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POLÍTICA EDUCACIONAL

A. Teniendo en cuenta el sentido que adquiere la gestión institucional durante el Estado Social en su
etapa Burocrático- Autoritaria y durante el Estado Neoliberal en los ’90, elabore un listado de 10
hechos importantes vinculados a las políticas educacionales de cada época. 20 puntos.

Políticas educativas: del estado burocrático-autoritario a la reapertura democrática: hechos más


importantes.

1. Sanción de la Ley Orgánica de Educación.


2. Reforma Educativa. (1969)
3. Se prioriza el nivel primario y la Educación de adultos con el Plan Trienal de Perón.
4. Proyecto de Ley nacional de Educación Común. (1973)
5. En 1978 comienza el proceso de descentralización educativa.
6. Se realiza el Congreso Pedagógico Nacional

Hechos importantes durante el Estado Neoliberal:

7. Ley federal de Educación.


8. Ley de transferencia Educativa.
9. Ley de Educación Superior.
10. Se incorporan Organismos Internacionales como la UNESCO, el Banco Mundial, el Cepal, etc.

B. Elija al menos cinco de los hechos mencionados en la actividad anterior y defínalos expresando
articulaciones, continuidades o rupturas, tensiones y/o contradicciones entre las diferentes etapas. 30
puntos.

 Sanción de la Ley Orgánica de Educación: pronto se dejó de lado ya que los documentos
oficiales delataron que los factores determinantes de la ineficacia del sistema educativo sólo
podía contrarrestarse a través de una reforma educativa global, que substituyera el modelo
vigente con una visión prospectiva.

Al instrumentar la sanción de dicha ley, la política educativa nacional se orientaba a la tarea de


sumar conocimientos que a integrarlos en una escala de valores.
 Reforma Educativa. (1969) cuyos objetivos principales giraron en torno a la universalización y
democratización de la enseñanza, integración nacional y social, modernización e integración de
sistema educativo, intensificación y generalización de la capacitación profesional y técnica,
adecuación al proceso de desarrollo económico y social, descentralización de la conducción y
administración del sistema escolar.

Esta reforma se consideró en un programa que abarcaría la nación entera y se traduciría en leyes
parciales, decretos, planes, resoluciones y creaciones para lograr la flexibilidad y adecuación a las
exigencias y los puntos de vista provinciales y regionales.

Sin embargo, la reforma recibió críticas vinculadas al olvido de los problemas principales: la deserción y el
analfabetismo. Fundamentalmente se criticó la estrategia, el modo y la oportunidad de llevar a cabo la reforma
debido al costo económico, el carácter esencialmente administrativo y el desconocimiento del proceso de
reforma por parte de la opinión pública.

 Se prioriza el nivel primario y la Educación de adultos con el Plan Trienal de Perón. El Plan Trienal de
Perón priorizó la expansión del nivel primario y la educación de adultos, complementadas con un
conjunto de estrategias sociales como planes alimentarios, sanitarios, etc.

 Proyecto de Ley nacional de Educación Común. (1973)

En 1978 comienza el proceso de descentralización educativa. comienza un proceso de


descentralización educativa a partir de la transferencia de las escuelas primarias nacionales, creadas a
partir de la Ley Lainez en 1905, a las provincias de manera autoritaria, justificándose en términos
político-administrativos y curriculares. La transferencia fue impuesta por la nación sin consultar a las
provincias y fue patrocinada exclusivamente por el gobierno central, siendo el promotor, un gobierno
de facto.

Fue así que las políticas educativas definidas en este período se abocaron a la conducción de la transferencia
de las escuelas primarias y el Estado Nacional se desprendió de una importante porción de sus anteriores
responsabilidades respecto a la educación.

