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FACULTAD DE PSICOLOGÍA, EDUCACIÓN Y RELACIONES HUMANAS

CARRERA: LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA – CUARTO AÑO

COMISIÓN “A” SEDE CENTRAL

CÁTEDRA: Psicología educacional y del aprendizaje

PROFESOR: Melzner, Juan Carlos

ALUMNA: Vigay González, Yaci

ACTIVIDAD: Parcial

AÑO: 2021
Introducción

El presente ensayo trabajara la temática del Autismo, abordándolo y

situándolo desde una teoría psicoanalítica, con los estudios pertinentes que se realizo

sobre el mismo para poder comprender de que hablamos, cuando hablamos de

autismo, que indicadores existen y como es entendido desde el discurso científico.

Luego, se tratará la educación y el autismo, las diferencias que se pueden

presentar con respecto a una escolarización de quien no tiene autismo, con quien si lo

tiene, las estrategias, métodos y sugerencias que plantean los profesionales para

llevar a cabo una pedagogía propicia. Para terminar, se abordará la problemática de

la pandemia y la escolarización, mediante un estudio realizado en Portugal a padres y

niños con autismo.

Desarrollo:

Los Autismos como posiciones subjetivas y el contexto de pandemia.

El autismo, es actualmente también conocido como TEA (Trastorno del

Espectro Autista) categoría que introdujo la versión número 5 del Manual

Diagnostico y Estadístico de los Trastornos mentales, en esta nueva categoría se

encuentran los trastornos de atención, comunicación, hiperactividad, dentro de los

llamados trastornos del neurodesarrollo. Definidos como:

Los trastornos del neurodesarrollo son un grupo de afecciones con inicio en

el periodo de desarrollo. Los trastornos se manifiestan normalmente de manera

precoz en el desarrollo, a menudo antes de que el niño empiece la escuela primaria,

y se caracterizan por un déficit del desarrollo que produce deficiencias del

funcionamiento personal, social, académico u ocupacional. (DSM-V, 2013 p. 33)


El término “Autismo” deviene etimológicamente de Autoerotismo haciendo

referencia al repliegue del sujeto sobre si mismo. En tanto esto se puede notar en la

comunicación y en la interacción social, los chicos autistas pueden tener dificultades

en las relaciones personales, prefieren jugar solos, hablan poco, no señalan ni saludan

con la mano, son muy independientes, pueden tener anomalías en el contacto visual y

corporal, inflexibilidad de rutinas o patrones, rituales de comportamiento, intereses

muy restringidos y fijos, estereotipias motoras, entre otros observables.

Hoy en día, la ciencia moderna trabaja bastante el autismo, principalmente las

neurociencias, las cuales plantean que las bases del autismo son biológicas, pero, aun

no se encuentran dichas bases, no se encuentra un “gen autista”. Tampoco existe un

tratamiento curativo si no, más bien, tratamientos que permiten lograr una mejor

calidad de vida, aunque la mayoría de los pacientes que tienen autismo no acceden a

recibir un tratamiento especializado.

Según la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia del Trastorno en la

actualidad es de uno cada ciento sesenta personas (Lampert- Grassi, 2018). El

psicoanálisis, en contraposición a la mirada biologicista y homogeneizante, busca

que prime la singularidad del sujeto por sobre la universalidad. De esta manera, la

fundación del campo Freudiano plantea al autismo en plural, como “Los Autismos”,

pues la pluralidad es inherente al fenómeno, ya que cada sujeto tiene su manera de

relacionarse con su estructura, de situarse en el mundo y de construir su realidad, no

hay dos personas autistas iguales.

El psicoanálisis no concibe al autismo de forma deficitaria, no lo considera un

trastorno, sino una forma más o menos especifica de estar en el mundo. Incluso,

algunos autores plantean al autismo como una cuarta estructura clínica, distinta de la
neurosis, psicosis o perversión. El autismo entonces, debe ser entendido como una

posición subjetiva, que no totaliza al sujeto.

