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LORETO – PERÚ
2022
Universidad Nacional de la Amazonía Peruana
Ensayo:
Gestión Integrada de los Recursos Hídricos en el Perú y en tres países de
Sudamérica.
Sistema Nacional de gestión de los Recursos Hídricos en el Perú.
Presentado por:
Chalco Guerra, Catherine
Año Lectivo:
2022
Iquitos – Perú
RESUMEN
Este articulo evalúa la gobernanza de los recursos hídricos a diferentes niveles, incluidas las escalas
internacionales, nacional, de cuenca, provincial y metropolitana, con el objetivo de identificar las
características principales y las brechas del sistema multinivel existente. Sobre la base de esta
evaluación, el articulo destaca los obstáculos relacionados con la cooperación entre los niveles de
gobierno, planificación del agua y gestión de cuencas, y concluye con recomendaciones de políticas
para enfrentar mejor los desafíos del agua frente al cambio climático.
Además, nos una perspectiva con relación a las diferentes actuaciones que se ejecutan en los
diferentes gobiernos de cada país, pero con el único fin de preservar el recurso natural, el agua.
También nos permitirá conocer, que a nivel de Sudamérica existe una conexión directa con respecto
a los recursos hídricos, ya que se encuentran ligados entre sí, y mediante acuerdos internacionales
y entidades dedicadas a poner énfasis y desarrollar metodologías eficientes para las diferentes
actividades que se realizan al hacer uso de los recursos hídricos.
INTRODUCCIÓN
Los recursos hídricos están sometidos a presiones humanas de una manera cada vez menos
sostenible, y los efectos del cambio climático en el entorno hídrico se están intensificando.
Lamentablemente, el mundo no está bien encaminado para lograr una gestión sostenible del agua
y el saneamiento (ODS 6) para 2030. Actualmente, 2.200 millones de personas carecen de acceso al
agua potable, 4.200 millones carecen de acceso a saneamiento seguro, 2.300 millones viven en
países con estrés hídrico y únicamente 24 de 153 países tienen arreglos operacionales para sus
aguas transfronterizas. Además, la contaminación de las aguas va en aumento y los ecosistemas de
agua dulce se están deteriorando rápidamente. Asimismo, aumenta la demanda de agua para poder
alimentar a las poblaciones en crecimiento, cubrir las necesidades energéticas crecientes, dar
servicio a las zonas urbanas en expansión y satisfacer las necesidades industriales.
En pro de la sostenibilidad de nuestro desarrollo, urge realizar mejoras en la manera en que usamos
y gestionamos el agua. Abordar la complejidad de las crecientes demandas enfrentadas y la presión
sobre los recursos hídricos implica la realización de acciones concertadas en marcos financieros,
jurídicos y de políticas, una gestión transparente de los datos y la información, y la planificación
entre múltiples partes interesadas en todos los sectores y a todos los niveles. En otras palabras, es
evidente la necesidad de implementar la GIRH —tal y como lo evalúa el indicador 6.5.1 de los ODS—
a fin de encontrar un equilibrio entre las demandas enfrentadas, de índole social, económica y
medioambiental, y las repercusiones en los recursos, al tiempo que trabajamos para lograr objetivos
más amplios de desarrollo sostenible y resiliencia climática.
En la actualidad, no existe políticas estables y consistente sobre los recursos hídricos, o quizá si haya,
pero con la diferencia que por parte de las autoridades competentes actúan de manera pasiva.
ARGENTINA
Argentina tiene una importante variabilidad climática por ser un país de gran extensión latitudinal
y junto a la variación de altimetría componen estas variaciones en el clima tropical. Con relación a
la Gestión de sus Recursos Hídricos se incluye la formulación y la implementación de políticas, la
gestión operativa, el financiamiento y la regulación. En la práctica esto significa que el Gobierno
Nacional puede establecer una política, estrategia, programa o plan nacional de agua, pero necesita
el apoyo de las provincias para implementarlo.
Actualmente no existe una ley o código de agua a nivel nacional para la gestión de recursos hídricos
o la prestación de los servicios de agua. La Ley 25.688 de 2002, “Régimen de gestión ambiental de
las aguas”, creó los comités interjurisdiccionales de cuencas hidrográficas para promover la gestión
ambiental sostenible de las cuencas interprovinciales. Esta ley fue objeto de numerosas críticas por
parte de la mayoría de las autoridades provinciales del agua. Las provincias afirmaron que la ley
solapaba con competencias provinciales que no habían sido delegadas al Gobierno Nacional, como
la institucionalización de cuencas fluviales, el manejo de los recursos naturales, el desarrollo de
instituciones locales y la planificación y gestión del agua (Pochat, 2005). En consecuencia, hasta la
fecha la ley de 2002 no se ha aplicado plenamente.
