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L1 - M3 - ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
Principios de la organización administrativa: La organización de la función administrativa se erige
sobre dos principios jurídicos básicos: la competencia y la jerarquía.
1. La competencia: Es el conjunto de atribuciones propias de la función administrativa, que la ley le
otorga a un órgano de la administración pública. Es decir, es la porción de función administrativa que
las normas le permiten ejercer a un órgano estatal. La competencia se impone con un criterio
restrictivo según el cual, los órganos estatales sólo pueden realizar la función administrativa
exclusivamente asignada por las normas de competencia. La incompetencia es la regla y la
competencia es la excepción, en tanto los órganos administrativos sólo son competentes para
realizar la función específicamente asignada, y son incompetentes para desempeñar todo el resto de
la función administrativa. Para la validez de un acto o contrato celebrado por el Estado, el órgano
que lo formaliza debe ser expresamente competente para dicha función. La competencia puede
estar centralizada en el órgano superior de un ente, desconcentrada en órganos inferiores del mismo
ente o descentralizada en entes diferenciados.
2. La jerarquía: Es la vinculación de supremacía y subordinación que existe entre los distintos órganos
administrativos en un mismo ente. La relación jerárquica implica supremacía del órgano superior
respecto del inferior y subordinación de éste respecto de aquél. La jerarquía contiene dos principios
rectores:
a. La línea: Es la cuerda que vincula jerárquicamente a los distintos órganos. Por ejemplo, un
funcionario se encuentra en la línea jerárquica del Ministerio de Hacienda.
b. El grado: Es la posición relativa que ocupa cada órgano dentro de su línea jerárquica. Por
ejemplo, un funcionario se encuentra en el grado jerárquico de Secretario.
La jerarquía tiene asimismo un contenido amplísimo que generalmente agrupa las siguientes
potestades del órgano superior con relación a los inferiores:
- De ordenar: A mérito de lo cual el órgano superior puede impartir directivas de qué tareas deben
hacer los inferiores, y cómo las deben hacer.
- De controlar: Conforme a lo cual el superior jerárquico puede verificar que los inferiores realicen
efectivamente la función encomendada.
- De delegar: Esto es transferir temporariamente al órgano inferior una función o competencia
propia del superior.
- De avocarse: Que implica lo contrario a la delegación, se da cuando el órgano superior toma
para sí temporariamente una función o competencia propia del inferior.
- De resolver conflictos: Que se aplica generalmente cuando dos o más órganos inferiores se
cuestionan el deber de realizar una función o competencia, entonces el superior soluciona la
controversia asignando la función a quien corresponde.
La obediencia: Un gran debate que desde hace tiempo se ha generado en torno al alcance del deber
de obediencia de los órganos superiores, frente a las órdenes impartidas por el superior. Se agrupan
las teorías en tres grandes grupos, estos son:
1. De la obediencia absoluta: Implica que el órgano inferior siempre debe obedecer una orden
impartida por el superior, sin importar si la considera irregular, indebida o fuera de las facultades de
éste. El órgano inferior es un mero brazo ejecutor de la orden impuesta, y dado que no puede
cuestionar ni rechazar su cumplimiento, toda la responsabilidad al respecto se encuentra a cargo del
órgano superior. En la actualidad, este criterio se puede aplicar en determinados sectores de los
ámbitos militares y policiales.
2. Del derecho de examen: Permite al órgano inferior revisar plenamente la orden impartida, y no
cumplirla en caso que ésta sea irregular o esté fuera de las facultades o competencias del superior.
Dada la competencia de examen asignada al órgano inferior, éste es plenamente responsable por
sus consecuencias. Este criterio se puede aplicar en los niveles directivos y de jefaturas de la
administración pública.
3. De la reiteración: El órgano inferior tiene una primera instancia de revisión de la orden impartida; y
en caso que ésta sea reiterada por el superior, debe cumplirla obligatoriamente. Este criterio se
puede aplicar en los niveles técnicos u operativos de la administración pública.
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L2 - M3 - ADMINISTRACIÓN CENTRAL
Clases de organización: La administración pública se fue organizando de modo progresivo, poniendo
principal atención en el modo en que se distribuyen las funciones y competencias. Las principales
clases de organización administrativa son:
1. La centralización: Implica que todo el conjunto de competencias administrativas se encuentra
reunido en el órgano superior del ente. La organización centralizada otorga al órgano superior un
amplio margen de maniobra, que le permitiría resolver con rapidez y eficacia los asuntos públicos,
pero al mismo tiempo la excesiva aglutinación de competencia de decisión en un solo funcionario, lo
que produce en gran medida el desgaste funcional y atenta contra los principios democráticos que
proveen a la toma coordinada de decisiones.
