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Introducción

Existen otras áreas del conocimiento que aportan visiones distintas sobre el estilo de

vida, como la medicina y la psicología. En los abordajes sociológicos se expresa

que los estilos de vida se eligen con base en el contexto y la capacidad de

adquisición que tenga el individuo; por su parte, la medicina le da una orientación

epidemiológica y la psicología un enfoque conductual , por lo tanto los estilos de

vida sanos o insanos eran por voluntad propia del individuo, lo que dio lugar a

pensar que las instituciones de salud no eran las únicas responsables del estilo de

vida de las personas.

Desde la psicología, los estilos de vida se entienden como comportamientos que

pueden ser modificados, los cuales pueden sufrir cambios en dos niveles: individual

y grupal.

“promoción de la salud” en el que se estimaba la importancia de la influencia de las

conductas humanas. Sus precursores Laframboise, Mark Lalonde y Alan Dever,

sugirieron que la salud se daba como resultado de la interacción de un conjunto de

factores agrupados en cuatro categorías: el estilo de vida, el medio ambiente, el

sistema de salud y la biología humana (Dever, 1991).

A continuación se presentan algunas de las teorías psicológicas, que pueden ser

utilizadas para orientar las acciones en la generación de estilos de vida saludables..

LOS ESTADIOS DEL CAMBIO

Antes de centrarse en el cambio comportamental, el psicólogo debe hacer frente a

un reto todavía más complejo: el cambio motivacional. Este paso debe anteceder

siempre a la intervención propiamente dicha porque es más fácil que cambien


aquellas personas que están dispuestas a cambiar. Es importante conocer en qué

estado motivacional se encuentra el paciente para saber si es factible pedirle un

cambio de comportamiento o si todavía se está en una fase prematura.

Prochaska y DiClemente en su modelo de los estadios de cambio identificaron 6

etapas que simbolizan 6 realidades por las que cualquier persona pasa en un proceso

de cambio. Este modelo, que inicialmente se planteó en el contexto del tabaquismo,

ha demostrado ser constante en cualquier tipo de proceso de cambio de un

problema, tanto un cambio realizado por uno mismo como un cambio realizado con

la ayuda de un terapeuta. pueden verse las 6 etapas del modelo:

Precontemplación: La persona todavía no ha considerado que tenga un problema o

que necesite introducir un cambio en su vida. En consecuencia, no suelen acudir por

cuenta propia a terapia.

Contemplación: La persona considera y rechaza el cambio a la vez, se siente

ambivalente. Aunque es consciente del problema, la balanza que recoge los motivos

para cambiar y los motivos para continuar igual está muy equilibrada.

Preparación: También llamada etapa de “Determinación”. La persona está

motivada hacia el cambio, lo que para el terapeuta supone un período ventana para

aconsejar el recurso terapéutico más beneficioso. En caso de no conseguir que la

persona avance a la etapa de “Acción”, ésta retrocederá a la etapa anterior.

Acción: La persona se implica en acciones que le llevarán a un cambio, por lo que

el objetivo es cambiar el problema que se desea resolver.


Mantenimiento: Se intenta mantener en el tiempo el cambio conseguido en la etapa

de “Acción” y prevenir recaídas.

Recaída: La persona vuelve a realizar el comportamiento que había cambiado o

estaba en proceso de cambiar. Tras esto, el sujeto vuelve a una etapa anterior; es

labor del terapeuta motivar y consolar al paciente para que la regresión se dé en una

etapa lo más cercana posible a la acción.

Cabe destacar algunas observaciones al modelo. En primer lugar, estas etapas de

cambio suelen representarse mediante una rueda para simbolizar el hecho de que la

persona “gira” varias veces alrededor del proceso antes de conseguir un cambio

estable. Por otra parte, el modelo considera las recaídas como un evento normal en

el proceso de cambio, incluso suele decirse a los pacientes que cada recaída “acerca

un paso más hacia la recuperación completa”. No se intenta con esto fomentar las

recaídas, sino motivar al paciente a que siga con su proceso de cambio.

Este modelo es clave puesto que le da un papel esencial a la identificación del

estadio en el que se sitúa la persona , ya que esto va a determinar qué estrategias

debe utilizar . Las primeras etapas requieren técnicas de corte motivacional mientras

que en fases posteriores se aplicarán técnicas cognitivo-conductuales para conseguir

el cambio.

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