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democrática?
2) En el marco de la década del '90: ¿cuáles fueron las características del discurso
neoliberal en educación?
3) ¿Cuál fue la impronta del período político abierto tras la crisis social del 2.001?
El gobierno radical, con Raúl Alfonsín como presidente, se encontró con un sistema caracterizado
por un alto nivel de discriminación y autoritarismo, y con evidentes signos de segmentación entre
los trayectos escolares de los estudiantes de clase media y alta, con respecto a aquellos que
provenían de los sectores populares. Como producto del desfinanciamiento y de las políticas
regresivas implementadas durante la dictadura, las problemáticas educativas "históricas" en torno
a variables como el analfabetismo, la deserción escolar y la infraestructura edilicia se agudizaron
respecto de la década anterior. Frente a dicho escenario, los principales ejes de la política
educativa del gobierno se estructuraron en torno a tres líneas de acción:
Mientras todo esto sucedía, el conflicto docente llegaba a las calles. Desde 1985, la CTERA llevó
adelante planes de lucha que incluían la realización de paros nacionales por 24 y 48 horas. Los
reclamos efectuados por la Central docente buscaban unificar las condiciones laborales en el nivel
nacional, establecer un nomenclador salarial único, convocar a paritarias tomando como marco de
referencia los derechos laborales establecidos en el Estatuto del Docente y asignar partidas
extraordinarias del presupuesto nacional para ayudar a las provincias a financiar el aumento
salarial.
Entre 1987 y 1989, una serie de acontecimientos políticos aceleraron los tiempos electorales y
Alfonsín debió convocar de manera anticipada a elecciones nacionales. Lo que se estaba por
precipitar no era solo un cambio de gobierno, sino el de toda una época.
El adelanto de las elecciones nacionales y la salida anticipada de Raúl Alfonsín del gobierno se
produjeron en un contexto de fuerte desestabilización económica y pujas por el poder. Con el
triunfo del candidato del Partido Justicialista Carlos Saúl Menem (1989-1999), se inauguró un
nuevo ciclo histórico en la Argentina denominado: NEOLIBERALISMO.
La estrategia para acercar una educación de "calidad para todos" requería reemplazar el antiguo
criterio de igualdad por el de equidad. Mientras que la noción de igualdad presupone un alcance
universal que garantiza un piso común de derechos, el concepto de equidad es mucho más
flexible. La equidad permite ponderar las estrategias a través de las cuales se distribuyen los
recursos. La equidad es, en este sentido, una estrategia compensatoria y no un instrumento de
justicia social.
1. la incorporación de bibliotecas,
2. el tiempo de instrucción,
3. las tareas en casa,
4. los libros de texto,
5. el conocimiento del profesor,
6. la experiencia del profesor,
7. la presencia de laboratorios,
8. el salario del profesor
9. el tamaño de la clase.
Ahora bien, esta situación no debe inducirnos a pensar que el Estado nacional se desentendió por
completo del control del sistema educativo. De hecho, los mismos organismos internacionales que
aconsejaban descentralizar y otorgar autonomía a las instituciones educativas, también promovían
la recentralización de un conjunto de funciones, que debían quedar bajo la égida del gobierno
nacional. Por ejemplo: fijar los estándares mínimos de los contenidos a enseñar, facilitar los
insumos que influyen sobre el rendimiento escolar, adoptar estrategias para la adquisición y el uso
de dichos insumos y monitorear el desempeño escolar.
Otro aspecto importante del discurso neoliberal, fue la sanción de la Ley Federal de Educación.
Según Adriana Puiggrós, "el argumento central que sostiene a las políticas educativas neoliberales
es que los grandes sistemas escolares son ineficientes, inequitativos y sus productos de baja
calidad". Las reformas pueden tener diferentes orígenes y alcances: pueden comenzar por
ensayarse en el marco de un aula, para luego replicar esa experiencia en otros espacios; también
pueden ser implementadas en una determinada jurisdicción o en un conjunto acotado de
instituciones para poder evaluar sus beneficios o bien los nuevos problemas que puedan generar;
finalmente, una reforma puede aplicarse al conjunto del sistema educativo, comenzando por la
sanción de una nueva ley que regule y ordene el perfil de sus instituciones y de los actores que
intervienen en ella. Precisamente fue este último punto el camino elegido por el neoliberalismo.
La sanción de la Ley Federal de Educación se produjo en el marco del primer ciclo de reformas. Su
tratamiento se efectuó ajustándose a los plazos técnicos y políticos, sin considerar los tiempos
pedagógicos y de espaldas a los sindicatos docentes y la comunidad educativa. La Ley Federal de
Educación fue el resultado de un acuerdo de cúpulas. Se trató de la primera ley orgánica de
educación de la Argentina: reguló la estructura académica del sistema educativo desde el nivel
inicial hasta el universitario; extendió la obligatoriedad escolar a 10 años e introdujo una nueva
estructura académica: instituyó el nivel inicial de un modo similar a la anterior, pero haciendo
obligatoria la sala de 5 años; transformó el nivel primario en Educación General Básica (EGB) de
nueve años obligatorios y reemplazó la escuela media por el polimodal, de tres años, no
obligatorios y con diferentes modalidades.