Como consecuencia de la transferencia, aumentó la segmentación interna del sistema dándose diferentes
niveles de remuneración docente para iguales funciones, también se acentuó la desarticulación que
presentaba el gobierno del nivel en las distintas jurisdicciones. Tampoco se resolvieron otras cuestiones como
la burocratización del gobierno y la necesidad de crear mejores vías administrativas para la regionalización del
currículum.

En síntesis, el proceso de transferencia fue aplicado en un contexto de crisis económica, conflictos


intragubernamentales y congelación política, lo que contribuyó a formar un Sistema Educativo caracterizado
por un gobierno burocrático sin participación los de docentes y la comunidad, disminución y segmentación
educativa, desarticulación docente, heterogeneidad en la calidad del servicio educativo y vaciamiento de
contenidos.

 Ley federal de Educación. La reforma educativa en la Argentina se inicia formalmente con la sanción
de la Ley Nº 24.195, llamada Ley Federal de Educación, en el mes de abril del año 1993. Este
instrumento legal reemplazó a la ley 1420, del año 1884, que estructuró el primer desarrollo del
sistema educativo formal del país. Si bien la discusión acerca de la conveniencia de renovar el marco
normativo de la educación nacional ya había comenzado hacía mucho tiempo, la restauración
democrática de 1983 brindó un marco propicio para satisfacer esta necesidad. Al respecto, es preciso
recordar que durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín, en la segunda mitad de los años
ochenta, se llevó a cabo el Congreso Pedagógico Nacional. Este evento permitió que diversos actores
sociales discutieran las dimensiones más relevantes del sistema educativo y se pusiera de manifiesto la
existencia de un fuerte consenso acerca de la necesidad de sancionar una nueva ley general para
ordenar el desarrollo de la educación básica.
A partir de la sanción de la ley, quedaron configurados los principales ejes de la Reforma educativa
Argentina, que pueden resumirse en los siguientes puntos:
a) Reforma de la estructura de niveles del sistema educativo y extensión de la obligatoriedad.
b) Renovación de los contenidos curriculares.
c) La institucionalización de un sistema nacional de evaluación de la calidad de la Educación
d) Las políticas compensatorias.
e) Modernización de la gestión institucional.
f) Aumento de la Inversión en el sistema educativo

Antecedentes del proceso de transformación educativa Los procesos de transformación educativa que se
iniciaron en América Latina a partir de 1990, tuvieron lugar en el marco del agotamiento del modelo de
desarrollo que la región había seguido hasta ese momento. La hipótesis del agotamiento del ciclo de desarrollo
socio-económico fue postulada en algunos documentos producidos a comienzos de la década por la CEPAL
(CEPAL, 1990 y 1992), donde también se esbozaban los nuevos patrones de desarrollo en función de los
cambios tanto conceptuales como empíricos que se registraban en la economía mundial. Al respecto, es
importante recordar que la penetración de estas nuevas ideas y procesos tuvo lugar en un contexto donde,
por un lado, se registraba una significativa despolarización del debate político, producto de la caída de los
regímenes autoritarios y, por el otro, de una creciente polarización social.

La asociación con el régimen militar no es, por supuesto, la única razón de la ausencia de reformas
modernizadoras en Argentina en la década de los '60, pero sin duda ayuda a explicar esta característica que
coloca al país en una situación muy peculiar frente al nuevo contexto que se abrirá en los años '901 . El tercer
momento se puede ubicar en los comienzos de la década de 1990, donde desde diferentes perspectivas
teóricas y políticas, se reconoció la importancia central del conocimiento en la explicación del crecimiento
económico y del comportamiento ciudadano. Gran parte de las reformas educativas en América Latina
estuvieron originadas en esta doble demanda: por un lado, las demandas provenientes del sector productivo
por recursos humanos más competitivos y más calificados, para enfrentar los desafíos de la modernización
productiva y tecnológica y, por el otro, las demandas originadas desde la dimensión política, para enfrentar los
desafíos del retorno a la democracia y al Estado de Derecho.