Esta posición subjetiva permite al sujeto defenderse del Otro y de la angustia

que esto le genera. Esta angustia según Carbonell y Ruiz (2013) es producto de una

falla en el estadio del espejo, en tanto no nacemos con un cuerpo, sino que esta debe

ser construido. Hay un proceso necesario por el que tiene que pasar en donde se

reconoce como unidad después de reconocerse primero en sus semejantes y de dirigir

su mirada al Otro para que lo reconozca. Pero en el autismo esto no sucede, hay

dificultades para reconocerse como unidad corporal, para identificarse con su imagen

especular.

Ocurre una detención en el proceso de alienación, rechaza alienarse al Otro

del lenguaje, “este rechazo se justifica por la gran angustia que generaría para dicho

ser el esclavizarse al Otro.” (Cabrera, 2020, p.23) Por eso la importancia de la

elección: en el autismo no deja de haber elección, el autista elige al vacío antes que al

Otro.

Y esta defensa ante la angustia que se presenta por un Otro, es un constante,

esto se puede observar en la búsqueda de rutinas que sean inmutables, en el uso

literal del lenguaje y en este mundo de signos que están pegados a sus referentes.

Hay una sobre selectividad del estímulo, esto se debe a que el niño autista se siente

más seguro ante estímulos e información local ya conocida. La posición subjetiva del

sujeto autista, resiste a todo método reeducativo, ya que hay un encapsulamiento

hacia situaciones y saberes que ya se conocen.

Es por ello que para la educación de quienes cuentan con autismo se planteó

el método ABA y el TEACCH. El método ABA consiste en un método especifico de


enseñanza para alumnos con dificultades de aprendizaje. Se establece una

programación específica y personalizada. El TEACCH es otro método, el cual

consiste en apoyo visual, tareas y actividades anticipadas, rutinas flexibles y todo

ello en un tiempo controlado para evitar frustraciones.

Hay una creencia errónea de que el autismo es un mal que debe ser corregido

pero el autismo no es algo que se padece, como se mencionó anteriormente, es una

forma de estar en el mundo. Si, sufren, se angustian, como cualquier otro sujeto y se

resguarda de ello mediante ciertas acciones. De hecho, muchos relatos de autistas

hacen mención de que están contentos con tener autismo, ya que eso de alguna

manera los ampara ante la angustia del encuentro con otro. Encontraron en el

autismo una manera de estar en el mundo, así como también de defenderse de él.

El psicólogo educacional deberá estar en favor de estas acciones y no en

contra. No es la idea dejarlos sin su coraza, sin protección, sino que se sientan

acompañados, sin claro está, invadirles sus espacios. El tratamiento más adecuado

para los niños autistas se puede generar en instituciones que conozcan su

funcionamiento subjetivo y se organicen en función de este, acogiéndolos sin

someterlos a un estándar supuesto o esperable de un desarrollo típico. Vale aclarar

que las personas autistas pueden variar ampliamente en el coeficiente intelectual, está

de más decir que no es propicio anclarlos en un supuesto de que “no pueden” o de

que “cuentan con un coeficiente bajo”.

También, El portavoz de Aleph (Asociación Libre para la Educación

Personalizada y Humana de los Trastornos del Espectro Autista) señalo que la

inclusión social de los niños autista es posible, entendiendo a esto como un proceso

en el cual se combinan la educación en un aula estable, pero que también pueden

asistir a clases ordinarias.


Es decir, los niños reciben sus clases normalmente, con uno o más profesores

especializados en el tema, pero que además pueden compartir tareas comunes con

otros alumnos que no tienen autismo y de ser necesario estarán acompañados de un

profesional, la idea es que no se los encasille en “no pueden sociabilizar” sino que se

vaya generando un proceso en el que de a poco puedan integrarse y relacionarse con

otros niños.

Otros expertos plantean que la integración de niños autistas en la sociedad se

puede lograr mediante la escolarización por lo que se considera apropiado y

enriquecedor que vayan a centros ordinarios con la ayuda de un profesional

especializado, y no en colegios especiales.

