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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

Ética Profesional

“La Ética y la Función Pública”

AUTOR

………………………………

CICLO

VII

TRUJILLO

Resumen
Los casos de corrupción y la existencia de prácticas poco éticas en la Administración
pública han provocado una creciente desconfianza de los ciudadanos en sus instituciones y en los
empleados públicos. Ello ha generado un creciente interés por la ética pública.

El presente trabajo realiza un estudio sobre la importancia de la ética en la Administración


pública, así como un análisis de los códigos de conducta en las organizaciones públicas, como
posible instrumento para mejorar la situación. La aplicación de la ética a las administraciones
públicas depende tanto de los valores que éstas consideren deseables como de las necesidades
propias de cada administración. Para tratar de paliar esta situación, desde los años 90 empiezan a
surgir códigos de conducta, cuya finalidad es regular la ética y el comportamiento de los
empleados públicos, con la normalización y sistematización de los valores y principios éticos.

Desde el punto de vista internacional, se estudiarán los antecedentes de los códigos de


conducta de ámbito público. En España, haciéndose eco de las recomendaciones de la OCDE, se
ha fomentado la acción gubernamental dirigida a mantener altos estándares de conducta y
contrarrestar la corrupción en el sector público. Como consecuencia de ello, se ha aprobado el
Estatuto Básico del Empleado Público, que consta de un código de conducta, regulador de los
deberes básicos de los empleados públicos, fundado en principios éticos y reglas de
comportamiento. Además del citado Estatuto, en nuestro país, han proliferado códigos éticos de
ámbito más limitado, como es el caso de los códigos elaborados por determinadas comunidades
autonómicas y municipios.

En este trabajo, como medio para avanzar en la cuestión de lograr mejores


comportamientos éticos de los empleados públicos, se ha estudiado la importancia de la selección
de los empleados públicos y la formación en ética pública, así como la necesidad de implantar y
difundir los códigos de conducta. Finalmente, en este trabajo realizaremos un estudio
comparativo sobre el contenido de los valores éticos de del Estatuto Básico del Empleado Público
y los distintos códigos de conducta de ámbito territorial más específico, como son los de ámbito
autonómico y local. La finalidad del citado estudio es la realización de una propuesta integradora
del contenido que debería tener un código de conducta, en lo referido a valores éticos.

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Contenido

Resumen......................................................................................................................................................2
1.- Introducción............................................................................................................................................4
2.- Definición................................................................................................................................................6
3. Objetivo....................................................................................................................................................7
4. Conclusiones............................................................................................................................................7
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS....................................................................................................................9

“La Ética y la Función Pública”

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1.- Introducción
Nuestro sistema político tiene como base fundamental su legitimidad. Esta legitimidad se
alimenta diariamente cuando el pueblo cree y así lo acepta, que el Gobierno se interesa y trata de
solucionar sus problemas y que en esa tarea utiliza adecuadamente los recursos públicos,
actuando con transparencia y objetividad en el ejercicio de la función pública, en pro del bien
común. Esto nos lleva a hablar, dentro del proceso de legitimación, de la necesaria existencia de
una ética de la función pública que oriente las acciones del Gobierno en la búsqueda del bien
común como fin último del Estado.

La ausencia de ética en la función pública se traduce en corrupción de los funcionarios y con ello
se deslegitima el sistema político. La erradicación de la corrupción tiene que darse desde diversos
ángulos y por medio de diversas acciones. Una de ellas es la promoción de los valores sociales
que fundamentan y orientan la acción pública. En este aspecto, una política de educación cívica
clara y definida que transmita el mensaje de la ética en la función pública en todos los niveles
ciudadanos, con plena participación de la sociedad civil es una herramienta útil y eficaz.

También es necesaria la actuación legislativa para producir normas y cuerpos de leyes que
permitan la fiscalización de la actividad de la Administración Publica y se regule debidamente
la responsabilidad de los funcionarios públicos y las garantías procesales de los ciudadanos para
requerirla.

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Los valores que orientan la función pública como la lealtad, eficiencia, probidad y
responsabilidad originan consecuentes deberes y obligaciones para el servidor público como lo
son el deber de confidencialidad, de imparcialidad y de objetividad en el desempeño de su cargo.

Es importante partir de la premisa que la corrupción actualmente amenaza seriamente el


funcionamiento y la credibilidad en las nacientes democracias latinoamericanas y debilita
peligrosamente la legitimidad de aquellos sistemas presuntamente consolidados. Al implicar un
acceso discriminatorio al poder decisional de una estructura gubernamental, golpea
el corazón mismo del sistema y hace dudar al ciudadano de las bondades de la estructura
democrática

Cuando se señala la importancia de debatir los problemas de nuestra ética pública, la


gente piensa sólo en los comportamientos de los políticos, en la corrupción, los fraudes bancarios
o las manipulaciones de los medios de comunicación, pero hay otras cuestiones más profundas y
elementales que condicionan la salud moral de una sociedad, me refiero en concreto, a la
aceptación en la llamada cultura nacional, de principios éticos básicos como el de
la igualdad fundamental de todos los seres humanos.

En nuestra sociedad segmentada y conflictiva el principio de la igualdad de todos tiene


sólo existencia retórica; abundan los sentimientos racistas, los prejuicios, los estereotipos
descalificadores y las prácticas intolerantes.

