... 28
5.1. Una relación que funcione ...................................................................................................... 29
6. CÓMO HACER QUE FUNCIONEN LAS 7 DIRECTRICES ................................................... 36
6.1. Consejos para aprender y utilizar las directrices .................................................................... 36
6.2. De las ideas a la acción ........................................................................................................... 36
6.3. Un poquito de miedo, ¿No? .................................................................................................... 39
ANEXO : Examen ................................................................................................................................... 41
FUENTE : CÓMO MEJORAR LAS RELACIONES ÍNTIMAS
Albert Ellis & Ted Crawford
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Terapia racional emotivo-conductual
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Terapia racional emotivo-conductual
COMPETENCIAS
o Precisar las herramientas que se necesita para enfrentarse a problemas tratados con terapias en la
comunicación
o Detallar acerca del enfoque de la comunicación de la pareja basada en la terapia racional emoti-
vo-conductual
o Exponer las siete directrices, actitudes y métodos que permiten hacer frente a los problemas
prácticos y emocionales de la comunicación en pareja
o Explicar cómo utilizar las siete directrices para mantener y/o profundizar una buena relación y
comunicación
o Comentar brevemente los deberes, los tendrías y exigencias y sus cuestionamientos utilizando la
TREC en determinadas parejas que buscan la realidad en sus vidas
o Sugerir el necesario compromiso unilateral para alcanzar una buena relación y comunicación en
el uso de las siete directrices
o Citar consejos para el aprendizaje y utilización de las directrices como parte dinámica de su rela-
ción de pareja
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Terapia racional emotivo-conductual
vencer a un editor de que aquel libro estaría en la lista de los best sellers, sí que utilicé algunas de sus
ideas y me negué testarudamente a hacer de mí un desdichado por «mi gran oportunidad perdida».
En 1943, cuando tenía 30 años, monté mi consulta como psicólogo, y cambié mi objetivo de ayudar a la
gente a hacerse feliz por el de ayudarles a estar menos alterados emocionalmente. Descubrí que la inmen-
sa mayoría de mis clientes estaba demasiado ocupada atándose nudos emocionales de los que rara vez
disfrutaban o hacían realidad (como se suponía que intentaban hacer). Así pues, los objetivos de la TREC
pasaban, en primer lugar, por ayudar a la gente a vencer sus problemas emocionales y después, por mos-
trarles cómo podían hacerse más felices. Para conseguir estos dos objetivos, hace falta una buena comuni-
cación con uno mismo y con los demás. Para estar menos alterado, observe su propia comunicación. Para
relacionarse bien con los demás, preste atención a cómo se comunica con ellos. ¡Sí, las dos cosas!
«No sé exactamente cuándo comencé a practicar la TREC, que supone en gran medida hablar con los
demás, así como con uno mismo. Como muchas otras terapias, la TREC es enormemente interpersonal.
Se basa en que escuche y le hable al terapeuta, y en que el terapeuta le escuche, comprenda y genere una
relación de aceptación hacia usted. La TREC también le muestra cómo relacionarse eficazmente con otras
personas que le sean importantes, ¡incluidas aquellas que también pudieran estar siguiendo la terapia!»
[AE] (Albert Ellis).
1.2. LA COMUNICACIÓN CON UNO MISMO
La TREC hace más hincapié que otras terapias en la comunicación con uno mismo. El «abc» del trastorno
emocional (un concepto central en la TREC) se basa en lo que Al llamó originalmente la conversación
con uno mismo, esa cháchara que la gente utiliza para trastornarse sola. Este abc le muestra de qué modo
mantiene conversaciones en su propia cabeza, y de qué forma construye y genera la mayoría de sus pen-
samientos, sentimientos y acciones con los que va a frustrar sus propios objetivos para, así, desmontarlos
y reducirlos. El abc de la Terapia racional emotivo-conductual explica cómo habla consigo mismo y con
los demás, y cómo, con su seguimiento, mejorará su relación.
Antes de comenz.ar con esta exploración de la comunicación íntima, expondremos brevemente el «abc»
La TREC supone que usted, como todos los seres humanos, tiene diversos objetivos o valores básicos,
concretamente:
Permanecer con vida.
Ser feliz cuando está solo.
Comunicarse y mantener buenas relaciones con cierto número de personas.
Relacionarse íntimamente con algunas personas elegidas.
Obtener educación e información útil.
Mantener alguna vocación firme o carrera, preferiblemente agradable.
Disfrutar de ciertos intereses de carácter recreativo, que pueden ir desde los juegos y los deportes
hasta las artes y las ciencias.
Controlar en gran medida su propia vida y no verse demasiado limitado por los demás, por las con-
diciones externas o por sus propias dificultades personales.
Mantener y/o profundizar una relación íntima.
1.3. PROFUNDIZAR LA RELACIÓN
Para lo que nos interesa en este texto, nos vamos a centrar en un objetivo específico: mantener y/o pro-
fundizar una relación íntima. Con este objetivo, es muy probable que se encuentre tanto con problemas
prácticos como con problemas emocionales. Las siete directrices que vamos a presentar en este texto son
una serie de actitudes y métodos que le van a permitir hacer frente a los problemas prácticos y emociona-
les de la comunicación en pareja.
Si es éste su principal objetivo, y simplemente quiere, desea o prefiere alcanzarlo, por lo general se va a
sentir contento o feliz si lo consigue, y triste, pesaroso, decepcionado o disgustado si no lo consigue. Es-
tos sentimientos negativos son «sanos» o «útiles», aún cuando le resulten dolorosos, porque le motivan
para reducir los obstáculos en su camino hacia et objetivo y para sobrevivir feliz. Y esto se aplica a cual-
quier objetivo que pueda tener.
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Terapia racional emotivo-conductual
Estupendo. De manera que busca la felicidad y evita los obstáculos. Se ingenia formas para resolver las
dificultades de la vida, pronostica que puede resolver bien los problemas y adquiere cierto sentido de lo
que. Albert Bandura, psicólogo de Stanford, llama autoeficacia. «Sé cómo hacerlo, y me lo paso bien.
¡Estupendo! » Albert Ellis llama a esto logro-confianza (puede leer más acerca de ello en su libro Reason
and Emotion in Psychotherapy, revisado en 1994). Es un buen punto para comenzar con nuestra reflexión
sobre el armazón «abc» de la TREC.
Objetivo: «Quiero tener éxito en mi relación con John.»
A (acontecimiento activador): «Parece que le caigo bien a John, y que quiere estar conmigo».
B (creencia): « ¡Bien! ¡Me gusta esto! Significa que probablemente me puedo relacionar bien con
otras personas que me resultan agradables».
C (consecuencias): Sentimiento de autoeficacia, logro-confianza, autodominio.
¿Por qué tiene «creencias» acerca de la consecución y del fracaso en sus objetivos? Porque eso es «natu-
raleza humana». Con el fin de sobrevivir y ser feliz, tiene que pensar en evaluar y tomar en consideración
sus creencias y los acontecimientos activadores de su vida para determinar cómo conducirse con ellos.
También lo hacen otros animales pero, como ser humano que es, tiene unas creencias más complejas.
Reacciona a los acontecimientos activadores (A) con sentimientos y acciones no sólo porque tienen lugar,
sino también como resultado de sus creencias (B). Y lo hace así porque es usted humano. La TREC supo-
ne que sus consecuencias (C) son el resultado tanto de «A» como de «B» no de una o de otra por separa-
do.
Cuando comencé a practicar formalmente la TREC, en l955, vi que ayudaba enormemente a las personas
a hablar consigo mismas y con los demás. Si comprende de verdad de qué modo sus creencias le ayudan o
le obstaculizan, y cómo puede cambiarlas y controlarlas, conseguirá comunicarse mucho mejor. Por otra
parte, también podrá ayudar a los demás y sí mismo, y podrá mejorar sus relaciones considerablemente si
llega a ver cuán perturbadoras son las creencias y las consecuencias de los demás, si los acepta incondi-
cionalmente a pesar de sus trastornos y si les muestra, aplicando la TREC, de qué forma pueden pertur-
barse menos.
Yo me di cuenta de esto en la década de 1960, pero, en ciertos aspectos, Ted Crawford (TC) lo vio aún
más claro que yo. Al tiempo que leía libros y artículos sobre TREC, trabajaba con multitud de personas,
principalmente por sus problemas de comunicación. Aunque no tenía ninguna formación académica en
psicología o sociología, no tardó en convertirse, según mi opinión, en una de las más importantes autori-
dades del mundo en comunicación eficaz. Ted creó un inusual método para que las personas escuchen y
hablen entre sí, un método al que llamó Secuencia de discusión rotativa (SDR), y diseñó también una
buena cantidad de métodos de escucha interpersonal. Aunque algunos de sus métodos pueden dar la im-
presión de estar influenciados por los trabajos de Carl Rogers sobre la escucha activa y la aceptación in-
condicional positiva, Ted siempre ha dicho que se inspiró principalmente en mis primeros trabajos sobre
TREC. Como es lógico, estoy encantado con esto; hemos mantenido un estrecho contacto desde 1962, y
hemos colaborado a través del correo, del teléfono, de grabaciones y de encuentros personales durante
más de 38 años.
Ted y yo llevábamos unas vidas muy ajetreadas. No nos culpamos por ello, y tampoco emprendimos una
actividad frenética, sino que seguimos desarrollando nuestros puntos de vista orientados hacia la TREC
en lo relativo a las conversaciones con uno mismo y con los demás, y seguimos experimentando con ellos
en grupos, talleres, en nuestras consultas individuales y en nuestras propias relaciones personales. En la
actualidad, tenemos mucho que escribir acerca de ello; de hecho, quizás demasiado para un solo texto
[AE].
La Terapia racional emotiva-conductual ve a todos los seres humanos (a todos, sí; incluido usted) como
comunicadores natos, internos y externos. Usted, obviamente, conversa con los demás, normalmente a
través del habla, pero también con imágenes, símbolos, juegos, películas, gestos, gruñidos, risas y otros
tipos de señales. También se comunica consigo mismo, en gran medida a través de la conversación y de
sentencias, pero también con significados, filosofías, visualizaciones, símbolos, formulas, sueños, arte,
música y otras clases de expresión. En este módulo, le mostraremos principalmente cómo hablar de forma
más eficaz consigo mismo y con los demás, porque la conversación con uno mismo es, para la mayoría de
nosotros, el medio de comunicación más habitual.
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Pero, por detrás de estas discusiones abiertas, usted tiene también muchas ideas no expresadas, implícitas
o inconscientes de las que también vamos a tratar. Tanto si es consciente de ello como si no, <<habla>>
consigo mismo y con los demás de muchas formas, tanto implícitas como explícitas.
1.4. ESTILOS DE COMUNICACIÓN
Echemos un vistazo a sus estilos de comunicación internos y externos para ver cómo puede comprender y
mejorar sus pensamientos, sentimientos y acciones, y cómo se puede relacionar mejor, tanto consigo
mismo como con los demás. En una era en la que la especie humana ha conseguido notables logros a la
hora de superar muchas enfermedades y aflicciones, de aprovechar los recursos naturales para producir
ingentes cantidades de alimentos y energía, y de mejorar enormemente las comunicaciones mundiales,
difícilmente hemos conseguido la paz y la cooperación entre las naciones y entre los miles de millones de
personas que poblamos el planeta.
La Terapia racional emotivo-conductual presuponía en sus orígenes que sus consecuencias (C) emociona-
les alteradas son debidas a que sostiene creencias irracionales (Ci), aprendidas en su mayor parte de sus
padres y de su cultura; y que, después, se sigue reprogramando absurdamente con estas ideas perniciosas.
Esto es en parte verdad. Pero, después de años de práctica clínica y de muchos estudios de investigación,
la TREC reconoce ahora que todos hemos nacido con cierta tendencia a asumir fuertes preferencias (tanto
innatas como aprendidas) y a cultivarlas hasta convertirlas en mandatos poco realistas: «Dado que deseo
mucho el éxito y la aprobación, ¡tengo que obtenerlos!».
Ante cualquier situación, adopta o construye unas necesidades extremas a partir de sus preferencias más
fuertes, a partir de ese momento, usted se mete en problemas. Porque, obviamente, el resto del mundo y el
universo rara vez se ocupan de que satisfaga sus casi divinas demandas. O, peor aún, usted, los demás y
las circunstancias externas bloquean frecuentemente la consecución de estas demandas. ¡Maldición!
Si, como millones de personas inteligentes, se niega a aceptar esta realidad, puede llegar a deprimirse
cuando la vida (es decir, usted, los demás o las circunstancias) no va del modo que cree que debería de ír.
Aun cuando las cosas le vayan bien, y aun cuando la gente y las circunstancias le traten ciertamente tan
bien como usted cree que «deben» tratarle, no dejará de sentir pánico y de deprimirse, pues ¿cómo saber
si los objetivos que exige y consigue hoy seguirán estando ahí mañana? ¡No puede saberlo!
