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Un amortiguador es un elemento muy importante de la seguridad de los vehículos, ya que protegen tanto a los
pasajeros como a los elementos del propio vehículo de oscilaciones en la carrocería por imperfecciones de la
calzada.
Un amortiguador cuenta con un eje que está fijado al vehículo y dos tubos de acero, uno en el exterior lleno
de aceite y uno en el interior para la compresión. En el otro extremo del vehículo, el pistón mueve el tubo
interno que cuando presiona succiona el aceite y hace que circule por las válvulas.
Las principales funciones de un amortiguador son controlar las oscilaciones de la suspensión causadas por las
irregularidades en la calzada, ganando adherencia, mejorar la estabilidad, reducir la distancia de frenado y
aumentar el confort durante la conducción.
Tipos de amortiguador
Existen muchas opciones de amortiguadores en el mercado actualmente, aunque algunos de los más comunes
son:
Amortiguador hidráulico con válvulas: No cuentan con pistones sino con válvulas, que dejan pasar el
aceite cuando aumenta la presión, aumentando la suavidad en la conducción.
Amortiguador de doble tubo: Son los más utilizados en la actualidad. Estos cuentan con dos cámaras,
una mayor que contiene un cilindro y un pistón, por donde pasa el aceite, y otra menor con una
válvula situada entre ambas cámaras que permite el paso del aceite.
Amortiguador regulable en dureza: Poseen una rosca que permite modificar el tamaño del orificio
por el cual pasa el aceite, haciendo su uso más flexible.
Amortiguador reológico: Cuentan con partes de metal que endurecen la suspensión al recibir
corriente magnética.