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APRENDIENDO ACONVIVIR EN PAREJA

Un estudio de casos

JULIO SILVA CRUZ

Ediciones Libro Amigo


DERECHOS RESERVADOS DE ACUERDO A LEY
© Aprendiendo a convivir en pareja. Un estudio de casos
© Julio Silva Cruz
© Ediciones Libro Amigo EIRL
Av. Paz Soldán 235, San Isidro, Lima, Perú www.edicioneslibroamigo.com

PRIMERA EDICIÓN, marzo 2017

ISBN:

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú, Nro.

Las figuras y viñetas utilizadas en este libro han sido tomadas del libro de Jongeward, D. y
James, Muriel: Triunfar con Todos.

Impreso en el mes de marzo de 2017 en los talleres gráficos de Kartergraf


Jr. Pastaza 1436, Dpto. 402, Breña, Lima

PrINteD IN PerU - IMPreSO eN eL PerU

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AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, agradezco a las personas que me brindaron su confianza y me


permitieron acompañarles en terapia a lo largo de mi experiencia profesional. De
más está decir que la reserva y la confidencialidad han sido debidamente
garantizadas.

Quiero agradecer a mi maestro el Doctor Rafael Junchaya, tengo el honor de ser su


discípulo y le debo a él mi formación como terapeuta. Gracias por sus enseñanzas
y por ser un excelente maestro.

A la Universidad Femenina del Sagrado Corazón UNIFÉ, por todo lo aprendido en


la labor docente, a las autoridades, docentes y personal administrativo y de
apoyo, por su aliento y cariño.

Al Centro Psicológico ANIMUS y a mis colegas, por compartir conmigo la hermosa


experiencia del quehacer psicológico a lo largo de estos veintisiete años y hacer
de ANIMUS un espacio de encuentro plural y multidisciplinario, en donde ha
sido posible desarrollar el presente trabajo.

Finalmente, doy gracias a mi familia, pues son ellos una importante motivación y
porque siempre me han brindado su apoyo incondicional.

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CONTENIDO

Introducción

I Breve presentación del Análisis Transaccional......................................................................................8

1. La personalidad y los tres estados del yo ........................................................................................9

2. Análisis de la personalidad humana ............................................................................................. 13

3. Algunos conceptos importantes ................................................................................................... 16

3.1. Transacciones y caricias ....................................................................................................... 17

3.2. Las Posiciones Existenciales ................................................................................................. 19

3.3. El guion o Argumento de vida .............................................................................................. 20

3.4 La autonomía ..................................................................................................................... 21

II Importancia de la relación de pareja ................................................................................................. 24

1. Las relaciones antes y durante el matrimonio .............................................................................. 24

2. Lo mío, lo tuyo y lo nuestro .......................................................................................................... 36

3. Tus estás bien. Tú estás mal ......................................................................................................... 43

4. Etapas en las relaciones de pareja ................................................................................................ 48

5. Expectativas y criterio de realidad …………………………………………………………………………………………… ... 52

6. El Deseo sexual en la pareja……………………………………………………………………………………… ................... 58

III Lo que toda pareja debe saber ......................................................................................................... 64

1. No basta con quererse ................................................................................................................. 62

2. Intercambio de caricias en la pareja ............................................................................................. 65

3. Aprendiendo a discutir en pareja ................................................................................................. 72

4. Los mitos en la relación de pareja ................................................................................................ 75

5. Los mensajes parentales que grabamos ....................................................................................... 77

6. ¿Estamos o no estamos bien en pareja? ....................................................................................... 79

IV Terapia con Parejas desde el AT ....................................................................................................... 84

1. Relaciones no saludables de pareja .............................................................................................. 84

2. Yo soy responsable por mí ........................................................................................................... 89

3. Buscando la pareja perfecta ......................................................................................................... 92

4. Amores apasionados.................................................................................................................... 94

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5. Ella y él: somos diferentes............................................................................................................ 97

6. La autonomía me da miedo.......................................................................................................... 98

7. Parejas críticas y descalificadoras ............................................................................................... 104

8. Complaciendo a mi pareja.......................................................................................................... 109

9. Jugando juegos en pareja........................................................................................................... 112

10. Nuestra relación no va más ...................................................................................................... 116

V Bienestar en pareja ......................................................................................................................... 120

1. ¿Para qué psicoterapia AT hoy? ................................................................................................. 120

2. Terapia en pareja ¿para qué? ..................................................................................................... 126

3. Tú haces que yo quiera ser mejor............................................................................................... 131

4. Bienestar en las relaciones de pareja ......................................................................................... 133

a. Apéndice a: Cuestionario................................................................................................................. 138

b. Apéndice b: Algunas pautas ............................................................................................................ 146

c. Apéndice c: Cuestionario de satisfacción marital .............................................................................. 148

d. Apéndice d: Tareas para trabajar en pareja ..................................................................................... 150

Bibliografía ......................................................................................................................................... 154

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INTRODUCCIÓN

El texto que tiene en sus manos es fruto de la experiencia adquirida a lo largo de mas
de veinticinco años en la terapia con parejas, quienes, en medio de sus problemas y
conflictos y buscando mejorar su relación, consideraron que un terapeuta podría
ayudarles.

Estas reflexiones también se originan a partir de tres escritos míos: el primero, que
mereció ser publicado hace muchos años en el Portal Argentino de Psicoterapia:
Mujeres en busca de la autonomía; y los otros dos artículos publicados en la Revista
de la Facultad de Psicología y Humanidades de la UNIFE con los títulos:
Intervenciones desde el análisis transaccional en mujeres con experiencia de
infidelidad y el otro, Terapia en Pareja: importancia del contrato para el cambio.
Desde ese entonces vengo sistematizando cuanta información me llega sobre el
tema de parejas: en el enamoramiento, el noviazgo, en el matrimonio y a lo largo de
las distintas etapas de la vida.

Considero que la relación de pareja es un tipo de vínculo que presenta sus propias
características particulares, las cuales merecen una atención especial. Establecer una
relación conyugal con otra persona constituye una de las transiciones más
importantes de la vida, para la que muchas veces no nos encontramos
mínimamente preparados.

Durante estos últimos años he sido testigo de cómo el Análisis Transaccional ha


ayudado a las personas en sus relaciones de pareja, pues les permite aprender a
relacionarse de manera más saludable. De allí la necesidad de proponerlo como una
herramienta de trabajo en el quehacer con parejas. Tengamos presente que las
relaciones interpersonales constituyen la base de nuestra vida cotidiana, por eso
enfatizo que este modelo de intervención, el cual se centra en la importancia de la
relación entre las personas, es muy apropiado.

En el Análisis Transaccional los problemas de parejas son vistos como una forma de
interacción, esto es, de cómo se relacionan entre sí, enfocándose más en lo
interpersonal que en lo intrapersonal. Cuando una pareja tiene problemas no es,
necesariamente, porque algo anormal suceda con ellos, por supuesto que no. Los
problemas en una relación de pareja son problemas del vivir cotidiano, en donde
hay tanto coincidencias como discrepancias. Esto no significa que no existan
relaciones de pareja con patrones anormales de vinculación; pero ese ya es otro

6
tema, que no se considera en este volumen.

Los diversos modelos de intervención no son la solución a todos los problemas que
presentan las parejas en su relación; no podemos esperar una especie de cura
mágica, eso no existe. Hoy en día los diversos modelos de terapia no son exclusivos,
sino que integran diferentes aspectos en modelos coherentes y flexibles, y tal
integración se refleja en las diferentes estrategias terapéuticas. Esto presenta
ventajas e inconvenientes, y tiene defensores y detractores. Sin embargo, cada vez
se considera más probable que sea la integración de diversas modalidades
terapéuticas lo que satisfaga las necesidades de cada pareja.

El Análisis Transaccional, como modalidad de trabajo terapéutico, se centra en la


importancia de la relación entre las personas, lo que constituye la base de nuestra
vida cotidiana. Precisamente este contacto con el otro o la otra, satisface nuestras
necesidades de relación. Cuando afrontamos los inevitables problemas de la vida,
nuestra capacidad para establecer relaciones interpersonales saludables se ve
afectada y nos perjudica; y cuando nuestras necesidades interpersonales no se
satisfacen, se produce un malestar en la pareja. Ante ello, el Análisis Transaccional
se presenta como ayuda para mejorar la capacidad de mantener relaciones
positivas y, por lo tanto, alcanzar bienestar en su relación.

En este libro, expongo las experiencias de parejas que llegan a consulta en busca de
ayuda. Debo aclarar que la casuística expuesta es real; sin embargo, respetando la
intimidad de las personas y la necesaria confidencialidad profesional, se han alterado
sus nombres, ocupaciones y otros detalles que no afectan la veracidad de la historia.

Es así que, basado en mi experiencia y quehacer en el trabajo con parejas en


general, casadas, convivientes, de novios o enamorados, amantes, etc., he querido
compartir esta experiencia, desde el Análisis Transaccional. Me dirijo, en esta
oportunidad, a personas comunes, a la mujer y al hombre normales, a las personas
que tienen problemas cotidianos, no a los casos patológicos en donde el tipo de
relación se cataloga en lo considerado anormal. Algunas opiniones aquí expresadas
puede que no coincidan con su manera de ser o de pensar. Lo que debe resultarle
válido es aquello que sea congruente con usted, aquello que usted corrobore con su
quehacer cotidiano, eso es, lo saludablemente válido para usted mismo.

Amigo lector, este libro lo escribí con entusiasmo, con un estilo sencillo y didáctico
para que te sean útiles las reflexiones sobre los casos expuestos y te permitan, de
alguna manera, conocerte más.

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I

BREVE PRESENTACIÓN DEL ANÁLISIS TRANSACCIONAL

He preferido empezar presentando de manera general la teoría del Análisis


Transaccional la cual, es una teoría de la personalidad y una psicoterapia sistemática
para el crecimiento y el cambio personal. En este modelo de trabajo se ven las
relaciones de pareja como una forma de interacción, esto es, de cómo los miembros
de la pareja se relacionan entre sí, enfocándose más en lo interpersonal. Ayuda a las
personas a mejorar en sus capacidades para mantener relaciones positivas y, por
tanto, para lograr alcanzar bienestar en su relación. Esto es fundamental para poder
enfrentar experiencias dolorosas que afectan nuestra capacidad de establecer
relaciones interpersonales saludables.

El Análisis Transaccional (en adelante AT) fue desarrollado por el psiquiatra


canadiense Eric Berne (1985) allá por la década de los sesenta. Considera que la
persona, desde que nace, va grabando experiencias que marcarán el resto de su
vida y que necesitarán ser reorientadas en caso de que sean nocivas. Las almacena
para utilizar posteriormente dicha información, y así construir un modo de vida
(Guion o Argumento), siguiendo un plan no consciente.

Por tanto, desde el modelo AT entendemos que lo que nos sucede en la vida no es
casualidad sino producto de nuestra programación: no es nuestro destino, es
nuestra programación no consciente.

El niño en su primera infancia no tiene una clara capacidad discriminativa, por ello
graba información de acuerdo con sus necesidades básicas que le permitan, al
aceptarlas, poder sobrevivir. Todo niño nace bien y se encuentra bien, pero con las
figuras parentales (o significativas) de sus primeros años es invitado a estar mal. El
“estar mal” es una decisión del individuo tomada en su primera infancia, y así es
responsable, aunque no consciente, de lo que sucede en el transcurso de su vida.

Por eso, los psicoterapeutas que aplicamos el AT, entendemos que toda persona es
responsable de lo que siente, piensa o hace. De modo que no somos capaces de
hacer sentir, pensar o actuar a otros. Tampoco otros nos hacen sentir, pensar o
actuar. Sin embargo, esta idea suele ser una fantasía aprendida en la infancia que,
como muchas otras, fue programada en nosotros. Es posible, conociendo las
“grabaciones” o interiorizaciones infantiles, predecir conductas. La persona, al

8
tomar conciencia de su comportamiento, puede aprender con ayuda de técnicas
terapéuticas a re-decidir sobre su vida, utilizando metas de vida que reemplacen el
argumento.

El AT considera que una persona está normal, no cuando se adapta sumisamente a


normas establecidas o se muestra rebelde frente a ellas, sino cuando encuentra la
mejor opción, logrando estar y sentirse ella misma en el ambiente en que vive. Para
ello es necesario que logre ser congruente con lo que siente, piensa y hace. Así será
capaz de realizarse con sus emociones genuinas, ganará autonomía será responsable
de su conducta y podrá protegerse a sí misma sin causar dificultades reales a los
demás.

1. LA PERSONALIDAD Y LOS TRES ESTADOS DEL YO

Como teoría de la personalidad, el AT nos da una imagen de cómo es la estructura


psicológica de las personas. Para llevar esto a cabo utiliza un modelo de tres partes
conocido como Modelo de los Estados del Yo. El mismo modelo nos ayuda a
comprender como funcionan, como expresan su personalidad en términos de
conducta.

Existen algunas ideas centrales que explican la base del AT y que permiten
distinguirlo de cualquier otro sistema psicológico. Las expongo de manera resumida
para que se familiaricen con su terminología e ideas fundamentales.

Desde su nacimiento, la persona aprende modos para expresar las características de


su personalidad, rasgos que pueden ser observados a través de palabras, de tonos
de voz, gestos, posturas, etc. Estos modos se representan por medio de los Estados
del Yo. A medida que crecemos, la personalidad se desarrolla. El siguiente esquema
representa la forma:

9
Estado Padre P
del Yo

Estado Adulto
A
del Yo

Estado Niño
del Yo
N

En este gráfico se identifican los Estados del Yo con las palabras Padre, Adulto y
Niño, las cuales se escriben con la primera letra mayúscula. Los nombres utilizados,
Padre, Adulto, Niño no se refieren a etapas cronológicas del individuo, sino a formas
de “estar” que asemejan a un padre, a un adulto o a un niño.

Estas formas son caracterizadas como un sistema de emociones y pensamientos,


acompañados de un conjunto de patrones de conducta, que pueden ser
observados, medidos, dramatizados, etc. Por lo tanto, en un momento determinado
estamos usando un estado del yo, independientemente de nuestra edad.

Esta es la comprensión básica del modelo de los estados del Yo: es un conjunto de
conductas, pensamientos y sentimientos relacionados, con los que manifestamos
una parte de nuestra personalidad en un momento dado.

Estos tres estados se pueden describir de la siguiente manera:

PADRE: Corresponde a la expresión de aprendizajes relacionados con pautas de


“cómo debe” hacerse la vida. Aquí se encuentran los mensajes culturales y/o
familiares como: “Debes estudiar”, “Tienes que trabajar”, “Tienes que comer”.

Por ejemplo, puede que nos comportemos, pensemos y sintamos como si fuéramos
uno de nuestros padres u otra figura representativa para nosotros. Cuando sucede
esto, se dice que estamos en nuestro estado del Yo Padre.

ADULTO: Es la parte más racional. Corresponde a lo que, fruto del análisis, se considera
más conveniente. Por lo tanto, actúa evaluando información, analiza los estímulos

10
externos y los mensajes grabados para decidir lo adecuado para el sujeto.
Expresiones que ejemplifican este estado son: “Conviene que estudies”, “Conviene
trabajar”, “Es necesario que te alimentes”.

Por tanto, si nos estamos comportando, pensando y sintiendo en respuesta a lo que


está sucediendo a nuestro alrededor aquí y ahora, se dice que estamos en nuestro
estado del YoAdulto.

NIÑO: Cuando se vuelve a formas de comportamientos, pensamientos y


sentimientos que utilizábamos cuando éramos niños, estamos en un estado del Yo
Niño. Es la parte donde se identifica la actitud emocional frente a la vida, es decir,
es la parte “sentida de la vida”. Aquí se expresa también la parte creativa, intuitiva.
En este estado se encuentran grabadas las experiencias infantiles, así como los
mensajes argumentales del tipo: “No quiero trabajar”, “Me gusta estudiar”, “Tengo
que comer”.

Estado del Yo Padre


Comportamientos, pensamientos
P
y sentimientos copiados de nuestros padres o
figuras paternas.

Estado del Yo Adulto Comportamientos,


pensamientos y sentimientos que son respuestas A
directas al aquí y ahora.

Estado del Yo Niño


Comportamientos, pensamientos y sentimientos N
reproducidos desde la niñez.

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Los tres estados: Padre, Adulto y Niño
en el psiquismo de una persona

Los Estados del Yo se manifiestan siempre de uno en uno, lo cual significa que, en un
momento dado, el individuo sólo activa uno de sus estados (Padre, Adulto o Niño),
según el caso. Generalmente, la activación de uno de los estados tiene relación
directa con la situación vivencial del momento, o sea que, en principio, el individuo
activa su Niño al encontrarse en una situación anímica o social propicia (diversiones,
juegos, deportes, etc.) mientras que recurre a su Adulto cuando se enfrenta con el
trabajo, la reflexión, y activa el Padre cuando tiene que poner orden o cuidar de los
demás.

No obstante, con cierta frecuencia, y como consecuencia de una distorsión de su


personalidad, algunos individuos tienden a manifestar preferentemente un estado
del Yo, en detrimento de los otros y sin adecuación con la realidad de la situación
vivencial del momento, conducta que se identifica como constancia de un estado y
exclusión de los otros.

Cada estado del Yo se identifica en su manifestación a partir de determinados


signos de conducta que les son característicos y que permiten, por consiguiente,
descubrirlos y describirlos (análisis conductual). Es así como, a través de la
observación del contenido de la palabra, del tono de voz, de la mímica facial, de los
gestos, de la postura del cuerpo y de la actitud en general, es factible distinguir en
cualquier persona el estado del Yo activado en ese momento.

Así mismo, cada estado del Yo puede identificarse mediante las reacciones
emocionales y conductuales que su manifestación provoca en los demás, o sea, por
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la forma en que influye y opera en los interlocutores como consecuencia de las
transacciones o relaciones interpersonales (análisis social u operacional). Además,
es posible determinar la calidad positiva o negativa de la manifestación de un
Estado del Yo, tanto por la adecuación de su uso con respecto a la realidad de la
situación vivencial del momento, como por su efecto en los demás, calidad que
depende del área de conductas dentro de la cual se ubican las personas.

La expresión del estado del Yo activado a partir del área de conductas positivas
implica comportamientos asertivos y productivos que invitan a una interacción
armoniosa y enriquecedora para los protagonistas; mientras que la manifestación
procedente del área negativa coincide con comportamientos no asertivos y no
productivos que desembocan en una interacción conflictiva y en un estancamiento
con respecto al crecimiento y realización de las personas involucradas en las
transacciones correspondientes. Los estados del Yo son la base del AT.

En el siguiente esquema se presentan de forma resumida los tres estados descritos


en los párrafos anteriores:

Actúa en función del pasado


Hace lo que debe
Pensamientos prejuiciados y P
(Ordena y juzga)
concepto aprendido de la vida

Actúa en función del presente


Hace lo que conviene
Pensamiento lógico y concepto A (Piensa y actúa)
razonado de la vida

Actúa en función del pasado


Hace lo que quiere
Pensamientos mágicos y N (Siente y expresa)
conceptos sentidos de la vida

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Finalmente, a manera de ejemplo les muestro como las personas cambiamos en el
uso de los Estados del Yo. Una pareja de esposos asiste a una sesión de terapia, el
manifiesta que están teniendo dificultades para enfrentar los problemas que se
están presentando en su relación. Lo hace de manera consciente, en el aquí y ahora
reconociendo su problemática. Él está en su estado del yo Adulto.

En un momento de la sesión ella que se había mantenido callada, levanta la voz,


agita sus brazos y moviendo su cabeza, en clara desaprobación a lo manifestado por
el esposo. Señalándolo con su dedo acusador dice: ¡Tu estas mintiendo! ¡Eres un
mentiroso! En ese momento ella, la esposa se ha pasado a su estado del yo Padre.
Cuando ella era pequeña, veía como su madre le increpaba a su papá, mostrando
estos gestos de desaprobación y critica.

Luego al cabo de unos minutos, ella se pone a llorar desconsoladamente,


sintiéndose triste y con temor de que su esposo la abandone. Ante este escenario él
se acerca y la abraza consolándola. Ahora ella ha pasado a su estado del yo Niño. Ha
entrado en contacto con los recuerdos de cuando sus padres discutían y se sentía
muy apenada por el temor de que su papá se fuera de su casa y la “abandonara”.
Mientras tanto el esposo pasa a su estado del yo Padre.

Espero este ejemplo les permita identificar más claramente los conceptos
enunciados teóricamente, sobre los estados del yo.

2. ANÁLISIS DE LA PERSONALIDAD HUMANA

El Análisis Transaccional considera muy provechoso pensar en la personalidad como


si estuviera “dividida” en tres partes; o mejor aún, como si cada individuo estuviera
formado por tres personas diferentes. Estas tres partes son situaciones del yo, las
cuales determinan:
a) Lo que sucede a la gente
b) Lo que hacen a y por los demás

Así, cualquier persona puede asumir, y de hecho lo hace, el rol de Padre, Adulto y
Niño de la siguiente manera:

Padre es la parte de la personalidad que dice qué se debe hacer y cómo hay que
comportarse; qué mala o buena es la persona; cuánto mejores o peores son los
demás.

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Adulto es la parte de la personalidad que representa la voz de la razón; recibe
información del mundo exterior; decide sobre la base de probabilidades
razonables; decide qué actitud debe asumirse y cuándo.

Niño es la parte de la personalidad que goza con la naturaleza y la gente; es lo que


hace al individuo entusiasta, creador, espontáneo, sagaz, sencillo y natural; hace
encantadora a la mujer y al hombre ingenioso.

Si nos mirásemos ahora a nosotros mismos, podríamos reconocer qué rol predomina
en estos momentos en nuestra vida y, en consecuencia, saber también cuál de las
características de la personalidad predomina en nosotros.

Eric Berne observó que cada persona se relaciona con los demás de una
determinada manera, es decir, que “funcionamos” de una manera diferente. Como
consecuencia, planteó el Análisis Funcional, es decir, aquel aspecto relacionado con
el funcionamiento de cada uno de los Estados del Yo. Señaló, asimismo, que son cinco
los estados del Yo si tenemos en cuenta el criterio de funcionamiento. Los estados
del Yo a nivel funcional son: Padre Crítico (positivo o negativo), Padre Protector o
Nutritivo (positivo o negativo), Adulto, Niño Libre (positivo o negativo) y Niño
Adaptado (positivo o negativo); el Niño Adaptado se manifiesta como Sumiso o
Rebelde.

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A continuación, describo brevemente cada uno de los Estados del Yo a nivel
FUNCIONAL.

En cuanto al Yo Padre, se distinguen:

- Padre Crítico Positivo (PC+): Es protector, señala las pautas dando mensajes
positivos. Tiene fuerza y opinión propias: hace cosas para él y para los demás, sin
hacer sentir mal a los otros. Algunas expresiones propias de este estado son: “No
toques los enchufes”. “Hay que mirar al cruzar la calle, “Tienes que ordenar tus
cosas”, etc.

- Padre Crítico Negativo (PC-): Quita la autoestima de la otra persona,


desvalorizándola con comentarios del tipo: “No sirves para nada”, “Eres un inútil”.
Los mensajes del Padre Crítico pueden ser lastimeros (“Me haces sufrir con tu
conducta”), burlones (“Qué tontito eres”), encubiertos (“Cómo te fue mal en el
examen tú qué sabes tanto”) o de cualquier otra manera en que haya una
desvalorización oculta.

- Padre Protector Positivo (PP+): Es permisivo, estimulando así el crecimiento. Se


interesa y ocupa de los demás con cariño y los apoya cuando lo necesitan. Son
propias de este estado frases como: “Te quiero”, “Me siento orgulloso de ti”, “Intenta
otra vez”, “Tú puedes hacerlo”.

- Padre Protector Negativo (PP-): Es sobreprotector, fomenta el desvalimiento y


evita el crecimiento. Se observa en expresiones como: “Si no te ayudo, no lo harás
bien”. “No salgas solo, puede pasarte algo”. “Deja, yo lo hago”.

En relación con el Yo Adulto:

- Normalmente el Adulto en el esquema funcional no se subdivide. Clasificamos


cualquier comportamiento de Adulto que sea una respuesta a la situación de aquí y
ahora, utilizando todas las fuentes de la persona adulta.

Finalmente, en relación con el Yo Niño, se distinguen:

- Niño Libre Positivo (NL+): Es espontáneo y expresa las emociones auténticas.


Dice claramente lo que piensa, se divierte y no perjudica a nadie en el proceso: “Hola,
¿vamos a jugar?” “¡Ay qué rico!”.

- Niño Libre Negativo (NL-): Responde a nuestra parte egoísta y grosera. Puede
perjudicarse a sí mismo o a los demás mientras se expresa o se divierte. Expresiones
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ejemplo son: “Apurémonos, me encanta la velocidad”, “No lo toques: es mío”.

- Niño Adaptado Positivo (NA+): Es disciplinado, acepta pautas, hábitos,


costumbres, rituales como los saludos o respetar los horarios. Por ejemplo, saluda
dando los buenos días o responde “sí, señor” a un superior como respuesta a una
orden recibida.
- Niño Adaptado Negativo (NA-): Actúa en forma destructiva o autodestructiva
para obtener la atención, porque ha aprendido que así puede hacer que la gente le
responda. El Niño Adaptado Negativo puede ser Sumiso o Rebelde.

- Niño Adaptado Sumiso: Es retraído, desvalorizado, confuso. Se manifiesta en


expresiones del tipo: “Sí, ya sé que es mi culpa”.

- Niño Adaptado Rebelde: Es opositor, hostil, desafiante frente a las pautas e


indicaciones. Por ejemplo: “No me da la gana”.

El siguiente gráfico muestra por separado los diferentes aspectos


de la personalidad descritos anteriormente:

ANALISIS FUNCIONAL DE LOS ESTADOS DEL YO

PADRE PROTECTOR PADRE CRÍTICO


PP / PC

NL / NA

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3. ALGUNOS CONCEPTOS DEL ANALISIS TRANSACCIONAL

En este capítulo expongo algunos conceptos que considero importantes para


entender mejor las relaciones de pareja. En el Análisis Estructural y Funcional se ha
analizado a la persona: su Padre, Adulto y Niño. Lo que piensa, lo que dice, lo que
siente, y lo que hace. Respondiendo a la interrogante ¿Cómo es la estructura
psicológica de la persona? Esta es una mirada desde lo intrapersonal.

Ahora intentamos explicarnos a lo que sucede entre las personas. Dando respuesta
a ¿Cómo se comunican las personas? ¿Cómo se usan los Estados del Yo al
relacionarse las personas? Las transacciones nos muestran como una persona se
vincula hacia afuera. Esto desde otra mirada, es más desde lo interpersonal.

3.1. TRANSACCIONES Y CARICIAS


Si nos estamos comunicando con otra persona, puedo elegir dirigirme a ella desde
cualquiera de nuestros tres estados del Yo. Los intercambios de comunicación entre
los estados del Yo de una persona con otra se conocen como Transacción.

El propio Berne (1985) la definió: como la unidad basica de las relaciones sociales. En donde
hay un estímulo y una respuesta mínima, verbal o no verbal. Así tenemos si en una relación
de pareja, en algún momento alguna de ellas dará alguna señal de reconocimiento de la otra.
Entonces la otra persona dará algún tipo de respuesta a ese estimulo. Esto se reconoce como
una transacción.

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Por otro lado, el hecho de que una pareja realice un acto de reconocimiento del
otro, que puede ser reconocer su presencia o su conducta, se define como Caricias.
Con este nombre se denomina en el lenguaje del AT a cualquier acto de
reconocimiento de la otra persona. Todos necesitamos Caricias para mantener
nuestro bienestar físico y psicológico.

La conducta humana no es una simple reacción del organismo frente a los estímulos
del entorno. Toda conducta humana encierra, en realidad, una intención consciente
o automática, e implica una conducta, orientada a la satisfacción de una
determinada necesidad biológica, orgánica o psicológica, sentida por la persona en
ese contexto.

Reitero la conducta humana no obedece solamente a un posible condicionamiento


o aprendizaje, sino que encierra un fin definido por el sentido que cada persona le
da a su vida y a su interrelacion con su medio social. El ser humano además de sus
necesidades biológicas que le permiten la supervivencia, estos mismos seres
humanos, experimentan una serie de necesidades fundamentales para su
crecimiento y desarrollo. Las cuales están estrechamente relacionadas con su
existencia como ser social. A estas necesidades de carácter psicológico, de
reconocimiento se le ha llamado CARICIAS.

Berne (2004) definió a la caricia como “acto que implica el reconocimiento de la


presencia del otro” o “unidad fundamental de la acción social”. Nuestros lectores
ya irán deduciendo lo importante que resulta en las relaciones de pareja, la
manifestación de las caricias. Más adelante pondremos ejemplos en concreto de lo
manifestado aquí de manera introductoria.

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3.2 LAS POSICIONES EXISTENCIALES
Se llama Posición Existencial (P.E.) al concepto que tiene una persona para verse a sí
misma y ver a los demás, estableciendo modelos de conducta que indican su propio
modo de valorarse a sí mismo y el modo de valorar a las otras personas.

La Posición Existencial es una decisión tomada en la infancia, como resultado de la


relación del niño con sus figuras significativas (padres,abuelos,tios, maestros y otros
) que constituyen lo más importante en el mundo que lo rodea, en esta etapa de su
vida.

La forma como un niño aprende a verse así mismo depende del modo como es
valorado por quienes lo rodean, de ahí derivara su nivel de autoestima futura.
Desde este punto de vista un niño puede tomar la decisión básica de “estar bien”
(OK), o de “estar mal” (NO OK) y le servirá para mantener su relación de “estar
bien” o “estar mal” en su relación con los demás.

Así también el niño de acuerdo a las formas como actúan las figuras significativas
aprenderá a ver como el “mundo”, “estará bien” (OK) o “estará mal” (NO OK).
Dichos modelos le servirán para calificar a las personas con quienes se relacione
durante el resto de su vida.

Todos nosotros tenemos una Posición Existencial. Según como lo plantea Eric Berne,
frente al mundo, frente a las personas, frente a la vida. Estas Posiciones
Existenciales seran:

Yo estoy mal – Tu estas mal NO OK/ NO OK (-/-)


Yo estoy bien – Tu estas mal OK/NO OK (+/-)
Yo estoy mal – Tu estas bien NO OK/OK (-/+)
Yo estoy bien – Tu estas bien OK/OK (+/+)

La Posición Existencial OK/OK (+/+) pertenece a aquellas conductas OK, las otras a
las conductas NO OK. La Posición Existencial puede variar muchas veces de acuerdo
a situaciones y también puede ser diferente para cada rol (social, familiar,
ocupacional, de pareja), pero aun así existe una Posición Existencial básica que suele
ser la característica personal, pues es la predominante en las conductas de la
persona.

Me parece de suma importancia a propósito de la Posición Existencial que las


personas demos respuestas a preguntas como: ¿Quién soy? ¿Qué hago en este
mundo? ¿Quiénes son los demás?

Reconocer la PE que utilizamos con mayor frecuencia en nuestros diversos roles es

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establecer una característica de nuestra personalidad. Explicaremos así, muchas de
nuestras conductas y dificultades en nuestras relaciones interpersonales.

Conocer la PE Básica, permite muchas veces anticipar el mayor o menor


compromiso de una persona a un proceso de cambio. Así una persona +/- buscara
demostrar que él está bien y que en todo caso no necesita ayuda para lograr
cambiar, pues él sabe cómo hacerlo. Quien tiene una PE -/-, reafirmara que estando
mal no hay nada que pueda hacerse y aunque traten de ayudarle, nada ha de
lograrse.

La persona -/+ espera encontrar que sean los demás los que tienen que cambiar
para que él pueda estar bien, solo de ese modo podrían resolverse sus dificultades,
por tanto, busca quien pueda darle ayuda “diciéndole” las soluciones o confirmando
su inferioridad. Es importante por ello, que en un proceso terapéutico o de
crecimiento se trabaje esta decisión infantil posibilitando técnicamente una relación
+/+ que invita al cliente o interlocutor a estar dentro de un esquema distinto al que
habitualmente usa.

Según como entendemos en el AT Un terapeuta requiere entrenamiento para lograr


mantener invitaciones OK/OK durante el mayor tiempo posible de su intervención,
este será un índice de su éxito; de lo contrario se sentirá OMNIPOTENTE con una PE
+/-, criticando o rescatando al pensar o hacer cosas por el cliente y
complementando las dificultades del mismo, o mostrando Impotencia frente a su
cliente con inadecuaciones y sentimientos de incapacidad o culpa, es decir sentirse
NO OK/OK o NO OK/NO OK.

3.3 EL GUION O ARGUMENTO DE VIDA


Cada uno de nosotros, en la infancia, escribimos nuestra propia historia, la cual
tiene un comienzo, un desarrollo y un final. La trama principal la escribimos en
nuestros años de infancia. Más tarde, en la niñez, antes de los siete años, añadimos
más detalles. Desde entonces hasta los doce años de edad, pulimos la experiencia
psicológica de nuestra historia y le añadimos algunos retoques. En la adolescencia la
vamos revisando y la actualizamos con personajes más reales.

Como toda historia, el argumento tiene un comienzo, un desarrollo y un final con una
trama principal y sus sub tramas o procesos en curso. Sus personajes son héroes,
heroínas, villanos y otros más con diferentes papeles. Además, la historia puede ser
cómica o trágica, fascinante o aburrida, inspiradora o deshonrosa.

Como personas adultas, no somos conscientes de la historia de vida que escribimos

21
para nosotros mismos, aunque es probable que la vivamos fielmente. Sin darnos
cuenta, es posible que establezcamos nuestras vidas de forma que avancemos hacia
la escena final que decidimos cuando éramos infantes. A este Argumento de Vida,
del que no somos conscientes, se le conoce también como Guion de Vida en el AT.

El concepto de análisis del Guion de Vida es importante para comprender cómo las
personas pueden crearse problemas de forma inconsciente y cómo pueden
enfrentar la solución de dichos problemas.

El Guion de Vida sustituye científicamente el concepto de DESTINO, pues constituye


un plan de vida que expresa en líneas generales, lo importante que ha de suceder a
la persona en el transcurso de su existencia. Eric Berne en su famoso libro ¿Qué
dice usted después de decir hola?. Nos brinda una definición del Guion o
Argumento de Vida como “Un plan de vida creado en la infancia, reforzado por los
padres, justificado por eventos subsecuentes y culminado en una alternativa
elegida”. Este plan de vida como lo entendemos en el Análisis Transaccional se
establece como una obra de teatro, con un comienzo, un desarrollo y un final.

3.4 LA AUTONOMÍA
Para ser conscientes de todo nuestro potencial como personas adultas, es necesario
actualizar las estrategias para mantener la vida que decidimos cuando niños. Por
eso, en el momento que percibimos que estas estrategias ya no nos funcionan,
22
necesitamos reemplazarlas con otras nuevas; dicho en el lenguaje del AT:
necesitamos salirnos de nuestro Argumento o Guion para lograr Autonomía.

El quehacer del AT tiene que ver con ayudar a que la persona logre alcanzar
Autonomía. Una persona autónoma es consciente, espontánea y con capacidad para
establecer intimidad. Esto implica la habilidad de solucionar problemas utilizando
todos los recursos de la persona como Adulto.

Uno de los objetivos más importantes de la terapia con AT es la autonomía que Eric
Berne (2004) la entendió como la recuperación de tres capacidades básicas, las
cuales vamos perdiendo a través de nuestro desarrollo, en la vida con los padres, la
familia y la sociedad.

Estas tres capacidades que señalamos anteriormente son:


Primero la consciencia que es darse cuenta de las situaciones repetitivas en que uno
se involucra y desarrollar un fortalecido estado del YO Adulto. Se vive en el presente
en el aquí y en el ahora. Encuentro que la toma de consciencia de la realidad es la
base fundamental para el desarrollo de la Autonomía del guion. Por ello he incluido
en esta nueva actualización, un tema que se refiere al criterio de realidad.

Esto entre otras cosas significa que tenemos un problema que, necesitamos
resolver, dejando de culpar a los demás por las dificultades que atravesamos en
nuestras vidas.
Para todo terapeuta AT esto es como una regla de oro aceptar que tenemos un
problema, aceptarlos porque no podemos cambiar lo que no reconocemos y
aceptamos que tenemos un problema.

Empoderar nuestro Adulto para promover el cambio desde este estado del Yo se
logra a través de una descontaminación del Adulto, conforme vamos resolviendo los
prejuicios que hemos introyectado en nuestro estado del Yo Padre, y descubrimos
en el Niño las formas de adaptación que elegimos desde la niñez para obtener la
atención y aceptación que necesitábamos.

Segundo la espontaneidad se refiere a descubrir opciones para vivir mejor, resolver


problemas y comunicarse de manera más efectiva. Es nuestra capacidad de elegir
entre lo aprendido aquello que realmente queremos conservar y modificar las
creencias limitantes. Es recuperar la capacidad de reconocer y decidir lo que
queremos expresar, es la libertad de construirse a sí mismo y decidir el estilo de
vida que queremos tener para disfrutar más de la vida.

Tercero la autenticidad se entiende como la comunicación franca y honesta con otra

23
persona. Para ser auténticos con otro primero necesitamos ser auténticos con
nosotros mismos, reconociendo y aceptando nuestras fortalezas y debilidades.

Es recuperar nuestra capacidad para establecer contacto emocional, físico y


espiritual, primero con uno mismo, para luego hacerlo también con otras personas,
en las que podemos confiar para establecer relaciones auténticas y valiosas, libres
de juegos psicológicos donde podemos compartir amor, respeto, y confianza.

Una persona autónoma se responsabiliza por sus acciones y sentimientos propios.


Se hace responsable de sí misma y plantea y decide las metas que quiere en su vida.

24
II
IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN DE PAREJA

Los conceptos clave presentados de forma sintética en el capítulo anterior nos han
permitido conocer cómo el Análisis Transaccional entiende el comportamiento
humano y nos ha preparado para aplicarlo en la terapia con parejas, lo que se
abordará en las páginas siguientes. En este capítulo comenzaremos revisando la
importancia de la relación de pareja.

1. LAS RELACIONES ANTES Y DURANTE EL MATRIMONIO

Las relaciones de pareja son un tipo de vínculo que presenta características


particulares, las cuales merecen una atención especial. El hecho de establecer una
relación conyugal con otra persona constituye una de las transiciones más
importantes de la vida. Es un indicador de la entrada en la etapa adulta y trae a la
memoria los modelos parentales
de ambos cónyuges.

No existe un solo tipo de relación de pareja, sino varios, por eso cada pareja elige
qué modelo de relación desea establecer. Por ello, no resulta adecuado aplicar a una
pareja lo que funciona o se establece como acuerdo en otra. Como no existe un
estereotipo de pareja perfecta, la perfección en una relación de pareja no es real. Si
lo fuera, sería aburridísimo.

Todos, como seres humanos, tenemos necesidades inherentes tanto individuales


como sociales: necesitamos sentirnos autónomos e independientes en algún grado
y, al mismo tiempo, relacionados y vinculados con otros. Dichas necesidades se
presentan y manifiestan de forma muy distinta a lo largo de las diferentes etapas de
la vida. Usualmente, los esposos experimentan que antes de casarse se
comportaban de diferente manera y no se explican cómo antes eran de una forma
y ahora de otra. Esta réplica la escucho con marcada frecuencia, pues me dicen:
“¡Pero él antes no era así!” o “¡antes ella no era así…!” Obvian que todos cambiamos,
aunque permanezcan rasgos de nuestra personalidad.

En una ocasión, una joven pareja de novios, después de varios años de enamorados,
se comprometieron y, a partir de ese momento, se produjeron cambios en su
relación. Ambos no eran conscientes de su nueva situación de pareja y, lejos de
disfrutar la nueva condición, empezaron a perseguirse. Esto muestra cómo, en
reiteradas ocasiones, las parejas no reparan en que una vivencia es ser enamorados y

25
otra ser esposos, lo cual no significa que sea mejor o peor, sino simplemente
distinto.

El vínculo en una relación de pareja a lo largo del tiempo va adquiriendo distintos


significados. Como tal siempre va a existir, aun cuando los esposos se lleguen a
separar o divorciar, pues cada uno formó parte de la historia del otro. Ese vínculo
existió, aunque lo nieguen, aunque con el paso del tiempo el significado haya
cambiado. Hay veces en que las parejas no se ubican en los nuevos significados
adquiridos para su esposa o esposo, lo que genera incontables malos entendidos o
conflictos.