Nivel nacional
El Consejo Hídrico Federal (COHIFE) se creó en 2003 para promover una implementación coherente
de la visión establecida en el Acuerdo Federal del Agua de 2003. COHIFE está compuesto por la SIPH
y representantes de los ministerios / secretarías / autoridades a cargo de los recursos hídricos de
las 23 provincias y CABA. La función del COHIFE es proporcionar una plataforma para intercambiar
ideas y experiencias, especialmente entre provincias que no forman parte de una misma cuenca.
Nivel internacional
Argentina comparte recursos hídricos con sus países vecinos (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y
Uruguay), con diversos acuerdos institucionales:
Instituciones establecidas para gestionar asuntos del agua a nivel de cuenca o subcuenca: Comité
de Coordinación Intergubernamental de la Cuenca del Plata (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y
Uruguay), Comisión Administrativa Binacional de la Cuenca Baja del Río Pilcomayo (Argentina y
Paraguay), Comisión Binacional para el Desarrollo de la Cuenca del Alto Río Bermejo y el Río Grande
de Tarija (Argentina y Bolivia), Comisión Trinacional para el Desarrollo de la Cuenca del Río
Pilcomayo (Argentina, Bolivia y Paraguay).
El uso de instrumentos económicos varía según las jurisdicciones: algunas provincias no cobran por
la extracción de agua o por la contaminación, otras cobran de acuerdo con el uso del agua o la
categoría de usuarios, y algunas aplican, en cierta medida, el principio de quien contamina paga. Es
común tener tarifas para ciertos usos industriales, como las actividades petroleras, mientras que
otras categorías de usuarios no pagan por el uso de la extracción de agua y la contaminación. Los
irrigadores pagan un “canon” expresado en una tarifa anual por hectárea, bajo el concepto de
propiedad de tierra irrigada.
Un avance significativo a fin de guiar eficazmente la toma de decisiones relacionadas con el agua en
Argentina consistiría en establecer una plataforma para recopilar datos de las provincias de manera
armonizada y debatir y decidir sobre un conjunto común de indicadores que puedan servir para
establecer un sistema de información de los recursos hídricos. La Red Hidrológica Nacional (RHN)
sería un buen punto de partida ya que recopila datos relacionados con la hidrología y cuenta con la
participación de algunas provincias. En primer lugar, la RHN podría producir más datos e
información socioeconómicos relacionados con los instrumentos económicos, el precio del agua
según los usos del agua, la producción agrícola y el uso del agua, el análisis económico sobre el
impacto de las decisiones relacionadas con el agua, las inversiones en la infraestructura del agua,
etc. En segundo lugar, podría desglosar datos e información a diferentes escalas y niveles de
gobierno (cuencas interjurisdiccionales, provincias, cuencas provinciales y municipios). En tercer
lugar, podría proporcionar datos e información en tiempo real que puedan guiar las actividades de
las partes interesadas en el agua.
COLOMBIA
Actualmente Colombia tiene una política para la GIRH, de 2010 y que se encuentra en
implementación. Sin embargo, el grado de implementación es aún inicial. Por ejemplo, el proyecto
de ley de aguas excluye el 50% del territorio nacional con cuencas compartidas. Si bien la legislación
vigente incluye los principios de la GIRH, ésta es aún dispersa y muy variada, y requiere articulación
transversal.
Se puede afirmar que el tema es una prioridad, dadas las enormes pérdidas que ha sufrido el país
por la llamada ola invernal (fenómeno de la Niña) que ha mantenido bajo lluvias continuas y por
encima de máximos históricos de precipitación al territorio nacional por catorce meses. Existe una
sensibilización grande en la opinión pública nacional, frente a la necesidad de replantear de fondo
el enfoque y manejo de los recursos hídricos.
Se formuló la Política Nacional para la gestión del recurso Hídrico en 2010, como producto de una
serie de eventos que logran: (i) retroalimentar el diagnóstico elaborado como soporte para la
formulación de la política; (ii) priorizar la problemática de la GIRH en cada uno de los temas clave
trabajados en los talleres; y (iii) formular propuestas de objetivos, metas, estrategias y líneas
generales de acción en cada temática para la política.