2. La desconcentración: Supone que el órgano superior transfiere parte de su competencia hacia un
órgano inferior del mismo ente administrativo. Distribuye las competencias dentro de un mismo ente
administrativo, generalmente de acuerdo a un criterio funcional. Esto es, distribuyendo el poder de
decisión por áreas, a cargo de órganos especializados en la materia que se trata. Este sistema de
organización posibilita la toma coordinada de decisiones, lo que implica que todos los cargos
intervinientes comparten la responsabilidad funcional.
3. La descentralización: Supone un desprendimiento de la competencia administrativa por parte del
ente primario, y su transferencia hacia otro ente dotado de personería jurídica propia y diferenciada.
La transferencia de competencias se realiza hacia otro ente dotado de personería jurídica propia, de
modo que al no persistir vinculación jerárquica entre el ente central y el descentralizado, aquél solo
puede controlar el aspecto reglado de los actos de éste.
Los entes descentralizados o entidades autárquicas: Son parte de la administración pública, esto
es, una porción del Estado que ejerce función administrativa.
Ellos poseen características diferenciadas, que nos permiten identificarlos como tales:
1. Son personas jurídicas, significa que pueden actuar por sí mismos, adquirir derechos y contraer
obligaciones.
2. Son creados por el Estado, su nacimiento se debe a un acto estatal.
3. Tienen patrimonio estatal, de modo que reciben asignaciones patrimoniales del Estado.
4. Se administran por sí solos, con diferente extensión, pudiendo dictarse su propia reglamentación
interna ―autonomía―, o administrarse con base en las normas impuestas por la administración
central ―autarquía―, o bien solo administrarse económicamente ―autarcía―.
5. Persiguen una finalidad pública, por lo tanto desarrollan una actividad que tiende al bien común o
bienestar general.
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de un inmueble para la instalación de una oficina pública, hasta la construcción de una represa para
el abastecimiento de agua y la generación de electricidad a una región.
4. El reglamento administrativo: Es la manifestación unilateral de la voluntad del Estado en uso de la
función administrativa, que produce efectos jurídicos generales en los administrados. El reglamento
se impone a toda la población o a un grupo indeterminado, en la medida que se relacionen con la
actividad o función reglamentada. Por ejemplo, la regulación de una biblioteca pública ―en cuanto al
comportamiento y modo de préstamo de los libros―, o de los servicios de un hospital público ―con
relación a horarios de visita―.
5. El acto administrativo: Es la manifestación unilateral de la voluntad de la administración pública,
que produce efectos jurídicos individuales y Directos en los administrados. Es el resultado de un
procedimiento o relación individual de un administrado con el Estado. En el cual éste se expresa de
modo directo hacia aquél y dicta una resolución que le otorga un derecho o le impone una
obligación. Generalmente los actos se dictan en el marco de un procedimiento administrativo. Por
ejemplo: cuando el administrado solicita la licencia de conducir y el Estado resuelve otorgársela; o
en otros casos cuando el Estado advierte que el particular ha violado una norma de tránsito y
resuelve imponerle una multa.
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a. Por desviación de poder: Cuando el funcionario persigue una finalidad de beneficio personal.
b. Por la arbitrariedad: Cuando el funcionario no otorga una fundamentación razonada de por qué
decide de ese modo.
c. Por el error: Cuando el funcionario decide sobre una circunstancia diferente de la planteada.
d. Por el dolo: Cuando el funcionario tiene la intención de perjudicar.
3. El objeto: Todo acto administrativo tiene un contenido, algo que se decide, certifica u opina. El
objeto responde al interrogante de qué es lo que hace el acto administrativo. Un acto aprobatorio
puede tener como objeto habilitar un establecimiento para ejercer una industria u otorgar una
licencia para conducir; en tanto que un acto sancionatorio tiene como objeto, o fin, imponer una
multa ante una infracción de tránsito; y un acto certificatorio puede tener como objeto dar fe del
avance de una obra pública a los fines de su pago al contratista. El objeto de los actos
administrativos no debe estar prohibido por las normas ni ser contrario a la moral: debe ser
determinado, de cumplimiento posible, razonable y proporcionado con relación a la causa que le da
origen.