Esto tiene que ver con las varias formas de manejar las dificultades suscitadas por las
necesidades de autonomía y vinculación con la pareja, experiencias
importantísimas, pues cuando los cónyuges lo hacen por acuerdo, la relación es
estable. Los problemas surgen cuando sus necesidades de distancia y proximidad no
son satisfechas. Si una persona necesita distanciarse en un momento determinado,
y el otro cónyuge experimenta esta separación como una pérdida, entonces los
intentos de reducir esa distancia suelen generar conflictos.

Esto es lo que sucedió en la relación de pareja que presento a manera de ejemplo.


Los recuerdo muy bien desde la primera vez que asistieron juntos, pues, a pesar
de sus muestras de cariño y de sus bondades como personas, cuando discutían sus
diferencias se transformaban negativamente. A Daniel le era imposible aceptar que
Jovita no siguiera sus instrucciones como él las proponía. Lo curioso es que pensaba
que eso era lo correcto.

Daniel y Jovita tenían entre 30 y 34 años de edad. Eran una joven pareja que, para
darse muestras de confianza, se informaban de cuanto tenían planeado y se habían
propuesto realizar todo los dos juntos. Pensaban que así su relación se vería
fortalecida. A pesar de todo, tenían dudas, lo que generaba desconfianza entre
ellos.
Daniel estaba descontento con el tiempo que Jovita le destinaba a la relación, pues
le increpaba que ella dedicara más tiempo a practicar gimnasia los días sábados,
que eran sus días para estar juntos. Jovita, por su parte, demandaba un tiempo para
sí, lo cual a Daniel le resultaba inconcebible.
La primera ocasión que ambos acudieron a terapia eran enamorados. Se habían
conocido en el trabajo, donde empezó su relación. Tiempo después tomaron rumbos
diferentes y asumieron responsabilidades en distintas empresas. Continuaron con
la relación, pero a partir de esta separación laboral sus demandas empezaron a
acrecentarse. Dejé de atenderlos durante un año, pues dejaron de asistir. Durante

26
este tiempo se comprometieron como novios, pero al parecer Jovita no estaba muy
convencida de ello; esto era continua fuente de conflicto entre ambos.
Ella sustentaba que quería para sí una persona diferente a como había sido su padre
con su madre: muy celoso, perseguidor y desconfiado; situación que había vivido
desde niña y que fue la razón por la cual sus padres se habían separado. Sin
embargo, Jovita para ese entonces era ya una adolescente. A pesar de la
separación, su padre seguía controlando todo desde hacerse cargo de los gastos del
hogar, siempre asistir cotidianamente a la casa, continuar cubriendo ciertos gastos
de la mamá de Jovita, etc, aun cuando hacía años que ya no vivía allí.
Nuevamente, dejé de verlos por un tiempo aproximado de casi dos años al cabo
de los cuales solicitaron una sesión por separado.
Lamentablemente, a pesar del matrimonio, los problemas no se habían resuelto;
por el contrario, habían empeorado.
Cuando él abandonó el departamento a solicitud de su esposa, pensó en ir a
consulta. Curiosamente, la terapia le permitió ver la situación de forma más
reflexiva y aceptar que el Análisis Transaccional le había ayudado a entender que se
había convertido en un perseguidor de su esposa, cayendo en una especie de juego.
No obstante, el tomar conciencia del problema no es suficiente para promover un
cambio en la persona, y así pasó con Daniel. En un inicio le resultaba casi imposible
aceptar que tuviera que trabajar primero sus dificultades personales. Para él era
normal su comportamiento hacia su esposa pues era algo que desde su niñez había
visto en su hogar. Su madre siempre estuvo en casa y su padre decidía las cosas por
su manera de ser. Eso generaba mucha rabia e indignación en Daniel por las
actitudes autoritarias de su padre. Reconocía que siempre todo se tuvo que hacer
en casa como su padre lo ordenaba y esto no cambió a pesar de que él y sus
hermanos eran ya jóvenes adultos. Es más, su hermano menor se fue de casa a vivir
solo.
Otro aspecto que se vio afectado en la relación fue el desinterés de Daniel por el
tema sexual. Jovita pensó que como antes de casarse sus relaciones sexuales eran
excelentes, así se iban a mantener siempre, pero no resultó como ella esperaba.
Daniel argumentaba que el ritmo de trabajo era muy agotador y que esto
probablemente influía en su escaso interés sexual por su esposa. El recordó que
cuando pequeño su madre siempre le hacía alguna observación cuando este jugaba
y bastaba que su madre le dijera que tuviera cuidado para entonces quedarse
sentado, perdiéndose así la oportunidad de disfrutar.
Por el pobre deseo sexual hacia ella, Jovita llegó a pensar que tal vez ya no era tan
atractiva o que su esposo tenía interés por otra persona. Según manifestaba, tenía
una serie de dudas llegando incluso a pensar que su esposo podría ser homosexual

27
o bisexual. Esto deterioró significativamente la relación y la marcó. Daniel estaba tan
pendiente de sus obligaciones y responsabilidades que incluso no se permitía
disfrutar sexualmente con su esposa. En este matrimonio joven y sin hijos, esto
hubiera sido lo más natural.

Desde como lo entendemos en el AT Daniel tenía aprendido el mandato: “No


disfrutes”, “No tengas intimidad”; lo cual aprendió de su madre cuando esta le
observaba al decirle que tuviera cuidado cuando jugaba, lo cual probablemente él lo
grabo así, limitando su capacidad para disfrutar. Con respecto a lo sexual, la falta de
deseo muchas veces es también falta de imaginación, de curiosidad, de interés por
la otra persona, más que una cuestión de conocimiento sobre las técnicas sexuales.
El sexo en una pareja joven como la señalada es voluntario, espontáneo, pero
también debería cultivarse.

Suelo preguntar a las parejas en las sesiones ¿cuándo te sientes más atraída/o por
tu pareja? Encuentro diversas respuestas a esta pregunta y difieren desde el lado de
ella y desde el lado de él. Porque para querer sexo tiene que ser un sexo que la
persona quiera desear para mantenerlo interesante, vital, que incite. Encuentro
que, en otros casos, el deseo se desvanece cuando la relación no es buena, pues el
deseo necesita un algo de incertidumbre.

Este caso ejemplifica cómo establecen las personas sus relaciones cuando cada
miembro de la pareja no se deja ser a sí misma, lo que no genera una relación
saludable en la que ambos miembros disfruten de su amor, cariño y de su
sexualidad. En un análisis simple podemos afirmar que Daniel actuaba bastante
desde su Padre Crítico y Jovita desde su Niño Adaptado Sumiso, pero ella no estaba
feliz con este tipo de relación y, de ahí, su insatisfacción.

Ambos tenían el supuesto aprendido de que mientras más cosas hicieran juntos
como pareja, mejor pareja iba a ser. Esto les llevaba a exagerados esfuerzos por
cumplir con esta especie de mandato u orden, que se habían impuesto a sí mismos.
Es importante señalar que Daniel tenía interiorizado el mandato “No confíes en las
mujeres”.

Daniel tenía muy interiorizado, de manera rígida, el rol de esposo y, por eso, asumía
que era a él a quien le correspondía cumplir con todas las obligaciones que se había
impuesto. Asimismo, esperaba de su esposa –visualizada como una niña- un
comportamiento acorde con sus requerimientos y exigencias, los cuales pasaban
incluso por determinar el tipo de vestimenta que debería usar o a los eventos de su
empresa a los que debería o no asistir.

28
Daniel no estuvo en un principio muy dispuesto a aceptar las propuestas de la
terapia individual y se mantuvo en una actitud negativa, en lenguaje AT, bastante más
desde su Niño Rebelde, pero después aceptó favorablemente. Se pudo establecer un
contrato primero para él solo y, posteriormente, para ambos.

Les expongo este caso porque, desde mi experiencia, lo considero un buen ejemplo
de que querer crecer y aceptar la invitación de cambiar es imprescindible para todo
proceso terapéutico visto desde el AT. De ahí la importancia de establecer
claramente un contrato: ¿Qué esperan las personas de la terapia? ¿Qué desean
cambiar al asistir a terapia?
¿Cómo creen que lo van a lograr? ¿En cuánto tiempo? Este fue el primer paso que
se dio con esta pareja y que les permitió continuar el proceso.

Otro problema que encuentro en la asistencia de la terapia de parejas, es que buen


número de ellas sufren y se complican por no dejarse ser. Esto sucede porque
establecen relaciones de pareja basadas en la dependencia que, en ocasiones, llega a
extremos inimaginables.

A las relaciones de dependencia extrema, el AT las describe como relaciones


simbióticas negativas. También existen relaciones simbióticas positivas, como
cuando en la pareja hay una actitud de colaboración. Cabe aclarar que todos
nacemos siendo simbióticos claro por nuestra propia naturaleza completamente
dependiente. Luego a través de nuestro proceso de crecimiento y desarrollo
personal si es así, dejamos de serlo para convertirnos en seres autónomos con
mayor grado de autonomía cada vez mas.

En el AT decimos que ocurre una simbiosis no saludable en la relación, cuando ambos


miembros de la pareja se comportan como si formaran una sola persona. En una
relación de este tipo, las personas involucradas no utilizarán los distintos estados
del yo de manera integral. Lo más frecuente es que uno de ellos excluya el Niño y
emplee únicamente el Padre y el Adulto. La otra persona asumirá la posición
contraria, permaneciendo en el Niño mientras abandona sus otros dos estados del
yo. Por lo tanto, han accedido a un total de solo tres estados del yo entre ambos.

Lamentablemente, en el acompañamiento a las parejas, cada vez es más frecuente


escuchar que se envían fotos con el fin de aumentar la confianza entre ellos y
demostrarse que es verdad lo que están haciendo cuando se encuentran
distanciados por sus ocupaciones. En otros casos, cuando ambos miembros de la
pareja no están juntos, se mensajean por el WhatsApp, para “estar en contacto” por
si algo les sucede. Las situaciones mencionadas les hacen creer que ganan en
confianza, cuando lo que realmente sucede es el efecto contrario: en algunos casos

29
es elevado el nivel de dependencia que se genera y que se retroalimentan
mutuamente.

Por otro lado, es muy probable que las parejas estables se pregunten por qué ellos
pueden sostener una relación marital en el tiempo mientras que, por el contrario, el
porcentaje de separaciones, divorcios, etcétera, ha ido en aumento. A veces no
encuentran respuestas o, si las encuentran, la comparación puede resultarles poco
satisfactoria.

En varias ocasiones, al asistir a parejas puedo ver la manera como se relacionan, lo


que me ayuda a entender por qué desisten de mantener ese vínculo:
fundamentalmente, por situaciones no resueltas desde la infancia. A pesar de ello,
sean cuales fueran las circunstancias, son más las personas que prefieren vivir en
pareja antes que solos.

El matrimonio es probablemente la más complicada de todas las relaciones


humanas. Pocas relaciones pueden conducir a emociones tan extremas o pasar tan
rápidamente de la máxima felicidad al odio; lo he visto con cierta frecuencia o lo he
escuchado de labios de los propios actores. No pretendo con ello asustar a los
futuros cónyuges o parejas, pero sí llamar su atención para que reflexionen sobre
ello.

En nuestra sociedad, donde cada vez más personas tienden a convivir antes del
matrimonio, a veces aparecen marcadas contradicciones durante el tiempo de
convivencia que se podrán resolver antes del matrimonio. Pero esto no siempre
sucede así. He tratado con parejas que vivían juntas, que luego se casaron, y solo
entonces descubrieron diferencias insuperables que no habían tomado en cuenta.

Existen casos en los que la pareja tiene un concepto del matrimonio romántico y falso,
como el de las películas hollywoodenses o de las novelas, con un elevado nivel de
expectativas. De hecho, la mayoría de personas que se van a casar se basan en
supuestos y esperan que estos se cumplan en el matrimonio, guardando una
marcada actitud expectante. Encuentro que esta elección basada en supuestos
tiene resultados negativos para la persona, pues lo hacen solo desde la emoción, no
coincidiendo con la razón muchas veces. Es lo llamamos relación basada en el Niño.

El caso de Rosa y Álvaro ilustra en este sentido:

Rosa y Álvaro, jóvenes profesionales de 33 años aproximadamente que se conocían


desde la universidad en donde estudiaron juntos la carrera, mantenían una relación
desde hacía once años. Asistieron a terapia de pareja a solicitud de ella por los
30
constantes problemas que se presentaban en su relación y que la hacían cada vez
más insostenible.
Ambos ya se habían comprometido y acordado la fecha para el matrimonio, pero
por razones económicas, Álvaro no se encontraba en una situación que le
permitiera encarar los gastos de la boda e iniciar una nueva vida con otras
responsabilidades. Por ello se iba posponiendo cada vez más la fecha de la
ceremonia. Rosa estaba convencida de que eran los padres los responsables de los
problemas de Álvaro y los culpaba por ello, aduciendo que lo habían criado mal y
que, por eso, era inmaduro. Asimismo, consideraba a los amigos de Álvaro, malas
influencias que lo llevaban a recaer en sus debilidades: embriagarse y jugar en el
casino. A ello se sumaba, siempre según ella, la zona en donde vivía su novio, un
lugar de muy malas influencias.
Rosa, por el contrario, provenía de una familia con modelos parentales más rígidos y
exigentes, lo cual ella valoraba como algo positivo en su experiencia, pues sus logros
así lo demostraban. Es así que ella era la que imponía las pautas en la relación,
pensando “en lo mejor para ambos”.
Con cierta frecuencia ella manifestaba que cuando Álvaro se convirtiera en su
esposo cambiaría, que estaba segura de ello. Para Rosa, al vivir con su familia, que
no se interesaba por él, Álvaro se descuidaba de su persona, bebía licor casi todos
los fines de semana y gastaba su dinero en el juego, por lo que no podía ahorrar
para cumplir sus planes.
Ella con la mejor intención esperaba que Álvaro fuera a cambiar en todo aquello
que ella le observaba como no favorable para él. Así tenemos que él fuera más
cariñoso, más responsable, que se esforzara más en su carrera para que en futuro
gozaran de una mejor situación. Y que cuando nacieran los hijos él se convirtiera en
un modelo de padre a seguir, como lo fue su papá para ella.
Al conversar con Álvaro, comprendí varios aspectos de su actuación: se veía a sí
mismo como un jovenzuelo, como no responsable de lo que le sucedía, pues era
consecuencia de la mala suerte. Le gustaba construir castillos en el aire y vivir desde
su fantasía su proyecto de vida futura. Se dispersaba en su conversación, pasando
de un tema a otro con facilidad. Inquieto e indeciso en las cosas que quería para sí,
se proponía varias para su futuro. No tenía claro lo que esperaba del compromiso
en su matrimonio con Rosa, es más, se mostraba poco convencido sobre esta
decisión. Quería continuar viviendo en casa de sus padres y no entendía por qué
debía irse a vivir lejos de su hogar paterno, pues se encontraba cómodo; a quien
incomodaba la situación era a ella.
A partir de mi experiencia observo que el exceso de expectativas es un factor que
guarda mucha importancia a la hora de explicar los problemas en las relaciones

31
matrimoniales. Como que esperamos mucho de la otra persona para que nos
proporcione todo lo que necesitamos o demandamos de él, desde la sensación de
pertenencia, por ejemplo. Queremos que nuestras relaciones sean románticas, y
emocionales, hasta plenas en otras áreas, como la sexual. Buscamos seguridad,
apoyo económico, hijos. Esperamos que él sea nuestro mejor amigo, nuestro amante
perfecto, nuestro mejor confidente, etcétera. Para colmo incluso nos sorprendemos
cuando tantas relaciones de pareja se asfixian con tantas demandas.

En situaciones como la vivida con Álvaro, a partir de mi experiencia como psicólogo


formado en AT, siento que traigo abajo la ilusión que tienen las personas al invitarlas
a analizar desde su Adulto lo que sucede con ellas. Es así que, al hacerle ver a Álvaro
que lo que él pensaba como una ilusión desde su Niño no era factible, a este le costó
aceptarlo.

Quedaba claro que, en la relación, Álvaro se manejaba más desde su Niño Adaptado
Sumiso y Rosa desde su Padre Crítico. Además, ella ya lo había ayudado en una
ocasión con el problema de sus deudas, pero al cabo de un tiempo nuevamente
había incurrido en lo mismo. Rosa se convirtió así en la salvadora de Álvaro, pero
también en su “cruel y despiadada perseguidora”, al extremo de darle lo justo para
su pasaje del día. Para abreviar la historia, Álvaro se sintió tan asediado que decidió
terminar el compromiso. Aunque estas situaciones no eran definitivas porque, al
cabo de un tiempo, llámese algunas semanas, nuevamente se reconciliaban.

Aun cuando a las personas no familiarizadas con el AT les cueste entender lo que
sucede en esta pareja, debo señalar que Álvaro necesita de Rosa y ella de él, para
así cumplir con su Guion de Vida o Argumento. Digámoslo de esta manera: Rosa
necesita de alguien a quien “salvar” para después “perseguir” y Álvaro necesita de
alguien que lo persiga, para poder cumplir con un plan establecido inconsciente. Esto
los puede llevar a una especie de juego y terminar desgastando la relación para
finalizar en desencuentros irreconciliables por los que pueden llegar a odiarse.

Por otro lado, Álvaro no estaba muy dispuesto a querer trabajar para mejorar
aspectos personales que escapaban a lo que Rosa pudiera manejar, pues tenían que
ver con él. Inicialmente aceptó asistir solo a la terapia, pero lo hizo una sola vez. Debo
aclarar que esto suele suceder con frecuencia en el trabajo con parejas. Las personas
no estamos dispuestas a cambiar para mejorar. Aunque es cierto que queremos
mejorar, como el cambio siempre cuesta, mejor seguimos así; quizá no tan cómodos,
pero sí, aparentemente, más seguros.

Ante esta situación, me queda claro que, si Rosa y Álvaro optaran por casarse, tal
como están las cosas entre ellos, los problemas en su relación se acentuarían y
32
aparecerían otras discrepancias que podrían traer abajo el matrimonio. Por ello,
para su caso es necesario que se aclaren los acuerdos de manera explícita y que
continúen en una terapia de pareja que complementarían en un futuro con terapia
individual.

Ahora bien, no siempre son así de complicados los casos en las parejas, pues
sucede, como lo entendemos en el AT, que lo propio de la naturaleza del Niño es
confundir la decepción con el desastre. En realidad, pocas experiencias son
realmente una tragedia; sin embargo, muchas parejas en el matrimonio suelen ver
como una tragedia algo que es un problema. La mayoría de los matrimonios con
problemas conciben el amor solo como sentimiento y no como algo que se
construye. Por ello, muchas veces no son los grandes problemas los que no tienen
solución en la relación de pareja, sino los pequeños problemas diarios que, aunque
nunca se vayan a resolver, hay que aprender a manejar. Les describo un breve
ejemplo extraído de una consulta:

En una ocasión una pareja de esposos consultaba por problemas que tenían entre
ellos con relación a tomar acuerdos sobre la educación de sus hijos. Cada uno, por su
parte, manifestaba sentirse en ocasiones descalificado por la actuación del otro.
Establecimos acuerdos sobre su contrato de pareja y sobre lo que querían trabajar
en la terapia en relación con el manejo de la conducta de sus hijos. Al instaurarse y
cumplirse, empezaron a dar resultados positivos.

En realidad, ambos coincidían en los aspectos esenciales con respecto a la crianza de


sus hijos, pero estaban más atentos a las diferencias que a las coincidencias.
Bastaron unas pocas sesiones y cayeron en la cuenta de la necesidad de informarse
antes de actuar.
Empezaron a manejarse más desde el Adulto para no enganchar con el Niño de sus
hijos. Luego de haber trabajado este problema, volvimos a establecer otro contrato
para trabajar otros aspectos relacionados, ahora sí, con ellos mismos.

Con distintos matices, cuando la pareja en terapia logra resolver sus mayores
problemas, a veces se entrampa por no poder resolver los más pequeños, lo que
dilata el tiempo de terapia.

Quizá el caso planteado parezca muy sencillo y poco grave como para ocasionar
problemas en una pareja; sin embargo, es causa de incomprensión. Por ello, insisto
en la idea de que no son tanto los “grandes problemas” sino los aparentemente
intrascendentes los que pueden causar mayor incomodidad en la pareja y, por

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tanto, es necesario aprender a manejarlos.

Se suele reconocer que los matrimonios son duraderos cuando los cónyuges
proceden de ambientes similares con intereses similares reales. Los matrimonios que
suelen tener problemas en su relación con frecuencia no han valorado las
importantes discrepancias que existen entre ellos, pues semejanzas tan
insuficientes como “a los dos nos encanta bailar”, o “a los dos nos gustan las mismas
cosas”, generan normalmente relaciones complicadas.

Debo recalcar que no existe la pareja perfecta, que existe la pareja como es. Las
diferencias deberían reconocerse antes del matrimonio, pero raramente ocurre así.
La joven pareja está enamorada, los novios a veces participan en un curso de
preparación prematrimonial y se embarcan en este camino con la idea de
convertirse en un matrimonio feliz.

Probablemente, la reflexión sobre el propio matrimonio no comienza hasta que se


acerca el divorcio. Entonces empiezan a aparecer las dificultades comparativas y los
dos cónyuges comienzan a comprender la naturaleza de la situación ante la que se
encuentran. Es difícil superar las diferencias y llegar a un compromiso, pero también
es difícil decidirse por la separación o el divorcio.

Sin embargo, cuando hay un interés real por mejorar un matrimonio, el Análisis
Transaccional es un enfoque válido que les proporciona herramientas para aprender
a manejar sus relaciones conflictuadas. Lo primero que pueden examinar, una vez
hayan aprendido el lenguaje, es su contrato matrimonial. El contrato matrimonial
comúnmente suele no ser real sin la ayuda reflexiva de un terapeuta.

Los matrimonios que se someten a tratamiento desde el Análisis Transaccional lo


hacen para “aprender algo nuevo”. La importancia de los vínculos en la relación de
pareja y cómo estos interactúan es un poderoso recurso para este tipo de terapia.

Cuando el comportamiento de uno de los miembros de la pareja cambia, es


necesario que el otro cónyuge también posea las herramientas cognitivas para
comprender lo que está ocurriendo y entender así su propia problemática. Esto les
permite enfrentarse con la realidad de la existencia de dos personas unidas en una
relación llamada matrimonio.

Cada uno de los cónyuges debe estar dispuesto a reconocer su responsabilidad en


las dificultades del matrimonio. “La culpa es toda tuya” es una afirmación falaz. Solo
uno mismo es responsable de una situación. Si el marido se ha comportado de
forma dominante, ha humillado durante años a la esposa y esta lo ha tolerado
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durante ese tiempo, puede decirse que ella, a su manera, ha contribuido a generar
esa situación. Como nos lo recuerda el saber popular: “Para bailar en pareja se
necesita de dos”.

Sin ese reconocimiento de “mi tanto de responsabilidad en nuestros problemas”, el


Análisis Transaccional puede convertirse simplemente en otra forma de expresar el
odio. A medida que vemos los problemas que van surgiendo, empezamos a
comprender la importancia de afrontarlos con respeto y comprensión.

Es difícil que se llegue a un acuerdo acerca de las decisiones si no se han


establecido unos objetivos para la vida en común. Una pareja en terapia desde el
enfoque AT puede aprender a distinguir las diferencias entre las figuras del Padre, del
Adulto y del Niño como denominaciones de nuestra predominancia psicológica en la
relación, pero los dos cónyuges necesariamente deben fijarse un rumbo en la
dirección señalada por la figura del Adulto, es decir, la que representa la reflexión de
madurez de criterio y afectividad. O se establece un nuevo rumbo, o se sigue a la
deriva, por más información que se posea.

Es necesario que las parejas, para determinar las metas de su relación, evalúen qué
es lo que consideran importante y que se planteen qué es lo que consideran mejor
para ellos. Dentro del contexto matrimonial esa pregunta puede formularse de
varias maneras, por ejemplo: “¿Para qué hacemos pareja?”.

En una ocasión asistí a una pareja que convivía desde algunos años eventualmente:
María es asistenta social y Federico es artista. Tenían ambos 36 años
aproximadamente, sin hijos y ella tenía en casa una niña de unos 6 años que era la
hija de la empleada. Como la niña ya vivía con ella, quería adoptarla legalmente,
pero él no lo deseaba. La sesión se desarrolló más o menos así:

MARÍA: Venimos porque queremos saber si podríamos ser buenos papás.

TERAPEUTA (A Federico): ¿Qué opina a lo dicho por su pareja?

FEDERICO: No necesariamente es así como ella lo plantea. En realidad, ella quiere


hacer el trámite legal para adoptar a una niña. Yo, particularmente, no deseo lo
mismo.

MARÍA: Pero nosotros habíamos dicho que tendríamos hijos.

FEDERICO: Sí, pero los nuestros, no necesariamente los de otra persona.

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TERAPEUTA: ¿Ustedes qué esperan de la terapia?

MARÍA: Me gustaría que él aceptara la adopción de Marie.

FEDERICO: Yo quisiera que nos diéramos un tiempo para decidir.

TERAPEUTA: Bueno, nuestro contrato va a consistir en acordar si están de acuerdo


en adoptar a Marie o no.

MARÍA: Me parece categórico, pero estoy de acuerdo.

FEDERICO: Claro, creo que es lo primero que necesitamos.

TERAPEUTA: Bien. Entonces: ¿qué la lleva a usted a pensar en adoptar a Marie?

MARÍA: Pienso que con ella completaríamos una familia.

FEDERICO: Pero eso puede ser teniendo nuestros propios hijos.

TERAPEUTA: ¿Usted quiere ser madre y hacer padre a Federico?

MARÍA: Sí, pero también pienso que debo ayudar a la sociedad a través de la
adopción de un niño.

FEDERICO: Ella trabaja en una organización de apoyo social y se siente como obligada
a tener que asumir a una niña.

TERAPEUTA: Entonces, queda claro que no solo es por la niña en sí, sino por lo que
esta significa para usted.

En síntesis, la terapia de AT ayudará a las parejas a superar sus problemas, pero se


hace necesario que sean las mismas parejas las que busquen superarlos; para ello es
importante que aprendan a generarse sus propios espacios individuales y comunes.

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2. LO MÍO, LO TUYO Y LO NUESTRO

Este tema la empiezo narrando la historia de una pareja de esposos a la cual asistí
en su momento y que lamentablemente considero yo, no lograron superar sus
problemas. Son una pareja de esposos jóvenes de 36 y el 38 años. Tienen dos hijos
de 6 y 4años. Inicialmente no asistieron por ellos, sino por su hijo mayor de 6años
que estaba presentando problemas de conducta en el colegio. Es así que luego de
la entrevista con ellos, deciden asistir por sus propias dificultades en su matrimonio.

Ella Carlota me escribe:


JUNIOR y yo nos conocimos por medio de unos amigos en común, para serte
honesta pensé que era un poco pedante pero luego de conversar un poco me di
cuenta que no era así.

Pasaron unos meses y lo volví a ver en el cumpleaños de una amiga, solo que él no
me reconoció... ajaja, había cambiado de look por eso no se dio cuenta y pensó que
quería conquistarlo por así decirlo.... luego le pidió a su amigo que le averiguara mi
teléfono y a partir de ese día estuvimos en comunicación y comenzamos a salir.

Luego de salir por un tiempo me di cuenta que estaba embarazada la sensación más
maravillosa que una puede sentir, ya que en algún momento de mi vida me dijeron
que no podría ser mamá y luego de unos años paso. La verdad es que no sabía cómo
reaccionaría JUNIOR ya que hasta ese momento no habíamos definido que pasaría
con nosotros, así que nos alejamos bastante tiempo y continuamos cada uno por su
lado y así pasaron los meses. Hasta que después de casi un año y medio
aproximadamente. lo llame para contarle lo que había pasado que había estado
embarazada y que habíamos tenido una bella bebé, como imaginaras la reacción de
asombro, cólera y asumo que varios sentimientos encontrados por su parte, el
experimentaría. Pudimos conversar y para que pueda conocer a la bebé y así
sucedió.

Pasaron unos meses y comenzamos a frecuentarnos ya que iba a ver a la bebé y fue
así como empezamos nuevamente a salir y a darnos cuenta que sentíamos algo el
uno por el otro.

Después de haber conocido a sus padres y de ellos conocer a la bebé, esto habrá
sido unos cinco meses después decidimos convivir y nos mudamos a la casa de sus
padres, honestamente me dio miedo, pero no importo, porque al final sabía que
estaba haciendo lo correcto y estaba bien. Pasado el tiempo la relación mejoro

37
bastante y debo de reconocer que nunca en mi vida me había sentido así de feliz y
completa en mi vida sabía que no había sido la historia perfecta pero para mí lo era
y lo ha sido hasta el día de hoy.

Luego de conversarlo por un largo tiempo decidimos tener a nuestra segunda bebé,
otra bendición del señor... puedo hacer un paréntesis y decir que ellas son mi vida y
mi motor, ¡sin ellas no estaría completa!!!!

Acá es donde creo yo que comenzaron los problemas porque creo que pasé de ser
mamá y esposa a sólo mamá y no me di cuenta hasta hace casi cinco meses en
donde nuestra relación se vino abajo, el hecho que mis suegros se vayan de viaje
creo yo que también influencio bastante ya que tuvimos que hacer las cosas solos,
ya no teníamos ayuda, éramos solo los cuatro y a veces sé que no era de mucha
ayuda ya que paraba más preocupada por las cosas de la casa que de mi familia.

He obviado muchos detalles porque de lo contrario sería un testamento, en serio


jajá... pero en conclusión sé que Amo a mi esposo como no lo había hecho en mi
vida, sé que no he sido la mejor esposa y mujer mucho menos, pero lo que sí puedo
decirte después de estos años juntos es que no cambiaría nada de mi relación en sí,
lo que cambiaría serían las cosas que debo dejar de lado para poder ser feliz con él,
dedicarle más tiempo a él y a mí también no ser solo padres sino más bien esposos y
pareja.

Esta historia está incompleta obviamente porque hay cosas y detalles que preferiría
conversarlos personalmente, hemos pasado por mucho desde el nacimiento de las
bebés, la salud de JUNIOR, el tema del colegio de las bebés y sobre todo nuestro
matrimonio que no ha sido el típico...jajajaj eso no te lo he contado.... En serio te va
a parecer gracioso, pero JUNIOR jamás me pidió matrimonio quien lo hizo fue mi
suegra.... si ella me dio el anillo en vez de JUNIOR.... siempre se lo digo con la
esperanza de que en algún momento lo haga, pero ya vez hasta ahora no ha sido
así, ojalá la situación cambiara en serio porque es tan grande la ilusión que tengo de
casarme con él, que me siento terrible cada vez que pienso en todas las veces que
se lo comente y que él me decía que no era importante.... Ahora estamos casados
por civil.... solo que fue algo rápido y sencillo...pero si recuerdo que le dije la
primera vez que salimos que el sería el último hombre de mi vida y que nos íbamos
a casar... Dios habrá pensado que era una loca, pero lo sentí en ese momento y
hasta ahora lo creo y lo afirmo.

Sorry por escribirte de manera desordenada, pero escribo según se me vienen los
recuerdos y las emociones.
En serio tengo mucha esperanza en que se pueda arreglar esta situación, él siempre

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ha sido y bueno es un padre y esposo maravilloso, bueno, comprensivo, paciente y
que ahora creo que está muy confundido y no sabe qué hacer. Saludos y quedo a la
espera de tus comentarios. CARLOTA

A continuación, lo que Junior me escribe:


Le escribo un poco de mi historia con CARLOTA. Como te
comenté yo inicié mi relación sin estar enamorado, empecé con un tema de gusto,
de atracción, de cariño, me preguntaba a mi mismo si
¿La llegue a Amar? creo que sí, hay escalas en el amor, para mí sí y con ella creo que
llegue a un amor etapa uno, nos casamos al poco tiempo (convivimos más menos 6
meses) creo sin conocernos mucho, puesto que hasta esa época vivíamos con mis
papas y ya teníamos a nuestra hija mayor y no tuvimos tiempo de pareja, fue
pasando el tiempo y la relación en vez de despegar fue disminuyendo en intensidad,
pues no éramos tan compatibles, ella tiene cambios muy bruscos de carácter y es
ofensiva verbalmente y yo por el contrario soy pasivo, relajado y eso nos trajo
muchos problemas, desde casi 2 años de matrimonio más, menos.

Yo sentía que mi matrimonio tenía fecha de vencimiento desde el inicio, alguna vez
o en varias oportunidades se lo dije, y eso nunca cambio. En el último año sentía
tanta soledad, pues nos volvimos 2 extraños compartiendo una cama y una vida, lo
raro que ya para esa altura de nuestra vida, como personas y amigos nos llevábamos
mejor, pero no como pareja. Yo tenía más emoción y motivación de conversar con
cualquiera otra mujer, que con ella, me amanecía y buscaba el momento para
hacerlo de manera virtual, eso me generaba sentimientos por otras personas, de
cierta manera me enamoraba de las otras personas.

A comienzos del año 2017, empecé a darme cuenta que no era feliz, que necesitaba
amor, pero de alguien que yo amara (pues ella me ama, pero yo no y es feo pues yo
la quiero muchísimo), y me di cuenta que, si seguía casado con ella, no encontraría
el amor o mejor dicho llegaría el amor, pues tampoco es que lo iba a salir a buscar,
solo sé que no es posible estar con alguien que no te genere ya alguna sensación
relacionada al estar enamorado o ilusionado.

Es por eso que salí de la casa y fue una mezcla de sentimientos al principio por mis
hijos, después porque extraño la vida de casado, pero no tanto a ella, a los seis
meses decidí intentar por mis hijos y porque ella es buenísima lo mejor de lo mejor.
El tema está en que no la amo y en lo que va, trato de enfocarme en ella y buscar
generar sentimientos, pero aun nada y siento frustración por eso, pues al final ella
podría salir mal parada de nuevo, pero como te comenté mi idea es enfocarme este
verano en pasar todo el tiempo que pueda con ella y ver lo mejor, pero al mismo
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tiempo no dejo de pensar en que me da miedo dañarla pues ella me ama y yo solo
la quiero.
Saludos Junior

Es obvio que esta pareja de esposos está atravesando por un serio problema, ambos
como que se sienten atrapados en una especie de juego. A propósito del subtitulo
de este capítulo (lo mío, lo tuyo, lo nuestro) esto último no existe en esta relación
entre Carlota y Junior. Es importante para el éxito de una pareja en el matrimonio
haya acuerdo mutuo, coincidencia en relación a:

Coincidencia en las metas que se propongan: Esto presupone cierta compatibilidad y


algunas actitudes similares, al menos en los aspectos esenciales de la vida marital que
compartan. Cuanto más similares sean los intereses de la pareja, más fácil les será
alcanzar metas en común en la que ambas disfruten y es en lo que falta Junior y
Carlota.

Cierta coincidencia en la convivencia: Esto implica que no existen dos individuos con
personalidades idénticas: por eso es imprescincibles que las parejas aprendan a
posponer algunos de sus deseos individuales en pro de la convivencia marital. Si no se
logran acuerdos y concesiones mutuas, entre ambos entonces será muy difícil la vida
en convivencia.

Desprendimiento de si y Empatía: Deberá haber un equilibrio entre las demandas y la


entrega. Debemos considerar que, si se requieren demasiadas concesiones, por otra
parte, la pareja tiende a agotarse y puede separarse. Así mismo si se dedica
demasiado tiempo al logro de ambiciones personales solamente, es probable el
fracaso marital. Tenemos de ejemplo a Junior.

Coincidencia en las actividades que se proponen: Resulta imprescindible cierto


acuerdo sobre las actividades a realizar como pareja y como familia. Sin intereses
comunes, se generan problemas que suelen generar conflictos. A menos que los
intereses y actividades individuales del esposo y la esposa se integren algo, no es
posible alcanzar una unión exitosa.

Lamentablemente en la relación de Carlota y Junior las diferencias eran mayores que


las coincidencias en aspectos esenciales de la vida en común. En esta relación

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predominaba lo mío y así resulto imposible poder coincidir y hacerse concesiones
mutuas en aras de lo nuestro. Sobre todo, desde el lado del esposo Junior.

Existe una gran cantidad y variedad de libros y escritos relacionados con la problemática
de las parejas: desde materiales de autoayuda hasta libros que intentan sistematizar
teóricamente el trabajo terapéutico. Algunos de ellos los considero trabajos serios
de investigación que merecen mi reconocimiento, pero son muchos más los que
presentan diversas historias abordadas desde planteamientos poco serios o los que
resaltan situaciones sórdidas o comportamientos patológicos. Otros tratan el tema
de manera frívola, con explicaciones pueriles de las relaciones de pareja o se
asemejan a recetarios para la mejor convivencia entre esposos.

Lo que siempre debemos tener en cuenta es que toda relación de pareja, al mismo
tiempo, presupone individualidades autónomas. Tal como manifesté en el capítulo
anterior, todos tenemos necesidad de ser individuales y, al mismo tiempo, sociales,
pues son necesidades inherentes al ser humano. Todos necesitamos sentirnos
autónomos e independientes en algún grado, y relacionados y vinculados con otros.
Evidentemente, dichas necesidades se presentan y manifiestan de diversas formas a
lo largo de las distintas etapas de la vida.

Así, por ejemplo, en la juventud y vida adulta, la capacidad para forjar una identidad
única, fuerte, auténtica, autónoma e independiente ha sido considerada un
elemento esencial del desarrollo, un signo evidente de madurez y de crecimiento
personal. Pero, de igual modo, la consecución o el logro de un cierto grado de
intimidad relacional, frente al aislamiento y la soledad, se ha considerado como una
tarea fundamental por resolver a lo largo de los años de la juventud y/o primeras
etapas de la vida adulta.

Si bien es cierto que entre estas tendencias se pueden generar importantes


tensiones, cuando alguna de ellas o ambas no se resuelve de forma adecuada, no lo
es menos que cada una de ellas puede facilitar y promover la consecución de la
otra, desarrollándose de forma sintónica. Dicho de otro modo, a través de nuestras
relaciones más próximas podemos construir un sentido de identidad más seguro y
diferenciado, a la vez que ese sentido de mayor individuación y diferenciación, nos
permite conectar y vincularnos de forma más profunda e íntima con el otro. Por el
contrario, las experiencias de relaciones negativas pueden limitar nuestra capacidad
de desarrollo individual, lo que, a su vez, fácilmente dificultará las posibilidades de
un acercamiento más íntimo y genuino hacia los demás.

Son muy diferentes los contextos relacionales en los que operan y se ponen de

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manifiesto estas dinámicas, pero durante la juventud y la vida adulta, la relación de
pareja se muestra como uno de los contextos de especial relevancia para buena parte
de las personas. La mayor parte de los jóvenes y adultos han mantenido o mantienen
alguna relación de pareja y, habitualmente, se trata de relaciones deseadas y
buscadas de forma voluntaria. En este caso expuesto resalta para mi, la incapacidad
de Junior para entender que la vida en pareja necesita de madurez para entender
que cuando una gana algo, también pierde algo.

Muchas veces me he preguntado en dónde radica el éxito de una pareja y suelo


responderme que, en gran parte, radica en establecer una relación en donde cada
uno se deje ser: esa es una relación saludable para cada miembro de la pareja en
donde existe lo mío, existe lo tuyo, sin dejar de existir lo nuestro. Sin embargo,
cuando espero que María sea como yo, Juan, quiero que sea, entonces es como
pedirle que deje de ser como es para que sea como yo quiero que sea. Quien espera
algo de alguien siempre se va a frustrar, porque nunca va a ser como lo desea, pues
esto implica que la persona deje de ser como ella es.

Por tanto, en las relaciones de pareja necesitamos aprender a satisfacer las


necesidades de cada persona como individuo y las de ambos como pareja. Así se
dará lugar a lo tuyo, lo mío y lo nuestro, en donde lo tuyo no anula lo mío y lo mío no
anula lo tuyo, ni lo nuestro, lo que hará posible coexistir perfectamente de manera
Adulta, es decir, con respeto y de manera saludable.