El proceso de sanción de la Ley presentó, según Norma Paviglianiti, dos características adicionales.
En primer lugar, la reforma se efectuó desconociendo el estado de situación socioeducativa
nacional, caracterizado por la segmentación del sistema educativo en dos circuitos escolares
fuertemente diferenciados. En segundo lugar, la Ley favoreció al sector privado, pues, por un lado,
estableció el carácter público de la educación, que sólo se diferenciaba según el tipo de gestión
(estatal o privada); y por otro, reconoció a la Iglesia como agente natural de la educación,
otorgándole el lugar por el cual aquella había bregado a lo largo de un siglo. Finalmente, la Ley
sólo garantizó de modo explícito la gratuidad de la educación primaria y secundaria, excluyendo la
universitaria y dejando abierta la posibilidad de que tuviera que generar sus propios ingresos para
poder sostenerse.
La legitimidad con la que contó la Ley fue, desde un primer momento, extremadamente débil y
pronto mostró sus límites. Los sindicatos docentes protagonizaron numerosas movilizaciones en
contra de las políticas de ajuste y las reformas impuestas desde arriba, en tanto afectaban
seriamente el derecho a la educación pública.
Aun así, hubo momentos destacables en el proceso de reformas. Myriam Feidfeber destaca tres
grandes programas llevados adelante: el establecimiento de mecanismos de evaluación del
rendimiento educativo, el desarrollo de estrategias focalizadas de apoyo educativo y la producción
de estadística educativa.
A estos programas debemos sumar la elaboración de una nueva propuesta curricular y las políticas
destinadas a la formación docente. La reformulación de los contenidos curriculares constituye, sin
duda, una de las acciones más importantes con relación a la determinación de los saberes
vigentes, estableciendo cuáles son los conocimientos que deben impartirse a lo largo de la
escolaridad básica.
Si bien la corriente neoliberalista trajo consigo una cantidad de reformas, la crisis del 2001
comenzó a clausurar el ciclo de las reformas neoliberales, exponiendo las consecuencias sociales
de las políticas que se implementaron durante los años 90.
El 19 y 20 de diciembre de 200 1 tuvo lugar una rebelión popular que produjo la renuncia del
presidente De la Rúa. Durante aquella jornada, las fuerzas represivas se cobraron la vida de 39
personas, aproximadamente.
Las enormes dificultades que atravesó nuestro país, presentaba cierto correlato con la situación
que vivían diversos países de la región. Dentro de ese contexto y en el marco de dinámicas
políticas, culturales y económicas, hay que ubicar el proceso de transformación que tuvo lugar en
la Argentina a partir de 2003.
Las medidas adoptadas desde entonces procuraron recomponer la capacidad de gestión política
del Estado frente a un escenario de enormes necesidades sociales. En el caso de la educación, la
sanción de Ley 26.20 6 de Educación Nacional se inscribió en un nuevo ciclo histórico.
Previamente, fueron sancionadas un conjunto de leyes con el objetivo de regular situaciones
específicas: la ley 25.864 (2003) estableció un mínimo de 180 días de clase; la ley 26.058 (2005), de
Educación Técnico Profesional, recuperó la especificidad de la educación técnica; la ley 26.075
(2005), de Financiamiento Educativo, garantizó un presupuesto no menor al 6% del Producto
Bruto Interno; y la Ley 26.150, de Educación Sexual Integral, contribuyó a la formación armónica
de las personas.
En el comienzo de las sesiones ordinarias del Congreso del 2006, el presidente Néstor Kirchner
sostuvo que, en el transcurso de un año, se sancionaría una nueva Ley de Educación que derogaría
la vigente. Entre sus postulados se propuso cerrar el ciclo de las reformas educativas neoliberales,
volver a instituir el carácter nacional del sistema de educación pública, recuperar la especificidad
de la formación técnica y garantizar un mínimo de escolaridad, así como establecer un incremento
sustantivo en el financiamiento de la educación.
El Estado no fue el único actor que comenzó a instalar nuevos fundamentos y se interesó por
rediscutir las políticas educativas implementadas durante los '90. La sociedad civil contribuyó
enormemente a pensar y construir nuevas alternativas para la formación de niños, jóvenes y
adultos. Entre otras iniciativas, diferentes movimientos sociales, grupos barriales, piqueteros u
organizaciones estudiantiles de origen universitario, gestaron una modalidad de enseñanza a la
que bautizaron con el nombre de bachilleratos populares.
Junto con la multiplicidad de acciones educativas que llevan adelante estos grupos, también es
importante hacer mención a la participación a través de diversas modalidades de educación
popular (recreativas, de alfabetización, de concientización ciudadana o relativos a la preservación
del medio ambiente, entre otras), de diferentes grupos políticos, religiosos y culturales, que
trabajan en barrios, villas, en contextos de encierro, etc. En estas acciones, creemos, se cifran
algunas de las tradiciones y legados más ricos que la sociedad argentina concibió a lo largo de un
siglo de experiencias, como instancias para la formación de la comunidad.