4. La forma: Responde al interrogante de cómo se debe dictar el acto administrativo, y dichas reglas
formales son impuestas por las normas, para evitar decisiones administrativas irreflexivas,
precipitadas o infundadas, y por tanto están concebidas como garantía de los ciudadanos y en
resguardo de la legalidad. Las formas de los actos administrativos contemplan los siguientes
aspectos:
a. El procedimiento previo al acto, que se refiere a la preparación de la voluntad administrativa e
incluye múltiples etapas de escuchar al administrado, recibir dictamen previo e informes.
b. La instrumentación del acto, que generalmente es en forma expresa y escrita.
c. La notificación del acto, implica hacer conocer su contenido al interesado, mediante alguno de los
modos de comunicación previstos.
L1 - M4 - CONTRATOS ADMINISTRATIVOS
El contrato se define como una declaración de voluntad común entre dos o más personas destinadas
a regir sus derechos. Cuando uno de los sujetos es el Estado en uso de la función administrativa,
entonces esta manifestación conjunta es un contrato administrativo. El contrato administrativo es una
importante herramienta que utiliza el Estado para solicitar la colaboración de los particulares tendiente
al cumplimiento de sus fines de bien común. Es una declaración de voluntad común entre el Estado y
una persona particular destinada a regir sus derechos para la realización de una obra o servicio de bien
común.
Distinción de los contratos civiles: Los contratos administrativos tienen características particulares
que los diferencian claramente de las convenciones que celebran los particulares entre sí. La
diferencia fundamental radica en la principal participación del Estado en la contratación, quien actúa
propendiendo al bien común de los habitantes, en contraposición al contratista particular que,
generalmente, persigue una finalidad lucrativa propia. Las siguientes son las principales características
diferenciadoras de los contratos públicos de la administración:
1. Desigualdad jurídica: El Estado posee, en la relación, una mejor posición jurídica que el
contratante particular, lo que posibilita a aquel a conseguir mejor sus fines de bienestar general.
2. Cláusulas exorbitantes: Los contratos administrativos contienen disposiciones que otorgan al ente
público facultades extraordinarias, que pueden ser para modificar parcialmente las obligaciones del
contratista durante la contratación o para resolverla anticipadamente.
3. Intuito persona: Los contratos administrativos se celebran en especial atención a la persona del
contratista particular, quien es particularmente seleccionado para contratar. La posición de
contratista del Estado no puede ser cedida a terceros que no hayan sido seleccionados por la
administración.
4. Efectos hacia terceros: Los contratos administrativos pueden establecer obligaciones a cargo de
terceros no contratantes, generalmente, hacia los usuarios de una obra pública concesionada.
Elementos: Los contratos administrativos, en general, pueden analizarse de acuerdo a los elementos
que los componen. Distinguimos tres elementos principales: los sujetos, el objeto y la forma.
1. Los sujetos: Los sujetos del contrato son las personas que manifiestan su voluntad en común y
regulan sus derechos en torno a la prestación convenida; responde a la pregunta: ¿Quiénes
contratan? En los contratos administrativos, uno de los sujetos siempre es un órgano estatal en uso
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de la función administrativa, y el otro es un particular.
2. El objeto: El objeto de la contratación es la prestación que se requiere; responde a la pregunta:
¿Qué es lo que se contrata? La prestación objeto del contrato puede ser de:
a. Dar: cuando consiste en la entrega de una cosa; por ejemplo, un puente o una escultura pública.
b. Hacer: cuando implica una tarea de ejecución continuada; por ejemplo, la recolección de residuos.
c. No hacer: cuando significa la abstención de realizar una actividad; por ejemplo, no revelar el
secreto de las actuaciones públicas)
3. La forma: La forma se refiere al modo en que se realiza la contratación; responde a la pregunta:
¿Cómo se contrata? En los contratos administrativos prima la forma escrita de celebración.
Ejecución: Durante el desarrollo de los contratos administrativos, priman dos principios fundamentales:
1. Continuidad: Dado que los contratos administrativos tienen una finalidad de bien común, que
muchas veces implican obras o servicios públicos que la población no puede dejar de percibir y usar,
el contratista particular no puede suspender la ejecución de la prestación contratada, aun frente a
contingencias extraordinarias.
2. Mutabilidad: La administración pública puede modificar parcialmente el alcance de la prestación
contratada, imponiendo al contratista particular cambios en cuanto a la medida o a las
características de su obligación.
Extinción: Los contratos administrativos nacen, se desarrollan y también se extinguen. En cuanto a los
modos de finalización, podemos distinguir los normales de los anormales.