Puede adoptar o crear fácilmente multitud de valiosas creencias racionales (Cr) acerca de acontecimientos
activadores (A) desafortunados que tienen lugar en la vida. Se trata casi siempre de preferencias, tales
como: «Aun cuando deteste fracasar en algún objetivo importante o ser rechazado por una persona a la
que quiero, aun así, seguiré llevando una existencia feliz».
1.5. LOS TRES TIPOS DE CREENCIAS IRRACIONALES
Puede adoptar o crear con facilidad muchas creencias irracionales (Ci) acerca de los acontecimientos
activadores (A) adversos que le puedan acosar. Y lo hace con demandas, exigencias, deberías, habrías y
tendrías poco realistas, ilógicos y saboteadores, especialmente en la línea de estas tres:
1. «Yo (ego) tengo que hacer absolutamente bien todas las cosas importantes y tener la aceptación de las
personas que son significativas en mi vida. Si no lo hago bien y no obtengo esa aceptación, que es lo que
yo tendría que hacer, seré un inútil que va a fracasar una y otra vez, y que no se va a merecer nada bueno
en la vida». Esta dogmática demanda le va a llevar a sentirse ansioso y deprimido, a odiarse y a evitar
proyectos y relaciones que puedan suponer algún «riesgo».
2. «Tú (otra persona), que tienes relación conmigo, deberías de tratarme de forma absolutamente amable,
cariñosa y justa. Y, si no lo haces así, no serás bueno, y tendrás que ser condenado y castigado». Esta
arrogante exigencia le va a llevar a enfadarse, a enfurecerse, a reivindicar demandas y a provocar desave-
nencias y peleas (a veces, incluso guerras) con los demás.
3. «Las circunstancias bajo las que vivo (mi entorno) deberían de ser absolutamente confortables y fáci-
les, deberían de darme lo que necesito de forma rápida y sin dolor, y no tendrían que hacerme las cosas
difíciles. Si las circunstancias no fueran así, sería terrible, no podría soportarlo, y no valdría la pena vivir
ni intentar hacer mejor las cosas». Esta creencia irracional suele llevar a sentimientos de frustración (par-
ticularmente en aquellas personas con un bajo nivel de tolerancia a la frustración), incomodidad, molestia,
ira, depresión y/o autocompasión. También suele generar pereza, dilaciones, rechazo, racionalización y
adicciones.
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En resumen: las creencias irracionales (Ci) se pueden agrupar en torno a los tres grandes títulos de yo, los
demás y las circunstancias.
1. Debo de hacerlo bien siempre.
2. Los demás deberían de tratarme siempre de forma amable y justa.
3. Las circunstancias deberían de proporcionarme siempre lo que quiero y de la forma en que lo quiero.
Y, a menos que sea perfecto y haga girar el universo, vaya con cuidado. Las exigencias y las demandas
arrogantes pueden sabotear muchos de sus objetivos, intereses y deseos más sensatos y sanos. No siem-
pre, pero sí muy a menudo.
Y esto debe aplicarse también a sus esfuerzos por comunicarse bien con los demás. Sus preferencias a la
hora de relacionarse con ellos y por el hecho de que le escuchen están bien. Sus deseos de que le den la
razón y dejen de oponérsele son normalmente sensatos y cuerdos. Su necesidad de que le aprecien es
comprensible. Hasta ahí, todo está bien.
Pero aquí es donde comienzan los problemas Para muchos. Las exigencias excesivas de que tienen que
oírle y darle la razón están muy lejos de ser útiles; de hecho, suelen ser poco realistas e imposibles de
satisfacer. Estas demandas bloquean el acercamiento, en lugar de ayudarle a comunicarse bien con los
demás.
Esto no quiere decir que sin unos deberías, tendrías y habrías absolutos se vaya a convertir fácil y auto-
máticamente en una persona pacífica, amistosa y maravillosa. Lo más probable es que no sea así. Como
mostraremos, va a necesitar algo más que esto. Pero será de gran ayuda si renuncia a sus exigencias casi
divinas hacia sí mismo, hacia los demás y hacia las circunstancias externas. Sin duda, será una gran ayu-
da.
1.6. LA TREC Y LA COMUNICACIÓN CON LOS DEMÁS
Este texto no va a resolver la mayoría de los problemas mundiales que hay en la actualidad. No es proba-
ble que lo haga. No eliminará las dictaduras, ni las guerras, ni el crimen, ni los homicidios, ni la contami-
nación, ni la superpoblación, ni el terrorismo, ni la corrupción política, ni otros importantes males socia-
les. ¡No precisamente! Pero si sigue sus principios y métodos para comunicarse mejor consigo mismo y
con los demás, probablemente vivirá mejor y con más tranquilidad. Por otra parte, aplicándose a sí mismo
las ideas de la TREC (y, esperamos, comunicándoselas a los demás), quizás haga más fácil y mejor su
vida y las de otras personas. Con este comienzo nada insignificante, quizás promueva, con el transcurso
del tiempo, cierta mejora en la cooperación entre los seres humanos.
No podemos hacer promesas; pero ésa es nuestra esperanza.
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ingeniero y profesor, que las utilizaba con su mujer, Frances; y también Michelle; que las utilizaba con su
prometido su actual marido, Hunter. [TC]
Las 7 directrices
1 Acepte a su pareja «tal como es».
2 Manifieste su aprecio con frecuencia.
3 Comuníquese desde la integridad.
4 Comparta y explore las diferencias con su pareja.
5 Apoye los objetivos de su pareja.
6 Conceda a su pareja el derecho a equivocarse.
7 Reconsidere como objetivos aquellas cosas que usted quiere.
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Siguiendo la directriz 1, acepté a Frances tal como era, y la amé aún más. Entonces, antes de
darle mi opinión sobre algún tema importante, escuchaba su punto de vista, yo se lo repetía
hasta que ella confirmaba que yo lo había entendido y, sólo entonces, discrepaba a veces de
ella. Cuando yo escuchaba su punto de vista, y lo comprendía a su entera satisfacción, ella es-
taba mucho más dispuesta a escuchar mi punto de vista y a tomarlo en consideración. Y con
mucha frecuencia acercábamos nuestras posiciones.
También me inventé un juego de «repetición», para que ella lo utilizara conmigo. Le dije a
Frances: «Si en algún momento hago o digo algo que te duela, pídeme que te lo repita, pero sin
hacerte daño esta vez». Y cuando ocurría, yo disponía de hasta quince minutos para preparar-
me (por ejemplo, para tragarme el orgullo), y repetía la discusión de una forma que le resulta-
ra a ella aceptable. En un principio, necesitaba de todo el tiempo de espera de quince minutos.
En la actualidad, estoy tan habituado a ese «juego», que estoy dispuesto a enviar en materia de
inmediato. En primer lugar, necesito saber qué es exactamente lo que le ha herido. Escucho con
atención y, luego, repito lo que yo creo que me está diciendo, hasta que ella queda satisfecha de
que entiendo su punto de vista. Y, dado que mi intención es ser agradable con ella, porque la
amo tanto, no me resulta difícil decirlo bien en la segunda ocasión. No recuerdo ni una sola vez
en que este método no nos haya funcionado.
Las directrices funcionaron a medida que yo iba haciendo pequeños cambios en mi manera de
ver las cosas, pero los efectos de estos cambios eran muy acusados. Mi vida se ha hecho mucho
más pacífica. Es un fenómeno de escalada ascendente. Los éxitos me animan a aplicar más las
directrices, y ahora las sigo casi como un hábito, especialmente con la gente más cercana. En
otras ocasiones, quizás tenga que pensarlo primero antes de aplicar las directrices. [Frank]
2.4. NO HACE FALTA SER PERFECTO
La mayoría de la gente reacciona a estas directrices diciendo: «Sí, están bien. Pero son difíciles». Y tienen
razón... si se plantean que tienen que llegar a usarlas a la perfección. Ciertamente, nuestras directrices
para las relaciones son difíciles de seguir. Sin embargo, si piensa en ellas como directrices, y no como
exigencias o mandatos, podrá comenzar a aplicarlas sin demasiadas complicaciones y a mejorar la comu-
nicación y la relación con su pareja. No conocemos a nadie que las siga a la perfección, ni siquiera noso-
tros.
Las directrices con las que más dificultades se puede encontrar son la 1, aceptar a su pareja «tal como es»;
la 4, compartir las diferencias hasta que ganen los dos; y la 7, transformar lo que usted quiere en un obje-
tivo o meta. Echemos un vistazo.
Ambos (Ted y Al) estamos de acuerdo en que la primera directriz va a ser la más difícil. Uno de los prin-
cipales fundamentos de la TREC, que a la práctica totalidad de la especie humana le resulta difícil de ver
y de seguir, se llama «aceptación ». La TREC les enseña a las personas que, para sentirse emocionalmen-
te seguras, necesitan aceptar plenamente tres condiciones humanas básicas:
1. Usted es falible, y con frecuencia va a conducirse de un modo ineficaz, negativo e, incluso, inmoral.
Es lamentable, pero es así. Por tanto, para evitar venirse abajo y, de ese modo, acrecentar su falibili-
dad, acéptese incondicionalmente con ella. La aceptación incondicional de uno mismo es un motivo
central de la TREC, así como de otros muchos programas de salud mental.
2. Cualquier persona, incluida su pareja, es, asimismo, sumamente falible; y si usted es sensato, practica-
rá la aceptación incondicional del otro, sean cuales sean sus deficiencias y fallos. Acéptela por todos
los medios, como especifica la directriz 1, «tal como es». Y no olvide, como les decimos en ocasiones
a nuestros clientes «perfeccionistas», que «no existe motivo alguno para que alguien perfecto quiera
estar con usted».
3. Las circunstancias de la vida (su entorno, el medio ambiente, la economía, la política) están lejos de
ser perfectas, y pueden generarle multitud de problemas, lo mismo que a su pareja y a los demás. ¡Lás-
tima! No tienen por qué gustarle. Ódielas, si quiere, y luche contra ellas. Pero acepte las circunstancias
que no puede cambiar en la actualidad sí, acéptelas, sin alterarse innecesariamente, para no empeo-
rar aún más las cosas.
2.5. DOS EN LA CARRETERA
Eso dice la TREC acerca de la aceptación. Jack y Jessamine se querían con locura, pero se peleaban como
demonios casi todos los fines de semana, cuando pasaban más tiempo juntos. Jack se negaba a aceptarse
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«tal como era», con sus pequeños ingresos de músico errante, su incapacidad para tocar el violín a la per-
fección y su depresión, debida a sus «grandes incapacidades».
Jessamine no podía entender que Jack se hundiera a sí mismo, porque ella pensaba que Jack era un hom-
bre de gran talento, además de la persona más agradable que había conocido jamás. Le molestaba enor-
memente que Jack se denigrara a sí mismo, pero, con ello, lo único que hacía era inducirle a que se flage-
lara aún más. Jack pensaba que no podría complacerla (como se debía), lo que le deprimía todavía más.
Tanto Jack como Jessamine estaban terriblemente deprimidos por la falta de oportunidades de la industria
musical, por sus dificultades económicas y por las decrépitas condiciones de su apartamento, ubicado en
un vecindario bastante deteriorado. Deseaban vender el piso y mudarse a un barrio mejor, pero el estado
del edificio y sus finanzas personales se lo impedían.
Al dice que, durante el tiempo en que Jack y Jessamine estuvieron recibiendo orientación matrimonial, se
aferraban extrañamente a sus propias exigencias, a pesar de ser dos personas inteligentes y educadas, que
habían comprendido con rapidez los principios de la aceptación de la TREC y que estaban de acuerdo en
que aquello les iba a beneficiar. Jack tenía que hacer mucho mejor aquello de aceptarse a sí mismo con
sus (enormemente exageradas) insuficiencias, y Jessamine despotricaba de vez en cuando del «idiota»
abatimiento de Jack. Por otra parte, colaboraban también, maldiciendo aquel «estúpido», e «imposible»
edificio y a la industria musical. Jack se deprimió aún más, y Jessamine se hizo más arisca. Y ambos au-
mentaron sus quejas y su baja tolerancia a la frustración. Parecían a punto de arrojar la toalla ante sí mis-
mos, ante el otro y ante el mundo.