JUAN MARÍA

LO MÍO LO TUYO

JUAN MARÍA

LO NUESTRO

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Como lo señalo párrafos más arriba el éxito en la relación de pareja entre otros
radica en saber cómo reinventarse, como recrearnos a nosotros mismos. Hoy en día
vivimos muchos años más que antes. Asimismo, es importante la flexibilidad, la
apreciación mutua, la tolerancia en la pareja, valorar lo que hace el otro. El éxito no
está medido por los problemas o conflictos que vivimos sino por las apreciaciones
que tengamos.

Es importante aprender a mejorar después de un problema. Y este se logra, con


disposición, con sentido del humor, con caricias, pidiendo disculpas, valorando lo
que dijo el otro. Admirar al otro como persona y no sólo como funciona dentro de la
familia. Apreciar que tenemos un día más con esa persona, estar atentos a lo que se
gana y ser agradecidos por lo que tenemos y no sólo estar atentos por lo que nos
falta.

En el caso expuesto de Carlota y Junior hay un predominio de lo mío en desmedro


de lo nuestro y esto hace que la relación marital de ambos pueda superar los
obstáculos presentados, pues se requiere un mínimo de coincidencia en las metas
en común. Como es evidente la decisión de Junior está basada en la emoción,
inmadura de una realidad actual. Por ello recomendé para la terapia individual,
como un paso previo a la terapia de pareja.

3. YO ESTOY BIEN TU ESTAS MAL

El caso de EDWIN y CLARA una joven pareja de novios, en la que pone en evidencia
la posición existencial, Yo estoy bien Tu eres el que está mal. Él no sabe si continuar
con ella o dar por terminada la relación. Llevan comprometidos ya hace 2años y son
enamorados varios años más, pero la relación ha ido de mal en peor, entre otras
cosas ambos no han aprendido a gestionar sus emociones y menos aún a
manejarlas. He aquí un extracto de los problemas entre ellos:

Esto es lo que me escribe EDWIN: fui a una cita usted el día lunes, le comento que
estoy hablando con CLARA y me parte el corazón leer lo que me dice, pero no
quiero darle esperanzas de volver, siento por un lado tengo que mantenerme firme
en mi decisión, pero por otro quisiera no haberla tomado y que haya sido sólo una
pelea tonta que no debió pasar a más. Como me dijo, no debí haber tomado una
decisión tan trascendente basado en la emocion, eso me llega a pensar que tomé la
decisión incorrecta y que fui un cobarde, no sé qué hacer, no quiero hacerle más

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daño, tal vez dejarla ir de una vez para que sea feliz con otro hombre, no quiero que
sufra más, sé que, si le digo para volver a intentarlo, ella va a aceptar, pero ¿para
hacerla sufrir más?, ¿retenerla?

Hemos tenido tantas peleas y son tan densas y dolorosas, no sé si sea nuestro
modus operandi enfermizo o si somos sólo una pareja más con problemas, así fuera
enfermizo, tal vez podría tener una solución, no lo sé.

Habría que enfatizar a esta pareja, lo que ya antes se había tratado en la consulta
que no ponemos bien o mal a otra persona, tampoco nos ponen bien o mal. De
modo que la invitación que podemos hacer es a estarlo y será efectiva en la medida
que la otra persona responda con una opción complementaria responsabilizándose
de ella. Igualmente, alguien nos puede invitar a estar bien o mal, nuestra respuesta
decidirá nuestra situación y esta será de responsabilidad nuestra.

Cuando una persona es invitada a estar mal, tiene la posibilidad de aceptar o no


dicha propuesta y si su respuesta es para sentirse mal, es porque así está grabada la
opción en ella. Para cambiar esta dificultad dependerá, esencialmente, de un re-
aprendizaje para usar una respuesta diferente que nos permita sentirnos bien a
pesar de la invitación, y se pueda, también, hacer uso de una opción que invitaría a
la otra persona a estar bien (OK). Esto es precisamente lo que conviene trabajar con
CLARA y EDWIN.

Doctor Julio, como quedamos, le envío lo que CLARA y yo escribimos el día domingo
que terminé la relación y cancelé la boda.

Los defectos que CLARA se reconoce que tiene:


Explosiva/colérica
insegura/temerosa de algunos temas personales
Perfeccionista/exigente
No me defiendo como debiera en el momento en que me atacan
Soñadora
Descuidada con mi salud
Me cuesta terminar la relación a pesar de saber que ya no es buena para mi

Los defectos que tiene EDWIN según CLARA:


Inmaduro
Terco/cerrado con sus ideas
Tacaño
No me acepta como es
Inseguro/temeroso de asumir retos

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Baja autoestima en el trabajo
Engreído
Sin experiencia en relaciones de pareja
Sin sueños ni grandes expectativas
Sin metas claras
No se compromete realmente a profundidad
No me defiende
No está dispuesto a hacer de su pareja la persona más importante de su vida
Se identifica con su madre y actúa como ella (asumió el rol femenino en la parte
económica de la relación, esperaba que yo gane el dinero y él encargarse a medias
de la casa)

Los defectos que EDWIN se reconoce tener:


Complejo de inferioridad por su piel
Me gusta estar con mi familia, mamá, papá, flor, primos (mamitis, papitis)
Tengo poco dinero para formar una familia
Inmadurez para afrontar los problemas
Complicarse por poco en la relación (tal vez otras personas tomarían las
discusiones/problemas de manera mucho más ligera)
No ser muy entusiasta con muchas cosas que me podrían gustar
Conformista
Miedoso (miedo al futuro)
Muchas veces estoy a la defensiva o me doy por aludido en cosas que tal vez no
eran para mi
Inestable emocionalmente
Dudoso con muchas cosas, amor, religión, futuro, convencimiento de que voy a
lograr objetivos
A veces generalizo
No aceptar cosas

Los defectos que tiene CLARA según EDWIN:


Su carácter explosivo
Que sea terca
Que eche la culpa de sus problemas a los demás
Que siempre me esté exigiendo que haga las cosas como ella quiere que las haga
Que siempre se esté quejando de todo
Que sea muy dependiente de su mamá y familia, siempre pasa tiempo con ellos y no
lo acepta
Que odia mi religión
Que me eche en cara que está sacrificando muchas cosas por mi
Que se vea ella como una mujer sin problemas

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Yo siento que es especialmente complicada

Para entender a las personas, necesitamos entender las relaciones. Entender las
relaciones supone conocer nuestras necesidades y las de los demás y saber cómo
satisfacerlas. El Análisis Transaccional es un modelo de terapia que nos ayuda
precisamente a conseguir el objetivo de entender a las personas y como estas se
relacionan entre sí. Como en el caso de Clara y Edwin.

La relación de pareja requiere el establecimiento de normas comunes que permitan


el entendimiento entre ambos. Lo cual es evidente que en la relación de EDWIN y
CLARA esto no existe.

Otro aspecto a señalar importante que encuentro en esta pareja son las
descalificaciones de la opinión del Adulto. Por eso hay estas pugnas de opiniones
que influyen o determinan un funcionamiento no sintónico entre los Estados del Yo
para la toma de decisiones entre ellos.

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, la pareja necesita de unos


estados del Yo descontaminados y positivos, sin embargo, lo que encontramos en
esta pareja es que establecen relaciones desde la beligerancia, la crítica
descalificadora, condescendencia, la complacencia a pesar de no sentirse bien con
ello. Me parece importante reconocer las funciones que desempeñan los diferentes
estados del yo en las relaciones en general y de pareja en particular para poder
aplicarlo en este caso.

Repasemos con fines didácticos que el ESTADO DEL YO PADRE, en el mejor de los
casos es cariñoso y solidario; en el peor de los casos es crítico y controlador.

Asi tenemos por otro lado, que el ESTADO DEL YO ADULTO: en el mejor de los casos
es realista, lógico y racional; en el peor de los casos no tiene efecto.

Con respecto al ESTADO DEL YO NIÑO, sucede que en el mejor de los casos este es
juguetón y creativo; y en el peor de los casos es rebelde y malévolo.

Las personas al no haber crecido asumen el rol de pareja desde el Padre, por tanto,
a la otra persona que las ven como subordinados no les queda más remedio que
asumir la posición de Niño en la relación. O, al contrario, cuando la otra persona
está en posición de Niño se activa automáticamente el Padre.

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El mensaje tácito de la pareja que está en su estado del yo Padre al Niño de la otra
persona, en la relación paternalista convencional, es "¡Yo estoy bien, tú no estás
bien!"

Para mantener relaciones saludables y efectivas necesitamos activar nuestros


Adultos. Crear relaciones en las que nadie se defina como "superior" o " mejor" que
nadie. Si las parejas consiguen unas relaciones de igualdad y equilibradas habrán
creado un entorno muy favorable.

Las relaciones saludables requieren confianza. Hay dos competencias que deben
darse y coexistir para que una persona confíe en otra: creer que eres competente y
que te interesas por mí, sólo entonces confiaré en ti. Ser competente solo o el
cuidar, si no van juntos, no son suficientes, no generarán confianza. Ambas
cualidades son necesarias.

Si una pareja se dedica a juzgar lo que hace la otra (PC-), y si ese juicio afecta a las
caricias que recibe (caricias positivas o negativas) esto condicionará su relación con
esa persona de manera definitiva. Emitir críticas destructivas, comunicar desaliento
a las personas y no creer en las capacidades de los otros, es la mejor forma de
establecer un ambiente negativo en el que no se va a desarrollar una relación
armoniosa. En la relación entre Clara y Edwin se hace muy complicado poder
arribar a un acuerdo exitoso y por ende a una relación saludable. Pues cuando una
de las partes plantea yo soy mejor que tu o yo soy quien está bien tu eres quien está
mal, estamos destinados a fracasar en la relación. Nadie es mejor o peor que nadie,
simplemente diferente a la otra persona.

No trabajar en colaboración con la otra persona para aprender o crecer (es no usar
el Niño Libre); Tratar de que él o ella apruebe lo que la otra persona está haciendo
(corresponde al Niño Sumiso o Rebelde) para obtener beneficios o caricias positivas.
Que es el manejo de Edwin con respecto a su esposa.

Un poderoso incentivo para hacerse experto en ocultar problemas, presentarse


como infinitamente competente y poner sus energías tratando de impresionar (o
adular) a la persona con poder es propio del (Niño Sumiso).

Es así que es menos probable que las personas pidan ayuda cuando la persona a la
que normalmente se dirigen maneja premios y castigos (Niño Sumiso). No hace falta
decir que si las personas no piden ayuda cuando lo necesitan, el rendimiento se
resiente en prácticamente cualquier tipo de tarea.

Es de suma importancia para la terapia la voluntad de las parejas para salir

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adelante, pero también es necesario un mínimo de responsabilidad en estos
problemas. La culpa es todo tuya le resta objetividad y por ende merma el
compromiso de la persona. Puedo augurar que este caso las perspectivas de futuro
son cuando menos inciertas. Si es que ambos no pasaran antes por una terapia
individual.

4. ETAPAS EN LAS RELACIONES DE PAREJA

Las relaciones de pareja atraviesan por diversas etapas a lo largo de la vida. Por lo
general, comienzan con una especie de ceguera romántica, ya que la elección se
suele hacer desde el estado del yo Niño, es decir, desde lo que yo quiero o me gusta,
y se pasa luego por periodos de adaptación a las diferencias en el modo de ser de
cada persona, a los cambios en el modo de vida y a las diversas necesidades mutuas.

Observo que las personas se suelen casar con una fantasía y continúan esperando
que se haga realidad esa fantasía con la cual ella o él se casaron. Esto me parece
significativo. De diferentes maneras irán aterrizando en su realidad al percatarse o
no de que el vínculo que establecieron va teniendo distintos significados a lo largo
de la vida. No puede tener el mismo significado un(a) enamorado(a) que un(a)
novio(a) o un(a) esposo(a) con quien se piensa elaborar un proyecto de vida.

Es evidente que las relaciones de pareja son a lo largo de la vida como caminar en
un terreno movedizo y tienen inexplicables maneras de convertirse en lo que uno
menos hubiera esperado o deseado. En ocasiones, incluso es la réplica de la relación
con uno de los padres o un hermano. Con cierta frecuencia se dice que sus miembros
tienden a complementarse para compensar sus respectivas debilidades, pero ese
equilibrio complementario, así como puede enriquecer una relación, es capaz de
provocar también una situación conflictiva. Por eso, al inicio de la terapia considero
de suma importancia pedir a cada miembro de la pareja que manifieste lo que cada
quien espera de él o de ella.

Es importante reflexionar sobre qué se le pide a una relación de pareja, porque si se


casan esperando que el otro solucione su vida, que le dé toda la felicidad que no
tuvo, que llene todos sus vacíos, esto es, si su expectativa es muy elevada, lo más
probable es que esa relación fracase. No es saludable iniciar una relación esperando
resolver con la otra persona lo que no ha podido resolver por sus propios medios.

Uno de los problemas más frecuentes que observo en señoras con las que trabajo en
la consulta es que viven una vida como Niñas en lugar de como Adultas. Esto significa

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que eligen conductas que obedecen a las expectativas de los demás y no aquellas
que les puedan conducir a la satisfacción y realización personales. Actúan
reactivamente por sus emociones en lugar de vivir conscientemente y, aun cuando
maduran en términos físicos, en términos emocionales nunca llegan a madurar. El
problema es que, aunque esto les ofrezca cierto alivio, no les permite dirigir su
propio destino. Se puede observar la manera en que la conducta infantil obstaculiza
su camino al crecimiento, al desarrollo, al éxito, para alcanzar una vida con
bienestar.

La importancia de los vínculos en la relación de pareja y en cómo sus miembros


interactúan es un poderoso recurso para la terapia en el Análisis Transaccional. Para
un terapeuta resulta imprescindible la pregunta: ¿qué necesita cada uno de ustedes
del otro para sentirse un poco menos: molesto, afectado, temeroso, enojado, etc.?

Es común que el afecto se pueda convertir en resentimiento, pero puede acaso


convertirse el “resentimiento” en “afecto”. Recordemos que las relaciones de pareja
tienen que ver con el intercambio de lo que llamamos Caricias que se explican más
adelante con mayor detalle.

Varios autores entienden el matrimonio como una empresa común que exige mucha
dedicación, paciencia e insistencia. Lo importante es hacer una relación de pareja
rentable, y la rentabilidad dependerá de cuánto se invierta en espacio, en tiempo,
en atención, dedicación, esfuerzo y deseo de compartir. Como se dice en términos
futbolísticos aquí en el Perú: “Hay que ponerse la camiseta”, es decir, asumir la
responsabilidad con esfuerzo si queremos conseguir lo que nos hemos propuesto.

Cuando pregunto a las parejas qué es lo que les gusta de ellos o de ellas, se suelen
referir a que es una buena madre o un buen padre, una excelente hija o hijo, una(o)
inigualable esposa(o), etc. Pero eso se refiere para lo que sirve, por lo que hace, pero
no se refiere a lo que ella es o tiene, por ejemplo, es alegre, su linda sonrisa, su
belleza, etc…

Escucho múltiples veces: “Pero cuando éramos enamorados no eras así”, y no se


percatan de que el vínculo que mantienen ya varió de significado y, por tanto, ya no
es el mismo. Esto no supone que sea peor o mejor que el anterior, solo que es
distinto: que para él o para ella la otra persona ya no guarda el mismo significado,
que esto sufrió alguna modificación a lo largo del tiempo y que es normal que suceda
así.

Recordemos que, para muchos, los problemas de pareja tienen que ver con
frecuencia con situaciones personales que no han sido previamente resueltas y cuya

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solución se busca en la pareja. Por ello, como ya hemos planteado, es necesario
preguntarse para qué se forma la pareja. Nosotros solemos decir en terapia que
nadie le puede obligar a otro a actuar con su Niño; en todo caso, se le puede
“invitar”, pero nadie puede conseguir hacerlo sin su consentimiento.

Para que las discusiones de pareja tengan como consecuencia un beneficio para los
dos, es necesario utilizar el estado Adulto, lo que requiere permitirse crecer y pasar
de la niñez a la madurez. Esto es lo que no ha sucedido en el siguiente caso:

En una ocasión una colega derivó a mi consulta a una pareja de esposos, los llamaré
Gómez. Nadia tenía 56 años y Piero, 68 años. Llevaban 34 años casados y sus dos
hijos vivían con ellos. Nadia tomaba antidepresivos desde hacía aproximadamente 2
años y sufría migrañas persistentes. Además, tenía una hernia en la columna que le
ocasiona intensos dolores que, en ocasiones, la postraban en cama. Ella narraba todo
como si fuera una trágica película. Reconocía que, a pesar de que se había desvivido
por los demás, fueran estos sus padres o sus hermanos, sus padres siempre habían
preferido a sus hermanos. Señalaba que de la misma manera se desvivía por su
esposo e hijos. Y que nadie, esto es nadie, se interesaba por ella, que era menos que
un trasto viejo para los demás. - “No me diga ‘que sí’ porque a nadie le intereso”,
sentenció en más de una ocasión.
Nadia se quejaba permanentemente del poco interés de su esposo y de sus hijos
para con ella, incluso de sus propios padres y hermanos.
A lo largo de la conversación se refería constantemente al pasado y a todo cuanto
podía haber hecho de joven.
Su historia personal estaba llena de sobreprotección invalidante para con ella. Al
llegar a la juventud se enamoró tempranamente de su entonces guapo esposo y
pasó de la protección paterna a la protección del esposo. Cuando Nadia narra esta
parte de su historia, se queja de no haber vivido su propia vida, sino la de otros.
En ella destaca su inteligencia y su memoria, su capacidad organizativa y su exquisito
gusto por el arreglo del hogar y el cuidado de sus hijos. Para su buena suerte, desde
siempre gozó de una situación económica holgada.
Por supuesto que Nadia no se sentía feliz siendo como era pues, para ella, su mundo
rosado e irreal le era adverso o, en todo caso, no estaba respondiendo como ella
quería. Sobre todo, ahora que los hijos habían crecido y, muy saludablemente,
tomado la decisión de mantenerse a distancia del hogar paterno.
En más de una sesión, era Nadia la única que hablaba sin parar, pasando del
presente al futuro, volviendo al pasado, con una verborrea inagotable. Al final de la
sesión decía: “ahora me siento mejor”. Esto hacía muy difícil, casi imposible,
establecer algún tipo de acuerdo con ella. Debo reconocer que cuando tenía
50
consulta con ella, me sentía en mi estado Padre del yo, pues Nadia con su estado
del yo Niño me invitaba constantemente a ello. Debía estar atento todo el tiempo
para no engancharme con Nadia en el juego de salvador, no porque ya tuviera
varios salvadores, sino porque eso no la ayudaría.
Por otro lado, Piero comentaba que tener relaciones sexuales con su esposa es
como sentir que la estaba violando por todas las quejas emitidas durante el acto
amoroso. Para él era como estar con una niña; entonces para evitarlo había
decidido masturbarse, lo que justificaba también por ser una persona mayor con
menos interés que antes.
Finalmente, Nadia, como corolario, saca a la luz el tema de la separación pues no
siente que le importe a él y, por lo tanto, eso sería lo mejor. Su esposo, a lo largo de
las sesiones, nunca había mencionado la separación como un argumento, ni siquiera
lo había considerado una posibilidad.

Debo señalar que, si el matrimonio de los Gómez se había sostenido así durante sus
34 años, era bastante probable que continuara manteniéndose otros 34 años más,
gracias a que el esposo, de una u otra forma, también correspondía con este tipo de
enganche. Si bien se había ido desgastando en el tiempo, Piero era el “santo varón”
que sufría las consecuencias de tener una esposa inmadura al extremo, cuyas
demandas recibía y solícitamente cumplía. No fue casual que eligiera como esposa a
Nadia, una exalumna suya. Todo esto formaba parte de la trama en esta relación,
trama de la que ellos mismos parecían no ser conscientes, razón por la que podrían
seguir entrampados muchos años más en esta especie de juego.

Un aspecto importante de este caso es que es poco probable que sus deseos, como
el divorcio de su esposo, la hagan tomar decisiones hacia nuevos rumbos, pues esto
forma parte del juego que a lo largo de los años la ha ido sosteniendo. El otro
aspecto importante que el caso nos muestra es que la forma como las personas
perciben sus problemas y como son expuestos en la consulta no necesariamente son
reflejo de la realidad, pues siempre están teñidos por su propia mirada.

Dicha pareja continuó asistiendo a terapia, pero resultaba muy dificultoso llegar a un
acuerdo desde el Adulto para promover cambios y así permanecer en el tiempo.
Personalidades como las de estos esposos no cambian simplemente por un deseo
propio y la terapia demanda un trabajo arduo, pero, sobre todo, el interés genuino
de cambiar para sostener una relación conyugal saludable para ambos y, por tanto,
no basada en juegos.

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5. EXPECTATIVAS Y CRITERIO DE REALIDAD

Quise empezar exponiendo este caso de una joven pareja que asistí hace un tiempo,
asimismo incluir en esta nueva revisión del libro este punto que encuentro de suma
importancia. Una de las primeras funciones del yo que los ingleses llaman el self
tiene que ver con el criterio de realidad. Lo cual considero de suma importancia
pues es en lo que suelen fallar las personas en general y con mucha frecuencia. Pues
como diríamos en AT evalúan sus expectativas desde su Niño, que es donde están
las emociones y no desde su Adulto que como sabemos esta la razón.

Esta es la historia de PAMELA y POLO: estimado doctor nuestra historia comienza


así… Conocí a POLO a fines del año 2010 en una reunión familiar, creo que fue amor
a primera vista.

Sin embargo decidí ser su enamorada estuvimos un mes, pero yo le pedí que no le
dijera a nadie porque en ese entonces me avergonzaba de el por ser de baja
estatura y siempre lo veía tomado, durante el mes de enamorados él siempre fue
muy cariñoso, amoroso, además hizo que toda mi familia le tenga mucho cariño
todos me decían ese chico sí que está enamorado, era bien notorio porque me traía
regalos era súper amable, pero yo no estaba enamorada de él, después del mes de
enamorados yo terminé la relación, pero él no se daba por vencido siempre me
insistía, yo hasta ya le había agarrado cólera y a veces lo trataba mal.

Empecé una relación con otro chico, pero me decepcionó hasta el punto de entrar
en depresión (una depre ligera) entonces empecé a salir a bailar a divertirme
sanamente, pero me sentía triste y sola por más amigos que tenía y empecé a
comparar a POLO con mi ex, me decía a mí misma porque el chico que me gusta no
es como POLO. Ya en los primeros meses del 2014 yo decidí acercarme a POLO, al
principio para ver si podía recuperar su amistad lo contacté por el chat y lo invité a
salir en el acto aceptó, yo todavía estaba enamorada del chico de mi promo no me
podía olvidar de él ya había pasado un año y nada de olvidarlo, quería hacer lo que
sea para olvidarme por eso que invité a POLO a salir una noche. Yo que lo comencé
a fastidiar quería como sea olvidarme del chico de mi promo a tanta insistencia mía
tuvimos relaciones, después de eso me sentía peor, pero logró que mi cabeza solo
pensara en esa noche y me acuerdo que esa noche él me dijo que me seguía
amando que él quería algo serio conmigo.

Hasta que POLO cumplió años y me invitó a pasar todo el día con él, ese día la
pasamos maravilloso, yo estaba empezando a sentir cosas bonitas por él y desde

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ese día nos hicimos enamorados formalmente, él estaba feliz que ya me quería
llevar a su casa a presentarme a su familia, pero yo le decía, más adelante, después
de dos meses de relación me llevo a su casa a que conozca a su mamá, siempre he
escuchado comentarios de la señora era un poco especial…. En fin.

Luego poco a poco fui conociendo a su familia, el ya conocía a la mía, él estudiaba y


hacia sus prácticas, yo trabajaba, hasta que un día él tenía que recogerme a mi casa,
al ver que no venía lo llamo y me contesta su ex enamorada y me dijo que estaba
ocupado con ella y que no me podía atender. Me hice pasar por su prima y me lo
pasó él estaba borracho no sabía con quien hablaba hasta que me colgó yo volví a
llamar y estaba apagado, luego fui a su casa y no estaba, hable con su mamá y le
conté llorando y la señora me dijo que no sabía nada, no supe nada de el en toda la
noche.

Pero todo eso era mentira él se había ido a tomar con su ex, su amiga y su primo y
como él se duerme rápido cuando toma la chica que me tenía cólera se aprovechó y
contestó el celular por fastidiar

Luego de ese día siempre teníamos problemas porque él tomaba y jugaba los
domingos partido y a veces no lo veía los domingos y también no me sentía bien con
su mamá porque siempre me miraba bien raro, aparte que espera cualquier
momento para ofenderme no le gustaba mi vestimenta, entre otras cosas.

En el 2015 como ya veíamos que nuestra relación estaba estable decidimos


comprarnos un carro para ponerlo a trabajar, pero tres meses después de
comprarlo nos lo robaron quedamos endeudados y muy triste, pero los superamos,
luego en el 2016 quede embarazada por primera vez, yo ya tenía un cargo
importante en mi antiguo trabajo ya pasaba los malos tratos de mi ex jefe. POLO
me hacía renegar porque se iba a tomar, estando embarazada se iba de juerga con
mi sobrino que en ese entonces era su mejor amigo, sé que no hacían nada malo,
pero a mí me molestaba que haga eso sabiendo que yo estaba en estado, pero
también salía con sus amigos de su barrio . Después de dos meses y medio de
embarazo perdí a mi bebe, estuve tranquila, pero un poco triste luego de todo lo
malo que nos pasó él me dijo que quería casarse conmigo, pero primero quería
convivir, pero la familia decían que éramos muy jóvenes que lo pensáramos bien
por eso primero decidimos convivir.

A fines del 2016 pidió mi mano para casarnos a futuro sin fecha, luego empezamos a
convivir al principio todo era problema recién nos estábamos empezando a conocer
bien yo ya veía todos sus defectos y el los míos y no me ayudaba en nada en la casa,
yo trabajaba hasta la 1 am y todos los fines de semana tenía problemas con el

53
porque lo encontraba borracho o no lo encontraba.

Esa noche lloré toda la noche y le dije a mi amigo que me aconseje que hago, el me
dijo haz lo que tu corazón te dicte, entonces decidí separarme de él después de no
haber dormido nada y llorado todo la noche prendo mi celular y tenía llamadas
muchas llamadas perdidas de el, aparte de mi comadre, de mi mejor amiga y mi
cuñada entonces me parecía raro y decido llamar a mi cuñada y mi cuñada me dice
donde estas POLO te está buscando como loco y le conté todo muy triste incluso fui
a su casa para que mi hermano me apoye, me llevo a casa para conversar con POLO,
cuando llego el estaba con los ojos hinchados y me repetía donde has estado y con
quien, yo no le dije nada solo pedí hablar a solas con el y le dije lo que yo había
decido separarme de el, y me dijo por favor va ser la última vez . Mi hermano me
dijo déjame hablar con POLO, entonces hablaron y luego salió mi hermano y me dijo
dale una última oportunidad este chico si te quiere a tanta insistencia de mi familia
lo perdoné aparte que yo también lo quería, después de esa fecha cambió bastante
y pusimos fecha para casarnos, comenzamos a juntar dinero para la boda, aparte
que yo le puso muchas condiciones a el de la última pelea, tuve que organizar juntas
para que pueda juntar su dinero de esa forma y organizada pudimos comprarnos las
cosas básicas de un hogar, aparte juntábamos para la boda, todo iba bien desde la
última pelea, pero siempre sus domingos eran sagrados siempre después del
partido se tiene que tomar con su amigos y eso hasta la fecha me molesta.

Luego de tiempo ya empezó de nuevo con que salimos alguna reunión y tomaba
hasta el extremo de quedarse dormido o hacerme pasar vergüenza y eso me tenía
inquieta y en vez de tener el apoyo de su familia me decían hay pobrecito déjalo
estamos en familia o él trabaja que se relaje (que no estaba mal, pero no exceso) y
como a mí me resbalaba lo que decían, yo ya les caía chinchosa, pero después de
toda borrachera le hablaba y le decía como se comportaba y siempre hasta ahora
me mira con cara de yo no fui y me sale con que es la última vez en realidad ese es
el problema principal de nuestras peleas, a parte de las juntas el barrio que no me
gustan.

El 2017 nos casamos por civil casi no llegamos porque el estaba con una resaca,
luego por religioso, todo estaba de maravillas, hasta que un dia en la pollada de su
prima se puso a tomar con Miguel (novio de su hermana de esa época). A las 5 de
la tarde lo llamo y ya no podía hablar bien ya estaba borracho yo estaba angustiada
no veía la hora de salir del trabajo. POLO estaba borracho en un restaurant cuando
llego al local, entonces ingreso y lo veo que estaba comiendo como loco en el
restaurant y todos le miraban, pero veía que habían 4 sillas y habían atendido a 4
personas.

54
Pero con la condición que lo dejara jugar, igual los dos o tres primeros meses jugaba
y se iba a casa, pero después ya comenzó a tomar y lo mismo de siempre, yo como
loca quería salir embarazada pensando va cambiar con un bebe, así que en
Diciembre del 2015 salgo embarazada por segunda vez (no sabía hasta después) en
Enero del 2016 teníamos planeado un viaje a Punta sal, nos fuimos la pasamos
genial y al regreso me hice la prueba para confirmar mi sospecha, salió positivo,
pero con amenaza de aborto tenía que cuidarme nos fuimos a la casa de sus papas
para que me cuidaran.

POLO salió y me dejo sola se fue a tomar con un primo, me dijo va ser un almuerzo,
eran las 8 de la noche y no llegaba, yo lo llamaba y llamaba y me decía ahorita
voy…… luego su mama me dijo déjalo a mi hijo lo ahogas déjalo que se relaje esta
con su primo ( su sobrino de ella) no quieras que este pegado a ti todo el día por el
hijo, ese día también renegué y me fui de la casa de los señores sin importarme
nada al final me hicieron sentir que yo estaba equivocada después de unas semanas
me siento mal en el trabajo me voy de emergencia y me dan la mala noticia de mi
segunda perdida.

El 2016 comienza mi depresión, tuve una segunda perdida marco mi vida


negativamente, me preguntaba porque a mí que es lo que había pasado, cual era mi
problema, porque no podía concebir un bebe y tantas preguntas que yo misma me
hacía, desde esa fecha no me importaba nada solo quería una respuesta visité a más
de 5 doctores me hice todos los análisis habidos y por haber gaste mucho dinero no
encontraba una respuesta más los problemas con POLO que no me ayudaban, pero
reconozco el me tuvo bastante paciencia, me apoyo mucho, pero yo entre en una
depresión todos los días lloraba pensaba que no podía tener bebe así estuve casi
dos años aparte el ambiente negativo del trabajo, mi ex jefe punitivo en fin…. Por
eso un día decidí buscar ayuda y en la radio lo escuché a usted y separé cita con
usted (hay un tema muy importante que no se lo puedo decir por este medio me
gustaría conversar con usted sobre ese tema)

Luego usted me ayudó un montón que sin tomar medicamento salí de mi depresión,
para eso tuve que dejar el trabajo porque ya no daba más eso fue el 2017 de ahí dio
un giro increíble en mi vida, ingresé a la universidad trate de ver las cosas diferente,
pero igual no dejaba de pensar en salir embarazada visité por última vez a un doctor
de infertilidad, pero la verdad me quiso sacar dinero, entonces decidí dejarlo ahí.
Comencé a salir a divertirme me fui al Cuzco a conocer una de las maravillas de del
mundo y en Octubre del 2018 me fui a Tingo María la pasamos súper bien fuimos
con un amigo del trabajo de POLO y luego de dos semanas fui hacerme mi chequeo,
oh gran sorpresa estaba embarazada de 4 semanas.

55
Pero el doctor me mando reposo absoluto tuve bastante cuidado, pero POLO
cambió conmigo me trataba mal no me escuchaba incluso golpeo la pared del baño
de impotencia como si me quisiera pegar me gritaba horrible, la verdad sentí como
si mi embarazo les había afectado a muchas personas incluyendo amigos (disque
amigos) pero todo eso a mí no me importaba después de casi 9 meses nació el
hombre más hermoso y maravillo de la tierra, SEBASTIAN no se imagina la alegría
inmensa que sentí no lo podía creer desde ese día ya no tengo pena ni tristeza en mi
corazón, pero los problemas con POLO aumentaron, como yo no trabajaba él
pensaba, piensa y pensará que por ser la mujer de la casa estoy en la obligación de
hacer todo en la casa como cocinar, lavar, limpiar a parte cuidar a SEBAS (es
machista) sin contar que estudio y el tiempo no me alcanza ese es uno de los
problemas básicos que tenemos él me dice busca una chica para que nos ayude,
pero no alcanza el dinero con que le pagamos no entiende eso.

También le comento que se sintió ofendido por todas las cosas que le dije de él, me
dijo me haz echo quedar mal con el Doctor Julio no me pensé que todo eso
pensabas de mí, pero reconoce que está equivocado, y al parecer quiere que lo
ayuden, este feriado pasado nos fuimos a Paracas la pasamos muy bonito con
nuestro hijo, nuestro primer viaje de familia juntos.

Hasta la fecha estos son los problemas, aparte de su conformismo, no tiene deseo
de superación, el mismo me dijo que él vive el momento que no tiene sueños, no sé
cómo ayudarlo, por eso es que he decido acudir donde usted para que nos pueda
ayudar y aconsejar, si he acudido a usted porque es una persona neutral que nos va
decir cosas tal cual sin salir a favor de ninguno de los dos eso es lo que le digo
porque como le comenté yo por parte de mi familia no tengo apoyo moral y ni
consejos y de parte de su familia siempre salen a favor de él.

También quiero que sepa que él es un buen muchacho, dentro de todo sus defectos
trata de hacerme sentir bien, y lo más importante es que aún lo amo y lo quiero
ayudar, bueno quiero que nos ayude usted a ser mejores personas, más que nada
por mi hijo el merece lo mejor de nosotros.

PD: muchas gracias por la ayuda y atención.

Para Esther Perel (2007) hay muchas razones que influyen en los problemas de
pareja, pero sobre todo una: el exceso de expectativas. Recurrimos a una sola
persona para que nos proporcione todo lo que necesitamos: sensación de
pertenencia, significado y continuidad. Queremos que nuestras relaciones sean

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románticas, emocionales y sexualmente plenas; buscamos seguridad, apoyo
económico, ¡niños!; esperamos que él sea nuestro mejor amigo, amante,
confidente... ¡Y todavía nos sorprende que tantas relaciones se desmoronen bajo
todo ese peso!. Nos dice Perel.

Los contenidos de los estados del yo se encuentran vigentes en todo acto de


nuestro quehacer. Así, cuando una persona está frente a una situación problema,
internamente se establecen diálogos entre P, A y N como si se tratara de personas
que conversan dentro del pensar. A esto le llamamos los diálogos internos que
suelen acompañar a las expectativas que se plantean las personas, como es el caso
de Pamela y como lo señala Perel

En el caso de Pamela estos diálogos suelen ser prolongados. Podemos percibir la


emoción resultante, que tiene que ver con sus expectativas, no siendo consciente
un contenido racional, sino emocional. En este dialogo interno de Pamela se
reconoce con facilidad la presencia de su estado del yo Niño, pues es el que está
más fuertemente grabado en ella.

La identificación de los diálogos internos es importante pues permite conocer el


contenido de nuestras grabaciones y los conflictos que se establecen cuando está
en pugna las opiniones de los Estados del Yo.

Resulta útil durante el trabajo terapéutico o de crecimiento. Técnicamente se hacen


conscientes los contenidos que dificultan tomar decisiones y aclara su significado y
se busca el desarrollo de nuevas opciones.

Las parejas muchas veces se rigen por un pensamiento prejuicioso y con expectativas
que no les permiten afrontar con criterio de realidad, las situaciones del presente,
estableciendo entonces con sus parejas una relación conflictiva y de confrontación,
porque así lo aprendieron. Como resultado de una crianza impositiva y autoritativa,
sumando a ello una educación igualmente impositiva.

6. EL DESEO SEXUAL EN LA PAREJA

El interés de incluir estos apuntes sobre la sexualidad humana viene desde tiempo
atrás y también porque las parejas a las cuales asisto con frecuencia manifiestan
problemas en esta área del comportamiento. Considero que los diversos casos, la

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idea es combatir los mitos o falacias sexuales que puedan estar implicadas en la
falta de deseo sexual. Por ello tranquilizar a las parejas respecto a aquellas ideas
que puedan producirles culpa, vergüenza, temor, etc., Y reemplazar determinadas
conductas que pudieran estar dificultando o bloqueen las posibilidades de disfrute y
placer en las relaciones sexuales por otras que puedan favorecer su disfrute en esta
área del comportamiento humano.

Eric BERNE en 1964 escribió su libro el cual fue mal traducido por cierto como
HACER EL AMOR ¿Qué hace usted del amor cuando hace el amor? Los entendidos
respecto del idioma dicen que una mejor traducción hubiera sido EL SEXO EN EL
AMOR HUMANO traducida en el contexto. En este libro BERNE ofrece una variedad
de relaciones interpersonales, amorosas, profesionales y esto constituye una
excelente publicación sobre el tema. Tuve la suerte de encontrar un ejemplar de
dicha publicación la cual es el fruto de una serie de conferencias que BERNE realizo,
a lo largo de su vida, la cual se vio interrumpida por su pronta partida, a la edad de
60 años. Creo que BERNE tenia muchas cosas por decir sobre este interesante tema
de la sexualidad humana y lo digo después de haber leído sus escritos y entrevistas.

Eric Berne habla sobre la intimidad en dos sentidos: por un lado, como una forma de
pasar tiempo juntos y, por otro lado, como una capacidad que debe desarrollarse si
uno quiere ser autónomo. Es importante señalar la intimidad no es sinónimo de
sexualidad. La intimidad puede darse o no en la sexualidad. Pero la intimidad también
se puede experimentar de muchas otras formas y en distintas situaciones donde las
personas se unen y dónde la confianza es un factor básico, amigos, familiares,
parejas, alumno-maestro, cliente-terapeuta, etc.

La intimidad, por otro lado, se basa en la confianza mutua, la ausencia de un plan


preestablecido, el reconocimiento del otro y la aceptación de mostrarse como uno es,
sin disfraz ni artificio ".

La intimidad se desarrolla entre personas y vive allí, en la relación. Esto ocurre cuando
las personas no temen mostrarse tal y como son, conocerse, cuando las personas se
miran unas a otras, tanto como sea posible, sin reservas ni máscaras, dejando de lado
sus miedos y prejuicios, confían mutuamente y, por lo tanto, crean un espacio para
dar cabida a lo nuevo.

Es en este espacio de unión donde puede tener lugar una relación saludable, con un
enfoque realista y específico, "sin disfraz ni artificio". Aquí está, lo que todos
buscamos. La más arriesgada y la más gratificante de todas las formas de relación de

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pareja. Aunque mucha gente nunca lo experimentará.

Ser íntimo con otro requiere que seamos abiertos y honestos e intercambiemos
caricias con otro sin nada oculto de por medio y completamente conscientes, en el
aquí y ahora. No existe otra forma más sana de relacion. En intimidad no se busca
manipular al otro individuo o invertir para un interés futuro.

La intimidad puede ser positiva o negativa y el Niño Libre muestra sus verdaderas
emociones. La intimidad puede ser verbal o no verbal. Puedes tener intimidad con
cualquier persona, pero nos sentimos más seguros con aquellos con los que se ha
establecido una relación sólida.

Debido a que la intimidad supone riesgo y exposición ante el otro, muchas personas
tienen miedo a la intimidad y buscan sus caricias a través de maneras no favorables
para las personas.

Fuera de la relación de intimidad, tenemos los otros tipos de relaciones que pueden
ser más o menos conscientes e interesadas pero menos saludables, para la pareja.

El otro libro en que me baso para desarrollar este capítulo es el de Esther Perel
(2007) titulado INTELIGENCIA EROTICA, y en el subtitulo (Claves para mantener la
pasión en la pareja). Libro que gracias a mi buen amigo David Sánchez psicólogo de
la Universidad de Salamanca tengo la suerte de que me lo haya enviado. Dicho libro
guarda interesante información producto de investigaciones con parejas a lo largo
de estos últimos años.

Sin necesidad de considerar necesariamente la existencia de algún problema de


pareja más o menos importante, son un buen número de parejas que,
especialmente después de transcurridos algunos años de relación, se ven
absorbidas por el trabajo, los hijos, u otros asuntos, y descuidan el hecho de
disponer de un tiempo y un espacio para ellos como pareja. En este contexto,
fácilmente puede verse menoscabado el interés y el deseo sexual o las
posibilidades de implicarse realmente y disfrutar de la intimidad sexual. Por ello,
encuentro que los problemas sobre la falta de deseo sexual se pueden superar
si se ayuda a las parejas a considerar la necesidad de disponer de ese tiempo y
espacio para la intimidad sexual, a programarlo en su vida cotidiana y no como
algo puntual, y a darle la importancia y prioridad que realmente requiere.