Experiencias en procesos de capacitación
ECUADOR
En términos de políticas de agua está aprobada en primera instancia una nueva ley de aguas con
énfasis muy fuerte en GIRH, se la considera una prioridad y actualmente se está discutiendo un Plan
Hídricos Nacional.
Los aspectos legislativos también son una prioridad y la Constitución del 2008 refleja muy
claramente principios, políticas y estrategias para implementar GIRH. Pese a contar con el marco
general en la Constitución, la ley de aguas se encuentra en instancia de debate. Este debate ha
favorecido un alto grado en la participación de los grupos de interés. Así mismo, los principios que
fueron incorporados en la Constitución también favorecen una alta inclusión de estos grupos,
incluyendo aspectos de género y sectores vulnerables. A pesar de esta favorable tendencia, el grado
de necesidades de capacidades se considera alto, justamente para la continuidad y efectividad de
estas instancias.
Las instituciones están mucho más relegadas y aún lejos en condiciones de implementar una GIRH.
Se ha iniciado un proceso de descentralización y descentralización de la Secretaria Nacional del
Agua, con visión de cuenca hidrográfica. En este plano quedan pendientes mejoras en los procesos
de transparencia y rendición de cuentas. Similar al punto anterior, es necesario fortalecer las
capacidades sobre los mecanismos de participación y los marcos jurídicos para darle efectividad a
los principios que han sido reconocidos.
Las necesidades prioritarias de capacitación están en Técnicos de la Secretaria Nacional del agua,
políticos y asesores políticos de gobierno central y de gobiernos autónomos, e instituciones
gubernamentales y no gubernamentales ligadas a la gestión del agua.
Las interrelaciones entre el campo y la ciudad han planteado nuevos retos en el direccionamiento
de políticas y estrategias para la GIRH, es necesario partiendo de esta realidad –una región
mayoritariamente asentada en núcleos urbanos- capacitar a técnicos, políticos y tomadores de
decisiones en nuevas e innovadoras formas de gestionar los recursos hídricos en nuestra región.
Temas como cambio climático, inequidades económicas, democracia, participación son necesarios
abordar desde un modelo de capacitación moderno que busque aprendizajes significativos.
Experiencias en procesos de capacitación
El SNGRH articula las acciones de todos sus integrantes para implementar, supervisar y evaluar, a
través de la Autoridad Nacional del Agua, el cumplimiento de la Política y Estrategia Nacional de
Recursos Hídricos y del Plan Nacional de Recursos Hídricos, en los distintos niveles de gobierno, con
la participación de los usuarios de agua organizados, comunidades campesinas, comunidades
nativas y entidades operadoras de infraestructura hidráulica, tomando como unidades de gestión
las cuencas hidrográficas del país.
El Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos desarrolla sus políticas en coordinación con
el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Energía y Minas, el
Ministerio de Salud, el Ministerio de la Producción y el Ministerio de Vivienda, Construcción y
Saneamiento, así como con los gobiernos regionales y gobiernos locales, dentro del marco de la
política y estrategia nacional de recursos hídricos.
Son instrumentos de planificación del Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos los
siguientes:
El Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos es parte del Sistema Nacional de Gestión
Ambiental y tiene por finalidad lo siguiente:
a) Asegurar la gestión integrada, participativa y multisectorial del agua y de sus bienes asociados,
articulando el accionar de las entidades del sector público que ejercen competencias, atribuciones
y funciones vinculadas a dicha gestión, así como el accionar de todas las personas naturales y/o
jurídicas.
d) Articular las acciones de los integrantes del Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos
para la gestión integrada de recursos hídricos conforme a la Ley y al Reglamento.
El Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos está conformado por el conjunto de
instituciones, principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos mediante los cuales el
Estado desarrolla y asegura la gestión integrada, participativa y multisectorial, el aprovechamiento
sostenible, la conservación, la preservación de la calidad y el incremento de la disponibilidad de los
recursos hídricos.
1. La Autoridad Nacional;
2. los Ministerios del Ambiente; de Agricultura; de Vivienda, Construcción y Saneamiento; de
Salud; de la Producción; y de Energía y Minas;
3. los gobiernos regionales y gobiernos locales a través de sus órganos competentes;
4. las organizaciones de usuarios agrarios
5. las organizaciones de usuarios no agrarios;
6. las entidades operadoras de los sectores hidráulicos, de carácter sectorial y multisectorial;
7. las comunidades campesinas
8. las comunidades nativas; y
9. las entidades públicas vinculadas con la gestión de los recursos hídricos.
