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GLOSARIO DE DERECHOS REALES (PRIVADO V)

ACCESIÓN:

El origen etimológico de la palabra accesión deriva del latín accessio (de accedere
= acercarse) que significa genéricamente aumento, acrecimiento o añadidura, y es
este mismo significado el que configura el contenido de la accesión en Derecho
romano como modo de adquirir la propiedad.

En el derecho romano se entiende por accesión a todos aquellos casos en que el


propietario de una cosa adquiere la propiedad de otra que antes no le pertenecía,
por el hecho de unirse o incorporarse a la suya propia, formando un todo.

En sustancia se trata de un aumento o crecimiento, ya que una de las dos cosas


“cede” o “accede” a la otra: la cosa que accede o se incorpora se dice accesoria, y
puede ser res nullius o pertenecer a otro propietario; principal es la cosa a la cual
se incorpora la accesoria y que experimenta el incremento.

Como se desprende de las Instituciones de Gayo (2, 70 ss.) y Justiniano (2, 1, 20


ss.), el Derecho romano conocía perfectamente los distintos supuestos que hoy se
agrupan en el concepto de accesión, considerándolos modos de adquirir la
propiedad junto a la especificación y la confusión. Los juristas romanos más que
de accesión hablaban de accesiones.

El término “accesión” en el derecho se emplea tanto para definir un modo de


adquirir la propiedad (Modo de adquirir el dominio), como para referirse a la cosa
adquirida por dicho medio o facultad atribuida al dueño.

En nuestro ordenamiento nacional se trata la “accesión” en el libro cuarto, capítulo


2: “modos especiales de adquisición del dominio”, específicamente en los artículos
1958 y ss.
La accesión de cosas muebles, a diferencia de la transformación, se trata del caso
en el que los muebles pertenecen a distintos dueños y, además, ello se produce
sin la acción del hombre.

Pues bien, la solución del art. 1958 CCyC es concederle al dueño de la cosa el
mayor valor económico que tenga, la propiedad de ella.

En caso de que no pudiera determinárselo, la adquisición da lugar a un


condominio. Puede llegarse a la accesión de cosas muebles por dos vías: la
mezcla o la confusión.

La accesión de cosas inmuebles se regula en el mismo libro y capítulo a partir del


artículo 1959 y ocurre por aluvión, avulsión, construcción, siembra y plantación.

Corresponden estos casos a supuestos de adquisición específicos de cosas


inmuebles. Se vinculan, en general, con casos que tienen por causa un hecho de
la naturaleza o la obra del hombre.

Se trata de modos autónomos de adquirir el dominio que se verifica cuando una


cosa inmueble se adhiere a otra. Cabe distinguir la accesión entre esta forma de
adquirir el dominio y los supuestos en que el propietario extiende su derecho real a
cosas accesorias de la principal. En el primer caso, el dominio se adquiere por un
título autónomo (por ejemplo, el aluvión, la avulsión, etc.). En el segundo caso, el
dominio de los accesorios es atribuido por la ley en virtud del derecho que el
dueño tiene sobre la cosa principal.

→ Otras acepciones de la palabra:

1. s. f Acción de mostrarse conforme con los deseos de otro. “facilito las cosas con
su accesión.”

2. Cosa que es accesoria, dependiente de algo principal.

3. MEDICINA. Acceso de calentura en las fiebres intermitentes.

4. f. Acción y efecto de acceder.


→ Sinónimos:

1. Acceso

2. Ataque

3. Conformidad

4. Consentimiento.

ACCESSORITUM CEDIT PRINCIPALI:

La frase tiene su origen en el Derecho romano, implica un proloquio de dicho


derecho que significa: “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”.

El término “accesorio” viene del vocablo latín accesus, que es sinónimo de


“entrada o acercarse”, y del sufijo – orium, que puede traducirse como “relación”.

En nuestro ordenamiento nacional podemos ver reflejado este principio en la


materia dominio, más precisamente en el artículo 1945, que establece: “El dominio
de una cosa comprende los objetos que forman un todo con ella o son sus
accesorios.

El dominio de una cosa inmueble se extiende al subsuelo y al espacio aéreo, en la


medida en que su aprovechamiento sea posible, excepto lo dispuesto por normas
especiales. Todas las construcciones, siembras o plantaciones existentes en un
inmueble pertenecen a su dueño, excepto lo dispuesto respecto de los derechos
de propiedad horizontal y superficie. Se presume que las construcciones,
siembras o plantaciones las hizo el dueño del inmueble, si no se prueba lo
contrario.”