Los debates del Congreso Pedagógico y sus conclusiones sirvieron de base para la elaboración de la Ley Federal
de Educación. Sin embargo, uno de los aspectos más importantes y menos estudiados del proceso argentino se
refiere a la fragilidad de los acuerdos logrados en el Congreso Pedagógico, puesta de manifiesto cuando dichos
acuerdos fueron llevados al plano de las políticas y de los programas de acción. Este es un tema sobre el cual
sería necesario indagar en el futuro, por su relevancia para la construcción de marcos teóricos adecuados que
permitan comprender mejor la lógica de la elaboración de consensos y las formas de participación y
representación de los diferentes actores sociales.

A partir de aquellos cuestionamientos, que por otra parte ya tienen más de una década, planteamos un
conjunto de temas para introducir al debate. a. a. Establecer una ley marco. Evitar insistir con un tipo de ley
“reglamentarista” que a la vez que atenta contra la autonomía de las universidades, pretenden sintetizar un
conjunto de temas que conspiran contra el desarrollo de la diversidad del sistema. En el caso de nuestro país,
esta diversidad atiende a lo largo y a lo ancho de la Argentina, distintas demandas y reconoce en las
instituciones universitarias distintas tradiciones que dan carácter y prestigio a las mismas. b. b.
Reconocimiento de financiamiento, autonomía y responsabilidad institucional de las instituciones
universitarias. Debe plantearse con toda claridad, tres ítems determinantes de la actividad universitaria:
Financiamiento: cada institución debe tener una clara perspectiva a corto, mediano y largo plazo de sus
posibilidades presupuestarias, que permitan el desarrollo de proyectos institucionales que no estén sujetos a
contingencias anuales de los debates presupuestarios, que en general funcionan como limitaciones objetivas
de su autonomía, cuando no generan una disputa de “todos contra todos” al interior del sistema. Esta premisa
no es contradictoria con la atribución del Gobierno Nacional de desarrollar y financiar los programas que en
cada caso resulten convenientes/oportunos en línea con sus políticas en materia universitaria. Autonomía: El
respeto a la organización y al gobierno de las Universidades a partir de la actuación de sus claustros debe ser
evaluada como una experiencia valiosa. Las universidades públicas son de los pocos ejemplos de personas
jurídicas públicas de conducción colectiva, que poseen resultados comparables -en tanto instituciones-, a sus
similares de países desarrollados por la calidad de sus actividades. Responsabilidad institucional: La autonomía
universitaria no puede funcionar como un marco de impunidad para la acción universitaria. Los claustros,
responsables de la conducción de las universidades, deben rendir cuentas de su accionar a través de
mecanismos efectivos, los cuales deberán ser independientes de las conducciones universitarias y permitir el
sencillo acceso a la información. c. c. Rescatar las líneas conceptuales históricas de la educación argentina que
tienen consenso. En esta idea una ley marco debe rescatar las mejores tradiciones del sistema universitario, a
la vez de impulsar el conjunto de reformas que gozan de consenso. d. d. Calidad, acreditación, evaluación, en
sistemas independientes, transparentes y objetivos. Este conjunto de temas, puede estar en consideración en
tanto los métodos con los que se lleven adelante, pero de ninguna manera pueden estar ausentes como
acciones concretas de la actividad universitaria. e. e. Relación objetivos–fines para establecer la eficacia del
sistema. La actividad universitaria no puede ni debe ser medida en términos de la lógica del mercado. La
eficacia del sistema forma una parte importante de la rendición de cuentas institucional, pero debe ser
elaborada a partir de la relación entre los objetivos institucionales, los niveles de inversión (recursos
financieros, humanos, etc.) y los resultados universitarios obtenidos.
 Ley de Educación Superior. En momentos en que distintos sectores de la sociedad cuestionan al
sistema educativo en la Argentina, resulta adecuado analizar alguna de esas objeciones, en
particular aquella que refiere a la necesidad de reforma de la Ley de Educación Superior. Los
cuestionamientos apuntan a deficiencias conceptuales y estructurales del sistema: entre las
primeras la concepción neoliberal de la norma, el avance que plantea sobre la autonomía
universitaria y los mecanismos de acreditación y evaluación. En cuanto a las de orden