También forman parte del Sistema Nacional de Gestión de los Recursos Hídricos los:
Proyectos especiales;
Los proyectos especiales hidráulicos e hidroenergéticos regionales, nacionales y
binacionales;
Las autoridades ambientales competentes;
Las entidades prestadoras de servicios de saneamiento;
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología; y
La Autoridad Marítima del Perú
Entidades del sector público cuyas actividades o acciones estén vinculadas a la gestión de
los recursos hídricos.
En 2001, más de la mitad de los peruanos (54,8%) vivía en situación de pobreza, mientras que los
pobres extremos alcanzaban el 24.4%. La población afectada por esta realidad se encontraba
mayormente en centros rurales, urbanos menores y urbanos marginales. Con respecto al recurso
agua, la pobreza de estos sectores se reflejaba en la carencia de un sistema adecuado de drenaje y
en las elevadas tasas de contaminación de las aguas que utilizan (afectadas por la industria minera,
petrolera, agroquímica y los residuos domésticos). El acceso al agua es un indicador fundamental
para medir el desarrollo humano de una población. Hasta la fecha, el único sector preocupado por
aliviar la pobreza relacionada con el agua ha sido el de agua potable y saneamiento, aunque las
estrategias de acción sólo se han concentrado en la ampliación de la cobertura. De otro lado, los
derechos de agua tradicionales de los pueblos indígenas y poblaciones minoritarias no tienen como
soporte una adecuada legislación; ello hace que muchas veces se contamine la única fuente de agua
a la que tienen acceso, sin mayor oportunidad de reclamo.
Contaminación de ríos y mares En los últimos cincuenta años, los ríos de nuestro país han sido
principalmente contaminados por la minería, la industria y las diferentes poblaciones que se han
ubicado en sus márgenes. Pero no sólo los ríos se encuentran contaminados, también parte de
nuestro litoral. La contaminación del agua se produce de forma directa a través de acequias, ductos
y desagües. Se calcula que el 86% de los vertimientos domésticos no reciben ningún tipo de
tratamiento y aproximadamente 20 millones de metros cúbicos de estas descargas van a parar al
mar. En la costa peruana, 16 de los 53 ríos que la cruzan transversalmente se encuentran
contaminados con diversos tipos de vertimientos y efluentes mineros, industriales y domésticos. De
estos, el río Rímac –la principal fuente de agua de Lima- es el más contaminado, por la elevada
cantidad de residuos de metales, principalmente, plomo, hierro, y manganeso, que comprometen
a toda la cuenca. A su vez, el mar peruano se ve afectado principalmente por la industria de la harina
y aceite de pescado.
Esta industria suelta líquidos que tienen un alto contenido de materia orgánica. Estas emisiones, al
llegar al mar, consumen oxígeno en el agua para descomponer su contenido de materia orgánica,
ocasionando la muerte (varazón) de peces y otros organismos marinos. Una adecuada gestión del
agua debe implementar estrategias que prevengan, controlen y reduzcan las sustancias peligrosas.
¿Qué deben tener en cuenta estas estrategias? La prevención de la contaminación de las fuentes de
agua, el principio preventivo y la concesión de licencias para descargar aguas residuales otorgadas
por las autoridades competentes de amplia y efectiva aplicación. En varios países industrializados,
así como algunos países en vías de desarrollo, es una práctica común basar los límites para la
descarga de sustancias contaminantes y/o peligrosas en la mejor tecnología posible disponible a
nivel de la situación del país o región.
Para estimar el valor del agua se ha utilizado un enfoque productivo, obviándose su valor ecológico,
ambiental y social. Esta visión productiva no se ha visto acompañada de un estudio económico que
la avale, lo que ha dificultado la aplicación de un análisis económico a la planificación y gestión de
este recurso. Ahora ya no podemos seguir soslayando este aspecto, necesitamos evaluar
económicamente los costos y beneficios del uso del agua en diversos sectores (agrario, industrial y
de servicios). El agua deja de ser un bien natural para convertirse en uno económico cuando ofrece
suficiente grado de regulación, de acuerdo con el correspondiente tipo de aprovechamiento.
Su valor económico cambia en la medida que la acción del hombre mejora su disponibilidad y
regulación. De este modo, este recurso no se encuentra sólo a merced de la naturaleza, sino que lo
administra el hombre. El agua, como todo bien económico, tiene un precio. Pero éste no tiene que
ser necesariamente un precio de mercado, puede tener el carácter de pura renta de escasez análoga
a la renta de la tierra, o al cálculo de lo que se invierte en convertir el recurso natural agua en
disponibilidades reguladas, útiles para alcanzar los objetivos fijados respecto a su utilización. El
problema ahora es establecer su precio y el papel que, en tal caso, desempeña en la actividad
económica.