Esta norma consagra en el ámbito de dominio el llamado principio de


accesoriedad, por el cual todo lo que sea accesorio del objeto del derecho de
dominio, un complemento por adherencia natural o artificial, acompañará la
titularidad de este.

Tiene su antecedente en el artículo 2328 del Código de Vélez, que define como
cosas accesorias a “…aquellas cuya existencia y naturaleza son determinadas por
otra cosa de la cual dependen o a la cual estarán adheridas…”. Actual Artículo
230.

→ Otras acepciones de la palabra “accesorio”:

1. Que no es necesario. Secundario.

3. s.m. Utensilio o herramienta que tiene una función auxiliar para un menester
determinado.

4. s.m.pl. Conjunto de elementos de adorno con los que se viste una persona,
como el cinturón, los pendientes, el bolso y otros complementos.

→ Sinónimos:

1. Accidental

2. Secundario

3. Auxiliar

4. Suplementario.

ACTIO IN PERSONAM:

Los romanos hacían referencia a la Actio in Personam (acción contra la persona)


como la acción de la que disponía el acreedor frente a quien está obligado, es
decir, cuando pretendía que este último dé, haga o no haga algo.
Las acciones personales tienen como objetivo proteger un derecho de obligación
(a diferencia de las reales donde lo que se protege es el derecho que se tiene
sobre la cosa). Es siempre una acción contra una persona determinada con
anterioridad, que constituye el sujeto pasivo de la obligación.

Nuestro Código Civil y Comercial regula las acciones personales en el Libro


tercero, Capítulo 2, donde encontramos la acción directa y la acción
reivindicatoria.

ACTIO IN REM:

Al contrario de la Actio in Personam, la Actio in Rem, en una traducción gramatical


y jurídica, hace referencia a una “acción contra –hacia o sobre– la cosa”, es
aquella en la que el actor se limita a sostener que es propietario de una cosa o
que tiene sobre ella un derecho real, que puede intentar contra cualquier poseedor
o tenedor y por el título que invoque.

La acción in rem se da contra la cosa y no contra una persona. Es la herramienta


que le otorga el ordenamiento jurídico al titular para proteger su derecho de uso y
goce y disponer de la cosa jurídica y materialmente impidiendo que este derecho
sea socavado por otra persona.

Así, el art. 2247 del Código Civil y Comercial de la Nación menciona: “Las
acciones reales son los medios de defender en juicio, la existencia, plenitud y
libertad de los derechos reales contra ataques que impiden su ejercicio”.

ANIMUS:

Animus = ánimo, término proveniente del latín, refiere al ánimo o intención.

En el siglo XVIII la teoría llamada subjetiva o clásica expuesta por Savigny sobre
la posesión hacía alusión al término Corpus como el elemento necesario junto con
el Animus para la existencia de una relación de poder. Definió al Corpus como el
poder de hecho sobre la cosa y la disposición físicamente de la misma que se
daba en la constitución de esa relación sin interrupción en el contacto. En cuanto
al Animus domini como concepto romano aplicado en principio fue definido
epistemológicamente como la intención que tenía el sujeto de comportamiento o
actitud sobre la cosa.

Actualmente se aborda la interpretación epistemológica de los términos Corpus y


Animus de la teoría clásica o subjetiva de Savigny, que es la misma que aplica el
Código Civil y Comercial actual haciendo alusión en sus artículos: 1909, 1910,
1922.

ANTICRESIS:
Es el derecho real de garantía que recae sobre cosas registrables
individualizadas, cuya posesión se entrega al acreedor o a un tercero designado
por las partes, a quien se autoriza a percibir los frutos para imputarlos a una
deuda.
La raíz etimológica de la anticresis es de origen griego y deriva de la combinación
de los términos ἀντί (anti), literalmente "en lugar de, a cambio de"; y χρῆσις
(chrêsis), literalmente "uso, empleo, disfrute". Por tanto, la anticresis se constituye
como el uso de una cosa por parte del acreedor en lugar del deudor. Sin tomar en
cuenta posibles antecedentes en el derecho egipcio y asirio-caldeo, se sabe que la
anticresis existió ciertamente en Grecia vinculada con la prenda, permitiendo al
acreedor pignoraticio percibir los frutos de la cosa dada en prenda en lugar de los
intereses de la deuda. En cambio, se duda acerca de si los griegos la emplearon
vinculada con otros contratos; en todos los casos su forma y utilización más
frecuente era que el prestamista gozaba de un bien fructífero de su deudor
mientras éste utilizaba el dinero de aquél y, por ello, se denomina la institución
“anticresis” que significa literalmente “contra uso” o “contra goce”.