● Modos normales: La extinción normal de los contratos administrativos opera cuando se materializa
la totalidad de las circunstancias previstas por la convención para tal fin. Son dos las principales
razones de finalización normal:
○ El cumplimiento del objeto: cuando el contratista particular realiza satisfactoriamente la
prestación objeto del contrato. Este modo de finalización se da principalmente en los contratos
con prestaciones de dar.
○ El vencimiento del plazo: cuando se cumple el período de tiempo previsto para la ejecución de
la prestación objeto del contrato. Este modo de extinción es propio de los contratos con
prestaciones de hacer que, al no consumarse en un acto determinado, se realizan durante un
lapso establecido.
● Modos anormales: Los contratos administrativos pueden extinguirse por razones ajenas al
cumplimiento de la prestación convenida. Distinguimos dos tipos principales de finalización anormal
de los contratos públicos:
○ Resolución: también suele llamarse caducidad y se da cuando la administración pública decide
unilateralmente la finalización del contrato, con causa en el incumplimiento de las obligaciones a
cargo del contratista particular. El contratista no recibe ningún tipo de resarcimiento o
indemnización por la ruptura de la convención.
○ Rescate: Se da cuando el Estado considera que la prestación contratada reviste una novedosa
importancia pública, por motivos de estrategia o seguridad estatal y decide unilateralmente la
finalización del convenio.
El contratista deberá ser indemnizado por los daños ocasionados por el rescate y por las ganancias
dejadas de percibir.
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contratación específica, a fin de que aquella pueda elegir, dentro de las ofertas recibidas, la más
conveniente. La licitación pública conlleva el desarrollo de numerosos pasos, previstos
especialmente para la satisfacción de sus fines propios, los más relevantes son:
a. Elaboración del pliego: Consiste en la confección del reglamento de especificaciones técnicas
del contrato de desarrollo de la propia licitación y del modo en que se valorará a los oferentes. El
pliego es un tratado integral de todos los aspectos relacionados con la licitación pública y la futura
contratación, de modo que todo lo que debemos saber sobre ellas está en dicho instrumento.
b. Llamado a licitación: La administración realiza la publicidad de la invitación a ofertar para que
toda la comunidad pueda tomar noticia de ello y participar de la competencia. La invitación se da
a conocer por el medio oficial de publicidad de los actos de gobierno y por medios privados de
gran difusión.
c. Adquisición del pliego: Es el momento en que los interesados en competir obtienen el pliego
para interiorizarse sobre los pormenores de la licitación y el contrato en cuestión. El pliego tiene
un importante costo económico y su adquisición es indispensable para poder presentar ofertas.
d. Presentación de ofertas: Los interesados presentan su oferta a la administración pública y
pasan a tener calidad de oferentes en el procedimiento licitatorio. La oferta se debe presentar
dentro del plazo, en el lugar y del modo que establece el pliego, bajo pena de inadmisibilidad.
e. Apertura de ofertas: La administración pública realiza la apertura y lectura de todas las ofertas
recibidas, con citación a todos los oferentes y en presencia de los que asistan, quienes pueden
incluso impugnar los incumplimientos formales de los competidores.
f. Valoración de ofertas: La administración realiza una merituación de todas las ofertas recibidas,
con base en las pautas de calificación previstas en el pliego. Su realización se encuentra a cargo
de un órgano multidisciplinario creado para tal fin.
g. Adjudicación: El órgano competente resuelve adjudicar la calidad de contratista al oferente que
haya presentado la oferta más conveniente.
2. La licitación privada: Consiste en un procedimiento similar a la licitación pública, con la diferencia
de que el llamado a licitación se realiza solamente a ciertas personas. Se utiliza para contratos de
menor envergadura económica o aquellos que solo podrían ser ejecutados por las personas
invitadas.
3. El concurso de precios: Consiste en pedir cotización o presupuesto a diferentes empresas
determinadas con la finalidad de adjudicar el contrato a la que presente la oferta más económica.
4. La contratación directa: La contratación directa implica la elección inmediata del contratista del
Estado, sin la utilización de un procedimiento previo que garantice la conveniencia pública de la
elección. Se encuentra limitada naturalmente a los contratos de escaso contenido económico.
