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El incremento de los centros urbanos lleva a un creciente deterioro del medio ambiente y de la calidad
de la calidad de vida, en otras palabras, desarrollo y reproducción de las ciudades está ligado a un
proceso de apropiación y transformación de la naturaleza.
La relación sociedad naturaleza es la forma en que el ser humano se apropia e interactúa con ella para
asegurar su sobrevivencia y reproducción; a causa del crecimiento poblacional en las ciudades, los
problemas se manifiestan más claramente en las concentraciones urbanas ya que en el medio ambiente
social se manifiestan diferentes condiciones para su organización: reproducción social, producción y
organización del espacio dando como resultado alteraciones de los ecosistemas. Por consiguiente “lo
urbano se nos presenta como la condensación material de trabajo socialmente acumulado históricamente,
resultante de un proceso de máxima apropiación y transformación de la naturaleza” (Ibarra, 1984, p. 117);
como resultado los espacios urbanos explotan lo natural (el campo) para poder garantizar su suministro de
materias primas, alimentos y energía.
En el ámbito urbano existen tres tipos de ambientes: 1) medio ambiente construido urbano (división social
y funcional del espacio, en otras palabras, la construcción y ocupación de las mismas), 2) medio ambiente
físico natural (elementos naturales: agua, tierra, aire, etc.), 3) medio ambiente urbano (relacionado con los
dos primeros). Estos tres elementos mencionados además de confluir entre sí se interrelacionan con
consumo energético para la producción, dando como resultado la polarización de la sociedad y acceso
desigual.
Los centros urbanos luego de captar las materias primas de los ambientes naturales los convierten en
productos para el consumo, es decir una trasformación por medio de la producción industrial, por tal
motivo “El consumo urbano es el eje entorno el cual gira la reproducción material de toda la sociedad”
(Ibarra, 1984, p. 131), siendo la vivienda el eje central donde recae este, cabe resaltar que el consumo
humano no necesariamente es para el aprovechamiento inmediato de productos, esto indica que la
producción además crea empaques y diferentes materiales que generan desechos materiales.
Desde otra perspectiva, “El desarrollo sustentable hace referencia a la viabilidad de la especie humana, a
la viabilidad de la vida en general y a la viabilidad de los sistemas políticos para asegurar justicia y
equidad en la satisfacción de las necesidades humanas” (Lezama y Domínguez, p. 155), en este entendido
un cambio de paradigma a lo sustentable estará enlazado a tres perspectivas, social , económica y
ambiental, en este sentido se busca una mejor relación con el medio ambiente natural y cultural. Por
consiguiente, la construcción de ciudad debe estar direccionada a la habitabilidad, justicia, seguridad,
acortando el distanciamiento social, “los gobiernos ya no son sólo administradores de un territorio (…)
tienen a su cargo la responsabilidad de cuidado del medio (Lezama y Domínguez, 2006, p. 163)
Con relación a la sustentabilidad Lezama y Domínguez (2006) proponen diferentes criterios los cuales
coadyuvan a reducir el impacto que tiene el ámbito urbano con el medio ambiente y con los seres
humanos, estos son:
En el caso de México la gran movilidad poblacional concentra cada vez más en espacios urbanos a los
diferentes grupos humanos, esto se demuestra un descenso significativo de la población rural ya que
migran a las zonas metropolitanas “términos porcentuales viene descendiendo continuamente: en 1900
significaba ligeramente más de 80% de la población, y disminuye cada decenio para corresponder a sólo
27% en el 2010” (Luiselli, 2019, p. 188).
Esto quiere decir que la migración a los centros urbanos en México crea núcleos urbanos complejos con
los cuales se interrelacionan con lo rural dándole una nueva significación las relaciones periurbanas.
Las zonas metropolitanas en México demuestran un crecimiento importante e intenso, lo complejo está en
aplicar procesos de planificación participativa, los cuales tomen en cuenta a los diferentes sectores
sociales configurando una forma de distribución equitativa, no obstante, actualmente estos conglomerados
manifiestan problemas relacionados con el desorden, la carencia de servicios, altos costos en el uso de
suelo y poca consciencia ambiental.
Para poder lidiar con las diferentes dificultades urbanas se debe comenzar por la creación de políticas
públicas que hagan frente a la inseguridad y pobreza en su conjunto, es importante iniciar este proceso
con las zonas marginales (periurbanas), estableciendo un tipo de conciencia basado en la resiliencia
urbana.
En este sentido es importante tomar en cuenta diferentes aspectos para lograr mejorar la calidad de vida
de los habitantes urbanos, estos elementos son: agua (se debe garantizar el suministro y abastecimiento,
recuperando diferentes técnicas para reducir el estrés hídrico), energía (descarbonización del uso de
energías para hacer frente al cambio climático), transporte (establece la conectividad entre las distintas
ciudades y el traslado de productos para el intercambio o comercialización, se debe priorizar el transporte
público mejor y resiliente).
En definitiva, se debe crear una resiliencia urbana capaz de hacer frente a las diferentes adversidades
provenientes del desarrollo.