estructural, apuntan a los bajos niveles de inversión edilicia y salarial, la falta de programas de
capacitación y actualización docente, falta de insumos pedagógicos, los tipos de financiamiento
por programas; entre los principales reclamos. Destacamos, sin embargo, que -salvo sectores
con posiciones dogmáticas- existen coincidencias entre los principales actores universitarios,
gobierno y amplias franjas de la sociedad, en relación a los objetivos y consecuentemente, los
postulados, que debe garantizar una ley de educación superior en nuestro país. Entre otras
coincidencias podemos mencionar: a. El carácter prevalente de la educación como pública y
gratuita. b. Los esfuerzos dirigidos a garantizar el acceso, la permanencia y el egreso de los
estudiantes. c. Crecientes niveles de calidad del sistema. d. Políticas activas que hagan realidad
el postulado de igualdad de oportunidades. e. Un financiamiento adecuado. f. Respeto a la
autonomía universitaria. g. Responsabilidad principal del Estado en la educación. h. Exigencia
a las instituciones universitarias a desarrollar sus acciones con un fuerte compromiso con la
sociedad, que las financia y otorga sentido. i. Desarrollar las actividades como un verdadero
sistema flexible e integrado. j. Enfocar la formación de ciudadanos libres, que desarrollen un
pensamiento crítico, con fuertes convicciones éticas y compromiso democrático. k. Interacción
de las instituciones del sistema con el Estado y el sector productivo. l. Ampliar la frontera del
conocimiento y comprometerse con la difusión de la cultura. m. Promoción de los procesos de
innovación científica y tecnológica. Partir de estas premisas comunes permite precisar temas y
cuestiones a debatir. El contexto político y social de la Ley de Educación Superior La
educación pública cumplió en nuestro país un rol activo en la posibilidad de desarrollar la
movilidad ascendente de vastos sectores populares, en particular de la denominada clase media.
Y fueron las universidades públicas quienes permitieron La ley educación superior: el debate
de sus posibles reformas 2 cumplir el sueño popular de “M’hijo el dotor”, inmortalizado en la
obra de Florencio Sánchez. Hace décadas que, por distintos factores -tanto internos como
externos-, las universidades públicas no cumplen con esa misión. Misión que no se agota en
lograr la aptitud profesional, sino y fundamentalmente, en el rol decisivo de creación de
ciudadanía, integración democrática, desarrollo de perspectivas individuales y colectivas de
progreso, equidad y certidumbres sociales. Y es, en este sentido, que corresponde un somero
análisis del contexto en el que se promulgó y desarrolló la actual ley de educación superior.
Los años ´90 se caracterizaron por la naturaleza regresiva y concentradora de la economía, lo
cual determinó inestabilidad laboral y altos niveles de exclusión social: el salario y el trabajo
resultaron las principales variables de ajuste social en los programas de reformas. Como
consecuencia de esto, importantes franjas de la población sufrieron fuertes problemas de
empleo. Según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), más de la
mitad de los latinoamericanos tienen problemas de desempleo, subempleo, pobreza o cobertura
social (grandes sectores tienen todos estos problemas juntos). La Argentina no resultó la
excepción. En este contexto, la educación es una de las herramientas fundamentales de la
política para lograr la integración social, a partir del objetivo de igualdad de oportunidades que
debe prevalecer en un sistema democrático. La Ley de Educación Superior es una decisión
política central: es la posición institucional que permite establecer el rol “a jugar” por parte del
Estado y el resto de los integrantes del sistema universitario, con las consecuentes acciones que
impactarán en el conjunto de la sociedad. Analizamos esta ley en tanto decisión política, que
define un aspecto estructural del desarrollo de la sociedad como espacio público, el ámbito
específico donde se define la vida común. Mientras el Estado garantiza los derechos y establece
los límites al mercado, la política otorga el sentido de exclusión/inclusión, asignando el grado
de marginalidad política y social. Entonces, este tipo de decisiones adquieren el sentido de
repensar el espacio de conciliación de la sociedad. Las sociedades modernas suponen hombres
libres, iguales ante la ley e iguales en sus derechos. La educación resulta central en este sentido
y la creciente desigualdad cuestiona estos principios. No somos todos iguales y en el desarrollo