Requirió unos cuantos meses de TREC (en lugar de lo habitual, unas pocas semanas) convencer, primero
a Jessamine y, un poco más tarde, a Jack de que su situación «tal como es» era mala, muy mala, pero que,
a pesar de todo, no era terrible ni desesperada. Jessamine hizo un verdadero esfuerzo para aceptar plena-
mente a Jack, con su abatimiento y su depresión, por muy «idiota» que le pareciera aquello. Y, al hacerlo,
le ayudó a él a darse cuenta de que eso era ciertamente malo, pero que no le impedía ser un hombre valio-
so y digno de ser amado. Ella también se dio cuenta de que, al criticarle por su comportamiento, no hacía
más que llevarle a que se sintiera más inepto y a que se odiara a sí mismo por «hacer» que ella se enfure-
ciera. Jessamine dejó de criticarle, y pasó a destacar exclusivamente sus rasgos positivos, particularmente
lo agradable de su personalidad. Jack se sorprendió tanto con el giro de ciento ochenta grados que dio
Jessamine al aceptarle «tal como era», que se esforzó como nunca lo había hecho (con el aliento continuo
de Jessamine y de Al) por aceptarse a sí mismo también, cosa que logró en gran medida. Dejó de culparse
por estar deprimido y, como resultado de ello, mejoró mucho en su depresión.
Al mismo tiempo, tanto Jack como Jessamine se esforzaron por acepar la descorazonadora realidad eco-
nómica de sus vidas «tal como era». Decidieron firmemente que verían la situación como fatal si las cosas
estuvieran realmente fatales y no hubiera posibilidad de cambiarlas, de momento. Después, pensaron en
algunas cosas que hacer los fines de semana que no les supusiera mucho gasto, como la de unirse a un
grupo excursionista. Con esto, no sólo se lo pasaban bien, sino que, además, se mantenían lejos de su
deteriorado apartamento y dejaban de discutir. Y, una vez reducidos los problemas emocionales que se
habían impuesto, disfrutaron nuevamente de la mutua compañía como hacía tiempo que no disfrutaban.
Los puntos de vista que sostiene acerca de sí mismo, de los demás y de las circunstancias de la vida no
están «todos en su cabeza»; lo que sí está en su cabeza son las creencias saboteadoras acerca de esos pun-
tos de vista, y usted puede hacer algo al respecto. En el siguiente ítem, estudiaremos más de cerca el reto
de aceptarse a sí mismo, a su pareja y a su realidad «tal como son».
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Terapia racional emotivo-conductual
Y Frank aceptaba a regañadientes. Pero, esta vez, se quedaba en la habitación. Entonces, Frances excla-
maba:
Si estás encima de mí, me pones nerviosa. Por favor, vete.
Pero él no se iba, y discutían, mientras Frances seguía al teléfono.
Para cuando colgaba el aparato, estaba llorando, y se€sentía herida y molesta por haberla «humillado»
así. Y el enfado de él se convertía en furia.
Utilizando la TREC, podemos trazar los potentes necesito, deberías de, tendrías que y habrías de absolu-
tos de Frank y de Frances:
Deberías y tendrías absolutos de Frances
1. Frank tendría que darme «libertad». Yo debería tener el control de mi propia vida. Me merezco, y
tengo que conseguir, más atenciones de las que obtengo.
2. ¡Frank tendría que respetarme!
3. ¡No puedo soportarlo! Yo debería tener libertad pana ser yo misma. ¡No debo seguir con Frank!
4. Si Frank me deja, me quedaré sola; y no debo estar sola. Por tanto, no puedo, no debo, dejarle, porque
no podría sobrevivir sin él.
5. Frank no debería comportarse del modo en que lo hace. Es un monstruo; y no debería serlo.
6. ¡Necesito una buena solución para este problema, y Frank debería hacer lo necesario! Yo no tendría
por qué pasar por esta situación. Si él se comportara mejor, como debería ser, haría las cosas a mi ma-
nera.
Deberías y tendrías absolutos de Frank
1. Yo debo tener, el control de Frances y de mi matrimonio. Me merezco, y tengo que conseguir, más
atenciones de las que obtengo.
2. ¡Frances tendría que respetarme!
3. No debo perder a Frances. Tengo que intimidarla para asegurarme de que seguirá conmigo. ¡Tiene que
obedecerme como una buena esposa, que es lo que debería ser!
4. ¡Frances no debe dejarme solo para que cuide de mí mismo, pues eso sería terrible! El hecho de que
ella siempre vuelva demuestra que mi intimidación funciona. De modo que, para conservarla, tengo
que seguir intimidándola. No puedo soportar ceder ante ella.
5. Frances no debería comportarse como lo hace, y es una esposa poco atenta y cariñosa; y eso no debe-
ría de ser.
6. ¡Necesito una buena solución para este problema, y Frances de debería hacer lo necesario! Yo no ten-
dría por qué pasar por esta situación, y si ella se comportara mejor como debería ser, haría las cosas a
mi manera.
Observemos brevemente los deberías y tendrías de arriba. En primer lugar, observe que en cada uno de
esos deberías y tendrías hay un quiero encubierto. Tanto Frank como Frances son racionales en tanto que
prefieren a su pareja antes que otra cosa.
En segundo lugar, cada uno de esos deberías y tendrías contradice la propia «realidad» de Frank y de
Frances. Al utilizar deberías y tendrías, sostienen que sus situaciones no deberían y no tendrían que ser
de la forma en que, indiscutiblemente, son. A cada una de sus preferencias ellos le añaden unas exigen-
cias. Ven equivocadamente sus preferencias y sus exigencias como lo mismo: «¡Dado que quiero esto
con tanta intensidad, esa debe ser la forma en que lo quiero!».
Tercero, cada uno de los deberías y tendrías de Frank y de Frances constituye una exigencia arrogante y
casi divina, que el otro debería y tendría que complacer mágicamente.
Si es usted como la mayoría de la gente, probablemente no estará del todo satisfecho con cómo va el
mundo. Y, si cree en Dios, sus deberías y tendrías absolutos le están diciendo probablemente a Dios que
Él o Ella está equivocado/a. Le está diciendo a Dios cómo debería disponerse el universo: ¡el universo
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Terapia racional emotivo-conductual
debe darle a usted exactamente lo que quiere! ¡Se debería hacer su voluntad, no la voluntad de Dios! Y,
aún cuando no sea religioso, puede que esté haciendo exigencias arrogantes sobre lo que debe ser.
También puede que utilice otras palabras para expresar sus deberías, sus tendrías y sus exigencias. Entre
estas palabras estarían haber de, necesitar y necesidad. En «realidad», no necesita absolutamente nada,
salvo en el sentido condicional del «si». Si va a conducir su automóvil, necesitará gasolina o gasóleo (¡a
menos que conduzca un automóvil eléctrico de energía solar!). No necesita en absoluto vivir, pero si
quiere vivir, tendrá que hacer algunas cosas, como comer y respirar. Es muy probable que muera en un
momento u otro, haga lo que haga. Así pues, los deberías y tendrías condicionales suelen ser sensatos y
realistas; pero los deberías absolutos, como «Sea como sea, debo tener un buen automóvil», no lo son.
«¡Bajo cualquier circunstancia y en todo momento debo hacerlo bien!» «¡Tengo que ser joven siempre!»
«El mundo debería funcionar de la forma que yo quiero!» Todos estos dogmas suelen llevar a serios pro-
blemas.
Frances quería (y exigía) más libertad de la que en realidad tenía. Por otra parte, Frank quería (y exigía)
una esposa obediente; algo que pensaba que no tenía. Ambos querían (y exigían) más «respeto» por parte
del otro del que en realidad tenían.
Frances quería libertad para decidir si seguir casada o no, pero tenía miedo de darse a sí misma esa elec-
ción. Con sus puntos de vista, no podía ser feliz ni yéndose ni quedándose. Si se iba, creía que no podría
sobrevivir. Si se quedaba, creía que sería siempre una desdichada. Se sentía atrapada, como si no tuviera
eleccién. Era plenamente consciente de la «trampa» en la que se encontraba, pero no se daba cuenta de
que era ella la que la estaba creando, al aterrorizarse con la idea de vivir sola.
Frank también exigía, tanto consciente como inconscientemente, una seguridad que, evidentemente, no
tenía: que Frances no le dejara jamás. También «necesitaba» y tampoco tenía, una seguridad de apoyo
emocional. Exigía que no se le debería, o no se le tendría, que pedir a él que cambiara o que pusiera fin a
su matrimonio, e insistía en que Frances no debía dejarle.
Cuestionémonos los deberías y tendrías de esta pareja. ¿Acaso debe la vida ajustarse a las exigencias de
Frank y Frances? ¿Acaso la realidad, debe ser de la forma en que ellos insisten que sea? No. ¡No encon-
tramos ninguna razón para ello! Las leyes de la naturaleza parece que operan de forma impersonal, sin
tener en cuenta lo que podamos querer o no, y sin tener en cuenta las exigencias de esta mujer o de aquel
hombre. «A todos les llega el tiempo y el contratiempo» (Eclesiastés).
La gravedad no tiene en cuenta lo que nosotros podamos querer. Será mejor que aceptemos sus leyes, en
vez de enfurecernos con ellas. Hemos aprendido a colaborar con la gravedad cuando caminamos por el
suelo, cuando volamos en aviones o cuando viajamos al espacio exterior; así como cuando nos sentamos a
la sombra de un frutal a finales de verano, como descubrió Newton con lo que le cayó en la cabeza. Hasta
el siglo XX, parecía seguro que la gravedad nos iba a impedir volar; ¡pero haciendo experimentos y prue-
bas, hemos hecho progresos increíbles!
De igual modo, haciendo experimentos y pruebas, podemos aprender a trabajar con la «naturaleza huma-
na» para resolver problemas de comunicación previamente «irresolubles». Podemos mejorar nuestras
relaciones trabajando con la conducta humana, dejando de lado nuestras exigencias y aferrándonos a
nuestras preferencias. Entonces, podremos cambiar experimentalmente nuestras experiencias y conversar
mejor entre nosotros.
A Frank, como se puede ver en su carta del ítem 2, le resultaba difícil distinguir entre la «realidad», y sus
exigencias para que las cosas se conformaran a sus deseos. Mucha gente tiene esta dificultad y, cuando
por fin ven la diferencia, se lo aplican también a otras situaciones importantes de su vida. Como profesor,
sus alumnos le temían en otro tiempo. En la actualidad, después de utilizar la TREC para dejar de lado las
exigencias de que tenía que comportarse de determinada manera, disfruta de sus alumnos y les invita para
que le visiten en su despacho. En vez de evitarle, los alumnos le buscan ahora; ¡se ha convertido en un
profesor muy popular!
Otro ejemplo 1o tenemos en el campo de trabajo de Frank. Cuando bajaba al sótano y contemplaba todos
sus proyectos inacabados, solía deprimirse. Se sentía abrumado con tantas cosas como tenía que hacer, y
le horrorizaba la idea de no poder llevarlo todo a término. En la actualidad, cuando baja aI sótano, piensa:
-¡Qué suerte tengo! Siempre tengo algo interesante que hacer.
¿En qué consistía la diferencia? Según Frank, «la directriz 1 es mucho más amplia que el mero hecho de
aceptar al otro "tal como es". En realidad, supone aceptar a la gente, las cosas y las situaciones "tal como
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Terapia racional emotivo-conductual
son". Cuando acepté el problema de todos esos proyectos inacabados, me di cuenta de que, si los hubiera
concluido todos, posiblemente me sentiría aburrido de la vida. No habría nada por lo que esforzarse. Aho-
ra, sin embargo, siempre tengo algo agradable que hacer».
Frank amplió sus crecientes aplicaciones de la directriz 1 a sus desacuerdos con los demás. Solía enfadar-
se ante las diferencias y los desencuentros porque pensaba que los demás tenían que ser muy «estúpidos»
para no darse cuenta de que, «obviamente», él tenía razón. Ahora, Frank les ofrecía el placer de aprender
y de crecer, un reto que explorar y resolver. «Me encantan los retos», afirma.
en contra de lo que afirmaba. Quizás lo que quería decir era que no quería aguantarlo más, y que estaba
dispuesta a romper con Frank. Su «realidad» era su disgusto. Cuando se disgustaba, el debería de Frances
(«Frank no debería de disgustarme») negaba su «realidad»: ¡que Frank la estaba disgustando!
Esta paradoja, la de tomar lo que no debería existir pero existe, confunde porque, normalmente, no nos
damos cuenta de ella. Con frecuencia, nos presentamos nuestros deberías como si fueran una realidad
absoluta. Estamos convencidos de que es obvio que Lo Que Está Sucediendo (LQES), no debería existir,
y que Lo Que Debería Suceder (LQDS), debería existir. No nos damos cuenta del conflicto entre LQES,
lo que está sucediendo, y LQDS, lo que debería suceder. LQDS no es obviamente, LQES. Por tanto, ese
debería que vemos como «evidente en sí mismo» es, en su mayor parte, una ficción; y, en un sentido
«real», ¡no existe en modo alguno! Nuestras preferencias (y las preferencias de Frances) existen como
preferencias, pero nuestros deberías absolutos (al igual que los de Frances) son refutados por la «reali-
dad».