La ética pública empieza por la aceptación del otro como fundamentalmente igual, lo cual
implica que no se puede programar la propia vida con indiferencia hacia la suerte de los demás,
que hay una obligada comunidad de intereses y una necesidad de inclusión; la igualdad
fundamental es ya incipientemente solidaridad.

Las turbulencias políticas y económicas de los últimos años y el desarrollo científico cada
vez más acelerado han provocado sacudimientos de valores sociales y morales que cuestionan la
validez de las éticas tradicionales, tanto religiosas como seculares.

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2.- Definición

Alexander (2008) manifiesta que la moral (ética) es fundamentalmente “la acción


intelectual abierta, explorativa, introspectiva y censurada que se requiere estudiar la ética, la
moralidad, la responsabilidad, el bienestar y el buen subsistir" primordialmente.

Mariñez (2010) narra que en la administración pública, se posiciona una probidad que
se fundamenta en la unión de la autonomía civil y particular con la facultad justa del Estado
exhortando la intervención igualitaria donde la subordinación es la razón y la colaboración civil
la parte esencial.

Rodríguez (2013) considera que es como la moral misma, un conocimiento práctico. Es


doctrina porque la indagación de la misma para la gestión pública engloba convicciones
(principios generales y universales) sobre la ética de hechos humanos que se realicen por el
gestor público o burócrata. Y es hábito porque se toma básicamente del proceder independiente
del humano que ejerce una actividad estatal (pública), atribuyéndole los preceptos y dictámenes
precisos para proceder bien.

Villoria (2007) describe que esta agrupa las virtudes básicas de las diferentes éticas
comprensivas y las desplega en un procedimiento sistematizado, basado en el decoro recíproco y el
fomento de aquellas opciones (derechos) que accedan la discusión en situación de independencia e
equidad(libertad e igualdad).

Cortina (2006) nos comenta que es “la ética cívica común de mínimos cuya tarea es
construir una sociedad mejor”.

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3. Objetivo
El objetivo del presente trabajo es doble: por un lado, se pretende profundizar en el
estudio, conocimiento, utilidad e importancia de la ética en la Administración pública y de los
códigos de conducta, como instrumentos que tienen como finalidad la mejora de
comportamientos éticos de los empleados públicos; por otro lado, se realiza un estudio
comparativo de los códigos de conducta en las administraciones públicas, con el fin de establecer
un posible modelo integrador sobre el contenido mínimo de valores éticos y principios de
conducta, que sirva de referencia a todas las administraciones públicas.

4. Conclusiones
Es importante la presencia de la ética pública en la Administración pública. Los
empleados deben tener comportamientos éticos. Los datos manejados demuestran que la
Administración tiene que actuar para evitar el incremento de los comportamientos poco o nada
éticos de los empleados públicos. La ética pública proporciona una serie de valores y principios
de conducta que guían el comportamiento de los empleados públicos. El logro de
comportamientos éticos en los servidores públicos repercutirá de forma positiva en la
consecución de una Administración más eficaz y eficiente, con la consiguiente mejora de su
imagen para los ciudadanos.

Con respecto a los recursos humanos del sector público, se debe realizar un plan de
actuación que tenga a la formación permanente en valores éticos y principios de conducta como
uno de los ejes principales. También se deberá prestar atención al proceso de selección de los
empleados públicos, con las limitaciones que la normativa pública impone. Sería interesante
trabajar este tema, de modo similar a como lo realizan las empresas, para evitar que personas con
dudosos valores éticos entren a formar parte de la Administración pública.

El código de conducta es uno de los instrumentos más importantes para implantar


valores éticos y principios de conducta. Podemos decir que los códigos de conducta, si bien no
son la panacea para acabar con las malas prácticas y mejorar la eficiencia en la administración
pública, constituyen un instrumento importante que permite sentar las bases de los valores éticos
considerados deseables y contribuye a inculcar dichos valores en los empleados públicos. Es
preciso continuar realizando esfuerzos para conseguir un código de conducta eficaz.

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Para ello, es necesario estudiar las necesidades concretas que existen en la
administración pública en cuanto a ética, para elaborar un código que verdaderamente sea útil y
responda a los valores que se quieren promover. También es importante una correcta difusión de
éste y una posterior formación acerca del código que dote a los empleados de los conocimientos
necesarios para actuar de una manera ética.

Pero sin duda, lo fundamental es un firme compromiso tanto de las administraciones


como de los empleados públicos, de cumplir el código y actuar de acuerdo con los valores
contenidos en él.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alexander, L. (2008). “Deontological Ethics”, en Zalta, Edward N. Stanford Encyclopedia of


Philosophy. Standford: Standford University Press.

Cortina, A, (2006). “Ética Del Desarrollo: Un Camino Hacia La Paz.” Sistema: Revista De
Ciencias Sociales, no. 192.

Mariñez, F. (2010). “Tendencias éticas en la gestión pública”, XV Congreso Internacional del


CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Rep. Dominicana.

Rodríguez, A. (2013).La dimensión ética de la función pública, INAP, Madrid.

Villoria, M. (2007). “Ética postconvencional e instituciones en el servicio público”. Reis: Revista


Española de Investigaciones Sociológicas 117. Universidad Autónoma de Madrid. Centro
de Investigaciones Sociológicas.

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