Así mismo, suele ser favorable para las parejas alentarles y ayudarles a
reconocer, planificar e implicarse en diferentes actividades compartidas, que
puedan ser positivas y satisfactorias para ambos, lo que tiende a favorecer la

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existencia de una relación de pareja más positiva.

Considero interesante la inclusión de estrategias diversas desde el AT para


incrementar el intercambio de conductas agradables y placenteras. En ellas se
hace hincapié en la importancia de las pequeñas cosas y detalles del día a día,
y en la necesidad de implementar y prestar mayor atención a aquellos que
puedan favorecer una mayor satisfacción para la pareja.

Desde el AT las intervenciones en la terapia con parejas, pueden aplicarse en


diversas dificultades sexuales, siempre que el terapeuta las considere
pertinentes para el caso, en función de cumplir un objetivo terapéutico
determinado dentro de la terapia de pareja. Obviamente, con frecuencia será
necesario hacer diferentes adaptaciones o modificaciones para que dichas
intervenciones se adecuen a las necesidades y posibilidades de la pareja y a los
objetivos concretos que nos planteemos.

Los problemas de bajo DESEO SEXUAL los encuentro cada vez más frecuentemente
en la consulta con parejas. La complejidad y variedad de factores que pueden estar
implicados en este tipo de dificultades son varios. Habitualmente ante estos
problemas, se hacen necesarias diversas estrategias y técnicas de intervención,
basados en el AT, de las cuales hemos hablado en este libro. Las cuales promueven
una relación de pareja más positiva y estimulante. En ocasiones se requiere un
trabajo más personal o individual.

Finalmente expongo algunas ideas en relación al deseo sexual en las personas desde
la mirada de Esther Perel reconocida psicoterapeuta, autora del libro que llego a ser
un best seller Inteligencia Erótica (2007).

Ella manifiesta que mientras el amor busca cercanía, contacto y proximidad, el deseo
lo que necesita es distancia, incertidumbre y duda.

El fuego necesita aire, así que te diría que un aliado importante del deseo es el
espacio; pero no es tanto la falta de intimidad lo que bloquea el deseo como el
exceso de cercanía.

Es que el deseo necesita distancia, falta, ausencia. Todo eso alimenta el deseo sexual,
que reside en un punto crítico entre la ansiedad y la fascinación. Si el amor busca
cercanía, proximidad, familiaridad, el deseo necesita distancia, diferencia, misterio...
Un poco de incertidumbre nos hace querer más y hay que saber que lo que alimenta
al amor no siempre es lo mismo que lo que moviliza al deseo.

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El amor y el deseo se relacionan, pero también entran en conflicto: ahí está el
misterio del erotismo. El amor florece en un ambiente de intimidad, reciprocidad e
igualdad; buscamos conocer al ser amado y mantenerlo cerca. Nos preocupamos, nos
ocupamos y nos sentimos responsables de él. Para algunas personas es inseparable
del deseo, pero para otras la intimidad emocional inhibe le expresión erótica. Y los
elementos de cuidado y protección que se dan en el amor, a menudo bloquean la
espontaneidad que estimula el placer erótico. Por eso se sienten más libres
sexualmente con alguien que les importa menos emocionalmente.

Hay personas a las que les resulta difícil sacar su lado más oscuro, animal y salvaje
con la persona con la que han creado un hogar y tenidos hijos, con la que comparten
su vida cotidiana, de quien tanto dependen o que está dando el pecho a su hija...

Las mujeres hace siglos que sabemos que cuidar a alguien es una expresión de amor...
pero que no necesariamente despierta el deseo. Es más: cuidar, encargarse de
alguien es un auténtico antiafrodisíaco, porque el deseo es libertad y a menudo
contrario a la responsabilidad. El compañerismo acentúa la similitud entre amigos; el
deseo necesita diferencia, alteridad. Pero no quiero generalizar, porque esto no vale
para todas las personas.

Si el deseo fuera dócil y nuestras fantasías trataran de rosas en la cama, no


tendríamos tanto miedo a la hora de hablar de nuestra sexualidad. Pero el deseo no
es dócil; es rebelde, no es políticamente correcto. Nuestra mente erótica nos revela:
descubre nuestros sueños, aspiraciones, miedos y vulnerabilidades.

Exacto. Los fantasmas no son realidad, y muchas veces lo que nos excita en la noche,
¡es lo mismo contra lo cual luchamos durante el día! Hay que verlo así: como un
juego, como cuando los niños juegan a ser bomberos: saben que no es real.

Que la mente erótica es un santuario, y las fantasías nos permiten trascender los
obstáculos morales, sociales, religiosos y personales. Son un espacio seguro para
lograr el placer y, por tanto, “normal”.

Hay una cuestión importante. Y es que nunca hemos tenido un modelo de pareja
donde la sexualidad esté anclada en el deseo. Antes teníamos sexo para tener hijos o
por “obligación” matrimonial de la mujer; pero ahora tenemos sexo por placer,
porque los dos tenemos ganas; y eso es algo nuevo. Nunca hemos tenido que llevar la
lujuria a casa y desarrollar una inteligencia erótica en el hogar. Eso es lo nuevo. Ése es
el reto.

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La falta de deseo muchas veces es también falta de imaginación, de curiosidad, de
interés por la otra persona, más que una cuestión de técnicas sexuales. El sexo en una
pareja duradera es voluntario, premeditado, planeado, cultivado.

P PERO, ¿POR QUÉ DESEAMOS MENOS SEXO?


Porque para querer sexo tiene que ser un sexo que valga la pena desear: hay que
mantenerlo interesante, vital, que incite. En otros casos, el deseo se va porque la
relación no es buena, porque no tiene ninguna tensión y el deseo necesita un poco de
incertidumbre.

P PARA RECUPERAR EL DESEO, ACONSEJA RECREAR LA DISTANCIA CON LA PAREJA...


En los países a los que he viajado para promocionar el libro, siempre pregunto
¿cuándo te sientes más atraída por tu pareja? Y las respuestas femeninas son: cuando
le veo jugando con los niños –esto no lo dicen los hombres, por cierto–, cuando le veo
apasionado por algo, tocando un instrumento, haciendo algo personal que le gusta,
cuando le miro en una fiesta o hablando con otros... Siempre son descripciones del
otro como una persona autónoma con respecto a nosotros y a la que estamos
mirando con cierta distancia. Me dicen: me gusta verle como un desconocido, como
alguien misterioso, no familiar. Ahí surge el deseo. Así que todas estas respuestas
confirman mi idea: el deseo necesita espacio.

Estas son algunas de las ideas de Esther Perel realizadas en una entrevista que he
querido incluir para enriquecer el tema aquí tratado. Decidí enfatizar las
explicaciones de dicha autora, pues son algunos de los problemas de pareja con los
cuales me he encontrado en la terapia con parejas.

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III
LO QUE TODA PAREJA DEBE SABER

En el presente capítulo, la presentación de los casos nos ilustra sobre los diversos
problemas que suelen presentarse en las relaciones de pareja cuando muchas de
ellas se quedan con la parte sentida del amor. Proponemos algunos temas como
experiencia y la manera como son abordados.

1. NO BASTA CON QUERERSE

En una relación saludable cada quien puede expresarse libremente como es,
lógicamente manifestando respeto por la otra persona. Es importante que se
maneje con equilibrio.

En una relación de pareja saludable María no dejará de ser María y Juan no dejará de
ser Juan, es decir, ni Juan ni María dejarán de ser tal cual son para actuar como la
otra persona quisiera que fueran, porque entonces empezarían sus problemas.
Entenderán que, siendo como son y sin dejar de serlo, más se van a querer y
disfrutarán más su cariño. Este es un elemento importante porque así no se caerá
en juegos de víctimas o salvadores que terminan por convertirse en perseguidores,
sino que se establecerá una relación Adulta para disfrutar en el aquí y ahora, no en
el allá y el entonces; una relación Adulta basada en el respeto de sus
individualidades, donde se comparta un proyecto común.

A continuación, presento el caso de una joven pareja de novios que está planteando la
posible fecha de su boda. Ambos son profesionales y llevan ya cuatro años juntos.
Rodolfo asiste a consulta a insistencia de Fiorella, aunque al comienzo no está muy
convencido de ello, idea que se fue diluyendo en sucesivas sesiones.

Fiorella y Rodolfo son una joven pareja de novios que se conocieron en una
empresa en la cual trabajaron juntos en algún tiempo, actualmente laboran en
distintas organizaciones. Se han planteado casarse e, incluso, ya han adelantado
algunos gastos en función de ese proyecto. Fiorella comenzó la terapia a raíz de
una ruptura de su relación al ver que esta no progresaba como para establecer
juntos un proyecto de vida. Actualmente, esto ha sido superado y la relación
restablecida ha empezado a mejorar en sus acuerdos. Sin embargo, ella teme
que, si Rodolfo no trabaja para superar en varias dificultades personales, estas
podrían afectar su vida futura.

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Fiorella cree que los dos tienen que solucionar cosas. Resalta cómo, en la etapa
de enamorados, él le demostraba constantemente su cariño. No obstante,
quieren mejorar su relación. Incluso algunos fines de semana ella se queda en
casa de Rodolfo y manifiesta que sexualmente se entienden bien, pero que no
desearía casarse por salir embarazada. Tanto para ella como para él, este
entendimiento es importante; es más: ambos coinciden que les va a ir bien en su
matrimonio futuro, porque se complementan sexualmente.
Según Fiorella, Rodolfo también es consciente de que algo va mal en él y por eso
la considera su control. Para ella, las cosas no van bien, pues para Rodolfo son
más importantes los amigos, a quienes muchas veces prefiere, o el fulbito que
practica todas las semanas.
Además, aunque en general se lleva bien con la mamá de su prometido y con su
familia, también prevé que va a tener diferencias con ella, sobre todo porque su
madre se inmiscuye mucho en la relación. Por ejemplo, les ha ofrecido vivir con
ella pues se encuentra sola en una casa amplia que, además, se encuentra cerca
de su trabajo y de los lugares donde se van a movilizar cotidianamente.
Asimismo, en alguna ocasión a manera de broma la mamá de Rodo la ha
fastidiado con “ahora que voy a perder a mi hijo” “te estás llevando a mi único
hijo” y cosas así.
Por otro lado, Rodolfo se muestra como un joven desinteresado, al que se le ve
forzado a cumplir con un compromiso. Tiene bastante de Niño y le cuesta asumir
responsabilidades, o no está muy dispuesto a ello. Es claro que, de los dos, es ella
quien está más preocupada por el resultado de la terapia, y, aunque no se sienta
muy satisfecha con la relación, está dispuesta a cumplir.
Rodolfo no comparte muchas de las apreciaciones de Fiorella, sobre todo
respecto a lo que quiere su familia. Según él, su mamá le ha manifestado que
acepta la boda con Fiorella, a quien considera una buena chica para él.
Conversando con Rodolfo descubrí su inseguridad y desconfianza con respecto a
sí mismo en su relación con las personas, y no es que no quisiera a Fiorella, sino
que sí tenía claro que se veía de alguna manera obligado a cumplir con lo
pactado, cuando aún quería disfrutar más de su soltería tal vez por un tiempo,
pues se consideraba muy joven todavía. Aunque sí quería a su prometida,
pensaba que todo había ido demasiado rápido y que ella había comandado toda
la situación para encontrarse, así como estaban: a punto de asumir una nueva
responsabilidad en sus vidas para la cual no se sentía preparado, llegando a
dudar de sus propias capacidades.
Además, también comentó algunos aspectos de la familia de su prometida: en
una ocasión el papá de Fiorella conversó con él sobre su situación y se sintió

64
incómodo, pues no entendía por qué su futuro suegro tenía que entrometerse en
la relación, que es de ellos. Lo percibió asimismo autoritario e impositivo, pues
incluso quería indagar si ellos ya habían tenido relaciones sexuales.

Esta relación descrita nos permite ver que no basta con quererse para que haya
felicidad y se superen todas las dificultades de la relación. Con un breve análisis
desde el AT, podemos afirmar que, aun cuando Fiorella es consciente de que la
relación con Rodolfo no le conviene, tal como está, pues Rodolfo no ha desarrollado
su Adulto como para asumir su responsabilidad por sí mismo, ella insiste en la
necesidad de que él se dé cuenta y cambie.

A Rodolfo le cuesta crecer y, si bien le conviene hacerlo, independientemente del


compromiso, aún no está muy dispuesto. Imaginemos el miedo del bebé al dar el
primer paso para empezar a caminar y descubrir por sí mismo un mundo nuevo
para él: algo así sucede con personas como Rodolfo, quieren explorar ese mundo
nuevo, pero les da miedo hacerlo.

En este caso propuse trabajar primero con Rodolfo a partir de un contrato sobre
aquello que él quería cambiar, para luego de un tiempo continuar con la terapia en
pareja. Debo reconocer que esta pareja sí se permitió decidir por aquello que les
convenía antes de dar el paso del matrimonio. Esta decisión fue hecha desde su
Adulto y eso es un buen pronóstico de cómo manejarán sus problemas futuros.

En conclusión, que haya amor en una pareja no implica necesariamente que exista
la comprensión y el entendimiento en la relación. En otras palabras: no bastará con
que dos personas se quieran para que se comprendan o se entiendan o para que
sean felices, pues esto demanda otros elementos más de los cuales era consciente
la joven del caso señalado. Esta experiencia trabajada individualmente muestra la
manera en que una persona estimula el crecimiento de su Adulto para tomar las
decisiones que convienen.

Una de las cosas que aprendí en mi formación como psicoterapeuta es que no hay
verdades absolutas en el abordaje de la relación, y que cada uno de nosotros tiene
que ir descubriendo su propio camino. Asimismo, un buen terapeuta contribuye con
el cambio siempre y cuando la persona esté dispuesta a ello. Trabajar en nosotros
no es sencillo y no todos estamos dispuestos a hacerlo para correr el riesgo de ser
feliz. Permanecemos muchas veces como estamos porque, aun cuando no resulte
tan agradable, es tal vez más seguro. Sin embargo, estoy convencido de que no hay
otra forma de aprender a nadar si no es lanzándose a la piscina. No se puede
aprender a nadar por correspondencia.

65
2. INTERCAMBIO DE CARICIAS EN LA PAREJA

En las relaciones de pareja me parece de suma importancia cómo intercambian sus


Caricias. Toda persona tiene necesidad de ser tocada y reconocida por los demás.
Esta es una necesidad biológica y psicológica a la que Eric Berne (1985) llamó
“hambres” y, por lo tanto, está en relación con la supervivencia.

El hambre de contacto y reconocimiento pueden ser satisfechas con caricias, las


cuales se definen, como todo estímulo que va de una persona a otra, para
reconocer la presencia de esta, de su conducta o de su circunstancia. Las caricias
pueden ser dadas en forma de toque físico real o por medio de alguna forma
simbólica de reconocimiento como una mirada, una palabra, un gesto o cualquier
otro acto que signifique: “Yo sé que estás ahí” o “Tú sabes que cuentas conmigo”.

Algunas personas necesitan mucho reconocimiento para sentirse seguros; tal


hambre puede ser intensamente sentida en el hogar, en el trabajo. Por ejemplo, los
jefes más efectivos son aquellos que saben dar caricias y reconocer apropiadamente
a los demás. La caricia es pro- vida psicológica y su ausencia o la descalificación es
pro-muerte.

La falta de suficientes caricias tiene siempre un efecto perjudicial sobre la persona.


Se precisan caricias positivas para que las personas se desarrollen emocionalmente
sanas con una sensación de “estar bien”.

Una persona desde su niñez recibe caricias positivas cuando su padre, su profesor o
un amigo le saludan con un cariñoso “¡hola!”, usa su nombre, le mira a la cara
atentamente y, lo más importante, escucha sin censura lo que tiene que decir acerca
de lo que siente o acerca de lo que piensa.

Escuchar es una de las mejores Caricias que una persona puede dar a otra. El
escuchar más efectivo implica prestar toda la atención posible a la otra persona;
ésta es una actitud que puede ser aprendida. Muchas personas inconscientes o
desinteresadas nunca desarrollan esa habilidad, por lo que frecuentemente se oyen
quejas como:

Juan: “Es que ella nunca me escucha; realmente, no me presta atención”.


Escuchar de verdad no significa necesariamente estar de acuerdo. Sencillamente,
quiere decir aclarar y comprender los sentimientos y puntos de vista de otra

66
persona.

P P

A A

N N

Te quiero mucho Eres importante para mí

Un ejemplo para entender lo que acabamos de explicar es el caso de Cecilia, una


mujer soltera de 33 años que asiste a consulta porque quiere tomar una decisión
con respecto a la relación que tiene con su pareja, Carlos. Se conocen desde niños.
Sus padres son amigos y hasta hace 10 años vivían en el mismo barrio. Asiste ella
sola a la consulta, pues Carlos ha pedido asistir la semana siguiente él solo.

Cecilia: Tengo una relación de seis años y, trato de tomar una decisión: si
continuar con él o si debo mejor terminar con Carlos.
Terapeuta: Hábleme algo más de su relación.
Cecilia: Algunas veces siento que él no me da suficiente atención, entonces me
pregunto si me quiere. Veo que él prefiere irse con sus amigos en lugar de estar
conmigo.
Terapeuta: Dígame concretamente qué es lo que no hace, qué atención en
particular quiere de él que no le brinda.

Cecilia: Ya se lo he dicho. Pienso que tenemos diferentes valores, tal vez…

Terapeuta: Dígame específicamente qué es lo que quiere y no obtiene.


Cecilia: Él no me dice que me quiere. Quisiera que él me lo dijera.
Terapeuta: ¿Tú quieres que haga eso?
Cecilia: No, no es así….

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Terapeuta: Tú quieres que Carlos te quiera.
Cecilia: Sí, quiero amor. Le doy toda mi atención.
Terapeuta: ¿Le has preguntado a Carlos que es lo que él quiere?
Cecilia: Carlos siempre me dice que no necesita nada.
Terapeuta: Muy bien, te preguntaré qué es lo que quieres. ¿Qué es
lo que quieres?

Cecilia: Él dice siempre que quiere tiempo para estar con sus amigos jugando al
póker solo en nuestro departamento. No quiere sentirme todo el tiempo
encima de él. (Empieza a llorar).
Terapeuta: ¿Qué estás sintiendo en este momento?
Cecilia: (sollozando): Ese es el problema. Siento miedo de saturarlo.

Terapeuta: De acuerdo, empiezo a entender. Por ahora, aceptarás un contrato


para aprender a reconocer lo que tú quieres y entonces estará claro si lo que
quieres es seguir con Carlos o no. ¿De acuerdo?
Cecilia: Bueno, está bien.

Todos necesitamos ser acariciados y si las personas no reciben suficientes caricias


positivas, a menudo buscarán recibir caricias negativas. Los esposos pueden
quejarse, gastar demasiado, regresar tarde a casa, coquetear, beber, reñir o, de
alguna manera, provocar una confrontación. Parece ser que, tanto para los adultos
como para los niños, es mejor la atención negativa que ninguna. Nuevamente, algo
es mejor que nada. De alguna forma, ya lo dice un famoso vals: “…odio quiero más
que indiferencia, porque el odio hiere menos que el olvido…”. Aunque sea, ódiame,
pero no me ignores.

Si una esposa pregunta francamente a su marido: “¿A qué hora estarás en casa?” y él
responde: “Nones, para los preguntones”, con esta respuesta la esposa ha sido
descalificada y su importancia, disminuida por el mensaje oculto: “Tú no eres
importante para mí”. Como resultado de esta transacción tóxica, es probable que la
esposa sufra.

Siempre es doloroso no ser tenido en cuenta o minusvalorado. Entre adultos esto


conduce a relaciones humanas infelices o acaba en guiones destructivos que no
llevan a ninguna parte. Los efectos del contacto insuficiente pueden continuar hasta
en la vida adulta. Lo podemos ver en el siguiente caso:
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Henry es uno de los últimos hijos de una familia numerosa; cuando él nació, su
madre tenía seis hijos. Fue criado en Cerro de Pasco. Su padre trabajaba en la
mina y regresaba cada semana. Henry recuerda que esperaba con ansias su
llegada, pero cuando esta se daba, al día siguiente estaba inquieto porque su
padre se fuera.
Henry describe a sus padres como fríos y reservados. Aunque en casos de
absoluta necesidad eran capaces de tocarlo, nunca daban demostraciones
espontáneas de afecto como, por ejemplo, abrazarlo o decirle algo motivante.
(Debo aclarar en aras de la objetividad que los padres de Henry le trasmitieron
estas conductas tal cual ellos lo habían aprendido y no porque fueran malos e
insensibles o porque no lo quisieran). Ahora, Henry no es expresivo ni prodiga
caricias a su esposa e hijos. Para él es lo normal y reconoce que le cuesta tener
que hacerlo.
Henry es ingeniero, pero le resulta incómodo estar con la gente, siempre evita
cualquier contacto con las personas. Rehúsa reunirse con sus familiares, hijos,
amigos y menos aún con sus padres. Procura no asistir a las reuniones sociales
porque no le gusta que le hablen mucho y se describe a sí mismo como normal.
Algo que a él le preocupa siempre es parecer normal.
Henry no se permite sentir para poder expresar sus emociones, pues al hacerlo
se siente desprotegido. Pero, por otro lado, tampoco le interesa cambiar; le
ocurre como a muchas personas: que aun cuando experimentan insatisfacción,
lo prefieren porque es tal vez más seguro.
Curiosamente, Mery, su esposa, tiene una historia triste, pues tempranamente
perdió a su madre, algo que la marcó profundamente. Su padre se volvió a casar,
y la nueva esposa nunca terminó de aceptarla. Cuando se enamoró de su
esposo, pensó que él iba a llenar su necesidad de cariño y afecto. Al quedar
embarazada, se casaron, pero él cambió y empezó a mostrar sus marcadas
dificultades para brindar afecto.
Cuando ambos asistieron a consulta, ya tenían tres hijos: el menor de ellos de 10
meses, y el esposo ausentándose cada vez más del hogar, justificándose con el
trabajo.
Cabe aclarar que a Henry le gusta ver pornografía y ella lo sabe, incluso luego
de ver estos videos, el termina masturbándose y no comparte sexualmente con
su esposa el placer de la intimidad.

El no haber recibido las suficientes caricias cuando Henry era niño condicionó su

69
Argumento al buscar de manera inapropiada las caricias que no se permitía con su
esposa, pues regularmente asiste a lugares en donde paga por obtener las caricias
que necesita. Ya en tres ocasiones se ha comprometido con estos tipos de relación e,
incluso, ha llegado a establecer otras relaciones de convivencia; la última, con una
joven 21 años menor que él.

Para entender mejor este caso, hay que aclarar que, en el fondo, Henry sí necesita
de estas caricias, como todo ser humano. Lo que sucede es que recibirlas por ahora
le resulta muy incómodo. Si él continúa asistiendo a terapia es porque encuentra un
espacio donde no se siente criticado ni juzgado y donde puede estar sintiendo cada
vez más confianza, lo cual favorecería su posibilidad de cambiar.

A medida que el niño crece, el hambre primaria de contacto físico real se modifica y
se convierte en hambre de reconocimiento. Una sonrisa, una señal afirmativa, una
palabra, un ceño fruncido, un gesto, comienzan a reemplazar a algunas caricias
físicas. Como el contacto, estas formas de reconocimiento, sean positivas o
negativas, estimulan a la persona que las recibe y le sirven para que compruebe el
hecho de que está ahí presente y vivo.

Las caricias positivas abarcan en valor desde la mínima presencia de un “¡hola!”


hasta el encuentro profundo de la intimidad. Si la caricia es genuina, concuerda
francamente con los hechos y no es exagerada, sustenta a la persona. Cuando las
caricias son positivas, dejan a la persona bien, viva y, a un nivel más profundo,
aumenta la sensación de bienestar pues, con frecuencia, son placenteras. Los
sentimientos que subyacen a las caricias positivas son de buena voluntad y
comunican la posición “yo estoy bien – tú estás bien”.

Así, el hambre de las caricias puede ser intensamente sentida en cualquier parte.
Los comentarios en broma y los gestos pueden ser también otra de las formas de
descalificar a la otra persona. Si un marido dice “cada vez que subes al carro, este se
asienta”, es probable que esté expresando hostilidad hacia su esposa, por el hecho
de estar subida de peso. Aunque los adultos pueden aprender a decir directamente
“¡déjame en paz!”, cuando las bromas son verdaderamente molestas para ellos,
decirlo resulta muy difícil por el Niño interno de la personalidad.

Las maneras en que la gente es tocada y reconocida desde su niñez afectan a menudo
su forma de apreciar la vida adulta. Las personas que fueron tratadas duramente o
descalificadas tienden a rehuir el contacto. Las que fueron estimuladas
excesivamente pueden continuar con un deseo insaciable de contacto físico. Esas
personas son cónyuges muy exigentes y pueden sentirse no queridos, a menos que,
con frecuencia, lo reciban. Muchas personas desarrollan formas peculiares de

70
contacto físico.

Finalmente, recuerdo el caso de una señora que se quejaba de que su padre quería
que ella hubiera sido varón y siempre fue criada duramente, hecho que
interpretaba como un rechazo. El padre se sentía aún más frustrado cuando ella se
negaba a hacer las actividades que él le demandaba. En alguna sesión de terapia,
recordó que, cuando era niña, su madre le demostraba su afecto gritándole de
manera explosiva; para ella, el trato inadecuado de su madre significaba amor y
cariño.

Frecuentemente, muchas de mis pacientes tienen problemas para pedir lo que


necesitan, como si eso fuera algo malo. No han aprendido a pedir en términos
adecuados desde su Adulto lo que necesitan para gratificar su Niño de manera
positiva. Esto puede considerarse incluso idiosincrático, pues en nuestro querido
Perú lo hallo más comúnmente, a diferencia de otras realidades.

Por ello, les sugiero continuamente a mis pacientes que aprendan a reconocerse
importantes y empiecen a gratificarse, a sí mismas, brindándose caricias. Cuando
pensamos que lo obtenido fue pura suerte, o no fue nada, o minimizamos nuestros
logros, la persona tiene dificultades para recibir Caricias.

El siguiente ejemplo lo empleo con regularidad en terapia: Usted desea una cartera
como regalo de cumpleaños y está esperando que le nazca esta idea a su pareja,
pues corre el riesgo de que nunca se le ocurra. Una mujer que no pide lo que
quiere o necesita, es que lo aprendió así desde niña. La lección de sus padres tal vez
fue: “Una buena niña espera que le den, pero nunca pide”. Al estar interiorizado, ya
de adulta le resulta muy difícil tener que pedir, esperando que su pareja ‘sepa’ y ‘le
dé’ lo que ella quiere o necesita… pero es que nadie tiene el poder de adivinar el
pensamiento de otro. Además, pedir no tiene el mismo significado para ella, no es
igual: si a él le nace, quiere decir que sí se interesa en ella y, por ende, la ama; en
cambio, si le tuviera que pedir, él lo haría por obligación.

Cuando a mis pacientes, tanto hombres como mujeres, les propongo este ejemplo, casi
todos coinciden en argumentar que un regalo o una caricia no tienen el mismo
significado cuando es solicitado. Entonces el problema ya no es nuestra solicitud en sí,
sino lo que pensamos sobre lo que pedimos. Así, pasa a convertirse en una idea poco
racional, producto de un juicio subjetivo nuestro debido al significado que le
atribuimos.

Me pregunto cuántas veces habremos desperdiciado la ocasión de ganarnos


“alguito” por no haberlo pedido o por no haberlo sabido pedir, pensando que eso no

71
se debe hacer o siendo, quizá, una muestra de orgullo mal entendido. Esto sobre
todo sucede cuando no actuamos desde nuestro Adulto, sino desde nuestro Padre
censurador.

Sucede que desde nuestra niñez fuimos censurados por ser nosotros mismos y por
pedir lo que queríamos, y fuimos aprendiendo que los niños buenos nunca piden,
sino esperan que les den. Al fin y al cabo, postergar nuestras necesidades fue también
parte del modelo que mostraron quienes nos criaron. Conforme fuimos creciendo lo
fuimos trasladando a nuestras relaciones.

Aprender a pedir lo que necesitamos en términos afectivos es una tarea ardua. Exige
por parte de la persona involucrada una capacidad de reconocerse y de
autorresponsabilidad. Aquellas personas que no han aprendido a pedir
apropiadamente y a hacerse responsables de su solicitud, esperan que la otra
persona (su pareja) intuya lo que desea, pues esto es sinónimo de su “real” interés y
amor por esta, lo cual no siempre es así. Esto probablemente genere un sinnúmero de
situaciones adversas en la pareja.

En el contexto de las relaciones de parejas sanas y positivas, el intercambio de


caricias tiene como función primordial el bienestar de la pareja y esto constituye un
estímulo para el crecimiento psicológico y social de las mismas.

Como ya lo mencionamos párrafos arriba Berne (2004) definió a las caricias como
todo acto que implica el reconocimiento de la presencia del otro o como una unidad
fundamental de la acción social.

El discípulo de Berne, Claude Steiner (1971) sugiere que como niños, desde nuestra
pequeñitud, todos somos adoctrinados por nuestro padres con cinco normas
restrictivas sobre las caricias. Estas cinco normas componen la base de lo que Steiner
llamada economía de la caricia. Steiner (1971) afirmaba que al educar a los niños en
la obediencia a estas normas, los padres aseguran que “una situación en la que hay
disponibilidad infinita de caricias se trasforma en una situación en la que el
suministro es bajo y el precio que los padres pueden obtener por ellas es alto”

Las leyes de la economía de caricias de Claude Steiner son:

- No des caricias cuando tengas que dar


- No pidas caricias cuando las necesites
- No aceptes caricias si las quieres
- No rechaces caricias cuan no las quieras

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- No te des caricias a ti mismo
Un número elevado de individuos carece, en forma más o menos crónicas, de todos
aquellos estímulos adecuados y necesarios para el logro de un crecimiento y
desarrollo emocional óptimos, fenómeno que se hace evidente en el estancamiento
psicológico y social de muchos grupos humanos. Esta situación, que se encuentra de
hecho en el origen de los múltiples ambientes humanos caracterizados por la
hostilidad y la arbitrariedad que imperan en las relaciones de sus integrantes,
corresponde con la instauración y retroalimentación constante de estas llamadas
“leyes de economía de caricias”.

Sin embargo, a pesar de reconocer el inmenso valor e importancia del potencial


humano que contienen las caricias positivas, observo que la mayoría de las parejas
que asisto en la terapia no recurra a dichas caricias positivas al interrelacionarse con
sus parejas. Me atrevería incluso a riesgo de sobre generalizar que esto se extiende
no solo al rol de pareja sino a los otros roles también. Como que me parece muy
humano, muy nuestro.

Finalmente, muchas veces abrumados por el pasado, a menudo autoritario y


sometidos por una educación impositiva, las parejas muchas veces se rigen por un
pensamiento prejuicioso y con expectativas que no les permiten afrontar con criterio
de realidad, las situaciones del presente, estableciendo entonces con sus parejas una
relación conflictiva y de confrontación, intercambiando más caricias de tipo
negativas, porque así lo aprendieron. Hay un vals que dice “Odio quiero mas que
indiferencia” eso pone en evidencia, que algo es mejor a nada, aunque sea ódiame
pero no me ignores. Lo peor que puede sucederle a la persona es ser ignorada por su
pareja pues le estará diciendo: Tu no existes para Mi.

3. APRENDIENDO A DISCUTIR EN PAREJA

¡No hemos aprendido a discutir en pareja! Por supuesto que no,


lamentablemente, pues a lo largo de estos años he visto cuántas diferencias simples
se tornan en discusiones mayores, cuántas terminan en agresiones y cuántas
discusiones pueden llegar a extremos.

No es real proponerse nunca discutir, pues tarde o temprano se va a dar en toda


relación. Muchas veces, las parejas discuten no para resolver un problema sino para
expresar un estado de ánimo que tiene que ver con frecuencia con la cólera, por
ejemplo.

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Pienso que en los cursillos de preparación para el matrimonio debería incluirse el
tema: aprendiendo a discutir en el matrimonio. En efecto, ninguna pareja escapa a
alguna situación de este tipo. Es más real proponerse que, cuando tengan
diferencias y lleguen a esta situación, sepan manejarlas. No promuevo que las
parejas discutan siempre frente a una situación problemática, espero que, cuando
suceda, ambos miembros de la relación aprendan a ir afrontando dichas situaciones.

Un ejemplo muy común es que, cuando uno de los dos discute con su pareja, trae al
presente hechos ocurridos hace años, aparentemente ya superados, lo que
demuestra entonces que esta ‘superación’ es ficticia y de palabra.

Aprender a discutir tiene que ver también con hacerlo dentro de la pareja, sin traer
a terceras personas a la discusión; si esto sucede, se trata de una incapacidad para
encarar un problema; en efecto, muchas veces sucede que, en la discusión de la
pareja, alguien responsabiliza a otras personas como la madre, el padre, hermanos,
etc., culpándolas de ser la causa del enfrentamiento.

Hay discusiones en las que las reacciones suelen irse de las manos. Esto sucede
cuando la pareja pierde el control de sus emociones y, lejos de resolver un ápice la
situación, tiende a empeorarla. Por ello, exige mucha madurez y mucho autocontrol
manejar una situación así.

En ocasiones, es mejor posponer la discusión para el día siguiente que continuar en


el momento con la misma. Aunque al día siguiente el problema continuará igual, la
pareja estará en mejores condiciones para afrontarlo, a partir de la exploración de
distintas posibles soluciones y con los ánimos más calmados.

Veamos un ejemplo:

Isidro y Violeta no aprendieron a discutir a causa de sus diferencias. Ellos se


conocen desde hace 10 años aproximadamente y llevan 5 casados, tiempo
durante el cual se han llevado medianamente bien. Cuando la pareja llegó a
consulta, estaba atrapada en sus discusiones con actitudes destructivas. Violeta
se encontraba muy dolida por los insultos y malos tratos de Isidro. Ella, como es
comprensible, estaba embargada por la mezcla de emociones: cólera, rabia y
resentimiento, que controlaban su conducta en ese momento.
Isidro y Violeta siempre se enredaban tanto en temas pueriles, que al final
perdían la perspectiva de porqué habían iniciado esa discusión. Algunos motivos
mencionados por Violeta tenían que ver con que Isidro no le ayudaba con el
bebé cuando salían o cuando estaban en casa, pues Isidro se desentendía de los

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quehaceres y Violeta tenía que asumir todo. Todo ello motivaba una discusión.
Además, ambos trabajan en distintas empresas y cumplen horarios en sus
respectivos trabajos. Isidro reclama tiempo para él, pues siente que su esposa
controla todo. Ante esto Violeta refiere que ella, apenas cumple con su horario
laboral, regresa a casa para asistir a su hijita, mientras que él todavía se demora
en otros asuntos, pues sabe que ella siempre va a estar allí.
Por otro lado, Isidro se queja por el poco interés de su esposa por el aspecto
sexual y por no verlo como un problema. Por ello, asiste a la terapia interesado
en que esto se solucione entre ambos.
Ella acepta esta demanda del esposo, pero no se explica por qué no tiene deseo
sexual, puesto que antes si lo tenía y lo disfrutaba. Por supuesto que ahora
también lo disfruta cuando tienen relaciones, pero reconoce que, desde que
salió embarazada, ya no piensa en eso.

Esto último que señala la esposa sobre su falta de deseo sexual, es frecuente en las
parejas de hoy, incluso en parejas jóvenes. Parece ser un fenómeno generalizado en
Latinoamérica, que tiene que ver con la, falta de esfuerzo creativo para mantener el
deseo sexual. Aquel mito de que una buena sexualidad es espontánea, y que factores
como la pérdida de la juventud, la imaginación, lo novedoso, son todos factores que
influyen en el declive del sexo, no necesariamente es tan cierto. Pues he asistido
también parejas que con el tiempo mejoran en su intimidad sexual, pues maduran, se
liberan de sus inhibiciones y disfrutan juntos una sexualidad plena, que no tenían
antes como pareja.

En este caso, desde el AT se les posibilitó a ambos, herramientas que les permitieron
manejar mejor estos problemas, brindándoles información sobre las demandas de
los hijos en las diferentes etapas durante su desarrollo y todo lo que eso conlleva.
Asimismo, se pudieron negociar acuerdos entre ellos, con respecto al tiempo para
cada uno y al tiempo para ellos juntos como esposos. Al inicio costó sostener estos
acuerdos, pero al ir descontaminando su Adulto las cosas empezaron a mejorar.
Debo aclarar que el nivel de empatía demostrado por ambos ayudó mucho para
poder tomar dichos acuerdos.

Cuando las personas enfrentan situaciones como estas dejan ver la importancia de
educar sus emociones y de aprender a manejar un conflicto con su Adulto. Aquellas
personas reactivas debieran ir tomando conciencia de la importancia que tiene para su
propio beneficio el aprender a controlar sus impulsos. No existe ningún modelo de
terapia que haga que deje una persona de ser como es para ser una nueva persona.

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Pero sí es posible, por ejemplo, que una persona impulsiva aprenda a controlar su
impulsividad, algo que redundará en su propio beneficio y el de su pareja. Cuando el
motivo de terapia es la discusión constante, lo primero que se trabaja es negociar
acuerdos mínimos para una convivencia más armónica de la pareja, haciéndoseles
ver que una pareja sin discusión es un mito, es una visión idílica de la relación.

4. LOS MITOS EN LA RELACIÓN DE PAREJA

Hace ya varios años atrás leí el libro de Arnold Lazarus, Mitos Maritales (1985).
Desde ese momento la recomiendo siempre como una lectura obligatoria a las
parejas con las cuales trabajo en terapia.

Este apartado es una breve referencia al libro. Si se ofrecieran de manera más


sistematizada cursos de “capacitación para parejas”, mucha gente sabría cómo
desarrollar acuerdos de pareja más favorables para ambos miembros, esto es, más
desde el Adulto y no solo desde el Niño. Por ende, serían acuerdos más sensatos,
prácticos y amorosos. Muchos terapeutas de pareja, consejeros matrimoniales,
psicólogos, psiquiatras y otros profesionales de la salud mental trabajan en función
de muchas concepciones falsas que los pacientes que ellos tratan o asesoran reciben
como verdades absolutas.

Como ya hemos adelantado desde la introducción, se asume que no existe un solo


tipo de relación de pareja, sino muchos; que existen tantos tipos como las parejas
decidan por ellos mismos. De ahí la necesidad de ser más abiertos para entender los
distintos modos de relacionarse en las parejas, los diversos modos de hacer pareja
en el matrimonio.

Cuando en una pareja el mensaje entre ellos es te prefiero como mi pareja y no porque
te necesite, esto resultará favorable para ellos, pues en verdad no necesitamos de la
otra persona para ser felices; en todo caso, optamos por ella o él para juntos
compartir el amor y el cariño. Sin embargo, cuando uno o ambos miembros de la
pareja, a partir de ciertas experiencias personales, modelos familiares de sus padres
como pareja, otros modelos sociales, las experiencias de relaciones de pareja
anteriores, etc. desarrollen una serie de expectativas no realistas (mitos) sobre cómo
tiene que funcionar una pareja, las llevará consigo a la relación, con sus propias
características personales, que pueden ser incompatibles con las de la otra persona.

Esto trae como resultado las insatisfacciones de la pareja por sus deseos o
expectativas no logradas. A partir de esta insatisfacción en uno o ambos miembros

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de la pareja, se puede producir un malestar; esto se desarrollaría al valorar el
estado de insatisfacción anterior de modo irracional y las demandas desde el Niño
serían: “Tú no deberías actuar como lo haces porque está mal o amenazas mi
autoestima”, “Si se expresan las cosas que me insatisfacen de la relación, puede
ocurrir algo horrible y no debo hacerlo”.

Demandas como estas producirían un estado de perturbación de la pareja; en


concreto, la primera llevaría a una respuesta emocional de ira intensa y conducta
aversiva hacia el otro miembro (menos gratificación o refuerzo, más conducta de
“castigo”), y la segunda creencia irracional produciría una respuesta emocional de
ansiedad o temor intenso y una conducta inhibida. El resultado final de todo el
proceso sería que la conducta de cada miembro produciría un feedback que es
distorsionado cognitivamente por el otro en función de sus propias demandas
irracionales.