Por tanto, su debería niega, al mismo tiempo y de una sola vez, esa realidad que afirma y reconoce. ¡Y
esta locura también se puede ver en los deberías de Frank!
¿Acaso el señor y la señora Jones se aceptaban uno a otro cuando sostenían un desacuerdo real y sin re-
solver? Estamos convencidos de que sí. Consiguieron uno de los principales objetivos de este texto: de-
mostrarle cómo se pueden aceptar plenamente (¡y sin culpar!) los desacuerdos de los demás, y cómo se
puede disfrutar de verdad de la mayor parte de las diferencias que tenemos con los demás.
3.5. «NO SOY YO EL QUE ESTÁ EQUIVOCADO, SINO TÚ!»
Cuanto más enseñamos a nuestros numerosos clientes (por no mencionar amigos y familiares) a utilizar la
TREC para aliviar sus problemas, más nos encontramos con que la primera exigencia de la gente es que
su percepción o su concepto de la «realidad» no debe estar equivocado o ser inconsecuente. Así, quizás
decidan que lo «correcto» es ser honesto con los demás y no permitirse ni la más pequeña «mentirijilla».
Le dirán a su hija que estarán fuera por poco tiempo, para que no se disguste con la verdad, que es que en
realidad van a estar fuera bastante tiempo. Más tarde, se fustigarán despiadadamente a sí mismos porque
deberían haber dicho toda la verdad a la niña. Insisten en que siempre, en todo momento, han de ser «co-
rrectos» y «veraces», aún cuando a veces no lo sean.
Un dilema habitual en las parejas es pensar: «Dado que mi pareja se ha casado (o vive) conmigo, y dado
que se supone que me ama y me comprende, debería darse cuenta de que tengo razón y debería estar de
acuerdo conmigo». ¡Vaga esperanza! Su pareja puede amarle de verdad y respetarle pero, siendo de un
sexo diferente, habiendo vivido experiencias diferentes y siendo única en distintos aspectos innatos, es
muy probable que vea las cosas de otra manera.
Zack, uno de los clientes de Al, era un verdadero feminista, que creía que los hombres no eran mejores
que las mujeres y que las mujeres deberían tener los mismos derechos que los hombres.
Pero él seguía creyendo que su mujer, Dora, estaba obligada a darle la razón en cuestiones importantes. Él
la quería, .y creía que, a cambio, ella debería «demostrarle» su amor estando de acuerdo con él. Le de-
mostré que la estaba discriminando con su punto de vista porque, si de verdad ambos eran iguales, él ten-
dría que estar de acuerdo con ella en cuestiones importantes, lo cual obviamente, no ocurría.
Zack se dio cuenta de que, en su relación matrimonial con Dora, resultaba enormemente preferible, pero
no obligatorio estar de acuerdo en temas importantes. No importa cuánta «razón» tuviera acerca de cual-
quier tema, Dora no tenía por qué darse cuenta de su «razón». En cuanto ambos aceptaron sus desacuer-
dos, aun cuando pensaran que el otro estaba «equivocado», descubrieron que la relación se había hecho
mucho más agradable. [AE]
3.6. LA COMUNICACIÓN
¿Qué es la comunicación? Por decirlo de un modo sencillo, es el envío y la recepción de información o de
mensajes. Concretamente, cuando usted se comunica, lo primero que busca es influir en otras personas a
través de la palabra y de otras formas de discurso. En segundo lugar usted intenta inducirles a que le es-
cuchen, a que le respondan, a que estén de acuerdo con usted y a que hagan, en mayor o menor medida, lo
que a usted le gustaría que hicieran.
¿Qué es lo que usted pretende cuando se comunica? Seamos sinceros: principalmente, influir en los de-
más para que le den más de lo que usted quiere, y menos de lo que no quiere. Pero seamos también prác-
ticos y diferenciemos claramente entre influir en los demás para que vean las cosas a su manera, y exigir
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Terapia racional emotivo-conductual
que tienen que hacer lo que usted desea. Puede querer muchas cosas: atención, aprobación, amor, sexo,
dinero, amistad, compañerismo, intimidad y mucho más. ¡Incluso puede querer una comunicación mejor!
La Terapia racional emotivo-conductual le enseña a comunicarse mostrándole cómo llevar sus querencias
y sus preferencias, y evitando elevarlas al rango de exigencias y compulsiones. Cuando exige algo, usted
recurre a la «DEBERmanía», por cuanto (1) insiste en que las personas o las cosas deben ser del modo
que usted quiere que sean; y (2) ¡se enfada cuando sus exigencias no se cumplen como se deberían cum-
plir! Quizás exprese sus exigencias abierta o directamente: «¡Deberías darme eso!¡No deberías privarme
de ello!» O quizás las exprese de forma más sutil e indirecta, como cuando se le indica a los demás que
uno se siente herido, molesto o deprimido cuando se ignoran sus deberías y sus exigencias.
Se liberará emocionalmente y se comunicará mejor cuando admita honestamente que está intentando
obligar a los demás para que vean y hagan las cosas a su manera. Y se liberará aun más cuando renuncie
a sus exigencias y deje de intentar obligar a los demás a que hagan lo que usted quiere que hagan. Enton-
ces, usted se comunicará de verdad.
Frances y Frank no se comunican a la perfección, pero ahora disfrutan de sus diferencias, que resuelven
ya normalmente de forma fácil y rápida. No siempre, pero con mucha más frecuencia que antes, Frank
descubre la forma de aceptar plenamente a la gente, las cosas y las situaciones «tal como son».
3.7. PROBLEMAS PRÁCTICOS Y PROBLEMAS EMOCIONALES
Al igual que Frank y Frances, que Thelma y Sol, que Zack y Dora, y otras muchas personas, usted suele
tener dos clases de problemas básicos: problemas prácticos y problemas emocionales. Su problema prác-
tico consiste en cómo conseguir lo que quiere. Su problema emocional consiste en cómo evitar disgustar-
se cuando no consigue lo que quiere.
Descubrirá que esta diferencia entre problemas prácticos y problemas emocionales es enormemente útil
cuando aplique la TREC en su vida.
Su problema emocional la exigencia de que debe tener una buena comunicación va a sabotear la reso-
lución de su problema práctico cómo comunicarse bien con los demás. Y lo que es más, esta exigencia
va a convertirse en un obstáculo para la resolución de otros problemas prácticos. Pero, además, su «de-
bermanía», va a añadir otro problema al problema práctico que ya tenía, ¡obsequiándole con dos proble-
mas por el precio de uno!
Si se siente perturbado porque no consigue el tipo de comunicación que quiere, va a generar un problema
emocional acerca de la comunicación. ¿Y qué genera este trastorno? ¡Su exigencia compulsiva de que
debe tener una comunicación «aceptable»!
Cuando sea capaz de renunciar a estas exigencias absolutas y de aceptar la realidad y sus propias limita-
ciones, las de su pareja y las de las circunstancias de la vida, creará un fundamento sólido para la buena
comunicación que desea. ¡La debermanía con la comunicación es muy probable que resulte en una mala
comunicación constante!
Estamos convencidos de que puede mejorar mucho su comunicación y sus relaciones si aprende a utilizar
las siete directrices para una buena relación. Le hablaremos de ellas en el próximo ítem.
De camino hacia el campo de béisbol, Hunter vio un puesto de comida y dejó a Michelle para ir a com-
prarse un perrito caliente. Mientras tanto, ella encontró un lugar para sentarse en la hierba y durante la
espera, se le acercó una amiga. Ésta tenía el cuello agarrotado, y Michelle se ofreció para hacerle un ma-
saje, mientras esperaba el regreso de Hunter.
Michelle siguió masajeando el cuello de su amiga durante unos minutos más, después de que Hunter se
uniera a ellas en la hierba, y Hunter se enfadó con ella, por haber «roto su promesa». Se sentía traiciona-
do, y le dio un ultimátum: si ella no iba ser capaz de «hacer las cosas juntos», hasta final de mes, la deja-
ría. Para Hunter, no había diferencias que compartir. En lo que a él concernía, Michelle «no tenía punto
de vista», en el conflicto. La brecha entre el «acuerdo» de ella y su «traición» era demasiado grande, se-
gún Hunter, y discutiría sobre ello y posiblemente lo utilizaría para justificar el abandono de la relación.
La percepción de Hunter sobre los motivos de Michelle ilustra su ofuscación en aquel momento. En su
cabeza, tenía toda la razón, y Michelle estaba completamente equivocada. Él era la «víctima» de la ruptu-
ra del acuerdo con Michelle. Sólo había un modo de ver la situación: el suyo. No exploró cuál podía ser el
punto de vista de Michelle porque, «obviamente» no tenía un punto de vista válido que mereciera ser
explorado. Y Michelle se dio cuenta de que no tenía «derecho» a tener su propio punto de vista, si éste
difería del de Hunter, y pasaron por esta situación con una gran carga de dolor emocional sin resolver.
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Terapia racional emotivo-conductual
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Terapia racional emotivo-conductual
cho menos frecuentes y menos intensas. No necesito que él cambie; en lugar de eso, intento ver el
por qué no estamos experimentando la felicidad y la alegría que sé que es posible en nuestra rela-
ción.
La directriz 4, compartir las diferencias con la intención de salir ganando los dos, me ha resultado
muy difícil, así como a Hunter. En este momento, vemos las exigencias a las que recurrimos
cuando no nos ponemos de acuerdo; y resulta verdaderamente útil darse cuenta de ellas. Pero to-
davía no hemos encontrado la forma de compartir nuestras diferencias y de buscar gustosamente
una tercera posición en la que salgamos ganando los dos y nos evite disgustos.
Hace poco, la última vez que discutimos, pensé que había dado un paso adelante en mi manera de
entender la directriz 4 (compartir las diferencias con la intención de salir ganando los dos), y me
puse a escribir sobre ello. Sin embargo, cuando estaba a punto de acabar de contar mi historia, me
di cuenta de repente de que la posición de Hunter tenía cierta validez. Me había estado aferrando
a mi posición, apoyada en gran medida por el mundo exterior, y eso era lo que me había impedido
comprender empáticamente la posición de Hunter y, en definitiva, superar nuestras diferencias. El
viento había dejado de soplar en mis velas, por decirlo así, mientras escribía mi historia, y ya no
era capaz de terminarla. Me di cuenta de mi necesidad de tener razón. Con el tiempo, seré capaz
de superar este problema.
Para mí, las siete directrices son una obra de arte en lo que respecta a las relaciones. Cada una de
ellas es un paso adelante, un acercamiento concreto, que se puede aplicar activamente en la mayo-
ría de las relaciones. Pero la directriz 7 convierte lo que quieres en un objetivo futuro, creo que es
la «flor y nata» del asunto. Es la que hace factibles a todas las demás, porque tiene en cuenta to-
dos los errores humanos que sin duda voy a cometer (y cometo constantemente) en mi vida. Para
mí, sigue siendo un enorme reto establecer un objetivo a partir de esas situaciones que no son
como a mí me gustaría que fueran. Sin embargo, este enfoque parece que hace la vida más diver-
tida y menos enervante, algo que me gustaría experimentar con más asiduidad. Sigo viendo las
barreras como un factor negativo, en vez de cómo un estímulo para alcanzar la meta. El día en
que sienta una barrera en mi vida como un reto para alcanzar una nueva meta, me sentiré como si
me hubiera «licenciado». Quiero utilizar la directriz 7 concienzudamente, del mismo modo que
utilizo las otras seis directrices.
La lectura del borrador de este texto me ha proporcionado cierta sensación de confort, durante es-
te tiempo de gran agitación en mi vida. Es la sensación de tener una opción, que me llega con tan-
ta fuerza a través de sus palabras. Y eso me resulta muy reconfortante. [Michelle]
Desde que escribió esta carta, Michelle ha hecho considerables avances en cuanto a aceptar su derecho a
ser ella misma y no ponerse por debajo. Sin embargo, sigue teniendo dificultades a la hora de compartir
los cuanto a aceptar su derecho a ser ella misma y no ponerse por debajo. Sin embargo, sigue teniendo
dificultades a la hora de compartir los desacuerdos con Hunter. Más adelante, veremos con más deteni-
miento las dificultades que parecen tener muchas personas para compartir sus desacuerdos.
¿Recuerda usted el cuento de la princesa y de la rana? Cuando la princesa besó a la rana, se rompió el
hechizo «mágico», que aprisionaba a alguien bajo la forma de una rana. Y, al quedar en libertad, resultó
ser un hermoso Príncipe Azul.
La mayoría de las personas parece «atrapada» bajo un papel que no es «realmente» el suyo. Metafórica-
mente hablando, somos ranas –o Bellas Durmientes–, a la espera de alguien nos libere con su magia.