→ Acepciones:
- como un contrato, que consiste en que el deudor recibe un préstamo que
da los beneficios de la finca que se entrega hasta que se cancele la
totalidad de la deuda.
- como en derecho, es una garantía en virtud de la cual el deudor entrega a
su acreedor una cosa para el pago de un crédito insoluto con los frutos,
naturales o civiles (intereses), que la cosa produzca, restituyéndola una vez
que se haya pagado la deuda.
En el derecho francés, la anticresis se usaba inicialmente como pacto de la
prenda sobre inmueble y permitía al acreedor recibir los frutos en lugar de
los intereses. Mientras existió en esta forma se le denominó “mort-gage”
(prenda muerta), debido a que no se amortizaba la deuda.

La influencia del derecho canónico determinó la prohibición de la anticresis


con la salvedad de que se permitía el pacto de imputar los frutos al capital
de la deuda, caso en el cual se hablaba de “vif-gage” (prenda viva o
amortizadora) o de “nantissement” inmobiliario.

CORPUS:

Corpus = cuerpo. Palabra derivada del latín, hace referencia a la detentación


material de la cosa.

Ihering en su obra “La voluntad de la posesión”, explica el fundamento de la


protección posesoria y el espíritu del derecho romano, criticando la teoría de
Savigny. Desarrolló una teoría objetiva acerca de la misma y estableció al Corpus
como elemento comprobable y visible de exteriorización de la propiedad como
estado externo y al Animus como el acto por el cual se aprovecha de esa relación
y se hace el vínculo posesorio.

Salelles, que realizó una teoría con aspecto jurídico y económico de la posesión,
determina al Corpus como el elemento visible de la relación económica entre el
hombre y las cosas como un conjunto de hechos susceptibles de una apropiación
económica, y al Animus en desacuerdo con el concepto romanista (de Animus
domini) lo interpreta como el propósito de realizar esa apropiación de la cosa.
HIPOTECA:

La hipoteca es el derecho real de garantía que recae sobre uno o más inmuebles
individualizados que continúan en poder del constituyente y que otorga al acreedor
ante el incumplimiento del deudor, las facultades de persecución y preferencia
para cobrar sobre su producido el crédito garantizado.
La raíz etimológica de la hipoteca: es un término con una expresión compuesta,
que procede de la lengua griega clásica, derivada de las palabras hypo (debajo) y
teka (cajón, caja), es decir que la hypo-teka era para los griegos algo que estaba
oculto, aquello que permanecía escondido debajo del cajón, puesto que no existen
signos externos de su existencia, al no conllevar la exigencia de la posesión en
favor del acreedor hipotecario para ser constituida. Pero en la regulación actual la
hipoteca es heredada del derecho romano.
Esta figura era usada por los griegos para respaldar el cumplimiento de sus
obligaciones, afectándose los bienes del deudor a favor del acreedor sin la
necesidad de algún desplazamiento del bien dándole al acreedor preferencia en el
pago. Estas afectaciones eran publicitadas a través de la colocación de grandes
piedras o lápidas al frente de un bien hipotecado; cuya finalidad era poner en
conocimiento a todos los posibles adquirentes, que sobre el bien pesaba un
“gravamen”. En un proceso de mejorar el pignus se incorpora al derecho romano,
ya que en esta era necesaria la entrega del bien para su constitución, esto creaba
conflictos porque muchas veces se constituía el pignus en bienes que servían para
el pago de la deuda quitándole la posibilidad de usar y disfrutar el bien. Esta figura
tomó el nombre de pignus conventum porque no se logró diferenciar nítidamente
entre prenda e hipoteca, cuando se aceptaba, para aplicar el rigor de la
desposesión del pignus, la llamada «tradición fingida» en que se simulaba el
desplazamiento del bien a favor del acreedor, vía arrendamiento o comodato esta
diferenciación se hizo lentamente; recién cuando el pignus conventum tomó los
caracteres de preferencia, persecución y venta se logró hacer esta diferenciación.
En Roma, a diferencia de Grecia, se perdió en parte, el carácter de la publicidad al
crearse las hipotecas generales y ocultas, donde la publicidad no era necesaria y
las grandes piedras o lápidas que se ponían al frente del bien empezaron a
desaparecer, haciendo imposible saber qué bien estaba afectado por un
gravamen. Esto hizo que los acreedores en busca de una mayor seguridad
empezaran a exigir todos los bienes de su deudor y no uno específico creándose
las hipotecas generales y las especiales, era general cuando el gravamen
afectaba todos sus bienes y era especial cuando afectaba sólo a determinados
bienes. Esta característica, única en Roma, afecta al carácter de especialidad de
la hipoteca, que consiste en la determinación del bien afectado. La hipoteca sufre
un gran cambio a partir del código francés, el bien hipotecado ya no era cualquier
bien, ahora sólo podía recaer sobre los bienes inmuebles y la prenda solo sobre
los muebles, contradiciendo a la diferenciación clásica entre hipoteca y prenda del
derecho romano, donde era el desplazamiento la característica diferenciadora.