La mayoría de las parejas se involucran en una relación con sueños imposibles y


expectativas irreales. Sucede así porque evalúan con criterio de fantasía y no de
realidad el entorno que deben enfrentar. Al margen de sus otras connotaciones, el
matrimonio es esencialmente un tipo de sociedad y una ocupación. Para algunos, es
una vocación de tiempo completo.

Encuentro que muchas de las demandas no se explicitan y se sostienen como un


supuesto, entonces tenemos que Juan supone que María y María supone que Juan…
Nos cuesta tomar acuerdos… Es que no hemos crecido como Adultos y, por eso
mismo, no sabemos negociar dichos acuerdos para llegar a buen puerto.

Lazarus nos recuerda la importancia del método de la “descripción de tareas” en el


quehacer con parejas (Apéndice A). Algunas personas tienen dificultad para
expresar sus expectativas, no saben articular precisamente lo que esperan aportar y
recibir del matrimonio. Entonces, es tarea del terapeuta ayudar a las parejas a
descubrir exactamente lo que él o ella esperan.

Si las parejas escribieran descripciones de tareas, confeccionando una lista detallada


de lo que esperan dar y recibir del matrimonio, y si cada miembro de la pareja
estudiara las listas del otro antes del compromiso, se podrían evitar muchos
sufrimientos y esperanzas frustradas, porque se conocen más y saben a qué
atenerse.

La descripción de tareas maritales que pueden ver en el apéndice señalado es un


recurso útil en estos casos, logrando lo mismo que las típicas descripciones de
tareas en la situación de trabajo. “En este empleo”, dice el jefe de personal,

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“esperamos que Ud. haga A, B y C”. El postulante puede decidir si el sueldo responde
a las exigencias, si ese tipo de trabajo le atrae y si está o no calificado para el mismo.

Cuando los casaderos potenciales explicitan sus requerimientos y expectativas “A, B


y C”, se pueden alcanzar las mismas decisiones -
¿es suficiente la retribución, la relación ofrece bastantes oportunidades para
disfrutar, así como compatibilidades dentro de la misma, y la persona es capaz de
dar y recibir el material emocional necesario para mantenerla?

5. LOS MENSAJES PARENTALES QUE GRABAMOS

Los padres son los responsables de transmitir a sus hijos desde niños todo tipo de
mensajes que llevarán en su interior durante el resto de sus vidas. Aunque tienen un
impacto en nuestra autoestima y en la forma de concebir nuestro lugar en el
mundo, no todos los mensajes son negativos. “Eres una inútil”, “nunca haces nada
bien”, “eres muy bonita, cuando crezcas tendrás muchos chicos”, etc. son mensajes
que disponen el escenario para una profecía auto cumplida.

Además, los mensajes no sólo son verbales: a veces son indicaciones implícitas de cómo
debemos comportarnos. Como terapeuta ayudo a que mis pacientes recuerden
aquellos mensajes de la niñez temprana y a que analicen el impacto que aún tiene
en el presente. Nuestras mayores cualidades suelen nacer como respuesta a las
expectativas y exigencias, implícitas y explícitas de nuestros padres. Como resultado,
dependemos demasiado de ellas y dudamos en descartar aquellas que ya no nos
sirven.

Los cambios que se suelen proponer la mayoría de personas son como las dietas,
por eso no funcionan, pues no se trata de dejar de hacer cosas, sino de empezar a
hacer algo diferente a lo que venimos haciendo hasta ahora: no se trata de dejar de
comer, sino de cambiar nuestros hábitos alimenticios. Y esto, como comprenderán,
no es cosa de desearlo solamente sino de trabajar sobre ello, de tener una conducta
proactiva. Les narro el siguiente caso:

En una ocasión asistí a Enma y José por presentar serios problemas en su


relación habiendo llegado, incluso, a la agresión verbal y física, con intervención
de los vecinos y del serenazgo. Ella era abogada de profesión, él ingeniero;
llevaban tres años casados y tenían una niña de un año. A ambos se les veía
preocupados por la situación y con el deseo de continuar en el matrimonio; sin
embargo, los resentimientos habían dejado huella en ellos, por lo que ambos se
sentían muy dolidos.

78
Según comentaron, los problemas empezaron poco antes del matrimonio,
cuando tuvieron que decidir a quién invitar al compromiso. Ambas familias
participaron en todo el proceso, sobre todo exigiendo, especialmente la familia
de José, la participación de determinados familiares. La recepción posterior a la
ceremonia se celebró en la casa de la familia de Enma. Tanto José como sus
familiares no se sintieron bien recibidos, la reunión terminó en una acalorada
discusión entre los recién casados y las familias se condujeron como bandos
separados. Finalmente, los familiares de José se retiraron resentidos de la
reunión, según ellos, a causa del maltrato, pero José optó por quedarse.
Desde ese momento, se hizo muy complicada la visita familiar. José prefería ir
solo a la casa de sus padres los fines de semana y Enma optaba por lo mismo,
aun cuando en casa de ella, él era más aceptado.
Enma pensaba que se había equivocado al elegir pareja y recordaba que antes
había tenido mejores pretendientes. José, por su parte, insistía en que Enma
odiaba a su familia y no los aceptaba; por ende, ella no lo quería a él. Aunque
con el paso del tiempo y el nacimiento de su niña la relación de Enma con la
familia de su esposo mejoró, éste no olvidó aquella amarga experiencia y
guardaba resentimiento hacia ella. Ambos esposos, a pesar de los logros y
méritos alcanzados, no lograban conciliar sus demandas.
En cada discusión siempre salía a relucir la amarga experiencia de la boda.
Enma le reclamaba a José el poco compromiso de su familia para colaborar con
los gastos de la celebración y que estos habían venido predispuestos a malograr
la reunión. Asimismo, José reclamaba la falta de atención para con su familia y
el desplante de la familia de Enma para con los suyos, continuando una y otra
vez con lo mismo.

El incidente inicial durante la boda, de alguna manera marcó la relación futura, y se


hacía patente en la relación que ahora tenían. Ellos estaban dispuestos a separarse,
pero al mismo tiempo esta decisión les resultaba muy dolorosa, pues, de alguna
manera evidenciaba la incapacidad de ambos como Adultos para manejar sus
diferencias y, además, mostraba su Niño negativo al dejarse influenciar por terceras
personas.

A ambos les resultaba difícil entender el significado de su nueva relación y mucho


más manejar esta situación. No habían terminado de entender que su rol de pareja
difería de su rol de hijos, que podían aprender a llevarse mejor, aunque sus familias
políticas no fueran asumidas -por ellos- como propias y no tenían por qué serlo.
Realmente, hay muchos mitos familiares que se instauran en las personas, y que
influyen posteriormente en sus relaciones de pareja. Esto es un tema de suma

79
importancia que ameritaría ser tratado aparte con detenimiento.

Algunas parejas se empecinan en pretender que la esposa o el esposo, o sus


respectivas familias de origen, sean aceptados como propios por parte de la otra
pareja. Cuando esto se pretende imponer a rajatabla, caen en situaciones que rayan
con lo absurdo. Imponer mi familia a mi pareja es un error, pues cada quien tiene su
propia familia de origen.

6. ¿ESTAMOS O NO ESTAMOS BIEN EN PAREJA?

Este apartado tiene como antecedente el libro de Thomas Harris Yo estoy bien, tú
estás bien (2010), cuya lectura recomiendo también con frecuencia a las parejas que
vienen a consulta.

Suele suceder en las parejas que sólo uno de los dos está dispuesto a iniciar un
proceso terapéutico cuando se presentan problemas en su relación, puesto que uno
de los juegos en pareja más frecuentes es el de “toda la culpa es tuya”. Si uno de los
dos enamorados, novio, conviviente o esposo, se somete a terapia desde el Análisis
Transaccional, continuamos luego nuestros esfuerzos en ver cómo se podría
descontaminar el Adulto de la pareja e interesarle para que aprenda también este
mismo lenguaje, puesto que solo con un lenguaje común se posibilita una relación
equilibrada.

Si uno de los dos miembros de la relación se niega a colaborar en ese aspecto, las
posibilidades de mejorar la relación se reducen enormemente. Sin embargo, si los
dos se interesan lo suficiente en ello, el Análisis Transaccional se les presenta como
un instrumento valioso para trabajar en su proceso de cambio.

Una de las primeras cosas que pueden examinar, una vez aprendido el lenguaje, es el
contrato –los términos de relación- como pareja en sí. El contrato comúnmente
suele ser inadecuado, casi a un trato al cincuenta por ciento, con marcado énfasis
en los porcentajes de participación. En ese sentido, ambos se convierten en cosas
en lugar de personas, en un mercado donde se ha impuesto lo competitivo en una
relación de pareja. Deben mantener la aportación al cincuenta por ciento o, de lo
contrario, el equilibrio se rompe.

Ese tipo de contrato es obra del Niño. El Niño tiene el concepto de la igualdad y la
equidad basado en el cincuenta por ciento: “Tú me das para que yo te dé”, pero en
su posición de “no estar bien” puede interpretarlo mal como responsabilidad
ilimitada para otra persona: “Tú tienes que darme todo, porque dependo de ti”. Así,
el otro lo acepta, dispuesto a olvidar todo porcentaje y a darlo todo, siempre. Se
80
crea, de esta manera, en todos los casos, una situación de falso bienestar, falso
amor y equilibrio apantallado.

El niño, que es un ser que sólo quiere conseguir amor para él, no puede concebir el
amor de otra manera. El Adulto sí puede. En la actualidad hay una demanda
desesperada en la que todo el mundo pide amor y pocos parecen ser capaces de
darlo. Se debe a la continua influencia dominante de la posición yo no estoy bien -
tú estás bien, propia del Niño. Esta posición ha existido en todos. Recordemos que
el chiquillo intenta aliviarse de ese peso, en los primeros años de su vida, apelando
a los juegos originales de “el mío es mejor” o “yo tengo más”.

La pareja que quiera salvar su relación debe, pues, realizar un esfuerzo colaborativo
para emancipar al Adulto, de modo que el “no estar bien” del Niño y el contenido
perturbador del Padre de cada uno de los dos puedan someterse a examen para
determinar en qué forma esos datos del pasado continúan dominando y
destruyendo sus relaciones en el presente.

Declaraciones absolutas como “yo soy así, y no intentes cambiarme” son causa
frecuente de la destrucción de las relaciones. Aferrarse rígidamente a “estoy
siempre de mal humor” equivale a atribuir los defectos de una persona a su
carácter. El cliché del “mal humor” echa a perder el clima de armonía familiar.

Lo que podría ser la mejor parte del día se convierte, por el contrario, en un hogar
de conflictos desdichados y hostiles. La verdad es que nadie tiene una necesidad
absoluta de estar de mal humor fastidiando a alguien en cualquier momento. Puede
elegir su humor, una vez que su Adulto se ha liberado.

El amor, en el matrimonio, requiere la libertad del Adulto para examinar al Padre, y


aceptarlo o rechazarlo teniendo en cuenta el contexto de la realidad actual; y
también para examinar al Niño y las compensaciones o juegos perturbadores que ha
imaginado para negar el peso de su “no estar bien”, o para superarlo o para librarse
de él.

Los matrimonios que se someten a tratamiento vienen para “aprender algo nuevo”,
y pueden hacerlo desde el AT. Otros acuden en busca de una respuesta a una
pregunta vaga pero inquietante que podríamos formular así: “Pero, ¿es eso todo en
la vida?”. Algunos vienen porque sus hijos tienen problemas; muchos porque su
relación de pareja está en crisis. Muchos de los matrimonios a quienes he tratado
pensaban en la posibilidad del divorcio, o por lo menos lo habían debatido, como
única solución para sus problemas. Algunos se habían separado o iniciado su
separación.
81
Por experiencia, observo que, cuando las personas aprenden AT en sesiones
individuales, es cuando comprenden los conceptos y aprenden a manifestar su deseo
en su relación de pareja. Es aquí donde cada una de las dos partes encuentra ahora
la posibilidad de descubrir nuevos objetivos, en donde se van ausentando los viejos
juegos destructivos y va alcanzándose el logro de la intimidad y el encuentro. La
consecución del objetivo primordial de la terapia de pareja, recordemos, es salvar la
relación.

Las relaciones de muchas parejas constituyen una complicada mezcla de juegos en


los cuales el resentimiento y la amargura acumulados han producido versiones
repetidas de “toda la culpa es tuya”, “eres como tu padre” y “de no ser por ti yo
podría...”. Las reglas y las jugadas típicas de esos juegos aparecen catalogadas con gran
detalle en la obra de Eric Berne (2007) Juegos en que participamos, y que proceden
del primitivo juego infantil “el mío es mejor que el tuyo”, cuyo objetivo estriba en
superar el miedo original a ser estafado. Hay relaciones que se mantienen unidas
gracias a que uno de los miembros está “enfermo”. Si éste empieza a reponerse y a
negarse a participar en los viejos juegos, empieza el malestar en la relación. En una
sesión de la terapia, el esposo me comentó preocupado en cierta ocasión: “Mi
mujer parece que está cambiando y está mejor, pero ahora no me entiendo con ella,
como que ya no nos comprendemos”.

Cuando uno de los dos en una relación de pareja cambia, otros cambios deberán
complementar aquel cambio inicial para mantener la relación. En los antiguos
métodos de psicoterapia, el terapeuta trataba tan sólo a una de las partes y a
menudo se negaba incluso a hablar con la otra. Lo importante era la relación que se
establecía entre el psicoterapeuta y el paciente, y se dejaba de lado la relación de la
pareja. Cuando el comportamiento del paciente empieza a cambiar, la relación de
pareja a menudo sufre las consecuencias porque el otro cónyuge no posee
herramientas conceptuales para comprender lo que está ocurriendo.

Usualmente, ambos miembros permiten que su Niño se entregue a una


introspección que, aunque puede proporcionar datos útiles en cuanto al origen de
sus propios sentimientos, no se enfrenta totalmente con la realidad de la existencia,
no de una sola persona, sino de dos personas unidas en una relación de pareja, sea
como convivientes, novios o esposos.

Cada uno de los miembros de la relación debe estar dispuesto a reconocer su


participación en las dificultades de la relación. “La culpa es toda tuya” es una
afirmación falaz, como nos lo recuerda la observación: “Nadie puede afectarme
sino a través de mi propia actividad”. Si el marido se ha comportado de manera

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humillante durante diez años y la esposa lo ha tolerado durante ese tiempo, puede
decirse que ésta, a su manera, ha participado en la situación. Si cualquiera de las
dos partes se niega a reconocerlo, hay pocas esperanzas de que la situación cambie.

La comprensión del Análisis Transaccional y la naturaleza del Padre, del Adulto y del
Niño nos muestran una salida a la imposibilidad de cambiar sin reconocer la
responsabilidad, y al reconocimiento de la culpa. Es importante ver la diferencia en
el modo de enfrentar a una persona con su manera de obrar. Si decimos: “Es usted
una persona antipática, de mal genio, difícil y desagradable, y eso es lo que está
destruyendo su matrimonio”, no hacemos más que reforzar la posición de “no estar
bien” de esa persona y provocar en ella sentimientos que la hacen todavía más
antipática, con peor genio, más difícil y desagradable.

En cambio, si podemos decir, comprensivamente: “Es su Niño quien no está bien y


es el que está provocando constantemente conflictos en usted actuando de manera
antipática e intemperante hasta destruir sus posibilidades de felicidad en el
presente”, entonces hay cierta objetivación del problema, y la persona se ve a sí
misma como una combinación de experiencias pasadas, positivas y negativas, que
son la causa de sus dificultades. Además, esa actitud hace posible una opción, una
elección. Una persona puede reconocer esa realidad acerca de sí misma sin quedar
hecho un estropajo, y ese conocimiento puede empezar a fortalecer a su Adulto
para que éste ejerza su función de examinar al Padre y al Niño, y la forma en que
esas viejas grabaciones intentan reproducir la tiranía del pasado.

Sin ese reconocimiento de “mi parte de culpa en nuestros problemas”, el AT puede


convertirse simplemente en otra forma de expresar el odio: “Tú y tu condenado
Padre”, “Tu Niño malo vuelve a tomar las riendas, querida”, “Ya estás otra vez
jugando al mismo juego”. Esas construcciones pasan a ser entonces epítetos
inteligentes e insultantes, un nuevo juego. Esa no es la actitud que deben adoptar
las parejas que se someten a tratamiento si desean de veras reconstruir su relación.
Se plantean algunas preguntas más: ¿Hay algo más que hacer? ¿Qué se hace con un
Adulto emancipado? ¿Para qué hacemos pareja?

Veamos el siguiente caso:

Juana, de 42 años de edad, está casada desde hace 17 años, con dos hijas
de 15 y 11 años. En el momento de iniciar la terapia, la paciente vive con sus
hijas en su casa, y el esposo aparte en un departamento. Él es empresario,
dueño de un negocio; ella trabaja como distribuidora de productos
industriales.

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Juana asiste a consulta sola y manifiesta que su esposo la engaña con su
secretaria. Quiere ser capaz de tomar una decisión, pues no desea que su
vida continúe así. Lloraba persistentemente durante las sesiones y
evidenciaba síntomas propios de la depresión. Ante esta situación, se le
recomendó tratamiento farmacológico; al cabo de dos semanas, sus síntomas
empezaron a ceder y se pudo continuar con la terapia.
La historia de la paciente está plagada de una serie de experiencias
extramaritales por parte del esposo. Los repetidos actos de infidelidad por
parte de su esposo la llevaron a experimentar sentimientos de culpa y
vergüenza. Finalmente, un incidente ocurrido entre la paciente y la secretaria
de su esposo, determinan su salida de la casa.
La familia de Juana se había involucrado en el problema porque Juana
constantemente les hacía participe de sus conflictos. Por ello, su familia
mantiene una actitud de enfrentamiento con el esposo.
El proceso de terapia inicialmente se basó en identificar a través del análisis
de las transacciones, la manera en que ella acostumbraba a relacionarse
con su esposo. Después se orientó hacia la descontaminación del Adulto
(sentía miedo, temores) desde su Niño y desde su Padre (se criticaba y se
descalificaba así misma), para, finalmente, ir desarrollando conductas que la
orientaron a ganar autonomía, a reconocerse y valorarse por sí misma, a “auto
acariciarse”, en términos de AT.
Juana logró darse cuenta del tipo de relación que guardaba con el esposo:
que frecuentemente ella lo perseguía y él jugaba a ser perseguido.

84
IV
TERAPIA CON PAREJAS DESDE EL AT

Muchas personas no sabemos cómo es ser feliz en pareja pues no hemos crecido
como adultos para entender que la vida es un continuo de situaciones no siempre
favorables. Los problemas aquí expuestos nos muestran los problemas que con más
frecuencia hemos encontrado en la casuística asistida. Seguramente más de un lector
se verá reflejado en uno de estos casos.

1. RELACIONES NO SALUDABLES DE PAREJA

Como hemos señalado anteriormente, cuando las personas actúan con su estado del
yo Niño suelen confundir un problema con una tragedia. Eso es lo que ocurre
cuando un matrimonio se viene abajo. El Niño parece que se adueña de uno de los
cónyuges, o de los dos, y todo el matrimonio se desmorona cuando empiezan a
aparecer las diferencias o los problemas.

El matrimonio es la más complicada de todas las relaciones humanas. Pocas alianzas


pueden conducir a emociones tan extremas o pueden pasar tan rápidamente de la
felicidad máxima al extremo de la agresión. Si nos detenemos a pensar en las historias
que cada uno de los cónyuges traen al matrimonio a través de las contribuciones
continuas de su Padre y de su Niño respectivo, comprenderemos fácilmente la
necesidad de que ambos posean un Adulto autónomo, como condición indispensable
para que esa relación funcione.

Sin embargo, la mayoría de los matrimonios son afectados por el Niño, que concibe
el amor como algo que se siente, y no como algo que hacemos nosotros mismos; y
que entiende la felicidad como algo detrás de lo cual se corre, y no como un
producto secundario que se obtiene cuando se trabaja por la felicidad de ambos y
no sólo por la propia.

Pocos son los jóvenes esposos cuyo Padre, en el sentido transaccional, contiene la
impresión vivida de lo que es un matrimonio feliz. Son muchos los que nunca han
vivido tal cosa. En esos casos, se forman del matrimonio un concepto romántico y
falso, a través de las telenovelas, en las cuales el marido es un excelente tipo, con
un excelente trabajo en una importante empresa y llega cada noche a su casa con
una sonrisa de oreja a oreja para su radiante y guapa esposa que le espera en el
apacible hogar iluminado de forma sugestiva.

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Es así que, cuando la ilusión empieza a desintegrarse, surge el Niño, con la
grabación de “solo tú tienes toda la culpa”, y la escena acaba con un destrozo total.
De la ilusión construida hasta ahora por el Niño se pasa al desencanto propio de
todo Niño. Sentimientos anteriores de su infancia de no estar bien contaminan al
Adulto de los cónyuges y, al no poder volverse contra nadie más, se empiezan a
culpar el uno al otro.

A mi entender, los mejores matrimonios suelen resultar cuando los cónyuges


proceden de ambientes similares y poseen intereses realmente similares; pero cuando
es el Niño quien se encarga de “arreglar” el matrimonio, a menudo se dejan de lado
importantes discrepancias, y el contrato donde se dice “hasta que la muerte los
separe” se basa en semejanzas tan insuficientes como “a los dos nos encanta bailar”,
“los dos queremos montones de hijos”, “los dos adoramos el mar” o “a los dos nos
gustan la música rock”, por citar algunos ejemplos.

La perfección se juzga por criterios de idealización, es decir, son parejas que existen
sumergidas en un sueño en el cual comparten las mismas ilusiones engañosas. Sin
embargo, pronto se convierten en objeto de su propia amargura, y terminan en el
juego de “toda la culpa es tuya”. Veamos el siguiente caso:

Sara es una profesora de 42 años, está casada desde hace 16 y tiene tres hijos.
Su esposo Walter, de 44 años, gerente de una empresa, asiste a consulta a
pedido de su esposa. Él argumenta que se siente confundido porque siente su
vida muy vacía y porque no se siente satisfecho con su esposa, concretamente,
con la figura física de su esposa, pues ya no guarda la esbeltez que tenía cuando
la conoció, antes de casarse.
Las tres sesiones siguientes que alcancé a sostener con él, continuaba con el
mismo tema: Walter no entendía por qué su esposa no podía satisfacerlo en su
demanda de volver a ser delgada como antes, lo único que él le pedía, aunque
ella insistía en continuar comiendo de manera desproporcionada haciendo caso
omiso a su solicitud. Además, Walter se percibe a sí mismo como un personaje
del cine admirado por todos al cual le importa sobremanera no solo ser
apreciado por los demás sino también mantenerse joven y guapo, según refiere
él mismo.
Por otro lado, Sara se describe a sí misma como una esposa y madre “A1”, de
forma que cualquier hombre que no fuera su esposo estaría contento por estar
casado con una mujer como ella. Sin embargo, no consigue satisfacerlo con
nada. En realidad, Sara sufre mucho por no ser querida como ella desea. Y, por
ello, responsabiliza en parte a los padres y a la hermana de Walter de su
infelicidad. Por ejemplo, el que Walter prefiriera salir con un amigo o visitar a
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su madre religiosamente determinados días, molestaba a Sara sobremanera,
tanto que había llegado al extremo de sentir celos de personas que se le
acercaban demasiado y lograban mantener o centrar la atención de Walter en
detrimento de la atención que le brindaba a ella. Para Sara era imposible
pensar en salir con sus amigas pues podía ser tomado como mal ejemplo por su
esposo, quien entonces también saldría con sus amigos.
Llegó el día en que Walter decidió dejar la casa e irse a vivir con su mamá.
Mientras tanto, él se había sentido atraído por otra mujer, que era más delgada
que su esposa y algo más joven. Para sorpresa de Sara, al poco tiempo Walter
abandonó aquella aventura y nuevamente volvió a flirtear con ella, a ponerse
celoso con ella. Bastó que Sara empezara a reunirse con sus amigas para que,
nuevamente, Walter empezara a interesarse por ella.

Debo explicar brevemente antes de analizar este caso que la infidelidad puede
terminar con una pareja que ya estaba llegando a su fin, pero también puede ayudar
a mejorar la relación de una pareja. Pues el miedo de la pérdida a veces da un
empuje de motivación a reconstruir la pareja. También es importante siempre
entender el sentido de cada infidelidad. Aun cuando hay infidelidades que no tienen
nada que ver con la pareja; es más fácil de ver cada infidelidad como síntoma de
problemas en la pareja, o como crisis en la relación, aun cuando necesariamente no
siempre es así.

Esta relación describe con toda claridad un juego que ellos podrían continuar jugando
quién sabe hasta cuándo. Dos años después de que dejaran de ser mis pacientes,
Sara me pidió que les recomendara un terapeuta de pareja, pues la terapeuta mujer
que los estaba tratando no había podido ayudarlos como ella esperaba. Sin embargo,
es importante señalar que ninguno de ellos estaba interesado en cambiar, pues
había entre ellos una especie de control recíproco. Además, no mantenían una
relación de pareja saludable, pues no disfrutaban de su relación. Cuando ella solicitó
primero la ayuda fue para buscar a alguien que le hiciera entender a su esposo la
calidad de mujer que tenía, que era un tonto por no ser feliz con ella y por no darse
cuenta de lo que se estaba perdiendo, porque no iba a conseguir una mujer como
ella.

La historia de esta pareja es muy aleccionadora y muy rica en su dinámica


simbiótica, por lo menos así lo fue para mí, aun cuando fue corto el tiempo en que
trabajé con ellos, pues no se pudo establecer un contrato sobre lo que deseaban
cambiar. Sara es de aquellas personas que establecen relaciones basadas en la
dependencia emocional.

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No nos deben sorprender estas personalidades inmaduras, egocéntricas y narcisistas
que viven responsabilizando a otros de sus insatisfacciones. Walter se encontraba tan
enamorado de sí mismo que no podía entender cómo Sara no lo podía complacer en
sus mínimas demandas. Por otra parte, Sara había estructurado una relación
simbiótica hacia Walter, relación caracterizada por la necesidad de tener la presencia
tranquilizadora de otra persona, como que una persona “necesita “de la otra para
sentirse completa. Para ella, era casi imposible pensar en organizar su vida sin la
presencia de Walter.

Hay personas que experimentan la ansiosa necesidad de ser requeridas, hacerse


imprescindibles negativamente; por ello, suelen ser muy solícitas en su relación con
sus parejas. Algo así como “siempre listas” para servir o sacrificarse por su pareja.
Esta especie de voluntad de sufrir no resulta saludable para la persona que lo
experimenta, pues le lleva a límites de sacrificio por el otro.

No se puede vivir en una relación de pareja sólo por lo que se siente por la otra
persona; esto es propio de las relaciones dependientes emocionalmente a las que
llamamos relaciones simbióticas. No bastará con que dos personas se quieran para ser
felices: entrarán en juego otros elementos más. Tal vez, para una pareja de
enamorados inicialmente esto sea suficiente, pero en el tiempo, conforme van
madurando en la relación, irán surgiendo cambios.

No resulta conveniente que la otra persona sea la única fuente de satisfacción para
nadie, porque cuando él o ella se convierten en el centro de nuestra vida y todo gira
a su alrededor, empiezan los problemas. Cuando algo o alguien se convierten en un
todo para una persona, es porque algo sucede con esa persona, porque no es capaz
de desprenderse de sí mismo para mirar en otros sentidos.

En una relación de pareja saludable ninguno deberá dejar de ser él mismo. Por ello,
como veíamos en capítulos anteriores, quien espera algo de alguien siempre se va a
frustrar, porque nunca va a ser como uno quisiera que fuera, más aún en relación a
una pareja. Por eso es importante conocerse a sí mismo, reconciliarse, sentirse
responsable de sí. Veamos otro caso:

Carola y Felipe, ambos divorciados y cada uno con hijos de una relación
anterior, llevan dos años de convivencia y la situación se ha puesto insostenible
para ambos. Felipe llegó a endeudarse de manera exorbitante para lograr cubrir
las necesidades de Carola, pues le resultaba muy difícil decirle no, a sus
caprichos. Según comenta, nada de lo que hacía la complacía por completo, lo
que causaba que ella lo descalificara en sus críticas. Felipe es una persona muy
insegura, comenta que no se ve bien físicamente, es tímido.
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Felipe se percibe como una víctima que experimenta tanta culpa que lo “obliga”
a seguir manteniendo algunos gastos de los hijos de Carola con los cuales se había
comprometido, gastos que ni el propio padre cubre. A Felipe le resultó fácil
estar con Carola porque trabajaba con ella, fue fácil enamorarla porque fue su
paño de lágrimas cuando él salía de su divorcio. A él no le costó tener que
vencer su temor a una fémina. Aunque no era muy emprendedor, sí es muy
capaz, es profesional, tiene estudios de especialización, estudió una maestría.
En suma, poseía los recursos y las potencialidades para salir adelante.
Felipe volvió a tropezar con la misma piedra. Carola guardaba mucho parecido
con su ex esposa, si no físico, sí en su actitud y demandas. Carola, por su
parte, no tenía reparos en exigirle y presionarlo para que satisficiera sus
demandas, siendo sumamente crítica y descalificadora para con él, acusando a
Felipe de su desinterés y desgano, del poco cuidado por su persona. Proyectaba
en Felipe la fuente de sus insatisfacciones, y le atribuía su atraso y su poca
capacidad de querer progresar.
A pesar de haber terminado la relación hace varios meses, Felipe continúa
pagando la pensión de los hijos de Carola. Por supuesto, espera que algún día
Carola reconozca lo buen hombre que es y que recién ese día lo valore.

Felipe tiene un serio problema relacionado con la satisfacción de sus necesidades de


“caricias”, pero dichas caricias deben ser con la madurez del Adulto, esto es, el
reconocimiento de que estamos presentes para la otra persona en términos
positivos. Este caso resulta ser un claro ejemplo de cómo una relación puede no ser
saludable para una persona y afectarla tanto que llegue a dudar de su propia valía
como ser humano. No es casualidad que Felipe buscara parejas con determinadas
características que, lejos de favorecerle, menoscababan su ya frágil autoestima. El
tema en él tiene que ver con lo que llamamos en AT su argumento de vida.

2. YO SOY RESPONSABLE POR MÍ

El que una persona haga o no terapia formal, como muchas de las decisiones de su
vida, debe ser una decisión autónoma y, cuando se lleva a cabo una decisión
autónoma, es cuando esta se da en la realidad del aquí y ahora, con el Adulto de la
persona.

El mirarse a sí mismo ayuda a descubrir lo que tenemos en nuestro fuero interno.


Existe la tendencia generalizada en las personas a responsabilizar a otros por lo que
sucede con uno mismo. Es sumamente importante entender que sólo nosotros somos

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responsables de nosotros mismos, de nuestra propia vida y de nuestra propia
felicidad. En caso contrario, continuaremos siendo dependientes y emocionalmente
inmaduros porque respondemos más desde nuestro Niño interior.

Melisa durante varios años venía sufriendo de una depresión que se incrementó por
su separación de Federico. Ellos había estado casados 19 años; ella tiene 45 años y
él 44 años. Ambos trabajan en distintas empresas familiares y tienen dos hijos.
Cuando los asistí, ya llevaban varios meses de separación. Melisa empezó por
responsabilizar a Federico por el estado en que se encontraba. Decía que él desde
siempre le había sido infiel y la engañaba con otras mujeres; que ella hacía muchos
esfuerzos por salvar la relación, que su esposo decía que sí, pero luego de un tiempo
nuevamente volvía a lo mismo.
Melisa culpaba a su esposo por ser el causante de todos sus sufrimientos. Este
discurso era sabido en ambas familias y, como suele suceder, había familiares a
favor de uno u otro, por supuesto, con participación plena de los hijos.

Esta pareja de esposos llegó a la consulta en un punto en que la relación ya se había


deteriorado de ambos lados. Melisa lo que realmente temía era tener que enfrentar
la vida futura sola.
Melisa no quería ver más allá de su propia interpretación subjetiva y le costaba
entender su responsabilidad en este entrampamiento. Ella podía fácilmente haber
continuado unos años más en este juego de víctima para el cual estaba
sobreentrenada, y continuar quejándose, yendo a buscar ayuda, buscando ayuda
para sus hijos que estaban afectados por un padre como el que tenían y muchas
cosas más.
Por otro lado, a Federico le resultaba cómodo, y quizá hasta estimulante, continuar
llegando a casa cada 2 ó 3 días, asearse y cambiarse si era el caso, a veces
desayunar, continuar saliendo los domingos familiares y seguir sin resolver las
cosas. Es más, incluso continuaban manteniendo relaciones sexuales, las cuales eran
satisfactorias para ambos, a veces a solicitud de ella y otras a solicitud de él. Sea como
fuere, ambos coincidían en el tema sexual.
Cuando ella asistió a terapia, estaba muy motivada porque podrían citar a Federico,
lo que en algún momento se dio, pero de manera individual. Mantenía la esperanza
de que, en algún momento, las cosas con él se arreglaran. Sin embargo, cuando
Federico asistió a una sesión me di cuenta de que tenía clara las cosas y que ya no
quería continuar la relación, pero le costaba tomar la decisión. Por ello la
continuaba dilatando. Melisa intuía lo que se avecinaba, pero sentía temor de que
sucediera.

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Melisa no desarrollaba actividades personales que la estimularan a continuar, pues
durante mucho tiempo se había dedicado a ejercer su rol de esposa y madre casi a
tiempo completo, incluso el tiempo que le dedicaba al trabajo en la empresa
familiar era muy pobre. Se había postergado a sí misma y esto le dificultaba el
desarrollo de elementos de soporte.

Un primer paso para Melisa consistió en darse cuenta y asumir que su juego de
víctima ya no funcionaba; que ya no podía continuar culpando a Federico por lo que
sucedía con ella; que ella era la única responsable de sí misma y podía cambiar si así
lo decidía o mantenerse como hasta ese momento.

Casos como este, nos ratifican en la idea de que las diferencias en la pareja deberían
reconocerse antes del matrimonio, pero raramente ocurre así. La joven pareja está
enamorada; los novios, si no han participado en ningún cursillo prematrimonial,
pasan una hora con el sacerdote o el pastor, y se lanzan con la idea de convertirse en
eso que se suele llamar un matrimonio feliz, muchas veces sin haber tenido jamás el
privilegio de haber conocido alguno.

¿Qué posibilidades hay, entonces, de reconstruir o “salvar” un matrimonio sin el


beneficio de ese tipo de análisis previo? Puesto que no existen dos personas
exactamente iguales, la idea de una compatibilidad perfecta es pura ilusión. Tal vez
resulte más útil formular el problema en función de las dificultades comparadas: es
difícil limar las diferencias y llegar a un compromiso, pero también es difícil decidirse
por la alternativa de la disolución del matrimonio.

Para afrontar la segunda alternativa, no se puede actuar sobre la base de absolutos


rígidos como, por ejemplo, “el divorcio es malo”, porque hay otros principios que
intervienen en el asunto. Insistir en que una mujer continúe viviendo con un marido
cruel, que la maltrata, e impedir que encuentre la felicidad junto a otro hombre es
dejar de lado su dignidad humana por una errada causa-efecto, es decir, el conocido
“tú te lo buscaste”. Asimismo, que un hombre continúe manteniendo a una esposa
perezosa y vengativa que niega toda complicidad en el deterioro de su matrimonio
ataca igualmente los principios de la misma dignidad humana.

No quiero decir, con esto, que no considere al matrimonio como un lazo


permanente, pero nos negamos a verlo como una trampa para mantener sujetas a
dos personas unidas por obligaciones puramente legales, sin ningún lazo moral, ni
auténtico compromiso personal afectivo. Es frecuente que la gente no reflexione
acerca de su matrimonio hasta que ve acercarse el divorcio.

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Un matrimonio desdichado puede hacernos creer que la vida de una alegre
divorciada o de un solterón independiente son realmente algo estupendo;
pensemos, sin embargo, que una decisión impulsiva tomada sobre la base de una
presunción no sometida a crítica puede conducirnos a una situación más
desesperada todavía.

En la vida de los recién divorciados no todo es agradable, como podrían pensar la


mayoría de personas. Las situaciones consiguientes a un divorcio deberían ser
consideradas por quienes se proponen dar este paso; así podrían establecer una
comparación entre su estado actual y las dificultades a las que se exponen al
divorciarse, entre ellas, dificultad de la soledad, pérdida de viejos amigos que no
quieren “mostrarse partidistas”, pérdida de los hijos, el dolor que causan a estos,
pérdidas económicas, sentimiento de fracaso, y el cansancio de saber que hay que
volver a empezar. La apreciación de la situación por el Adulto debe tener en cuenta
todas esas realidades.

3. BUSCANDO LA PAREJA PERFECTA

Muchas personas andan buscando durante toda su existencia a su pareja perfecta,


por supuesto, sin encontrarla. Entonces se corre el riesgo de quedar solo o sola,
añorándola de manera desesperada. Pienso que este tema no ha sido muy tratado
por los especialistas y que, sin embargo, es de relevante importancia en las
relaciones interpersonales y muy habitual en la práctica terapéutica.
Personalmente, no deja de generarme el deseo de querer ayudar a personas que
guardan esta ansiedad. Quisiera remarcar, sí, que no existe la pareja perfecta: existen
las parejas que tenemos a nuestro lado con las cuales compartimos nuestras vidas,
aun cuando cometen errores y tienen defectos.

En una ocasión asistí a una señorita de unos 35 años que vino a consulta porque,
según ella, no existían hombres en Lima, pues los que conocía ya estaban casados,
otros “venían con mochila” (tenían hijo) y otros eran homosexuales.

Ella es una exitosa profesional, que conduce su propio auto y paga el apartamento
donde vive, viaja con cierta frecuencia al extranjero y tiene un cargo directivo en una
institución financiera. Lo señalo porque tal vez sea el estereotipo de un grupo de
mujeres que encontramos hoy en día con cierta frecuencia y cuya mayor dificultad
tiene que ver con la de establecer una relación de pareja. Luego de escuchar
atentamente su historia, le repliqué que lo que ella esperaba era un príncipe azul, y
que, como historia, podía ser muy bonita, pero no real. Quizá, por ello, a pesar de

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tener 35 años, una serie de atributos y el deseo, aún no tenía pareja.

El hecho de no tener pareja, en sí mismo, no tendría que ser un problema. Sin


embargo, para ella sí era una preocupación, pues deseaba tener un esposo y formar
su propia familia. De regreso, en la siguiente sesión de la consulta, manifestó
abiertamente su sentencia: “Yo sí creo que existe el príncipe azul”. Añadió que ella sí
quería esperar a que apareciera. Le repliqué que cuánto tiempo estaba dispuesta a
esperarlo.

Otro caso relacionado con la búsqueda de la pareja es el siguiente:

Paquita, que así la llamaremos, cuenta en su historia personal que aprendió que
tenía que hacer las cosas no bien, sino perfectas. Su padre nunca estaba
satisfecho con sus logros, los cuales eran producto de un esfuerzo propio. Eso
hizo que se impusiera a sí misma estándares elevados de cumplir, lo que influyó
en ella y en su percepción para elegir pareja.

En el fondo lo que sucede con ella es que tiene dificultades para disfrutar todo lo
bueno que la puede estar rodeando, pero por la crítica paterna y los estándares
auto-impuestos no podía hacerlo.

No obstante, el mensaje grabado, “Sé perfecta”, no es exclusivo de las mujeres;


cuando esto se da en varones, es igualmente nocivo. Son personas que suelen
evaluar desde su Padre Crítico las necesidades de descalificar a las personas por no
ser como ellos lo esperan, y eso es lo que les influye negativamente. El padre de
Paquita seguro se consideró como el “amoroso esposo” y, como esposo ejemplar,
trató de mostrarse como un padre de familia -ejemplo para sus hijas.

Veamos brevemente el caso de Pedro y su esposa Laura, que asisten a terapia en


busca de ayuda por diversos problemas que se presentan entre ambos desde hace
años y que han ido de mal en peor. Debo rescatar que salta a la vista que Pedro es
un “Sé Perfecto”. Se observa en detalles: desde cómo viene vestido pulcramente, su
postura al sentarse rígidamente, su expresión verbal que siempre va más allá de lo
necesario en sus explicaciones. No se permite fallar y menos se lo permite a su
esposa.