de las desigualdades se consolida el proceso de fragmentación hacia el interior de las
sociedades. De esta manera, el sistema igualdades/desigualdades no resulta sólo determinado
por la participación en la economía, sino que se construye como un concepto amplio, donde la
educación juega un rol decisivo. Como plantea Hannah Arendt: “la pobreza es mucho más que
indigencia, es un estado de constante indiferencia y miseria extrema, cuya ignonimia consiste
en su poder deshumanizante, la pobreza es abyecta debido a que pone a los hombres bajo el
imperio absoluto de sus cuerpos, es decir bajo el dato absoluto de la necesidad, según la
conocen todos los hombres a través de sus experiencias más íntimas y fuera de toda
especulación”. Por lo tanto, el sistema igualdades/desigualdades es el producto de decisiones
expresas del conjunto social, y no la simple manifestación de un orden natural o metafísico. No
nacemos iguales, nos convertimos en iguales como miembros de la sociedad. En la fuerza de
esa sociedad que decide garantizarnos derechos mutuamente iguales. La voluntad política nos
iguala y es ésta una condición de La ley educación superior: el debate de sus posibles reformas
3 convivencia pacífica común. Es esta misma voluntad política la que establece a quiénes
excluimos y por qué. En este nivel de análisis, es que podemos afirmar que la actual Ley de
Educación Superior (LES) sancionada en el año 1995, no resultó una herramienta en la
dirección de garantizar la igualdad de oportunidades, el desarrollo del complejo universitario
nacional como sistema, ni tampoco logró establecer consensos elementales en temas centrales.
En este aspecto, la LES tiene todas las características del contexto histórico en que fue
concebida. Principales cuestionamientos a la Ley de Educación Superior El conjunto de
cuestionamientos que recibió apenas promulgada la LES continúan una década después. Así,
las principales objeciones que fueron planteadas y sostenidas -en principio por las
conducciones de las Universidades Nacionales-, recibieron en el ámbito judicial muy distinto
tratamiento. El más amplio rechazo a distintos postulados de la ley fue obtenido por la
Universidad de Buenos Aires (UBA), que logró sentencia de inconstitucionalidad para los
siguientes artículos: el artículo 29, que determina los alcances de la autonomía universitaria; el
42 y el 43, referidos a los contenidos de los planes de estudio; el 46, sobre el establecimiento
del Ministerio como acreditador de carreras de grado; y el 50, que hace referencia al ingreso
del alumnado. Este último artículo prevé que en las universidades con más de 50.000
estudiantes, el régimen de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes sea definido
a nivel de cada facultad o unidad académica equivalente. Las autoridades de la UBA
sostuvieron que ésta era una cláusula hecha prácticamente "a medida" de la de Buenos Aires,
ya que es una de las pocas universidades del país con más de 50.000 estudiantes (junto con
Córdoba, La Plata y UTN). Los conflictos no culminaron con el dictado, por parte de las
Asambleas, de las reformas estatutarias. De hecho, algunas de las universidades que así lo han
llevado a cabo, vieron impugnadas varios de sus artículos por parte del Ministerio de
Educación, que justificó las objeciones alegando que las disposiciones en cuestión impedían la
aplicación de la conflictiva normativa. En este sentido, la Ley de Educación Superior (LES),
mediante tres de sus artículos (29, 34 y 70), subordina la vigencia de los estatutos a la
aprobación administrativa del Ministerio, con lo cual desplaza a la Asamblea como órgano
supremo del sistema universitario. Dentro de las innovaciones que trajo aparejada la LES, la
primera que se llevó a la práctica fue la creación de la Comisión Nacional de Evaluación y
Acreditación Universitaria (CONEAU). Este organismo tiene a su cargo el reconocimiento de
carreras, la habilitación de nuevas universidades, la evaluación externa de las unidades
académicas y la determinación de los criterios para acreditar los posgrados. Lo componen
representantes de universidades nacionales y privadas, de la Academia de la Educación y de las
cámaras legislativas del Congreso. En los artículos 42 y 43 de la Ley de Educación Superior, se
determina que el Ministerio puede establecer los contenidos mínimos y la formación práctica
de las carreras que comprometan el interés público. Como señalamos, también estos artículos
fueron declarados inconstitucionales por violar la autonomía académica
11. Ley de transferencia Educativa.