→ Acepciones:
- Como derecho real accesorio, que grava los bienes inmuebles o ciertos
bienes muebles -en al código aeronáutico ley 17.285, en el capítulo VI, y la
ley de navegación 20.094, en la sección 5ta (buques, aeronaves)- para
garantía del cumplimiento de una obligación, del pago de una deuda.
- Como contrato, en virtud del cual una persona, el deudor hipotecario,
grava una finca o ciertos bienes a favor de otro, el acreedor hipotecario,
para que este en caso de no poder o no querer aquel cumplir la obligación
asegurada, una vez que sea exigible proceda para asegurarse del pago del
principal y demás gastos, a la pública enajenación de la cosa que
constituida la garantía.
- Como finca, o bien mueble especial, que garantiza la obligación
hipotecaria convenida entre las partes o exigida por el legislador.
- Como obligación legal, cuando la ley impone la forzosa constitución
expresa o tácita, con el objeto de responder de determinadas gestiones o
prestaciones.

INSCRIPCIÓN:
La palabra proviene del latín “inscriptio” y significa “acción y efecto de escribir una
cosa o del nombre de alguien en una lista o registro”. Sus componentes léxicos
son: el prefijo in- (hacia dentro), scribere (trazar cortando, marcar, escribir), más el
sufijo –ción (acción y efecto). Además, la Real Academia Española define
“inscripción” como “toma de razón que se produce en alguno de los instrumentos
específicos que existen en el ordenamiento jurídico para acreditar determinados
hechos o situaciones”1. Es la acción y efecto de inscribir o inscribirse; tomar razón,
en algún registro, de los documentos o las declaraciones que han de asentarse en
él según las leyes. Con relación a algunos actos, la inscripción es obligatoria, ya
que sin ella carecen de efecto, por lo menos frente a terceros. Los actos
necesitados de inscripción en Registro Público son muchos, pues, aparte de los
determinados en los códigos, hay otros de índole administrativa que requieren esa
misma formalidad. Entre ellos cabe señalar los que afectan al Registro Civil de las
Personas (nacimientos, matrimonios y defunciones), así como también, en el
Registro de la Propiedad, los contratos sobre transmisión de bienes inmuebles,
constitución de derechos reales o su cancelación, y con relación al Registro de
Comercio, la constitución, modificación y disolución de sociedades, y los poderes
de sus representantes, entre otros2.

La naturaleza de la Inscripción Registral, puede ser constitutiva o declarativa. Es


constitutiva, cuando se le impone aun con referencia a las partes del negocio
jurídico fuente de la transmisión, como también para la oponibilidad a los terceros.
Es declarativa (no constitutiva) si la exigencia no alcanza ni a las partes del
negocio jurídico, ni a los terceros desinteresados y se concreta a obrar como
presupuesto de la oponibilidad a los terceros interesados. En nuestro sistema hay
registros diversos y con efectos diferentes. Así para los inmuebles la inscripción
registral tiene efectos declarativos, esto es, al solo efecto de que el acto jurídico
inscripto sea oponible a terceros. Lo mismo acontece con los buques y las
aeronaves. En cambio, para los automotores, la inscripción registral es
constitutiva, de modo que surte efectos no solo para los terceros sino también

1
https://dej.rae.es/lema/inscripci%C3%B3n
2
https://argentina.leyderecho.org/inscripcion/
para las partes del negocio. Lo mismo sucede con los caballos de pura sangre de
carrera.