Pedro es sumamente intolerante frente a los errores de su esposa, no puede evitar


corregirla, y es sumamente exigente con ella. Suele mantener una posición rígida,
dominante. En su caso se puede reconocer una voz interna que le dice: “Solo estarás
bien si lo haces todo bien” y esto lo traslada a la relación con su cónyuge.

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Personas como él solo estarán satisfechas cuando encuentren una mujer con todos
los atributos que ellos buscan. Pero como eso es muy improbable que ocurra, son
como una fuente inagotable de insatisfacción. Esperan conductas similares o
complementarias de la otra persona; de esta manera, tendrán la sensación de
cumplir con esta especie de mensaje de perfección.

Las personas que buscan parejas perfectas nunca serán felices porque siempre
tendrán una insatisfacción interna. Aun cuando no lo reconocen, tienen serias
dificultades para disfrutar lo que poseen. Se empeñan, por ello, en buscar lo que no
tienen. Y, simultáneamente, hacen gala de una gran inmadurez para aceptar a la otra
persona como es.

Hay quienes suelen estar más atentos a lo que pierden que a lo que ganan, y suelen
experimentar insatisfacción con sus parejas, pues siempre les falta algo y, por ello, se
sienten infelices. No existe la pareja perfecta, es mejor no afanarse en buscarla.

4. AMORES APASIONADOS

Hace un tiempo asistí a una pareja de jóvenes que durante toda la sesión se miraban
constantemente agarrados de la mano y se mostraban como una pareja apasionada
que no se desprendían uno de otro ni un instante. Apasionados, pensé, cosa común
en personas jóvenes, aunque no solamente es propio de ellos.

Sobre la pasión, veamos la experiencia de Johanna:

Johanna ha vivido dos años una relación intensa, apasionada. Durante ese tiempo
vio el mundo por los ojos de su pareja. Encontraba mucho parecido con su
pareja en gustos y estilos de vida; casi era una relación perfecta. Ambos eran
profesionales, con una vida excitante, todo parecía salir a pedir de boca: mejor,
imposible. Cada abrazo, cada beso, la forma como se miraban constituían
momentos especiales.
Un buen día Johanna descubrió una infidelidad y todo se vino abajo como un
castillo de naipes. “¿Qué fue lo que sucedió? ¿En qué fallé?”, se suelen
preguntar personas que atraviesan experiencias como ella.
Cuando Johanna analizó su experiencia, la describió así: sentir, pensar, esperar
su presencia, hacer todo en función de él, lo que consumía buena parte de su
tiempo. Era como vivir únicamente para la otra persona, muchas veces a costa
de negarse a sí misma la posibilidad de priorizar sus actividades.
Las emociones dirigían su conducta, en detrimento de su propio interés. Como
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consecuencia de este hecho, estaba evaluando la posibilidad de irse del país
para intentar olvidarse de él. No se sentía capaz de poder enfrentar esta nueva
situación de la ruptura de su pasión.

Observamos en este caso que el tiempo que duró la relación apasionada de Johanna
fue de, aproximadamente, dos años. Acá cabe preguntarse: ¿Por qué la pasión sólo
dura un corto período de tiempo?
¿Qué pasa en la mente de los apasionados? ¿Por qué este impulso es tan fuerte,
irresistible e irrefrenable? La razón es que la pasión es un estado alterado de
conciencia que es una especie de excitación romántica y que genera la atracción.

Imagínense ustedes una pasión permanente y duradera: sería perjudicial para


nosotros, porque la reacción de estrés y tensión que acompaña a esta emoción,
terminaría por afectar nuestra salud. Quien ha experimentado recientemente o está en
pleno estado de apasionamiento, reconocerá ese estado en el que solo se busca estar
con la otra persona, tocarla, besarla, abrazarla y pensar constantemente en ella.

Por ejemplo, el caso de Omar:

Omar es un hombre casado que, en terapia, reconoció haberse enamorado de


otra persona muy joven; tanto que cuando no la veía un solo día sentía que algo
le faltaba. Llegué a descubrir que incluso utilizaba sus citas a terapia como
pretexto para verse con ella. Tan fuerte era la emoción que se acostaba
pensando en ella y se despertaba pensando de nuevo en ella, que en su trabajo
se notaba su desinterés y que ella estaba afectando su desempeño laboral.
Hasta había comprado un celular para utilizarlo solo con ella y, cuando no se
habían podido encontrar por alguna razón, conversaban una hora o dos de
corrido.
Omar es un caso interesante, pues actuaba como si no le interesara nada más
que la relación con la joven. Actuando como absorto y embobado, escuchando
música de contenido romántico durante horas, guardaba obsequios de peluches,
se hacía tomar fotos con la chica y las guardaba secretamente. Permitió que su
fantasía invadiera su mundo real, apartándose de toda evaluación objetiva de
su relación con la joven amante. Su esposa notó también su comportamiento
adolescente y regresivo.
Lo anecdótico de esto es que decía que se conocía y que ya en anteriores
oportunidades le había sucedido algo similar y que, luego de un tiempo, se le
pasaba, por lo que estaba seguro de que, en esta ocasión, no iba a ser diferente.
Argumentaba que, cuando la relación se tornara como la que mantenía con su
mujer, cuando la otra persona empezara a demandar más tiempo, mayor

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atención, conocer a su familia y hacer pública la relación sería cuando,
paulatinamente, iría perdiendo el interés en ella, terminaría y nuevamente
buscaría otra por quien sentir lo mismo que cuando empezó.
Ya deben imaginar cómo refiere Omar las experiencias sexuales con esta joven:
como algo excepcional, nunca vivido y, sobre todo, que, al ser mucho más
joven, él la había adiestrado sexualmente para poder satisfacerse cada vez más.

Una persona predispuesta a amar y, como consecuencia, a apasionarse, trae consigo


algún tipo de carencia: física, psíquica, sexual o afectiva. Esta vulnerabilidad es el
factor que lleva al apasionamiento en la dirección de quien quiera que se presente
con un perfil capaz de complementar. De ahí porqué la pasión es irracional, ilógica y
capaz de producir aproximaciones bizarras.

Los amantes apasionados tienden a envolverse en una dinámica que los empuja a
querer satisfacer, a toda costa, las expectativas del otro en razón de la activación de
un impulsor que, en términos de AT, se denomina: Complácela.

Ejemplos:
• Si ella es usualmente caprichosa, él trata de complacerla en todo para satisfacer
sus caprichos.
• Si él no confía mucho en ella, tratará de hacer lo inimaginable para conseguir
su confianza, llegando incluso a exponerse a situaciones poco saludables.

La pareja enamorada quiere estar muy junta y tocándose todo el tiempo, con
intenso contacto visual y contactos físicos exagerados. Así, se dan aquellos besos
prolongadísimos – con una avidez de quien quiere sorber el aliento del otro, además
de los contactos piel-piel, ojo-ojo. Ambos hacen de todo para quedarse a solas,
acariciándose, tornándose momentáneamente seres antisociales. Son comunes
declaraciones enfáticas como:

• ¡Sin ti, no voy a la fiesta!


• ¡Tú no existes sin mí y yo no existo sin ti!
• ¡Todo lo hago por ti!
• ¡Es que no me puedo imaginar la vida sin ti!

Pareciera que repetimos a lo largo de nuestras vidas las relaciones establecidas en las
etapas iniciales de nuestro desarrollo. Con afecto, las relaciones amorosas son
oportunidades que tenemos de reeditar nuestros dramas transferenciales. En otras
palabras, en la interacción con nuestras figuras parentales, padre y madre, tuvimos
necesidades no atendidas que nos dejaron heridas psíquicas.

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Estas declaraciones corresponden al empeño inconsciente de restablecer las
relaciones simbióticas de nuestra infancia. De ahí el reconocimiento, la
atemporalidad, la reunificación y la necesidad de mantener la relación para, a través
de la persona escogida, tratar de curar las viejas heridas psíquicas.

5. ELLA Y ÉL: SOMOS DIFERENTES

Se debe entender que cada miembro de la pareja es diferente. Esto puede ser muy
simple de enunciar y hasta evidente, pero ¡cuánto cuesta comprenderlo! Las
diferencias, que pueden ser vistas como una dificultad, particularmente entiendo
más bien que son una fortaleza.

Por las diferencias entre los miembros de las parejas, no existirá por tanto un sólo
tipo de relación, sino muchos. Existirá el tipo de relación de pareja que esta decida
tener de manera adulta. Esta idea refuerza el reconocimiento de que no existe la
pareja perfecta.

En toda relación de pareja es importante respetar las diferencias. Los esposos


deberán aprender a prestar mayor atención en su relación, hablar menos, escuchar
más y a no interrumpir. Al ser dos personas distintas, siempre habrá diferencias
entre ambos. El tema tiene que ver con aprender a sobrellevar o manejar las
diferencias, no a eliminarlas. Los hombres y las mujeres tienen diferentes
necesidades emocionales. Por ello, si no se conocen, no sabrán cómo apoyarse
mutuamente.

Muchas veces cada uno supone erróneamente que el otro tiene las mismas
necesidades y los mismos deseos y, cuando descubren que no es así, quedan
insatisfechos. Con cierta frecuencia encuentro que tanto los hombres como las
mujeres sienten que dan y dan sin recibir nada. Sienten que su amor no es
reconocido y apreciado.

Una de las tantas diferencias entre un hombre y una mujer estriba en que, con
frecuencia, una mujer puede hacer varias cosas a la vez, mientras que un hombre
sólo hace una. A mí, por ejemplo, me resulta imposible realizar más de una tarea y
necesito concentrarme en lo que hago para poder hacerlo medianamente bien.

Veamos esta otra experiencia:

Larissa y Hugo son una pareja de novios que vienen a consulta preocupados por

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las diferencias que tienen en relación a determinados temas. Para ellos, uno
importante es el que plantea Hugo: Yo voy a visitar a la mamá de Larissa, pero,
cuando yo le digo para ir a visitar a la mía, ella no acepta. (Al pedirle que le
pregunte a Larissa por qué, esta responde: “Porque no quiero”.
Hugo: “Pero se supone que, si voy a visitar a tu mamá, tú irías a
visitar a mi mamá”.
Terapeuta: “¿Quién supone?, ¿Tú supones? No siempre lo que tú
supones es lo que la otra persona supone”.
Larissa: “Así es”.
Hugo: Entonces, ¿cómo debo hacer?

Larissa y Hugo tienen dificultades para negociar acuerdos aun cuando ambos se
quieren, pues sus modelos de crianza están dificultando su relación. Deberán
trabajar sobre esto para que logren entender, entre otras cosas, que en esos
modelos sus padres también se pudieron equivocar y como adultos llega un
momento en que la persona debe tomar distancia de ellos.

Nunca una relación de pareja debe basarse en supuestos, he ahí la importancia de


que esta sea producto de acuerdos. Por otro lado, es frecuente que se les tema a las
diferencias, pues se tiene la fantasía de que, en la medida que seamos más
parecidos o pensemos igual (“alma gemela”), mejor pareja vamos a formar. Esto es
un pensamiento erróneo muy difundido por años entre las parejas.

Creo que la riqueza en la relación de pareja está en lo diferente que son las personas.
¿Se imaginan una relación en que los dos sean dos gotas de agua o almas gemelas?
Sería aburridísimo. Lo principal del asunto está en cómo amalgamar esas
diferencias, que no deben ser sinónimo de conflictos, necesariamente, sino de
diálogo y negociación.

En relación con este tema, el mensaje saludable es: “Yo me acepto como soy y te
acepto como tú eres, aunque haya algunos aspectos de tu manera de ser que no
comparta, eso no significa que no te quiera y mucho menos que no te acepte”.

6. LA AUTONOMÍA ME DA MIEDO

Alcanzar autonomía es el objetivo final en el Análisis Transaccional. Es una de las cosas


que más me gustó y que me parece importante de este modelo de terapia. Ser

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autónomo significa gobernarse a sí mismo, determinar el destino propio, aceptar
responsabilidad por las acciones y los sentimientos propios y deshacerse de aquellos
patrones inaplicables e inapropiados para vivir en el aquí y el ahora.

Cada uno tiene la capacidad de obtener autonomía hasta cierto punto. No obstante,
a pesar de que la autonomía es un derecho humano desde el nacimiento, pocos la
consiguen realmente. Eric Berne (2004) ha escrito sobre ello:

El hombre nace libre, pero una de las primeras cosas que aprende es a hacer lo
que se le dice y pasa el resto de su vida haciéndolo. Así, pues, su primera
esclavización es a mano de sus padres. Él sigue sus instrucciones por siempre
jamás, reteniendo el derecho, sólo en algunos casos, de escoger sus propios
métodos y consolándose a sí mismo con una ilusión de autonomía.

Creo que, en general, cuanto más trata una persona de cambiar a la otra, más
resistencia encontrará. Entonces ayuda plantearse la pregunta que hemos formulado
en capítulos anteriores: ¿Para qué hago pareja?

A riesgo de generalizar, observo que la gran mayoría de personas que asisten a


terapia no quieren un cambio para sí mismos, sino que esperan desde su fantasía
que sea la otra persona quien cambie. Sin embargo, debemos tener claro que un
problema de pareja tiene que ver con problemas personales que no han sido
resueltos. En una ocasión asistí a Noemí, una mujer de 62 años, de quien pienso que
aprendí mucho.

En aquella época ella me aventajaba unos 20 años en edad. Fue una de aquellas
experiencias que me hicieron verme con beneplácito en mi rol de terapeuta. A
ella le costó aceptarse a sí misma pues acababa de separarse luego de muchos
años de matrimonio en los que se había sentido profundamente infeliz. Era
madre de tres hijos ya mayores y tenía dos nietas a las cuales no podía visitar
porque su hijo mayor (el padre de las niñas), se lo tenía prohibido. El segundo
de sus hijos, en uno de sus arrebatos como resultado de su drogodependencia,
le pegó a Noemí en una ocasión por no haber cedido a sus caprichos. El tercero
andaba dando la vuelta al mundo, desinteresado de cualquier problema
familiar.
Noemí se enfrentaba a un serio problema: vendida la casa, repartidos los bienes
del matrimonio, distanciados los hijos, vivía ahora sola y no tenía idea de cómo
enfrentar esta nueva situación. Acostumbrada durante años a ser el motor del
hogar, siempre en función de los demás, entregada primero a su padre y luego
a su esposo e hijos, no había desarrollado una vida para sí.

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Cuando ella asistió a terapia, pasaba por una depresión como resultado de las
pérdidas que tenía que enfrentar por la nueva situación. La relación con el
esposo, según describe Noemí, se había basado en hacer las cosas como él las
proponía y aun así no lograba acceder a su amor y su cariño. Cuando ella tomó
la decisión de solicitar el divorcio, después de varios años de haberlo evaluado,
su esposo no solo no aceptó concedérselo, sino que manipuló a los hijos para
ponerlos en su contra.

Con el trascurrir de las sesiones, Noemí empezó a experimentar mayor conciencia


de sí y se fue descubriendo, por primera vez, libre de aquellas presiones internas y
externas que marcaron su vida. Se involucró en el proceso de convertirse más
plenamente en ella misma. Dejó de sentir miedo de hacerse responsable de sí
misma. Aceptó que está en este mundo para ser todo aquello para lo que nació, una
persona total.

Sucede que una persona sufre bajo la ilusión de autonomía si piensa que ha cambiado
de guion, pero, en realidad, ha cambiado solamente la escena, los personajes, el
vestuario, etc., no lo esencial del drama. Por ejemplo, una persona programada por
el Padre para quedarse soltero puede pensar que su misión es el velar por otras
personas. El escoger su propio ambiente para realizar su tarea puede darle la ilusión
de que es verdaderamente libre cuando, en realidad, él solamente ha disfrazado su
esclavitud de las normas de sus padres.

De la misma manera, una mujer que tiene un guion como el de la Bella y la Bestia
puede creer que se está liberando de una vida de sufrimiento al divorciarse de una
bestia y volverse a casar cuando, en realidad, sencillamente puede estar canjeando
una bestia por otra. Veamos el siguiente caso:

Bertha, mujer de 48 años, profesional que laboraba en una empresa, llevaba 23


años de casada. Su esposo, de 51 años, es ingeniero de profesión. Tienen 2
hijos: un varón de 21 años y una adolescente de 17. Ella describe su relación
matrimonial como tranquila, incluso describe al esposo como casero, aunque,
de un tiempo a esta parte, se queja frecuentemente y expresa su malestar
yéndose a la calle, durante unas horas.
Bertha asiste a consulta porque sospecha que el esposo tiene una relación
extramarital, pues desde hace un tiempo cuando él regresa de la mina cada
mes, permanece en casa 7 u 8 días, durante los cuales él se va a las 6:00 p.m. de
la casa, apenas empieza a oscurecer, pues argumenta que está amenazado por
los secuestradores, teme por su vida y la de su familia y no le queda más que
ir a esconderse. Realmente, el esposo ha urdido una patraña tan bien elaborada

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y ha involucrado tan bien a todos los miembros de la familia que la esposa llega
a experimentar culpa si algo le pasara y lo mismo les sucede a sus hijos.
Cuando le pregunté a Bertha sobre esto, ella estuvo en apariencia “convencida”
de este argumento del esposo, pues no se encontraba decidida a ir más allá y
desentrañar la verdad. Antes de la terapia, había asistido a una adivina, quien le
había dado una serie de recomendaciones con las que no había conseguido que
el esposo cambiara y volviera a ser el de antes. Su esposo siempre se encuentra
preocupado y fastidiado, argumenta que sus preocupaciones no le permiten
pensar en otra cosa que no sean sus problemas y por ello ya no tiene deseo
sexual, ni siquiera tiene erección y no puede pensar en el sexo con ella. Eso
explica, según Bertha por qué ya no tienen relaciones sexuales desde hace dos
años aproximadamente.
Cuando tratamos de establecer un contrato, Bertha lo desestimó, pues no lo
creyó conveniente. Le manifesté que no podía hacer nada para que su esposo
regresara a casa en las condiciones que ella esperaba, pero que la terapia sí
podía permitirle alternativas de vida que ella podía elegir para estar mejor, aun
sin la presencia del esposo.
Bertha no aceptó la propuesta de la terapia para ella y no volvió sino un año y
medio después. En esa ocasión dijo: ¡vengo dispuesta a la terapia que me
propuso!
Lo que llevó a tomar esta decisión fue que un día le tocó la puerta de su casa
una mujer con un niño de unos seis años, el cual había concebido con el esposo
de Bertha. Este hecho sirvió para evaluar los hechos a partir de un criterio de
realidad.

En este caso, la terapia se orientó no solo a trabajar la descontaminación del Adulto,


sino a la elaboración o negociación de un contrato. Le invité a ordenar sus ideas
con la aclaración de qué es lo que ella quería o traía como idea, qué buscaba. Esto
es de suma importancia, pues permitió evaluar si su expectativa podía ser lograda o
no a través de la terapia. En una segunda instancia, la relación terapéutica se
orientó a fortalecer su autoestima trabajando con ella básicamente lo que en el AT
se conoce como Caricias, concepto que hemos desarrollado anteriormente. Es así
que se trabajó cómo empezar a acariciarse positivamente a sí misma, a gratificarse y
así reforzar su capacidad de autoprotección.

Finalmente, invité a Bertha a que empezara a desarrollar autonomía, a ser más


responsable de sí misma, sin culpar o responsabilizar a otros por sus sentimientos o
emociones. La empresa actual era arriesgarse a decidir por sí misma y hacerse
responsable de sus sentimientos. Bertha aceptó que su esposo ya no guardaba con
ella la relación que antes mantenía, lo cual le resultó doloroso reconocer. Pero
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finalmente entendió y se decidió a continuar adelante aun sin la presencia del
esposo.

Una persona verdaderamente autónoma es la que demuestra la liberación o


recuperación de tres capacidades: el conocimiento, la espontaneidad y la intimidad.
Conocimiento es saber qué está ocurriendo ahora. Una persona autónoma es
consciente y percibe el mundo a través de su encuentro personal propio en vez de
en la forma en que fue “enseñada” a verlo.

Sabiendo que es un ser temporal, la persona consciente aprecia la naturaleza ahora.


Se percibe a sí misma como parte del medio que conoce. Puede mirar a una puesta
del sol y exclamar: “¡Qué belleza!”

Una persona consciente escucha todos los mensajes de su propio cuerpo, sabiendo
cuándo está preocupándose, relajándose, etc. Conoce su mundo interior de
sentimientos y fantasías.

Una persona consciente escucha también a los demás. Cuando los otros hablan, ella
escucha y proporciona retroalimentación activa, intenta establecer contacto
genuino con la otra persona.

La espontaneidad es la libertad de escoger del espectro completo de la conducta y


de los sentimientos del Padre, de la conducta y de los sentimientos del Niño. El
individuo autónomo es espontáneo, flexible, no tontamente impulsivo. Ve las
muchas posibilidades que se abren ante él y usa el comportamiento que juzga
apropiado.

Un individuo espontáneo usa su capacidad para decidir por sí mismo. Acepta su


Padre y su Niño como propia historia personal, pero adopta sus propias decisiones
en vez de permanecer a merced de su “suerte”. La persona autónoma es la que
adopta decisiones que proporcionan dirección determinada a sus propias
posibilidades. Dentro de limitaciones reales, la persona es responsable de su propio
destino.

Una persona debe hacer más que adoptar una decisión: debe actuar sobre su decisión
o ésta no tendrá sentido. Solamente cuando su ética interior y su conducta exterior
estén de acuerdo y sean congruentes, será una persona completa. Una persona
espontánea es libre para hacer “lo suyo”, pero no a costa de los demás a través de la
explotación y/o la indiferencia.

En el proceso de desarrollar su capacidad para la intimidad, el individuo se hace más

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abierto, aprende a “dejarse ir”, revela más de sí mismo dejando caer algunas de sus
máscaras, pero siempre con el conocimiento de su Adulto. Se abstiene de realizar
transacciones con otros en formas que impidan intimidad. Evita el uso de
descalificaciones o practicar juegos. Practica juegos sólo si lo decide
conscientemente, tal vez porque no desea invertir su tiempo o su energía en una
persona o situación particular. No obliga a otros a que representen los roles de
Perseguidor, Salvador o Víctima. Intenta ser franco y auténtico, existiendo con otros
en el aquí y el ahora. Intenta, también, ver a los otros en su propia unicidad.

La persona que rechaza conocimiento, espontaneidad e intimidad rechaza también la


responsabilidad de dar forma a su propia vida. Piensa de sí mismo bien como
afortunado o como desgraciado, suponiendo sin más que “tenía que ser así y no
puede ser cambiado”.

Por el contrario, la persona autónoma está interesada en “ser como es”, superando
obviamente sus limitaciones y defectos, pero sin dañarse. Permite que sus propias
aptitudes se revelen, y anima a los demás para que hagan lo mismo. Proyecta sus
propias posibilidades hacia el futuro como metas realistas que le dan dirección y
propósito a su vida. Se sacrifica solamente cuando está sacrificando un valor menor
por otro mayor, de acuerdo con su propia escala de valores. No está interesado en
conseguir más, sino en ser más. La persona que avanza hacia la autonomía expande
sus posibilidades de conocimiento, espontaneidad e intimidad. Mientras esto ocurre,
desarrolla un Adulto integrado. Filtra más y más de su Padre y de su Niño a través de
su Adulto y aprende nuevas normas de conducta que son parte del proceso
integrador.

Parece ser que la persona que está más en contacto con su propia potencialidad
humana, encuentra el proceso de integrar su Adulto. Tiene el honrado interés y el
compromiso con los demás, que son característicos de un buen padre; la
inteligencia para resolver problemas, característica de un adulto; y las capacidades
de crear, expresar reverencia y mostrar afecto, características de un niño feliz y
saludable.

Creo que, a menos que sea integrado, el Adulto funciona solamente como una
máquina de procesar datos.

Los sentimientos que son copiados, en general como actitudes o creencias, están
probablemente en el Padre. Los sentimientos experimentados en la infancia y en la
niñez están probablemente en el Niño. Los sentimientos que son una respuesta
genuina a una situación verdadera que ocurre ahora es probable que cuenten con la
participación del Adulto. O el Adulto informa al Niño de la situación para que la
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respuesta sea auténtica o ciertos sentimientos han sido integrados en el Adulto.

El proceso integrador sirve como un filtro que motiva a la persona a revaluar su


sistema actual de valores y a formular su propio código de ética. Si una persona
hace algo “bueno” porque cree que debe hacerlo a causa de la programación de su
Padre, esto es un acto de obediencia en lugar de un acto basado en un principio
ético. Aunque un acto programado por el Padre puede ser saludable, éste no está
basado necesariamente en una decisión autónoma de la persona. La historia está
repleta de tragedias humanas de obediencia inconsciente, tragedias ocasionadas
porque las personas se conformaban ciegamente a una autoridad cuyo propósito era
mantener a los demás dependientes, incapaces de cambio, o destruirlos.

Para establecer un código adulto de ética, tanto las opiniones y los sentimientos del
Padre como los del Niño necesitan ser objetivamente examinados con el Adulto. La
persona no tiene que estar esclavizada por su pasado. Puede superar influencias
pasadas y responder en libertad. Utilizando su estado Adulto del yo, una persona
puede re-decidir qué está bien o mal, con base en acciones que, cuando son
examinadas en su realidad, preservan la salud y la dignidad de la persona.

7. PAREJAS CRÍTICAS Y DESCALIFICADORAS

Ser criticado(a) y descalificado(a) desde pequeño(a) llevará a aprender a criticar de


adulto. Las parejas de esposos infelices suelen ser muy críticas entre ellos, los jueces
más duros e inflexibles suelen ser ellos mismos. Digo esto porque encuentro más
relaciones de infelicidad en aquellas parejas que guardan una actitud crítica y
descalificadora entre ellos. Probablemente, fueron personas muy criticadas por sus
padres en la niñez y esto influye para que desarrollen una crítica interna fuerte hacia sí
mismas y hacia los demás, para luego trasladarla al esposo o a la esposa.

La actitud crítica es más marcada entre esposos probablemente por la confianza que
llegan a guardar entre ellos, por el tipo de vínculo. Las relaciones de pareja tienen
inexplicables maneras de convertirse en lo que uno menos hubiera esperado; en
ocasiones, incluso en la réplica de la relación con uno de los padres o un hermano.

Los padres son los responsables de transmitir a los hijos todo tipo de mensajes que
ellos llevarán dentro de sí durante el resto de sus vidas. No todos son negativos,
aunque tiene un impacto en nuestra autoestima y en nuestra forma de concebir
nuestro lugar en el mundo.

Recordemos que con calificativos como “eres una inútil”, “nunca haces nada bien”,

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“todo lo haces mal”, “tenías que ser tú”, etc., los mensajes disponen el escenario
para una profecía auto cumplida, a la cual le llamamos Argumento de Vida y se
construye desde la niñez con experiencias que el niño va logrando a través de lo que
va sintiendo, pensando, escuchando o actuando sobre el medio.

Además, los mensajes no son solo verbales. A veces son indicaciones implícitas o
explícitas de cómo debemos comportarnos. Por ello, es importante en la terapia
ayudar a que los pacientes recuerden aquellos mensajes de la niñez temprana y
analicen el impacto que aún tiene en el presente, pues nuestras mayores cualidades
suelen nacer como respuesta a las expectativas y exigencias, implícitas y explícitas,
de nuestros padres.

A continuación, les describiré el caso de Isabel y Andy:

Isabel y Andy están casados desde hace 21 años, tienen tres hijos y asisten a
terapia pues, como pareja, tienen serios problemas. Ella piensa que nadie la
quiere, esto incluye a sus hijos. Él se encuentra saturado, pues Isabel es muy
exigente y demandante. Andy es cada vez menos tolerante y se carga con la
rabia interna que siente hacia ella, la cual en ocasiones expresa abiertamente.
Andy, actualmente, es supervisor en una cadena de tiendas y se enfrenta a una
serie de discusiones y agresiones constantes. Viene de un hogar de padres
separados. Su madre, de quien se sentía muy cercano, falleció cuando él tenía
21 años, estando en la universidad. Después fue apoyado por sus tías maternas.
Desde siempre fue sobreprotegido, pareciera que pasó de la sobreprotección
de la mamá a la de su esposa, pues depende bastante emocionalmente de ella
y económicamente también en alguna medida.
Isabel es la mayor de dos hermanos. Ella proviene de una familia nuclear, con
un padre rígido y controlador y una madre sumamente dominante. A ella no se
le permitieron las libertades que a toda joven con cierta autonomía le hubiera
agradado disfrutar. Ante esto, Isabel se jactaba de que tenía unos padres muy
preocupados por ella, muy solícitos y que la cuidaban, por lo cual estaba muy
agradecida.
Después de las discusiones que solían tener, Andy se iba de la casa por unas
horas, e Isabel le cerraba la puerta con llave, le escondía las llaves del auto, le
cortaba el cable etc. Una de las veces, cuando regresó, Andy le confesó que
había ido a buscar los servicios de una prostituta. A partir de este incidente la
relación se tornó insostenible y derivó en una separación por unos meses. Un
dato importante es que Isabel remarca la importancia de que Andy siempre
encuentre satisfacción y goce sexual con ella. Suele estar pendiente de que su

105
esposo sea siempre satisfecho sexualmente por ella.
Ella es una persona excesivamente perseguidora y él es dependiente
simbiótico. Isabel fue desde niña muy criticada y descalificada; se caracterizó
por una crítica interna fuerte que la llevó a ser una alumna responsable y a
destacar académicamente. Buscó desde siempre agradar a sus padres y, para
ello, los complacía como la niña buena, la única hija, la mejor, siempre la más
solícita. En la actualidad, ha trasladado todo eso a la relación con su jefe. No
hay mujer más contenta cuando obtiene el reconocimiento de su jefe y, si este
reconocimiento es público, mucho mejor.

Lastimosamente, Isabel sólo reconoce el lado idealizado de la relación con sus


figuras parentales y, cuando algo no sucede como ella espera, termina
contactando demasiado pronto con sus emociones negativas como la cólera, la
rabia interna, y critica a cuantas personas encuentra a su alrededor, por
supuesto, de la peor manera. Desde el lado de Isabel, tiene a su estado Niño
Rebelde del yo sobreentrenado y esto influye para que ella se boicotee. En el
fondo, Isabel guarda resentimiento hacia sus padres por la manera tan dura en
que la trataron; sin embargo, todo esto lo traslada a su relación con Andy. Ella
no es consciente de esto y, probablemente, si se diera cuenta, no lo aceptaría.
Por otro lado, es lo suficientemente inteligente como para manipular las cosas
de tal forma que se mantengan como hasta ahora. Para ella los responsables de
que las cosas no marchen bien siempre son los otros, no ella, por supuesto.
Todos son una tira de mediocres y nadie está a su altura.
Isabel actualmente tiene problemas con sus hijas, unas jóvenes adolescentes,
las cuales durante años fueron criticadas e incluso descalificadas por su mamá,
lo que ha ocasionado en ellas actitudes de oposición y rebeldía. Esto es su Niño
Rebelde. Asimismo, desde el análisis funcional, los esposos guardan una
relación Padre Crítico - Niño Rebelde.
En este caso era necesario que Isabel siguiera una terapia individual, pues tenía
demasiadas contaminaciones desde su Padre y desde su Niño que no le
permitían hacer uso de su Adulto para enfrentar los problemas más
racionalmente.
Gran parte de las decisiones de Isabel están marcadas por el que dirán, sobre todo
desde el lado de la familia de ella. Su historia personal es la de una persona con
reconocimiento profesional, en la que destacan sus logros académicos. En el
caso de su esposo, siempre ha vivido a la sombra de ella. Incluso su aporte
económico en el hogar ha sido mucho menor en relación a lo que su esposa
aporta.
Isabel desde siempre gustaba de tener todo controlado en el matrimonio y
106
siempre a su solicitud daba más de lo que la situación ameritaba. Pero, ojo, lo
mismo esperaba ella como compensación a sus demandas. La relación estaba
signada por demandas insatisfechas por parte de ella que incluían elegir las
amistades con quien podía juntarse su esposo. Asimismo, criticaba y censuraba
amistades de Andy propias de su época de soltería con los cuales había tenido
experiencias libertinas.
Era casi imposible sostener acuerdos entre ellos pues cuando escalaban cólera y
rabia, hacían caso omiso de cualquier recomendación. Debo recalcar que se
producían con mayor frecuencia por parte de ella.
La relación resultaba tóxica para ambos y, por ende, para las hijas también. Una
de ellas ya salió del hogar y se fue a vivir al departamento de una amiga.
También hubo denuncias policiales por parte de Isabel y, en más de una
ocasión, acudió serenazgo a casa a pedido de ella, pues acusaba de agresión al
esposo. Realmente, traspasaron ambos los límites que nunca debieron
perderse.
La figura tan minimizada de papá y tan crítica de mamá no está permitiendo un
desarrollo armónico en la relación entre ellos. Andy no es consciente del
manejo de su agresión a su esposa a través de sus hijas y esto en algún
momento pudiera a llegar a límites insospechados, pues puede terminar
desbordándose.
Es muy penoso para mí describir el panorama sombrío de lo que veo venir en la
relación.

Efectivamente Isabel abrumada por su pasado, opresor y sojuzgada por una


educación distorsionada, esta señora se rige por un pensamiento prejuicioso y con
expectativas que no les permiten afrontar con criterio de realidad, las situaciones del
presente, estableciendo entonces con sus parejas una relación conflictiva y de
confrontación, intercambiando más caricias de tipo negativas antes que positivas, las
cuales casi no existían en su relación con su esposo.

Es así que estas caricias negativas, generalmente de naturaleza agresivas, lastimeras y


sobreprotectora, tenían la intención y consecuencia situar a su pareja en una posición
ambigua o falsa con respecto a su realidad como persona. Lo cual sucedia al
descalificar o desvalorizar a la otra persona en su individualidad.

Según la intención de Isabel, estas caricias tenian connotación de rechazo,


desconfianza y sobre exigencia, y tenian como efecto bloquear la manifestación
espontánea de los recurso s y potencialidades de crecimiento y desarrollo personal
de la otra persona involucradas en este caso su esposo.

107
Isabel fue expuesta desde su niñez a su entorno familiar a menudo carente de caricias
positivas, y objeto más o menos frecuente de agresiones psicológicas de
desvalorización o descalificación, así ella aprendió a recibir acaricias negativas y se
hizo adicta a ella, esto resulta preferible antes de no recibir caricia alguna de las otras
personas. Cualquier tipo de caricia es mejor que ninguna.

Por ello Isabel durante su infancia primero y su adolescencia después, aprendió a


desarrollar preferentemente aquellas conductas que le aseguraban la recepción y
satisfacción de su ración esencial de caricias.
Así ella aprendió a reconocer el tipo, la naturaleza y calidad de caricias que estaba
dispuesta a intercambiar con su pareja. Así cargaba su batería psicológica a partir de
las experiencias y aprendizajes del pasado y el significado personal de su vida en
función de ese pasado.

Lamentablemente este caso es un claro ejemplo de lo negativo que resulta sostener


una relación en donde la dinámica entre la pareja tiene demasiadas
contaminaciones o bloqueos que impiden el uso del Adulto de ambos miembros.
Resulta difícil sostener la convivencia cuando uno de ellos es exageradamente
hipercrítico, pues la otra persona siempre estará expuesta al escrutinio de la
aprobación. Como la crítica no estará orientada a mejorar la relación sino a
descargar un estado emocional, será sentida como una agresión que es, entre otras
cosas, lo que se esconde en el fondo.

En el seno de una familia descalificadora y crítica se desarrollarán los hijos con estas
características, pues, desde muy pequeños, lo fueron grabando en esta especie de
disco duro en el cerebro; básicamente, a partir de lo que vieron, sintieron, pensaron
y actuaron en relación con las críticas y descalificaciones de mamá y papá.

He asistido a personas que no alcanzan a explicarse por qué a pesar de tener todas las
condiciones materiales y otras más para disfrutar en su relación de pareja,
constantemente viven criticando y observando a su esposo o esposa y no alcanzan a
disfrutar, simplemente, de su compañía.

Decimos que esto es argumental pues está grabado, inscrito en su inconsciente,


desde su infancia. Llamamos programación argumental a estas respuestas obtenidas
en la temprana infancia a través de los aprendizajes, de las figuras significativas, que
actuaron cuando aún no teníamos decisiones propias, que almacenamos en el
inconsciente y lo llevamos permanentemente.

La crítica interna muy fuerte es algo característico de hogares donde los padres

108
utilizaron con frecuencia el Padre Crítico negativo, en la crianza de sus hijos con
mensajes como “no sirves para nada” “eres un imbécil” “eres un tarado” “nada
haces bien” etc. Los hijos, por supuesto, lo trasmiten tal cual en las relaciones con
sus parejas. Hay ocasiones en que los padres pueden no ser muy conscientes de las
críticas negativas para con sus hijos y estos, por su propio bienestar, terminan
viviendo separados y a la distancia, por lo tóxico que puede representar la
experiencia con los padres. Y, curiosamente, así se llevan mejor e, incluso, se
extrañan.

Un señor me comentaba que le era muy difícil mostrar un desacuerdo con su


esposa, pues esta montaba en cólera prontamente y, en cuestión de segundos, se
armaba una trifulca. Existen casos, como este, en que una persona proyecta en otra,
aspectos no resueltos en su relación con los padres descalificadores y punitivos que
tuvo en su niñez. Y que ahora, ya de mayor, la persona idealiza.

8. COMPLACIENDO A MI PAREJA

En aquellas relaciones de pareja en donde el mensaje es: “Si tú haces las cosas como
yo quiero que las hagas y las haces tal y como a mí me gustan que las hagas, vas a
ver qué bien nos vamos a llevar y que felices vamos a ser”, sin duda, no existe una
relación simétrica, sino todo lo contrario, completamente asimétrica. Alguien que
plantea una relación de pareja así, no desea una pareja en términos de Adulto, lo
que desea es una esclava o un lacayo, de ninguna manera una pareja. Alguien que se
someta a los mandatos para ser siempre como la otra persona desea que sea, dejará
de ser ella misma o él mismo y se anulará completamente.

“Trato de hacer las cosas como le gustan a ella y no logro nunca satisfacerla en
nada”. Me decía un esposo, en la consulta, que sus denodados esfuerzos no dan el
resultado por él esperado.

Otra señora trataba de tener todo dispuesto en casa como su esposo quería, pero
igual no lograba complacerlo, pues casi siempre encontraba un motivo por el cual
hacer alguna observación que derivaba en una crítica descalificadora, para con ella.

Sucede que esto no tiene que ver solo con la persona que complace sino con aquella
que experimenta la insatisfacción interna como una fuente inagotable dentro de sí.
En toda mujer hay una niña pequeña que quiere caer bien y, aunque no hay nada
malo en ello, los problemas empiezan cuando las necesidades de la niña hacen
sombra a las actitudes racionales de la mujer adulta. El deseo de caer siempre bien
es tan fuerte en algunas mujeres que les resulta imposible comportarse de manera
109
autónoma. Encuentro que existe una considerable distancia entre ser simpática y ser
respetada. El siguiente caso me parece interesante:

Amador de 44 años y Jenny de 42 son una pareja de esposos casados desde hace 19
años con dos hijos adolescentes. Él es un ejecutivo con varios logros que viene a
terapia porque está harto de que su esposa controle todo, entre otras cosas, sus
tarjetas de crédito.
Llamó mi atención que Amador durante las sesiones siempre venía muy bien
vestido, pulcramente arreglado y su actitud era rígida, falta de espontaneidad. Al
conversar con él, se notaba una crítica interna fuerte para consigo mismo. Cuando
tratamos sobre el tema más profundamente, reconoció que le había resultado muy
cómodo que su esposa manejara todo y se hiciera cargo tanto de las cosas de la
casa como de las de él. Incluso ella dejó de trabajar para poder asumir tales
responsabilidades y estar en casa para cuando Amador llegara.
Amador hace cosas para poner en riesgo su matrimonio y agredir de esta manera a
Jenny, aunque él no es consciente de esto. Su rabia manejada desde su Niño sólo le
permite ver a la otra parte involucrada en el problema como la causante de todas sus
desgracias.
Sucede que a Amador le costó mucho llegar adonde ha llegado, pues vino de una
provincia del interior del país, sin mayor apoyo que él mismo y sufrió una serie de
frustraciones y decepciones. Su esposa, en tanto, gozó de ciertos privilegios y sus
experiencias fueron más favorables.
Amador poco a poco fue ascendiendo y con ello logró sentirse más reconocido y
ganó prestigio. Llegó a sentirse atraído por otras mujeres, con las cuales el asunto
no prosperó. Para Jenny durante varios años todo seguía igual y su relación no había
despertado ni en ella, ni en él, un mayor interés.
Amador sentía que quería a su esposa, pero pensaba que había hecho muchas cosas
que, al recordarlas hoy, lo resentían. Por ejemplo, se había distanciado de su
hermano contemporáneo a él, y no se sentía en libertad de invitarlo a su nueva casa
cuando quisiera, de manera espontánea.
Tampoco se sentía con la libertad suficiente de salir con sus amigos por ahí a tomar
un trago. A pesar de ser él quien generaba el ingreso familiar y sostenía el hogar
económicamente, no se sentía con la libertad suficiente para disponer de su
manejo.
Según Amador, cuando proponía hacer o hacía algunas de las cosas
desacostumbradas, veía que Jenny cambiaba su rostro y se molestaba.