¿Qué paso durante la pandemia con los niños autista y su educación en casa?

Debido a la pandemia, se tomaron medidas como el cierre de las escuelas

para prevenir la prolongación del virus. Pero estas medidas tuvieron un impacto

significativo en muchas familias. Y, como se mencionó anteriormente, a los niños

autista se les dificulta el cambio de rutinas. Esto si bien genero una variación en la

cotidianidad de todos, no todos contaron con las mismas herramientas para hacerles

frente.

En un estudio de Portugal sobre el “impacto de Covid-19 en niños con

trastorno del espectro autista” durante abril de 2020, realizado con niños autista y

padres de niños autistas, se planteó que no solo los primeros tuvieron un gran

impacto psicológico durante la pandemia, sino que también sus cuidadores.

La mayoría de los padres informaron un impacto negativo en el manejo de las

emociones, con un incremento significativo de la ansiedad. Estos se preocuparon por


mantener las rutinas, distribuir tareas y brindar nuevas experiencias a sus hijos,

tratando de reducir en sus posibilidades el impacto negativo de la cuarentena.

Durante la pandemia varias organizaciones como la Organización Mundial de

la Salud y Unicef brindaron orientaciones para ayudar a las familias con el manejo

del estrés. Asimismo, Antonio Narzisi psicólogo clínico, especialista en estos temas,

sugirió consejos para padres y cuidadores de niños con TEA para manejar esta

situación, como hacer para explicarle al hijo que es el Covid-19, como estructurar las

actividades diarias, como mantener el contacto con la escuela, entre otras cuestiones.

Conclusión:

Luego de la investigación y la recopilación de trabajos realizados sobre la

temática de Autismo, pude dar cuenta de que falta mucho aun para poder comprender

la base del autismo, es decir, el porque se genera, así como también como tratarlo. Y

principalmente, lo que nos compete en esta área, el rol del psicólogo educacional.

Muchos han caído en reducirlo a un mero diagnóstico, a clasificaciones y

actitudes esperables, a verlo como un padecimiento, como el cual no se puede

comunicar, no puede sentir y hasta incluso que tiene un coeficiente intelectual bajo.

Pero, nada de esto es así, habría que preguntarnos a quienes les sirve universalizar la

causa y homogeneizar a los sujetos con TEA.

En contraposición a esto, el Autismo debería ser denominado como Los

Autismos, dando cuenta de que la pluralidad es inherente al fenómeno, ni un sujeto

se relaciona de igual manera con su estructura que otro. Y, ante todo es menester

poder concebir al autismo no como un trastorno, ni como un déficit, sino como una

manera que encontró el sujeto de estar en el mundo, como una posición subjetiva.
Bibliografía:

Amorim, R., Catarino, S., Miragaia, P., Ferreras, C., Viana, V., & Guardiano, M.

(2020). Impacto de la COVID-19 en niños con trastorno del espectro

autista. Rev. neurol.(Ed. impr.), 285-291.

Álvarez, P. & Tendlarz, S. (2013). ¿Qué es el Autismo? Infancias y Psicoanálisis.

Buenos Aires: Colección Diva.

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013) Manual diagnóstico y estadístico de los

trastornos mentales (DSM- V).

Cabrera, C. (2020). Autismo y psicoanálisis: un enfoque que busca rescatar al sujeto

en su singularidad.

Carbonell, N & Ruiz, I. (2013) No- todo sobre el Autismo. Barcelona: Gredos

Freud, S. (2015) El malestar en la cultura (1930) en J.L. Echeverry (Traduc.) Obras

escogidas de Sigmund Freud, Buenos Aires: Amorroutu.

Lampert-Grassi, M. (2018) Trastorno del Espectro Autista. Epidemiología, aspectos

psicosociales, y políticas de apoyo en Chile, España y Reino Unido,

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Asesoría Técnica Parlamentaria

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