INTUITU PERSONAE:

Este término proviene del latín, su significado es “en función de la persona”, hace
referencia a aquellos actos o contratos en que la identidad o determinadas
características personales de una parte (o de ambas) son factor determinante de
su celebración. En nuestro país este concepto ha sido y es utilizado. En el Código
Civil y Comercial, podemos encontrar varios artículos que hacen referencias a
obligaciones o contratos de este carácter. Ejemplo: Artículo 776: “Incorporación
de terceros. La prestación puede ser ejecutada por persona distinta del deudor, a
no ser que de la convención, de la naturaleza de la obligación o de las
circunstancias resulte que éste fue elegido por sus cualidades para realizarla
personalmente. Esta elección se presume en contratos que suponen una
confianza especial.” El CCyC agrega la “confianza especial”, es decir, la persona
es elegida por quién es, cómo se desempeña, y de la relación que tendrá, en este
caso, con su acreedor.

IURIS TANTUM:

Es una palabra proveniente del vocablo latín; (traducido es: en tanto da derecho o
resulte de derecho). Es un principio legal que admite prueba en contrario ante
determinadas presunciones legales a tales efectos, que deben ser probadas por
quien considere lo contrario de dicho precepto. Mencionando la breve historia de
la aplicación y aparición de iuris tantum, en el período clásico romano inicialmente
el juez podía convencerse mediante cualquier prueba y solo este presumía,
concluyendo que solo existían en este período las presunciones hominis. En el
período imperial a partir del siglo uno antes de Cristo se rompen los moldes del
antiguo derecho y se plasma la idea de administración de justicia como función
estatal, pasando a ser magistrados, auténticos funcionarios públicos quienes
dirigen el proceso y carecen de poder para crear derechos, proponiendose los
litigios y valores a los conceptos legales de esta época. Con esta evolución
histórica, el derecho de Justiniano va a atribuirse a este periodo la aparición de las
presunciones legales iuris tantum encontrándose las mismas tanto en el digesto
como en el código de Justiniano.

Algunos autores consideran a las presunciones iuris tantum como medios de


prueba, en cambio otros no. Nuestro código civil y Comercial actual al igual que el
Código de Vélez Sarsfield reconoce la aplicación del iuris tantum en diferentes
artículos como admisión de prueba en contrario ante determinados preceptos
legales; cito a ejemplificar los artículos 1911,1914, 1915, 1916, 1917, 1919,1928 y
1930.

IUS PERSEQUENDI:

“Derecho de perseguir”. Es el derecho que tiene el titular de perseguir la cosa en


poder de quien se encuentre. El término IUS es la palabra en latín que hace
referencia al Derecho objetivo, y PERSEQUENDI es una palabra de origen latín
que significa perseguir, por persecución. El sujeto titular de un derecho real, goza
de esta facultad, lo que implica que puede perseguir la cosa, sin importar, en
principio, el sujeto que la tenga bajo su poder. Sin embargo, esta facultad tiene
límites ya que en ciertas ocasiones el Código protege al subadquirente de buena
fe y a título oneroso para favorecer la seguridad dinámica y la circulación de los
bienes. En nuestro Código Civil y Comercial se lo nombra como “facultad de
persecución” legislada en los art 1882 y 1886.

→ Acepciones:
- En el derecho internacional, se denomina derecho de persecución. Se
podrá emprender la persecución de un buque extranjero cuando las
autoridades competentes del Estado ribereño tengan motivos fundados
para creer que el buque ha cometido una infracción de las leyes y
reglamentos de ese Estado. La persecución habrá de empezar mientras el
buque extranjero o una de sus lanchas se encuentre en las aguas
interiores, en las aguas archipelágicas, en el mar territorial o en la zona
contigua del Estado perseguidor, y sólo podrá continuar fuera del mar
territorial o de la zona contigua a condición de no haberse interrumpido.