Estas siete directrices no son tan fáciles de seguir como dar un beso, pero funcionan, ¡si usted las hace
funcionar! Le permitirán convertirse en un ser humano más integral, y podrá cambiar tanto la visión que
tiene de su pareja como la suya propia; casi hasta convertirle en un príncipe o una princesa. Hasta que no
ponga en práctica las siete directrices, le va a costar creer que funcionan de verdad.
Volvamos a Frank, que estaba enfadado con Frances porque «perdía demasiado tiempo hablando por
teléfono». Tiempo después, escribió:
En lo concerniente al concepto de la rana y la princesa, mi vida con Frances ha cambiado drásti-
camente para mejor, pero nos llevó algún tiempo. Y yo atribuiría esta mejoría a las conversacio-
nes mantenidas contigo, Ted, acerca de las siete directrices, y al hecho de haberlas aplicado a mí
mismo. Lógicamente, yo era incapaz de aplicarlas a la perfección, pero no dejé de intentarlo. Al
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Terapia racional emotivo-conductual
principio, no obtenía más que pequeños resultados en mi relación con Frances. Después, empecé
a cambiar en otras cosas también. Al pensar en Frances de forma diferente, hice un gran cambio
en cuanto a cómo me sentía yo mismo y respecto al mundo que me rodeaba. Frances comenzó a
responder de forma más positiva, y eso me llevó a una mejora creciente. Hay veces en que me
gustaría poder explicar este método de la TREC a otras personas. Normalmente, no disponen de
tiempo para charlar de ello pero, si escucharan, sin duda les sería de gran ayuda. Frank]
Cuando Frank escribió esta carta, había llegado ya a la directriz 4. Recuerde que Frances se sentía desgra-
ciada en su matrimonio. La mayoría de sus amigas le urgían a que se divorciara de Frank porque, según
creían, Frank nunca cambiaría. Frances estaba de acuerdo en que él nunca cambiaría, y en que terminaría
dejándolo cuando estuviera «preparada». Desde que Frank comenzó a trabajar con las siete directrices,
aunque quedan problemas residuales en su matrimonio, Frances ya no considera la posibilidad del divor-
cio. Aun cuando Frank no ha completado todavía la exploración de las directrices 5, 6 y 7, ¡Frances vuel-
ve a estar enamorada de él!
Cuando Hunter y Michelle aún eran novios, ésta oyó hablar de cómo Frank había mejorado su matrimo-
nio. Michelle se comprometió a poner en práctica las siete directrices, aun cuando Hunter no se decidiera
a hacer lo mismo. Al final, tanto la mujer de Frank, Frances, como Hunter se decidieron a probar las di-
rectrices, al menos en algún momento.
Veamos más de cerca lo que hizo Frank para cambiar su matrimonio con Frances de una forma tan pro-
funda.
En primer lugar, Frank se enteró de algo que Ted ya tenía: una esposa comprensiva (algo que le daba
mucha envidia). Ted le contó que ella se había hecho mucho más comprensiva después de que ambos
pusieran en práctica las directrices. Frank se decidió a aprenderlas y seguirlas. En segundo lugar, Frank
estableció un riguroso plan para aprenderse las directrices de una en una, empezando con la número l.
Tercero, hablaba con Ted una vez cada dos semanas para contarle sus progresos.
Frank no tardó en encontrarse con problemas, en cuanto intentó adoptar la directriz 1. Se enfadaba con
Frances, y no la aceptaba «como es» cuando hacía algo que, ciertamente, a él no le gustaba. Después, se
recriminaba a sí mismo su fracaso, por no aceptarla «como es», por lo que se deprimía y se desesperanza-
ba. Obviamente, tampoco se aceptaba a sí mismo «tal como es». Sin embargo, a pesar de sus «fracasos»,
Frances comentó que los enfados de Frank habían disminuido.
Intentando seguir la directriz l, Frank descubrió que sus deberías y sus tendrías eran exigencias, y que sus
exigencias también estaban compuestas de deberías y tendrías. Estaba exigiendo que Frances debía y
tenía que amoldarse a sus deseos. De este modo, la convertía a ella en una extensión de sí mismo, en vez
de dejarla ser ella misma. Pero, pensando en ello, ¡Frank se dio cuenta de que él la amaba por ser ella
misma! Fue entonces cuando decidió que no quería que se amoldara a sus exigencias. Quería que fuera
ella la que se decidiera a cambiar algunas cosas de su comportamiento por su propio crecimiento, y no
como respuesta a sus exigencias. Y empezó a admirar de verdad su empeño en hacerle frente a él y en
resistirse a sus exigencias.
Tiempo después, Frank se dio cuenta de que sus exigencias (sus deberías y sus tendrías) no se correspon-
dían con la realidad. Frances era Frances. Ella era ella misma, y no lo que él le exigía que fuera. Cuando
se dio cuenta de ello y la vio a la luz de la directriz 1 (aceptar a tu pareja «tal como es», sin culpar), se
percató de que un buen ingeniero de comunicaciones acepta la realidad social (al igual que la física) para
resolver los problemas su matrimonio. De manera que lo primero que hizo Frank para mejorar su matri-
monio fue aceptar a Frances «tal como es», sin culparla. También se dio cuenta de que la directriz 1 es
fundamental para el resto de directrices de comunicación y relación. Al aceptar a Frances «como es», y a
sí mismo «como es», descubrió que todas las demás directrices eran mucho más fáciles de aplicar.
Michelle tuvo una experiencia similar al utilizar la directriz 1 con Hunter. Pensó que había comprendido
esta directriz y que la había llegado a dominar lo suficiente como para poner en marcha otras directrices.
Pero se dio cuenta de que tenía que volver una y otra vez a la directriz 1 con el fin de interiorizarla bien.
A Michelle le resultaba especialmente difícil aplicarla cuando Hunter no la aceptaba a ella «tal como es».
Estaba convencida de que él debía y tenía que aceptarla «siempre» «tal como es».
¿Por qué insistió Michelle una y otra vez en aceptar a Hunter «tal como eso»? Porque se sentía mucho
mejor consigo misma, y estaba encantada con los resultados a los que llegaba haciendo las cosas así. Se
hizo más optimista respecto a las posibilidades de cambio en su relación, y se dio cuenta de que Hunter
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Terapia racional emotivo-conductual
cambiaba cuando ella cambiaba. Con anterioridad, se había cargado con la doble tarea de tener que con-
trolar a Hunter y tener que controlarse a sí misma. Ahora, sólo tenía que controlarse a sí misma. Hasta el
momento, Hunter no se ha decidido a utilizar de forma constante las siete directrices, pero sí que ha acep-
tado memorizarlas y que Michelle se las lea.
Observe que, en estas dos parejas de las que estamos hablando, sólo uno de sus miembros se comprome-
tió a seguir las directrices; pero el otro también mejoró, así como la relación.
Usted también puede beneficiarse con el uso de las directrices, incluso con un uso parcial. Claro está que
la comunicación será mucho mejor si tanto usted como su pareja deciden aplicarlas a la vez. La directriz 1
parece ser la más importante (aprender y practicar una aceptación no inculpadora de su pareja y de usted
mismo «tal como es», y es el fundamento de las otras seis directrices.
4.3. LAS PROBLEMAS DE CLARICE CON HARRY
Clarice era una maestra de 35 años que utilizaba bastante bien la TREC para tratar su ansiedad acerca del
trabajo y de los cursos de la escuela de posgraduado. Antes de la TREC, Clarice tenía que hacer las cosas
casi a la perfección en ambos campos, y se degradaba enormemente a sí misma ante el más mínimo fallo
que pudiera cometer. Después de un tiempo de TREC, fue capaz de aceptarse incondicionalmente si no
obtenía una buena nota en un curso importante, o si su director la criticaba por el alboroto de su clase. En
ambos casos, se sentía decepcionada con su comportamiento, pero no consigo misma. Esto se convirtió en
una importante victoria para ella, y demostraba que había integrado de verdad algunos de los principios
fundamentales de la TREC.
Después, Clarice quiso trabajar sus relaciones con Harry, su difícil promedio, del que dudaba respecto a la
idea de casarse. Harry a pesar de haber estado trabajando durante diez años como contable, no había aho-
rrado ni un solo céntimo. Le gustaba hacer apuestas y, en alguna ocasión, le había pedido dinero prestado
a Clarice.
Clarice utilizó la TREC para no enfadarse ni deprimirse por su relación con Harry, y mejoró considera-
blemente. De todas formas, la relación seguía siendo difícil, de modo que, cuando se enteró de que Al y
Ted estaban escribiendo un texto sobre directrices de comunicación, Clarice le pidió a Al que le enseñara
las siete directrices. Trabajó durante varias semanas con ellas, y empezó a enfadarse menos y a sentirse
menos deprimida por el comportamiento de Harry, si bien seguía estando decidida a romper la relación si
él no disminuía sus críticas hacia ella y dejaba de apostar. ¡Le iba a dar tres meses para que hiciera algo al
respecto, nada más!
Esto supuso un cambio notable en Clarice, puesto que, previamente, tenía una «necesidad extrema» del
amor de Harry. Pero ahora había sustituido esa necesidad por una fuerte preferencia... y una fuerte deter-
minación de romper con él si no llevaba a cabo un cambio significativo. ¡Estupendo! Sin embargo, como
señala Al, la historia no terminó aquí...
Le pregunté a Clarice en qué medida las siete directrices para una buena comunicación habían
contribuido a la disminución de sus enfados y de su depresión, y en su decidido enfrentamiento
con Harry. Ella dijo que las directrices le habían dado formas concretas para potenciar la TREC,
formas que le habían permitido desarrollar algunos de los principios fundamentales de la TREC.
¿De qué manera lo hicieron? le pregunté.
Bueno, en primer lugar utilicé la directriz 1 y acepté plenamente a Harry «tal como es» res-
pondió Clarice-. Se trata del mismo principio de la TREC, «Acepta incondicionalmente a los
demás». Más que nunca, me percaté del valor de esta idea, y trabajé específicamente en aceptar a
Harry, pero no en aceptar sus críticas (especialmente, las críticas que hacía de los demás, como en
el caso de mis padres) ni su tendencia a hacer apuestas.
De modo que aceptaste al pecador, pero no el pecado sugerí.
-Sí. Después, utilicé la directriz 2, para mostrarle aprecio a Harry con frecuencia. Valoré sus pun-
tos positivos, como su ambición y su constancia en el trabajo. Pensé que con ello seguía la línea
de la TREC de no generalizar en exceso y no etiquetar. Harry era excesivamente crítico y aposta-
ba de forma imprudente, pero ésas no eran sus únicas conductas. También tenía puntos positivos;
algo que no sólo veía, sino que intentaba resaltar. Me obligué (algo que Pocas veces había hecho
antes) a decirle, sin mostrar el más mínimo enfado, lo que pensaba de su afición a las apuestas,
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que era algo estúpido y destructivo. Pero también le dejé claro que él no era un estúpido. Utili-
zando la TREC, me negué a generalizar de nuevo.
-¿Y qué tal te fue con la directriz 4, «compartir las diferencias, e intentar que los dos salgan ga-
nando»? -le pregunté.
-No estoy segura, pero creo que lo hice lo mejor que pude. No quería hacerle daño a Harry, pero
pensé que, si me mostraba firme e insistía en que dejara de apostar, no sólo resultaría beneficiada
yo, sino también él. De manera que, en cierto modo, sería una posición en la que los dos saldría-
mos ganando. Al menos, no le condenaba por apostar. Simplemente, intenté hacerlo lo mejor que
pude.
-¿Fuiste capaz de poner en práctica la directriz 5, «apoya los objetivos, las metas y los empeños
de tu pareja»? -le pregunté.
-No -dijo Clarice. Habría perdido mi «integridad», el respeto por mí misma, si hubiera dado
apoyo a los objetivos de Harry acerca de las apuestas. De modo que insistí en que dejara de apos-
tar. Pero no le degradaba por ello. Utilicé una vez más la aceptación incondicional de los demás
de la TREC, y lo acepté a él, pero no iba a aceptar su afición a las apuestas. No me enfadaba con
él; simplemente, me mostraba firme con el tema de las apuestas.
-¿Utilizaste la directriz 6, «concederle a tu pareja el derecho a equivocarse»?
-Sí, lo utilicé en principio para dejar que Harry fuera como era, si seguía insistiendo en hacer
apuestas, pero no conmigo como esposa. Seguiría siendo su amiga, y nunca, nunca lo condenaría
por ello. Me parece que esto sigue siendo la aceptación incondicional del otro de la que se habla
en la TREC, aun cuando supusiera perderle y no conseguir que dejara de apostar.
Clarice se aferraba a la aceptación incondicional de los demás (AID) y a la aceptación incondi-
cional de uno mismo (AIUM), pero seguía manteniendo: su integridad, y también seguía básica-
mente las directrices.
-¿Y qué hay de la directriz 7, «si no consigues lo que quieres, considéralo como una meta que al-
canzar más adelante»?
