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ARBOLADO URBANO
Carrera de Técnico en Jardinería
Facultad de Agronomía. UBA
Ing. Agr. Esp. Gabriela Benito- Tec. Jardinería Marcela Palermo
Año 2021
Introducción
"La sustitución de la naturaleza por la ciudad descansaba, en parte, en una ilusión ---o,
incluso, en una serie de ilusiones--- sobre la naturaleza del hombre y de sus
instituciones: la ilusión de autosuficiencia e independencia y la ilusión de la posibilidad
de una continuidad física sin una renovación consciente" (Mumford, 1956).
La capacidad del arbolado para la modificación del clima urbano, sobre todo para la
reducción de las altas temperaturas de las ciudades de climas cálidos, depende
fundamentalmente del grado de cobertura arbórea, es decir del porcentaje de superficie
situada bajo la proyección de la copa de los árboles, así como de la tipología y densidad
de las copas.
VI) Como todos los vegetales, los árboles remueven el dióxido de carbono del aire,
reduciendo los impactos de la generación excesiva de gases de efecto invernadero y el
consecuente calentamiento global. Los árboles tienen dos mecanismos de acción para
la reducción del CO2 atmosférico. Por un lado, el secuestro y almacenamiento de CO2
de manera directa en la biomasa foliar y leñosa, y por el otro la menor demanda de
energía que requieren las edificaciones rodeadas por árboles plantados con la
orientación correcta, lo que reduce las emisiones de las viviendas por menores
consumos de energía (Nowak et al, 2007; Harris, 2004).
Aunque los árboles remueven el CO2 de la atmósfera, las relaciones entre el manejo de
árboles urbanos y los niveles de CO2 son complejas. En muchas actividades de
mantenimiento de árboles se usan combustibles fósiles que emiten CO2 a la atmósfera.
Una vez que los árboles mueren, el carbono almacenado será liberado de regreso a la
atmósfera vía su descomposición. Los árboles ubicados impropiamente alrededor de los
edificios, pueden incrementar las demandas de energía y, en consecuencia, las
emisiones de CO2. De esa manera, cuando se evalúa la influencia global de los árboles
sobre los niveles del CO2 atmosférico, deben ser considerados numerosos factores, tales
como el uso de combustibles fósiles en el manejo de la vegetación, el ciclo del carbono
del árbol y las emisiones de CO2 de los vegetales.
Por otro lado, algunos árboles emiten a la atmósfera compuestos orgánicos volátiles
(COV), tales como el isopreno y monoterpenos. Estos compuestos son sustancias
químicas naturales de las que se obtienen aceites esenciales, resinas y otros productos
de las plantas; pueden ser útiles en atraer polinizadores o repeler depredadores. Las
emisiones de COV de los árboles varían con las especies, temperatura del aire y otros
factores ambientales y pueden contribuir a la formación de O3 (ozono).
Con respecto al aporte de oxígeno al medio urbano, si bien se suele considerar al
arbolado como un productor valioso de este gas imprescindible para la vida, no es un
beneficio ecológico significativo dada la concentración de alrededor de un 20 % del
mismo en la atmósfera (Nowak et al, 2007).
VII) Reducir significativamente los niveles de ruido. Los árboles pueden disminuir la
contaminación por ruido de cinco maneras diferentes: por absorción, por desviación,
por reflexión, por refracción o por enmascaramiento. En aéreas cercanas a autopistas y
vías de gran tránsito, constituyen una pantalla acústica invalorable. Las hojas y ramas
reducen el sonido transmitido, principalmente dispersándolo, mientras el suelo lo
absorbe. La vegetación también puede ocultar ruidos generando sus propios sonidos,
por el viento que mueve las hojas de los árboles o las aves que cantan en la cubierta
arbórea. Estos sonidos pueden hacer que los individuos estén menos conscientes de los
ruidos ofensivos, ya que el hombre es capaz de filtrar los ruidos indeseables mientras se
concentra en los sonidos más deseables y escuchará selectivamente los sonidos de la
naturaleza más que los sonidos de la ciudad.
VIII) Reducir considerablemente la contaminación atmosférica, ya que fijan además
partículas en suspensión. Los árboles remueven la contaminación de gases del aire,
primariamente tomados a través de los estomas de las hojas, aunque algunos gases son
removidos por la superficie de la planta. Una vez que están dentro de las hojas, los gases
se difunden dentro los espacios intercelulares y pueden ser absorbidos por películas de
agua para formar ácidos o reaccionar en las superficies internas de las hojas. Los árboles
también eliminan contaminación interceptando partículas transportadas por el aire.
Algunas partículas pueden ser absorbidas dentro del árbol, aunque la mayoría de las
partículas interceptadas son retenidas en la superficie de la planta. Las partículas
interceptadas, más adelante pueden volver a estar suspendidas en la atmósfera, lavadas
por la lluvia, o caer al suelo con las hojas y ramillas. En general, la capacidad de la
vegetación urbana para filtrar contaminantes del aire depende en gran medida de una
serie de factores como la humedad del suelo, el índice de área foliar (LAI), el período
foliar, la concentración de contaminantes en la capa de mezcla de la atmosfera, o la
meteorología. Consecuentemente, la vegetación es a menudo solamente un sitio de
retención temporal para las partículas atmosféricas (Nowak et al, 1997; Escobedo et al,
2011). Por otro lado, el diseño de las plantaciones puede interferir en un eficiente flujo
de aire en las alineaciones urbanas y resultar paradójico en cuanto a su función
descontaminante (Vos et al, 2013).
IX) Cumplir diversas funciones de tipo arquitectónico: da privacidad, enfatiza vistas u
oculta aquellas que son desagradables y reduce la luz intensa.
A su vez, por su complejidad y las condiciones a las que se ven sometidos en la ciudad,
pueden generar graves inconvenientes como:
-Interferencia con fachadas de viviendas, aceras, vías y señales de tránsito, luminarias,
etc.
- Daños a bienes o personas ya sea por caídas o fracturas de algunas de sus partes
(ramas, ejes, frutos) si su estabilidad es deficiente debido a defectos como pudriciones,
cavidades, malas prácticas de poda, etc.
- Daños en infraestructuras: levantamiento de aceras, interiores de viviendas, muretes,
pavimentos, etc.
- Excesiva sombra o falta de luz en determinadas posiciones, que puede generar
incomodidad al ciudadano.
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