IUS PREFERENDI:

Este término hace referencia a una prerrogativa genérica que es propia de la


naturaleza de los derechos reales. Cuando una persona es titular de un derecho y
posteriormente se constituye otro derecho sobre la misma cosa, aquél será el
preferido en el ejercicio de su derecho porque en materia de derechos reales rige
la máxima “priori in tempore potior in iure” (primero en el tiempo, primero en el
derecho). Por otro lado, se encuentra el privilegio, que permite a ciertos
acreedores percibir su crédito con preferencia a otros, en el caso de la venta de la
cosa. Los derechos reales con garantía cuentan con privilegios. En nuestro CCYC
se lo nombra como “facultad de preferencia” en el artículo 1882 y 1886. Artículo
1886: “Persecución y preferencia. El derecho real atribuye a su titular la facultad
de perseguir la cosa en poder de quien se encuentra, y de hacer valer su
preferencia con respecto a otro derecho real o personal que haya obtenido
oponibilidad posteriormente.”

LEASING:

Es un verdadero método de financiación sumamente ventajoso para las empresas,


en especial para las pequeñas y medianas empresas, que permite adquirir activos
fijos (bienes que la empresa necesita) sin compromiso de capital inicial (por falta
de liquidez o uso alternativo del capital con mayor beneficio). De esta manera el
empresario puede destinar los recursos que hubiera destinado a la adquisición de
equipos y maquinarias, para el desarrollo de otras actividades, lo que permite no
solo la diversificación, sino el uso racional de los fondos líquidos de la empresa.
Según los arts. 1227 a 1250 del CCYCN, el contrato de leasing es cuando “el
dador conviene transferir al tomador la tenencia de un bien cierto y determinado
para su uso y goce, contra el pago de un canon y le confiere una opción de
compra por un precio”.

El nacimiento del leasing responde a la época en la que vivimos, caracterizada por


una sociedad en constantes y acelerados cambios, que se pueden advertir
fundamentalmente en el campo de la tecnología y la informática. Como
consecuencia de esto, se produce un elevado envejecimiento de los bienes de
capital, los cuales se vuelven obsoletos no por el normal desgaste de su uso, sino
porque son desplazados por otros bienes más sofisticados de manera continua.
Es por ello, que hay máquinas que quedan anticuadas antes de ser puestas en
servicio. Es en este contexto social y económico que surge el leasing y se inserta
en el mercado financiero como una técnica de financiamiento de la empresa
complementaria a las tradicionales. Es decir, que el leasing no tiene por objeto
reemplazar a las clásicas fórmulas de financiamiento que se limitan a fijar el monto
del crédito, la tasa de interés y el plazo del crédito, sino que aporta soluciones
prácticas para hacer frente a los problemas financieros muy difíciles de solucionar
a través de los acostumbrados negocios de créditos, ello aunado a la posibilidad
de ir pagando la inversión conforme vaya produciendo el activo. La denominación
de Leasing deriva del verbo en inglés “tolease”, que se traduce en español como
arrendar, alquilar, dar o tomar en arriendo.

NEMO IUS IURIS:

Este principio general del derecho tiene raigambre romana y el mismo estaba
expresado en el Digesto de Justiniano. Su autoría se reconoce al jurista Paulo:
“Nemo plus iuris ad alium transferre potest, quam ipse haberet” y la traducción a
nuestra lengua significa: "Nadie es capaz de traspasar a otro más de los derechos
con los que cuenta” o "Nadie puede ceder derechos más grandes o de mayor
alcance a los que posee". El art. 399 del CCyCN contiene la regla conocida como
nemo plus juris ad alium transferre potest quam ipse haberet, en los siguientes
términos legales: “Nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso
que el que tiene”. Este principio se encontraba consagrado en el art. 3270 del CC,
bajo el enunciado: “Nadie puede transmitir a otro sobre un objeto, un derecho
mejor o más extenso que el que gozaba; y recíprocamente, nadie puede adquirir
sobre un objeto un derecho mejor y más extenso que el que tenía aquel de quien
lo adquiere”.

El nemo plus iuris (...) alude a la legitimación. Carnelutti ha señalado que la


legitimación es la idoneidad de la persona para realizar un acto jurídico eficaz,
inferida de su posición respecto al acto. También se ha sostenido que la
legitimación “es el reconocimiento que hace el Derecho a una persona de la
posibilidad de realizar con eficacia un acto jurídico, derivando dicha posibilidad de
una determinada relación existente entre el sujeto agente y el objeto del acto
mismo”. En otros términos, Jorge H. Alterini puntualiza que para estar legitimado
con relación a un objeto, hay que ser titular, en el momento en que la actuación se
realiza, de los derechos de fondo que se pretenden ejercitar; pero esa titularidad
puede advenir posteriormente y bonificarla. La seguridad jurídica “estática” es la
política que se encarna en la regla del nemo plus iuris.