-Mis metas son conseguir que Harry sea menos crítico y que deje de apostar. Si no las alcanzo
ahora, intentaré alcanzarlas más adelante. Si nunca llegara a alcanzarlas con Harry seguiría inten-
tándolo con otra pareja más adecuada. Esto, así 1o creo, sigue el principio de la TREC de tener
una alta tolerancia a la frustración, de no ver como terrible el hecho de no poder conseguir algo
ahora, y de trabajar con determinación para conseguirlo más adelante.
-¡Correcto! -concluí-. Parece que estás utilizando las siete directrices y, al mismo tiempo, estás
siguiendo algunos de los principios fundamentales de la TREC. ¡Buena suerte!
En realidad, Clarice tuvo mala suerte. Harry siguió cayendo en su fuerte tendencia a las apuestas
y ella rompió su compromiso. Pero lo hizo sin caer en la ira ni en la depresión. [AE]
¡No obstante, las relaciones interpersonales rara vez son sencillas! Ted ofrece una perspectiva diferente de
la situación de Clarice:
Clarice no tenía clara la directriz 4. Su posición de «ganar los dos, era la de si Harry hace lo que
quiero, entonces ganaremos los dos. Un «si-entonces» no es lo mismo que un «ganar los dos». Un
si-entonces puede ser una victoria para Clarice, pero podría ser conformidad por parte de Harry.
El «ganar los dos», tiene lugar cuando los dos lo experimentan como una victoria. En el diálogo
entre Al y Clarice no se menciona exploración alguna sobre la postura de Harry respecto a lo
planteado por ella. En efecto, lo que hizo Clarice fue afianzar su propia postura como un ultimá-
tum para que Harry dejara de apostar, o de lo contrario no se casaría con é1. No existe atisbo al-
guno de que se intercambiaran las diferencias acerca de la cuestión. Así pues, Clarice no utilizó
de forma completa y eficaz la directriz 4, a pesar de sus buenas intenciones.
Volvimos a redactar la directriz 4 para que incluyera un «comparta y explore», dado que la mayo-
ría de la gente, como Clarice, parece confundir aserción (afirmarse) con compartir, e ignora por
completo la exploración. Sería valioso que la gente incluyera el compartir como aserción, y que
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Terapia racional emotivo-conductual
explorara también la postura del otro. «Dado que no estoy de acuerdo contigo, ¿podrías hacerme
el favor de contarme más acerca de tu postura?»
Si usted desea honestamente comunicarse con los demás, querrá saber por qué los demás creen o
piensan del modo que lo hacen. ¿Qué experiencias les llevan a esas conclusiones? ¿Qué creencias
u opiniones conflictivas tienen? ¿Cuáles son sus conflictos en lo referente a las creencias que sos-
tienen?
Existe todo un mundo por descubrir si usted se decide a explorar la postura de su pareja acerca de
la cuestión. ¿Cómo fue que Harry empezó a apostar? ¿Qué significa para Harry el hecho de apos-
tar? ¿Cuál es la historia de Harry? ¿Exploró Clarice estas cuestiones con Harry? Parece ser que
no. Cuando nos introducimos en la historia de otra persona pera explorar, nos encontramos casi
siempre con algo en común que nos ofrece la posibilidad de movernos hacia un «ganar los dos».
Y aún resulta más fácil y divertido cuando la exploración es una actividad de intercambio mutuo.
Clarice tomó su decisión, pero su historia podría haber terminado de otra forma si hubiera utiliza-
do la directriz 4 con más eficacia. [TC]
Vamos a ver ahora con más detalle cada una de las siete directrices, comenzando con el siguiente punto.
5. EL COMPROMISO EN LA CONSECUCIÓN
DE SUS OBJETIVOS
El compromiso proporciona persistencia en el movimiento hacia una meta. Ésta es nuestra sugerencia
para su compromiso, cuando trabaje con las siete directrices para una relación mejor:
Opte por poner en práctica las siete directrices como un compromiso unilateral, sin tener en
cuenta si su pareja las pone en práctica a su vez o no. Si no tiene éxito, intente descubrir qué
error puede haber cometido. También puede haber algo importante que aprender acerca de su
manera de hablar o de escuchar.
No conocemos a nadie que sea perfecto en el uso de las siete directrices, ni siquiera nosotros. Hace falta
compromiso para superar el desánimo cuando las cosas no parecen «funcionar» bien. Por eso es bueno el
compromiso. Pero, ¿por qué un compromiso unilateral? Porque le va a liberar de la importante dependencia
emocional de su pareja: que pueda tener usted, para sobrevivir por sí mismo. Si le pide a su pareja que
«comparta» con usted la práctica de las siete directrices, puede utilizarlo como justificación o como excusa
para dejar de practicarlas. Dado que es probable que ninguno de ustedes sea perfecto en la realización de las
siete directrices, habrá momentos en que uno, otro o ambos, tengan la sensación de que el otro no las está
siguiendo. Entonces, probablemente no tendrá importancia quién dejó de utilizarlas primero. Cuando deje de
practicarlas, su pareja puede justificar en esto su decisión de abandonar también su compromiso. El com-
promiso unilateral puede hacerle superar los momentos de desánimo, además de liberar al otro de culpas por
no poner su parte. Es un compromiso personal, y no precisa de ningún tipo de equidad.
Ted se sentía desanimado con frecuencia, cuando pensaba que Jolanta no seguía una o más de las siete
directrices.
Entonces, me acordaba de mi compromiso unilateral y optaba por reconectar con ella sin culparla. Con el
tiempo, Jolanta optó también por reconectar conmigo sin culparme. Nuestra relación iba sanando, en vez
de convertirse en un círculo vicioso. Mi compromiso unilateral nos vino muy bien.
Aquí sería oportuno citar a Thomas Edison: «Mucha gente pierde su oportunidad porque las oportunida-
des se visten con traje de faena y tienen el aspecto de trabajo». Lo que me parece a mí es que hay una
interminable secuencia de oportunidades que, cuando se aceptan, suelen resultar agradables. Mi matrimo-
nio con Jolanta suele resultarme agradable, al igual que mi aventura por aprender a crear la vida que quie-
ro vivir. En una aventura suelen darse acontecimientos manejables que uno no desea o que, al principio,
no van bien. Ese contraste entre los acontecimientos que me gustan y los que no, es el que hace del viaje
una aventura. En efecto, he hecho del viaje mi objetivo.
Pero, si el viaje es mi objetivo, ¿en qué dirección quiero ir? ¿Cuál es, entonces, mi objetivo final? [TC]
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Terapia racional emotivo-conductual
Directriz 1
ACEPTE A SU PAREJA «TAL COMO ES»
Aceptar al otro «tal como es» depende en gran medida de la comunicación que tiene usted consigo mismo.
He aquí el punto de vista de Ted:
Jolanta trabajó sobre sí misma para aceptarme «tal como soy» cada vez que se sentía molesta
conmigo. Con el tiempo, consiguió reducir en gran medida el tiempo que le duraban los enfados,
desde una semana hasta más o menos una hora. También disminuyó la frecuencia de sus enfados.
Ahora, resultaba mucho más fácil vivir con ella, pero yo me sentía un tanto intranquilo con la po-
sibilidad de que se enfadara de repente en cualquier momento. Recientemente, las cosas aún han
ido a mejor. Jolanta decidió, en principio, aceptarme por completo «tal como soy», y ya no he
vuelto a tener esa sensación de intranquilidad. Con este cambio, la relación se ha hecho mucho
más agradable para los dos.
Antes de revisar este capítulo, fui a ver a Jodean y Saundy para ver cómo les iba. Ambos habían
estado en un antiguo Grupo de diferencias que yo había moderado, y ambos habían asistido a los
primeros pasos de las siete directrices. En aquella época, Joe tenía sentimientos ambivalentes,
contradictorios, acerca de casarse con Saundy pero al final, se decidió a casarse, cuando Saundy
empezó a interesarse por otro hombre. Le di a Joe la ayuda que necesitaba para tener éxito con
Saundy, y se casó con ella. Pero, poco después de la boda, me dijo en privado que había cometido
un error al casarse. Más tarde, llegó a la conclusión de que se había casado con Saundy por culpa
mía.
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Terapia racional emotivo-conductual
Con esta actitud mental, Joe le puso el matrimonio sumamente difícil a Saundy que pasó por un
infierno intentando complacerle. Joe estaba especialmente preocupado con la posibilidad de per-
der el dinero de su jubilación, debido a la manera que tenía Saundy de manejar la economía de la
casa. Saundy tuvo que firmar algunos documentos legales, con el fin de salvaguardar el dinero y
las inversiones de Joe. Pero aquello no fue suficiente para el sentido de la seguridad emocional de
Joe. Para él, nada parecía ir bien. Pero Saundy tenía una determinación fuerte y disciplinada, y
había aceptado su compromiso al casarse con Joe. Puso a prueba todo lo que se le ocurrió y todo
lo que encontró en los libros. Nada parecía funcionar. Al final, se dio por vencida, Y decidió dejar
que Joe hiciera lo que quisiera. Si él optaba por separarse de ella, lo apoyaría. Si decidía seguir
adelante, también lo apoyaría. Así pues, Joe se vio enfrentado a su propia ambivalencia.
Observe: cuando Saundy aceptó plenamente la ambivalencia de Jodean «tal como es», renunció
también a la exigencia subyacente de que tenía que salvar su matrimonio. Y al final resultó que
esta combinación de aceptación y de renuncia a salvar el matrimonio es lo que salvó el matrimo-
nio. Cuando Joe consiguió aclarar su confusión, se decidió a arriesgar su dinero con Saundy,
mientras ella estaba sacando su doctorado en Educación, dándole apoyo económico, así como
apoyo emocional en su matrimonio. Años después, Joe me telefoneó para darme las gracias por
mi papel al casarse con una persona tan maravillosa como Saundy. Joe no tiene reparos en reco-
nocer ante cualquier persona que, si no hubiera sido por mí, Saundy y él no se habrían casado. Ni
tampoco le incomoda decir que, posteriormente, me maldijo y que, en la actualidad, me está agra-
decido. Joe ama a Saundy. La inasistencia de la que hizo gala Saundy, y su compromiso, llevaron
finalmente a los dos a buen término. TC]
En este y en otros acápites, Ted ha mostrado cómo utiliza él las siete directrices para mejorar las rela-
ciones y la comunicación con su mujer, Jolanta, y con varios de sus amigos y colegas. Al ha mostrado
cómo enseña él las directrices a sus clientes de la TREC, y da muchos y buenos ejemplos de cómo fun-
cionan sus indicaciones.
En este capítulo, Al se extenderá sobre el uso de las directrices ilustrando importantes aspectos de su vida
personal con su pareja, Janet Wolfe, y con algunas de sus relaciones íntimas. He aquí su punto de vista
sobre el modo en que utilizaron él y Janet la directriz 1: acepte a su pareja «tal como es».
Janet y yo hemos vivido bien juntos durante 36 años, principalmente porque nos aceptamos uno a
otro «tal como somos». Tenemos muchos objetivos e intereses en común, en especial los objeti-
vos de la dirección del Instituto Albert Ellis, en Nueva York, y la preparación de filiales en Ingla-
terra, Europa, Asia, Australia, México y Canadá. ¡Pero diferimos en otros intereses y objetivos!
Así, a Janet le interesa el arte europeo y asiático, y ha terminado llenando nuestro apartamento
con antigüedades, pinturas, fotografías y otros objetos exóticos. A mí la decoración me gusta,
pero podría vivir fácilmente sin ella. Mis gustos se inclinan más por los muebles modernos, y mi
oficina, donde paso mucho de mi tiempo, está llena de ellos. Janet lee gran cantidad de libros de
ficción clásica en su tiempo libre, y yo me entrego casi compulsivamente a libros de no ficción y
a escribir. Janet sale, sola o con amigos, a cenas, espectáculos, óperas, cines, fiestas y otros asun-
tos; yo quizás lo haga una vez al año. Cuando no estoy de viaje para dar charlas y talleres, me
quedo en casa. Janet, aunque puede pasar muchas horas y muy productivas en soledad, es bastan-
te más sociable que yo. En estos y en otros muchos aspectos, somos muy diferentes. Sin embargo,
aunque con frecuencia no estamos de acuerdo en muchos aspectos de nuestras vidas, rara vez dis-
cutimos, peleamos o nos culpamos por el desacuerdo.
¿Por qué? Porque, desde principios de 1965, cuando empezamos a vivir juntos, aprendimos a
aceptarnos plenamente «tal como somos», con nuestras imperfecciones, errores y diferencias. No
es que nos gusten los agrados y desagrados del otro. ¡Difícilmente! Pero los aceptamos con tacto
y con corrección. ¡Al menos, normalmente! Así, seguimos estando bien juntos, y felices... ¡aun-
que no siempre de forma extática!