Existen dos situaciones de excepción, en las cuales, se permite la elección libre del contratista por el
método de contratación directa; estas son:
a. Emergencia: En situaciones de necesidad y urgencia pública, como por ejemplo, una inundación
en la cual se hace necesario adquirir una gran cantidad de colchones y frazadas para los
evacuados, la administración puede realizar la contratación directamente, sin un proceso previo
de selección.
b. Seguridad: El Estado, en determinadas situaciones estratégicas en las que necesita mantener el
secreto de ciertos programas por razones de seguridad pública, como por ejemplo, la adquisición
de un nuevo sistema informático para la persecución de delitos, puede realizar la contratación
directamente.
c. El concurso público: Es un procedimiento similar a la licitación pública, solo que se utiliza para
elegir a los candidatos no por su oferta económica, sino por sus especiales capacidades
personales. Es el modo de selección especialmente diseñado para designar a los empleados
públicos de la administración.
d. El remate público: Consiste en la venta en subasta pública, al mejor postor, de cosas que se
encuentran en poder de la administración, por ejemplo, las que hayan sido decomisadas por la
aduana.
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El contrato de obra pública: Es el acuerdo mediante el cual el Estado encarga a una empresa la
construcción y entrega de una obra pública determinada a cambio del pago de un precio cierto en
dinero. En este contrato, el precio que cobra el contratista es determinado, inicialmente, de acuerdo a
tres sistemas:
1. De ajuste alzado: Conforme al cual se establece, al momento de la contratación, un precio único,
global y definitivo para toda la obra.
2. De precio unitario: Según el cual se fija el precio por cada unidad de medida de la obra y el precio
final se determina de acuerdo a la cantidad de unidades de medida definitivamente construidas.
3. De coste y costas: Conforme al cual se establece por una parte el valor de los materiales, recursos
y gastos de la obra y, por otro, la utilidad o ganancia del contratista.
El contrato de obra pública es conmutativo, pues el valor de las prestaciones de ambas partes se
encuentran claramente determinadas desde el momento de la celebración.
La concesión de obra pública: La celebración del contrato de concesión de obra pública, mediante el
cual el Estado encomienda a una empresa la construcción y entrega de una obra pública, a cambio del
otorgamiento de un período de administración de esta, durante el cual la empresa recibe el pago de
parte de los usuarios de la obra.
El contrato de concesión de obra pública tiene dos etapas bien diferenciadas: una primera de
realización de la obra pública, en la cual el contratista ejecuta la construcción y entrega de dicho
resultado artificial y, con posterioridad, otra de concesión de la obra pública, en la cual el contratista
permanece administrando la utilización de dicha construcción y percibe la tarifa o peaje de cada
usuario durante el plazo estipulado.
Por las características propias del modo de percepción del precio del contrato, la concesión de obra
pública se aplica fundamentalmente a las obras viales, por ejemplo, carreteras y autopistas.
Dado que la empresa no puede conocer de antemano el valor de la contraprestación que percibirá por
la construcción y entrega de la obra pública, este contrato posee la característica propia y diferencial de
ser aleatorio.
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comidas en las cárceles, escuelas y hospitales públicos.
El empréstito público: Dichos recursos financieros que utiliza el Estado pueden provenir del sector
privado ―personas físicas, jurídicas y bancos― o del propio sector público ―nación, provincias o
municipios―, tanto interno como internacional ―.En este último caso, se denomina comúnmente
deuda externa―.
Mediante el contrato de empréstito público, el Estado obtiene financiamiento patrimonial para el
cumplimiento de sus fines de bien común. Lo regular es que el Estado utilice el empréstito público para
realizar obras de gran provecho para la comunidad ―carreteras, diques, redes de agua potable y
cloacas―, y su aplicación se desvirtúa cuando, en épocas de emergencia, se requiere para atender los
gastos corrientes de la administración ―pago de sueldos y proveedores―. El desarrollo del contrato de
empréstito público tiene las siguientes etapas:
1. Autorización: La administración pública necesita tener autorización del Poder Legislativo para
solicitar el crédito. Dicha autorización habilita la competencia del órgano administrativo, sin la cual el
contrato no puede tener validez.
2. Emisión: El Estado confecciona los títulos de deuda pública, también llamados bonos o letras. Esta
es una etapa interna de la administración pública, en la que se diseñan las características
fundamentales del contrato.
3. Colocación: El Estado realiza la negociación de los títulos de deuda y los particulares o entes
financieros adquieren los bonos a cambio de la suma de dinero que prestan al ente público.
En situaciones excepcionales de emergencia financiera del sector público, el Estado suele imponer a
los particulares la colocación de los títulos, dando lugar a lo que se llama empréstito público forzoso.
Amortización: El Estado realiza el pago de los intereses del empréstito, también llamado
Servicio de la deuda. La amortización puede ser periódica, durante el desarrollo del plazo del
empréstito, o de pago único, al finalizar dicho plazo.
Cancelación: La administración pública materializa la devolución del capital tomado en préstamo, al
vencimiento del plazo estipulado.