PRENDA:

Etimológicamente, proviene del latin pignoris. La prenda, pignus datum, es el


derecho real constituido por el deudor, pignorante a favor del acreedor,
pignoraticio, sobre una cosa propia o de un tercero con su consentimiento,
transmitiendo además de la posesión de la misma, como garantía del
cumplimiento de la obligación.
En el origen del derecho romano este instituto fue adecuado para asegurar el
cumplimiento adecuado de una obligación, la fiducia cum creditore, es decir la
transmisión de la cosa mediante las formalidades iure civile al acreedor, aunque
solo con fines de garantía, pero teniendo como efecto trascendente la
transferencia del dominio.
Actualmente el Código Civil y Comercial regula el derecho real de garantía de
prenda, sobre cosas muebles y de créditos instrumentados en su capítulo 4, del
título 12, Libro Cuarto, en tres secciones.

SECURITIZACIÓN:
Es una nueva fuente de financiamiento, a través de la emisión de títulos-valores
respaldados por carteras de créditos a cobrar. Esta herramienta financiera permite
crear una mesa de dinero, otorgando de este modo, liquidez a los participantes de
este proceso, y generando una reducción en los costos de financiamiento para los
originantes. En síntesis, securitizar significa emitir títulos respaldados por activos
financieros, como por ejemplo hipotecas, prendas, facturas, vouchers de tarjetas
de crédito, etc. El vocablo securitización deriva de SECURITY, cuyo significado en
inglés es TÍTULO-VALOR. De este sucinto análisis etimológico se infiere que la
securitización es un proceso de conversión de algo en títulos valores.

En nuestro país, es preciso remontarse a la ley 1804, de creación del Banco


Hipotecario Nacional, la cual habilitaba a esta entidad a emitir cédulas de crédito
transferibles que se extinguirían por medio de un fondo amortizante acumulativo,
creado por el conjunto de hipotecas que el Banco poseía en su cartera. En los
préstamos, el Banco extendía al deudor hipotecario cédulas de crédito emitidas
por series, designadas por letras, y puestas en circulación por orden alfabético,
integrando la misma serie las generadoras de un mismo interés y con asignación
de un mismo fondo amortizante y término igual para sus servicios. Esta operatoria
facilitaba la negociación y divulgación de las condiciones intrínsecas del título
ofrecido en el mercado secundario, en busca de liquidez.

SINE DIE:
“Sine die” es una locución latina que significa "sin plazo, sin fecha" y se utiliza con
frecuencia en Derecho para decir que algo se pospone indefinidamente. En
nuestro ordenamiento jurídico podemos encontrar un ejemplo de aplicación de
este término en el artículo 1775 del CCyCN: “Suspensión del dictado de la
sentencia civil. Si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada durante
su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso
civil hasta la conclusión del proceso penal (...)”. Lo que se transmite en el artículo,
es que el dictado de la sentencia final en el proceso civil, debe suspenderse hasta
que se llegue a una conclusión en el proceso penal, es decir, está paralizada
“sine die”, porque no se sabe con exactitud el plazo que durará, ya que los
términos que impone el Código procesal penal, no se cumplen en la realidad, y
solo podríamos usarlos de parámetro, pero aún con plazos establecido, será sine
die.

YUXTAPOSICIÓN LOCAL:

Es el mero contacto de la persona sin animus con la cosa o un encuentro


circunstancial con ella sin intención de ejercer una relación de poder. El
anteproyecto del Código Civil y Comercial, menciona: “la mera yuxtaposición local
para modificar o ampliar la noción a relaciones reales no merece la pena, pues
como simple relación de lugar constituye un contacto físico que carece de
voluntariedad y, en consecuencia, tampoco produce efectos jurídicos. El que está
dormido o encadenado no tiene la posibilidad de actuar en derecho en los ámbitos
de la posesión. Es necesaria la voluntad.” Puede ser un claro ejemplo el del bebé
y su chupete (falta de animus por tratarse de un incapaz) o el del preso y sus
cadenas.

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