Directriz 2
MANIFIESTE SU APRECIO CON FRECUENCIA
Normalmente, esto es más fácil de hacer si acepta a su pareja «tal como es». En la actualidad, Mike y Liz
son una pareja que respira una marcada admiración mutua, pero no siempre fue así. Mike recuerda que
Liz le criticaba constantemente€, y le culpaba con frases como «Tú siempre...» y «Tú nunca...». A Liz le
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Terapia racional emotivo-conductual
encantaba organizar las vidas de los demás, las formas de hacer negocios o de resolver sus problemas. Y
Mike se resistía a que Liz le «organizara», la vida.
Liz coincide con Mike acerca de su experiencia antes de Ted:
Mis enfados estaban plagados de deberías, tendrías y hay qué. Así es como yo había vivido mi vi-
da. («No debes quedarte embarazada antes de casarte, tienes que ponerte un vestido cuando vayas
de compras al centro, y has de aprender a cocinar y a arreglar la casa.») Mike estaba poco dis-
puesto a admitir que tenía «deberías» o «tendrías», y yo era, debo decirlo, especialmente buena en
defender mis «deberías», y mis «tendrías». Después de todo, era así como se solía hacer el trabajo
en el mundo de los negocios, y ésa era la «cuota de miembro», por decirlo de algún modo, por
convertirse en una respetada empresaria.
Otra cosa que cambió en nuestro idioma fueron los absolutos: siempre, nunca, cada vez, todos,
todo -«Tú siempre...» En la actualidad, siempre nos hace decir «¿Siempre?». «Bueno, casi siem-
pre». Incluso, cuando utilizo los absolutos, me detengo a pensar y ver si es cierto, y a veces,
bueno, pocas veces lo es. Lo hermoso de vivir es detenerse a reflexionar en alguna de las tonterías
que digo, escribo, hago o pienso; ¡más que encogerse de vergüenza, celebrar los cambios y agra-
decer todo lo que me llevó y me impulsó a crecer. [Liz]
El comentario que le hizo Mike a Ted por teléfono acerca de Liz fue: «¿No es maravillosa?». Liz está
descubriendo la joya que tiene por marido. Se la ve impresionada, porque muchas personas le dicen que
les gusta, incluso les encanta, Mike.
Al nos cuenta cómo utilizan él y Janet la directriz 2: Manifieste su aprecio con frecuencia.
Janet me supera en este aspecto, porque manifiesta a menudo su aprecio por las cosas que hago,
tanto para mí como para los demás. No puedo decir que yo sea tan bueno como lo es ella en esto,
dado que estoy tan ocupado y tan preocupado que fallo en apreciar tantas cosas como Janet hace
por mí y por el Instituto. No obstante, creo que poco a poco voy mejorando en esta directriz. Janet
es excelente manifestando su aprecio a familiares, amigos y colegas. ¡Sí, y también conmigo! ¡Yo
estoy aprendiendo de ella cómo manifestar más mi aprecio!
Sin embargo, yo soy bastante bueno en no criticar. No es que carezca de una naturaleza criticona.
Encuentro «mal» montones de cosas del comportamiento de Janet, de mis amigos, de mis clientes
y de mis colegas. Pero casi siempre mantengo mi desagradable bocota cerrada, y rara vez le digo
a Janet o a algún otro algo. Reconozco que las críticas sabotean con frecuencia las relaciones hu-
manas. Así, cuando me pongo crítico, cosa que sucede bastante a menudo, no me permito expre-
sar mis sentimientos, utilizo enérgicamente la TREC pera cuestionarme a mí mismo, siento y me
desilusiono con las cosas que hacen los demás, pero rara vez me enfado con ellos. Janet es más
sincera y más crítica con la gente que yo, pero rara vez me habla mal de nadie. Con frecuencia,
discrepa de mis maneras y señala mis «errores». Pero lo expresa con brevedad, sin intensificarlo
ni prolongarlo. [AE]
Directriz 3
COMUNÍQUESE DESDE LA INTEGRIDAD
Trabajar desde la integridad es más fácil cuando uno acepta a su pareja «tal como es» y le expresa since-
ramente su aprecio. Cuando se trabaja desde la integridad, uno quizás se renga que enfrentar al autoenga-
ño, una característica común a todos los seres humanos. Dos de las parejas de las que hemos hablado en
este texto -Saundy y Jodean, Mike y Liz- descubrieron que se engañaban a sí mismos en sus propias
actitudes y formas de hablar.
Liz expresó así lo que aprendieron ella y Mike:
Otro cambio importante tanto para Mike como para mí tuvo que ver con la convicción de que no
podíamos cambiar; un autoengaño, puesto que sí que podíamos cambiar, como así quedó patente.
Al principio de nuestro matrimonio, si yo me quejaba del comportamiento de Mike, él decía:
-Bueno, soy así. No puedo cambiar.
Cuando aprendimos el «abc» de la TREC (acontecimiento activador, creencia y consecuencias)
se nos abrieron nuevas posibilidades para el crecimiento personal. Si yo puedo cambiar mis pen-
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Terapia racional emotivo-conductual
Directriz 4
COMPARTA Y EXPLORE LAS DIFERENCIAS CON SU PAREJA
Es posible llegar a una solución en la que salgan ganando los dos si usted acepta a su pareja «tal como
es», si comparten y exploran los desacuerdos, si expresan su aprecio con frecuencia y si se comunican
desde la integridad. Aquí, el problema estriba en compartir y explorar adecuadamente los desacuerdos.
Normalmente, los desacuerdos se discuten o evitan en mayor medida que se comparten. Esta directriz
funciona mejor si asume que su pareja tiene una postura que merece la pena considerar.
Lo que hace Ted con ese problema es dar por sentado que siempre tiene algo más que aprender acerca de
la comunicación y acerca de compartir adecuadamente las diferencias y los desacuerdos.
Liz lo expresó del siguiente modo:
Cuando comenzamos a trabajar con la SDA (Secuencia de discusión alternativa) en nuestro gru-
po, pensé: «¡Me gusta porque tiene reglas¡». (Pero ni por un instante se me ocurrió pensar que
Mike y yo fuéramos a discutir sobre quién tenía las reglas correctas.) El protocolo me atraía por-
que se me aseguraba que (1) tendría la ocasión de exponer mi parte de la historia y (2) él tendría
que encontrar algo en mi postura con lo que estar de acuerdo. ¡Al menos, yo tendría razón por un
instante, y él tendría que estar de acuerdo conmigo! Sin embargo, también significaba que yo ten-
dría que hacer lo mismo con Mike. Con anterioridad, se me había dado bastante bien el que me
diera la razón a regañadientes ¡dado que ahora iba a ser él el que determinara si le había escucha-
do bien o no, yo tenía que empezar a jugar limpio (¡maldición!). [Liz]
Mike aborda el problema preguntándole a Liz: «¿Quieres tener razón o quieres que se te comprenda?»:
Normalmente, Mike hace una concienzuda labor de comprensión con el otro, lo que es un extraño don.
Una buena comprensión por parte del receptor es algo que, normalmente, el emisor experimenta como un
regalo cargado de cariño.
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Terapia racional emotivo-conductual
Saundy aprendió con la SDA que el mensaje que se recibe no es, habitualmente, el mensaje que se ha
enviado. Saundy intenta identificar la confusión entre el emisor y el receptor. Si no consigue resolver la
confusión, se plantea a sí misma cinco Preguntas. Por ejemplo:
1. ¿Cuál es el problema?
Jodean no toma una decisión acerca de nuestro matrimonio.
Estoy en el aire.
2. ¿Qué es lo que quieres?
Quiero que se comprometa para hacer que funcione nuestro matrimonio
3. ¿Qué estás haciendo al respecto?
Quejarme y llorar.
4. ¿Está funcionando?
No.
5. ¿Qué estás dispuesta a hacer ahora para que pueda funcionar?
Apoyar la decisión de Joe, decida lo que decida, y dejar de intentar salvar nuestro matrimonio.
Jodean enfocó el problema fingiendo estar de acuerdo con Saundy y descubriendo 24horas después que
ella tenía razón.
Respecto a la aplicación de la directriz 4, comparta y explore las diferencias con su pareja. Al dice:
Posiblemente, Janet y yo no seamos la mejor pareja siguiendo la directriz 4. Sin embargo, sole-
mos poner todo de nuestra parte para ponerla en práctica.
Hace varios años, tuve un serio desacuerdo con ella porque pensaba que estaba exigiendo dema-
siado a una de nuestros miembros de personal. Vivian parecía un tanto negligente en sus deberes;
se marcaba plazos límite en algunas de sus tareas, pero luego se olvidaba de sus promesas. Frente
a este comportamiento, yo me limitaba a recordarle, una y otra vez, sus compromisos. Con el
tiempo, y no sin cierto malhumor, hacía las cosas, al menos algunas de ellas. De modo que conse-
guía en parte lo que quería de ella. Pero Janet, que tenía la responsabilidad general sobre el fun-
cionamiento del instituto, iba delante y detrás de Vivian y con frecuencia la empujaba para que
cumpliera sus promesas de inmediato.
Yo temía que Vivian terminara por enfadarse con Janet por sus presiones, y que optara por irse
antes de que pudiéramos encontrar a alguien que la sustituyera. De modo que, al principio, hablé
con Janet acerca de esto, pero fue en vano. De hecho, estuvimos a punto de enzarzarnos en una de
nuestras raras peleas.
Poco antes de que surgiera esta situación, Ted y yo habíamos trabajado juntos en las siete direc-
trices, de modo que decidí prestar más atención a la directriz 4. Me pregunté si habría algo que yo
pudiera hacer para llegar a una situación en la que ganáramos los dos. Y, al final, di con la forma
de que la severa postura de Janet tuviera ventajas también para mí. Entre éstas estaban: (1) aho-
rraría tiempo dejando que Janet se encargara de Vivian en algunas de las tareas que queríamos
que terminara; (2) Vivian podría dejar su trabajo enojada, y el instituto no tendría que pagar el se-
guro de desempleo por ella; (3) complacería a Janet dejándola ir a su antojo, aun cuando yo pen-
saba que estaba llevando erróneamente la situación; (4) motivaría en gran medida a Janet en el
desempeño de sus responsabilidades administrativas si no la incordiaba demasiado respecto a lo
«mal» que estaba llevando el problema de esta empleada; (5) sin mi molesta oposición a la mane-
ra de Janet de llevar el asunto, ella se sentiría más libre para manejar otros problemas importantes
que el instituto estaba intentando resolver.
Cuando dejé mi postura para ver las ventajas que nos aportaba a ambos la forma en que Janet lle-
vaba el asunto de Vivian, no me costó demasiado dejar que Janet hiciera las cosas del modo que
considerara mejor, me cuidé de mis propios asuntos y vi mejor que nunca las virtudes de la direc-
triz 4 en nuestra vida en común. Después, compartí algunas de mis diferencias con Janet, le dije
que estaba dispuesto a comprometer mi propia posición en este asunto, dejé que procediera con el
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Terapia racional emotivo-conductual
Directriz 5
APOYE LOS OBJ ETIVOS DE SU PAREJA
Cuando acepte a su pareja «tal como es», cuando manifieste su aprecio con frecuencia, se comunique
honestamente desde la integridad y esté abierto a aprender de cada uno compartiendo y explorando ade-
cuadamente las diferencias y los desacuerdos, verá lo fácil que se le hace apoyar los objetivos y los pro-
pósitos constructivos de su pareja. Ted, no siendo cristiano, optó por apoyar el propósito de Jolanta de
experimentar más profundamente el amor de Dios. Jolanta, en contra de su propia opinión sobre lo que
había que hacer, optó por apoyar a Ted en su intento por un tratamiento alternativo para su cáncer de
próstata. Jodean optó por apoyar a Saundy en su deseo de mudarse de Los Ángeles a Bakersfield y com-
prarse una nueva casa, para que ella pudiera estar más cerca de su trabajo. Liz apoyó el deseo de Mike de
cambiar de trabajo, y le fue bien. Y Mike se apuntó a todos los cursos o talleres que Liz quería probar.
La directriz 5, apoye los objetivos de su pareja, les funcionó bien Janet y a Al en el caso de Vivian, del
que hemos hablado antes. He aquí algunas observaciones de Al:
Al principio, mi objetivo en la diferencia que habíamos tenido Janet y yo por presionar a Vivian a
ser más eficiente era conseguir que ésta siguiera trabajando para nosotros a toda costa, dado que,
más pronto o más tarde, terminaba haciendo el trabajo y lo hacía muy bien. El objetivo de Janet
era ir detrás de ella hasta que dejara de poner excusas a su dejadez y cambiara radicalmente a me-
jor. Janet pensaba que, si Vivian no daba este cambio, habría que liberarse de ella, porque nos es-
taba proporcionando más perjuicios que beneficios.