Un dato relevante en esta pareja es que, a pesar de las diferencias, su intimidad

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sexual era buena a la vista de los dos, era en lo que mejor se entendían ambos y, a
pesar de los problemas, sus encuentros se habían incrementado, incluso a solicitud
de la esposa.
Esto de la complacencia de él se fue trabajando en la terapia y, para su sorpresa,
descubrió que Jenny se sintió aliviada cuando dejó de encargarse del manejo de las
tarjetas de crédito y de otras responsabilidades que él empezó a asumir.

Podríamos señalar que la forma como perciben las personas sus problemas no
necesariamente es como se dan en la realidad, ya que podría estar teñida por la
subjetividad personal. Es particularmente interesante lo que sucede con aquellas
personas que necesitan que les prueben que las aman y a su vez intentan hacer que
la otra persona se sienta culpable para que les pruebe una y otra vez que sí le ama.

Lo cierto es que muchas personas pensando de manera inmadura esperan hallar en


sus parejas aquello que desde su estado Niño del yo no lograron cubrir en sus años
iniciales. Lo peor aún es que ahora, como personas mayores, lo siguen esperando.

Elba y Max son profesionales, ambos estuvieron casados, divorciados y vueltos a


casar y nuevamente es bastante probable que se vuelvan a divorciar. Todo esto
en un lapso de 16 años, sin hijos.
Elba es una mujer que pareciera estar esperando que llueva de abajo para
arriba. Siempre demandando de Max lo que se refleja en las preguntas: “¿Por
qué él es así conmigo?”, “¿acaso no se da cuenta de cuánto me hace sufrir?” y
“¿por qué no es capaz de pensar en mí? Ella no pareciera ser una mujer de 37
años, profesional de éxito en su trabajo, pues en su rol de pareja demanda
como una niña a un padre que no le brinda el amor deseado.
Lo curioso de esta relación es que Max no era en absoluto lo que Elba tenía
como expectativa, pues él, para empezar, venía de un divorcio anterior, tenía
hijos, era un tipo muy sociable, no coincidía en un proyecto futuro con otros
hijos, le resultaba difícil ser leal a su pareja. A él le resultaba casi imposible dejar
de pensar en sí, para pensar en ambos como pareja.
Él mismo confesó su atracción por otras mujeres, a las cuales le gustaba seducir
y enamorar. Le hacían sentir como un jovenzuelo adolescente, interesado en
experimentar nuevas ilusiones.
Como sujeto de estudio, Max era un tipo muy interesante, con grandes
habilidades histriónicas y delirios megalomaníacos de grandeza. Lo que buscaba
en Elba era una pareja de compañía sin interés para formar con ella una familia.
Él era lo suficientemente claro respecto a sus expectativas futuras: no

111
proyectaba el futuro, ni planificaba; respondía como las cosas se fueran
presentando.
Su expectativa de pareja era tener una amiga o acompañante para sus juergas
con la que de alguna manera se complementara, por ello insistía en continuar
juntos, aun cuando no les conviniera.
Elba se desgastaba y en cada sesión terminaba llorando. Según ella, lo único
que esperaba era que él reconociera que el recibo del hotel era de él, que el
recibo del preservativo era de él, que las mujeres que lo llamaban lo buscaban a
él, que cuando él no contestaba el celular y aparecía al día siguiente, se había
ido de juerga, etc.
Como un buen samaritano, negaba todo y bastaba eso para que Elba
argumentara que, mientras tuviera una duda, no se quería separar. Otro
argumento era “yo no estoy loca” “porque me miente”. Lastimosamente, Elba y
Max juegan un juego de perseguidor y perseguido y, mientras no decidan salir
de este, se mantendrán ahí hundiéndose mutuamente.

Quien espera algo de alguien, siempre se va a frustrar porque nunca va a ser como
uno desearía que fuera. Es lo que sucede en el caso de la pareja anterior que,
además, se complementan justamente en su parte no saludable. El caso siguiente
también es tan asombroso como enriquecedor respecto a lo que se viene tratando:

En una ocasión al comenzar la sesión con una pareja, el esposo me soltó a


bocajarro: “Pregúntele, por favor, qué me acaba de preguntar mi esposa,
ahorita”. La esposa se revolvió en una actitud de incomodidad en el mueble y
en un tono de vergüenza se resistió. El esposo dijo: “Me acaba de preguntar al
salir del servicio higiénico de acá si hice el uno o el dos”. Me quedé atónito y dijo
más: “Lo hace para saber si he conversado con alguien desde mi celular en el
baño, y por cosas así es que nosotros venimos”.
La esposa, una hermosa mujer espigada que había sido una aspirante a reina de
belleza, a modo de justificación, dijo: “Es que si era el uno no escuché el chorrito
que se debe escuchar, y si fue el dos, él no jaló la palanca, ni escuché que utilizó
papel higiénico”.
Más adelante comentó el marido que, incluso, cuando tienen relaciones
sexuales y ella no siente tanto placer, duda de él y le interroga y lo acusa de que
probablemente haya estado con otra persona y por eso su desempeño sexual
no es el mismo. Y cuando tiene dudas de naturaleza sexual, ella le revisa hasta
la trusa por si huele distinto. Otras veces en que llega cansado físicamente a
casa, ella insiste en tener relaciones sexuales para comprobar que no ha tenido
relaciones con otra mujer.
112
Situaciones como estas eran muy comunes en la vida de estos esposos, que tenían
un niño, producto del primer matrimonio de Helena. Su actual esposo Jorge no
destacaba, como él mismo reconocía, por ser un Adonis. Sin embargo, estos
celos y desconfianzas enfermizas estaban agotándolo al extremo.

9. JUGANDO JUEGOS EN PAREJA

En el AT los conflictos se denominan Juegos, porque, según Claude Steiner (1980), la


gente se pelea en forma repetitiva como si jugara juegos de salón. Los juegos de
poder se caracterizan porque alguno de los jugadores termina en posición de
Víctima, los otros a veces alternan las posiciones de Perseguidor y Salvador.

En todo juego -como en una escena de obra teatral- los participantes actúan
identificándose en un rol dramático que puede ser Víctima, Perseguidor o Salvador;
en todos los juegos existen estos tres personajes. Tengamos en cuenta que una
persona interactúa con alguno de los roles dramáticos e intenta manipular a la otra
persona para obtener un beneficio.

Así tenemos que el Perseguidor utiliza la amenaza para conseguir su propósito. La


Víctima utiliza para manipular la queja o el desvalimiento y lo que necesita es que su
interlocutor sienta culpa. El Salvador manipula con promesas, ofrecimientos,
seducción, y necesita que su pareja sienta deseos de comodidad.

El juego en una relación de pareja se caracteriza porque siempre hay mensajes


ocultos y las personas pueden reconocer cuándo están actuando en uno de los roles
de Víctima, Salvador o Perseguidor. A propósito de este tema, recuerdo el caso de
una señora, 32 años de edad, casada hacía tres años, con una niña de casi dos años,
administradora de profesión, que trabajaba para una institución prestigiosa. Ella
asistió con el esposo a consulta con la finalidad de iniciar una terapia de pareja y
describió el problema así:

“…Desde hace aproximadamente poco más de un año mi esposo terminó su


maestría. Desde entonces continúa reuniéndose con sus compañeros de la
maestría todos los sábados en las tardes para coordinar su tesis y está
regresando como a las 11 p.m. Para la última navidad, no regresó sino después
de las dos de la madrugada y la explicación que dio fue que lo habían asaltado y
por eso estaba arañado. Él no usa celular y no hay forma de comunicarme con
él, aun cuando trabajamos en organizaciones muy cercanas.
Cuando ingresó el esposo a solas le pregunté: “¿Desde cuándo engaña usted a

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su esposa?”. Se quedó atónito y respondió: “Qué, ¿mi esposa se lo ha
comentado?”. Le respondí: “Si tiene cuatro patas de perro, tiene un hocico de
perro, ladra como perro y dice que es gato, ¿qué diría usted?”. Reconoció
entonces que tenía una relación extramarital con una ex enamorada a la cual
había dejado embarazada y con la que tenía un hijo de la misma de edad de su
niña.
Le expliqué que no podía iniciar una terapia que no se basara en la realidad y
que era una condición, sine qua non, que él se sincerara con su esposa, como
condición previa a iniciar cualquier terapia que él eligiera. Caso contrario no
tenía sentido.

Debo señalar que él no regresó más; la esposa continúo asistiendo dos veces más
hasta que no le permití continuar jugando su juego de “que le estará pasando a mi
marido” y dejó de asistir. Encuentro continuamente que las personas que pasan por
experiencias como estas caen o utilizan juegos como estos, es decir, “jugar a idiota”
y pueden seguir haciéndolo, incluso hasta pagan su consulta para mantenerse en
esta especie de entrampe. Contaminan su Adulto con información que viene desde el
Padre o desde el Niño.

Esta “pobre mujer” no es una pobre mujer, pero si ella no quiere verlo, entonces
nadie la va a convencer de lo contrario. Quizá esto aclare al lector: cuando en un
problema similar en una pareja, los miembros de la familia “le quieren hacer ver” a la
otra persona el error que está cometiendo y esta se niega a reconocerlo, esto no es
más que un juego.

En honor a la verdad, he asistido parejas en las cuales encuentro difícil conciliar


acuerdos por su gran inmadurez para poder llegar a ellos. En el lenguaje del AT se
explicaría porque tienen un Niño Rebelde muy grande.

Recuerdo a Mery que venía a consulta con cara de molesta porque su esposo le había
sido infiel. No justifico esto, pero si ella aceptó, de manera libre, hacer el esfuerzo
para continuar la relación, en el fondo lo que estaba haciendo es boicoteándose a sí
misma esta posibilidad. Tal vez le resulte familiar esto, que es lo que Mery le dijo a
su pareja:

“quiero que llames ahora mismo a esa tipa y le digas en mi presencia por
teléfono que tú me quieres sólo a mí y que no te vuelva a llamar nunca más.
Que no te llame ni se comunique contigo y que tú me prefieres a mí. Si haces
eso, sí te creeré; sino, no”.

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Fue lo que Mery le pidió a su pareja que hiciera para recuperar su confianza. Por
supuesto que ya ustedes imaginan los resultados: luego de un tiempo ella volvió con
el mismo tema de la desconfianza y su inseguridad que son una especie de mezcla
que se dan en los celos. Hay cosas que son argumentales en las personas y nos
referimos a esto cuando la persona lo repite una y otra vez como si lo hiciera a
propósito. Esto se vive o representa como el guion de una película.

Este caso es un claro ejemplo de que muchas veces aun cuando la persona no logre
solucionar un problema puede aprender a manejarlo.

Paola, de 23 años acaba de concluir sus estudios de Administración. Su


enamorado Remigio es un joven farmacéutico de 25 años.
Los problemas entre ellos se han dado en ocasiones cuando ella se embriaga y
se exacerban sus celos y desconfianza. Remigio, por su parte, le increpa su poco
interés por la relación.
En el acompañamiento observo que aun cuando ambos tienen las condiciones
para disfrutar como jóvenes enamorados que son, periódicamente se enfrascan
en discusiones que los llevan al desgaste, a la insatisfacción y, por ende, a pensar
en para qué continuar con una relación así. Paola no se explica por qué le
sucede esto, porqué pierde el control cuando se embriaga.

No le busquemos tres pies al gato…, si algo no logro explicar, no tengo que ir a la raíz
para recién esperar superarlo o controlarlo. En el caso de Paola, tal vez haya varios
porqués y no uno solo. Las personas tienen la fantasía de que, si encuentran la causa,
van a encontrar la cura y en lo psicológico no siempre es así.

Cuando analizamos con Paola en la consulta las situaciones de los conflictos y cómo
estos derivan en discusiones y sinsabores, ella lo suele ver con claridad, pero por
alguna razón en determinadas circunstancias no logra controlarse. Pareciera un
boicot que le hace la propia persona a su capacidad de disfrutar.

Les describo un breve ejemplo extraído de una consulta:

En una ocasión le preguntaba a una pareja de esposos cuál consideraban su mayor


problema como pareja. ¿Qué imaginan ustedes? Ambos coincidieron en que
tenía que ver con el uso del servicio higiénico. A ello se sumaba lo desordenada
que era la esposa.
El esposo durante buena parte de la sesión se centró en lo fastidioso e
incómodo que le resultaba hacer uso del servicio luego de que su esposa hiciera

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uso del baño, casi todas las mañanas. Por esa razón terminaban discutiendo.
Las discusiones habían ido en aumento al punto de tener que asistir a un
terapeuta para exponer sus diferencias al respecto con la disposición de
negociar acuerdos.

Por más insólito que pueda parecer este caso y el motivo de consulta, podrían tal vez
argumentarse varias explicaciones. Cualquiera podría pensar: ¿qué tan grave puede
ser el uso del baño y el estado en que lo deja la persona después de hacer uso de
este servicio? Sin embargo, para esta pareja era causa de discusiones casi diarias.
Esta anécdota refleja que, detrás de ello, no se encierra otra cosa que un juego, en
el cual la pareja participa.

A este personaje, en el fondo, lo que le disgustaba era que su esposa trabajara y él no


fuera atendido en sus demandas como esperaba. A esto se sumaba el hecho de que
él acababa de ser cesado en sus servicios como miembro de las fuerzas armadas y
se sentía inútil, además de desempleado. Él jugaba el rol de Víctima inicialmente
para luego terminar pasando al rol de Perseguidor y de esa manera continuar
jugando con su esposa.

Las personas practican juegos psicológicos a menudo de manera inconsciente y


tienden a escoger como pareja a aquellas personas que juegan el rol
complementario al suyo. Los juegos tienden a ser repetitivos y tienen algo oculto.
Constituyen una forma de relación interpersonal en la que, al usar mensajes ocultos
buscan alimentar el juego influenciando sobre las otras personas o la pareja, las
cuales no son conscientes de dicho propósito, pero lo aceptan en sus relaciones
interpersonales.

10. NUESTRA RELACIÓN NO VA MÁS

Muchas veces las parejas hacen de los problemas una tragedia sin considerar que un
problema, aunque duela, no es algo irreparable, algo que, generalmente, no se pueda
solucionar. En numerosas ocasiones he asistido a parejas que no encontraban una
manera saludable de resolver sus problemas. Quizá a veces algunos problemas no
tengan solución, pero sí se puede aprender a enfrentarlos y manejarlos. Encuentro
que muchas veces los grandes problemas se pueden superar, y son los pequeños
problemas los que no se pueden resolver, por lo que entonces deberemos aprender a
manejarlos.

En una ocasión ante la pregunta” ¿ustedes no pensaron en esta posibilidad antes de

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casarse?”, una pareja dijo que no y que no se imaginaron que esto podía sucederles
a ellos. Este caso es el reflejo de cuando las decisiones son tomadas desde el Niño y
no desde el Adulto, como conviene.
Recuerdo el caso de esta pareja, pues él era piloto y tenía que viajar y ausentarse
varias semanas de casa, tiempo durante el cual ella tenía que bregar sola con los
niños. Los problemas empezaron poco tiempo después de casarse y a ella le
resultaba dificultoso encarar esta situación. Al inicio se mudaba a la casa de sus
padres, pero con el tiempo y al nacer sus hijos, todo se complicó. Ella decía que era
como si hubiera vivido en una burbuja y de pronto esta burbuja se convirtió en una
realidad.

Es cierto: uno no contrae un compromiso pensando en que los problemas van a ser
el pan de cada día; sin embargo, no se puede desconocer con criterio de realidad
que, cuando estos se presenten, deberemos aprender a enfrentarlos. No es real
pensar que, en una relación matrimonial, las cosas siempre se van a suceder de
manera plana, sin ningún tipo de dificultad. La vida no es así, eso no es real.

En todo caso, es apropiado pensar en cómo resolver un problema cuando este se


presente.

Carlos de 42 años y Daniela de 36, casados hace 14 años con tres hijos, ya
tenían la experiencia de haber asistido a terapia anteriormente, sin mayores
resultados, según comentó ella. Tenían en su historia marital una serie de riñas
y discusiones que derivaban en agresiones más frecuentemente por parte de
ella. Ella provenía de padres divorciados y los padres de él, bastante mayores,
no eran aceptados por Daniela.
Lo que los llevó a ambos a asistir fue que Carlos había dejado la casa y que
Daniela esta vez no estaba dispuesta a aceptar ningún tipo de arreglo. Ella lo
acusaba a él de infidelidad a partir de un mensaje de texto cuyo contenido era
un saludo de una amiga. Lo cierto es que a ambos les resultaba difícil
controlarse en sus emociones negativas cuando empezaban a discutir, y estas
discusiones derivaban en una explosión mayor de cólera, con rompimiento de
objetos y agresiones físicas, llegando en una ocasión a intervenir serenazgo y la
policía.
Les resultaba sumamente difícil manejarse de manera adulta. Parecía que
Daniela veía en Carlos una réplica de experiencias anteriores que temía que se
reprodujeran. Cuando era púber su madre dejó la casa por otra persona, y esto
marcó en ella la pérdida de confianza en las personas.
Carlos tenía la fantasía de que, en la medida que hacía cosas para satisfacer la

117
confianza de su esposa, esta se calmaría. Por supuesto, no conseguía lo
esperado. Por ejemplo, no demoraba en contestar el teléfono cuando ella lo
llamaba, trataba de reportarse varias veces al día para indicar su paradero.
Había dejado de frecuentar a sus amistades a las cuales Daniela no conociera.
Aun cuando Carlos se conducía con preocupación por la reacción de ella, no
lograba conciliar, pues siempre aparecía algo que justificaba la reacción de
Daniela. Una noche visitaron la casa de unos amigos comunes. La esposa de su
amigo estaba vestida con una blusa cuyo escote, según Daniela, llamaba la
atención de Carlos. Según ella, su esposo se pasó toda la noche viéndole los
senos a la esposa del amigo, la cual se mostraba seductora con Carlos.
Finalmente, se retiraron. Ella tildó de puta a la esposa del amigo y lo acusó de
que no haber sido capaz de poner límites a esa actitud.
Como resultado, actualmente ya no visitan a esta pareja y perdieron la relación
de amistad que durante años habían tenido. Experiencias como estas se habían
reproducido varias veces a lo largo de los años. Observé que a Daniela le
resultaba muy difícil manejar situaciones de este tipo y se dejaba embargar por
sus propios celos y amarguras.

Esta pareja de esposos asistió a consulta luego de haber estado en terapia primero
con una terapeuta mujer, elegida por ella, durante un año; y luego con un terapeuta
varón durante otro año. Como en anteriores experiencias en mi quehacer como
terapeuta, su caso me generó gran desazón pues podía intuir que ellos, a pesar de
sus dificultades, sí se querían, pero también, como lo he manifestado claramente,
este solo hecho no bastaba. Cuando los asistí, ya las cosas habían desbordado ciertos
límites difíciles de restablecer en condiciones saludables. Daniela remarcaba una y
otra vez la pérdida de confianza con respecto a Carlos y este era muy reactivo a las
conductas de ella. A partir de esta experiencia, puedo señalar que hay relaciones de
pareja con un mayor nivel de desconfianza y resulta difícil que puedan verse
beneficiados de la terapia, porque esto es un acto voluntario en donde cada persona
opta de manera libre por comprometerse o no en un proceso de cambio.

En este caso, es importante reconocer las huellas, tal vez cicatrices, que pueden
haber quedado en Daniela a partir del abandono experimentado con su madre. Sin
embargo, es algo que necesita ser trabajado por ella y, si no logra superar estas
experiencias, difícilmente va a poder establecer una relación sana con Carlos o con
quien sea en una relación de pareja. Ella no es feliz sintiendo lo que siente y sufre
por ello al no poder manejarlo y al ver en el rostro de sus hijos el miedo que
evidencian cuando papá y mamá discuten. Este caso de Carlos y Daniela es un claro
ejemplo de cómo nuestro Niño que sigue en “el allá y el entonces” no nos permite

118
resolver en “el aquí y el ahora” problemas del pasado.

Existirán parejas que opten por separarse y no porque no se quieran, sino


precisamente porque se quieren. Puede parecer un contrasentido, pero si han visto
la película protagonizada por Meryl Streep y Dustin Hoffman, Kramer vs Kramer, lo
entenderán. La madre lucha por la patria potestad de su menor hijo, y aunque la
consigue, renuncia a ella. Le dice a su hijo que, precisamente porque lo quiere, deja
que se vaya con su padre, que es con quien el niño quería estar.

Encuentro que uno de los métodos más útiles para examinar las semejanzas y
discrepancias es el AT, pues un terapeuta de parejas podrá construir un diagrama de
la personalidad de la pareja. El objetivo consistirá no sólo en conocer las semejanzas
y las diferencias obvias, sino de manera más profunda lo que se encuentra grabado
en el Padre, el Adulto y el Niño de las parejas. Una pareja que se dispone a realizar
ese análisis puede decirse que tiene un buen punto a su favor, porque es evidente
que toman lo bastante en serio su relación como para pensarlo bien antes de
continuar. Pero puede darse el caso de que uno de ellos tenga serias dudas acerca
de la oportunidad del compromiso y lo analice por sí mismo.

En alguna ocasión, he asistido a personas que querían saber si les convendría


casarse o no, o continuar o no su relación. Aunque como terapeutas no podemos
determinar algo así, las parejas aun guardan tal fantasía.

Una evaluación desde el AT para reconocer los estados del yo de la persona es muy
diferente de un simple reconocimiento de los aspectos positivos y negativos de la
pareja. Es buscar de manera objetiva datos personales de cada uno de ellos de
manera más profunda, con la esperanza de predecir qué clase de relaciones pueden
establecerse entre ellos en el futuro. Después de pensarlo mucho, algunas personas
deciden terminar su relación, considerando que prometían muy poca felicidad para
los dos.

119
V
BIENESTAR EN PAREJA

Este capítulo toma como referencia una conferencia que dio mi maestro el Dr.
Rafael Junchaya (2009). El bienestar como logro de la psicoterapia. Ponencia
realizada en el IX Congreso Latinoamericano de Psicoterapia.

Estar bien físicamente y tener salud mental no es sinónimo de alcanzar bienestar.


Hoy en día las personas pueden tener logros en sus vidas y conseguir bienes
materiales, sin embargo, no son felices con ello. Es así que observo parejas que
tienen lo que un matrimonio promedio desea y, a pesar de ello. No se sienten
satisfechos consigo mismos. Este capítulo revisa este aspecto.

Tal como lo entendemos en el A.T., cuando se habla de cambiar no se refiere


necesariamente a ser diferentes de cómo somos, sino ser realmente quienes somos.
El gran problema de muchas personas que no “crecieron” es que no se reconocen a sí
mismas porque desde hace un buen tiempo han dejado de ser ellos/ellas mismos/as.

Como dice la Dra. Gloria Noriega (2013) es frecuente que dese la niñez nos
traicionemos a nosotros mismos de manera inconsciente. Y vamos dejando de lado
nuestros intereses propios y nuestras propias necesidades, ideales, pensamientos y
sentimientos para vivir en función de la aceptación de los demás.
Después lo vamos replicando y nos acostumbramos a ello, hasta que por ahí nos
perdemos y ya no saber quiénes somos, ni que es lo que realmente queremos hacer
con nuestras vidas.

Llegando a experimentar su ambivalencia frente a la posibilidad de su rechazo o


abandono y haciendo más de lo que quisiera, por querer ser uno mismo.
El camino será entonces incrementar el desarrollo de un ADULTO fortalecido que le
permita tomar decisiones por sí y para sí, permitiéndose sentir, pensar y actuar en
coherencia con su propia realidad y su propia naturaleza.
Es así que las personas que se permiten cambiar o crecer se dan el permiso para
hacerse responsable de sí misma, de su propia vida, recuperando el poder que tiene
sobre sí.
Reiteramos permitiéndose identificar sus emociones, tomando en cuenta sus propias
necesidades, a través del reconocimiento y comprensión de estas.

1. ¿PARA QUÉ PSICOTERAPIA AT HOY?

120
A lo largo de estos varios años he asistido a un buen número de parejas en terapia.
Varias de ellas no conocían estos conceptos de psicoterapia; más aún, parejas con
conflictos, a quienes les recomiendan que sigan una terapia para superar sus
problemas de relación, desconocen qué es y de qué se trata. Por ello quiero dar
respuesta a esta inquietud a través de este apartado. Debo aclarar que este
responde a lo que el Análisis Transaccional como modelo de psicoterapia ha
desarrollado en sus principios, pues es el modelo de terapia que practico.

La psicoterapia, dentro del Análisis Transaccional, es asumida como un método de


ayuda para el conocimiento de sí mismo, que favorece el desarrollo de la persona, su
crecimiento, el cambio personal positivo; y esto es precisamente lo que se trabaja en
la terapia.

La terapia AT es un tipo de intervención psicológica para ayudar a superar problemas


de conducta personal y dificultades de relaciones entre las personas. Muchos de los
problemas que nos generan dificultades se deben a errores cometidos a lo largo del
proceso formativo, desde la infancia. Aquellas equivocaciones alteran el desarrollo
de la persona, creando modos de adaptación, quizá adecuados frente al error, pero
dañinos, posteriormente, para la armonía interna y social de la persona.

Otros problemas se derivan de la falta de información, pueden estar suscitados por


creencias falsas y otros provienen de falta de habilidades para responder con eficacia
a las exigencias que han de afrontar las personas, o las parejas, en las circunstancias
en que viven.

El siguiente caso está protagonizado por una pareja a quien llamaremos Juana y
Simón. Ambos describen su relación desde diferentes puntos de vista y están
preocupados por que encuentran que su relación ha tendido a desgastarse. Están
casados desde hace 5 años, no tienen hijos, vienen a propuesta de Simón. Ella tiene 32
y él 33 años. Han hecho varios intentos por arreglar sus diferencias y encuentran que
no lo logran por ellos mismos. Ambos vienen motivados por encontrar una solución a
lo que está sucediendo:

Juana: Con Simón ya no estamos como antes, y él no quiere pasar más tiempo
conmigo. No me logro explicar qué pasa con nuestra relación. Él antes me hablaba
en casa de muchas cosas y me preguntaba qué pensaba. Ahora ya no lo hace.
Simón: Esto no es culpa mía. Desde que Juana empezó a trabajar esos horarios de
sobretiempo, eso es lo que más le importa. Ya no tiene tiempo para lo nuestro (al
terapeuta).

121
Terapeuta: Díselo a Juana, dirígete a ella….
Juana: No es cierto. Yo trato de lograr que hables, pero todo lo que haces es estar
ahí sentado viendo la televisión todo el día. (Al terapeuta) ¿Qué haría usted si su
esposo la ignora?
Simón: No es que la ignore. No tiene sentido hablar con ella porque le encanta
discutir por cualquier cosa y nada de lo que yo digo o haga o deje de decir o deje de
hacer le parece bien (al terapeuta). ¿Qué está mal en mí?

Aparentemente, el terapeuta no podría contestar ninguna de las preguntas que le


han dirigido Juana o Simón sin tomar partido. Además, si diera una respuesta al
contenido de esas quejas, probablemente provocaría que aumente la cólera de cada
uno y se repliquen mutuamente. No obstante, puede buscar algún elemento común
en el motivo de las quejas de ambos y utilizarlo como recurso para interactuar
mejor.

Terapeuta: Ustedes dos parecen no estar satisfechos con la falta de atención


mutua. Los dos parecen querer lo mismo. ¿En algún momento se sintieron los dos
satisfechos por la atención que reciben del otro?
Juana y Simón dijeron que sí con la cabeza y lo afirmaron verbalmente,
¡Si!

Estas preguntas merecieron la atención de Juana y Simón hacia el hecho de que


seguía existiendo una relación entre ellos, aun cuando quizá se sintieran muy
alejados. Un pequeño cambio puede llevar a cambios más grandes. Si Juana y
Simón hubieran redefinido su problema como “no pasamos suficiente tiempo
juntos” e ideado una solución satisfactoria para ambos, quizá la recomendación
hubiera sido poner fin a la terapia. De acuerdo con mi experiencia, esta especie de
comprensión suele darse solo excepcionalmente. En este caso, el esfuerzo podría
consistir en aclarar con la pareja porqué razón el hecho de pasar más tiempo juntos
representa una mejora para ellos. Es posible que sus respuestas se refieran al
aspecto emocional o a un sentimiento de mayor acercamiento o reconocimiento.
Esta aclaración fortalecería su capacidad de darse cuenta de la relación.

Terapeuta: Visto esto, entonces el contrato por ahora será cómo hacer para
compartir más tiempo juntos.

En lo fundamental, el trabajo con parejas desde el AT no difiere mucho del que se


realiza individualmente. Sin embargo, la práctica es más difícil porque la solución
tiene que satisfacer a las parejas en cuestión, y esta se compone de personas con

122
puntos de vista diferentes. Para superar este obstáculo, es necesario que ambos
miembros de la pareja confíen en que el terapeuta no se pondrá en contra de
ninguno de ellos. La tarea de trasmitir aceptación y comprensión a dos personas que,
cada una por su lado, creen estar en lo cierto es difícil, incluso, para el más
experimentado de los terapeutas.

Finalmente, hay problemas emocionales que requieren psicoterapia cuando la


persona se encuentra confundida en un estado de insatisfacción permanente por
alguna razón. Una saludable y adecuada labor del terapeuta a través del tratamiento
terapéutico comprende los siguientes aspectos:

• Objetivar el problema: Ante cualquier conflicto en la relación de parejas, la


intervención del terapeuta será positiva ayudándoles a la pareja a ver el problema en
su real dimensión, como un problema y no como una tragedia.
• Reconstrucción de la autoestima: La terapia ha de permitir recuperar la
autoestima, devolviendo a las personas su valía, reconstruyendo el concepto que
tienen sobre sí mismas, mediante la aceptación incondicional del terapeuta, creando
un espacio adecuado para que puedan recuperar el amor propio.
• Recuperar poder: La psicoterapia posibilita el uso de los recursos y
potencialidades para que las personas logren superar sus problemas. El poder de
ayudarse a sí mismo y resolver cualquier problema, se encuentra en el interior de
cada persona.
• Desarrollo de habilidades: Cuando los problemas son ocasionados por falta de
información o destrezas, el terapeuta ayuda a los pacientes a desarrollar los
procedimientos que necesitan para superar el problema y aprenderán para
situaciones futuras.

La terapia de pareja desde el Análisis Transaccional ejerce múltiples efectos


beneficiosos, porque acrecienta la conciencia personal, la persona se conoce más y
mejor, y puede hacerse dueña de su destino. Desde esta perspectiva, la terapia
propicia que las personas se conviertan en autores y protagonistas de su propia vida,
fomentando la autonomía personal.

Uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad es la felicidad; paradójicamente,


deseamos estar bien, pero tememos o detestamos el bienestar y la armonía; nos
conformamos con sobrevivir, o aspiramos simplemente a vivir “en este valle de
lágrimas”, aplazando los gozos y el disfrute para después de la muerte.

Sin aceptarlo racionalmente, somos fatalistas, creemos en el destino y en la buena o


mala suerte. Sin embargo, todo cuanto ocurre en nuestra vida es responsabilidad
123
nuestra. Directa o indirectamente, provocamos los acontecimientos que nos
ocurren; nos fabricamos el futuro sobre las bases que construimos en el presente.
Parafraseando a Serrat: Al hacer el camino, también se hace el caminante. Podemos
no ser conscientes de la responsabilidad que tienen cualquiera de nuestros actos,
incluidos los que no queremos recordar y los que pasan desapercibidos, por
rutinarios o indiferentes, pero nunca son inocuos e intrascendentes.

La psicoterapia en el Análisis Transaccional está llamada a remediar esta falta de


conciencia y a restaurar la plena responsabilidad sobre el papel constructivo o
destructor que cada uno ejerce sobre sí mismo. La terapia permitirá evaluar qué
elemento está imposibilitando el cambio o el crecimiento personal. En la terapia se
puede posibilitar el cambio en la persona y, para ello se requieren dos elementos:

• Tener la capacidad de darse cuenta


• Tener la motivación para hacerlo

La terapia de pareja en el Análisis Transaccional facilita el poder mejorar la relación,


pero, por si misma, no cambia a la otra persona. Por ello, la psicoterapia no sirve
solo para curar sino para crecer. Será importante entonces no solo preocuparnos
por nuestra salud mental, sino también por nuestro bienestar.
A pesar de que existen diversos modelos de intervención en la psicoterapia,
curiosamente todas tienen un resultado similar, el cual está dirigido esencialmente a
restablecer algún desequilibrio que tiene la persona en su salud. No obstante,
considero que la psicoterapia busca ir más allá: no sólo restablecer desequilibrios,
sino obtener bienestar.

Visto así, la terapia no solo suscita que una persona sea congruente con su naturaleza,
sino que, esencialmente, sea también congruente con su propia realidad. De esta
manera, la psicoterapia permite el que una persona pueda pensar en el sentido
propio de su vida. Al repensar sobre este sentido, coadyuva a una situación en la cual
alimenta su ser, y esto va a reflejarse esencialmente en la manera como hace las
cosas y como logra tener y satisfacer las propias necesidades.

Nuestra Programación Argumental, tal como lo señala Eric Berne (2004), no es más
que la respuesta de decisiones tomadas en la infancia a través de los aprendizajes
recibidos de nuestros padres o figuras significativas que actúan durante nuestra
primera infancia, cuando todavía no tenemos decisiones propias. Luego las
seguimos por la necesidad de sobrevivir, y por ahí aprendemos ciertas situaciones
que pasan al nivel inconsciente, lo que tiene una influencia enorme. De esa forma se
va estructurando un modo de vivir, se van creando metas de vida, programaciones
que van a cumplirse y que el medio ambiente de alguna u otra manera facilita. Y
124
¿cómo? Sencillamente, aprobando o buscando inconscientemente los elementos
que me permitan reforzar este aprendizaje.

La psicoterapia ve justamente la posibilidad de analizar estos elementos y, al


hacerlo, nos permite tener conciencia mucho más clara de cuáles son esos
aprendizajes que permanecen en nosotros y que diseñan en cierto modo nuestra
vida hasta la muerte. Es cierto que podemos darnos cuenta, a través de nuestras
conductas o a través de la manifestación del inconsciente, de esas conductas, lo que
se interiorizó en la infancia. Sin embargo, ser consciente de ello no es suficiente para
tomar una decisión: la decisión la tomamos cuando realmente necesitamos o
deseamos cambiar.

La psicoterapia facilita los cambios en una persona en la medida que la persona


quiera cambiar. La psicoterapia ofrece no solo la posibilidad de facilitar la toma de
consciencia de situaciones que la impiden realizarse plenamente sino, también, la
opción de que una persona encuentre las decisiones propias para lograrlo. En
efecto, lo que usualmente ocurre es que la persona a veces no es consciente de
cómo es y cuánto esto afecta a sus conflictuadas relaciones de pareja. Superar sus
conflictos le resulta imposible no porque no quiera, sino porque no tiene
conocimiento de ello; y, al no tener conocimiento, tampoco tiene la motivación para
superar sus conflictos; y, si no hay motivación, la persona simplemente los padece,
creyendo que sus esquemas aprendidos son naturales, viviéndolos según lo
aprendido y desorientando el sentido de su vida.

La psicoterapia brinda la oportunidad de que las personas puedan examinar qué


elementos de su aprendizaje infantil están impidiendo alcanzar su crecimiento
personal.

En la psicoterapia tenemos la opción de poder facilitar que la persona pueda


identificar que la posibilidad de cambio para bien existe y podemos ayudar a que la
persona cambie, pero no podemos cambiar a la persona. Podemos facilitar que las
personas encuentren sus propias soluciones, de manera que, cuando la persona
empieza a tomar conciencia de esto, posiblemente encuentre la motivación
suficiente para lograrlo. Como ya lo dijimos anteriormente, dos elementos son
importantes para ello: tener la capacidad de darse cuenta de lo que le pasa y tener la
motivación para cambiar. Recordemos: la psicoterapia no cambia a las personas, lo
que hace solamente es facilitar a la persona la opción de cambiar.

Así pues, la psicoterapia tiene una función fundamental: ayudar a que la persona
obtenga este bienestar del cual estamos hablando. De ahí que aun cuando
tengamos salud nos convenga estar en terapia.
125
Encuentro que la psicoterapia no solamente sirve para curar o actuar solo en la vida
mental. Muchos de nosotros tenemos el prejuicio de que quienes van a terapia es
porque están mal. Hoy en día cada vez más personas asisten a terapia porque
quieren crecer. Claro todavía asisto a personas que no quieren manifestar
abiertamente que tienen vergüenza. Curiosamente las parejas suelen tomarlo mejor y
mejor aún, las esposas. Conviene promover que las personas se preocupen más por
este aspecto; de esta manera, posibilitaremos que nuestra sociedad crezca y sea más
consciente de las relaciones y del bienestar.

2. TERAPIA EN PAREJA ¿PARA QUÉ?


Todas las personas que asisto en terapia de pareja vienen motivadas por distintas
razones. En ocasiones pienso al ver a una pareja que, si ellos hubieran asistido antes
a una terapia, quizás no hubieran llegado a la situación en que están ahora. Entonces
me pregunto: ¿Qué hubiera ocurrido? ¿Se hubiera podido replantear esta relación?
¿Cómo es que hicieron pareja? ¿Para qué hicieron pareja?

Las parejas a las que acompaño coinciden conmigo en lo favorable que les hubiera
resultado conocer sobre esto antes de casarse, incluso antes de comprometerse.
Por mi experiencia, soy un convencido de que, en muchos casos, la psicoterapia AT sí
hace la diferencia, aunque lamentablemente, no cuando la pareja no pone de su
parte, como en el caso siguiente:

Esther, de 34 años, es profesora de gimnasia y tiene 3 hijos con Raúl su ex esposo, de


quien se encuentra separada desde hace 2 años y con quien ahora libra una batalla
legal por la tenencia de los niños. Actualmente toma ansiolíticos. Esther y Raúl,
después de haber llevado una vida medianamente cómoda, se ven enfrentados
ahora a una situación afectiva y no sólo legal que está perjudicando a sus hijos, pues
ambos no lo están sabiendo manejar. Le han recomendado venir a terapia para
superar su separación.
A Raúl no le han aceptado la demanda por la tenencia de los niños, pero es quien
tiene la custodia actualmente, por mutuo acuerdo. Ella está enfadada consigo
misma y frustrada por no haber podido mantener su matrimonio.