En el Perú, así como en varios países de Latinoamérica, la gestión del agua ha sido concebida desde
una perspectiva tecnócrata que desconoce en la asignación de recursos la realidad geográfica,
política, social e institucional del país.
Asimismo, si bien se ha dado gran énfasis a la inversión en proyectos hidráulicos, estos no han sido
enfocados desde una perspectiva integral sino más bien sectorial. Como consecuencia, los sectores
usuarios del agua, al estar desarticulados, asumen que ésta les debe ser ofertada gratuitamente y
que ninguno de ellos es responsable de su conservación, protección, superación o preservación.
Otro de los problemas relacionados al gobierno del agua en el Perú es la inexistencia de un marco
institucional que regule la gestión del agua como recurso natural de uso multisectorial.
Las instituciones responsables actúan sin la coordinación necesaria que demanda el manejo,
conservación y preservación de los recursos hídricos. Y aunque la Ley General de Aguas señala que
el Ministerio de Agricultura es el encargado de la asignación del agua para sus diferentes usos, no
considera la participación del sector privado en su gestión (la administración del agua en el país
recae en la Intendencia de Recursos Hídricos, subordinada al Instituto Nacional de Recursos
Naturales (Inrena), un organismo descentralizado del Ministerio de Agricultura.
A estas limitaciones institucionales, que dificultan cada vez más la implementación de una política
nacional del agua, se suman las grandes vallas impuestas por el desconocimiento de la población de
la gran importancia que tiene este recurso en el desarrollo humano. De este modo, la poca
preocupación del hombre con relación a ella, existente únicamente cuando nota su escasez, se
constituye en otro de los factores que explican por qué la gestión del agua en el Perú ha sido
manejada de manera ineficiente, sin planificación y sin objetivos de largo plazo.
La necesidad de forjar una cultura del agua, que apueste por la optimización del uso de este recurso
escaso, implementando estrategias que propicien su obtención, distribución, desalojo, limpieza y
reutilización, resulta entonces fundamental para iniciar un trayecto sostenible hacia la instauración
de una gestión integrada de este recurso vital para la población.
CONCLUSIÓN
Para aumentar la eficiencia en el uso del agua en sus diferentes fases de distribución y consumo se
deben definir políticas, promover instituciones, incorporar el planeamiento estratégico para su
gestión y promulgar las leyes que sean necesarias. En muchos países, los gobiernos centrales están
transfiriendo la responsabilidad de la gestión de los sistemas de riego a empresas privadas y a
asociaciones locales de usuarios. El objetivo fundamental de la gestión del agua es optimizar su uso
en toda la cuenca hidrográfica, de forma que todos los usuarios tengan acceso al agua que necesitan,
pero asimismo se plantean como objetivos mantener la calidad, evitando su contaminación.
Una buena gestión del agua debe plantear una serie de intervenciones que cuiden la calidad de la
misma, hacer un uso eficiente, prevenir la contaminación y proteger nuestros ríos, lagunas,
humedales, embalses y acuíferos, patrimonio de las generaciones futuras.
Con respecto a la Gestión de los recursos hídricos a nivel de América Latina, se formó acuerdos
internacionales, creación de entidades competentes con principios y con el propósito de realizar la
adecuada Gestión de los recursos hídricos, y posteriormente desarrollar el manejo óptimo de los
mismos. Pero, existe un desinterés por parte de las autoridades de cada gobierno en relación a los
efectos que pueden causar el deficiente manejo de y el uso del agua para su consumo como también
para las actividades productivas que realizan la población y las industrias, haciendo uso de este
recurso sin visualizar en un futuro la gravedad que genera la contaminación y la demanda que en
unas décadas más adelante, no se abastecerá.
Es por ello que la Gestión Integrada de los Recursos Naturales, no solo se basa en la implementación
de normas o leyes, sino en el compromiso de la población, las industrias juntamente de la mano con
los gobiernos de cada país, buscando el soporte, el bienestar colectivo y el cuidado de los diferentes
recursos naturales en general, para que las generaciones actuales y futuras puedan ser partícipes
de los servicios ecosistémicos que nos brinda.
Referencias Bibliográficas:
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Bérnex Nicole. “La gestión de los recursos hídricos en el Perú”. Directora Académica del Centro de
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