Tal vez, las características más importantes del período neoliberal hayan sido las medidas del Estado
en los primeros años de los ’90 en relación a consolidar el proceso de transferencia total de la
responsabilidad educativa a las Provincias. La descentralización del servicio encuentra su expresión
más genuina en ciertos instrumentos normativos aprobados por el gobierno de turno, entre los que se
destacan: la Ley de Transferencia Educativa N° 24.049/91 y la Ley Federal de Educación N°
24.195/93.

La primera de ellas -sancionada en diciembre de 1991- estipula el traspaso de los niveles medios y
superior no universitario de jurisdicción nacional a las provincias, cerrando un proceso iniciado treinta
años atrás. Recordemos que la descentralización educativa tuvo su primera etapa en 1978 con la
transferencia de los niveles pre-primario y primario de la nación a las provincias.

La segunda ley, plantea principalmente dos modificaciones: la reestructuración del sistema educativo y
el cambio del rol del Estado en relación a la educación, delegando el sostenimiento a las provincias y
asegurándose la función de control y la fijación de las políticas educativas

anto en la descentralización de fines de los ’70, como a comienzos de los ’90, la transferencia se llevó
a cabo sin recursos adicionales y sólo con la promesa, por parte de las autoridades económicas
nacionales, de mejorías en la situación fiscal.

Ley de educación superior

En la década del ’90 también se vio la necesidad de establecer cambios en las políticas universitarias
que habían organizado el nivel hasta esa época. El 20 de Julio de 1995 se sancionó la Ley de
Educación Superior Nº 24.521. Para comprender el marco en que surge la mencionada Ley, le sugiero
la lectura del texto de Guillermo Tamarit “La Ley de Educación Superior: el debate de sus posibles
reformas”.

La gestión de los establecimientos está fundamentalmente a cargo del Estado, si bien el


sector privado tiene una fuerte presencia en las provincias con mayor cantidad de población
y en las de más alto desarrollo económico. Además, la participación relativa del sector
privado es diferencial por nivel de enseñanza, advirtiéndose una mayor presencia en los
niveles Polimodal y Superior no Universitario

La política educativa de un país tiene como meta primordial la escolarización de toda la


población considerada potencialmente escolarizable ya que la equidad se sustenta en la
inexistencia de excluidos del sistema educativo y en que todos reciban educación de calidad

La evolución de las tasas de escolarización de los alumnos de EGB 3, muestran una


significativa disminución de los no escolarizados, especialmente a partir de 1997, hecho que
se puede atribuir a la ampliación de la obligatoriedad hasta la finalización de este ciclo y a
las políticas implementadas para apoyar la implementación de la reforma educativa.