Cuando los conocí a ambos, inmediatamente observé lo beneficioso que hubiera


resultado para ellos trabajar en una terapia las dificultades iniciales que tuvieron y
que, de alguna manera, ahora se han hecho casi insalvables.
En este caso, por lo que manifestaron, la familia de ellos, sobre todo los padres de
Raúl, intervinieron demasiado siempre en la manera como ellos llevaban su

126
relación, supuestamente por la preocupación de los niños.
Tanto Esther como Raúl, aun cuando no lo aceptan de manera abierta, mantienen
algún sentimiento de afecto recíproco. Su historia data desde cuando eran
adolescentes y las familias de ambos guardaban una relación muy cercana.
Empezaron su relación como muchas otras, amigos del barrio, familias conocidas de
ambos, él es aún amigo de los hermanos de ella, amigos desde el colegio, etc.
Ambos estuvieron muy enamorados y, salvo algunas diferencias, no tenían mayores
dificultades. Juntos se iniciaron sexualmente y tanto él como ella se reconocen
como una pareja muy sexual, con una actividad sexual diaria, incluso en varias
ocasiones más de una vez al día. Raúl está convencido de que fue por donde
empezaron los problemas. Precisamente se casaron pues Esther salió embarazada y
ambas familias coincidieron en la decisión del matrimonio, cuando ellos apenas
contaban con 19 y 20 años.
Las familias, desde un inicio, decidieron casi todo, como el nuevo lugar de
residencia. Raúl empezó a trabajar en la empresa de sus padres y, salvo el
nacimiento de su primer hijo, ellos seguían siendo unos adolescentes.
Esther no recuerda en qué momento empezó a desenamorarse de su joven esposo,
según comenta, por el comportamiento de Raúl. Los otros dos niños que ampliaron
la familia, llegaron sin mucha conciencia de su responsabilidad, según lo manifiestan
ahora.
Ambos reconocen que les resulta muy difícil llegar a acuerdos, sobre todo con
respecto a los niños, que incluso han apelado a la intervención de la policía,
generando malestar entre ellos mismos con respecto a sus propias familias que se
están enfrentando entre ellas.

Ahora enfrentábamos la necesidad de negociar acuerdos claros con la intervención de


una tercera persona que fuera validada por ambos, que en este caso resultaba ser yo.
En este caso es importante resaltar que la elección de la pareja se hizo desde el Niño,
no se tomó en cuenta la participación del Adulto, por ello el control de los impulsos
afectivos era muy pobre. Acompañaba a este escenario que la participación de los
padres de Raúl era muy marcada, vivían en casa de ellos, decidían lo económico, lo
laboral, crianza de los hijos, etc. Según se desprende de su historia, ellos no crecieron
como pareja, de allí que disten bastante en la expresión de sus emociones y
sentimientos.

Si existen mitos y creencias sobre la terapia en general, esto aumenta sobre la


terapia de pareja en particular. Se cree que solo quienes tienen problemas por
resolver deben asistir a una terapia. Algunas personas en general asisten a terapia
cuando sienten que ya no pueden más, pero pocas acuden preventivamente, cuando
127
las crisis son solo diferencias de opinión y aún no existe un alto nivel de violencia en
forma de descalificación, resentimientos, enojo y venganza.

El conocer cómo se trabaja en terapia de pareja y en qué consiste ayudará a alejar


los miedos, los tabúes y los mitos, y permitirá ver la terapia de pareja con otros ojos,
como una herramienta para mejorar la calidad de vida en pareja.

También es objetivo de la terapia de pareja mejorar la calidad de la convivencia de


cada persona que la conforma. La convivencia necesariamente implica
comunicación, y por eso en la pareja hay que mejorarla lo más que se pueda. Una
vez logrado esto, la pareja ha adquirido nuevas habilidades para resolver los
problemas con ellos mismos y con los demás, lo cual hace que la relación se haga
más cercana y feliz.

La terapia de pareja es un proceso de aprendizaje construido por la propia pareja con


la guía del facilitador o terapeuta. Si no fuera por el deseo mutuo de mejorar,
ninguna guía serviría por sí misma. El amor y los acuerdos entre los miembros de la
pareja son importantes para que la relación funcione.

Muchas veces creemos que el Amor es un concepto abstracto que solo sentimos. El
amor se expresa a través de múltiples formas y tiene que ver con la voluntad para
superar las diferencias y solucionar los problemas que siempre existen. Cada
miembro de la pareja contribuye al funcionamiento de esta, ya que cada persona
necesita afecto, compañía, sexo, etc.

La terapia de pareja es una muy buena opción para tomar acuerdos en las diversas
actividades propias de una pareja como la economía familiar, los arreglos de la casa,
el cuidado de los hijos, etc., incluso para permitir a la pareja aprender a tomar
acuerdos aun sobre los propios desacuerdos, respetando cada uno su propia
manera de ser.

Otra meta es conseguir una comunicación desde el Adulto de cada uno, que dé como
resultado una pareja con mejor entendimiento y, por lo tanto, satisfecha de su
relación. Si la pareja comienza a tener diferencias en estos acuerdos cotidianos, y
esto se ve desde el noviazgo, la terapia también ayuda a que los novios encuentren
alternativas de solución para enfrentar los problemas que en su presente no han
podido solucionar; al mismo tiempo, les hará conocerse a sí mismos, a madurar
como pareja, consolidando su relación hacia su futura vida conyugal; y a lo mejor
descubren sus incompatibilidades a tiempo, dándose cuenta de que no son el uno
para el otro como pensaban, lo que les ahorrará futuras experiencias nefastas.

128
Dentro del proceso de terapia de pareja no se piensa en que uno de ellos es la causa
del deterioro de la relación. No se intenta buscar culpable. En la terapia se les ayuda
a que dirijan su atención a la relación, y orienta a qué pueden hacer para
incrementar el intercambio de conductas afectuosas y respetuosas entre los
miembros de la pareja para adquirir habilidades para resolver problemas y para
disminuir la tendencia a herirse y criticarse.
Contrariamente a lo que se cree popularmente, el amor es lo que hacemos y lo que
decimos para acercarnos a los demás, y amor es lo que ellos hacen para acercarse a
nosotros. Y desde el momento en que el amor y la felicidad de una pareja se basan
en la interacción persona a persona, lo maravilloso es que los ingredientes del amor
pueden enseñarse, practicarse y aprenderse. En la terapia de pareja un objetivo
importante es ayudarles a aprender nuevas habilidades comunicativas y nuevas
técnicas para resolver o prevenir problemas.

Cualquier persona puede aprender a especificar las conductas que le gustan de su


pareja y las que no, y aprender a expresarle estos sentimientos de agrado o
desagrado. Puede aprender a especificar las conductas agradables cuando las recibe
de su pareja, y puede aprender la forma de llegar a un acuerdo con sus diferencias y
conflictos de manera Adulta. Esto es razonablemente satisfactorio. Es a través de la
comunicación como se puede mejorar o empeorar, según sea el caso, una relación
de pareja; el intercambio de maneras de interactuar y comunicarse afectuosamente
adquiriendo habilidades comunicativas hará que una relación prospere.

Dado que las habilidades de comunicación y de resolución de problemas que


facilitan el éxito de una relación de pareja, pueden aprenderse, en las sesiones
individuales o con la pareja, o en la forma que sea, se espera mucho de cada
miembro de la pareja. Cada persona debe ser honesta respecto a lo que está
impidiendo una relación satisfactoria, y practicar las conductas clave para conseguir
esa relación que desea.

Uno de los primeros pasos para aumentar la efectividad de la comunicación en


pareja es especificar lo que le gusta y lo que no del otro. Debe sugerirse comenzar
a hablar de forma clara entre ellos. Incluso habrá temas o situaciones que no
compartan, o que sean incompatibles; sin embargo, sí pueden aprender a tratarlos
para aprenderlos a manejar.

Esto es a veces más difícil de lo que parece. Muchas personas tienen gran dificultad
para expresar claramente sus sentimientos. Sin embargo, si no sabemos expresar
directa y claramente nuestros deseos, sentimientos y emociones, la pareja no tiene
por qué adivinarlos por más que nos conozca. En ese punto es cuando “suponemos”,
y el efecto es el “desengaño”. No se debe confundir la falta de información con la
129
falta de afecto. Por ello es un punto muy importante en la terapia de pareja la
aclaración de supuestos. Muchas parejas suponen que él o ella piensan o sienten
de tal o cual manera y, como se basan en supuestos, entonces especulan sobre
muchos aspectos que no tienen ningún asidero real.

Especifiquemos algunas normas generales para el seguimiento de


la terapia:

• En una pareja con problemas no existe un o una culpable o enfermo. El “paciente”


es la relación que se tejió entre ambos.
• La terapia de pareja está centrada en trabajar el presente ya que
enfocarnos solo en el pasado no lleva a ninguna parte.
• La terapia de pareja implica el compromiso a asistir a las sesiones y la realización
de los acuerdos como requisito para el éxito de dicha terapia.
• La terapia de pareja consiste en proporcionar habilidades de comunicación y
solución de problemas para que cada pareja resuelva de modo autónomo no sólo
sus problemas actuales sino también aquellos que pudieran presentarse en el
futuro.

Como conclusión de este apartado, podemos decir que la terapia de pareja es una
oportunidad, una llave que abre una nueva puerta a un camino de respeto y
comunicación, pero, sobre todo, de amor sincero y maduro para los que conforman
la pareja. Creo que vale la pena darse esa oportunidad y recorrer ese camino
acompañados por alguien que los guíe sin el miedo a ser criticados, culpados o
juzgados, y que simplemente los escuche de forma activa. En la terapia de pareja el
terapeuta es un facilitador que acompaña el cambio pues les permite evaluar qué
elemento está imposibilitando la mejora o el crecimiento personal en la pareja.

3. TÚ HACES QUE YO QUIERA SER MEJOR

En la película Mejor Imposible, se presenta la escena, en que él (Jack Nicholson) le


dice a ella (Helen Hunt): “Tú haces que yo quiera ser mejor persona”. Sería bueno
preguntarse qué tan cierto es esto en una relación matrimonial: habrá parejas que
pueden sacar lo mejor de nosotros o habrá parejas que puedan hacer sacar lo peor.

En muchas relaciones las personas estiman que la pareja elegida suma a la relación.
Lo he escuchado varias veces a lo largo de estos años y me parece importante
tratarlo. Me he preguntado incluso si ese solo hecho sería un buen pronosticador de
cómo iría la relación de pareja.
130
Existen relaciones maritales que son como un barco sin rumbo. Aun cuando
permanecen a flote, pero sin dirección. Sus decisiones se basan primordialmente en
observar qué hacen los demás. Se adaptan a su medio social en cuanto a su modo
de vivir, a la manera de educar a los hijos, o a los valores. “Puesto que los demás lo
hacen, debe estar bien”. Esa es su norma de conducta. Si “todo el mundo” tiene
varias tarjetas de crédito, entonces porqué nosotros no, aunque cada fin de mes no
tengamos cómo pagarla. No han elaborado su propia escala de valores adaptada a
su realidad, y por eso acaban a menudo desilusionados y llenos de problemas.

Es importante entender que solo desde el Adulto se puede decir “no” a las
exigencias del Niño que aspira a algo más grande, mejor y en mayor cantidad para
sentirse mejor. Solo el Adulto es capaz de formular la pregunta: “Si cuatro pares de
zapatos me hacen feliz, ¿me harán más feliz diez pares de zapatos?”. Según refieren
los entendidos, cada incremento en las posesiones o bienes materiales aporta
menos alegría que el anterior inmediato. Si fuese posible reducir a expresión
cuantitativa la alegría, probablemente descubriríamos que comprarnos algo por
primera vez nos causa más alegría que cuando lo compramos en una segunda o
tercera ocasión.

Entonces, la evaluación que hacemos desde el Adulto, de las realidades o de las


necesidades de la familia, puede sopesar si vale la pena o no adquirir determinada
posesión, si la alegría que ese bien aportará compensará las deudas, o la privación
de otras cosas que habrían podido comprarse con aquel dinero. El Adulto puede
también satisfacer la necesidad de gastar del Niño. El Adulto puede determinar si las
adquisiciones son realistas. En cambio, si resultan perjudiciales para la economía
familiar, el Adulto puede verse obligado a decir “no” a las demandas del Niño.

En esta sociedad contemporánea, todos nos debatimos entre tener lo que


necesitamos o lo que queremos para así sentirnos satisfechos. Esto que puede
parecernos, en apariencia, intrascendente, es motivo de profundas divergencias y de
resentimientos en muchos matrimonios, cuando no se maneja apropiadamente.

Por todo lo anterior, creo que un matrimonio debe tener acuerdos claros sobre los
temas que le conciernen, y lo que ellos decidan para su mejor vida en común
señalará su bienestar. Las decisiones acerca de las aficiones, de las posesiones, del
lugar de residencia, y de lo que hay que comprar, deben tomarse según su escala de
valores y con criterios de realidad que son diferentes para cada matrimonio. Será
extremadamente difícil llegar a un acuerdo acerca de esas decisiones si no se han
establecido unos objetivos para el matrimonio.

131
Una pareja en terapia puede aprender a distinguir las diferencias entre el Padre, el
Adulto y el Niño, pero los dos cónyuges siguen en el mismo, llamémosle así “círculo
vicioso” o demandas sociales, sin rumbo definido, pues, a pesar de su nuevo
conocimiento de la realidad, continuarán con sus altibajos y derivando entre
diversiones y juegos.
Lo importante es tener la fuerza necesaria para oponerse a las demandas sociales,
exigiendo algo más que el conocimiento de una cosa: requiere fijarse un rumbo en la
dirección señalada por el Adulto. O se establece un nuevo rumbo o se sigue a la
deriva.

Aquí es donde adquieren importancia para la marcha de un matrimonio las


consideraciones de los valores morales y de la ética. Un marido y una mujer, para
determinar el rumbo de su matrimonio, deben emprender algunas explicaciones
fundamentales acerca de lo que consideran importante.

Estos temas pueden conducir a enfrascarse en discusiones “jurídicas” sin salida, a


menos que sean formuladas por el Adulto, porque aun en este caso son difíciles de
contestar. No basta saber cuáles son las opiniones del Padre y del Niño que están en
desacuerdo, debe haber alguna norma ética que sea aceptada por ambos, que baste
para dar una dirección, un rumbo al matrimonio y que preste valor a todas las
decisiones que sea preciso tomar. Se ha dicho que “amar no consiste en mirarse uno
a otro sino en mirar hacia el exterior, juntos, en la misma dirección”. El Padre y el
Niño de cada cónyuge pueden conducir a una gran divergencia. La convergencia
solo es posible a través del Adulto, pero la meta “exterior” no se puede establecer
sin consideraciones morales y éticas. Una de las preguntas que suelo formular a los
matrimonios que se encuentran en un callejón sin salida y que no saben por dónde
seguir es la siguiente: “¿Qué podemos hacer ahora, por amor?”

Más allá de toda valoración científica, así es como se llega a la posibilidad de


evolucionar hacia algo mejor de lo que ha sido hasta ahora la existencia. ¿En qué
consiste “ser amoroso”? ¿Qué es el amor? ¿Qué significan las palabras “deber” y
“obligación”?

4. BIENESTAR EN LAS RELACIONES DE PAREJA

Antes esto no se hablaba, sin embargo, hoy es más natural hablar más del bienestar
en la relación de pareja. Las distintas orientaciones de la psicología buscan explicar el
comportamiento humano y conseguir su bienestar. Considero que los logros sin
bienestar no tienen sentido y muchas veces se invierte mayor esfuerzo en tener
logros que en buscar el bienestar.

132
La felicidad es disfrutar los momentos de placer y aprender con los momentos de
dolor, que son lecciones. Eso es felicidad. Escucho a parejas que se quejan de no
haber vivido el verdadero amor por falta de coraje, de no haber seguido sus sueños.
Para tener éxito hay que tener metas, pero para ser feliz hay que aprender a serlo
con lo que tenemos en el presente con la persona con la que compartimos nuestra
vida. El problema de muchas parejas es que han dejado de creer que pueden ser
felices con lo que tienen y, por ello, experimentan insatisfacciones.

No necesariamente querer es poder, esa frase no es del todo cierta. Querer no es


poder, hacer es poder, tener la capacidad de hacer es poder. Definir, escoger el
camino y seguir hacia el final, esa es la clave para tener éxito. Por tanto, lo primero es
definir la propia idea del éxito. La definición que uno tenga del éxito marca el
camino, la ruta.

Entonces, interesa comenzar a pensar cómo identificamos que una pareja tiene
bienestar. En ocasiones una pareja puede sentirse físicamente bien, y
psicológicamente también, pero no tiene bienestar. Y a veces hay que decidir si
continuar con esta pareja o no.

¿Cómo es el bienestar en pareja? Las diversas teorías psicológicas u otras existentes


ligan el bienestar a la felicidad. En efecto, cuando nosotros reconocemos que la
pareja es feliz, es porque tiene bienestar. En el Análisis Transaccional se plantea
algunas características para identificarlo:

1° La capacidad que tiene la pareja para disfrutar, es decir, para ponerse en contacto
con el placer con una actitud plena y satisfactoria. No basta solo con sentir placer,
este debe ser pleno y satisfactorio, y vivido en el momento presente, en el aquí y el
ahora.
2° Que las parejas tengan la madurez para enfrentar las vicisitudes que se van a
presentar a lo largo de la vida. Nuestra vida es un continuo de situaciones favorables
y desfavorables, pero lo que capacita a una pareja con bienestar es su madurez
para enfrentar situaciones difíciles con acciones de conducta racionales para buscar
opciones nuevas; y, sobre todo, con la posibilidad de sentir sus emociones hasta
solucionarlas. De esta manera, una pareja puede tomar una acción autónoma de
decisión propia para superarlo.

3° La capacidad de entender y asumir que la vida es un proceso sujeto a cambios y


modificaciones, no es algo estático, ni solo una sucesión de situaciones de felicidad.
La vida es un proceso para el que necesitamos haber desarrollado una capacidad de
autoprotección y autovaloración, y con ese nivel de autovaloración y
133
autoprotección podremos continuar hacia metas determinadas. Conviene a la
pareja entender que cada meta es importante, pero más importante es aún el
proceso mismo para llegar a ella.

Estos tres elementos pueden no darse en las parejas, que tendrán dificultades para
disfrutar, y por ello se boicotean, evitando sentir placer.

El siguiente caso es muy similar a otras historias que suelo escuchar:

La esposa fue quien solicitó la cita para ellos aduciendo que no entendía qué
sucedía con su esposo y esto le preocupaba; que en su hogar no existían mayores
problemas y que incluso ella veía a sus dos hijos felices y cómodos. Fue una
conversación que sostuvo con su esposo lo que motivó la presencia de ambos en la
sesión. Él tenía 51 años y llevaban 23 años casados.
En la reunión a solas, reconoció que su esposa no lo llenaba y que, en realidad,
nunca se sintió satisfecho del todo con ella. Cree que se equivocó al casarse con ella
y está pensando en tomar decisiones de las que su esposa no está enterada todavía.

Consideraba que si él se hubiera casado con una exnovia suya su felicidad sí hubiera
sido plena. Y así se mantenía pensando buena parte del tiempo en una especie de
ensoñación, con la idea de la pareja ideal que tuvo en un tiempo y que por bobo
perdió.
A pesar de la experiencia con tantas parejas, no pude evitar sorprenderme ante el
hecho de cómo un inteligente varón, profesional con muchos logros, pudiera estar
pensando así.
Decía no sentirse feliz con su matrimonio, pero al preguntarle por las razones no
alcanzaba a señalar alguna con validez u objetividad. Incluso al señalar el tema
sexual entre ambos, reconocía que sus experiencias eran medianamente
satisfactorias. Manifestaba que su esposa no era como él hubiera querido que
fuera, pues no se entusiasmaba por cosas que a él sí le entusiasmaban. No se sentía
comprendido por ella y tal vez ella no lo quería tanto.
Así este señor evaluaba su situación actual y experimentaba, según él lo identificó,
sentimientos de insatisfacción en su matrimonio. Debo señalar a favor de él que
sufría por lo que pensaba y no era feliz sintiendo lo que sentía. Pero también él creía
que las cosas sucedían tal y como las veía, teñidas siempre por su subjetividad.

Llamemos a este personaje Javier, quien, desde niño, a temprana edad, necesito
ajustarse al ambiente regido por sus figuras significativas quienes fueron las que
establecieron el “debes” y el “no debes”; información que él aceptó en razón de la

134
necesidad de supervivencia. Sus decisiones dependieron así del entorno familiar que
al tener todavía poco desarrollo se condujo con un pensamiento mágico y no lógico
para evaluar su realidad.

Continuemos con este caso, como decía Berne todos tenemos un Guion que nos
puede señalar, “Quién soy yo”, “Qué hago en este mundo”, “Quiénes son los que
me rodean”. Habiendo recibido una formación familiar e influencia social, de algún
modo tomamos decisiones, en base a grabaciones impresas en nuestra memoria
relacionada con nuestra identidad que incluye formas de pensar, de sentir, de
actuar, dirigiendo entre otros, nuestro modo de hacer pareja.
Este varón no se permite evaluar los aspectos positivos de su relación marital a lo
largo de estos años. Regresa constantemente al pasado, a lo vivido en su etapa
juvenil con una expareja en vez de vivir el presente, que es tan importante. Como lo
entendemos en el Análisis Transaccional prefería verlo desde su Niño y fallaba en su
criterio de realidad desde su Adulto.

El caso descrito brevemente es un buen ejemplo de cómo una persona se boicotea


para no disfrutar el presente. En lugar de vivir y ponerse en contacto con el aquí y el
ahora, comienza a comparar con lo que pasó o con lo que podría pasar; de esa
manera no disfruta. Al ponernos en el pasado, lo que hacemos no es más que revivir
situaciones que están ligadas a veces a decisiones tomadas sobre todo en nuestra
infancia e imágenes y juicios primarios en nuestro aprendizaje; por ello, no nos
permitimos disfrutar.

En el caso expuesto, aun cuando sean las personas mayores, continúan viviendo
desde su argumento, siguiendo así una motivación infantil. Esta es la razón por la que
las personas a menudo manifiestan que se sienten cómodas y continúan
comportándose con las mismas actitudes que reconocen perjudiciales para sí. Así
sin darse cuenta de ello, están actuando la creencia de que el modo en el cual se
está comportando, aunque sea doloroso, es más seguro y no tan malo como lo
desconocido que me podría suceder si cambiara mi conducta.

Otra forma de boicotear esta opción de bienestar es cuando una pareja hace frente
a una dificultad; entonces necesita adaptarse para hacer frente a esta nueva
situación y resolver a través de alguna acción para replantear nuevamente la
posibilidad de tener el transcurso de su propia vida en bienestar. Para ello utilizamos
nuestra razón, nuestras emociones y algunas conductas.

Soy un convencido de que, ante las situaciones dolorosas que experimentamos en la


vida, es muy importante vivir el dolor, sentirlo y llorarlo para fortalecer nuestro ser,
pero sostener este dolor a lo largo del tiempo realmente no tiene sentido. Pues es
135
crearnos un malestar para toda mi vida.

Finalmente, una forma de cómo nos boicoteamos es creer, reiterando lo dicho


anteriormente, que la vida es una serie de acontecimientos solo favorables, de hechos
bonitos, rosaditos y nada más. Las parejas que no tienen bienestar actúan estando
más pendientes de lo que pierden que de lo que ganan. Le damos tanta importancia
a la meta que si no la conseguimos ya la vida no tiene sentido, como si todo lo
hecho por alcanzarla no hubiera servido de nada. Así, por ejemplo, juntan y juntan
dinero para su vejez, se privan de tantas cosas importantes para sí en su momento y
todo por esa meta, y después pierden la salud o fallecen. Era su meta no disfrutar,
no tener bienestar. De esta manera, se están perdiendo la posibilidad de hacer su
vida con disfrute.

Un ejemplo muy ilustrativo al respecto que se lo escuche a mi maestro el Dr. Rafael


Junchaya, podría ser ir a un buen restaurante, pedir la lista, elegirlo que quiere y
decidirse a comer un rico plato como un delicioso manjar. Cuando se encuentra
deleitando su sabroso manjar, la persona se pone a pensar: “Este plato esta bueno…
pero el que comí el mes pasado en el otro restaurante, estaba mucho mejor, no se
compara”. Entonces la persona no disfruta lo que está comiendo por pensar en lo que
está perdiendo.

Es así que cuando una pareja se plantea metas en su vida y, por ejemplo, considera
que la meta es lo más importante, y no el transcurso, es capaz de hacer sacrificios
enormes, para que algún día, algún día... lo logre. Me parece estar escuchándolo en la
terapia: “¡Sí Julio! cuando lo logre, ese día será el mejor día de mi vida”. Francamente
cuando lo escucho yo sé que eso no será así, pues no tiene que ver solo con lo que se
propone la persona o con lo que logre, sino con la persona misma.

Lo interesante es que esa actitud genera una situación propia de malestar, no de


bienestar. Preguntémonos: ¿Esta meta en realidad tiene un fundamento real? ¿Será
para provecho nuestro o más bien es una respuesta emocional? Reitero que una de
las cosas en que fallan más las parejas es en el criterio de realidad. Muchas de las
cosas que nosotros vemos en el fracaso de nuestras metas como parejas, son
porque sencillamente hay más de contenidos emocionales que de contenidos
reales, es que estas son planteadas desde el estado Niño del Yo.

En todo caso, toda meta es una opción para tener un resultado favorable, pero
también una posibilidad de conseguir un resultado desfavorable. A veces las
personas no lo piensan así. Es cierto que cuando yo logre mi meta va a ser muy
satisfactorio para mí y va a permitirme recursos para seguir en el transcurso de mi
vida. Pero si no es así puedo creer que ya mi vida termina. Cuando fijamos una

136
meta, no solamente nos plantearemos qué es lo que vamos a lograr después y cómo
vamos a seguir, sino también, qué voy a hacer si es que no resulta.

Entre los diversos elementos que en el Análisis Transaccional se consideran


importantes para la vida en pareja, dos de ellos son fundamentales para el
fortalecimiento de estas relaciones:

1° La capacidad de Disfrute. Entiendo que el sentido de la vida no es más que eso,


disfrutar la vida y para lograrlo la persona deberá afirmar en el día a día, que el
sentido de su vida es disfrutar. Cuando una persona disfruta su vida, le da sentido.
Es importantísima esta capacidad de disfrutar, pues señala una razón del sentido de
la vida.

2° El otro elemento es la Autonomía. Sin ella no puede tener la opción de disfrutar.


Vivirá siempre en una situación de su propia crítica interna y esta propia crítica interna,
relacionada con situaciones que no resolvió de su pasado, lo cual impedirá el vivir en
bienestar.

Particularmente, considero que lo más importante para cualquier pareja en su


relación es el bienestar en el sentido más amplio. En la medida que una pareja
fortalezca su ser de cada uno de ellos, podrá aprender a tomar las distintas opciones
para crecer y así evaluar aquello que necesita tener, para su vivir.

137
APÉNDICE A
DIAGNÓSTICO CONDUCTUAL DE LOS ESTADOS DEL YO
Para que se conozca mejor, a continuación, marque usted en cada recuadro lo que
mejor lo caracteriza.

COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI


NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Amenaza
Castiga
Critica
Exige
Grita
Persigue
Prejuzga
Impone
No escucha
Es
sarcástico

COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI


NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Aconseja
Consiente
Anima
Premia
No se da
gusto
Sufre por
otros
Se sacrifica por los
demás
Hace la tarea de
otros
Da permiso
Primero son los
demás

COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI


NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Acepta sus
errores

138
Dialoga
Escucha
Es tolerante
Está
informado
Es
ordenado
Programa
Piensa antes de
actuar
Sugiere
Toma
decisiones

COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI


NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Es alegre
Es sensitivo
Es creativo
Es curioso
Es
entusiasta
Es
espontáneo
Es idealista
Es intuitivo
Es optimista
Se
compromet
e

139
COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI
NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Se siente
asustado
Deprimido
Indeciso
Inseguro
Confundido
Solo
Tímido
Vergonzoso
Miedoso
Callado

COMPORTAMIE CASI POCAS A MUCHAS CASI


NTO NUNCA VECES VECES VECES SIEMPRE
Agresivo
Celoso
Contreras
Envidioso
Pleitista
Resentido
Vengativo
Culpa a
otros
Tiene
rabieta
Rivalidad

Fuente: Lazarus, Arnold (1986). Mitos Maritales.


Traducción de Roberto Kertész.

140
Luego proceda a sombrear en el gráfico de barras. Ahora visualícese como se
PC PP A NL NS NR
identifica
25 su
personalidad.
24
23
22
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
PC PP A NL NS NR

C 0.5 MV 2
N
P 1 CS 2
V .
5
A 1.5
V

Luego sume el puntaje tomando en cuenta que los puntajes que van desde 0.5, 1,
1.5, 2, a
2.5 como está indicado más abajo. Proceda a diagramarlo en el modelo. Tome en
cuenta que el 1er recuadro corresponde a PADRE CRITICO, el 2do a PADRE
PROTECTOR, el 3ero a ADULTO, el 4to a NIÑO LIBRE, el 5to a NIÑO SUMISO, el 6to
NIÑO REBELDE.

Este esquema sería el ideal, el esperado, sobre los diversos Estados del Yo

PC PP A NL NS NR
25
24
23
22
21
20
19
18
17
16
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
PC PP A NL NS NR
Recuerde estas pautas:

143
APÉNDICE B ALGUNAS PAUTAS

144
aprendan a subordinar algunos de sus deseos individuales en aras de la
convivencia. Si no se obtienen acuerdos y concesiones mutuas, se pueden garantizar
los encontronazos. Si se requieren demasiadas concesiones, por otra parte, la
pareja tiende a separarse. Si se dedica
• En la mayoría de los matrimonios exitosos, los cónyuges no viven juntitos y
pegaditos, todo el tiempo, sino que aceptan tiempos importantes de libertad y
espacios mutuos.
• Los casados exitosos desean el afecto conyugal en vez de la excitación
romántica y se respetan lo suficiente como para darse cuenta de que es necesaria
cierta dedicación para mantener interesada a la otra persona.
• Los cónyuges inteligentes no se dan por satisfechos; viven con un algo de
inseguridad y se perciben mutuamente como capaces de atraer y ser atraídos por
otros.
• Los matrimonios felices se afirman sobre la capacidad de negociar, transigir y
evitar roles rígidos o imperativos categóricos. Esto presupone un grado de madurez,
donde ambos aceptan responsabilidad por su propia felicidad.
• En las uniones exitosas no hay lectura de la mente (por ejemplo, decir al otro lo
que está pensando o sintiendo) ni intentos de reconstruir el uno al otro (por
ejemplo, tratar de “convertirlo o convertirla” en una persona mejor).

Uno más uno es igual a…


Si un matrimonio ha de lograr éxito y seguir exitoso, es esencial la
unidad a lo largo de varias dimensiones:

• Unidad de metas. La compatibilidad presupone algunas actitudes similares, al


menos en los aspectos esenciales de la vida compartida. El modo en que los
cónyuges actúan entre sí, con sus hijos, otros miembros de la familia y los extraños,
debe ser mutuamente aceptable.
• Unidad en la convivencia: La forma en que se administra el tiempo tiene un
fuerte impacto en el matrimonio. No existen dos individuos con personalidades
idénticas: por eso es esencial que las parejas

145
demasiado tiempo al logro de ambiciones personales, es probable el fracaso
marital.
• Unidad de actividades: Es necesario algún acuerdo sobre las actividades
recreacionales, educacionales, religiosas y económicas. Sin intereses comunes, se
generan tensiones y se tiende a la desorganización. A menos que los intereses y
actividades individuales del esposo y la esposa se integren algo, no es posible
alcanzar una unión exitosa. Todos necesitan emplear muchos recursos para
desarrollar una relación matrimonial satisfactoria. Cuanto más similares sean los
intereses de la pareja, más fácil les será alcanzar metas mutuamente agradables.

Fuente: Lazarus, Arnold (1986). Mitos Maritales.


Traducción de Roberto Kertész.

146
APÉNDICE C
CUESTIONARIO DE SATISFACCION MARITAL

Las relaciones maritales son instituciones complejas. Para mejorar su calidad, es útil
dar un vistazo sistemático a su funcionamiento. El siguiente cuestionario es una guía
general para evaluar cómo están como parejas.

Puntaje:
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
Satisfecho Mitad sí Mitad no Insatisfecho

Después de cada pregunta, tenga a bien anotar el número que más se aproxime a su
opinión actual sobre su matrimonio o su pareja: Estoy:

1. Satisfecho/a con la cantidad de tiempo que hablamos (…)


2. Contento/a con los amigos que compartimos (…)
3. Satisfecho/a con nuestra relación sexual. (…)
4. De acuerdo con la cantidad de tiempo que pasamos en el trabajo y en
casa (…)
5. De acuerdo con la manera en que gastamos el dinero. (…)
6. Satisfecho/a con tu desempeño como padre/madre (Esto se refiere al estilo de
comunicación de su cónyuge con sus hijos. Si no tiene hijos, marque su grado de
satisfacción al respecto). (…)
7. Opino que “estas de mi lado”. (…)
8. Satisfecho/a con nuestro tipo de diversiones (ej. deporte, vacaciones,
salidas). (…)
9. Básicamente de acuerdo con tus puntos de vista sobre la vida en general (por
ejemplo, valores, actitudes, religión, creencias políticas, etc.). (…)
10. Generalmente contento/a con la forma en que te vinculas con tu familia (Esto
se refiere a los padres, hermanos, etc. de su pareja). (…)
11. Generalmente contento/a con las formas en que te vinculas con miembros de
mi familia (esto se refiere a sus propios padres, hermanos, etc.) (…)
12. Satisfecho/a con tus hábitos en general, tus manierismos, y aspecto
global. (…)

Sume su puntaje total: 84 y más significa que Ud. tiene un matrimonio


MUY BUENO.

Entre 72 y 83 refleja sentimiento e interacciones SATISFACTORIAS A


BUENAS

De 61 A 71 sugiere que Ud. necesita hacer algunos cambios básicos. Por debajo de

60 indica un nivel BAJO de satisfacción marital

Un participante puede haber calificado a su matrimonio en más de 84 puntos, pero


reflejando uno o dos ítems en el grado 3, 2, 1 o hasta cero. Claramente, cualquier
ítem que se ubique en la zona “insatisfactoria” necesita atención específica.

Los matrimonios arruinados a veces piden terapia de divorcio para poder separarse
amigablemente. (Una pareja que obtuvo un total de 14 puntos combinados _ la
esposa marco 6 y el marido 8. Usualmente, la gente con niveles de satisfacción tan
bajos no consulta terapeutas, ya tienen decisiones tomadas.)

A pesar de esto, se puede mejorar muchos matrimonios a fin de que sus integrantes
experimenten más placer que sufrimientos. Aquellos que creen que no se puede
hacer nada para mejorar un mal matrimonio, suelen estar equivocados. Es difícil,
pero no imposible, transformar un matrimonio con problemas en uno en el cual se
aprendan a manejar los problemas.

Fuente: Lazarus, Arnold (1986). Mitos Maritales.


Traducción de Roberto Kertész.
APÉNDICE D
TAREAS PARA TRABAJAR EN PAREJA

La Técnica del Triple Aumento


Se solicita a la pareja que hagan una lista de tres conductas específicas que desearía
que su esposa/o aumente. (Los requerimientos se expresan en términos de
aumentos en vez de disminuciones, para que se puedan llevar a cabo más
positivamente). La diferencia es evidente al comparar las dos preguntas siguientes:
“¿Por qué no dejas de comerte las uñas, para que tus manos no estén tan
feas?”
“¿Por qué no aumentas el largo de tus uñas, para que tus manos se vean más
atractivas?”
La primera pregunta suena muy crítica; la segunda tiene resonancias más
positivas.
Frases como “Querría que aumente su nivel de comunicación” o “Me gustaría que
aumente su interés y solicitud” son demasiado nebulosas. Deben expresarse en
términos de conductas específicas (observables). Por ejemplo: “Me gustaría
aumentar el tiempo que conversamos después de la cena, de cinco a quince
minutos”. “Cuando vuelvo a casa del trabajo, quisiera que aumentes el número de
veces que me recibes con un abrazo y un beso”. Aquí siguen las listas confeccionadas
por una de las parejas:

Quiero que Juan aumente:


1) La cantidad de tiempo que dedica a ayudar a los chicos con los
deberes.
2) El número de días que vuelve del trabajo antes de las seis y
media.
3) El número de veces que está dispuesto a que nos acariciemos sin
tener sexo necesariamente.

Quiero que María aumente:


1) El número de veces que cocina una cena caliente
2) Las ocasiones en que invita a mis padres a casa.
3) El tiempo que me acompaña en mis quehaceres en vez de ver
televisión.

149
Después de que cada participante haya compilado la lista, el primer paso es
preguntar si los ítems específicos son aceptables para el otro. Si no es así, deben ser
modificados. Cuando la pareja concuerda en que los pedidos específicos son
razonables, la atención pasa a la implementación de cada punto. En el caso anterior,
se le pedirá a Juan que especifique exactamente cuánto tiempo está dispuesto a
dedicar para ayudar a sus hijos con los deberes. Luego se le pida que escriba su
compromiso “Concuerdo en dedicar de treinta a cuarenta minutos, tres noches por
semanas, para ayudar a los chicos en sus tareas”. “Estaré en casa antes de las seis y
media por lo menos dos veces por semana”.
A veces, las parejas prefieren las compensaciones. “Si llegas a casa antes de las seis
y media por lo menos tres veces por semana, acepto invitar a tus padres los fines de
semana”.
La Técnica del Triple Aumento provee seis conductas importantes para ser incluidas
en el guion marital. Esto resulta generalmente en niveles mayores de satisfacción.
Este procedimiento puede ser adoptado como un ejercicio de auto-ayuda por
parejas que están auténticamente comprometidas a trabajar cooperativamente en
la relación. Vale la pena ensayarlo.

Lo Recomienda el Psicólogo
Otra simple táctica que demuestra ser efectiva con muchas de las parejas en terapia
marital. Se llama Cenas Recetadas. Literalmente separen una noche por mes para
salir a cenar –los dos solos. No hace falta que sea algo costoso- un simple
restaurante o un lonche sirven. Lo importante es que vean esta noche como una cita
fija, un compromiso definitivo, tendrían que tener una razón extremadamente
válida para cancelar o postergar cualquier cena recetada. Les digo: “Después de la
cena, quiero que se imaginen que están en una cita o en pleno noviazgo. Así, se van
a disponer a actuar en la forma más agradable y estimulante que sea posible. Ese
no es lugar para pelear o discutir problemas. Es el momento para el disfrute y el
apoyo mutuos”. Esta táctica es especialmente apta para parejas ocupadas, cuyas
discordias maritales se originan principalmente en que ambas están demasiado
ocupadas para compartir el tiempo suficiente.

Comunicación por Tiempos Limitados


Reserve por lo menos una reunión, de cuarentaicinco minutos, con su pareja, cada
semana, durante el mes próximo. Estas sesiones habrán de ser tomadas

150
muy en serio y enfocadas como prioritarias. Idealmente, para derivar el máximo
beneficio de este ejercicio, Ud. necesita – un lugar tranquilo donde no serán
interrumpidos; un reloj de alarma; lapicero, papel.
Elijan con una moneda quién hablará primero. Ponga la alarma para cinco minutos.
Durante estos cinco minutos, el que habla discute cualquier tema que le plazca. El
oyente no puede interrumpir. Puede tomar notas para preparar clarificar o refutar,
pero no debe emitir palabra hasta que transcurran los cinco minutos y suene la
alarma (a menos que el otro diga “Terminé por ahora”).
Cuando suene la alarma, el que habla debe interrumpir inmediatamente lo que
está diciendo, sea lo que fuere. En ese punto, el oyente parafrasea (repite la
esencia) del mensaje del locutor. Si el locutor no está satisfecho con la
realimentación del oyente dice: “No lo captaste bien del todo” y pasa a explicar al
oyente lo que no funcionó. El oyente parafrasea una y otra vez hasta que el locutor
queda satisfecho. Una vez que el locutor siente que ha sido escuchado y entendido
apropiadamente, dice: “Gracias por escucharme”. Entonces se coloca la alarma para
otros cinco minutos y el previo oyente es ahora el locutor, bajo las mismas normas.
En una sesión cada participante tiene usualmente varias oportunidades separadas
para hablar. Si el paráfrasis es bueno, las parejas pueden tomarse un par de minutos
extra, disponiendo cada uno de los tres periodos para hablar y escuchar. Al final de
la sesión, es importante abrazarse y abandonar toda discusión adicional de los temas
que surgieron, hasta la próxima reunión prefijada.
No se recomienda más de sesenta minutos. Es necesario limitar el tiempo de estos
diálogos para evitar los interminables debates con críticas en que caen ciertas
parejas. Por otra parte, observe que muchos tienden a necesitar menos tiempo para
hablar y ser oídos después de adherirse a las reglas básicas durante varias semanas.
La idea es mejorar la comunicación en la pareja.

Fuente: Lazarus, Arnold (1986). Mitos Maritales. Argentina: IPPEM,


Traducción de Roberto Kertész.

151
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