Janet y yo sosteníamos puntos de vista diferentes. Los discutimos, y 1o hicimos sin hostilidad.
Compartimos y exploramos a fondo nuestras diferencias. Después, pasamos unas cuantas sema-
nas difíciles con esta empleada problemática, centrados en resolver los problemas que teníamos
con ella (en vez de enfadarnos por causa de esos problemas), y finalmente resolvimos algunos de
ellos. Y lo hicimos concediéndonos uno a otro libertad de acción para tratar a Vivian según nues-
tras propias maneras de entender la situación, y aceptando el hecho de que estas maneras diferían
en gran medida. Con aquello, yo aprendí a ser más firme con algunos de nuestros ejecutivos, y
Janet aprendió a. enfadarse menos con algunos de los otros empleados que teníamos; al menos,
con aquellos que reconocían sus errores y se esforzaban por realizar mejor sus tareas. AE]
Directriz 6
CONCÉDALE A SU PAREJA EL DERECHO A EQUIVOCARSE
También aquí, esto le va a resultar fácil de hacer si sigue las directrices previas con la aceptación, el apre-
cio, la integridad, el compartir las diferencias y el apoyo de objetivos.
Para escribir este texto, ha hecho falta un esfuerzo de colaboración. Al, Ted y Bob Alberti (el editor)
compartieron sus diferencias sin culparse unos a otros por ninguno de los muchos errores que se hayan
podido cometer al escribirlo. Normalmente, Jodean y Saundy reconocen sus desacuerdos sin culparse uno
a otro por estar equivocados. Mike y Liz disfrutan compartiendo sus errores con los demás por simple
diversión. .
Ted admite que, a veces, le ha costado concederle a Jolanta el derecho a cometer errores.
Normalmente, yo quizás olvide aceptarla «tal como es» (D1) y critique a Jolanta por no explorar
algún desacuerdo entre nosotros (D4), como debería de hacer. En ese momento, también yo he
olvidado concederle el derecho a cometer errores (D6). A veces, incluso me enfado o me disgus-
to. En ningún momento he afirmado que sea perfecto. Cuando me pillo olvidando algo así, busco
la manera de establecer un puente que me devuelva hasta ella. [TC]
Las directrices se apoyan entre sí.
Al se enfrentó a lo que él consideraba un «error», de Janet, el ser demasiado exigente con una empleada
del instituto, Vivian, recordándose a sí mismo:
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Terapia racional emotivo-conductual
Quizás yo esté equivocado al considerar como un «error» la presión que Janet está ejerciendo so-
bre Vivian. Quizás Janet tenga éxito en sus esfuerzos. Aun cuando yo estuviera en lo cierto y Ja-
net estuviera equivocada (acerca de éste o de otros «errores», que yo creo que comete), no ocurri-
ría nada terrible ni espantoso. ¡No serían más que inconvenientes! Si me peleo con Janet por sus
«errores», lo más probable es que la distraiga e impida que los corrija, ahora y en el futuro. Si ella
sabe que yo detesto sus «errores», pero que sigo aceptándola a ella con ellos, eso nos llevará a
mejorar la relación y a disfrutar de todo aquello en lo que coincidimos. Aceptando a Janet con sus
«errores», me disgustaré menos y podré hacer muchas más cosas de las que quiero hacer en esta
corta vida. Si no acoso a Janet por sus «errores», le daré más libertad para que disfrute de la vida
que haya elegido y por tener un compañero que es feliz viéndola a ella conducirse así; luego, pro-
bablemente, ella estará también más dispuesta a perdonar mis errores. Así, Janet será más feliz
por sí misma, me permitirá cometer mis habituales errores, me aceptará, no importa cuán «erró-
neo» le parezca mi proceder, y tendrá la libertad de acción necesaria para ser más productiva.
Obligándome a pensar de este modo, en vez de mostrarme resentido por la forma en que Janet se
está comportando con Vivian, le estoy concediendo a Janet el derecho a «equivocarse». Esta di-
rectriz nos ayudará que nos llevemos mejor. [AE]
Directriz 7
RECONSIDERE SUS NECESIDADES COMO OBJETIVOS
Si usted...
... acepta tanto a su pareja como a sí mismo «tal como es» (Dl); manifiesta su aprecio tanto a su pareja
como a sí mismo (D2); apoya la integridad en la comunicación, tanto de usted como de su pareja (D3); se
permite compartir lo que no quiere escuchar de su pareja y compartir con tacto lo que su pareja no quiere
escuchar de usted (D4); apoya, al menos parcialmente, los objetivos y propósitos de su pareja (D5); con-
siente abiertamente la comisión de errores, incluidos los suyos propios, y permite que todos reconozcan
sus errores sin castigo alguno (D6)...
entonces...
... es muy probable que tenga poca necesidad de esta directriz.
La directriz 7 nos ofrece una huida elegante de nuestras exigencias compulsivas u obsesivas, y nos da más
flexibilidad para adaptarnos a situaciones inmediatas o a largo plazo. Le ofrece una dirección hacia dónde
ir. Le permite que siga queriendo lo que quiere, al tiempo que le libera de tener que aferrarse rígidamente
a su posición. Le libera de sentirse deprimido, cuando no ve gratificada su necesidad de inmediato. Se
centra en un hedonismo a largo plazo, y puede convertir la búsqueda de su objetivo en algo creativo,
agradable y estimulante. En resumen, la transformación de una necesidad en un objetivo lleva a un cam-
bio de actitud verdaderamente significativo.
Saundy transformó el querer casarse con Jodean en un objetivo: permitirle a él que resolviera su problema
de ambivalencia. Cuando se cansó de luchar por intentar resolver el problema, le pasó el problema a él
para que fuera él quien lo resolviera, aceptando plenamente al mismo tiempo la decisión que pudiera to-
mar Jodean.
Más tarde, Jodean optó por arriesgar el dinero de su jubilación para pagar los estudios universitarios de
Saundy transformando así su necesidad y su exigencia de una seguridad económica en la posibilidad futu-
ra de que los ingresos de ambos, juntos, les pudieran ofrecer la seguridad deseada. De hecho, Jodean
transformó incluso su necesidad de seguridad para sí mismo en favor de una seguridad para él para Saundy.
Liz transformó su necesidad de controlar y organizar la vida de Mike en el objetivo de un compañerismo
matrimonial con Mike al que podrían contribuir ambos. Mike transformó su necesidad de ser él mismo en
el objetivo de crecer hasta llegar a ser más maduro, al tiempo que apoyaba los cambios constructivos que
se daban en su matrimonio.
Como podrá ver, la transformación de su necesidad en un objetivo puede llevarle también a cambiar lo
que usted quiere. Forma parte significativa del proceso de maduración en ese desafío que supone vivir.
Albert Ellis comenta la directriz 7, reconsidere sus necesidades como objetivos, de esta manera:
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Terapia racional emotivo-conductual
El deseo que tenía yo de que Janet fuera menos enérgica con Vivian pretendía, en principio, indu-
cir a Janet a presionar menos a Vivian, a ser más paciente con el estilo de trabajo deliberadamente
lento de Vivian, y a darnos más tiempo para sustituirla. Renuncié a este deseo momentáneamente,
y dejé que Janet siguiera adelante con esos modos, supuestamente excesivos, con Vivian. Acepté
a Janet «tal como es», y evité pelear con ella a causa de nuestro desacuerdo sobre cómo tenía que
llevar la situación; eso nos permitió compartir nuestros desacuerdos sin hostilidad. Le di mi apoyo
a Janet por su «erróneo» estilo de gestión, y al final todo acabó bien.
Sin embargo, no renuncié a mi deseo, sino que lo convertí en un objetivo para el futuro. Seguí
queriendo, en el futuro, conducir los problemas con los empleados de un modo paciente y sin en-
fados, y convencer a Janet para que lo hiciera así. Pero yo no necesitaba alcanzar mi objetivo, ni
entonces, ni en un futuro. Mantuve mí objetivo como una fuerte preferencia, y no planteé la exi-
gencia de ponerlo en práctica, ni por parte de Janet ni por mi parte. Y así, Janet y yo no fuimos a
dar a un callejón sin salida ni a un desacuerdo activo en relación con este objetivo. (¡Pero yo sigo
manteniendo la preferencia de que mi objetivo se cumpla!) AE
Vamos a copiar un comentario de Liz para terminar este ítem:
Cuando Ted nos habló de «reencuadrar», de «crear un marco«, yo no tenía ni idea de lo importan-
te que terminaría siendo para mi visión del mundo. A lo largo de los años, había visto y había oí-
do a líderes empresariales, políticos, religiosos, y a seguidores, activistas y representantes cultura-
les, hablar de cuáles eran sus marcos. Vi y escuché a mucha gente «aferrarse» a su marco sin la
capacidad (o ni siquiera el deseo) de trasladarse a otro marco.
Y eso nos lleva a cerrar el círculo de la TREC. Cuando uno ve (o lee, o escucha) datos que no
concuerdan con su visión de las cosas, mejor será que cambie, se replantee, se cuestione o, al me-
nos, sea honesto consigo mismo respecto a sus creencias. De otra forma, se va a quedar aferrado.
[Liz]
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Sugerencia: Establezca como objetivo futuro aún no alcanzado el aprendizaje y el seguimiento de las
siete directrices, hasta que consiga «dominarlas», tanto en su comprensión como en su aplicación.
Elija sus propias sugerencias:
1)
2)
La decisión de escuchar puede llevar a confusión. Si usted está confuso, esté confuso sólo porque las co-
sas son como son para usted en este momento. Acepte su confusión y después, obtenga más información
o tome una decisión arbitraria experimental y vea 1o que ocurre.
A PARTIR DE AQUÍ
En última instancia, usted elige cómo va a tratar las diferencias y los desacuerdos de su vida. Nosotros le
sugerimos que haga una elección consciente, tanto si opta por las siete directrices como si crea su propio
enfoque.
Acuérdese, todos somos humanos y falibles. Su pareja y usted, sea cual sea su compromiso, no siempre
tendrán éxito en la ejecución de las directrices (ni en ningún otro aspecto de sus vidas). Si no consigue los
objetivos que se había propuesto, reconsidérelos primero; y después, si todavía desea alcanzar la meta,
insista. Recuerde que el camino hasta Carnegie Hall está pavimentado con ¡trabajo, trabajo y trabajo!
Confiamos en que las siete directrices le van a resultar una valiosa herramienta en la mejora de sus rela-
ciones y de su comunicación, y le instamos a que las ponga a prueba.
Le deseamos lo mejor.
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ANEXO
EXAMEN
1. ¿Por qué el caso de Jay y Marjorie, al inicio del módulo se considera un problema de comunicación
o química entre ellos? Explique.
2. ¿Qué características presenta el enfoque de la pareja, basado en la terapia racional emoti-
vo-conductual (TREC), desarrollado por Albert Ellis? Qué objetivos se trazó?
3. ¿De qué trata el ABC de la terapia racional?
4. ¿Cuál es la técnica que emplea la TREC para profundizar la relación de la comunicación en pare-
jas?
5. ¿Cómo actúan los tres tipos de creencias irracionales en los estilos de comunicación de las perso-
nas?
6. ¿Por qué decide Ted la comunicación con Mickey y cuándo surge el nacimiento de las siete direc-
trices para una buena relación?
7. Explique la diferenciación que sostiene la TREC entre querer y necesitar. ¿Está usted de acuerdo
con ello? Explique.
8. ¿De qué manera influyó en Frank, la utilización de las siete directrices con su pareja? ¿Funcionarán
las directrices en su vida afectiva?
9. ¿Se necesita ser perfectos para aplicar las directrices en nuestra relación de pareja? ¿Cuáles de ellas
tienden a ser más difíciles a ser aplicadas?¿Por qué?
10. ¿Cuáles son los cuestionamientos que; según su criterio, señalaría a los "deberías y tendrías" de
Frank y Frances, en las relaciones con sus parejas? Responda tomando en consideración antes y
después que decidieran utilizar las siete directrices
11. Evalúe la frase: “Lo que está sucediendo” (LQES). Por qué utilizamos muy regularmente muchos
deberías absolutos?
12. ¿En qué consiste lo útil que se convierte la TREC en, al descubrir las diferencias existentes entre
los problemas prácticos y emocionales?
13. ¿Pudo Michelle mejorar su comunicación y su relación con su pareja, al utilizar las siete directri-
ces? Justifique su respuesta.
14. ¿Por qué no existe la perfección en el uso de las siete directrices? ¿Qué hace falta y cómo alcanzar
la consecución de nuestros objetivos?
15. ¿De qué manera funciona el compromiso unilateral de pareja con las directrices 1, 4 y 6?
16. ¿Qué consejos daría con respecto a la aplicación de las directrices mencionadas en la pregunta 15?
¿Cuáles son las mejoras en su relación y comunicación que lograría usted?
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