Por otra parte, no sólo se ha logrado incorporar al sistema educativo a casi toda la población
de 12 a 14 años, sino que ha mejorado la eficiencia incrementándose la población escolar
que cursa este nivel con la edad teórica correspondiente. Este hecho muestra, por lo tanto,
una mayor retención de la población escolar en el nivel adecuado a su edad y un menor
retraso en los ciclos previos.
Recientemente comienza a existir un consenso bastante general en admitir que lo central en esta nueva
estructura social que se está configurando es el conocimiento, es la información.

Hoy en día en los procesos productivos, en nuestras maneras de trabajar, en nuestras maneras de
desempeñarnos como ciudadanos, lo fundamental es tener acceso a la información y al conocimiento y tener
la capacidad para moverse con esos elementos que son los elementos centrales con los cuales trabaja el
sistema educativo. Por eso es que se habla cada vez más de que estamos entrando en la sociedad del
conocimiento y que en esta sociedad del conocimiento, la educación, entendida como el sistema que lo
produce y que lo distribuye, vuelve a ocupar un lugar fundamental

e los modelos sociales que se están configurando alrededor de la incorporación de información y de


conocimiento al trabajo y a la sociedad no nos garantizan necesariamente mayor democracia y mayor equidad.

Una de las características que está asumiendo esta sociedad que se está configurando alrededor del
conocimiento, es que produce al mismo tiempo más igualdad y más desigualdad. Más igualdad entre los que
están incluidos, entre los que entran a las estructuras modernas basadas en el uso de las nuevas tecnologías
de producción. Las organizaciones basadas en estas nuevas tecnologías de punta que utilizan intensivamente
información y conocimiento, son internamente más democráticas que las estructuras piramidales de las
grandes organizaciones del modelo industrial

Nadie hoy en día está conforme con la educación que tiene, no sólo en la Argentina sino en todo el mundo.

“Por un lado, la competitividad económica. Hoy en día se admite que es necesaria una educación de muy
buena calidad, pero una calidad diferente a la del pasado, para enfrentar los desafíos de la creciente
competitividad que necesitan los sistemas productivos en un mundo globalizado donde el mercado es la regla.
En segundo lugar, está la satisfacción de los requerimientos que vienen del desempeño ciudadano. También
nuestras sociedades necesitan hoy formar un ciudadano distinto al ciudadano del pasado

La formación del ciudadano del pasado estaba basada en la lealtad al Estado/Nación. Hoy en día, el
Estado/Nación ha entrado en crisis; se forman entidades supranacionales y comienzan a expresarse
reivindicaciones locales.

“La primera característica que me parece importante mencionar dentro del proceso de transformación
educativa es que cada vez más se reconoce que las transformaciones educativas son sistémicas. Los sistemas
educativos se vienen reformado por lo menos desde hace 30 o 40 años. Hubo en las últimas décadas una
especie de reformismo permanente. Este reformismo permanente y de corto plazo, en lugar de cambiar
nuestro sistema, lo convirtió en algo cada vez más rígido porque los actores fundamentales del cambio -los
docentes, los directores, los inspectores- tienen muy bajo grado de confianza en la continuidad de los cambios.
Se ha instalado la idea que la propuesta de cambio va a pasar y que va a venir otra

Es mejor no comprometerse con este cambio, porque ya va a venir el otro. Y así fue, desde los años 60 en
adelante, que los sistemas intentaron ser modificados sin mucho éxito. Pero esas reformas tradicionales
fueron siempre reformas que intentaron modificar una variable, una dimensión del sistema. Se cambiaba el
curriculum pero se dejaba lo demás relativamente intacto. Se modificaban, por ejemplo, las condiciones de
trabajo o la formación de los maestros y los profesores, pero el resto quedaba intacto. Se modificaba el
equipamiento en las escuelas o su organización administrativa, pero en forma aislada del resto. Lo que
aprendimos en todos estos años es que si se modifica un factor y lo demás se deja intacto, no cambia nada.

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